jueves, 29 de diciembre de 2016

Nocturnal Animals (Animales Nocturnos) de Tom Ford

Tom Ford



La segunda película del ex diseñador de moda, Tom Ford (A Single Men), ganadora del Gran Premio del Jurado en el Festival de Venecia 2016, es hasta ahora su mejor película, y me ha encantado. Ford, quien desde su ópera prima mostró grandes destrezas y un estilo muy marcado con una narrativa llena de matices, elegancia y sutileza, acá sigue expandiendo y mejorando ese estilo, alcanzando nuevas cumbres.



Amy Adams


En esta ocasión, en un thriller apasionante, emocionante e intrigante de principio a fin, con un guión escrito por el mismo Ford, en una adaptación de la novela de Austin Wright. Con una curiosa y original estructura narrativa, acorde a la historia orignal. Una mujer de clase alta, casada y triste, Susan Morrow, recibe un día el manuscrito de la primera novela de su ex esposo, próxima a salir, y que además le ha dedicado a ella.



Amy Adams


La trama transcurre entre la vida de Susan, quien lee el manuscrito con apasionamiento mientras recuerda su propia historia con su ex marido, y la historia de la novela, que está sutilmente ligada a la vida de ella y de su pasado. Un ejercicio interesante, pero sobre todo un gran manejo del tiempo y del nervio, que mantiene al espectador expectante en cada segundo.



Amy Adams


La película tiene una gran dirección, fotografía, diseño de producción, y excelentes actuaciones por parte de todo el elenco, destacando a Amy Adams, Jake Gyllenhaal, Aaron Taylor-Johnson y Michael Shannon, con otros secundarios de lujo como Laura Linney y Armie Hammer, completan un excelente elenco.



Aaron Taylor-Johnson



Es una historia sobre el amor, el desamor, la venganza, la creación literaria, la imaginación, los miedos, el pasado y sus heridas. Toda la historia sigue el estilismo del director, y deja un muy buen sabor en la boca sobre sus próximos proyectos. Una de las películas del año. Imperdible. 

8/10








domingo, 25 de diciembre de 2016

Allende mi abuelo Allende (Marcia Tambutti Allende)

Marcia Tambutti Allende



Estupendo documental. Dirigido por la nieta de Salvador Allende, Marcia. El documental, que incluso tiene un título curioso: "Más allá de mi abuelo Allende", porque Allende en el diccionario significa "Más allá". Es un repaso y especialmente un cuidadoso e íntimo descubrimiento de la directora y del espectador sobre la vida íntima del presidente chileno, el primero socialista, que fue derrocado por el ejército, y la dictadura de Augusto Pinochet en 1973.



Crítica del documental Allende mi abuelo Allende


Muestra el dolor y el drama de la familia Allende, que fue desterrada y maltratada, y como su nieta de forma cuidadosa realiza entrevistas a sus tías y a su abuela, quienes en sus silencios y sus miradas, ocultan pero esbozan el sufrimiento que no quieren recordar.



Crítica del documental Allende mi abuelo Allende


Allende, en el documental, es una reconstrucción y un descubrimiento, y es retratado con sus virtudes y defectos, desde un punto de vista, que no se sesga ni se politiza. Es la reconstrucción de la imagen de un ser humano. La familia que perdió sus propios álbumes familiares en el destierro, y que han sido rescatados por las investigaciones de la nieta y directora. Por todo esto, me parece un excelente documental, con hermoso tratamiento, que se presenta como un mismo álbum familiar, con el que termina el filme. Un álbum que se ha reconstruido, pero que guarda el dolor y la esperanza del pasado.

8/10


Trailer de Allende mi abuelo Allende





miércoles, 14 de diciembre de 2016

La Tortue Rouge (The Red Turtle) de Michael Dudok de Wit

Michael Dudok de Wit



Es el primer largometraje animado del reconocido animador holandés, ganador del Oscar a Mejor cortometraje de animación por su bello corto "Padre e hija". En esta ocasión, apoyado por el mítico Studio Ghibli, y con el maestro Isao Takahata en la producción. La película, como me lo esperaba es una verdadera joya. El director realiza una pequeña obra de arte y de artesanía, utilizando la animación tradicional (un gran acierto), pero con un cuidado y precisión en los dibujos y su composición, que logra trasmitir mayor realismo que muchas películas animadas con mayor presupuesto, y que incluso filmes de ficción en sus secuencias.



Crítica de la película La Tortue Rouge (The Red Turtle)


Además, la película cuenta con cero diálogos, por lo que todo el peso recae en la imagen y la composición visual y pictórica, además de sonidos naturales y la música. Todo en el filme es sencillo y minimalista, incluso la historia, PERO, aunque el argumento luzca sencillo, posee un gran trasfondo filosófico, y una dimensión de esencia bíblica y épica.



Crítica de la película La Tortue Rouge (The Red Turtle)



En síntesis, es una bella fábula sobre la vida, sobre los seres humanos en todas sus etapas, sobre su relación y armonía con la naturaleza, y el paso inexorable del tiempo. Es de una belleza visual impresionante, hipnótica y altamente conmovedora. Un deleite y un regalo para nosotros mismos. Aunque toda es bella y memorable, hay unas escenas que se quedarán contigo, como la de parte de la infancia o el enamoramiento, que contienen una delicadeza, una musicalidad, una sutileza y belleza arrebatadora.  

8.5/10


Trailer de La Tortue Rouge





lunes, 5 de diciembre de 2016

Oona y Salinger (Frédéric Beigbeder)

Frédéric Beigbeder



Novela más reciente del escritor francés Frédéric Beigbeder, publicada en el 2016. No conocía al autor, llegué al libro gracias a la recomendación de una querida amiga alemana, quien no dudo en recomendármelo por mi afición a J.D. Salinger, a Chaplin, y a todos los grandes artistas que salen retratados en esta novela. 

La novela, que me pareció muy original, ya que mezcla de forma magistral la historia con la ficción, e incluso tiene cabida la interpretación histórica y la autobiografía por parte del mismo autor, es llevada y estructurada con mucha agudeza, humor y profundidad reflexiva. La he disfrutado mucho, y he podido entender perfectamente al autor, quien también visiblemente mantiene un gran aprecio por sus personajes protagonistas.  

Dividida en 12 capítulos, más una introducción y un epílogo, tiene dos pequeños capítulos introductorios, uno de ellos, donde el autor explica por qué esta novela no es una ficción. En su mayor parte, es ambientada en la época de los años 40, con un marcado personaje principal, el escritor J.D. Salinger, quien en esa época era apenas un joven de veintiún años, que escribe relatos para revistas reconocidas. También desde el inicio se nos presenta el segundo personaje que comparte protagonismo con Salinger, Oona O’Neill, quien en esa época tiene apenas quince años, y es conocida como la hija del gran dramaturgo y Premio Nobel de Literatura, Eugene O’Neill.

En sus primeros capítulos, observamos cómo se va construyendo la relación entre Salinger y Oona, en medio del universo de la joven, que pasa en fiestas de jóvenes ricas de la época, acompañada también por el joven escritor Truman Capote. Esta parte es muy linda, tierna y romántica, y refleja la inocencia, la pasión de los amores juveniles. 

En los siguientes capítulos, estaremos inmersos en dos o tres líneas temporales adicionales, acompañando a la historia de amor de nuestros jóvenes protagonistas. Todo cambia, específicamente tras el bombardeo de Pearl Harbor, cuando el joven Salinger se alista en el ejército y se separa de Oona. Sus vidas se separan, con Jerry participando en el desembarco de Normandía, y con Oona casándose, en una decisión muy polémica en la época, con el gran Charles Chaplin en 1943, siendo él ya un hombre mayor.     

Frédéric Beigbeder se explaya en su fascinante y lúcida prosa, para contarnos varios de los acontecimientos ocurridos en esas historias cruzadas. Y todo resulta fascinante, desde la mención a hechos y detalles históricos, hasta su fascinación por Salinger y Oona, que son retratados con mucho cariño, pero sin enaltecerlos en figuras intocables, sino desde la perspectiva de un admirador a la distancia, que ha encontrado en sus vidas, inspiración y similitudes para dedicarse a su labor. 

Las menciones a personajes secundarios de lujo, como: Ernest Hemingway, Charles Chaplin, Eugene O’Neill, Truman Capote, quienes estuvieron ligados de forma muy cercana con los protagonistas, son simplemente un deleite. Beigbeder además, interpreta los sucesos, llena espacios vacíos con su imaginación y su destreza, recrea momentos, que quizás son sabidos como simples momentos sin detalles, y los convierte en literatura, en buena literatura, con descripciones y bellos y sesudos diálogos, que además son apoyados con documentación real… Pero sin dudas, su gran trabajo, es recrear las cartas entre Salinger y Oona que se enviaron desde que se separaron sus caminos. Las cartas reales si existen, pero la familia de Chaplin nunca ha permitido que salgan a la luz. Frédéric Beigbeder pidió tener acceso a la documentación, y recibió como era de esperarse el rechazo de la familia, aunque al final confiesa, que quizás fue lo mejor, porque de haberlas conocida, quizás no pudiese haberlas imaginado. Por lo que me parece un ejercicio muy audaz y meritorio.      

Además, confirmando el carácter personal e íntimo de esta obra, el autor se incluye a sí mismo en la narración, tomando voz propia, reflexionando al tiempo sobre sus personajes, contando detalles del proceso de creación, interactuando con el lector, incluso con detalles muy actuales (mención de películas contemporáneas), y proponiendo que busquen un vídeo en YouTube para analizar conjuntamente. Y también habla de su propia vida, y reflexiona junto con su amigo, alter ego y personaje, Jerry Salinger, sobre el amor, sobre la guerra, sobre la figura de Chaplin, sobre Oona, sobre Salinger, y sobre la vida en general. Con todos estos recursos, no hay más que sólo reconocer el gran talento del escritor, porque todas estas mezclas resultan muy amenas, interesantes, divertidas y satisfactorias, lo hace con destreza, cuidados, y al mismo tiempo con rebeldía y audacia.   
Con todos estos elementos que ya he descrito, está simplemente de más decir que la recomiendo mucho. Tanto para los admiradores de las figuras de la novela, como a los que no los conocen, porque seguramente querrán saber más sobre esos personajes. Varios de ellos, que marcaron un papel importante en la historia del siglo XX. Una de las mejores lecturas que he tenido este año, y un autor al que hay que seguir. 

8.5/10  


Fragmentos del libro “Oona y Salinger”:

1.
“Jerry tiene esta visión del amor a los veintiún años, cuando sueña con Oona por la noche: el amor es más bello cuando es imposible, el amor más absoluto nunca es recíproco. Pero el flechazo existe, ocurre todos los días, en cada parada de autobús, entre personas que no se atreven a dirigirse la palabra. Los seres que más se quieren son aquellos que no se querrán jamás”
“(…) la brecha entre Charles Chaplin y Hollywood no haría sino agrandarse. El entorno del cine le había perdonado sus arrestos por borrachera manifiesta y pública en plenos Hollywood Boulevard, sus carreras a caballo con Douglas Fairbanks delante del Musso & Frank, sus extravagancias sentimentales y sexuales, pero no le perdonó jamás su apoyo a la Unión Soviética durante la guerra, ni su reticencia a celebrar Hiroshima y Nagasaki…  Chaplin miraba a Hollywood por encima del hombro, y Hollywood se lo haría pagar: en pocos años, el hombre más popular de los Estados Unidos se convirtió en su enemigo público número uno. (…) Incluso el discurso final de El gran dictador, esos seis minutos en los que Chaplin hablaba por primera vez en el cine, pronunciando un elogio idealista de un humanismo internacionalista, ¡fue considerado ultraizquierdista! A día de hoy, el fundador de United Artists, el creador del cine moderno, el inventor del mito hollywoodiense, todavía no tiene la huella de su mano gravada frente al Chinese Theatre, mientras que Hugo Boss, que fabricó los uniformes de las SS, de las Juventudes Hitlerianas y de la Wehrmacht, posee un flagship store en Rodeo Drive. Y mientras los BMW y los Mercedes, cuyos motores construidos por los judíos deportados/esclavos de los campos de concentración fueron los principales artífices de la Blitzkrieg, desfilan por las calles de Beverly Hills. Le pregunté al portero del cine más famoso del mundo por qué Chaplin no estaba presente en su acera. Me respondió: “Because he was commie!” Entonces, ¿era mejor ser nazi?”
(Oona y Salinger, de Frédéric Beigbeder)

2.
“Chaplin no volverá a Los Ángeles más que para recibir un Oscar honorífico en 1972, con un visado excepcional de quince días, en la que, a día de hoy, sigue siendo la standing ovation más larga de la historia de estos premios. Reto a cualquier ser humano a contemplar la secuencia sin hacer uso de numerosos pañuelos”
(Oona y Salinger, de Frédéric Beigbeder)

3.
“En la batalla nunca ocurre nada según lo previsto. Dicen que uno de cada cuatro soldados padece problemas neuropsiquiátricos: para mí que son el cien por cien, lo que pasa es que los más zumbados son esas tres cuartas partes que fingen estar bien. Nunca comprendemos bien lo que ocurre en el teatro de operaciones. Por mucho que hayas visto los mapas de estado mayor, hayas escuchado las instrucciones del general y hayas seguido los cursos de táctica militar, una vez sobre el terreno reina el desbarajuste absoluto y cada cual va por su lado. Patton dice que el secreto es “moverse  y disparar al mismo tiempo”. Se le olvida decir  que también gritar sienta bien. En las películas, los soldados son silenciosos y felinos. En realidad, berreamos como vikingos”.
(Oona y Salinger, de Frédéric Beigbeder)

4.
“Lo que provoca el trauma de un veterano no es la indiferencia ni la falta de reconocimiento, es el hecho de que la vida haya seguido su curso. En 1946, de vuelta en Nueva York, Jerry se hundió al ver al portero de su edificio paseando al perro todos los días, tal como hacía antes de la guerra…”
(Oona y Salinger, de Frédéric Beigbeder)

5.
“Salinger abandonó Nueva York porque ya no le dejaban entrar a ningún sitio. Adolf Hitler experimentó la misma amargura de veterano traumatizado en 1919. Desmovilizado y derrotado, frustrado y ocioso, vencido y fracasado, Jerry huyó para no convertirse en dictador”.   
(Oona y Salinger, de Frédéric Beigbeder)

6.
“(…) De modo que imagina a Holden Caulfield en tratamiento por problemas mentales en una clínica psiquiátrica tras una fuga a Nueva York. Y empieza a anotar la famosa frase: “Si de verdad les interesa lo que voy a contarles, lo primero que querrán saber es dónde nací, cómo fue todo ese rollo de mi infancia, qué hacían mis padres antes de tenerme a mí, y demás puñetas estilo David Copperfield, pero no tengo ganas de contarles nada de eso”. 
En 1951, J.D. Salinger pública El guardián entre el centeno. Es la desesperación de un veterano de la Segunda Guerra Mundial trasplantada al corazón de un adolescente neoyorquino. La novela fue rechazada por The New Yorker y por el editor Giroux (que también rechazó En el camino, de Kerouac). Aceptada al fin por Little, Brown and Company, sale publicada el 16 de julio de 1951 a un precio de tres dólares. Salinger es un autor respetado en el medio literario por sus relatos aparecidos en The New Yorker: “Un día perfecto para el pez plátano”, en 1948, y “Para Esmé, con amor y sordidez”, en 1950. El guardián entre el centeno recibe elogios inmediatos de Faulkner y Beckett. Jerry no hará ninguna “promo”. 
“Soy incapaz de explicar lo que he querido escribir”, dirá para rechazar todas las entrevistas.
¿El mensaje del libro? O te confirmas con el modo de vida del empleado medio, o terminas en el manicomio. A partir de 1951, el hospital psiquiátrico es el horizonte de los espíritus libres del sistema capitalista. 
Al cabo de tres meses, el libro alcanzó el cuarto puesto en la lista de los más vendidos de The New York Times, que sin embargo lo criticó duramente. Desde hace sesenta años, se venden un millón de ejemplares al año. Un éxito y unas consecuencias en la sociedad que sólo tienen un equivalente en Francia: el de Buenos días, tristeza, de Françoise Sagan, publicado tres años más tarde”.  
(Oona y Salinger, de Frédéric Beigbeder)

7.
“La guerra está tan cerca, a un simple pestañeo; me hicieron creer que era un acontecimiento histórico, cuando en realidad forma parte de mi actualidad. Decenas de miles de muertos, lisiados por todas partes, personas enloquecidas en el mundo entero. Mi país acababa de perder la vida cuando comenzó la mía. Nuestros abuelos no pudieron o no quisieron contarnos su guerra. Como Jerry, trataron de ahorrárnosla cambiando de tema. Nuestros abuelos nos convirtieron en niños perpetuos para protegernos. Pero no es culpa suya. Es a causa de la guerra por lo que nunca seremos adultos, única y exclusivamente a causa de ella. Somos sus nietos que nunca se harán mayores. Tenemos que intentar hablar de la guerra en lugar de nuestros abuelos. ¿Quién podrá saldar tamaña deuda?”
(Oona y Salinger, de Frédéric Beigbeder)

8.
"Llega un momento en algunos países, en determinadas épocas, en el que la gente parece esperar un acontecimiento importante y trágico que permita resolver todos los problemas. Generalmente, esos periodos se llaman 《de preguerra》.
El mundo está listo para la próxima. Un nuevo conflicto mundial enjugaría las deudas públicas, relanzaría el crecimiento económico, reduciría la superpoblación... Los niños mimados y amnésicos de los países ricos esperan inconscientemente que un nuevo cataclismo libere espacio para los supervivientes. Quieren dejar huella. Sueñan, sin confesárselo, que la Historia no ha llegado a su fin. Buscan una nueva utopía, nuevas divisiones. Anhelan un nuevo enemigo al que masacrar. Querrían estar traumatizados por algo más que una escena de Saw en YouTube. La juventud de 2014 está falta de elecciones trágicas. Está necesitada de destrucciones. Las generaciones precedentes le han legado un endeudamiento colosal, un paro masivo y un planeta contaminado. El aburrimiento existencial, la sensación de vacío, la frustración globalizada alimentan el deseo aterrador llamado nihilismo. Una necesidad de servir a algo, de pelearse por un ideal, de escoger un bando, de arriesgar la vida para convertirse en héroe. No es de extrañar que algunos se conviertan en terroristas: ¿qué es el terrorismo, sino la única oportunidad de los antihéroes para procurarse una guerra en tiempos de paz? El periodo de calma que atraviesa Occidente es el más largo de toda su historia, y quizás esté apunto de terminar. 
Me asustan los héroes; sin embargo, escribo un libro sobre uno de ellos".
(Oona y Salinger, de Frédéric Beigbeder)

9.
(Conversación entre Ernest Hemingway y J.D. Salinger sobre F.S Fitzgerald, luego del desembarco en Normandía)

E.H: Era adorable. ¿Sabías que leía a los franceses? ¿Tú lees a los franceses? Balzac, Flaubert, Musset. Son la cúspide del refinamiento. ¿Sabes qué me llena de tristeza? Después de esta guerra se habrá terminado, ya lo verás. Ya nadie leerá a los franceses. Eso es lo que habrán ganado los Estados Unidos. A nosotros nos leerán en el mundo entero, y nosotros sólo nos leeremos a nosotros mismos. La cosa empezó con la Primera Guerra Mundial. Antes de 1915, en Broadway sólo se representaban autores extranjeros. Luego nos limitamos a nuestras propias obras, no se programa más que a Dreiser y a O'Neill. Eso es lo que asesinarán las guerras: nuestra curiosidad".

El 3 de septiembre de 1945, Hemingway menciona en una carta al crítico Malcom Cowley a un "joven de la IV División llamado Jerry Salinger que menosprecia la guerra y no piensa más que en escribir". Dice estar impresionado de que la familia de Salinger siga enviándole The New Yorker.
(Oona y Salinger, de Fréderic Beigbeder)


miércoles, 30 de noviembre de 2016

Cuentos (Fiódor M. Dostoievski)

Fiódor Dostoievski



Hace poco inicié la aventura de leer los cuentos completos de los grandes escritores, de los cuales me enamoré por sus extensas novelas, por las que de hecho son más conocidos. Los dos primeros han sido los grandes: Fiódor Dostoievski y Thomas Mann. Inicié con el maestro ruso, y me encuentro ahora mismo por los textos del alemán. 

Tengo la teoría de que una de las mejores formas de enamorarse de la literatura por primera vez es a través de los cuentos y relatos cortos. Y qué mejor forma de acercarse a los más grandes escritores de la literatura universal, que iniciando con sus cuentos. Al menos esa fue la forma en que me enamoré de García Márquez desde que era más pequeño, con sus magistrales cuentos. Además, los cuentos permiten apreciar el mismo desarrollo del escritor, sus etapas y el desarrollo de temas en su cronología y sus vidas. En los contemporáneos me ha pasado con Murakami, quien también tiene excelentes cuentos. Y así podría hacer una larga lista. Creo que es una dinámica que debería utilizarse en las escuelas y los mismos padres que quieran introducir a sus hijos en las lecturas. Se sorprenderán al conocer que algunos autores tan grandes y míticos, como el mismo Dostoievski, Mann, e incluso Pessoa y otros más, tienen pequeños relatos para niños. 

Los cuentos de Fiódor Dostoievski son absolutamente magistrales, y en cada uno de ellos encontramos varios de los temas que ocuparon sus grandes obras, destellos de su inconfundible estilo, y podemos observar su gran versatilidad, desde los intensos dramas existenciales, sociales y psicológicos, hasta su acercamiento y destreza en el uso de la comedia, la ironía, la sátira y un delicioso humor, hasta su etapa temprana con su parte más romántica. Llegando incluso por terrenos surrealistas y fantásticos, sin olvidar los infantiles dedicados a los más pequeños. Y en cada uno de sus cuentos y relatos cortos podemos encontrar varios de estos temas mezclados y combinados. 

En una de las recopilaciones de cuentos que leí, donde la traducción la hace Bela Martinova, experta en literatura rusa y en la obra de Dostoievski, es de mucha utilidad que se clasifican los cuentos por orden cronológico. Por lo que encontramos una gran variedad de historias producidas por el autor entre los años 1845 – 1877.

No voy a comentarlos todos, sólo unas anotaciones sobre los que más me gustaron, y al final dejaré uno de ellos completo:

Entre los primeros se encuentran algunos de sus cuentos más bellos, tiernos, románticos y poéticos. Debo empezar por uno de los más bellos, y creo que su cuento más famoso, con merecidos méritos: “Noches blancas”.

"Sí, lo que oye usted es que en esos rincones vive gente rara, soñadora. El soñador, si es necesario definirlo con más precisión, no es un hombre, sino, si quiere saberlo, un ser de género neutro. Se ubica generalmente en algún rincón inaccesible, como si se escondiera del mundo, y se introduce en él apegándose a su rincón como un caracol, o al menos pareciéndose mucho a ese curioso animal que es casa y animal a la vez, como la tortuga. ¿Por qué cree usted que ama tanto sus cuatro paredes, pintadas precisamente de verde, cubiertas de hollín, tristes e inadmisiblemente impregnadas de tabaco"

"¡Un minuto entero de felicidad! ¿Acaso es poco para toda una vida humana?"

(Noches Blancas, de Fiódor Dostoievsky)


Es una magistral novela corta o relato largo del gran maestro ruso. Las "Noches Blancas", son un fenómeno que se da en Rusia durante la época de solsticio de verano, donde el sol de oculta tarde y amanece más temprano... en ese contexto se desenvuelve la historia de los dos personajes protagonistas, que a través de varias noches blancas comparten sus historias, sus miedos, deseos, miserias y añoranzas. El gran Dostoievsky se explaya en su poesía y en su romanticismo... al tiempo que escarba en la psicología y los dramas humanos e internos de sus personajes. Un texto memorable, fugaz y exquisito, que reflexiona de muchos temas, entre ellos, la soledad y la validez, existencia y duración del amor.

Dentro de esa línea encontramos otro de mis favoritos, “El pequeño héroe”, retrata el descubrimiento del amor, por medio de un joven (pre-adolescente) que se encuentra en una especie de finca a las afueras de la ciudad en una gran fiesta, y se enamora de una mujer un poco mayor que él, que tiene su esposo, y que además le es infiel con uno de los invitados de la fiesta. El joven se enamora de ella, se convierten en amigos, y él se ilusiona, pensando que en esos momentos juntos, donde la distrae de su aburrido esposo, ella está empezando a sentir lo mismo con él. Pero como nos acostumbra Dostoievski, las ilusiones poco a poco se ven nubladas por decepción y angustia, pero a pesar de eso, el joven tiene un alma bondadosa, inocente aún, que le permite realizar un bello acto, que lo convierte en un pequeño héroe. 

“El corazón débil” es otra de esas historias bellas, donde el romance se hace presente, en esta oportunidad, iniciando con la presentación de la amistad, a través de dos buenos amigos. Uno de ellos, con un defecto físico, se enamora de una mujer que le corresponde, aunque él no alcanza a creerse que por primera vez esté feliz y teniendo lo que siempre había querido. Lo que lo lleva a un estado de desesperación, angustia y estrés, al pensar que en cualquier momento puede perder todo. Es uno de esos relatos, que además del tema de romance, y su componente dramático, ya presenta un análisis más interesante en la psicología de los personajes, y del ser humano, que al fin y al cabo, siempre fue el objeto de estudio del autor ruso. 

Otro de los cuentos más bellos, mágicos y existencialistas al tiempo, “El sueño de un hombre ridículo”, es también uno de los más extensos. Se divide en 5 partes, en donde Dostoievski explora su lado más surrealista y onírico, ya que cuenta la historia de un joven que hace una revisión de su vida a través de sus sueños, además de diversas revelaciones que le son dadas por este mismo medio. En ese recorrido por sus sueños, y al pasado, se detiene en algunos de los momentos más importantes de su vida. 

Tanto en este cuento, como en todos, las descripciones son increíbles, tanto las de emociones humanas, como las del espacio físico y las atmósfera… y la geografía. San Petersburgo es una de las grandes protagonistas, las noches, el frío, la soledad, la nieve y el interior de las casas, y de sus pobladores.   

Hay otro elemento que también queda plasmado tanto en los cuentos de Dostoievski, como en sus novelas. Y es la captura de las tradiciones de la gente, de sus costumbres y creencias. Por lo que en algunos podemos encontrar referencias directas al cristianismo, y todas las creencias alrededor de esta práctica dentro de las tradiciones de la gente, tanto de los más humildes, hasta los más pudientes. Porque también, todas las clases tienen cabida dentro de las historias del autor, y más si se relacionan entre sí de alguna u otra manera. 

Dentro de la parte cómica, satírica, crítica y fantástica, encontramos relatos como "El cocodrilo" y "Bobok". El cocodrilo es muy curioso, es divertido, crítico y un poco absurdo y surrealista, ya que muestra a varios amigos que asisten a un zoológico, y uno de ellos es tragado por un cocodrilo. El dueño del réptil, un alemán, se niega a dejar que abran a su cocodrilo, porque a través de él obtiene su sustento. Y ante esa situación, luego el personaje que es tragado por el animal, siente que no está del todo mal dentro de la criatura, y quizás se podría acostumbrar.  

Hay otro muy divertido y corto, que es “La mujer ajena y el marido debajo de la cama”, que son su título ya se pueden imaginar la situación. Al igual que “Un episodio vergonzoso”, donde un jefe decide, con algunos tragos encima, ir a la celebración de la boda de uno de sus empleados, queriendo acercarse más a ellos. Logrando en realidad, generar una situación muy incómoda, que desencadena en un episodio vergonzoso. En “El ladrón honrado”, también el personaje principal es un borracho, que deambula por las calles, y es acogido por el narrador de la historia, quien cuenta como esta persona le roba, y todo el drama, el sentimiento de culpa que embarga al ladrón honrado. 

Entre los cuentos más filosóficos, aunque todos tienen algo de filosofía, hay uno que tiene una estructura diferente, ya que más que estructura literaria, tiene más un cuerpo de ensayo. Es: “Dos suicidios”, que precisamente inicia con una noticia de un periódico, y analiza dos noticias que salieron en los periódicos de la época. En ambos, claramente hace uso de su rigor literario para atisbar y reflexionar sobre cada uno de esos dos suicidios, tratando de comprender cual sufrió más en su tiempo en la tierra.   
  
Y finalmente, hay dos muy bellos y tristes, que son catalogados como cuentos infantiles, pero que a la vez son duros, estremecedores, y tienen finales sobrecogedores. Son “El árbol de navidad y una boda” y “El niño con la manita”, ambos fueron recopilados en un libro que se llamó: “Dos cuentos de navidad”. Todos los cuentos de Dostoievski son fieles retratos, que confirman su estatus, como el merecidamente llamado "el mejor conocedor del alma humana de todos los tiempos", como lo dijera Stefan Zweig. "El niño con la manita", escrito en 1876, inicia con el reflejo de una situación, que aún hoy en día nos parece muy cercana, desde la mirada de un pobre niño que le toca mendigar en las calles en plena navidad, en la nieve, y cómo lleva posteriormente el dinero recogido a sus mayores, quienes se ahogan en alcohol. En estos cuentos, observamos su delicadeza y su ternura, frente a una situación dramática y problemas sociales, con una prosa tan bella, que como dijo uno de mis amigos que lo leyó, te reconcilia con la literatura.  
Y al final, todos sus cuentos son grandes testimonios de su talento, de sus obras, de su vida y de su legado, que pueden permitir que nos acerquemos más a él como escritor y ser humano, y al tiempo que nos acercamos a sus grandes obras, y hacemos las relaciones con los personajes, las atmósferas, los dilemas, la filosofía y la esencia general de uno de los más grandes escritores de la literatura universal.   

Y como prometí, dejo uno de sus cuentos: 


El niño con la manita (1876)

Los niños son unas personitas un tanto particulares. Uno sueña con ellos y se los imagina. En Navidades, o el mismo día de Nochebuena, tropecé en la esquina de una famosa calle con un muchachillo que no tendría más de siete años. Hacía un frío espantoso y el niño vestía ropa de verano y unos trapos viejos atados al cuello que hacían de bufanda (lo que significaba que a pesar de todo, había alguien que se los ponía antes de salir a la calle). Andaba él “con la manita extendida”, un término técnico que significa... pedir limosna. Lo acuñaron los propios muchachos. Hay muchos chicos como él que se cruzan en tu camino repitiendo lo mismo (y aullando algo ya aprendido). Pero este niño no lo hacía, hablaba ingenuamente y con un estilo poco corriente y sincero, mirándote a los ojos; quizás se estuviera iniciando en el oficio. A mis preguntas respondió que tenía una hermana que no trabajaba y estaba enferma. Probablemente fuera cierto, pero después me enteré de que hay una multitud de esos muchachos: los echan a la calle “con la manita” aunque haga un frío terrible y, en caso de no recoger limosna, seguramente les aguarde después una paliza. Tras reunir algunas monedas, el niño, con las manos ateridas y enrojecidas, se dirige al sótano, donde algún grupo de gente se emborracha a su costa: son aquellos que “tras holgar del sábado al domingo, no regresan a sus puestos de trabajo hasta el miércoles por la tarde”. Y allí, en los sótanos, se emborrachan junto a ellos sus hambrientas y apaleadas mujeres, y allí mismo gimen sus bebés. El vodka; suciedad y depravación, pero que no falte vodka. Con los cópecs reunidos envían rápidamente al niño a otra taberna a por más vino. Para divertirse, a veces también le dan un poco de alcohol, mientras el niño, medio ahogado, cae inconsciente al suelo, 

... y en su boca vierten despiadadamente el desagradable vodka... 

En cuanto estos muchachos crecen un poco los envían a trabajar a alguna fábrica y se ven nuevamente obligados a entregar cuanto ganen a esos bribones que se lo gastan en alcohol. Pero ya antes de empezar a trabajar esos niños se convierten en auténticos delincuentes. Deambulan por la ciudad y llegan a conocer todo tipo de sótanos donde pueden pasar la noche sin que nadie repare en ellos. Uno de esos muchachos pasó varias noches seguidas en una portería dentro de una cesta y nadie se percató de su presencia. Se convierten en unos ladronzuelos sin darse cuenta. Incluso en niños de ocho años, el hurto se torna pasión y apenas son conscientes del delito cometido. Finalmente, lo padecen todo —hambre, frío y palizas—, y sólo para conservar la libertad, y huyen de esos bribones para mendigar por su cuenta. Esos pequeños salvajes a veces no saben nada, ni dónde viven, ni de qué nacionalidad son, ni si existe Dios, y se comentan a veces de ellos tales cosas que hasta le parece a uno mentira oírlas; y, sin embargo, todo eso son hechos. 

Pero soy un novelista y creo que una de esas “historias” fui yo mismo quien la inventó. Y si he dicho “creo” es porque soy consciente de haberla inventado y, sin embargo, me parece que realmente sucedió en algún lugar, y, para más exactitud, en vísperas de Navidad, en alguna ciudad terriblemente grande, un día que hacía mucho frío. 

Veo en un sótano a un niño pequeño que como máximo tendrá unos seis años, quizás menos. Se despierta por la mañana en un sótano húmedo y frío. Lleva algo parecido a una bata, y tirita. Al respirar, sale de su boca vaho, y mientras se acurruca sobre un baúl se entretiene soltando al aire bocanadas de vaho. Pero tiene mucha hambre. A lo largo de la mañana se acerca varias veces al finísimo petate de paja, con un hatillo de trapos que hace de almohada, sobre el que yace su madre, que está enferma. ¿Cómo fue a parar allí? Debió de venir de otra ciudad junto a su hijo y después enfermó. Hacía un par de días que la policía había echado a la patrona de aquel lugar; los inquilinos se marcharon Dios sabe adónde, y allí tirado se quedó sólo un indigente que llevaba veinticuatro horas completamente borracho sin haber llegado la fiesta. En otro rincón de la habitación gemía una anciana octogenaria que trabajó de criada durante algún tiempo y ahora estaba muriéndose en soledad; la anciana gruñía al niño cada vez que se le acercaba, hasta que el muchacho dejó de hacerlo. En el zaguán encontró algo de beber, pero no consiguió dar con un pedazo de pan; se había acercado ya una decena de veces a su madre para despertarla. Finalmente, la angustia empezó a apoderarse de él: hacía mucho que había anochecido y no encendían las luces. Al palpar el rostro de su madre, le extraña que no se inmute y esté tan fría como el témpano. “Aquí hace demasiado frío”, piensa el muchacho, que se queda un rato de pie y apoya inconscientemente su mano sobre el hombro de la fallecida; a continuación se sopla los dedos ateridos de frío, se coloca la gorra, que está sobre el petate, y despacito y a tientas sale del sótano. Quería haber salido antes, pero le retuvo el miedo a un perro grande que estaba en la escalera de arriba y que se pasó el día entero aullando en la puerta de los vecinos. Pero, como el perro ya se había marchado, el muchacho pudo finalmente salir a la calle. 

¡Dios mío, qué ciudad! Jamás había visto nada semejante. En el lugar del que provenía, las noches eran muy oscuras y en toda la calle había sólo una farola. Las casitas bajas de madera se cerraban con sus contraventanas. Apenas anochecía no quedaba un alma en la calle, pues todos se escondían en sus casas y sólo se oían aullidos de jaurías enteras de perros. Centenares y miles de ellos aullaban y ladraban durante toda la noche. Pero, a pesar de todo, allí hacía calor y le daban de comer, mientras que aquí... ¡Dios mío, ojalá pudiera llevarse algo a la boca! ¡Aquí, en cambio, cuánto ruido y bramido había! ¡Cuánta luz y cuánta gente, cuántos coches, caballos! ¡Y frío, cuánto frío! Los morros de los sudorosos caballos que corren veloces desprenden un vaho blanco; sus cascos resuenan en el empedrado cubierto de mullida nieve. Pero ¡Dios mío! ¡Qué hambre tiene! ¡Con que sólo pudiera llevarse a la boca un pedazo de pan! De pronto siente un fuerte dolor en sus deditos. Un guardia pasa junto a él y se da la vuelta, haciéndose el despistado. 

He aquí otra calle. ¡Oh, qué ancha es! Le pueden aplastar a uno, por eso todos gritan y corren de un lado a otro, ¡y cuánta luz hay! ¡Cuánta luz! “Y ¿eso qué es?”, piensa el niño. ¡Oh! ¡Qué cristal tan grande, y detrás una habitación con un árbol que llega hasta el mismo techo! Es un abeto con muchas luces, adornos dorados y manzanas. Alrededor del árbol hay juguetes y caballitos pequeños. Por la habitación corretean niños vestidos de gala. Están limpios y ríen, juegan, comen y toman refrescos. Una niña se pone a bailar con un niño. ¡Qué niña más guapa! También hay música que se oye a través de la ventana. El niño la mira sorprendido, incluso tiene ganas de reír, pero le duelen los dedos de los pies y los de las manos los tiene tan enrojecidos que no los puede doblar. Y de pronto vuelve a sentir que le duelen los deditos, se echa a llorar y sale corriendo hacia otro lugar, donde ve otra habitación detrás de una ventana y varios árboles, y sobre las mesas hay bollos de todo tipo, de almendra y de color rojo y amarillo. Y junto a la mesa están sentadas cuatro ricachonas que ofrecen bollos al que se acerca a la mesa, y la puerta de la casa, donde entran muchos señores, se abre constantemente. El niño se acerca agazapado, abre despacito la puerta y entra. ¡Uf! ¡Cómo le gritan y le espantan! Una señora se acerca rápidamente y le da un cópec mientras abre la puerta y le indica la salida. ¡Cómo se asusta! Al instante, la moneda se le resbala de las manos y cae al suelo sonando escaleras abajo. El niño no puede doblar sus helados deditos para agarrarla. Sale a toda prisa sin saber adónde. Otra vez le entran ganas de llorar, pues tiene miedo, y corre deprisa mientras se sopla los deditos. Y la tristeza nuevamente se apodera de él porque está solo y angustiado, pero ¡Dios mío! ¿Qué es esto? Hay una muchedumbre que se asombra y se agolpa junto a una ventana. Al otro lado del cristal hay tres muñecos pequeños, vestidos con preciosos vestidos de color verde y encarnado, que parecen de verdad: un ancianito sentado que toca un enorme violín y otros dos de pie junto a él que tocan unos violines pequeños. Pero ¡cómo giran sus cabecitas mirándose los unos a los otros, y moviendo los labios como si realmente hablaran! Aunque a través del cristal no se les oye. Al principio, el niño creyó que se trataba de personas vivas, pero al percatarse de que eran muñecos se echó de pronto a reír. ¡Jamás había visto semejantes muñecos! ¡No pensaba que pudieran existir! Tiene ganas de llorar, pero los muñecos le hacen mucha gracia. De repente siente que alguien le agarra del abrigo. Un chico grandote con cara de malas pulgas, y que está a su lado, de improviso le da un capirotazo en la cabeza, le quita el gorro y le propina una patada en la espinilla. El niño cae estupefacto al suelo en medio de un gran alboroto; se levanta y echa a correr a toda prisa. De pronto se encuentra en un patio desconocido y se acurruca tras un montón de leña: “Aquí no me buscarán y está oscuro”, piensa. 

Se queda acurrucado y sin aliento por lo asustado que está, y pronto empieza a sentirse a gusto: súbitamente deja de sentir dolor en sus manitas y piececillos y le parece estar junto a una estufa. El muchacho se estremece: ¡oh!, pero ¡si se había quedado dormido! “¡Qué a gusto se duerme aquí! Estaré aquí un ratito y otra vez iré a ver los muñecos”, pensó el niño, y sonrió al recordarlos. “¡Si parecen de verdad...!” Y se imagina que su madre le canta una canción al oído. “¡Mamá, estoy durmiendo! ¡Oh! ¡Qué bien se duerme aquí!”

—¡Vamos a ver mi árbol de Navidad! —le susurra de pronto una voz cariñosa. 

El muchacho cree que es su madre, pero no lo es. No ve quién le llama ni quién, en medio de la oscuridad, se agacha junto a él y le abraza, y también el niño le extiende sus bracitos y... ve mucha luz. ¡Qué árbol! ¡No parece un árbol, jamás había visto nada semejante! ¿Dónde está ahora? Todo refulge y brilla y alrededor hay muchos muñecos. Pero si no son muñecos, sino niños y niñas, sólo que iluminados, revoloteando y dando vueltas en torno a él. Todos lo besan, lo cogen de la mano, lo llevan con ellos, y él ve que su madre lo mira y sonríe feliz. 

—¡Mamá! ¡Mamá! ¡Oh! ¡Qué bien se está aquí! —exclama el niño, y vuelve a besarse con los niños, y tiene muchas ganas de contarles los muñecos que vio detrás de los cristales de un ventanal—. ¿Quiénes sois, niños? ¿Quiénes sois, niñas? —les pregunta. sonriendo amorosamente. 

—Éste es el “Árbol de Noé” —le responden—. En un día como éste, Cristo siempre tiene un Árbol de Noé para los niños que no tienen su propio árbol allí, en la Tierra... —y se enteró de que todos aquellos niños y niñas eran muchachos como él, sólo que unos murieron congelados en las cestas en que los abandonaron tras arrojarlos a las puertas de algún funcionario petersburgués; otros, asfixiados a manos de las cuidadoras de los orfanatos donde les daban de comer; otros, en los extenuados pechos de su madre (durante la hambruna de Sámara); otros, asfixiados por el aire fétido en los vagones de tercera. Y ahora todos están aquí, todos son ángeles que están junto al Niño Jesús, y él en medio, con las manos extendidas hacia ellos; los bendice tanto a ellos como a sus pecadoras madres... Y las madres de esos niños también están aquí, a un lado, y lloran: todas reconocen a sus hijos, y los niños vuelan hacia sus madres y las besan, les secan las lágrimas con sus manitas, y las consuelan para que no lloren, pues están muy bien en este lugar... 

Mientras tanto, por la mañana, aquí abajo en la Tierra, los barrenderos encontraron el pequeño cuerpo sin vida de un niño escondido detrás de la leña; también encontraron a su madre... Había fallecido antes que él; ambos se reencontraron en el cielo. 

Y ¿para qué habré escrito yo una historia de este tipo, ajena a la línea de un diario normal, máxime cuando es el de un escritor? ¡Había prometido hablar únicamente de historias reales! Pero ahí está la cuestión, que no hace más que figurárseme que todo ello puedo haber ocurrido realmente, es decir, lo que ocurrió en el sótano y detrás de la leña. Y en cuanto a lo del Árbol de Noé ni yo mismo sabría decirles si realmente pudo haber ocurrido o no. Pero por algo soy novelista y puedo imaginar.

(Fiódor Dostoievski)



Alejandro Salgado Baldovino (A.S.B)
@alejo_salgadoB
@alejandros17.89




Alejandro Salgado Baldovino (A.S.B)




viernes, 18 de noviembre de 2016

Juego de Niños (Guido Tamayo)

Guido Tamayo



“Juegos de Niños” es la segunda novela del escritor, profesor y gestor cultural colombiano, Guido Tamayo. Guido, quien también ha escrito cuentos y ensayos, en esta oportunidad se sumerge en un breve, sentido, oscuro y bello retrato sobre la infancia.

Narrado a través de distintas voces y perspectivas, especialmente desde el punto de vista de los niños: Fernando, Miguel y Lucho, en donde cada pequeño capítulo tiene de título uno de los nombres de los personajes. Y entre cada uno de ellos se cambia la voz entre la primera y tercera persona, teniendo mayor protagonismo la primera persona, en los personajes de Miguel y Fernando. Los tres niños son hermanos, uno de ellos, Fernando, es adoptado. Un día llegó una mujer y lo dejó a merced de la familia, ya que ella no podía mantenerlo. Fernando, es un niño con apariencia de viejo, con problemas físicos y una pronunciada joroba que lo hace sentirse y ser diferente. Sus nuevos hermanos y su nueva madre lo acogen y lo protegen, ante la antipatía del padre de familia, que también es un eje disfuncional con el resto de sus miembros. 

Pero, aunque los padres y los mayores son importantes en el relato, la narración y perspectiva predominante es de los niños, de su visión del mundo, de los pre adolescentes que van cambiando, a la vez que cambian sus intereses y deseos. Entre los mayores hay un personaje muy importante: Isabel. La empleada de la casa y objeto del deseo de los jóvenes. Quien además es la fuente de inspiración de varios de los fragmentos más bellos del libro, donde queda en evidencia la inocencia y la belleza de los primeros atisbos del amor y del deseo. 

El libro me pareció muy bello. La prosa de Guido tiene un inherente ritmo poético. Y sus construcciones, y el retrato que hace de la infancia, es de una inocencia, una sencillez y una belleza arrebatadora. A la vez, que es triste, gris y se permite transitar por los dramas familiares, y los dramas despertados en consecuencia a la perdida de la inocencia, y cuando afloran los más oscuros sentimientos humanos en la infancia.

La estructura de la novela tiene otros detalles que me pareció muy interesante, y es la ilustración de varios crucigramas en distintos capítulos. Crucigramas por resolver, que al revisarlos te van dando pistas de lo que se va desvelando en la trama, e incluso detalles premonitorios que te van iluminando un camino sobre su cierre. Porque como todo lo que son los recuerdos, no siempre se recuerda todo, no siempre se dice todo… y en esta lectura queda desvelada esa sensación por el mismo narrador. El detalle de los crucigramas también tiene que ver con la afición de Fernando a buscar las palabras en el diccionario.    

Los momentos y recuerdos de infancia son iluminados por un halo de nostalgia y humanidad, mientras que el tiempo se hace presente y deja reconocer la condición de los hechos, como memorias y representaciones del pasado… que ya se fue y no volverá. Sólo quedará revivirlo.  

Sin dudas, una lectura muy recomendable, es realmente muy corto y sencillo de leer, pero su sencillez es equilibrada por la profundidad emocional que contiene, por su prosa poética, y por sus bellos y complejos personajes. Un luminoso, sencillo y profundo retrato de la institución base de la sociedad: la familia, y de la etapa más determinante, bella y dolorosa que atraviesan sus más pequeños miembros: la infancia, y con ella, la inocencia… y su irremediable perdida.  

8/10


Fragmentos de la novela: 

1.
"No teníamos primas. 
Las mujeres eran para nosotros un enigma que de vez en cuando intuíamos parcialmente en la existencia de Isabel. Pero de eso hablaremos después. En consecuencia, y por iniciativa de Lucho, ¡cómo no!, habíamos decidido salir a buscar mujeres en las calles, a acercarnos a su misterio, a intentar saber por qué estaban en el mundo. Lo primero que habíamos hecho era preguntarnos qué queríamos de ellas. La respuesta había sido rápida y sin pudores: queríamos acariciarlas. Ninguno de nosotros había confesado que esa pulsión por tocarlas había nacido de la contemplación de Isabel. Ella era, hasta el momento y sin exageración, todas las mujeres. Pensamos sin pensar que ella las resumía a todas como un árbol cifra el bosque entero e inmenso e inabarcable".

(Juego de niños, de Guido Tamayo)



2.
“Lo tercero, y curiosamente más sencillo, sería escoger la víctima. Todas nos gustaban, quizá preferíamos una u otra de manera instintiva, pero a menos que hubiera alguna indiscutiblemente monstruosa, todas nos atraían. Con el tiempo nos fuimos decantando: por ejemplo, el menor de mis primos –un romántico precoz- introducía su mano bajo sus faldas pero en realidad buscaba sus rostros y en ellos sus ojos; sin exagerar, habría preferido mirarlas un momento de frente que escurrirse bajo sus faldas. Otro de ellos sentía debilidad por las pequeñas, presentía que concentraban mejor sus pasiones en un cuerpo menudo y, cómo decirlo, maleable, que las espigadas y por eso sosas, desapasionadas. En eso divergía de su hermano mayor, que temblaba de excitación por esos cuerpos lánguidos, longilíneos, extensos, extensos y delgados como un riachuelo. Yo me inclinaba más por las gorditas, apreciaba más sus formas redondas, el imaginado placer de sumergirme en sus carnes hasta perder la conciencia…” 

(Juego de niños, de Guido Tamayo)



3.
“Isabel se desvaneció un día de nuestras vidas como si hubiera estado hecha de algún aroma transitorio y no de carne y hueso y deseo perdurables. No supimos en qué momento se disolvió y por eso no pudimos saber por qué se había ido ni a dónde ni con quien. Simplemente se evaporó y al darnos cuenta de su ausencia envejecimos por primera vez. Ya no seríamos los mismos desde entonces. Ahora, desde esta distancia imprecisa mal llamada madurez, me pregunto si Isabel no fue un invento de todos nosotros, de los primos y mi hermano, de Fernando, o un invento mío para, como con un terrón de azúcar, dulcificar la memoria de nuestras primeras pasiones”

(Juego de niños, de Guido Tamayo)



4.
“La verdad, esa palabreja tan corta y falsa, tan engreída, tan funesta.
Nunca ninguno de nosotros ha fallado a la cita. Venimos todos con los rostros adustos como si en vez de asistir a un rito convencional, a un duelo dilatado en los años –aunque ya a estas alturas un tanto exagerado-, viniéramos a rendir cuentas sobre nuestras vidas. Y en parte es cierto. Hoy, con la incondicional colaboración del tiempo y el apoyo de nuestra habitual cobardía, nos hemos convertido ya en los seres humanos que nunca quisimos ser. Hemos logrado a pulso y perseverancia vencer nuestros más profundos deseos para ceder a la comodidad de no poseer ilusiones. Somos lo que somos; hemos conquistado la mediocridad”. 

(Juego de niños, de Guido Tamayo) 




Guido Tamayo

miércoles, 9 de noviembre de 2016

Arrival (La Llegada) de Denis Villeneuve

Denis Villeneuve



El día de ayer, Martes 08 de Noviembre del 2016, fue un día con muchas emociones. Después de una jornada laboriosa, tuve un cierre con más emociones. Primero, en un cine club recordé la bella "Los Tenenbaums" de Wes Anderson, una de sus primeras películas, un trabajo bello y nostálgico, contando con su ya particular estilo y sello de originalidad. Luego, por medio de Twitter, me entenrpe de la dramática jornada electoral de USA, que al parecer seguía la racha de Brexit en UK y Plebiscito en Colombia, y terminaó convirtiéndose en realidad. ¿Qué pasa en el mundo?...

Afortunadamente cerré con un PELICULÓN, y atención que es la primera gran película que va a llegar a carteleras de cine. Asistí al Pre-estreno de Arrival (La Llegada) de Denis Villeneuve (Incendies, Enemy, Prisioneros, Sicario), el siempre interesante director canadiense, quien en esta oportunidad adapta un relato corto "The Story of Your Life" del escritor Ted Chiang, de la mano del guionista Eric Heisserer. La película cuenta la historia de la Dra Louise Banks, una experta lingüista (Amy Adams), que es reclutada por el gobierno para intentar comunicarse con los extraterrestres que han llegado a la tierra, y se han ubicado en distintas partes del mundo, generando un pánico mundial.




Amy Adams



Arrival, me impresiona de principio a fin. Todos los que van pensando que van a ver una película tradicional de invasión extraterrestre, quedarán decepcionados. De hecho, como era una función nocturna, noté que varios de durmieron, y al final varios estaban desconcertados sin haber entendido la película. Es una película más cerca de un Kubrick o de un Nolan inspirado, que de los blockbusters tradicionales.



Crítica de la película Arrival (La Llegada)


Hay varios temas y nuevas perspectivas que aborda sobre el tema: el natural miedo e impulso violento del ser humano hacia lo desconocido. ¿Por qué siempre tienen que ser malos los extraterrestres? Esta película va mucho más allá, en su planteamiento, mucho más filosófico que teórico, sin perder las bases científicas, aunque en esta oportunidad los detalles no son tan prepotentes e inútiles como en otras películas. Incursiona el tema del lenguaje y su vital importancia, de la necesidad de comunicarnos, de la ciencia del lenguaje y la utilidad para entender civilizaciones cercanas, lejanas y a nosotros mismos. Además, mantiene un humanismo, que mantiene un tono poético, que se complementa con imágenes bellamente filmadas.



Amy Adams


Es un acercamiento insólito, una perspectiva con un mensaje renovador, profético, inquietante y fascinante. En su estética puede recordar a Interstellar, pero Villenueve es más efectivo, y la reflexión humana y emocional no contrarresta a la propuesta inicial, ni alardea de jerga cientítifca. Al contrario, el filme está concebido como una experiencia intimista, que al inicio no comprendemos, y le buscamos sentido, como lo hace Louise, pero que junto a ella vamos descubriendo, sorprendiéndonos y siendo más conscientes de lo que pasa a nuestro alrededor. Durante esta experiencia, Villenueve, como ya lo he llamado anteriormente, como un maestro contemporáneo de la intriga y del thriller, maneja con destreza la atmósfera y el ambiente, logrando inquietar y perturbar al espectador.



Amy Adams


Visualmente es muy bella y poética. Gran dirección, excelente fotografía, la paleta de colores va cambiando de acuerdo avanza la trama, la BSO de Jóhann Jóhannsson es excelente, y acompaña con gran efectividad a la propuesta visual. Y un reconocimiento especial a Amy Adams, que hace una excelente interpretación, al igual que sus compañeros de reparto. 

Me parece, y como dije en un post en Facebook, cuando apenas había terminado de verla, que todas las películas sobre extraterrestres quedan oficialmente en pañales ante esta estupenda propuesta, que se convierte en un clásico instantáneo. Y Denis Villeneuve, me sigue sorprendiendo por su versatilidad y su gran trabajo tras la cámara, manejo del ritmo y del tiempo. Creo que aún nos tiene muchos proyectos por deslumbrar. 




Jeremy Renner



Y para finalizar, aunque el filme me encantó, eso sí, debo decir que le faltó un poquito más para poder considerarla una Obra Maestra... pero quedó cerca... me faltó más determinación y riesgo en ese cierre. Pero igual me gustó y es realmente hermoso. IMPERDIBLE. Desde el jueves en carteleras de cine del país. 

8.5/10


Trailer de Arrival (La Llegada) 






Denis Villeneuve

Before the Flood (Fisher Stevens)

Fisher Stevens



Es el documental producido por Martin Scorsese y Leonardo DiCaprio, este último que además es el narrador y realizó parte de la investigación. Desde hace años se conoce la faceta ambientalista de Leo y su preocupación por el cambio climático, desde la influencia que tuvo Al Gore, quien también realizó un documental "Una verdad incómoda" en el 2006, hace 10 años. 



Leonardo DiCaprio


Me gusta como Leo se presenta, no como un experto, sino como un ciudadano preocupado, y que está aprendiendo y ha investigado con expertos y líderes científicos, políticos y religiosos, para entender más sobre este problema. Logrando incluso entrevistas de primera mano con estos personajes y líderes, gracias a su estatus.



Leonardo DiCaprio


Me gusta el contexto que utiliza de fondo, una de mis obras de arte favoritas, "El Jardín de las Delicias" de El Bosco, como elemento de narración para retratar el momento en el que nos encontramos. Me gusta su actitud, que aunque es positiva, está llena de impotencia, incredulidad y una pequeña luz de esperanza.



Leonardo DiCaprio


Me gusta que haya también utilizado su experiencia en la filmación y producción de "El Renacido", para aportar y argumentar en la narración. Por todos estos, y algunos otros motivos, me pareció un documental interesante, que si es cierto que muestra algunos datos que ya se han visto en otros, los actualiza hasta la más reciente cumbre de cambio climático en París. Por lo que no pretende mostrar nada nuevo, sino hacer chequeo, seguir tocando en la herida, de que aún no se ha hecho nada, o lo suficiente, aunque ya sabemos lo que pasa. 



Barack Obama


También muestra otros datos y cifras preocupantes, sus entrevista con Obama, el papa Francisco, el respetado economista Gregory Mankiw, entre otros, nos dan un fiel reflejo de las razones por las que aún no ha pasado nada. Y por supuesto, al final también nos dan las recomendaciones, de cómo podemos seguir aportando y trabajando desde nuestro hogar y lugar de influencia, y sobre todo, en votar por aquellas personas que tienen el poder de generar cambios extremos, que es lo que necesita, sin la ardua y difícil labor de que las personas del mundo asuman hábitos saludable y ecológicos, cuando la mayoría está pensando simplemente en sobrevivir. 

Me agradó, y me parece un trabajo muy valioso de Leo, de utilizar su fama e influencia para generar conciencia y cambio. No dejen de verlo! Se encuentra en Youtube en el siguiente enlace:

7/10


Antes que sea tarde (Documental NatGeo)