“Pacific
Rim” o “Titanes del Pacífico” es el nombre de la última película del reconocido
cineasta mexicano Guillermo del Toro, creador de filmes como “El Espinazo del
Diablo” (2001) y “El Laberinto del Fauno” (2006), que ha sido hasta ahora su
película más alabada por el público y la crítica. En ambos filmes mencionados y
en otros del director, podemos observar su fijación e interés hacía los
monstruos, lo fantástico, el terror y la acción. En ocasiones, ciertas
combinaciones le han salido muy bien, pero en otras, como es el caso del
presente filme, resultan decepcionantes.
Hace
unas semanas tuve el infortunio de ver “Pacific Rim”, honestamente no tenía
pensado ir a verla, ni tenía expectativas con el filme, pero por circunstancias
ajenas a mi voluntad tuve que ir. A pesar de destacados aspectos técnicos y
visuales, es una de las peores películas que he visto en todo el año. Excesiva
e innecesariamente larga, vacía, llena de tópicos y explosiones a casa segundo,
casi superando a los “Transformers” de Michael Bay. Esas son algunas de las
impresiones sobre el filme.
El
filme cuenta la historia ambientada en un futuro, en donde unos monstruos
marinos, llamados Kaiju, salen del mar y empiezan a acechar la superficie de la
tierra, destruyendo todo a su paso. Por esta razón, nace la necesidad de
construir armas para enfrentar a estos enormes y peligrosos adversarios. Estas
armas son enormes robots, llamados Jaegers, que a la vez son controlados por
dos pilotos capacitados, quienes son bloqueados mentalmente en el momento de la
acción, y sus mentes en cierta forma se unifican. La trama se centra en un ex
piloto profesional, que en un pasado tuvo un problema cuando controlaba a uno
de los Jaegers junto con su hermano, quien falleció en el hecho. Años después,
cuando el planeta entra en crisis y se necesitan pilotos, es nuevamente llamado
para hacer parte de la guerra, en donde se encontrará y enfrentará con nuevas
personas, rivales, Kaijus y sus propios miedos.
Como
ya mencioné anteriormente, el filme es técnicamente destacable, cumple y
entretiene. El guión, aunque es sencillo, tiene una historia lateral
interesante que aborda de forma personal a los personajes principales, pero
lamentablemente estos esfuerzos se hacen inútiles, ante el desplegué de efectos
y acción, que aunque son entendibles, terminan en abrumar la historia. Su
duración es excesiva, más de dos horas que pudieron ser muchas menos,
simplemente terminar cansando al espectador, que sólo ansía que se acabe lo más
pronto posible.
El reparto
está muy equilibrado, creo que en forma general cumplen, destacando a Idris
Elba y a Rinko Kikuchi, que es la actriz oriental de moda en Hollywood.
En
síntesis, creo que pudo ser un producto comercial más digerible y efectivo con
una menor duración y un poco más de interés en algunos personajes o en los
mismos monstruos. Pero sin dudas, faltó un enfoque. Por todo esto, porque
aunque me interesaron algunas escenas, como conjunto me pareció muy irregular y
aburrida:
3/10
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