Hace pocos días, exactamente el 3 de Julio se celebró el 129° aniversario del nacimiento de uno de los más grandes escritores del pasado siglo: Franz Kafka. Y que mejor manera de homenajearlo, que comentando uno de sus textos poco difundidos, pero que se encuentra al nivel de sus más grandes obras. Me refiero a su cuento “La Colonia Penitenciaria”.
Este cuento Kafka lo escribió alrededor del año 1914, año en que también concibió otras de sus grandes obras: El Proceso.
Antes de continuar debo confesar que nunca había escuchado de este cuento de Kafka. Ya había leído sus grandes obras, algunos relatos cortos y cartas, pero no me había topado con este cuento. Todo pasó hace unos años cuando me encontraba leyendo un libro de Haruki Murakami llamado “Kafka en la Orilla”, en donde en su contexto realiza un pequeño homenaje a Kafka. En uno de los apartes del libro, el protagonista menciona el cuento de Kafka “La Colonia Penitenciaria”, y lo describe un poco, y desde ese momento traté de conseguirlo inmediatamente. Cuando lo encontré lo leí, y me gustó mucho.
En este cuento, Kafka nos traslada a una colonia penitenciaria en donde un explorador extranjero se encuentra de visita. El explorador es invitado por el nuevo comandante a presenciar la ejecución de un soldado condenado por desobediencia e insulto hacia sus superiores. El explorador asiste a la ejecución y se encuentra con el oficial, un hombre fiel al viejo comandante que falleció. El oficial muestra orgullosamente al explorador la máquina con la que será ejecutado el soldado. Esta máquina fue creada por el antiguo comandante, y es un ingenioso, doloroso y terrorífico artefacto de matar. Al activarla, la máquina escribe automáticamente sobre el cuerpo del condenado, la sentencia por la que merece la muerte. Es un proceso largo y doloroso, que finaliza luego de 12 horas, cuando las agujas han atravesado completamente al acusado, dejándole la profundo, dolorosa y mortal inscripción en su pecho. El oficial como enfrenta la negativa del nuevo comandante a utilizar la máquina, decide convencer al explorador internacional a que conozca las maravillas del artefacto y convenza al nuevo comandante de su importancia. El explorador se rehúsa a apoyar semejante monstruosidad, y el oficial resignado se ve obligado a darle una lección al explorador, deja libre al acusado y él mismo se somete a su propia máquina. En este proceso el explorador hará descubrimientos muy interesantes.
El cuento es narrado a través de un narrador omnisciente, con una gran contundencia y destreza. Las descripciones que son de gran importancia, son precisas. Y los personajes se encuentran muy bien dibujados. Es un cuento macabro que mezcla dos de los temas que siempre son recurrentes en Kafka: la filosofía y la política.
La política desde el inicio, con su particular punto de vista de la justicia. Desde esta óptica, se nota que el cuento está relacionado con su novela “El Proceso”, porque en ambas hay un desequilibrio en la justicia. Condenados que son perseguidos, privados de la libertad, acusados, y no tienen conocimiento de su agravio, ni derecho a defensa, sino que simplemente como dice el Oficial: “La culpa siempre es indudable”. Esto precisamente lo dice cuando se encuentra emocionado explicándole al explorador el funcionamiento de la máquina, pero el explorador se encuentra más interesado en la sentencia del condenado. En esta parte, se nota mucho el conocimiento, manejo e interés de Kafka sobre la justicia, por sus estudios de derecho.
Y la filosofía, porque todo texto de Kafka tiene una marcada influencia hacía la corriente existencialista, que tanto lo proclaman como uno de sus más grandes insignias literarias. Hay varios puntos para analizar la parte filosófica, inicialmente tenemos un ejemplo de aleación con el fanático oficial. Este que venera al viejo comandante y a su maravillosa creación. Cree firmemente en sus convicciones, tanto que al enterarse de que esa máquina no va a volver a funcionar, decide ofrecerse a ser el último en utilizarla. Ofrece su cuerpo, manteniendo a flote sus ideales y su esperanza de que el explorador recapacite, al cambiar la inscripción de las agujas por la frase “Sé justo”. Esa frase que se le incrusta en todo el cuerpo, por esa máquina que tanto adora.
Otro momento importante para el análisis, es cuando el oficial se encuentra siendo masacrado, y el explorador observa aterrado y pide la ayuda del condenado y del soldado, y ninguno de los dos se mueve. Y el condenado, al contrario disfruta de la perfección de la máquina, al destrozar la vida de su antiguo verdugo. Aquí hay un cambio de poder, ese cambio que saca a flote el lado oscuro de la naturaleza humana.
Y finalmente, para seguir analizando, cuando el oficial ya ha muerto, el explorador aterrado se dirige con el soldado y el ex condenado hacía una confitería, en donde descubre un culto hacía el viejo comandante. El explorador sale más aterrorizado, y va directo hacía el puerto para abandonar ese sitio infernal, pero al ver que el soldado y el condenado lo siguen, pretendiendo que se los lleve consigo, el explorador se precipita a la balsa y detiene el intento de los dos hombres, al amenazarlos con un cable, si se atrevían a saltar a su balsa. Y aquí llegamos a otro punto fascinante y oscuro, el explorador se aterra de la humanidad y abandona esa colonia podrida. El Kafka pesimista se hace presente.
El cuento es genial, y tiene muchas otras lecturas aún, y símbolos latentes, como el significado de esa espectacular y diabólica máquina en forma de imprenta. Y desde luego, muchas relaciones con el presente, que cada lector se encargará en su propia reflexión de situar en determinado contexto y/o escenario.
En síntesis, es un cuento contundente y macabro, que fascinará a todos los seguidores y amantes de este gran escritor.
8.5/10
En 1962 Orson Welles adaptó una de las grandes obras de Kafka, “El Proceso”. Al inicio del filme, Welles en forma de prólogo o “Intro” añade un relato corto de Kafka titulado “Ante la Ley”. El relato en sí es fascinante, y podemos verlo en el siguiente enlace, en los primero minutos del filme de Welles:
Y a continuación, pueden observar el filme completo de Orson Welles “El Proceso”:
Pueden leer “La Colonia Penitenciaria” en el siguiente enlace:
Me ha caído del cielo el encuentro con el proceso de Orson Welles, lo estuve buscando y recién lo hallo. Kafka es una autor que me encanta, me parece muy profundo, muy espectacular, entretenido y a la vez enigmático, muy especial, sus historias son entendibles y a la vez indescifrables por completo, sabia darle una capacidad simbólica a sus ideas que es admirable. Un abrazo.
ResponderEliminarAsí es Mario, Kafka es un autor fascinante, que me gusta mucho, respeto y admiro. Genial que te guste también. Saludos
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