Flannery O'Connor es una de las conocidas Damas del Sur de la Literatura Norteamericana, de esas escritoras que supieron plasmar con fidelidad y frialdad el gótico sureño, junto con todos los elementos que lo alimentaron durante el pasado siglo, y que aún hoy en día prevalecen. “Sangre Sabia” o “Wise Blood” como su título original, fue la primera publicación que hizo en su vida, en el año de 1952, que sería una de las dos únicas novelas que publicaría en su corta vida; murió a los 39 años por una enfermedad degenerativa. Luego de Sangre Sabia, a mediados de los 50 publicarías sus relatos y cuentos, con los que sería mayormente reconocida, logrando el prestigioso National Book Award en 1971 por su compilación de cuentos, cuando ya había fallecido años antes en el 64.
Y así fue toda la vida de esta autora, un drama interminable, y que con una producción literaria de sólo una década, con dos novelas y varios cuentos, es considerada hoy en día como una o sino la más grande narradora norteamericana de todos los tiempos, siendo una de las infaltables en cualquier lista de las mejores obras de la literatura de cualquier tiempo.
El año pasado tuve la fortuna de descubrir los relatos de O'Connor, que me parecieron excelentes, lo que me llevaron a adquirir una bella edición de Lumen, titulada simplemente “Flannery O'Connor, Novelas”, donde vienen “Sangre Sabia” y “Los violentos lo arrebatan”. Pero vamos por partes…
En “Sangre Sabia” nos cuenta la historia de Hazel Motes, un hombre que tras servir en el ejército en la Segunda Guerra Mundial, regresa a su pueblo natal en Tennessee, un pueblo altamente religioso y evangélico en el profundo sur de los Estados Unidos. Haze llega con la determinación de enfrentar la tradición religiosa de la comunidad, representada especialmente en Asa Hawkes, un predicador aparentemente ciego y su hija, quienes predican y piden limosnas. Por lo tanto, Hazel se propone crear su propia iglesia, que llamará “La Iglesia sin Cristo”.
“Sangre Sabia” contiene todos los ingredientes y obsesiones de la autora, quien en sus textos siempre enfrenta a sus complejos personajes en dilemas morales, siempre teniendo como telón de fondo temas como la religión, o la obsesión por la religión, el racismo, y todos esos temas que mitificaron el sur de los Estados Unidos, hasta nuestros días. Desde el inicio, con la presentación del personaje de Hazel, que dicho sea de paso, me parece uno de los personajes más interesantes y complejos de la literatura americana, es tan bien logrado y profundizado por O'Connor, que desde el inicio nos muestra su sensibilidad y sus ideas, con unas descripciones siempre tan precisas y justas, tanto de los elementos del entorno, como de sus mismos personajes.
Además de Hazel, se nos presenta todo un desfile de personajes extraños, reales e inquietantes, como el ya mencionado Asa Hawkes y su hija, Enoch Emery, quien da el título al libro, ya que su sangre es sabia… o al menos así lo cree él, porque según él le avisa y le hace sentir cuando algo está a punto de ocurrir, ya sea bueno o malo… y la señora Flood, la patrona de la pensión donde se queda Hazel, otro personaje poderoso y perturbador, que sorprenderá hasta el final de la historia.
En síntesis, otro gran trabajo de la gran escritora del sur, imperdible e imprescindible. Fiel a su estilo, una obra implacable, con duras escenas, fuertes cuestionamientos y dilemas que dejarán pensando a cada lector. En el año de 1979, el gran John Huston, quien dirigió también la adaptación de la novela de Carson McCullers, “Reflejos en un ojo dorado”, adaptó “Sangre Sabia”, protagonizada por Brad Dourif (Alguien voló sobre el nido del cuco) en el papel de Hazel Motes. Aún no la he visto, pero imagino que debe ser brutal como la novela, y conociendo el buen hacer de Huston.
Precisamente, en el prólogo de sus “Cuentos Completos”, cuentan una anécdota sobre John Huston, que transcribo a continuación:
“John Huston rodó en 1978 una película basada en Sangre sabia, la primera de las novelas de Flannery O'Connor. Por la rareza de su argumento, la rebelión de un joven fanático religioso contra Cristo, tuvo muchos problemas de financiación, aunque finalmente pudo rodarse en el tiempo récord de cuarenta y ocho días. John Huston, en el último capítulo de su autobiografía, escribe: «Nada me haría más feliz que ver que esta película consiga aceptación popular y rinda beneficios. Demostraría algo. No estoy seguro qué... pero algo».
La película pasó sin pena ni gloria, que es un poco el destino que corrió la obra de Flannery O'Connor durante los años setenta, que fue cuando Esther Tusquets la publicó en español casi en su totalidad.”
9/10
Portada de la edición de Lumen con las dos novelas de O'Connor:
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