La
Playa D.C es una de las películas colombianas que desde principios del año ha
generado muchas expectativas, sobre todo luego de su elección a participar en
la competencia oficial del Festival de Cannes, en la sección “Una Cierta Mirada”.
Acabo
de ver la película hace poco y ha sido una grata sorpresa. Es una película
sencilla que retrata distintas vertientes de la realidad del país. En esta
ocasión, desde la visión de un joven negro llamado Tomás, que se vio forzado a
trasladarse a la ciudad de “Bogotá D.C”, junto con su familia, luego de que a
causa de la guerra tuviesen que salir huyendo de su hogar ubicado en la costa
pacífica. En ese lugar, donde aún mantienen recuerdos de “La Playa”.
Precisamente,
esa es la alusión inicial desde el título del filme, esa unión entre sus
recuerdos de La Playa, y su realidad presente en el Distrito Capital.
El filme
inicia con unos exagerados movimientos de cámara en mano que siguen a Tomás, casi
siempre de espaldas. Al principio estaba un poco preocupado de que el
movimiento durara en todo el filme, afortunadamente luego se equilibra. Ese movimiento,
termina siendo uno de los tantos recursos simbólicos que utiliza el director,
en esta ocasión, para reflejar el estado emocional de Tomás frente a la asfixiante
ciudad capitalina. Al mismo tiempo, que los innumerables miedos y temores que
lo embargan. Recuerdos de la costa pacífica y de su playa, que se presente en
forma de flashback en diversos momentos del filme. Pero todos los recuerdos de
la playa no son gratos, desafortunadamente persisten los fantasmas de la
guerra, la violencia y la muerte de su padre, que sigue atormentándolo a él, a
sus hermanos y a su madre.
Tomás
vive en Bogotá con su madre, su padrastro y su hermano menor Jairo. Jairo ha caído
perdido entre las drogas y metido constantemente en problemas. A la historia se
suma su hermano mayor, quien regresa de un viaje que realizó a los Estados
Unidos como indocumentado.
Así
que durante todo el filme observaremos desde la visión de Tomás, como su hogar ha
desaparecido, se ha esfumado; como su madre se aleja de él y a la vez de su
pasado para empezar una nueva con su nueva pareja y un nuevo bebé, como su
hermano menos se ha perdido y como su hermano mayor lo intenta convencer para llevárselo
con él al anhelado “norte” y buscar una mejor fortuna.
Esa es
la base general del filme de Juan Andrés Arango, que se estrena con esta
sobresaliente ópera prima que dirige y escribe. El filme tiene un ritmo lineal,
con algunos momentos realmente muy buenos, que rompen esa linealidad y lo
elevan por momentos. En esas escenas claves hay una muestra notable de detalles
de la escenografía y la fotografía. También disfruté mucho de la música durante
todo el filme, bastante apropiada para cada momento.
Los actores,
creo que están muy correctos, en la mayoría de tomas lucen muy naturales y
trasmiten bastante realismo y fuerza. Aunque sea Tomás el centro del relato y
el personaje más desarrollado.
La dirección
es correcta. El guión y el argumento también son correctos; en el trasfondo del
filme hay un enorme mensaje, y hay una exposición de problemas sociales como el
racismo, el desplazamiento, las drogas, los retazos del conflicto interno, el
ideal del sueño americano, entre otros. La marginación a la que son expuestos
Tomás y sus hermanos por ser de otra cultura y sobre todo por llevar un color
de piel diferente, se hace evidente. El resentimiento que ellos mantienen por
esos prejuicios, por ese regionalismo tan marcado aún hoy en día, y ese racismo
tan radical que también aún hoy en día persiste. Y a pesar de que todo su entorno
se encarga de marginarlo, y de que cuando intenta hacer algo bien se presenta
algún problema que se lo impide, es conmovedor ver como una pequeña luz de esperanza
se atisba en el horror y la oscuridad.
En síntesis,
es un filme que se encuentra por encima de la media de lo que normalmente
presenta el cine colombiano, pero que sin embargo no alcanza a ser redonda,
aunque contiene muchos buenos momentos, muy destacables, donde se alcanza la
sutileza y la fuerza en escena. También a pesar de que es relativamente corta
(90 minutos) se hace un poco larga, y tal vez le faltó ser más efectiva,
directa y contundente. Me pasó que me sorprendió cuando salieron los títulos
finales de créditos, no pensaba que aún había terminado. Lo que me hace pensar
que me quedó faltando algo, a pesar de los buenos momentos que tiene.
Recomendada, pero por este contraste:
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