sábado, 15 de junio de 2019

Adiós, Hemingway (Leonardo Padura)

Leonardo Padura



“Adiós, Hemingway” es un libro de quiebre dentro de la serie de Mario Conde de Leonardo Padura. En el Club de Lectura al que asisto, iniciamos el año 2019 leyendo la serie de Conde. Luego de terminar los primeros cuatro, que corresponden a las “4 estaciones” (Pasado perfecto, Vientos de Cuaresma, Máscaras y Paisaje de otoño), hicimos un salto hacia “Herejes”, que representa un salto temporal de 3 libros (y dos décadas) dentro de la cronología de la serie. Pero finalmente hicimos el cierre con “Adiós, Hemingway”, que es primer libro que escribe Padura, luego del proyecto inicial de las 4 estaciones. Como él mismo cuenta en las notas del libro, este proyecto inició con la participación dentro de una serie donde cada escritor debía desarrollar una historia con un autor reconocido. Padura pensó inmediatamente en Ernest Hemingway, y con el tiempo en Mario Conde, como marco de desarrollo de la historia. 

“Adiós, Hemingway” es un libro lleno de nostalgia (como todos los de Mario Conde), pero también de ternura, porque es un libro donde las relaciones que mantiene el ex policía Mario Conde con sus amigos y colegas se ven reflejadas y afianzadas con mayor pureza y claridad. También es un libro muy personal, sobre el amor a la literatura, porque con el tiempo los lectores hemos conocido que Mario Conde es un reflejo del mismo Padura, y en este libro quedan reflejadas varias de las influencias, lecturas y técnicas del escritor (Conde/Padura). Y por supuesto, es también un bello y complejo homenaje a Ernest Hemingway. 

Como suele ocurrir en las novelas de Conde, siempre hay un crimen. En esta oportunidad, una tormenta tumba un árbol dentro de la Finca la Vigía, la morada de Hemingway durante sus últimos años en la Habana. Ese accidente deja al descubierto un cadáver dentro del condominio. El cuerpo es de un agente del FBI. Por lo que el caso queda en manos de la policía, quienes a la vez, piden la colaboración de Mario Conde, ya retirado de la policía y trabajando como vendedor de libros de segunda, y conocido por su afición a la literatura. El caso vuelve a unir a Conde con Manolo, e inician las investigaciones, con una actitud inicial de Conde condenatoria hacia el escritor estadounidense, al verse decepcionado en descubrir que era una mala persona y engañó a varios de sus amigos y colegas escritores. 

El crimen es una excusa para ahondar en la figura de Hemingway, la exploración y viaje por su historia, centrando gran parte de la investigación en su estancia en la Habana, lugar donde escribió varias de sus mejores obras, y desde donde fue objeto de diversas teorías, por los difíciles momentos políticos que se desarrollaban en ese momento. 

Ese sentimiento inicial de Conde es importante, porque hace parte del retrato completo que tenemos sobre la figura de Hemingway, visto desde muchos de sus ángulos. Desde el amor/admiración y el odio/decepción. 

Se presentan distintas teorías y eventos sobre la vida de Hemingway y sobre su muerte: el suicidio y los antecedentes clínicos, la persecución del gobierno americano y J. Edgar Hoover, la decadencia del gran hombre/macho bajo la figura que él mismo había construido. Se exploran sus relaciones con sus esposas y otras estrellas del espectáculo. Y todos estos eventos con un fuerte respaldo histórico, en el que Padura siempre es muy minucioso y detallista, en la veracidad de los hechos históricos, y a partir de allí, difuminar/expandir la ficción. Sus ficciones. Y finalmente, todas estas teorías y eventos no te dan todas las respuestas o soluciones al caso, como ocurre en las otras novelas de la serie. Lo que refuerza la idea, de que en esta novela es mucho menos importante que en las otras el asesinato. En su desenlace, Conde hace una reconciliación con Hemingway y consigo mismo. Lo entiende un poco más, se entiende más a sí mismo. 

Además de la veracidad de los hechos, la novela tiene un humor, también siempre presente en Conde, y una belleza particular por lo mencionado del desarrollo de las relaciones. Y en cuanto a su narración, Padura sigue intercalando las épocas en sus novelas; siempre narra más de una historia paralelamente, pero normalmente dedica un capítulo o un párrafo distinto para diferenciarlos. Pero en “Adiós, Hemingway”, la narración de las épocas no siempre está separada, sino que varias veces es sucesiva, mezclando en momentos emocionalmente a los personajes de Conde y Hemingway, a través de los sueños o deseos, específicamente en el momento en que imaginan la escena de Ava Gardner y sus blúmers, que Calixto, uno de los empleados de confianza de Hemingway relata a Conde. Es uno de los momentos donde magistralmente se entremezcla a los personajes y las épocas, llegando a confundir al lector. Y ese elemento también es una muestra del paralelismo que el mismo escritor quiere evidenciar y mostrar las influencias del uno del otro. Y Conde representando a Padura. 

Dentro de su exploración al escritor estadounidense resalta reiterativamente la técnica del iceberg, y pone algunos ejemplos en la forma en que Hemingway la utiliza. Padura y Conde, ambos al tiempo, utilizan la técnica dentro de la novela. Precisamente en lo que explicaba anteriormente, en dejar pistas y varios elementos sugeridos para que el lector arme su propio cuadro. 

Las referencias literarias son muchas, sobre Hemingway y el mismo Conde. Por eso me parece una novela muy personal y una carta de amor a Hemingway. Y el título además es muy bello porque tiene un significado al inicio y al final del libro. Inicia con un recuerdo de cuando era niño y junto con su abuelo, un reconocido pescador, saludaron a Hemingway. Y al final, cuando está reunido con sus amigos, y decide hacer las pases con sus recuerdos y con su ídolo, y le da la despedida nuevamente a Hemingway, lleno de amor, calidez y gratitud. 

Sin dudas, me parece los libros más hermosos y personajes de Padura, y lo bueno es que es muy breve y entretenido. Y uno de los libros donde Padura se muestra y deja en evidencia a sí mismo, y a la vez desnuda a su propia creación: Mario Conde. Mostrándose a sí mismo, como nunca antes, ante el lector, como un par de Conde. Como uno solo. Porque Conde al final sigue con la esperanza de escribir una historia escuálida y conmovedora. Muy recomendado. 



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