sábado, 27 de marzo de 2021

Especial: Siete Tragedias de Sófocles - Lectura Colectiva #Sofocles2021 / (A.S.B)

Especial: Siete tragedias de Sófocles (Lectura Colectiva)

 


En el cuarto año de la dinámica de Lecturas Colectivas, que iniciaron con la lectura colectiva de #Dante2018, del 1 de enero al 10 de abril del 2018, bajo el hashtag #Dante2018; y del siguiente, #Ovidio2018 para leer la famosa obra de Ovidio: Las Metamorfosis, desde el 1 de Mayo hasta el 3 de Agosto de ese mismo año. Y del gran reto de leer “El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha” de Miguel de Cervantes Saavedra (que se peleó el honor de suceder a #Dante2018 junto con #Boccaccio2018 y #Ovidio2018 entre otras, al final decidimos leerlas todas), desde el 1 de Junio hasta el 06 de Octubre; y del 27 de Julio con “El Decamerón” de Giovanni Boccaccio, que iría hasta el 10 de Noviembre. Y de seguir otras lecturas “no oficiales” como #Kafka2018 y #Virgilio2018, para finalizar el año 2018 llegó la lectura colectiva de #Borges2018, con la lectura de dos de las obras más emblemáticas del escritor argentino: “Ficciones” y “El Aleph”, dos recopilaciones de relatos, que contienen varios de los cuentos más alabados de la literatura universal. Con todas estas lecturas completé casi 12 meses seguidos entre todas lecturas colectivas del 2018, leyendo a diario. En el 2019 inicié con otros dos retos mayúsculos: la “Ilíada” de Homero y el “Ulises” de James Joyce, iniciando también desde el 1ero de enero del 2019, hasta mediados del mes de junio (15 de junio), que he acabé las dos lecturas. Y entre esas lecturas también estuve en la lectura adicional de “Hamlet” de William Shakespeare, bajo el hashtag de #Shakespeare2019. Desde Julio 1 inició otra lectura bajo el mismo hashtag de #Homero2019, el de la “Odisea”, la secuela de la Ilíada, que terminé el 14 de diciembre, también con un canto a la semana. Casi todo un año leyendo a Homero en detalle y en compañía de otros lectores alrededor del mundo a través de este gran Club de Lectura Virtual en que se han convertido las lecturas colectivas. Fue una muy buena experiencia haber leído primero el Ulises de Joyce, para leer luego la Odisea, pues Joyce tomó parte de la Odisea para la estructura de su novela. Por eso en los resúmenes de la Odisea, hace mención a las referencias homéricas dentro el “Ulises”. Y terminar el año 2019 con la lectura colectiva de “La Montaña Mágica” de Thomas Mann, el 27 de diciembre, sumando otro año dedicado a la literatura, además de mis otras lecturas personales. El 2020 inició con un gran reto, leer bajo la misma dinámica la obra "Así habló Zaratustra" de Friedrich Nietzsche, desde el 1ro de enero hasta el 29 de abril del 2020. Y la otra lectura del 2020 siguió con "Los Hermanos Karamazov", que realicé del 24 de marzo del 2020 hasta el primero de Julio del 2020. Lectura realizada en pleno confinamiento por la pandemia del Covid-19. Después de esas dos lecturas colectivas del 2020 me tomé un descanso de esas dinámicas y retomé en el 2021 con #Sofocles2021, leyendo sus conocidas siete grandes tragedias, del 1ro de enero al 13 de Marzo del 2021: 

Áyax, Antígona, Las Traquinias, Edipo Rey, Electra, Filoctetes y Edipo en Colono.


Para los interesados, dejo el post general que hice sobre mis publicaciones diarias de #Dante2018, #Ovidio2018, #Cervantes2018, #Boccaccio2018, #Borges2018 (X2), #Homero2019 (X2), #Joyce2019, #Mann2019, #Nietzsche2020, #Dostoievski2020


Especial: La Divina Comedia (Dante Alighieri) Reto #Dante2018

Especial: Las Metamorfosis (Ovidio) Reto #Ovidio2018

Especial: Don Quijote de la Mancha (Miguel de Cervantes) Reto #Cervantes2018

Especial: El Decamerón (Giovanni Boccaccio) Reto #Boccaccio2018

Especial: Ficciones (Jorge Luis Borges) Reto #Borges2018

Especial: El Aleph (Jorge Luis Borges) Reto #Borges2018

Especial: Ilíada (Homero) Reto #Homero2019

Especial: Ulises (James Joyce) Reto #Joyce2019

Especial: Odisea (Homero) Reto #Homero2019

Especial: La Montaña Mágica (Thomas Mann) Reto #Mann2019

Especial: Así habló Zaratustra (Friedrich Nietzsche) Reto #Nietzsche2020

Especial: Los Hermanos Karamazov (Fiódor Dostoyevski) Reto #Dostoievski2020


Las publicaciones diarias las hacía por mi cuenta personal de Facebook, o la página de Facebook de mi blog A.S.B Virtual Info, y en mi Instagram. Pero sobre todo, y la esencia de estos retos y lecturas colectivas nació de la interacción en Twitter, gracias a la iniciativa del escritor Pablo Maurette, donde también a diario compartía mis posts de cada lectura, y también en las historias de Instagram y whatsapp. 


Desde #Dante2018 mi papel activo, constante y diario, fue el de realizar textos diarios en todas mis redes sociales, que muchas veces eran resúmenes, otras veces eran reseñas, otras análisis, otras selección de fragmentos, y en el mejor de los casos, una mezcla de todas las anteriores, con la intención de conformar un diario de lectura. Ahora hablaré algo breve de la experiencia de releer bajo esta dinámica estas tragedias:



Siete Tragedias de Sófocles

(Áyax, Antígona, Las Traquinias, Edipo Rey, Electra, Filoctetes y Edipo en Colono)


Creo que ya lo he mencionado en otros posts, y en las lecturas colectivas imagino que lo mencioné en los posts de Ovidio y Homero, que de niño siempre me fascinaron las historias de la mitología grecorromana. He leído muchos libros especializados sobre el tema, y por eso antes de leer estos clásicos ya estaba preparado desde hace años con los nombres y varias de estas historias que tuvieron tanta influencia en la literatura, el arte, la sociología, entre muchas otras artes y ciencias. 

De hecho, el año pasado (2020 o el 2019) empezamos las lecturas colectivas con las tragedias de Esquilio, que también leí, pero no les hice los respectivos textos diarios porque preferí hacerle una lectura personal, leer lo que los otros comentaban y dedicarme a otras lecturas que tenía en el momento. Por eso, cuando se anunció que leeríamos las tragedias de Sófocles, al inicio dudé hacerle los textos diarios (porque es un trabajo gratificante pero agotador) pero finalmente me animé para reivindicarme con Esquilio.

No escribiré mucho más, porque lo que tengo que decir de cada obra está dentro de los textos diarios, pero ha sido una lectura llena de emociones, como siempre, con nuevos hallazgos y una oportunidad de reflexionar sobre los tiempos extraños que vivimos a través del lente del pasado y del mito. Y también, como siempre, con la oportunidad de contagiar a otras personas de leer y conocer estas obras. Muchos seguían mis textos diarios, se interesaban y me hacían preguntas al respecto.

A través de estas tragedias hacemos un recorrido por las más básicas y profundas emociones y sentimientos humanos, como el poder, la envidia, la pasión, la justicia (de humanos y de dioses), el engaño y la venganza, entre muchos otros más. Entre las siete tragedias brilla una trilogía especial que cuenta la gran historia del rey Edipo (Edipo Rey, Antígona y Edipo en Colono), que son algunas de las tragedias más grandes y perfectas que existen. 

Pero bueno, a continuación en los textos diarios de las siete tragedias. 

¡Espero los disfruten!

A.S.B



Especial: Siete tragedias de Sófocles (Lectura Colectiva)





SIETE TRAGEDIAS DE SÓFOCLES


Tragedia 1:

ÁYAX



Día 1: Al iniciar "Áyax", Atenea es quien primero interviene. La diosa de los héroes. Áyax está marcado por la tragedia. Desfavorecido en la repartición de la armadura de su amigo Aquiles, lo que despierta su ira. Y desfavorecido por Atenea, quien ve con desconfianza la independencia del héroe en no solicitar la ayuda divina. La diosa ayuda a su favorito y el favorecido en todas las situaciones anteriores: Odiseo. Le habla a su fiel adorador y le revela su poder e influencia sobre las acciones de Áyax (la masacre a los animales). La salvación, el castigo... ¿el sacrificio inducido?

"Veo, pues, que nada somos cuantos vivimos, sino apariencias y sombras vanas", reconoce Odiseo.

Atenea se regodea y le recuerda:

"Como nace el día y desaparece, así todo lo humano. Los dioses aman al hombre sensato y odian a los soberbios"

#Sofocles2021 #Áyax


Especial: Siete tragedias de Sófocles (Lectura Colectiva)



Día 2: El Coro de marineros de Salamina anuncian el rumor que corre. La tragedia y la vergüenza. Devela las acciones y los planes de Atenea y Odiseo.

Tecmesa describe la masacre y el estado de ánimo agonizante de su amado. La culpa. Y presiente una nueva tragedia.

Áyax se lamenta, pide asistencia en la muerte, incluso a los dioses, a quienes nunca solicitó en batalla. Recuerda su cruel acto y su sentimiento al no obtener las mejores armas de su amigo Aquiles.

"Pero los atridas se han decidido en favor de un hombre sin escrúpulos, privando del premio a un valiente como yo".

Piensa en la vergüenza de presentarse ante su padre, y el odio que despierta en los dioses y el ejército heleno.

El Coro y Tecmesa intentan apaciguar sus ánimos. Su esclava y amante le obliga a pensar en ella y en su hijo. Su culpa caerá sobre ellos tras su muerte.

"¿Qué patria podrá adoptarme, privada de ti? ¿Qué fortuna será la mía? En ti está toda mi salvación. Ten, pues, también piedad de mí. Justo es que el hombre agradezca el buen trato que haya recibido, porque el agradecimiento es siempre el que engendra agradecimiento. Quien se olvida del bien que se le haya hecho, no es posible que sea nunca un hombre bien nacido"

#Sofocles2021 #Áyax



Día 3: "Tecmesa: Niño, te llama el padre. Tráelo aquí, tú, siervo, que lo llevas de la mano.

Áyax: ¿Viene ya ese a quien se lo mando, o no hace caso de tus palabras?"


Áyax pregunta por su hijo, y Tecmesa le dice que lo ocultó temiendo que el desdichado hubiese hallado la muerte si tropezaba con su padre en ese estado.

Áyax dice que el pequeño no debería asustarse al ver la carnicería perpetuada por ser su hijo. Un hombre, un héroe. Debería acostumbrarse a la crueldad.

"¡Hijo mío, ojalá seas más feliz que tu padre; y en todo lo demás, igual! Así nunca serás cobarde. Sólo te envidio ahora, porque no te das cuenta de ninguno de estos males; pues en el pensar no está el placer de la vida".

Habla al niño y le entrega su escudo. La herencia. Mientras dice que las otras armas se entierren con él. El Coro y Tecmesa temen de sus palabras, que parecen despedidas.

Áyax se despide y da un discurso de aparente calma, de dirigirse a los baños a lavarse la culpa y la cólera de la diosa. También dice que se llevará y ocultará la espada que le regalo su enemigo, Héctor, a la que también atribuye parte de su desgracia. Y habla sobre la amistad:

"La experiencia me acaba de demostrar que el odio que he de tener al enemigo no ha de ser tanto que me impida hacérmelo luego amigo, y que he de procurar servir al amigo con la idea de que no siempre ha de continuar siéndolo; porque a la mayoría de los mortales, les es infiel el puerto de la amistad".

#Sofocles2021 #Áyax



Día 4: El mensajero llega a avisar que el medio hermano de Áyax, Teucro, había sido acorralado e insultado por los argivos, debido a los actos de locura de su hermano. Había evitado la muerte, gracias a la intervención de los sabios ancianos.

Envió al mensajero para pedir que retuviesen a Áyax hasta que él llegase. Pero el Coro le avisa que ha llegado tarde, aunque lo tranquiliza diciendo que se había marchado "decidido por la mejor determinación que podía tomar, reconciliado ya con los dioses y libre de su locura".

El mensajero lamentó la noticia y las acusó de palabras necias, pues el poderoso adivino Calcas ya había anunciado frente a Teucro la profecía. No debían dejarlo salir ese día, porque en soledad la cólera de la diosa Atenea lo volvería a cubrir con resultados mortales sí mismo.

El Coro se lamenta y avisa a Tecmesa de la trágica profecía, además de recordar las dos contestaciones de Áyax que generaron la cólera de la diosa lechuza.

Tecmesa siente que Áyax la había engañado y no estaba tan bien como les había dicho antes de partir, y se apresuran a la búsqueda del héroe antes que ocurra la tragedia.

Áyax en soledad y junto a la espada de Héctor habla a los dioses (a quienes ignoró en batalla), a Zeús, y le pide asistencia en la muerte. Que su cuerpo sea hallado primero por sus amigos, y la guía de Hérmes por los caminos subterráneos.

"¡Oh fuentes y ríos y campos troyanos!, a vosotros también os hablo. ¡Salud, oh sustentos míos! Esta es la última palabra que pronuncia Áyax. En adelante, en el infierno hablará con sus habitantes"

#Sofocles2021 #Áyax



Día 5: "Ay, Ay", repite Tecmesa lamentando y confirma al Coro lo inevitable: "Áyax, miradle, que acaba de herirse, yace con la espada envainada en su pecho".

La mujer, quien ya era esclava del héroe suicida, piensa en los yugos de esclavitud hacia los que se encaminan ella y su hijo. Cubre a su amado con un manto para que ningún enemigo lo identifique y clama la presencia de su hermano Teucro para ayudarle a dar su merecida sepultura. A la vez que recuerda la colaboración de los dioses para esa tragedia. "Atenea, la terrible diosa hija de Zeus, ha causado, sin embargo, tal dolor para agrado de Odiseo".

"Ay, Ay", sigue el coro fúnebre, ahora de la voz de Teucro, quien entra en escena y ve el cadáver de su hermano. Se lamenta y pregunta por su sobrino, solicitando que lo lleven enseguida con él, desconfiando de los enemigos. "Que del enemigo muerto todo el mundo gusta reírse". Y dice que al final Héctor le había matado (con su espada), así como Héctor murió arrastrado de la mano del cinturón que le habían regalado Áyax. Dos objetos malditos hechos de la furia y el infierno. Teucro piensa en los dos objetos y se pregunta si uno no había sido forjado por Erinias (una de las Furias, la de la venganza) y el otro por el mismo Hades. Concluyendo que todas estas cosas siempre las traman los mismos dioses.

#Sofocles2021 #Áyax



Especial: Siete tragedias de Sófocles (Lectura Colectiva)



Día 6: Mientras Teucro se lamentaba sobre el cadáver de su hermano, el Coro advirtió que se acercaba un extraño, un enemigo. Era Menelao y su séquito.

Al ver la situación y las intenciones, Menelao ordena que no se entierre el cadáver y que lo dejen como estaba. Teucro exigió saber el motivo, y entonces Menelao le indica los descubrimientos que han hecho a partir de sus investigaciones. Le recuerda los sucesos, el objetivo inicial de Áyax de matar a los comandantes, y la oportuna intervención de los dioses, quienes frustraron su empresa. Por eso ese cuerpo no merecía ser honrado. Además recordó el espíritu y actitud desobediente el héroe en vida.

"Haya, pues, siempre cierto saludable temor; y no creamos que haciendo lo que nos plazca, no hemos de sufrir luego, pagando las consecuencias. Tal es el turno natural de las cosas: antes fue éste fogoso insolente; ahora soy yo quien me ensombrezco y te ordeno que no lo sepultes, si no quieres caer, al intentarlo, en su misma sepultura"

El Coro acusa a Menelao que luego de haber expuesto tan sabias máximas, no viniese ahora a ser él mismo quien insultase a los muertos. Menelao condenó la conducta de Áyax por desafiar las leyer humanas, y ahora el Coro le advierte que no quiera desafiar las leyes de los dioses con sus palabras.

Teucro también protesta y le recuerda que él no mandaba sobre ellos sólo por el hecho de ser aliados de los aqueos en la batalla. "Viniste como rey de Esparta, no como soberano de nosotros". Y le recuerda que no hay ley ninguna que le confiera imperio sobre el cuerpo, por lo que daría sepultura a su hermano sin su aprobación. Y sigue el intercambio de palabras entre Teucro y Menelao, con el Coro tratando de mediar. Se menciona el amaño de los votos que privó a Áyax del premio con las armas de Aquiles, y que generó su cólera, y favoreció a Odiseo. Menelao no lo niega pero echa la culpa a los jueces.

Menelao se retira finalmente por la vergüenza de que alguien se entere que estaba castigando con palabras a alguien que podía castigar a la fuerza. Y Teucro le invita a irse, pues le parecía vergonzoso seguir escuchando a un hombre fatuo que sólo decía necedades.

#Sofocles2021 #Áyax



Día 7: El Coro dice que pronto habrá una contienda por esa disputa y le dice a Teucro que corra a encontrar una fosa para el cuerpo. En ese momento entran a escena Tecmesa y el niño. Teucro antes de irse, le dice a la mujer que prepare el cuerpo y al niño le da la instrucción que se abrace al cuerpo de su padre como cayendo sobre él, como suplicante. Lo dice porque sabe que en esa posición nadie podría tocar el cuerpo sin ofender a Zeús, dios de los suplicantes.

En poco tiempo, Teucro regresa agitado, diciendo que se corrió al ver que se acercaba Agamenón, seguramente a reñirle. Preciso empezó a recordar lo que Teucro había dicho a su hermano Menelao, cuando negó la autoridad de ellos como generales y almirantes de los aqueos, y afirmó la autonomía de Áyax. Le recordó su condición de esclavo, recordó la ofensa de Áyax y le dijo que no sólo los hombres fornidos (como Áyax o Aquiles) eran la más firme defensa del ejército, sino los que razonan prudentemente (como Odiseo). Y le amenaza, advirtiendo si se mantenía en su posición.

"¿No aprenderás a ser prudente, y sabiendo que eres esclavo de nacimiento, nos traerás aquí un hombre libre que te represente y nos exponga tus deseos? Porque a lo que tú digas jamás haré caso yo; a bárbara lengua no presto oído"

El Coro pidió prudencia para ambos. Mientras Teucro saltó recordando los trabajos de Áyax para mantenerlos a salvo, poniéndose a sí mismo en riesgo. "Éste fue quien hizo tales cosas, y con él estaba yo, el esclavo, el de bárbara madre nacido". Le recuerda el propio linaje a Agamenón, no exento de bárbaros, y el suyo propio que incluía a reyes. Y sentencia: "Con éste, si le arrojáis a alguna parte, arrojaréis también a la vez a nosotros tres, muertos con él".

De repente entra a escena Odiseo (Ulises) y el ganador de las armas de Aquiles, considerado por Agamenón el más grande entre ellos y el protegido de la diosa Atenea. El astuto Odiseo interviene y con su gran manejo de la palabra lleva a reflexionar a Agamenón. "Escucha, pues: al hombre éste, por los dioses, no permitas que sin sepultarlo tan cruelmente lo arrojen; ni que la violencia te domine nunca de manera que llegues a odiar tanto que a la justicia conculques". Y aunque acepta que era enemigo de Áyax tras ganarle las armas, reconoce las virtudes de héroe, como el más valiente de todos, después de Aquiles. "No puedes privarle de esa honra; porque no es a él, sino a las divinas leyes conculcarías; y no es justo, después de muerto, perjudicar a un hombre valiente, ni aunque le tengas odio".

#Sofocles2021 #Áyax



Especial: Siete tragedias de Sófocles (Lectura Colectiva)



Día 8: Agamenón reclama a Odiseo por defender el cuerpo de Áyax, pero éste le sigue recordando las virtudes del muerto y el respeto que se merece, aunque fuese al final su enemigo: "Porque la virtud puede en mí más que el odio". Y le dice a Agamenón que no tema ser pasado por cobarde, sino como hombre verdaderamente justo entre los helenos. Porque al final todos serán cadáveres.

Finalmente Agamenón cede ante las palabras de Odiseo y deja que se encargue él mismo de la situación. Odiseo manifiesta su estima a Áyax y su disposición de ayudar en la sepultura. Teucro agradece su intervención y le reconoce como hombre de honor pero dice que prefiere que no ayude en el entierro, ya que quizás no agrade al muerto, pero le dice que avise al ejército por si alguno quería estar presente.

Teucro da las instrucciones para el ritual y rinde los honores a su hermano.

El Coro cierra: "Ciertamente que los mortales pueden saber muchas cosas en viéndolas; pero antes de verlas, ningún adivino del porvenir sabe lo que sucederá"

Fin de Áyax

#Sofocles2021 #Áyax




Especial: Siete tragedias de Sófocles (Lectura Colectiva)




Tragedia 2:

ANTÍGONA


Día 9: En el palacio real de Tebas, en plena madrugada, se encuentra Antígona con su hermana Ismene en escena. Menciona la maldición de Edipo sobre su linaje, las desgracias continuas que las acechan y le pregunta sobre el nuevo edicto del rey Creonte. Ismene le responde que no saben nada desde que sus dos hermanos (legítimos herederos del trono, hijos de Edipo) murieron enfrentados en un solo día (Eteocles y Polinices), haciendo que subiera al trono Creonte, tío de los hermanos.

Antígona le dice que el edicto al parecer dispone que uno de los hermanos, Eteocles, recibiese las honras fúnebres; y que el otro, Polinices, nadie debe darle sepultura, sino se exponía a morir lapidado por el pueblo. Creonte se acoge a la ley divina del respeto de los muertos, pero por otro lado, deja su mensaje de poder sobre el pueblo y las princesas reales.

Antígona invita a su hermana a desacatar la orden e ir a darle sepultura a su hermano. Ismene se aterra de pensarlo y le recuerda nuevamente la desgracia familiar en cadena, que terminaría con ellas de igual forma si ejecutaran dicho plan.

"Pues preciso es pensar ante todo que somos mujeres, para no querer luchar contra los hombres; y luego, que estamos bajo la autoridad de los superiores, para obedecer estar órdenes y otras más severas. Lo que es yo, rogando a los que están bajo tierra que me tengan indulgencia, como que cedo contra mi voluntad, obedeceré a los que están en el poder; porque el querer hacer más que lo que uno puede, no es cosa razonable"

Antígona le responde: "Haz de ti lo que te parezca. A él, yo le sepultaré; si hago esto, bello será mi morir (...) porque mayor es el tiempo que debo complacer a los muertos que a los vivos. Pero tú, si te parece, haz desprecio de lo que en más estimación tienen los dioses"

Ismene teme por su hermana y le aconseja no contar su plan a nadie. Antígona le reprocha y le dice que la deje a ella y su locura correr ese peligro, que no sufrirá nada tan grave que no le permita morir con honor.

#Sofocles2021 #Antígona



Día 10: Entra el Coro de ancianos tebanos, quienes cantan una síntesis de los sucesos que anteceden a la historia, como el conflicto entre ambos hermanos fallecidos por el trono de Tebas. Y anuncian la presencia del nuevo rey, Creonte, quien convocó a la asamblea de ancianos para algún anuncio.

Entra Creonte rodeado de escoltas y de forma solemne se dirige al Coro, inicialmente recordando su fidelidad al trono pero reconociendo la devoción de ellos y el pueblo a Edipo, y por lo tanto a sus hijos. Recuerda la reciente tragedia de los herederos y su inesperado acenso al poder. Hace un juramento de buen gobierno y anuncia las primeras leyes y normas, que pretenden engrandecer la ciudad. Entonces anuncia su disposición frente a los cuerpos de los dos hermanos, Eteocles y Polinices. La digna sepultura para Eteocles por defender la ciudad y sobresalir con su lanza, y lo contrario a Polinices, a quien acusa de regresar de su destierro con hambre de arrasar a la ciudad, a su hermano, la gente y los dioses. Sobre las razones de la lucha entre los dos hermanos hay varias versiones, una que decía que tras morir su padre Edipo, ambos deciden turnarse en el poder, pero cuando Polinices iba a reclamar su turno, su hermano no lo aceptó. Otra que dice que Polinices aceptó tesoros a cambio de entregarle todo el poder al hermano... en fin, Creonte alude al destierro y la usurpación para justificar su castigo.

El Coro no discute su autoridad, pero cuando Creonte les dice que deben vigilar que se cumpla su orden, el Coro recomienda que lo encargue a alguien más joven, mostrando un sutil rechazo a su decisión. Pero Creonte insiste y reafirma su orden. Deben vigilar el cadáver. "No hay nadie tan necio que desee morir", finaliza el Coro con resignación. De repente entra un guardián agitado a interrumpir.

#Sofocles2021 #Antígona



Día 11: Uno de los guardianes que vigilaban el cadáver de Polinices interrumpe la reunión de Creonte. Le dice nervioso que no fue él ni vio quién lo hizo. "Al muerto lo ha sepultado alguien hace poco, y después de cubrir con polvo seco el cadáver y celebrar las sagradas ceremonias, ha desaparecido"

Creonte alarmado se preguntó: "¿Qué hombre es el que se ha atrevido a eso?". El guardián le dice que no dejó huellas, y le cuenta el terror que tenían todos en avisarle. "Aquí me tienes contra mi voluntad y contra la tuya, lo sé; pues nadie estima al portador de malas noticias"

El Coro se pregunta a viva voz si ese hecho no ha sido promovido por algún dios. Creonte los manda a callar y duda que los dioses ayuden a un malvado. Pero menciona saber que no es bien recibido por todos los hombres de la ciudad y murmuran por su suerte y su reciente edicto. Traidores. Y arremete en un discurso contra el dinero, que pervierte al hombre y devasta ciudades. "Los que dejándose corromper por el dinero han perpetrado esto, lo han hecho de manera que con tiempo pagarán su culpa"

Y amenaza al guardián, dándole plazo para descubrir al autor del enterramiento, sino "la sola muerte no será bastante para vosotros"

El guardián intenta defenderse, pero Creonte duda y le dice que se pudo vender por dinero. "¡Huy! Difícil es que a quien haya formado una opinión se le convenza de su falsedad", manifiesta el guardián. Creonte se mantiene y dice que creerá en los hechos y ya había hecho su advertencia. El guardián agradece seguir con vida a los dioses, y espera que el culpable sea descubierto.

El poder, gran protagonista de este fragmento, y quien lo ostenta se enfurece al experimentar la fragilidad de su mando y el desacato. Culpa al dinero, aquella creación que muchas veces sobrepasa la influencia de los poderosos, pues su adquisición da cierta ilusión de poder a cada hombre.

#Sofocles2021 #Antígona



Especial: Siete tragedias de Sófocles (Lectura Colectiva)



Día 12: El Coro da un solemne discurso sobre el hombre, por su fuerza e ingenio a través de la historia, donde solo para la muerte no había encontrado remedio. De repente entra en escena un guardián arrastrando a la princesa Antígona. Y el Coro se lamenta: "¡Oh hija infeliz de Edipo, infeliz padre! ¿Qué es esto? ¿Es que, por desobedecer los mandatos del rey, te traen éstos habiéndote sorprendido en tal imprudencia?"

El guardián pregunta por Creonte y anuncia que habían sorprendido a la mujer cuando estaba sepultando al muerto. La pone a disposición del rey. Creonte duda y le pregunta detalles al guardián sobre cómo y dónde la había visto y cogido en flagrancia. El guardián le cuenta en detalle cómo por una tempestad que destrozó el follaje de los árboles, empezaron a escuchar quejidos y luego un llanto más fuerte cuando quedó el cadáver al desnudo. Ellos pensaban que esa turbulencia era un azote divino, pero al final fue su salvación. Porque vieron cómo la mujer empezaba a preparar el cuerpo nuevamente con polvo seco y la triple libación.

Creonte se dirige a Antígona y le pregunta si afirma haber realizado esa acción. "Afirmo que lo he hecho, y no lo niego", contesta.

Creonte deja ir al guardián y sigue interrogando a Antígona. Ella confirma que conocía el edicto que prohibía hacerlo, y siguió: "Pero como no era Zeús quien me las había promulgado; ni tampoco Justicia, la compañera de los dioses infernales, ha impuesto esas leyes a los hombres; ni creí yo que tus decretos tuvieran fuerza para borrar e invalidar las leyes divinas, de la manera que un mortal pudiese quebrantarlas"

Antígona antepone la ley divina a la humana y acepta su destino. Y dice que si le toma por necia por lo que hizo, ella podría decir que es acusada por un necio.

"Demuestra esa índole tenaz que es hija de padre tenaz; no sabe rendirse a la desgracia", cantó el Coro.

#Sofocles2021 #Antígona



Día 13: "Sábete que las voluntades en exceso obstinadas son las que primero caen"

"No es lícito tener orgullosos pensamientos a quien es esclavo de los que le rodean"


Responde Creonte a Antígona en un solemne discurso. Habla a ella y al Coro, pero a la vez habla a los dioses para dejar constancia de sus actos. Dice que ella sabía muy bien lo que hacía al transgredir las leyes, y tras de eso tenía la insolencia de burlarse en su cara por sus actos. Por eso, "Así, sea hija de mi hermana, sea más de mi propia sangre que todos los que están conmigo bajo la protección de Zeus del Hogar, ella y su hermana no se libraran del destino supremo"

Creonte sabe que con su sentencia incurre en una falta contra los dioses y contra Zeus, protector del hogar, al castigar a un miembro de su familia, su sobrina. Pero hace énfasis en que por su posición como gobernante debe hacer cumplir las leyes de la ciudad. Los hombres siempre se cubren con sus palabras ante los dioses. Y a la vez sentencia a Ismene por complicidad, al observarla con extraños comportamiento.

Antígona menciona que su acto complace a muchos que guardan silencio por temor. Y predice que su acto le dará gloriosa fama, a pesar de su destino. Y remata: "En efecto, la tiranía le va bien en otras muchas cosas, y sobre todo le es posible obrar y decir lo que quiere"

Creonte se siente desafiado ante su autoridad, y dice que ella es la única que piensa así. Antígona le vuelve a contradecir, a lo que Creonte le pregunta: "¿Y tú no te avergüenzas de disentir de los demás?", a lo que ella responde que nada vergonzoso hay en honrar a los hermanos. Creonte entonces le saca en cara la muerte de su otro hermano frente al impío que sepultó. "No murió siendo esclavo suyo, sino su hermano", contesta Antígona, saliendo del juego del bueno y malo que proponía el rey. Y siguen en esa discusión sobre la dualidad de las decisiones.


Antígona: ¿Quién sabe si allí bajo estas mis obras son santas?

Creonte: Nunca el enemigo, ni después de muerto, es amigo.

Antígona: No he nacido para compartir odio, sino amor.

Creonte: Pues bajando al infierno, si necesidad tienes de amar, ama a los muertos; que viviendo yo, no mandará una mujer.


El Coro interrumpe y anuncia que entra Ismene a escena entre dos esclavos y derramando fraternas lágrimas.

#Sofocles2021 #Antígona



Día 14: "No sabía yo que alimentara a dos furias que se revolvían contra mi trono", dijo Creonte a Antígona e Ismene, a quién interrogó para que aceptase su complicidad. Ismene lo acepta pero su hermana dice que ella no tuvo nada que ver, y la rechaza.

Creonte insiste en la culpa de ambas, y le dice a Ismene que no se refiere a su hermana como "ella", ni que la nombre, porque "ella" ya no existe. Dando entender que se estaba discutiendo el destino de Ismene, el de Antígona ya estaba decidido.

"¿Y vas a dar muerte a la prometida de tu hijo?", le dijo Ismene al rey, quien respondió: "Otros campos tiene donde podrá arar". El Coro cuestiona al rey por condenar a la prometida de su hijo, Hemón, pero éste responde que es Hades el que pone fin a esas nupcias. Y mandó a que encerraran a las dos princesas.

El Coro se lamenta por los que murieron y los que morirán. Entra a escena Hemón, quien parece aceptar la decisión de su padre. Entonces Creonte le da un discurso sobre el deber y la disciplina, y le recalca en no dejarse nunca influir negativamente de una mujer. "Mejor es, si es preciso, caer ante un hombre; que así nunca podrán decir que somos inferiores a una hembra"

Entonces Hemón le habla del sufrimiento de la gente por el destino de la princesa, y le dice que no merece morir de esa forma por su gloriosa hazaña... que eso es lo que dice la gente de la ciudad. Y le pide a su padre que considere su decisión, de forma sutil y respetuosa. Creonte enseguida saca a relucir la edad de su joven hijo, quien no sabe lo que dice. Hemón se escuda en la ciudad de Tebas, pero el rey no cede, dice que nadie le dirá lo que debe hacer. "No hay ciudad que se halle constituida por un solo hombre", responde su hijo.

Creonte recrimina a Hemón por contradecirlo, y el sabio joven le responde: "Porque te veo faltar a la justicia". El rey insiste en que su hijo ha sido vencido por el encanto de una mujer, pero Hemón le resta importancia e insiste en discutir con la razón. Creonte desprecia el llanto de su hijo y ordena a los servidores que lo detengan para que mire como muere su prometida. Hemón le responde que ella nunca morirá frente a él y que su padre nunca más mirará sus ojos. Y se retira.

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Día 15: Hemón se retira y Creonte le riñe, mientras dice que no librará a esas dos de su destino.

El Coro habla del amor y la pasión, pero se detiene y llora al ver que Antígona es conducida por esclavos hacia el lecho donde todo el mundo adormece.

"Miradme, ¡oh ciudadanos de mi patria!, comenzando mi último viaje y mirando por última vez la luz del sol, que ya no veré más; porque Hades, que a todos recibe, me lleva viva a las orillas del Aqueronte, sin haber participado de himeneo y sin que ningún himno nupcial me haya celebrado; pero con Aqueronte me casaré"

Antígona recuerda y se identifica en su lecho con la historia de Niobe, convertida en roca por Zeus, cuando aún estaba en la flor de su juventud. El Coro la anima y siguiendo la historia que cita, le habla de la posterior fama de quien siendo diosa alcanzó la gloria, y ahora ella siendo mortal alcanzaría similar gloria de los dioses.

Antígona se lamenta e invoca a la ciudad, a las fuentes y al bosque sagrado de Tebas para que sean testigos de tal injusticia, y finalmente la lloren. "¡Infortunada de mí, que estando entre los mortales no existo ya, y ni me hallo entre los vivos ni entre los muertos!"

Menciona la maldición de su padre, que cubriría tres generaciones, la boda de su hermano y la sentencia de su fatal destino. "¡Oh hermano, que tan infaustos honores alcanzaste!, muerto tú, me mataste viva"

Creonte le dice que de nada le servirán sus lamentos, y ordena que la lleven a la asilada tumba abovedada, donde la dejarían sola y abandonada, deseando morir. Así el rey se libraría de cometer delito de sacrilegio contra los dioses, "porque sólo se la privará de habitar entre los vivos"

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Día 16: Antígona sigue lamentando su cruel destino. Nombra a sus hermanos y al esposo e hijos que nunca tendrá. Lamenta ser virgen y no haber disfrutado de las mieles del matrimonio y la maternidad.

"¿Qué transgresión he cometido contra ninguna ley divina? ¿Qué necesidad tengo, en mi desdicha, de elevar mi mirada hacia los dioses?" Y siente inútil pedir la asistencia divina, "¿Para qué llamarlos en mi ayuda, si por haber obrado piadosamente me acusan de impiedad?"

El Coro intenta aliviar el dolor de Antígona recordando historias famosas del pasado, siguiendo con la idea de la promesa de la fama.

Y de repente entra a escena el adivino Tiresias, quien intenta influir para que Creonte no cometa un error y acepte dar sepultura al princípe difunto. Y quizás con la esperanza de lograr la libertad de Antígona. "Aplácate, pues, ante el difunto y no aguijonees a un cadáver. ¿Qué valor es ensañarse en un muerto?"

Creonte insulta al adivino y rechaza sus palabras. "Porque toda la raza de los adivinos es amiga del dinero", y vuelve a hacer alusión al dinero como forma de degradación del hombre, ante cada amenaza o duda a su poder y autoridad. "Y la de los tiranos desea enriquecerse torpemente", responde el adivino en alusión a la raza del rey.

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Especial: Siete tragedias de Sófocles (Lectura Colectiva)



Día 17: Luego que el Coro cantase en forma de premonición, sustituyendo a Tiresias, el destino de los protagonistas, al compararlos con la historia de Dánae, Acrisio y la de Licurgo.

Sigue Creonte discutiendo con Tiresias, quien finalmente ante la terquedad del rey le revela su arte. Le describe una visión que revela el rechazo de los dioses a las suplicas de los mortales a causa de la decisión de Creonte de no sepultar un cuerpo. Junto con imágenes tristes y oscuras de la ciudad. Pero Creonte no cede y acusa al adivino de vendido, creyéndolo sobornado por los tebanos para asustarle.

Tiresias se va indignado y el coro le advierte a Creonte que el adivino nunca ha anunciado una falsedad. Y le acababa de predecir terribles cosas. Creonte duda y le pide consejo al Coro. "Corriendo saca a la muchacha de la subterránea prisión, y prepara sepultura para el que yace insepulto", respondió.

Creonte acepta y él mismo decide acompañar a liberar a Antígona: "Temo que lo mejor sea cumplir las leyes establecidas por los dioses mientras dure la vida"

De repente llega un mensajero que anuncia nuevas desgracias: Hemón ha muerto. El hijo de Creonte se ha quitado la vida por sí mismo. El Coro lamenta el acierto del adivino y entra en escena Eurídice, la esposa de Creonte.

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Especial: Siete tragedias de Sófocles (Lectura Colectiva)



Día 18: Eurídice se lamenta y pide al mensajero que repita sus palabras. El mensajero le cuenta todo con detalles. Desde su excursión junto con Creonte para dar sepultura al cuerpo de Polinices, que yacía destrozado por los perros. En donde lavaron lo que quedaba del cuerpo y lo quemaron con ramas recién cortadas. Y cuando se dirigían al lugar donde estaba Antígona encerrada, escucharon gritos y lamentos. Creonte reconoció la voz de su hijo y pensó lo peor. Cuando llegaron a la tumba encontraron a Antígona ahorcada en un lazo formado con la tela del ceñidor; y a Hemón, echado sobre ella llorando su pérdida. Cuenta que Creonte intentó persuadirlo de salir de allí, pero Hemón al verlo se puso peor y le escupió, se abraza a su amada nuevamente y a su espada de doble filo.

"Entonces el infeliz, irritado contra sí mismo como estaba, se inclinó apoyando el costado en la punta de la espada; y en sus teñidos brazos, anhelante aún, se abrazó de la muchacha, enviándole en su estertor rápido chorro de sangre, algunas gotas de la cual enrojecieron las pálidas mejillas de la novia"

Y así, ambos amantes alcanzaron el desdichado cumplimiento de sus bodas en la mansión de Hades. Eurídice entra nuevamente al palacio sin pronunciar palabra.

El Coro y el mensajero ven llegar al rey Creonte gritando lamentos por la muerte de su amado hijo. "Te has ido por mis funestas resoluciones, no por las tuyas"

"¡Ay!, que tarde parece que reconoces la justicia", dijo el Coro. Creonte echa la culpa de su ceguera a algún dios que lo irritó y lo controló en su ira. Pero el mensajero en ese momento sale del palacio y le dice que se prepare para otra desgracia. "Tu mujer ha muerto; la infeliz, madre amantísima de ese cadáver, se acaba de inferir herida mortal"

Creonte se sigue lamentando, ahora por el suicidio de su esposa Eurídice: "¡Infeliz de mí! ¿Qué otra, pues, qué otra, fatalidad me espera?"

El mensajero le dice que su esposa lo culpó de todas sus tragedias antes de darse muerte hiriéndose directamente al corazón, maldiciendo a su marido en su último aliento. Creonte pide que alguien lo mate y se maldice a sí mismo. El Coro le dice: "No pidas nada; que de la suerte que el destino tenga asignada a los mortales, no hay quien pueda evadirse". Y viendo el auténtico arrepentimiento del rey, sentencia:

"La cordura es con mucho el primer paso de la felicidad. No hay que cometer impiedades en las relaciones de los dioses. Las palabras arrogantes de los que se jactan en exceso, tras devolverles en pago grandes golpes, les enseñan en la vejez la cordura"

Fin de Antígona

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Tragedia 3:

LAS TRAQUINIAS


Día 19: Inicia "Las Traquinias" con el personaje de Deyanira (esposa del héroe Heracles/Hercúles) en un hermoso monólogo donde cuenta y reflexiona sobre parte de la historia que la llevó a desposarse con Heracles. Alude a un proverbio antiguo que dice que no puede saberse hasta la muerte si se ha tenido una vida feliz o desgraciada. E inicia el relato, cuando aún vivía con su padre Eneo, y su pretendiente era un río, Aqueloo, dios del río del mismo nombre, y capaz de cambiar de formas (toro, dragón, humano con cara de buey). Prometido al que ella despreciaba, y del que pudo librarse cuando un día forcejeaba con él, cuando de repente Heracles, quien por consejo de Melagro iba a pedir su mano, la defendió del dios del río, venciéndole.

Recuerda que luego de la batalla se comprometió con Heracles y todo tuvo un término feliz, "si es que feliz puedo llamarlo; porque desde que subí al lecho con Hércules, a quien preferí, tengo siempre un temor detrás de otro en mi preocupación por él; pues viene la noche y pasa la noche sin cesar nunca mi intranquilidad"

Hace referencia a que Hércules pasaba de aventuras, luchas, servicios y estaba poco tiempo en casa, y menos veía a sus hijos en común. Hace mención a que hace poco el héroe había terminado sus trabajos (en alusión a los famosos 12 trabajos bajo las órdenes de Euristeo), y preciso estaba más preocupada porque desde que mató a Ifito, debieron trasladarse a vivir a Traquinia, desterrados, en casa de un extranjero. Y en esos momentos no sabía dónde se encontraba su marido, por eso el monólogo está lleno de tristeza.

Entonces una nodriza le aconseja enviar a uno de sus hijos, a Hilo, a buscarlo. Deyanira llama a su hijo, quien parece estar mejor informado que ella, pues le cuenta que se dice que su padre desde el año pasado se pasó trabajando como esclavo de una mujer lidia (era Ónfale, reina de Lidia. Y Hércules en efecto se encontraba expiando su culpa por haber matado a Ifito, hijo de Éurito, quien con la intervención de Zeús y Hermes, vende los servicios del héroe a Ónfale durante tres años). Pero Hilo le dice que ya su padre había cumplido su expiación y ahora se encontraba esperando para atacar la ciudad de Eurito y tomar venganza. Deyanira se preocupa y le dice a su hijo que vaya a ayudarlo, pues de esa victoria dependerá su destino, según le dijo un oráculo. Hilo parte enseguida.

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Día 20: Entra el Coro de mujeres, que esta vez está formado por muchachas del país, quienes cantan sobre el paradero incierto de Hércules y el temor constante de su esposa por él. También hablan a Deyanira y le dicen que tenga confianza porque Zeus siempre cuida de sus hijos. Deyanira habla de su agonía y es interrumpida con la llegada de un mensajero. El mensajero le confirma la noticia de que su marido se encuentra y pronto regresará con una nueva victoria. Deyanira se alegra y pide cantar a las mujeres.

Mientras el Coro canta, interrumpe y entra en escena Licas, el heraldo de Hércules, quien lleva un grupo de prisioneras entre las que se encuentra Yole, hija de Éurito y hermana de Ífito. Deyanira se alegró al verlo y Licas le confirma que Hércules está bien pero que aún no había llegado porque se encontraba en Eubeo ofreciendo altares en honor a Zeus, por su exitosa campaña sobre la tierra devastada de Éurito, de donde eran esas mujeres que le acompañaban, las cuales reclamó como botín para él mismo y los dioses. Entonces Licas le siguió contando todo y va confirmando la historia que su hijo Hilo ya le había contado por rumores, de su expiación por la muerte de Ífito, los servicios como esclavo de Ónfale durante un año y su posterior venganza por semejante ultraje. Deyanira se muestra satisfecha por la explicación y muestra compasión por las esclavas. Y se dirige especialmente a Yole, la cual parecía ser una doncella, distintas a las otras. Licas dice que no conoce a ninguna. Deyanira le pregunta directamente a Yole pero ésta no contesta, entonces decidieron no obligarla y dispuso todo para que se acomodaran en la casa, y Licas fuera a donde tuviese que ir.

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Día 21: Licas parte y cuando Deyanira se dispone a irse el mensajero la detiene. Le dice que ahora que están solos puede decirle todo lo que el heraldo de Hercúles se negó a decirle. Le cuenta que escuchó al mismo Licas contar ante varios testigos que había sido por amor que Hercúles atacó la ciudad de Eurito y Ecalia. No fueron sus trabajos forzados con los lidios o con Ónfala, ni la muerte de Ifito. Hercúles como no pudo persuadir al rey que le entregara a su hija para tener secretas relaciones, dirigió la expedición contra la patria de Yole, mató al rey y devastó la ciudad.

Y aunque Licas haya dicho que llegaba como esclava junto a las otras mujeres, no era cierto, porque perdido de amor estaba por ella. Deyanira se lamenta del cruel engaño. El Coro de mujeres invita a Deyanira a interrogar a Licas antes que partiese.

Deyanira detiene a Licas y lo presiona para que confiese la verdad sobre la doncella. Licas intenta negarlo pero el mensajero lo confronta y termina diciendo que esos eran sólo rumores, por lo que no podía afirmarlo frente a su señora. Deyanira insiste nuevamente y le dice que ya antes habían habido otras mujeres y ella nunca se quejó, así que hablase con tranquilidad y sin miedo, pues le daba pesadumbre no salir de dudas. Además, porque la muchacha y la ruina que había causado por su belleza le generaba compasión.

El Coro insiste a Licas a que diga la verdad. Y Licas confirma inmediatamente todo lo dicho por el mensajero, diciendo que Hercúles nunca le dijo que dijese mentiras, sino que había sido su propia iniciativa para no afligirla. Y le recomienda que cuide de Yole, como prometió. Deyanira lo promete y le invita a pasar al palacio para llevar regalos de vuelta.

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Día 22: Deyanira habla a las mujeres del Coro y les manifiesta su sutil enojo por la acciones de Hércules: "¿qué mujer podrá aguantar a la que con ella ha de compartir el lecho conyugal?", pero también menciona la belleza y juventud de Yole, que le hacen pensar en sí misma con desconfianza. Pero entonces les cuenta que tiene un remedio para ese problema, un regalo que le hizo una vez el viejo centauro Neso. Y cuenta que cuando apenas se había comprometido con Hércules, Neso intentó raptarla, pero el hijo de Zeus lo impidió y con una flecha alada le atravesó el pecho. Pero antes de morir, el centauro le dijo que tomase un poco de su sangre coagulada por donde había entrado la flecha de Hércules, las cuales estaban todas envenenadas con la sangre de Hidra, y que con ello tendría un hechizo de amor para el corazón de Hércules, que no le dejaría tener ojos para otra mujer. Deyanira sacó una túnica que había teñido con la sangre del centauro Neso y la exhibió triunfante.

El Coro la animó a usar la túnica y aquellas malas ardides, y Deyanira se apresuró para darle a Licas la túnica entre los regalos para su marido. Le advierte que ningún mortal, antes que él, puede usar dicha túnica, que hizo con sus propias manos. Licas asiente y le dice que le dirá exactamente todas sus advertencias. Deyanira además le confirma su buena actitud ante Yole y el buen recibimiento que le hizo, para que informe a su marido. Licas parte de regreso a su amo y Deyanira vuelve al palacio.

El Coro anuncia que Hercúles ya se encuentra en camino de regreso al palacio lleno de los presentes enviados.

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Día 23: El Coro de mujeres ve a Deyanira preocupada y le pregunta la razón de su angustia. La mujer responde que teme haberse sobrepasado con sus acciones: "No lo sé; pero me inquieta el pensar si pronto apareceré culpable de un gran daño llevado a cabo con buen deseo"

Entonces explica que hace poco untó con la túnica ensangrentada el blanco vello de una lanuda oveja, y ésta desapareció por arte de magia, "carcomiéndose por sí mismo, se ha evaporado y fundido encima de la piedra". Recordó nuevamente las palabras del centauro Neso y dijo que no había olvidado nada, pero siguió probando los efectos de la túnicas con distintos objetos, que también se evaporaban al instante. Por eso le preocupaba el efecto sobre su marido, aunque Neso le haya prometido que le daría el amor eterno de su amado. (O quizás en el interior Deyanira conocía muy bien el efecto por sus constantes experimentos, y quería darle un castigo a Hércules... quizás).

Al pensar en los posibles efectos negativos de la túnica, se empieza a lamentar ante el Coro, mencionado que quizás el centauro la engañó con su regalo. Y era a la vez una venganza póstuma. "De modo que yo sola, si no son vanas mis conjeturas, yo, infortunada, seré la que lo mate"

Y sentencia: "Pero ya lo tengo decidido: si él perece, junto con él moriré yo; porque vivir con mala fama es intolerable para la mujer que se precia de bien nacida"

El Coro le dice que no se adelante a los acontecimientos y esperen lo mejor, pero si de algo de daba ánimos: "Contra los que delinquen involuntariamente, se aplaca la ira; y eso es lo que te conviene", le dijo el Coro, haciendo que el velo de misterio se acreciente.

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Día 24: Deyanira y el Coro interrumpen su charla cuando ven entrando a Hilo, quien había ido a buscar a su padre, y se notaba afectado por algo.

Hilo no tardó en manifestarle el motivo de su disgusto: "Que a tu marido, a mi padre quiero decir, sabe que lo has matado en el día de hoy"

Deyanira se aterra y le pregunta que dónde lo ha escuchado, pero Hilo responde que lo ha visto con sus propios ojos, por lo que se dispone a contarle en detalle lo sucedido.

Hilo cuenta cómo Hércules cuando estaba apunto de inmolar las víctimas para los sacrificios a los dioses, se vio interrumpido por Licas, quien llevaba la mortífera túnica. Hércules se lo puso inmediatamente para proseguir con el ritual, y justo cuando se levantaban las llamas sobres las víctimas, "el sudor le brotó por todo el cuerpo y la túnica se le pegó por los costados, tan perfectamente adaptada a todos los miembros como si estuviese adherida a una estatua"; luego, la comezón que desgarraba y el veneno que lo consumía en carne viva. Siguió contando, que su padre en su agonía señaló a Licas de intentar matarlos, pero éste estaba visiblemente afectado por lo que pasaba. Poco a poco toda la piel bajo la túnica maldita fue desgarrada y partida. Entrañas, articulaciones, cráneo. Todos los espectadores gritaban de terror y nadie se atrevía a acercarse. También contó que su padre logró identificarlo al verlo llorar cerca de él y le suplicó que lo sacase de esa tierra para no morir allí, y donde nadie lo viese así. Entonces Hilo cuenta que cumplió los deseos finales de su padre y lo llevó consigo en su estado. Entonces acusa a su madre de haberlo asesinado e invoca la justicia para que sea castigada.

Deyanira entra en silencio al palacio, aunque el Coro le dice que hable para que su hijo no la crea culpable. El Coro hace un repaso de los acontecimientos ante el lector, pero todo se interrumpe cuando se escucha un fuerte gemido al interior del palacio. La Nodriza sale y anuncia una nueva tragedia: Deyanira se ha suicidado. "Con el corte de luctuoso hierro"

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Día 25: La Nodriza cuenta que Deyanira vio que su hijo preparaba las cosas para volver al encuentro de su padre, y sintió que la iba a abandonar, lo que la llevó a correr y gritar por toda el palacio, hasta llegar al lecho que compartía con Hércules, donde se quitó la vida con la espada de dos filos. La Nodriza intentó avisar a Hilo, pero cuando llegaron ya era tarde.

Hilo se lamentaba, y más aún cuando le contaron la verdad sobre la túnica y el centauro que había engañado a su madre. Lamentó haberle echado la culpa del crimen y arrojarla a su fatal destino. Y así lloró desconsoladamente a sus padres.

De repente entra en escena una comitiva que trae el cuerpo de Hércules en una camilla junto a un anciano. El anciano le anuncia que Hércules seguía con vida pero terriblemente adolorido.

El héroe se lamenta del estado en que quedó, de su destino y grita el nombre de su padre, Zeus, clamando la paz, el descanso, la muerte. También llama a su hermana Atenea, y finalmente ve a su hijo Hilo y le dice: "¡Ay hijo!, compadécete de tu padre; sin temor a reproche alguno, saca tu espada, hiéreme por debajo de la clavícula; cúrame del dolor con que me enrabió tu impía madre, a la cual ojalá viera caer lo mismo que yo; así, lo mismo; como me ha matado", y llama también a su tío Hades, el dios del inframundo.

Hércules describe su sufrimiento bajo la túnica que le penetra las vísceras, le sorbe las venas y le chupa su sangre, dando un sufrimiento que ni su madrastra, Hera (quien lo intentó matar desde bebé), había conseguido.

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Especial: Siete tragedias de Sófocles (Lectura Colectiva)



Día 26: Hércules en su agonía repasa sus logros, sus grandes hazañas, para finalizar solicitando la presencia de su esposa para matarla con sus propias manos por su fatal agravio.

Hilo intenta explicarle a su padre que su madre se ha quitado la vida, y que no fue totalmente culpable del regalo de la túnica. Hércules lo escucha y se lamenta de la verdad, y solicita que llame a sus otros hijos para que escuchen la última predicción que de él hicieron los oráculos.

El héroe cuenta que su muerte ya había sido anunciada, y que no lo mataría ningún hombre sino un muerto, como lo hizo Neso. Y también añadió, que habían vaticinado que una vez hubiese llegado a esa etapa de su vida, se cumpliría la liberación de los trabajos impuestos, lo que él interpreta como su muerte. Por lo que pide a su hijo que termine la profecía y lo mate, lo libere, lo obedezca.

Hércules le pide que cumpla lo que él le diga, y si no lo cumpliese que las desgracias cayeran sobre él. Hilo lo promete. El ritual. El compromiso. Entonces Hércules le explica a dónde debe llevar su cuerpo (a la cima del monte Eta), levantar un altar con su cuerpo y encenderle fuego con la llama de encendido pino. Y que no se atreviese a llorar, porque es su hijo, sino desde el infierno le llegaría la maldición. Hilo con duda y dolor, acepta.

Hércules también le pide que tome a Yole como esposa, porque la mujer que estaba destinada para él, sólo su hijo tendría derecho a tenerla. Hilo se niega porque culpa a Yole de causar las desgracias de sus padres. Pero Hércules le sigue amenazando con maldiciones y desgracias si no hacía todo lo que le ordenase. Hilo cuestiona si lo que le pide es justo, su padre le dice que sí e invoca a los dioses de testigos. Su hijo entonces decide aceptar, pues nadie había más cercano a un dios, y con ello no haría mal a las leyes divinas.

Entonces Hilo ordena a sus compañeros alzar el cuerpo de su padre hacia el altar y cumplir el ritual y sus ordenes, mientras en su discurso final crítica a los dioses de su dolor de cuerpo y moral. Y parece dirigirse a Yole al final: "No te quedes tú, muchacha, en casa, ya que has visto las tremendas y recientes muertes y las grandes calamidades que por primera vez experimentas, de todas las cuales no hay otro autor sino Júpiter"

Fin de Las Traquinias

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Tragedia 4:

EDIPO REY


Día 27: Inicia Edipo Rey. Frente al palacio de Edipo, en Tebas, se encuentran un grupo de ancianos y jóvenes en actitud suplicante, portando ramas de olivo. El rey Edipo sale escoltado, observa al grupo y se dirige a ellos. Les pregunta la razón de su reunión y de sus gestos, dirigiéndose al Sacerdote para que sea el vocero.

El Sacerdote le dice que acuden a él porque la ciudad está envuelta en desgracia. Los campos se secan, los rebaños y los niños se mueren, la destructora peste los acecha. Y le dice que no acuden hacia él para implorarle como un dios, sino por ser su gobernante, quien puede pedir asistencia a los dioses, y quien los liberó de los tributos que ofrecían a la terrible Esfinge (aquí hacen mención a la Esfinge con que Hera castigó a Tebas por el crimen del rey Layo contra el hijo del rey Pélope: lo violó. Entonces la Esfinge cobraba un alto número de víctimas hasta que Edipo resolvió un enigma que proponía el monstruo, y liberó a la ciudad)

Edipo responde que era consciente del sufrimiento de su gente, y él también sufría mientras intentaba descifrar el origen de ese mal. Y les dijo que había enviado a su cuñado Creonte (lo recuerdan por Antígona) hacia Delfos para que el oráculo le aconsejara lo que debía hacer para salvar a la ciudad.

El Sacerdote preciso anuncia que Creonte había regresado.

#Sofocles2021 #EdipoRey



Día 28: Creonte entra en escena y le informa ante todos lo que el dios Apolo le había dicho en Delfos. Que debería expulsar de la ciudad al causante de estas desgracias, desterrar al culpable o purgando con su muerte el asesinato cuya sangre impurifica la ciudad. Edipo pregunta el nombre del culpable.

"Teníamos aquí, ¡oh príncipe!, un rey llamado Layo, antes de que tú gobernases la ciudad", contestó Creonte. Edipo responde que lo sabía pero nunca lo conoció. Entonces Creonte le dice que Layo había sido asesinado, por lo que el oráculo ordena castigar a los asesinos. Además añade que el asesino se encuentra aún en la ciudad. "Lo que se busca es posible encontrar, así como se nos escapa aquello que descuidamos"

Edipo sigue interrogando a Creonte sobre los datos del asesino, pero el cuñado responde generalidades, rumores y nada concreto sobre el asesinato del rey. Y añade que la Esfinge con sus enigmas les hizo olvidar el misterioso crimen.

Edipo se compromete con todos los presentes a encontrar al culpable. Salen de escena y el Coro de ancianos tebanos cantan sobre la intriga de la situación y se preguntan si la epidemia es castigo de una reciente impiedad o una antigua, mientras sigue describiendo la terrible situación de los ciudadanos.

Edipo escucha las suplicas del Coro y da discurso de aliento. Anuncia recompensas por toda la información sobre el rey Layo y su asesino, y en su discurso revela que él tomó como esposa a la mujer de Layo, Yocasta, con quien tendrá su descendencia, y repasa la genealogía de la familia real de Tebas, empezando por Agenor. Y pide para el asesino todos los males y desgracias.

#Sofocles2021 #EdipoRey





Día 29: El Coro de ancianos le dicen a Edipo que no tienen pistas del asesino pero que conocen las virtudes del noble Tiresias, similares a las de Apolo, y quizás él podría tener respuestas más precisas.

En ese momento entra en escena Tiresias con los hombres de Edipo y acompañado de un niño. Edipo le pide que le ayude a encontrar al asesino del rey Layo, y salvar la ciudad. Tiresias de forma seca le responde que no puede ayudarle, inicialmente indicando pérdida de sus dones, pero Edipo indaga más en sus palabras, y el adivino finalmente reconoce: "Nunca yo revelaré mi pensamiento para no descubrir tu infortunio", y añade, "eso que deseas saber ya vendrá, aunque yo lo calle"

Edipo se enoja e insulta al sabio adivino, incluso le culpa de ser sospechoso del crimen. Tiresias al ver la intención del rey, le revela la terrible verdad: "tú eres el ser impuro que mancilla esta tierra"

Edipo no lo puede creer y le pide que repita sus palabras con claridad. Tiresias le dice que él era el asesino de Layo. Y además le dice que ha estado conviviendo muy vergonzosamente, sin saberlo, con sus seres queridos, arrastrándolos a todos a la desgracia. Edipo duda de sus palabras, insulta al anciano nuevamente y lanza un manto de duda sobre su cuñado Creonte, quien quizás conspira con el anciano contra él.

Tiresias se ofende y dice que él responde ante el dios Apolo y nadie más. Y responde a la provocación y a la burla de su ceguera, diciendo a Edipo que él está más ciego e ignora el abismo de males en que se encuentra. Le dice que no conoce el palacio que habita, su historia, ni a los demás habitante. Le pregunta: "¿Sabes, por ventura, de quién eres hijo?", y le sigue hablando de la maldición sobre su padre que le perseguirá a él y a su estirpe.

Edipo sigue enojado, sorprendido y dubitativo. En efecto, no conocía a su padre. Le pregunta a Tiresias por la identidad de su progenitor. El adivino responde: "Hoy lo conocerás y lo matarás"

Tiresias se dispone a abandonar el palacio, pero antes ahonda en la herida del rey y le dice que el asesino de Layo se encuentra en ese momento en el palacio, y le dice que es un extranjero domiciliado, que pronto descubrirá ser tebano de nacimiento y será privado de la vista, cayendo en pobreza y desgracia. Además, que ese ser se reconocerá a la vez hermano y padre de sus propios hijos; hijo y marido de la mujer que lo parió, y comarido y asesino de su padre. E invito al rey a que reflexionara sobre todas sus palabras y ya luego le diría si era un mal adivino.

#Sofocles2021 #EdipoRey



Día 30: El coro de ancianos tebanos hace su respectiva síntesis de la situación, y en su canto reflexiona sobre Edipo. Entre sus reflexiones menciona a Pólibo, quien era rey de Corinto, y quien recibió de la mano de unos pastores al bebé Edipo. Lo nombró de esa forma (Edipo: de pies hinchados), porque el bebé tenía los pies atravesados por fíbulas. Y el Coro duda de la inocencia del rey pero también recuerda su gran triunfo sobre la Esfinge, y dice que no lo acusará jamás de malvado. El valor de la razón y la creencia religiosa del augurio del adivino. A fin de cuentas, la justicia, nuevamente como dilema.

En ese momento entra Creonte enojado, al enterarse de las acusaciones de traidor de Edipo contra él. Inicia una discusión entre Edipo y Creonte, en donde el rey cuestiona a Creonte sobre el manejo que se hizo del crimen del anterior rey, Layo, y su sospechosa recomendación de llamar al adivino, para que éste al final lo acusara de tal asesinato. Creonte le dice que él no aspira ser rey y le recuerda que su hermana es su esposa. Entonces le propone que él mismo vaya a Delfos para confirmar la respuesta del oráculo, y si confirma que era un traidor, lo condenase a muerte. "Porque el tiempo es la única prueba del hombre justo, ya que al malvado basta un día solo para conocerlo". Pero Edipo insiste:


Edipo: Pero tú eres un traidor.

Creonte: ¿Y si estuvieras mal informado?

Edipo: De todos modos, menester es que obedezcas.

Creonte: No ciertamente, si tu orden es injusta.


Entonces entra en escena Yocasta, esposa de Edipo, hermana de Creonte y viuda del rey Layo, regañando a ambos por su penoso comportamiento. Ordena a Edipo entrar al palacio y a Creonte retirarse a su casa.

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Especial: Siete tragedias de Sófocles (Lectura Colectiva)



Día 31: Edipo y Creonte le exponen conjuntamente sus razones a Yocasta, y el Coro interviene, aconsejando a Edipo que no acuse a su cuñado de traidor sin estar seguro. Edipo responde que al pedir eso, piden a la vez su muerte y destierro.

Yocasta escuchó a su esposo, y cuando escuchó que le acusaban de matar a su ex marido, el rey Layo, la reina recordó una profecía que otro adivino hizo a su esposo: Que el destino de Layo era morir a manos de un hijo que tendría de ella. Pero sabían que el asesino había sido un extranjero, quien lo atacó en un cruce de tres caminos. Y con respecto al hijo que tuvieron, Yocasta contó que Layo de deshizo a los tres días, amarrando sus pies y arrojándolo a un monte abandonado. Por lo que la profecía del oráculo no se cumplió. Le contó esto a Edipo para que no se preocupara de las palabras de otro oráculo.

Edipo se quedó paralizado cuando escuchó que el rey Layo había sido asesinado en un cruce de tres caminos. Siguió indagando sobre la región y la fecha exacta del crimen. Las respuesta de Yocasta generaron inmediatamente los lamentos de Edipo. Siguió preguntando nervioso sobre el aspecto del rey Layo y su edad. Ante las nuevas respuestas lanzó: "¡Desdichado de mí! Creo que contra mí mismo acabo de lanzar terribles maldiciones, sin darme cuenta", y confirmó todo cuando le contestó si Layo iba solo o acompañado. Eran cinco, entre ellos un heraldo. Sólo sobrevivió uno de ellos, quien regresó a dar las noticias.

Edipo pregunta por el único sobreviviente, pero Yocasta responde que ya no estaba en el palacio, porque cuando regresó y lo vio a él sentado en el trono, le suplicó que lo enviase al campo a apacentar ganados y vivir lejos de la ciudad. Edipo ordenó que lo mandasen a llamar.

Y en ese momento Edipo empieza a recordar su historia, como hijo de Pólibo y Merope. Creció muy bien pero en una fiesta escuchó que alguien decía que él no era hijo biológico del rey. Edipo confrontó a sus padres en su momento, y ambos se enojaron con el delator. Desde ese momento, Edipo se sintió mal y un día se fue hacía Delfos sin avisar, en donde Apolo se negó a contestarle su verdad, pero le dijo que se casaría con su madre, con la cual engendraría una raza odiosa al género humano. Y también que asesinaría a su padre. Edipo siguió contando, que anduvo errante hasta que llegó al sitio donde murió Layo. Allí recordó, que el conductor del carruaje lo arrojó violentamente fuera del camino, por lo que lo golpeó con furia. El anciano que iba dentro del carro también lo golpeó con una pica, por lo que Edipo le dio un golpe mortal con un bastón. Mató a los dos.

Tras su relato, Edipo mencionó que si aquel anciano era el rey Layo, su padre biológico, "¿quien hay ahora que sea más miserable que yo?", y seguía repitiendo sus desgracias, siendo un criminal de nacimiento (por el crimen y maldición de su padre), y un ser totalmente impuro.

El Coro intentó calmar las cosas, sin dejar de estar aterrado, y dijo que tendrían que esperar que llegase el testigo, y hasta ese momento mantener la esperanza, de que todo fuese un error. Yocasta también mantenía la esperanza, porque estaba confiada de que su hijo había muerto, y no podría haber matado a su padre.

Una tensa calma cubrió el palacio. Y todos esperaban al pastor.

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Día 32: Yocasta sale del palacio camino al templo de los dioses para hacer ofrendas que ayuden en la aflicción de su esposo, pero en el camino se encuentra un mensajero de Corinto. El mensajero busca el palacio de Edipo, y al conocer que Yocasta era la esposa, le dice que tiene una buena y mala noticia. Le dice que Edipo será designado como rey de la región de Istmo, porque su padre Pólibo había fallecido.

Yocasta celebra la buena noticia, y en ese momento sale Edipo del palacio y encuentra al mensajero. Le informan a Edipo la noticia, y entre los esposos vuelve cierta calma, puesto que según esa errada profecía Edipo mataría a su padre, y éste había muerto de vejez, según el mensajero. Edipo se alegra pero confiesa sentir temor aún se casarse con su madre. Yocasta lo calma y le dice que a veces es mejor abandonarse a la suerte, "no te inquiete, pues, el temor de casarte con tu madre. Muchos son los mortales que en sueños se han unido con sus madres; pero quien desprecie todas esas patrañas, ése es quien vive feliz" (Hay que anotar que este pasaje fue vital para Sigmund Freud en sus investigaciones, así como toda la tragedia y otras más)

El anuncio de la muerte de su padre fue un alivio sobre la profecía que le había sido anunciada por Apolo, pero temía aún por su madre viva, Merope, y la posibilidad de casarse con ella. Y confiesa ante el mensajero que esa fue la razón de su huida, cumplir la profecía que el dios le había anunciado en Delfos. Por lo que le dijo que jamás volvería a la tierra de sus padres.

Entonces el mensajero le dijo que no debía preocuparse, porque él no tenía ningún parentesco con Pólibo. Y le contó que Pólibo lo había adoptado cuando él mismo se lo había llevado como un regalo. Y que le quisieron mucho porque la pareja no había podido tener hijos. Además, le dijo que lo había encontrado en las cañadas de Citerón.


Edipo: ¿Qué dolores me afligían cuando me recogiste?

Mensajero: Las articulaciones de tus pies te lo pueden testimoniar.


Ante tal revelación, Edipo se volvió a lamentar de su desgracia. El mensajero siguió: "Cuando te desaté tenías atravesadas las puntas de los pies", y por eso lo nombró Edipo. El mensajero también anotó que un pastor lo puso por primera vez en sus manos, y decía ser uno de los criados de Layo. Edipo quiso encontrar a ese pastor y preguntó a Yocasta, pero ésta le insistió en que no hiciera caso a esos cuentos, y le rogó que no siguiera con esas indagaciones. Pero Edipo sentía que estaba cada vez más cerca de descubrir su verdadera identidad, y de su desgracia.

Viendo la insistencia de Edipo, Yocasta le deseó que nunca descubriese su origen y que ya no le volvería a hablar más.

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Especial: Siete tragedias de Sófocles (Lectura Colectiva)



Día 33: El Coro se preocupa por el abandono silencioso de Yocasta y advierte alguna desgracia. Pero Edipo sigue con su firme decisión de conocer su origen. De repente ven llegar al mensajero con el viejo pastor.

Edipo empieza a interrogar al viejo pastor, quien no parece reconocerlo. Pero el mensajero le refresca la memoria, recordando el encuentro que tuvieron años atrás en el monte Citerón, en donde el servidor del rey Layo le entregó a un niño para que lo cuidara y criara como suyo. El pastor se puso nervioso, sobre todo cuando el mensajero le dijo que el hombre frente a él era ese niño.

Edipo viendo que el hombre callaba lo amenazó en torturarlo. Entonces el pastor confirmó que él sí le había entregado al mensajero un niño años atrás, pero dijo que alguien más se lo había entregado. Edipo le volvió a presionar para que revelase el nombre de la persona que le había entregado el niño. El pastor estaba perturbado pero ante las amenazas de muerte le dijo que quien le había entregado el niño era la mujer que estaba en el palacio, Yocasta.

Dijo que la reina le había entregado el bebé para que lo matara por temor a funestos oráculos. El pastor confesó que no pudo matarlo y lo entregó al mensajero pensando que lo llevaría a tierras extrañas.

Edipo se volvió a lamentar al confirmar todos sus males. Había sido engendrado por quienes no debían haberle dado el ser, contrajo relaciones con quienes le estaban prohibidas y mató a quien no debía. La terrible profecía se había cumplido.

El pobre Edipo no pudo escapar de su destino y a las maldiciones que iniciaron con el crimen perpetuado por su padre, Layo.

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Especial: Siete tragedias de Sófocles (Lectura Colectiva)


Día 34: Ante los lamentos de Edipo, el Coro le anuncia que se aproxima su cuñado Creonte, para tomar decisiones, ya que con la muerte de Yocasta y el destierro de Edipo, quedaba como el único custodio de la ciudad. Edipo estaba apenado por las acusaciones hechas a su cuñado, pero Creonte le dijo que no iba en ánimo de burlarse de él, sino que propone que no se exhiba al rey impuro al público sino que se quede todo en familia. Pero Edipo le propone que lo destierre del palacio y la ciudad a donde pueda morir sin que nadie le hable jamás. Pero Creonte insiste en que antes debe preguntarle al oráculo lo que debe hacer.

Edipo le dice que celebre el funeral de su hermana pero que él irá hacia el monte Citerón, donde sus padres ya habían determinado que fuese su tumba tiempo atrás. Además le dijo que sus dos hijos, herederos del trono, ya eran hombres y no requerían cuidado, pero a sus dos hijas (Ismene y Antígona), que tan cercanas eran a él, le pide que las cuide. En ese momento entran a escena Antígona e Ismene, quienes lloran a su padre. Edipo agradece a Creonte por llevarlas, pide a sus hijas que se acerquen y les habla con amor y dolor, y les cuenta de su boca toda la historia.

Ante la impureza que hace evidente, les dice a sus hijas que no deben tener descendencia, sino mantenerse estériles para no extender la maldición. Pide nuevamente a Creonte que cuide de ellas y les dice:


"¡Oh hijas!, si tuvierais ya reflexión, muchas cosas os aconsejaría; pero ahora esto es lo que os deseo: que donde se os presente la ocasión de vivir, alcancéis mejor vida que el padre que os ha engendrado"


Creonte les ordena entrar al palacio, y le promete cumplir sus deseos. Edipo le agradece y entra con sus hijas al palacio, mientras se dirige a los ausentes habitantes de Tebas, hablando de la desgracia en que cayó quien una vez fue el más poderoso y aconseja:

"Así que, siendo mortal, debes pensar con la consideración puesta siempre en el último día, y no juzgar feliz a nadie antes de que llegue al término de su vida sin haber sufrido ninguna desgracia"

Fin de Edipo Rey

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Especial: Siete tragedias de Sófocles (Lectura Colectiva)



Tragedia 5:

ELECTRA


Día 35: Inicia "Electra". La escena inicia en el palacio real de Micenas, en pleno amanecer se encuentra Orestes (hijo del rey Agmamenón) conversando con su Ayo o sirviente, al que también llaman Pedagogo. El Ayo le muestra y señala la ciudad, la plaza, recintos y el palacio de Pelópidas, del cual le dice que lo sacó, al recibirlo de las manos de su hermana, luego del asesinato de su padre. Sigue contando, cómo lo rescató, lo educó, y le dice que ha llegado la hora de honrar a su padre, de vengarlo.

Orestes le agradece al anciano su lealtad y le dice lo que le reveló el oráculo cuando le consultó sobre la forma de vengar a su padre: que él mismo, desprovisto de escudo y de ejército, con astucia, debería tramar las respectivas muertes justicieras con sus propias manos. Entonces le ordena al Ayo que debe entrar al palacio, donde seguro no lo reconocerán por su vejez, y averiguar todo lo que sucede. Además, debe presentarse como un extranjero y dar la noticia de su lamentable muerte debido a un accidente. Y le sigue describiendo el plan, tras el cual dice mirando a la ciudad:


"¡Oh tierra patria y dioses locales!, recibidme victorioso en estos caminos, y tú, palacio paterno, pues vengo para purificarte según la justicia, impulsado por los dioses. Y no me expulséis de esta tierra sin honra, sino recibidme dueño de mi fortuna y restablecedor del palacio"


Orestes se despide del Ayo y parten a ejecutar el plan. Cuando el Ayo llega al palacio se encuentra con Electra, la hermana de Orestes, quien lo entregó al anciano de pequeño para salvarlo.

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Día 36: Orestes y el Ayo escuchan a Electra lamentarse dentro del palacio. Salen de escena y entra Electra, quien se encuentra haciendo un monólogo en donde recuerda que su madre (Clitemestra) y su amante (Egisto) fueron los autores del asesinato de su padre (Agamenón) tras regresar de Troya, abriéndole la cabeza con un hacha. Electra se lamenta y clama a los dioses venganza por su padre, y pide el retorno de su hermano (Orestes), pues ella sola no podría llevar a cabo tal misión.

Entra el Coro, que en esta ocasión es un Coro de mujeres de Micenas, quienes consolan a Electra pero le aconsejan que cesen sus ansias de venganza que seguro le traerán desgracias. "Insensato el que olvida a un padre que se ha ido de manera tan lamentable", responde Electra y menciona algunos casos de riñas y venganzas entre padres e hijos, como el de Itis (inmolado por su madre Procne para vengarse de su padre, y quien fue transformada en el famoso Ruiseñor por los dioses para ayudarle a escapar de su esposo, Tereo) y el caso de Níobe (la que ofendió a la diosa Leto con su fertilidad, y los hijos de Leto, Apolo y Artemis mataron a todos sus numerosos hijos)

El Coro menciona a los hermanos de Electra: Crisótemis, Ifianasa y Orestes, quienes también sufren. Aunque no menciona a otra hermana muy importante en los orígenes de toda esta tragedia: Ifigenia, que recordemos es la hija que el rey Agamenón sacrifica para poder seguir con su flota hacia Troya. Siendo ésta parte de las razones por las que Clitemestra decide matar a su esposo. El Coro y Electra recuerdan ese doloroso día, el banquete de la traición, en donde se llevó a cabo el asesinato, y vuelve a pedir el castigo y la muerte para los asesinos.

El Coro insiste e intenta en apaciguar la ira de Electra, pero ésta no cede y reafirma sus sentimientos. Recuerda el dolor que ha pasado conviviendo con los asesinos de su padre, quienes también mandan sobre ella. Egisto sentando en el trono de su padre, con sus vestidos, comiendo en su mesa y durmiendo con su miserable madre. También recuerda las disputas con su madre, los insultos y los reproches por haberle arrebatado a su hijo. "Así me ladra, como perra a quien azuza aquel ilustre novio que presencia tales escenas". Y termina mencionando el anhelo del retorno de Orestes para llevar a cabo sus planes.

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Día 37: El Coro sigue conversando con Electra sobre Orestes y su promesa de regresar para vengarse. Egisto se encontraba fuera del palacio, y de repente aparece su hermana Crisótemis, quien escuchaba la conversación y le dice a Electra que también desearía venganza pero por ahora deberían conformarse para no aumentar sus desgracias. Electra crítica a su hermana y le dice que sólo repite lo que le dice su madre, y que se había dejado comprar con los regalos que le daban, sintiéndose conforme con los asesinos de su padre.

Crisótemis dijo que ya estaba acostumbrada a los arrebatos de su hermana pero le advirtió que una desgracia se abatía sobre ella si no desistía en sus lamentos: la enviarían a una caverna donde no vería la luz del sol, para que siguiese llorando sus desdichas. Y le aconseja que la escuche y reflexione sobre su mala actitud con su madre y Egisto. Electra se sorprendió de esa determinación, y su hermana le dice que Egisto estaba determinado a hacerlo apenas regresara del campo.

Las hermanas siguieron discutiendo y Electra más determinada que nunca al conocer los oscuros planes de Egisto. Crisótemis le recomienda obedecer lo que les mandan y que no se condenara por imprudencia. "Caeré, si es menester, vengando al padre", respondió Electra.

Crisótemis pidió permiso para a llevar libaciones a la tumba de su padre, a donde su madre la había enviado. Electra se sorprendió de la hipocresía de su madre e indagó sobre sus motivos. Su hermana le cuenta que es debido al miedo pasado en la noche, al tener visiones de su marido asesinado. En la visión, Agamenón clavaba su cetro en el piso, haciendo florecer un tallo florecido, que con sus hojas cubría de sombra todo el suelo de Micenas.

Electra le dice que no lleve esas libaciones a la tumba sino que las tire al viento, para que le sirvan a su madre cuando muera. Y le recuerda además cómo mutilaron el cadáver para expiar la culpa del asesinato, bajo la creencia de que haciéndolo evitaban la venganza del muerto. El Coro invita a Crisótemis a escuchar las piadosas palabras de su hermana y ésta acepta no hacerlo, pidiendo que guardaran silencio ante su incumplimiento.

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Día 38: Clitemnestra entra en escena y habla a su hija Electra, diciéndole que sabe que la detesta y lo que dice a otros sobre ella, pero no le guarda rencor. "Y si alguna vez te insulto, es por las muchas que me veo insultada de ti"

Reconoce que la odia por haber matado a su padre Agamenón, y ese es su único pretexto. Acepta su culpa pero dice que fue la Justicia quien en realidad lo mató, "porque ese tu padre a quien no cesas de llorar, fue el único entre todos los helenos que consintió sacrificar a tu hermana a los dioses" (a Ifigenia), pudiendo su hermano Menelao sacrificar alguno de los suyos, siendo el culpable de la expedición a Troya. "Yo no tengo, pues, remordimientos por mis actos; y si en tu opinión no pienso cuerdamente, tú, que tan recto juicio tienes, repróchanos a los de casa", sentenció la reina.

Electra desprecia la confesión de su madre, y le dice que estaba equivocada en sus razones, y que sólo se dejó llevar de los consejos de su amante. Entonces dice que le contará la verdad del sacrificio de Ifigenia: le dice que puede preguntar a la misma diosa Ártemis para confirmar su versión. Preguntarle las razones por las cuales retuvo los vientos en Áulide (que impedían a la flota de los aqueos seguir el camino a Troya). La razón es que su padre estuvo cazando un día en los bosques de la diosa, cazando un gran ciervo cornudo, y jactándose cruelmente de su muerte. A la diosa no le hicieron gracia esas acciones y por eso retuvo los vientos y a los aqueos hasta que el rey sacrificase a su propia hija en compensación. Por eso, explicó Electra, se vio obligado a hacerlo y nadie más podría reemplazarlo. Pero igual Electra, le dijo que aunque lo hubiese hecho en favor de su hermano Menelao y sus hijos, esa no era razón para matarlo.


"¿Con qué derecho? Mira que si implantas esa ley entre los mortales, decretas tu mismo castigo y arrepentimiento; porque si con la muerte hemos de castigar a quien mata, tú morirás la primera si te alcanza la justicia"


Y le reprocha su relación con su cómplice en el asesinato, Egisto, teniendo hijos suyos, quizás intentando reemplazar a la hija que perdió. Y le recuerda la desgracia de su hermano, a quien acepta que salvó para que se vengara en el futuro. Por eso si quería decirle malvada, podría hacerlo, "porque si ducha soy en todo esto, en nada avergüenzo a tu propia y natural condición"

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Día 39: Clitemnestra sigue discutiendo con Electra, y ante las injurias de la hija, la madre le dice que no escapará de su osadía cuando regrese Egisto.

De repente, entra en escena el Ayo, fingiendo ser un viejo extranjero, preguntando si ese era el palacio del rey Egisto. Ante la afirmación del Coro, se presenta como un mensajero de Fanotes el Focense, que llevaba una importante noticia: "Orestes ha muerto".

Electra se lamenta ante la noticia y la madre pide detalles de la muerte. El Ayo siguió el plan y le contó en detalle que había sido en unas carreras, con un trágico final. Clitemnestra no sabía si entristecerse o alegrarse, pues eso significaba que su vida estaba a salvo de la venganza de su hijo.


"Terrible es parir; porque aunque una sea maltratada, no conserva odio a sus hijos"


Electra repudia e insulta a su madre por sus viles palabras.


Electra: Insulta, que ahora ya eres dichosa.

Clitemnestra: Dicha que no extinguiréis ni tú ni Orestes.


La reina da bienvenida al Ayo, mientras Electra se sigue lamentando, ahora sin padre ni hermano vengador. Mientras se desahoga con el Coro, interrumpe su hermana Crisótemis para darle una noticia que le cambiaría el semblante: Orestes estaba vivo y estaba con ellas.

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Día 40: Crisótemis cuenta a Electra por qué piensa que su hermano Orestes estaba vivo. Le dice que encontró la tumba del padre llena de flores y en el extremo del sepulcro una mata de cabello recién cortada. Al verla se le representó en el alma la cara de su hermano. Esa ofrenda no podía ser de nadie más. Electra la mira incrédula y le da las noticias de que su hermano había muerto, y que el mensajero estaba en el palacio siendo agasajado por su madre, a quien la noticia le fue grata. Crisótemis se entristeció de la noticia.

Electra le dice que no llore y que al contrario la ayude en su nuevo plan. Ya que se habían quedado solas y sin ayuda, era momento de que ellas mismas diesen muerte al asesino de su padre, a Egisto. Le dice que Egisto no permitirá nunca que ellas dos tengan descendencia para mantener su poder. Y le sigue enumerando las ventajas de apoyarla en su plan: agradecimiento de los muertos, el casamiento y la fama (acá nuevamente haciendo alusión como lo hiciese Antígona a la fama y el reconocimiento al establecer justicia), e imagina lo que dirán:

"Mirad, amigos, a esas dos hermanas, que salvaron de la ignominia la casa de su padre, y a los enemigos, que felices vivían, los mataron sin perdonarles la vida", dignas de amor, de respeto y celebración.

El Coro de mujeres pide prudencia y Crisótemis rechaza la idea de su hermana y recuerda su condición de mujeres como un impedimento para ejercer la justicia. La mano es más débil y además la suerte estaba del lado de los hombres. Electra dijo que entonces lo haría sola, y que envidia la sensatez de su hermana pero odia su cobardía. Ambas se despiden y cada una toma su camino.

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Día 41: Entran a escena Orestes y su amigo de crianza, Pílades, acompañados de dos criados al palacio, y preguntan al Coro por el rey Egisto. Las mujeres señalan a Electra, quien no reconoce a su hermano (ni él la reconoce a ella), y lo recibe. Orestes dice que busca al rey para entregarle las cenizas de Orestes. Electra se lamenta y se las pide para llorar sobre ellas. Electra recuerda en voz alta momentos con su hermano, su crianza junto a ella, sus cuidados en reemplazo de la madre, y la impotencia por no haberlo lavado ella mismo tras su muerte.

Al escucharla recordar esas historias, Orestes se sorprende y se emociona y le pregunta a la mujer si acaso ella es Electra. Ella confirma y él empieza a interrogarla sobre sus vida desgraciada en el palacio y los maltratos de su madre y Egisto. Orestes la escucha, le dice que la compadece y que él ha penado con la misma desgracia y se dispone a contarle la verdad.

Orestes se presenta como su hermano y le muestra la marca en la piel que le hizo su padre. Electra se sorprende y se alegra, pero Orestes le dice que guarde silencio y no le diga a nadie más. Electra no deja de mirar y acariciar a su amado hermano, pero él le dice que no deben caer en la emoción del momento ni hablar de más y le dice que le indique un lugar donde pueda esconderse. Electra los deja pasar y Orestes le advierte que alguien se acerca.

#Sofocles2021 #Electra



Especial: Siete tragedias de Sófocles (Lectura Colectiva)


Día 42: La persona que se acercaba era el Ayo de Orestes, quien regañó a los hermanos para que no se expusieran, y les ordena dejar de hablar para tomar posiciones. Orestes le explica a Electra que el Ayo fue la persona a quien ella le entregó su hermano de pequeño para salvarlo. El Ayo les dice que ya había llegado el momento. Clitemnestra se encontraba sola en el palacio.

Orestes guía a Pílades y Electra eleva plegarías a los dioses para que los asista en su misión. Para hacer ver a los hombres cómo castigan los dioses el pecado de la impiedad.

Los hombres fueron por la madre y Electra se quedó vigilando por si llegaba Egisto. Se escuchaban los gritos de Clitemnestra, rogando a su hijo que no le hiciese daño a quien le dio la vida. Gritaba que la herían, y Electra reclamaba otro golpe, deseando que hubiesen los mismos para Egisto.

Los hermanos se encuentran y ruegan que la profecía de Apolo sea cierta. El Coro les avisa que se acerca Egisto.

Egisto pregunta por los extranjeros a Electra y ésta le cuenta las últimas noticias. La falsa muerte. Egisto pasa a la sala donde se encuentra con Orestes. No lo reconoce, pero enseguida le muestra el cadáver de la reina.


Egisto: ¡Ay infeliz de mí! ¿En qué manos, en qué lazos he caído?

Orestes: ¿No te has dado cuenta de que estás hablando con los vivos, creyéndolos muertos?


Egisto se aterra de la situación y pide decir unas últimas palabras. Electra le dice a Orestes que no lo deje hablar y lo mate de una vez. Orestes le dice que camine, porque la matará sobre la tumba de su padre. Lo hace caminar adelante para que no muera de forma que le complazca, sino para asegurarse de que sea una muerte amarga.

"Sería preciso que esta justicia fuese inmediata para el que quisiera transgredir las leyes: la muerte. Así el malvado no abundaría tanto"

Fin de Electra

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Especial: Siete tragedias de Sófocles (Lectura Colectiva)



Tragedia 6:

FILOCTETES


Día 43: 

Resumen general de #Filoctetes


En Filoctetes, retrocedemos a los eventos en medio de la Guerra de Troya. Pero antes debemos retroceder a la tragedia de "Las Traquinias", que nos mostraba la muerte del gran héroe Heracles. Recordemos que al final herido por la túnica de Neso que le dio su esposa, Heracles pide que lo maten, incluso a su propio hijo, Hilo. Pero cuando ya están en la cima del monte elegido por el héroe, nadie se atreve a encender el fuego. Preciso pasaba por el lugar un pastor llamado Peante con su hijo Filoctetes. Peante le ordena a Filoctetes obedecer a Heracles y encender la pira. Heracles en agradecimiento le cede a Filoctetes su arco y sus flechas (que se las había dado Apolo). Y es así como ocurre la apoteosis de Heracles, convirtiéndose completamente en un dios y subiendo al Olimpo.

Años después, en medio de la guerra de Troya, transcurre la tragedia de "Filoctetes". Filoctetes había sido abandonado en una isla desierta en Lemnos, debido a la mordedura de una serpiente en su tobillo, que le generó tener una terrible herida sin cura y con un hedor rancio que nadie era capaz de soportar (la serpiente fue enviada por la diosa Hera, en castigo por haber ayudado a Heracles). Mientras tanto en Troya anuncian una profecía, que dice que para ganar la guerra deben poseer el arco y las flechas de Heracles. Es por esto, que el héroe Odiseo y Neoptólemo (hijo de Aquiles) se dirigen a la isla para buscar a Filoctetes y sus preciadas posesiones.

El plan del siempre estratega Odiseo es que el joven Neoptólemo se gane la confianza de Filoctetes, haciéndole creer que abandonó el ejército, riñe con odiseo y que regresa a casa, mientras intenta robar el arco y las flechas. Filoctetes conecta con el joven y le cuenta su historia, mientras el joven le promete llevarlo consigo a casa.

Luego llega a la isla un emisario de Odiseo, disfrazado de mercader, quien avisa a Filoctetes que lo están buscando los griegos. Filoctetes entra en pánico, intenta esconderse y le da a Neptólemo el arco y las flechas para que las guarde y proteja. Ya el joven tenía todo en su poder, pero según la profecía del oráculo también debían llevar a Filoctetes de regreso al campo de batalla. Por eso, el joven decide contarle la verdad al engañado.


Especial: Siete tragedias de Sófocles (Lectura Colectiva)


Filoctetes intenta recuperar sus armas indignado, pero en ese momento entra en escena Odiseo a impedirlo. Luego dicen abandonar a Filoctetes en la isla, llevándose su arco y flechas, lo que genera una gran depresión en éste, decidiendo quitarse la vida. Pero Odiseo y el joven no lo permiten e intentan convencerlo de nuevo de acompañarlos. En ese momento aparece el dios Heracles y ordena a Filoctetes obedecer y dirigirse a Troya con sus armas, donde además será curado de su mal y cumpliría un gloriosos destino. Filoctetes se alegra y promete obedecer las órdenes de Heracles.

Fin de Filoctetes

#Sofocles2021 #Filoctetes







Especial: Siete tragedias de Sófocles (Lectura Colectiva)

Imagen: "Edipo y Antígona" (Per Wickenberg) - 1833 / Suecia


Tragedia 7:

EDIPO EN COLONO


Día 44: Inicia "Edipo en Colono", la continuación de los eventos de "Edipo Rey", y lo que ocurre antes de "Antígona". La acción se encuentra en un bosque consagrado a las Euménides en la aldea de Colono. Cerca se ve la estatua dedicada a Colono, héroe del pueblo, y al fondo se ve la ciudad de Atenas, hacia donde se dirigen caminando el viejo y ciego Edipo junto a su hija Antígona, tras abandonar Tebas.

Edipo le dice a su hija que se detengan en algún sitio y esperen a algún aldeano que les indique en donde se encuentran. Antígona dice que sabe que están en Atenas pero no reconoce la aldea, y ve que un aldeano se acerca. El extranjero al verlos les advierte que deben salir de ese lugar, pues es un sitio sagrado, lugar de las hijas de la Tierra y la Tiniebla (Las Euménides). Edipo levanta la voz a las diosas y al hombre, pidiendo asilo en ese lugar. El extranjero le explica donde se encuentran y le dice que debe consultar antes con los otros ciudadanos.

Edipo sigue indagando y descubre que la aldea es regida por el rey de la ciudad de Atenas, quien es el mítico Teseo (que en la cronología de la tragedia, ya se encuentra al final de su vida). Edipo pide que le lleven un mensaje al rey de su parte, para que al ayudarlo reciba un gran beneficio. El extranjero le dice que irá a hablar con los demás habitantes para decidir si puede quedarse o continuar con su camino, porque aunque se veía noble, también estaba desgraciado.

Cuando el extranjero se va, Edipo recuerda la profecía de Apolo sobre su desgracia y sus días finales, en donde llegaría a una región extrema donde encontraría hospedaje en las venerables diosas, y allí moriría. Se sintió feliz de estar cumpliendo con su destino, pero Antígona le advierte que se acercaban unos ancianos, y se ocultan para escucharlos.

#Sofocles2021 #EdipoEnColono



Día 45: El Coro de ancianos de Colono discute sobre el invasor y en ese momento salen Edipo y Antígona a su encuentro. El Coro insiste en saber la identidad de los forasteros, hasta que Edipo se ve obligado a revelarse como el desventurado Edipo, haciendo que los ancianos se alarmen y los echaran al instante.

Antígona aboga por su padre pero los ancianos no ceden. Edipo entonces toma la palabra y les habla del origen de su desgracia, de la maldición de su padre y de los sucesos ajenos a él que lo llevaron a esa situación: "Pues lo cierto es que ni mi cuerpo inspira terror, ni tampoco mis actos. Porque de mis actos, más he sido paciente que el agente"

Edipo se muestra como víctima de su destino y ruega a los ancianos que lo ayuden, recordando que los dioses ven de buena forma a los hombres piadosos, y los invita a pensar en su ciudad, en Atenas. El Coro lo escucha y le avisa que han mandado a llamar al rey Teseo, con la seguridad de que vendrá apenas escuche el nombre del forastero.

Mientras esperan, Antígona observa a lo lejos que se acerca su hermana Ismene.

#Sofocles2021 #EdipoEnColono



Día 46: Ismene llega y saluda a su padre y a su hermana. Edipo le pregunta por sus otros dos hermanos, y ella responde con tristeza que esa era preciso la razón de su visita. Contarle acerca de los terribles odios que había entre ellos. Inicialmente habían decidido ceder el trono a Creonte, pero luego gracias a la influencia de un dios u otra persona se habían avivado las ansias de poder de ambos. El menor, Eteocles, había expulsado del reino a Polinices, quien se encontraba en Argos consiguiendo alianzas.

Aquí nos devolvemos a la historia que se había recordado en "Antígona", y es que ambos hermanos habían decidido reinar juntos, pero que cada uno reinaría un año, y el año en el que el otro no reinase debía ausentarse de Tebas. Entonces cuando le tocó el turno a Eteocles, éste no dejó regresar a su hermano y rompió el acuerdo.

Edipo se lamenta de esas noticias, pero Ismene le dice que consultaron a un oráculo, quien les dio la solución: que el Edipo debería volver a Tebas para dar solución al conflicto.

Edipo se niega a volver a la tierra de su desgracia, pero Ismene le advierte que Creonte irá a buscarlo. Para llevarlo a un sitio cerca de los límites de Tebas donde sería enterrado (no podría ser enterrado en Tebas por haber asesinado a su padre)

Edipo se vuelva a negar y dice que sus hijos no resolverán esa situación. Y recuerda que cuando cayó en desgracias, ellos le dieron la espalda y firmaron su destierro. En cambio, reconoce el valor de sus dos hijas, en especial de Antígona quien lo acompañó en su destierro, que "a pesar de la debilidad de su sexo, recibo el sustento de mi vida, la seguridad de mi albergue y los cuidados de familia"

El Coro de ancianos escuchaban atentos y se conmueven de Edipo, entonces le indican lo que debe hacer para permanecer en el recinto sagrado y gozar del beneficio de la hospitalidad de las diosas en el bosque. Ismene se dispone a ayudar a su padre en las libaciones mientras Antígona se queda a su lado.

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Día 47: El Coro interroga por curiosidad a Edipo sobre el rumor de su vergüenza: el incesto, el asesinato y la maldición. Edipo se lamenta al recordar sus males pero dice que ninguna de esas acciones fue voluntaria. Y se presenta nuevamente como víctima de su destino.

De repente entra en escena Teseo, rey de Atenas. Teseo reconoce a Edipo, le menciona que se ha enterado de toda su tragedia y le pregunta por el auxilio que solicita. Además le recuerda que él conoce lo que es criarse en tierra extraña y sufrir lejos de la patria. Por lo que a ningún extranjero puede dejar de proteger.

Edipo le agradece y le ofrece su cuerpo, su presencia en Atenas. Y agrega que no puede revelar los beneficios que eso traerá a la ciudad, sino que los verá cuando él muera y sea sepultado. También le dice que pronto solicitarán nuevamente su presencia en Tebas debido a la profecía de un oráculo, pero él no regresará, debido al rechazo de sus hijos y a sus propios actos que le impiden volver.

Edipo añade que querrán que vuelva para evitar en un futuro ser vencidos por Atenas. Pero le pide que no le pregunte más sobre el valor de su presencia en ambas ciudades, y le pide que acepte su petición. Teseo acepta y le pregunta si quiere ir a su palacio, pero Edipo insiste en que debe quedarse en ese sitio sagrado, en Colono, para llevar a cabo la profecía, vencer a los que le habían expulsado y se cumplieran sus palabras sobre Atenas.

Teseo acepta sus peticiones y le asegura que lo defenderá cuando vayan a buscarlo contra su voluntad.

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Especial: Siete tragedias de Sófocles (Lectura Colectiva)



Día 48: El Coro de ancianos de Colono canta a Edipo sobre las virtudes y la historia de Colono. Antígona interrumpe avisando que se acerca Creonte con escoltas.

Creonte le dice a los ancianos que no teman de su presencia, pues solo había ido con la misión de persuadir a que Edipo regresase a los límites de Tebas. Era la petición de todo el pueblo.

Edipo le recuerda que antes no abogó por él sino que lo arrojó al destierro, y ahora que lo habían recibido con benevolencia en otro lugar, intenta "llevarme escondiendo crueles propósitos con suaves palabras". Y le dice que conoce su plan, de que no lo llevaría para conducirlo al palacio sino para albergarlo en los confines para tener a la ciudad de Tebas libre de males y de las futuras amenazas.


"Pero eso no lo obtendrás, y en cambio tendrás eso otro: allí, entre vosotros, mi genio vengador habitará siempre; y sucederá que los hijos míos obtendrán en herencia de mí tanta tierra cuanta necesiten para caer en ella muertos". Y le pide a Creonte que se vaya.


Creonte lo amenaza diciendo que ya sus hombres se llevaron a una de sus hijas cautiva, y pronto se llevará a Antígona. Edipo pide ayuda a los ancianos de Colono, a que no lo traicionen y lo entreguen. Creonte dice que lo llevará a la fuerza si voluntariamente no accede.

Creonte arrastra a Antígona, mientras Edipo se lamenta y el Coro de ancianos intenta detenerlo. Edipo lanza una maldición a Creonte y le recuerda que se encuentra en sitio sagrado.

De repente llega Teseo con hombres armados.

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Día 49: Entra en escena Teseo con hombres armados y exige saber lo que ocurre. Edipo le dice que Creonte le acaba de arrebatar a sus dos hijas.

Teseo ordena a los hombres que cierren las salidas de la ciudad para impedir que salgan, y se dirige a Creonte condenando sus faltas, sus desprecio a la ley y sus acciones indignas en su tierra. "Tebas no te ha educado en la maldad, pues no gusta criar hombres injustos, ni podría alabarte si se enterara de que has arrebatado lo que pertenece a mí y a los dioses, llevándote por la fuerza a infortunados mortales que están en calidad de suplicantes"

Creonte responde que no pensaba que acogerían a un hombre en la condición de Edipo, tan impuro. Y agrega que respondió a las maldiciones que éste lanzó contra él y su familia. Pero que reconoce su falta y acepta las consecuencias, diciendo que se defenderá, de tener que hacerlo.

Edipo se defiende y saca a relucir nuevamente su condición de víctima ante su cruel destino y de los mismos dioses, quienes tal vez estaban resentidos con su linaje. Y añadiendo que la maldición que lo cubre, le llegó cuando ni siquiera había sido engendrado por sus padres. Y arremete contra su cuñado/tío por sus injustas palabras e injurias, y dice que jamás lo convencerá de ser un criminal. Invoca a las diosas nuevamente solicitando su ayuda.

Teseo interrumpe la discusión y ordena a Creonte que lo acompañe, pues por raptar en su tierra ahora será él raptado... "y que la fortuna te cazó mientras cazabas; porque lo adquirido con engaño o con injusticia no se conserva"

Creonte obedece y amenaza diciendo que en su tierra él también sabrá qué hacer. Teseo no le hace caso y lo obliga a caminar, mientras tranquiliza a Edipo, prometiendo regresar con sus hijas.

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Especial: Siete tragedias de Sófocles (Lectura Colectiva)



Día 50: El Coro narra la batalla de Teseo y sus hombres para rescatar a las princesas, y luego anuncia a Edipo que ya se acercan sanas y salvas. Edipo se alegra de ver a sus hijas y les pide que le cuenten detalles de sus rescate, pero ellas ceden la palabra a su salvador, Teseo.

Teseo le dice que no vale la pena recordar ahora esos detalles, pero le dice que antes de partir hacia el rescate se presentó en el altar de Poseidón un hombre que decía ser familiar de Edipo y solicitaba en posición suplicante hablar con él brevemente. Edipo después de pensar un rato cae en cuenta de que debe ser su hijo Polinices. Se niega a hablar con él por la forma en que lo trataron en su destierro pero Teseo le dice que debería escucharlo por la actitud en que lo pidió. Antígona también le dice que lo escuche, pues es su hijo, y "ni aún cuanto te tratara de la manera más despiadada y cruel, te es permitido devolverle mal por mal. Déjalo, pues. También otros tienen malos hijos y vivos resentimientos; pero aconsejados por la mágica palabra de los amigos, deponen su enemistad"

Edipo accede antes las peticiones de Teseo y su hija, pero le pide al rey que no deje que lo hagan regresar a Tebas. Teseo lo promete.

Entra a escena Polinices, el príncipe desterrado por su hermano, con dudas en su semblante. Le duele que su padre no se atreva a verlo pero Antígona le dice que diga lo que tenga que decir. Polinices le cuenta que fue expulsado por su hermano Eteocles de Tebas, siendo él el mayor y principal heredero al torno, al convencer a los ciudadanos de la maldición Edipo llevaba consigo y había heredado a su descendencia. Entonces pedía a su padre que lo ayudara a él y sus aliados, quienes planeaban tomar Tebas a la fuerza. Pues gracias a los oráculos sabía que a quien Edipo apoyase sería victorioso. Le dice que ambos eran desterrados y que con su ayuda lo restablecería en el palacio y expulsarían a Eteocles.

Edipo responde y le recuerda que cuando él estaba en el trono (recordando el acuerdo entre ambos hermanos de reinar Tebas de forma intercalada) lo había expulsado y obligado a vivir sin patria. Le recomienda que acepte su condición actual y reafirma la maldición contra sus hijos, diciendo que ambos caerían manchados de sangre.

Polinices desgraciado pide a sus hermanas que si las maldiciones de su padre se cumplen, no lo desprecien y le den digna sepultura. Antígona le pide a su hermano que haga regresar el ejército de Argos, pero Polinices dice que no puede para no demostrar cobardía. Polinices se despide ante el llanto de su hermana.

De repente cae un estruendoso rayo lanzado por Zeús, que siguen a muchos más. Todos temen y Edipo pide a sus hijas que llamen a Teseo, pues se acerca su muerte, según la profecía.

Teseo llega preocupado y Edipo se presta dispuesto a cumplir su promesa, gracias a sus buenos tratos. Le indica el lugar donde debe enterrarlo, que no debe revelar a nadie más, para que siempre le sea proporcionada la fuerza y la victoria contra sus vecinos. No debía decirlo ni a sus propias hijas, sino guardarlo para él y luego pasarlo a su propia descendencia. "De esta manera gobernarás la ciudad inmune de las devastaciones de los tebanos". Edipo se despide de sus hijas y recibe a Hermes, el guía hacia el inframundo.

Luego aparece en escena un mensajero, quien confirma la muerte de Edipo, pues nadie vio el lugar donde fue sepultado, y da algunos detalles al Coro. Antígona e Ismene se acercan llorando, pero dicen que su padre cumplió sus últimos deseos. Antígona desea morir y le pide a Ismene que la mate sobre la tierra donde yace su padre. Tienen incertidumbre del lugar a dónde irán. El Coro las tranquiliza y llega Teseo. Antígona le pide el rey que las envíe a Tebas para ver si pueden impedir la muerte de sus hermanos. Teseo accede y les promete toda la ayuda que requieran.

Fin de Edipo en Colono y de las Tragedias de Sofocles. Según el orden cronológico seguiría Antígona, que ya leímos hace semanas atrás.

Fin de otra lectura colectiva. Gracias a todos por leer.

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Especial: Siete tragedias de Sófocles (Lectura Colectiva)




Fin de la lectura colectiva de #Sofocles2021. Desde el 1ro de Enero de 2021 hasta el 13 de Marzo del 2021.


Acá el libro que me acompañó en mi viaje personal:






Alejandro Salgado Baldovino (A.S.B)