lunes, 1 de julio de 2013

El Hábito de la Pasión (Ignacio Vélez Pareja)





El género epistolar es tan antiguo, que se remite incluso a los mismos orígenes de la palabra escrita. Un poco después de que el ser humano descubrió que podía documentar sus acciones, y así poco a poco dejar un legado, un testimonio de su paso por la tierra, que representaría al tiempo la creación de la historia. 

Muchas cartas y correspondencias se han hecho famosas a lo largo de la historia de la literatura, desde las concebidas por escritores de renombre, hasta aquellas que fueron escritas por seres humanos anónimos, que encontraron en las misivas, la forma de comunicar sus sentimientos a sus destinatarios o a sí mismos. Amparados únicamente con los destellos de grandeza que sólo pueden ser impulsados en el momento en que se vive fervientemente la vida y se experimenta en carne viva un sentimiento, ya sea de júbilo o dolor. 

Desde hace ya un tiempo me he convencido, luego de apreciar varias obras maestras en distintas vertientes artísticas, desde la literatura, el cine, la música, entre otras, que la mayoría de los grandes obras de arte son inspiradas directamente del dolor y el sufrimiento. Sentimientos benditos que parecen hacer relucir nuestra naturaleza humana y hacernos descubrir todo lo que podemos llegar a sentir en nuestro aparentemente minúsculo caparazón, que sin dudas nos damos cuenta con el tiempo, del acantilado inexplorado sin límites que realmente es. 

El texto del que hablaré a continuación, es una de esas obras creadas desde el más puro sentimiento del dolor; desde las cartas que lo inspiraron, hasta el minucioso trabajo de investigación tras las huellas de esos personajes invisibles que quedaron inmortalizados en palabras. 

Mariana Alcoforado fue una monja portuguesa que vivió entre los años de 1640-1723, quien se hizo famosa en toda Europa gracias a las cartas de amor que dejó a su amado, el Marqués  Noel Bouton de Chamilly. Una pareja que vivió un amor intenso, imposible y sobre todo desequilibrado. 

En “El Hábito de la Pasión”, Ignacio Vélez, quien descubrió a Sor Mariana por primera vez leyendo los Estudios sobre el amor de Ortega y Gasset, realiza un trabajo de investigación meticuloso, condimentado con la racionalidad en la exposición de datos, argumentos, relaciones y análisis en la historia tras las cartas, y al mismo tiempo de una emotividad real y sentida, que queda al descubierto en los comentarios aislados del autor sobre los detalles de las cartas y de la vida de Sor Mariana. Durante todo el libro, encontramos un paralelismo entre la historia de Mariana y los comentarios analíticos del autor, que en ese ensayo inicial e introductorio, abstrae e intenta dar un repaso al lector sobre los orígenes de las cartas, las teorías entorno a ellas, la autenticidad de Sor Mariana como autora de las cartas, entre otros detalles muy interesantes. Al tiempo en que se atisba la tesis del amor como un sufrimiento, que se vive con locura, sin importar si este es correspondido.

Uno de los autores más citados en el texto, es el trabajo de Luciano Cordeiro, que personalmente me gustaron mucho los apartes donde se hace referencia. Quedé con ganas de leer el libro. Además de las relaciones que realiza el autor con las cartas de Sor Mariana y las cartas de Eloisa, los poemas de Garcilaso, de Sor Juana, Pedro Salinas, entre otros.  
Me ha gustado descubrir más a fondo esta fascinante historia, con los detalles de la época, descripciones de lugares, las condiciones del entorno monjas y de las mujeres en general, los sentimientos y pasiones enjauladas a las que eran sometidas. El testimonio de este amor tan intenso y pasional, de una mujer que nunca ha amado y que cae perdidamente enamorada enloquecida por la pasión de ese primer amor.

Las cartas, que en total son 5 misivas, son desgarradoras, llenas del sufrimiento de Sor Mariana, quien a pesar de vivir un amorío efervescente y fugaz, quizás vivió y sintió los que otras personas no alcanzan a vivir durante toda una vida. Momentos que jamás se borraron de sus recuerdos, porque quedaron impregnados en sus mismos sentidos. Aunque en sus dos últimas cartas, ya más resignada y madura, reconoce las situaciones de su entorno que pudieron reforzar ese sentimiento, que nunca niega ni esconde. Porque al fin y al cabo, como ella misma dice en uno de los fragmentos: “… te agradezco desde el fondo de mi corazón, la desesperación que me causas y aborrezco la tranquilidad en que vivía antes de conocerte”.

Y el libro finaliza con ese excelente escrito de Monserrat Ordóñez, titulado ¿Adiós, Mariana?, quien a través de preguntas y suposiciones, realiza un conmovedor y evocador homenaje a la historia de la monja portuguesa, sus cartas y todos los estudios alrededor de ella. 

En general, me ha gustado mucho el libro, tanto la traducción de las cartas, el texto final de Monserrat y sobre todo el ensayo inicial con esa dualidad que mencioné de rigor y frialdad investigativa, a la vez que el testimonio personal del autor, quien no puede evitar poner su corazón en evidencia, como vemos desde el inicio del ensayo con esa frase tan lapidaria, hasta los dos párrafos finales, que dicen:

“Cualquier lector dirá que ha estado enamorado muchas veces. Que examine a fondo su corazón y encontrará, o que nunca fue así o que sólo una vez (tal vez dos) ha estado dispuesto a perderlo todo, a echar todo por la borda por un amor. 

Para la muestra, estas cinco Cartas en que virtió su corazón una mujer, una religiosa, un ser humano vestido con el hábito de la pasión”. (I.V)


5 comentarios :

  1. Gracias, Alejo por esta nota. Muy bien lograda. Muy buena lectura.
    Es impresionante tu blog; ya lo había visto hace tiempo, pero aprovecho para dar testimonio público de llo.
    Saludos

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    1. Muchas gracias profe, por el comentarios y por pasarse. Y nuevamente felicidades por ese texto. Ya espero tenerlo en físico. Sin dudas, una edición memorable. Saludos!

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  2. De acuerdo con Nacho... Es un blog impresionante y muy acucioso y sobre temas que llaman mucho la atención. ¡¡Adelane!!

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  3. De nuevo en tu blog. Reitero, siempre tu acucioso y concreto análisis de las obras. En este caso de la de Nacho Velez Pareja.

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