El
género epistolar es tan antiguo, que se remite incluso a los mismos orígenes de
la palabra escrita. Un poco después de que el ser humano descubrió que podía
documentar sus acciones, y así poco a poco dejar un legado, un testimonio de su
paso por la tierra, que representaría al tiempo la creación de la historia.
Muchas
cartas y correspondencias se han hecho famosas a lo largo de la historia de la
literatura, desde las concebidas por escritores de renombre, hasta aquellas que
fueron escritas por seres humanos anónimos, que encontraron en las misivas, la
forma de comunicar sus sentimientos a sus destinatarios o a sí mismos. Amparados
únicamente con los destellos de grandeza que sólo pueden ser impulsados en el
momento en que se vive fervientemente la vida y se experimenta en carne viva un
sentimiento, ya sea de júbilo o dolor.
Desde hace
ya un tiempo me he convencido, luego de apreciar varias obras maestras en
distintas vertientes artísticas, desde la literatura, el cine, la música, entre
otras, que la mayoría de los grandes obras de arte son inspiradas directamente
del dolor y el sufrimiento. Sentimientos benditos que parecen hacer relucir
nuestra naturaleza humana y hacernos descubrir todo lo que podemos llegar a
sentir en nuestro aparentemente minúsculo caparazón, que sin dudas nos damos
cuenta con el tiempo, del acantilado inexplorado sin límites que realmente es.
El texto
del que hablaré a continuación, es una de esas obras creadas desde el más puro
sentimiento del dolor; desde las cartas que lo inspiraron, hasta el minucioso
trabajo de investigación tras las huellas de esos personajes invisibles que
quedaron inmortalizados en palabras.
Mariana
Alcoforado fue una monja portuguesa que vivió entre los años de 1640-1723, quien
se hizo famosa en toda Europa gracias a las cartas de amor que dejó a su amado,
el Marqués Noel Bouton de Chamilly. Una pareja
que vivió un amor intenso, imposible y sobre todo desequilibrado.
En “El
Hábito de la Pasión”, Ignacio Vélez, quien descubrió a Sor Mariana por primera
vez leyendo los Estudios sobre el amor de Ortega y Gasset, realiza un trabajo
de investigación meticuloso, condimentado con la racionalidad en la exposición
de datos, argumentos, relaciones y análisis en la historia tras las cartas, y
al mismo tiempo de una emotividad real y sentida, que queda al descubierto en
los comentarios aislados del autor sobre los detalles de las cartas y de la
vida de Sor Mariana. Durante todo el libro, encontramos un paralelismo entre la
historia de Mariana y los comentarios analíticos del autor, que en ese ensayo inicial
e introductorio, abstrae e intenta dar un repaso al lector sobre los orígenes de
las cartas, las teorías entorno a ellas, la autenticidad de Sor Mariana como
autora de las cartas, entre otros detalles muy interesantes. Al tiempo en que
se atisba la tesis del amor como un sufrimiento, que se vive con locura, sin
importar si este es correspondido.
Uno de
los autores más citados en el texto, es el trabajo de Luciano Cordeiro, que
personalmente me gustaron mucho los apartes donde se hace referencia. Quedé con
ganas de leer el libro. Además de las relaciones que realiza el autor con las
cartas de Sor Mariana y las cartas de Eloisa, los poemas de Garcilaso, de Sor
Juana, Pedro Salinas, entre otros.
Me ha
gustado descubrir más a fondo esta fascinante historia, con los detalles de la
época, descripciones de lugares, las condiciones del entorno monjas y de las
mujeres en general, los sentimientos y pasiones enjauladas a las que eran
sometidas. El testimonio de este amor tan intenso y pasional, de una mujer que
nunca ha amado y que cae perdidamente enamorada enloquecida por la pasión de
ese primer amor.
Las
cartas, que en total son 5 misivas, son desgarradoras, llenas del sufrimiento de
Sor Mariana, quien a pesar de vivir un amorío efervescente y fugaz, quizás vivió
y sintió los que otras personas no alcanzan a vivir durante toda una vida.
Momentos que jamás se borraron de sus recuerdos, porque quedaron impregnados en
sus mismos sentidos. Aunque en sus dos últimas cartas, ya más resignada y
madura, reconoce las situaciones de su entorno que pudieron reforzar ese
sentimiento, que nunca niega ni esconde. Porque al fin y al cabo, como ella
misma dice en uno de los fragmentos: “… te agradezco desde el fondo de mi
corazón, la desesperación que me causas y aborrezco la tranquilidad en que
vivía antes de conocerte”.
Y el
libro finaliza con ese excelente escrito de Monserrat Ordóñez, titulado ¿Adiós,
Mariana?, quien a través de preguntas y suposiciones, realiza un conmovedor y
evocador homenaje a la historia de la monja portuguesa, sus cartas y todos los
estudios alrededor de ella.
En general,
me ha gustado mucho el libro, tanto la traducción de las cartas, el texto final
de Monserrat y sobre todo el ensayo inicial con esa dualidad que mencioné de rigor y
frialdad investigativa, a la vez que el testimonio personal del autor, quien no puede
evitar poner su corazón en evidencia, como vemos desde el inicio del ensayo con
esa frase tan lapidaria, hasta los dos párrafos finales, que dicen:
“Cualquier lector dirá que ha
estado enamorado muchas veces. Que examine a fondo su corazón y encontrará, o
que nunca fue así o que sólo una vez (tal vez dos) ha estado dispuesto a
perderlo todo, a echar todo por la borda por un amor.
Para la muestra, estas cinco
Cartas en que virtió su corazón una mujer, una religiosa, un ser humano vestido
con el hábito de la pasión”. (I.V)
Gracias, Alejo por esta nota. Muy bien lograda. Muy buena lectura.
ResponderEliminarEs impresionante tu blog; ya lo había visto hace tiempo, pero aprovecho para dar testimonio público de llo.
Saludos
Muchas gracias profe, por el comentarios y por pasarse. Y nuevamente felicidades por ese texto. Ya espero tenerlo en físico. Sin dudas, una edición memorable. Saludos!
EliminarDe acuerdo con Nacho... Es un blog impresionante y muy acucioso y sobre temas que llaman mucho la atención. ¡¡Adelane!!
ResponderEliminarMuchas gracias Ili! Saludos
EliminarDe nuevo en tu blog. Reitero, siempre tu acucioso y concreto análisis de las obras. En este caso de la de Nacho Velez Pareja.
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