Miniserie documental de 5 episodios, disponible en la plataforma Netflix. Es una historia real increíble, absurda, que contiene un disparate tras otro y que dejó en evidencia (y sigue dejando) la corrupción del poder, del dinero y de la imagen. Recomiendo no buscar información sobre el caso para que se vayan sorprendiendo. Es un caso famoso en Francia en los años 80, sobre el asesinato de un niño de 4 años, en donde los máximos sospechosos terminan siendo los miembros de la familia paterna.
Los sucesos ocurrieron en un pequeño pueblo en la región francesa de los Vosgos: Vologne. Por lo aterrador del caso poco a poco va tomando relevancia local y nacional, y todos los involucrados: la justicia (el juez del pueblo), los periodistas (sensacionalistas), los gendarmes y policías inician una lucha por capturar la mayor atención sobre el caso. Durante más de 30 años el caso ocupó primera plana en todos los medios, pero en los primeros 10 años el caso se convirtió en un producto de consumo nacional, donde cada uno de los agentes apuntaba la atención y la culpa sobre alguno de los miembros de la familia, y la gente consumía la información de forma morbosa.
Mientras más monstruoso fuese el caso mayor atención capturaba, entonces los mismos agentes construyeron un caso desde el inicio, manipulando testigos, pruebas, etc, que al final terminaron generando el desmoronamiento de la familia, sobre todos de los padres del menor asesinado, y también eliminando la posibilidad de llegar a la verdad. Y lo curioso es que varios representantes activos del caso de ese momento hablan y reflexionan sobre el caso hoy en día: periodistas sensacionalistas que aceptan cómo ayudaron a convertir todo en un circo, y cómo pagaban grandes sumas por las fotos más sugerentes; los policías que aceptan cómo el caso se manejó por parte del juez y en complicidad con ellos de manera irregular.
Todos querían fama y aprovechar la atención sobre ese pequeño pueblo, y para mantener la atención necesitaban alimentar y crear monstruos, que la gente siempre siente la necesidad de encontrar, señalar, juzgar y verse reflejados de alguna forma. Es un caso vergonzoso y despiadado que muestra parte de lo peor del ser humano. Incluso para alimentar el circo, una famosa escritora francesa fue al pueblo y según su imaginación dio sus impresiones, influyendo o reforzando una falsa teoría del juez, y que ella utilizó después en alguna de sus obras.
Un caso que generó canciones, titulares, portadas, vídeos, fotos, aumento del turismo local, muertes adicionales... En fin, una miniserie que tiene además todos los mejores elementos de cualquier thriller de misterio. Y nada fue ficción, o quizás sí, porque fue una oda a la creación de historias, a la alimentación de la memoria colectiva, a la presentación de villanos, de brujas, de monstruos, de cuervos y a una de las más increíbles muestras de la degradación social y la muerte como espectáculo. No se lo pierdan.
Trailer del documental "Who Killed Little Gregory?"
La pondré en mi fila.
ResponderEliminarGracias Alejo, lo buscaré.
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