Hace poco he terminado de ver esta excelente serie de la HBO, de la que se ha hablado porque a su autora, la actriz, directora, guionista, poeta, cantautora y comediante británica, Michaela Coel, Netflix le ofreció un millón de dolares por los derechos de la serie, pero Coel lo rechazó y escogió la HBO para su distribución, para tener un capítulo semanal, mantener los derechos y control creativo de todo.
Al terminar de ver sus 12 capítulos, que duran alrededor de los 30 minutos cada uno, puedo decir que me ha gustado mucho la construcción narrativa y el guión de Michaela Coel. Al final es una introspección al funcionamiento de una mente creativa, a la vez que lidia con un trauma. Es una construcción literaria de la autora y su personaje. Pues la trama se basa en una experiencia que le sucedió a la misma Michaela al ser violada tras ser drogada.
Entonces durante todos los episodios se nos muestran distintas formas de acuso y abuso, algunas tan mínimas e imperceptibles que son normalizadas. Y la narrativa se centra especialmente en tres personajes, que son los tres amigos. Michaela Coel es Arabella Essiedu, una escritora novel que publicó su primera novela en formato digital tras ser un éxito en las redes sociales, lo que le hizo ganar un contrato con una reconocida editorial para publicar su segunda novela. Weruche Opia es Terry Pratchard, que es una joven actriz con inseguridades que no encuentra trabajo y es la mejor amiga de Arabella. Y Paapa Essiedu es Kwame, un joven homosexual con inseguridades que construye relaciones pasajeras a través de Grindr y es el mejor amigo de Arabella. Los amigos se convierten en la base de apoyo de Arabella, quien al inicio se niega a aceptar que fue violada, pero poco a poco y a través de flashbacks se nos muestra el trauma que le genera en su vida. Y ese es uno de los valores que se resalta en la serie, el de la amistad, el dolor compartido y reconocer que no somos las únicas víctimas.
Precisamente cada uno de los otros amigos de Arabella tiene experiencias que les permiten replantear sus propias relaciones y reconocerse como víctimas y abusadores. Y es aquí donde resalto otro punto importante en la serie. Esa destreza para abarcar distintos puntos de un problema. Pues aunque la protagonista es una víctima, tampoco se nos pinta como una víctima sufrida que va a representar el lado bueno de la historia, sino que también nos muestra algunos errores que ella tiene, preconceptos, acciones abusivas, y su humanidad en general. Todos los personajes son abordados en esa complejidad. Y quizás en esta parte le encontremos una de las relaciones con el título de la serie. Y al final también será importante ese tema, el de las perspectivas y las distintas versiones. Temas difíciles y diversos abordados de forma directa, honesta y sin adornos, como las redes sociales, el racismo, la homofobia, la transfobia, el feminismo, el encubrimiento social, el apoyo judicial en casos de abusos a mujeres y hombres, los influencers, el falso activismo y la publicidad,el mundo literario, entre muchos otros.
El tono de la serie también me gustó mucho porque tiene un desparpajo, un toque cómico, y a veces un humor bastante negro, comportamientos sin censura, pero a la vez tocando temas de forma contundente, preciso como los abusos cotidianos realmente son. Aparentemente imperceptibles, ingenuos e inexistentes. Y la frágil línea en que el abusado puede convertirse en abusador.
La serie también se encuentra bien dirigía y actuada, destacando el papel de Coel, quien tiene una presencia impresionante e imponente en cada escena que aparece. Es muy natural y sincera en su retrato, como chica millennial, “Crónicas de una millennial cabreada” se llama precisamente el primer libro de Arabella, a la que además tenemos acceso a recuerdos de su infancia, adolescencia y su relación con un traficante minorista italiano.
El comportamiento de la protagonista, que a veces incluso puede ser molesto y bastante inestable, representa una muestra de las formas como ésta maneja y reprime su propio trauma. Es interesante como evoluciona la percepción de sí misma como víctima, y como al final encuentra en su propio arte, la escritura, una manera de catártica de tratarlo, así como lo fue para la misma Coel en escribir la serie.
Es una miniserie potente, importante, compleja y brillante, que me parece que amplía la conversación sobre el Me Too y sus repercusiones, además de dejar muchas preguntas y reflexiones al espectador sobre un manojo de temas muy actuales. Creo que todos deberíamos verla. Muy recomendada.
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