miércoles, 15 de octubre de 2014

Dora Bruder (Patrick Modiano)

Comentario sobre el libro Dora Bruder



Esta fue mi primera excursión en la obra del reciente Premio Nobel de Literatura, el escritor francés Patrick Modiano. Si bien, como muchos lectores, antes del anuncio del premio, no habíamos escuchado de Modiano, o lo habíamos intentado leer, ya que él es prácticamente desconocido fuera de Europa. Luego del anuncio, y con cierta inconformidad debido a mi preferencia por otros autores, como siempre decidí darle la oportunidad a su obra, pues antes de juzgar y aludiendo a que en ocasiones el Nobel sirve para eso, para descubrirnos nuevos autores en todos los rincones del mundo. 

Sin más preámbulos, el mismo día busqué la obra más cercana que tenía de él, que resultó siendo “Dora Bruder”, una de las que según  en los distintos diarios en el mundo que publicaron la noticia, es considerada una de sus mejores obras… Como las obras en general de Modiano, son caracterizadas por su brevedad, Dora Bruder no es la excepción, de hecho es de los más cortos, tiene un poco menos de 50 páginas, por lo que pude terminarlos en una noche.

Como en toda su obra, en Dora Bruder, vemos los temas frecuentes y centrales de la obra de Modiano, la segunda guerra mundial, la ocupación en Francia, la infancia y la búsqueda de la identidad por parte de sus personajes y del mismo escritor; que como en el caso de Dora Bruder, también interviene constantemente, intercalando la narración entre la primera y tercera persona. 

“Dora Bruder”, según cuento el mismo autor al inicio del libro, nació de un simple recorte de un periódico, en sus mismas palabras el libro inicia así: 

“Hace ocho años, en un viejo ejemplar del Paris-Soir, con fecha del 31 de diciembre de 1941, me llamó la atención una sección, “De ayer y hoy”, en la página tres. Leí: 
PARIS
Se busca a una joven, Dora Bruder, de 15 años, 1,55 m, rostro ovalado, ojos gris-marrón, abrigo sport gris, pullover burdeos, falda y sombrero azul marino, zapatos sport marrón. Ponerse en contacto con el señor y la señora Bruder, bulevar Ornano, 41, París. 


Según, el prólogo por Adolfo García Ortega, reconocido escritor y traductor español, quien se considera un gran lector de Modiano, considera a esta obra como una de sus más logradas y perfectas. 

El libro cuenta la historia de una joven de 15 años que se ha fugado de un colegio de monjas en plena ocupación Nazi. Modiano inicia con su interés por la noticia en el periódico, y de ahí cuenta su travesía en la búsqueda de los rastros de Dora. Le llama especial atención, porque se da cuenta que eran casi vecinos, que vivían en la misma calle. Lo que lleva al autor a recordar su propia infancia. Es por esto, que los relatos de Dora y Patrick forman parte de uno solo, con distintos destinos… más tarde se conoce que luego de la publicación donde se reporta su perdida, meses después aparece en las listas de los deportados a Aushwitz. Y es así, como en medio de la narración de la investigación sobre la ruta de Dora, y los recuerdos del propio escritor, que empiezan a aparecer en el medio, los nombres y registros de distintas personas que en esa época tuvieron un cruel destino. El ejercicio de reactivar su memoria y la de su pueblo. Su memoria, se refuerza con los datos que averigua, presenta y cita, con historiales completos de las personas condenadas a campos de concentración y prisiones, donde conocemos sus edades, lo que hacían, el motivo de detención, por más absurdo que fuera, toda una parte de sus vida queda registrada en un papel… papel tan sensible y frágil, que en cualquier momento puede ser destruido por el tiempo y el olvido. Y eso es lo que Modiano intenta rescatar, recordar y salvar. Por eso, las razones por las que el Nobel justificó su premio, “su arte de la memoria con el que ha evocado los destinos humanos más difíciles de retratar…” se hace más que evidente en esta pequeña obra. 

El libro y su estilo me han gustado, aunque no me ha impresionado o me ha parecido una obra maestra, creo que su trabajo de reconstrucción de la memoria es muy valioso e íntimo, y sin duda tiene mérito literario. Ya que, a pesar de ser un estilo marcadamente documental, un trabajo de investigación riguroso, periodístico y realista, posee poesía en sus fragmentos autobiográficos y evocadores, y esto se agradece. Por lo tanto, por supuesto queda recomendado para que cada lector lo descubra personalmente y lo juzgue. Tengo muchas ganas de leer personalmente uno de sus libros titulado: “En el café de la juventud perdida”. Les contaré cuando lo lea…

7.5/10


Termino con otro fragmento del libro: 

“Nunca sabré cómo pasaba los días, dónde se escondía, en compañía de quién estuvo durante los primeros meses de su primera fuga y durante las semanas de primavera en que se escapó de nuevo. Es un secreto. Un modesto y precioso secreto que los verdugos, las ordenanzas, las autoridades llamadas de ocupación, la prisión preventiva, la Historia, el tiempo –todo lo que nos ensucia y destruye- no pudieron robarle”.


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