Hace poco vi la última película de Steven Spielberg: War Horse o Caballo de Batalla. La primera impresión que tuve fue de agrado. Se nota la mano de Spielberg por todos lados: Hay escenas estupendas, otras que fuerzan la lágrima fácil y otras que no aportan absolutamente nada.
War Horse es la adaptación de la novela infantil de Michael Morpurgo del mismo nombre. Narra la historia de Albert Narracott, un joven bastante curioso y sensible que siente especial atracción por los caballos. Un día su padre llega a la casa con un caballo que compró en una subasta de caballos. El joven le pone al caballo de nombre de Joey y se encarga de entrenarlo para que pueda servir en las labores de su granja. Ambos lograr crear una gran lazo, hasta que llega la Primera Guerra Mundial (1914 -1918), y su padre se ve en la necesidad de vender a Joey al ejército para poder pagar sus deudas. Es así como inicia la travesía que separa a Albert de Joey, la guerra, y esta misma que lo reunirá en el futuro.
Es una película que tiene una destacada fotografía, una excelente ambientación, en la parte técnica está muy bien, el gran problema de War Horse es su argumento y el guión. Spielberg, llamado el “Rey Midas de Hollywood”, porque sabe cómo llegarle al gran público, en esta ocasión nos regala otra película inspiradora, interesante que todo se centre en el caballo, por lo que no veremos muchos diálogos o frases, y los que veremos son en su mayoría ridículos y reiterativos. Con sus aires de heroísmo que van acompañados de la más que identificable música de John Williams, que se escuchan cuando alguien menciona alguna frase de valor o algo por estilo.
El caballo que abarca la mayoría de la película, en realidad lo hace muy bien. Es capaz de conmovernos y sorprendernos con sus hazañas y su espíritu. La película trata de mostrarnos la difícil y cruel situación de los caballos en la primera guerra mundial, donde eran tratados con mucha crueldad, y murieron muchos de ellos. Spielberg maneja muy bien las escenas cómicas y al mismo tiempo las bélicas, a las que corresponden la mayoría de las escenas estupendas del filme. Pero en la narración, hay algunas escenas que se exceden de lacrimógenas y otras que no aportan absolutamente nada, y alargan la película más de lo debido. Lo que hace que a pesar de ser una película conmovedora, en algunos momentos se sienta que no tiene alma, y que lo que nos muestran es un espectáculo con la sensibilidad manipuladora y no sensorial.
Claramente, hay que aclarar que es un película para todo público, sobre todo para niños (aunque hay escenas violentas), pero Spielberg hace una mezcla de dos géneros que maneja bien, el de la exploración del universo de los niños, con el asombro y su particular destreza y el género bélico. Y esa mezcla tan abrupta posiblemente sea la que no funciona, además del argumento.
En definitiva, no es lo mejor del Spielberg, pero hay escenas conmovedoras y la película aunque sea a la fuerza y de forma manipuladora, atrapa al público y lo estremece emocionalmente.
El trasfondo bélico es muy bueno, y queda la imagen de esa escena entre los ejércitos de ambos bandos, cuando ambos acuden a la ayuda del caballo. Es una evocación a la humanización de las personas que van a la guerra, esos seres sacrificados que cegados van con la convicción de luchar por su patria. Por lo que hay aires anti-bélicos, pero claramente es una parte de la película. Y para ver una mejor película sobre el tema, mejor ver “La Delgada Línea Roja” de Terrence Malick.
En síntesis, es una película que me agrado, pero siendo objetivo, en su resultado general no es una gran obra. Y no es de lo mejor de Spielberg, ni del año pasado.
6/10
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