(Salmo 59: 2)
Hace unos días, la web de la BBC publicaba un breve informe titulado “En busca de la novela de la era del 11-S”. Se trataría de buscar la «que finalmente defina» esa era, para lo cual la autora mencionaba una serie de libros de ficción relacionada con los célebres atentados. Ninguno de ellos, al parecer, cuestiona el fondo del asunto: quién lo hizo. Es posible que la indagación hubiera sido más fructífera si esta periodista se hubiera parado a pensar, críticamente, en la propia versión oficial. Resulta difícil imaginar que pueda haber unanovela mejor que ésa sobre el 11-S, y desde luego ninguna otra ha tenido tanto éxito.
Pues hablamos de un verdadero “superventas”, aunque en este caso los “compradores” de la novela se han tomado el argumento al pie de la letra. Que era, a fin de cuentas, lo que buscaban sus autores. Aquéllos se han creído datos tan inverosímiles como que no saliera ningún caza a proteger el Pentágono, pese a que cuando se estrelló el supuesto Boeing contra éste había transcurrido más de una hora, según la propia versión oficial, desde las primeras noticias de secuestro del avión que acabaría empotrado contra la Torre Norte, casi una hora desde este impacto y más de media hora desde el choque del segundo aeroplano contra la Torre Sur. O pese a que el Edificio 7 cayera de manera comparable a la de las Torres Gemelas sin roce de avión alguno (por cierto, la propia BBC hizo una extraña contribución –seguramente involuntaria– a esta parte de la novela). O pese a que los tres edificios del World Trade Center se desplomasen de forma tan rápida y simétrica, en unos casos supuestamente por los “avionazos” y en otro sin su ayuda. Cualquiera de estos hechos debería bastar por sí solo para desacreditar toda la versión oficial. Y hay muchos más.
Habla el ex “zar del contraterrorismo”
Entre ellos, cabe destacar los testimonios de Richard Clarke, actualizados recientemente. Un típico “patriota” yanki, de derechas de toda la vida y que, por ejemplo, contribuyó a los esfuerzos diplomáticos de la primera guerra contra Irak. Pero que lleva años denunciando el encubrimiento del 11-S por la CIA.
Clarke no es un político cualquiera. Trabajó a las órdenes de los presidentes Reagan, Bush padre, Clinton y Bush hijo, siempre en labores de inteligencia y antiterrorismo. Llegando a ser considerado por muchos medios como el “zar” en la materia. Después de sus críticas a la actuación del gobierno de George W. Bush respecto al 11-S, su cargo fue relegado por éste y acabaría dimitiendo en 2003.
Clarke acusó a dicho gobierno de que antes y después del día fatídico estuvo más ocupado en buscar un casus belli contra Sadam, y en asociarlo con Al Qaeda, que en perseguir a esta organización. Sus críticas adquirieron notoriedad al declarar en la famosa comisión oficial que “investigó” el 11-S (ver 1 y2). Luego se han enriquecido con el tiempo, afirmando que los atentados se podían haber evitado, e inclusose han aproximado no poco (versión española) a las posiciones de quienes piensan que el gobierno de Bush estuvo detrás del 11-S.
Por toda respuesta, el entonces director de la CIA, George J. Tenet, ha declarado que «Richard Clarke fue un apto funcionario público», pero sus comentarios relacionados con la gestión del 11-S «son temerarios y profundamente erróneos».
Muy interesante y válido.
ResponderEliminarAsí es Robe! Y aún vigente, sobre todo estos días que se acerca el aniversario nuevamente.
EliminarSaludos!
A.S.B