Llevo varios años asistiendo al Hay Festival de Literatura en Cartagena. Recuerdo cuando fui a los primeros eventos cuando estaba en la universidad y me inscribía muy temprano sin falta para las boletas gratuitas de estudiantes. Incluso recuerdo que también aproveché el beneficio uno o dos años después de haber terminado la carrera, porque aún tenía el carnet de estudiante. Luego, en varios años compré las boletas que más me interesaban. Y en los últimos años he asistido como prensa. He vivido el festival desde distintos ángulos. He conocido, descubierto y entrevistado a varios de mis escritores favoritos a través del Hay. Creo que es bonito cuando un joven tiene todo este proceso con un festival y crece con él. Conozco varios casos de amigos locales y sobre todo del interior del país, quienes vienen ilusionados y con esfuerzo cada año a la ciudad, y también han tenido un crecimiento parecido, no sólo en el Hay Festival de Literatura, sino también en el Festival de Cine (FICCI), donde también he tenido un recorrido similar. Sigo pensando que es una labor tanto de los festivales como de la misma ciudad incentivar a que estos casos se multipliquen, porque garantizan la existencia y la permanencia del evento. La apropiación. Incluirnos y exigir que nos incluya.
Pero iré hablando de cada uno de los eventos a los que asistí, y en medio de ellos iré comentando otros detalles sobre el festival.
El primer evento al que asistí fue el conversatorio “Hablemos de Colombia”, que contaba con la participación de Antonio Caballero y Enrique Santos Calderón, quienes conversaron con María Jimena Duzán. El conversatorio fue interesante pero no muy bueno porque los dos entrevistados, cada uno con una ideología política distinta, dieron su opinión especulativa sobre algunos de los temas del país, y entraron en alguna confrontación del pasado. Además de hablar de los temas de sus respectivos libros, porque cada uno escribió el año pasado un libro sobre Colombia. Creo que la incertidumbre de la charla sobre el presente y el futuro es fiel retrato de la situación actual real del país.
Ese mismo día, más tarde, y en el mismo lugar, asistí al conversatorio “La guerra y la paz, lecturas del conflicto colombiano”, que contó con la presencia de Patricia Lara y Francisco de Roux, en conversación con Juan Carlos Pérez. Fue una charla que me gustó mucho más que la anterior, porque se ahondó en el tema, y Juan Carlos Pérez supo llevar la conversación, que contó con las experiencias de Patricia Lara y la claridad del padre de Roux, en su papel dentro de la comisión de la verdad, que es un trabajo valioso que ha debido tener mayor difusión entre los colombianos. Se habló de las duras experiencias y testimonios de las víctimas, la versión de los victimarios, de las víctimas, del estado, entre todos los agentes del conflicto; también del papel de los medios de comunicación en que el proceso no haya tenido el impacto que ha debido tener entre la población nacional. Y finalmente, entre tanto dolor, con algunos mensajes de esperanza. Una frase del conversatorio del padre de Roux:
"La memoria es el punto de partida hacia la verdad".
Y finalizando con historia con la siempre carismática Diana Uribe, hablando sobre su último libro, donde el medio Oriente tiene gran protagonismo. Diana como siempre, enriqueciéndonos con detalles que nos ayudan a mirar la historia desde otro punto de vista, con una mirada más inquisitiva y que cuestiona lo que hasta ahora teníamos percibido como certezas. Por ejemplo, la división de la historia en la Edad Media, con una clara perspectiva Europea de la historia. Y siempre su invitación a buscar más perspectivas, a unir cabos, porque la historia siempre está en construcción.
Fue una primera jornada del #HayCartagena19 llena de política, paz, memoria y geografía.
En la segunda jornada del Hay, empecé desde la tarde con uno de los invitados que siempre es de los más esperados y queridos por los asistentes: Charla El País. Leonardo Padura con Javier Moreno. Fue sin dudas el mejor conversatorio del Hay, porque además de la excelencia del autor, contó con un muy buen entrevistador, que conocía su obra, que le dio su espacio, el protagonismo y la importancia al autor, por lo que la charla fluyó muy bien. Habló de su obra, de su reciente libro La Transparencia del Tiempo, y su eterno personaje: Mario Conde. Gracias a Javier Moreno pudimos ahondar en la importancia y el afecto que siente Padura por su personaje, y los pequeños hilos que unen sus mismas historias. Hubo humor, sorpresas, profundidad literaria y un excelente ambiente. Padura, quien sigue escribiendo desde Cuba, y tiene la virtud de ser crítico pero a la vez reconocer los aspectos positivos del régimen, como cuando se refiere a su misma educación, y a la de sus amigos de infancia. Tanto su obra como su historia personal son grandes ejemplos y testimonios que todos deberíamos conocer para ahondar en la historia de Cuba, que siempre ha sido su laboratorio de estudio.
Ese mismo día, siguió otra charla muy esperada con otra excelente autora, la escritora británica Zadie Smith, quien conversó con la escritora colombiana Carolina Sanín. Fue una charla fluida e interesante, donde se evidenció conocimiento de la obra por parte de la presentadora, por lo que hubo un intercambio muy interesante. Pero se sintió en varios momentos que era una entrevista en una sala solitaria de prensa, porque a diferencia de la de Padura, que fue en el mismo lugar minutos antes, en esta hubo poca interacción con el público. No sé si me sé explicar, pero incluso cuando una entrevista o charla con un público presente está transcurriendo, el entrevistador tiene la habilidad de hacer partícipe al público con sus preguntas. En esta particularmente, la disfruté mucho porque había conocimiento de la autora y su obra, pero me hizo falta la calidez que había sentido en la anterior charla. Quizás también tiene que ver con el idioma, porque fue en inglés con traducción, o la personalidad de las escritoras. También pudo ser que las preguntas eran muy analíticas de la obra y la escritura, desde un punto de vista más académico y de la crítica literaria, lo que hacía que la entrevistadora a veces también se extendiera en el planteamiento de las preguntas. Pero aún así la disfruté. Me gusta que en el Hay tengamos esta variedad de enfoques en las charlas.
Y la última charla de la segunda jornada, fue "Libertad y derechos humanos. Conferencia de Shirin Ebadi”. Shirin es la primera mujer musulmana y ciudadana iraní en recibir el Premio Nobel de Paz (2003). Como decía en el programa no era una charla ni conversatorio sino una conferencia, un discurso, que contó con traducción simultánea desde el farsi al español. En su conferencia, Shirin compartió de su experiencia personal y de su país, y dio luces sobre el caso latinoamericano. Habló de las generalidades de la paz, que en Colombia, los que nos hemos informado hemos escuchado durante los últimos años, y su experiencia como mujer y activista.
La segunda jornada tuvo literatura y derechos humanos. Era viernes. Me dije a mí mismo y publiqué en mi Facebook, mañana sábado va a ser ya la literatura al 100%. Porque precisamente, aunque el Hay es un evento variado y versátil en temáticas, yo como eterno amante de la literatura, siempre doy prioridad a los eventos literarios, cuando me interesan. Y al día siguiente tenía programada dos de mis entrevistas.
Foto: Marcela Sánchez
Como prensa, siempre te dan la opción de escoger a los autores a los que quieres entrevistar, no siempre se da la oportunidad de que te salgan todos. Tiene que ver algo la demanda y el conocimiento de los periodistas sobre los autores. Aunque sé de muchos casos donde los periodistas no conocen a los autores. Yo jamás acepto una entrevista de un personaje o escritor que no conozca o no haya leído. Aunque no soy periodista de profesión, me parece anti profesional. Aunque en mi labores de prensa nunca actúo como periodista tradicional. Claro que si tengo conocimiento del área y puedo escribir como periodista, pero lo que más disfruto de esta parte es poder tener un espacio para conversar con los escritores. La mayoría siempre se sorprende porque no hago las “mismas preguntas bobas de siempre”, como dijo Pablo Montoya, sino que me centro en el autor y su obra, o una obra en particular o varias. Una de las entrevistas que tenía pendiente, y que tenía ilusión en hacer tuvo que cancelarse por unas exigencias del autor o la autora, que no mencionaré quien es, pero es de Colombia.
Entrevista a Mircea Cărtărescu
Pero en la tercera jornada, muy temprano tuve una entrevista a la que le tenía también mucha ilusión, con el autor rumano Mircea Cărtărescu. Ya conocía parte de su obra, pero cuando me enteré que venía empecé a leer más sobre él, y me sorprende su prosa desde la primera línea, porque hay una pulcritud, una evocación y un sentimiento en cada palabra. Por eso me sorprendió conocer su particular método de escritura, donde escribe sin hacer tachones ni correcciones y nunca revisa los textos hasta que termina la obra. Sin dudas es increíble y no conocía caso parecido. Llegué un poco pasado de la hora, porque esperaba a mi amiga fotógrafa Marcela Sánchez, que me iba a acompañar en la entrevista para hacer algunas fotos. Ya llevaba mi libreta con mis apuntes. Tuve que subir al segundo piso y luego bajar al primero, hasta que finalmente lo encontré con su traductor, al que afortunadamente no necesité para la entrevista. Estaba con uno de los famosos vasos del Hay, con algún zumo de hierbas o frutas, y vestido informalmente con un suéter amarillo y unos jeans. Siempre con una mirada tranquila y con ojos penetrantes. “Tienen 20 minutos”, es la voz alarmente que siempre acompaña a estas entrevistas maratónicas de prensa. Tenemos unas sillas desocupadas en la terraza del hotel Santa Clara y nos ubicamos cada uno en un lado de la mesa. Él se ubicó frente a mí de una forma muy milimétrica y me miraba directamente a los ojos. Me quedé pensando un momento en su estilo perfeccionista, quizás la simetría estaba entre ellos.
A veces titubeo un poco al inicio, pero a medida que empiezo la charla va fluyendo y ni al tiempo le presto atención. Hablamos de sus cuentos, de alguna de sus novelas, y centré un poco la conversación también en ese excelente discurso, titulado “La utopía de la lectura”, que hizo en la Feria del Libro de Madrid, y que cuando lo leí quedé fascinando y totalmente identificado. Hablamos de su estilo, de su artesanía con la palabra, y también hablamos de los estilos de otros escritores, y de las clasificaciones… los estéticos, los profundos, los artesanos, los estilistas, sobre Kafka, Joyce, Nabokov, Borges, sobre literatura en general. Poco a poco, aunque siempre es serio, se mostró más en confianza y habló con más fluidez, y con diversas expresiones que acompañaban la emoción de lo que decía. Un sensible sin remedio, pensé. Así también me veo yo, y de eso mismo hablé con Pablo Montoya horas después. “Los sensibles son los que más sufren”, me dijo Pablo. No pude estar más de acuerdo, pero luego sigo con más detalles de la entrevista con él, porque cuando hablé con él se sorprendió de que antes hubiese entrevistado a Mircea, al que también admira.
Siguiendo con Mircea, es una parte hablamos de la crítica literaria, a la que él considera importante, pero que ha perdido su importancia en los últimos años. Hay una razón, me dijo. Y que también afecta a los escritores. “Los escritores de mi generación fuimos mejores lectores”, o quizás los últimos buenos lectores, me dijo. En el momento no estuve de acuerdo, porque pensaba en mí mismo, pero creo que tuve que darle la razón al pensar en el escenario más general. “Leímos a los clásicos, y ya no se leen a los clásicos”. En esa línea de pensamiento, también recordé que Leonardo Padura lo mencionó en su charla, que los jóvenes no leen. Y nuevamente refiriéndome a Pablo Montoya, recuerdo su dolorosa expresión, “A veces siento que escribo para una sociedad que no lee”. Antes las tres expresiones de los 3 grandes escritores tuve resistencia, pero creo que me tocó aceptar la cruel realidad. Tienen razón. Sé que hay varios jóvenes como yo que sí leen y son buenos lectores, porque conozco a varios, algunos tienen blogs literarios, incluso los BookTubers, entre otros pequeños nichos. Pero entiendo que aún así seguimos siendo pequeños grupos.
Y este planteamiento de los tres escritores (no se preocupen, regresaré con Mircea), me da pie para plantear una de las grandes razones de por qué siempre vemos en el Hay Festival más gente del interior, más personas mayores, porque la gran mayoría de los locales no les interesa el festival. Y de los pocos interesados, tienen un sentimiento negativo de resistencia al pensamiento de que son eventos elitistas y excluyentes, por lo que se niegan a participar como protesta y en los días de festival se dedican a burlarse del evento y los asistentes. Conozco varios casos de cerca, por eso lo planteo. No digo que la organización del Hay es perfectamente incluyente, porque tampoco creo que lo sea. En la primera sesión que tuvimos en el Club de Lectura Sícalo, club que coordino y que nos reunimos todos los miércoles de 6 a 8 p.m. en el Café de Ábaco, sede de la Librería Ábaco, en la primera sesión le dedicamos el espacio a hacer reflexiones y conclusiones sobre el Hay Festival. La primera pregunta que lancé para iniciar el debate fue sobre la percepción de que era elitista y excluyente. Al final del texto pondré varias de las conclusiones de la sesión. Pero una de ellas, y que es algo que debe afrontar todo festival local, es la formación de público. Programas serios e incluyentes, que lleve a los jóvenes, niños y población general de los barrios populares a los grandes eventos dentro del centro histórico. Recuerdo que el FICCI a veces lo hace, los trae desde sus colegios en buses y tienen sus puestos reservado en el centro de convenciones. Son pequeñas acciones que nunca deben de dejar de hacerse.
También me gustaría resaltar los espacios del Hay Festival Comunitario y el Hay Joven en las universidades, que siempre tienen programas interesantes y llevas a varios de los invitados a charlas en las universidades y los barrios. Escuché muy buenos comentarios y conozco a amigos, que como no tenían boletas asistieron a los eventos de la Universidad Los Libertadores (que este año fue la sede de todos los eventos del Hay Joven), que tuvo eventos e invitados muy buenos, con unas excelentes instalaciones, pero también en ocasiones con varios puestos vacíos. Es importante difundir mucho más estos eventos. Yo en otros años he asistido a estos programas y son muy buenos e incluyentes.
Pero como dije, al final retomaré más este tema de las reflexiones generales del Hay, pros y contras, y mientras sigo con mi hilo personal. Sigamos con Mircea Cărtărescu.
Sin dudas, uno de los temas del escritor rumano, la génesis y materia prima de su obra son los sueños. Me explicó brevemente como funciona ese tema, cómo los evoca, los reconstruye, los plasma y los inmortaliza. Y su madre. La mujer. La sensibilidad.
También hablamos del cine rumano, porque sé que él es muy aficionado al cine, pero el cine rumano no es precisamente afín a su estilo literario. Los sueños son su tema, por lo que está más relacionado con el maestro ruso Tarkovsky, que es uno de mis favoritos. Pero reconoció conocer los trabajos hiperrealistas de los maestros del nuevo cine rumano, como son Cristian Mungiu y Cristi Puiu.
Le pregunté sobre esa imagen del profesor amargado y existencialista que se encuentra en varias de sus obras, y que se relaciona mucho a sí mismo, en su papel como profesor, que tuvo muy al inicio de su carrera. Experiencia de la que bebió y se inspiró mucho. También hablamos de sus posiciones muy abiertas, sobre la lectura en móviles, la importancia de los libros de fantasía y autoayuda, como géneros que él no desdeña. Y la última que tuve tiempo en hacerle, sobre su afirmación de la literatura como una religión. Él lo entiende como el ritual, el acto espiritual que debe abarcar todo su ser, que lo llena y humaniza; y como en casi todas las religiones, hay varios dioses.
De reojo vi la figura de la encargada de manejar los tiempos de las entrevistas. Había llegado la hora. Se pasó volando como siempre. Aprovecho para tomarme la respectiva foto y me firma una de sus libros. Se queda hojeando la bella edición en español de la editorial Impedimenta, que ha editado, traducido y publicado su obra en español. Mientras firma el libro y veo como trata con delicadeza la edición, le pregunto por la traductora, Marian Ochoa de Eribe, con quien dice tener buena relación. Nos despedimos, y rápidamente soy reemplazado por el siguiente entrevistador. Afortunadamente es una amiga, y me tomó la foto. Porque mi fotógrafa oficial se había perdido, jeje.
Foto: Marcela Sánchez
Rueda de prensa con Chimamanda Ngozi Adichie
Ese fue solo el inicio de la exhaustiva jornada literaria del sábado. Me quedé a esperar la rueda de prensa de la esperada y reconocida escritora nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie. No dio entrevistas particulares, iba a ser una rueda de prensa general.
Llegó un poco tarde, pero todos estábamos esperándola aparecer imponente. Su sola presencia es poderosa, su energía, su alegría, su voz profunda y pausada en un bello inglés. Sin dudas, además de escritora es un ícono.
En la rueda de prensa había muchas cámaras y la mayoría de preguntas fueron sobre el tema del feminismo, del que Chimamanda es abanderada, pero me hicieron falta más preguntas sobre su obra, porque al fin y al cabo es un evento literario. Yo no alcancé a hacer pregunta, pero me hubiese gustado haberle preguntando sobre si involucramiento en la adaptación al cine de su novela Americanah, que al final al parecer será una miniserie con Lupita Nyong'o en el papel de Ifemelu. Sólo esperé que en el evento de la noche, donde se llevaría a cabo el conversatorio con Alma Guillermoprieto, estuviesen mejor las preguntas.
Foto: Marcela Sánchez
Entrevista Pablo Montoya
Luego de la rueda de prensa fui a almorzar y tenía pendiente la entrevista con el escritor colombiano Pablo Montoya a las 3:40 p.m. Lo pude conocer horas antes gracias a mi amiga fotógrafa Marcela Sánchez, que es amiga de él. Le dije que lo iba a entrevistar más tarde. Y aproveché a tomarme unas fotos con él para después no estar corriendo en la entrevista.
Sobre la entrevista a Pablo, ya he comentado unos detalles anteriormente en la entrevista a Mircea. Pero inicialmente le dije que desde hace rato quería entrevistarlo, incluso hace algunos en el Hay que había venido pero ese año creo que fui de prensa pero no hice entrevistas. Debo decir que Pablo me parece de los mejores escritores que tenemos en Colombia, y su obra y su novela “Tríptico de la Infamia” me parece genial.
Inicié diciéndole que la primera vez que escuché sobre el “Tríptico de la Infamia”, me recordó a un título que ya conocía anteriormente. Él, con su mirada pasiva y su inherente calma, sonrío inmediatamente y dijo: “Si claro, a Borges”. En efecto, a La Historia Universal de la Infamia. Me contó que fue consciente de que el título podría relacionarse, pero barajaron varios títulos, entre ellos “Los pintores”, pero luego de una larga evaluación y la ayuda de su esposa, que me cuenta que le ayuda a escoger los títulos de sus obras, llegó a la mejor decisión. Por supuesto, también hablamos de Borges y su influencia en su obra. Pablo es minucioso en su investigación y los datos históricos de sus obras. No le veo la parte un poco burlesca y juguetona de Borges en sus obras, pero si su profundidad, y sobre todo la poesía, que no tienen todos los relatos del argentino.
Hablamos de la importancia e influencia del arte como herramienta para sanar heridas de un pueblo, de un país, de las heridas de la guerra y la violencia. Lo comparé un poco con la obra de Doris Salcedo, porque a Pablo Montoya le interesa mucho el arte, la pintura y la música en general, como herramientas y materia primera para sus novelas. Estuvo de acuerdo en que su obra, como en el Tríptico de la Infamia, busca realizar una reflexión sobre las personas y comunidades que no han sido escuchadas en la historia. Así como los indígenas que son retratados por el pintor Jacques Le Moyne, que en su libro tiene el rol de “espectador pasivo” y “observador” dentro de la expedición del descubrimiento de América, en retratar a las comunidades, la naturaleza y los ríos que observaban en el nuevo mundo. Pero al final, también es el único en reconocer la belleza. En este punto fue que hablamos de las personas sensibles, de los artistas, y de cómo son los que más sufren.
Hablamos del arte en general como influencia en su obra, de la forma en que llegó a esos tres pintores protagonistas del Tríptico de lnfamia, y de la investigación en su trabajo de escritor. También de la inherente poesía de su obra, y recordé un pequeño capítulo que se encuentra en la tercera parte del tríptico de la infamia, ese capítulo que se titula “América”, que es bellísimo, y es una oda al continente, a la tierra y a todo lo bello que tenemos. Porque además del arte, también lo que guía a Pablo es la búsqueda de la belleza.
Le pregunté sobre posibles personajes que le inquietaran para próximas obras. Y mencionó que en caso colombiano le intrigaban Benkos Biohó, y parte de la historia negra en Cartagena, que en realidad ha sido poco estudiada y ficcionada en nuestra literatura. Y también le intrigaba El Bosco, el autor de curiosamente el Tríptico del Jardín de las Delicias, su obra más famosa.
“¿Crees que es necesario que el tiempo pase para poder abordar unos temas del país?”, le pregunté. En el caso de las obras literarias sobre la realidad del país, que aún no ha dado ninguna gran novela, exceptuando al eterno Gabo. Pablo estuvo de acuerdo, pero también mencionó que a veces no es sólo el tiempo sino que buenos autores que sepan narrar estos eventos.
Como horas antes le había comentado que había entrevistado al rumano Mircea Cărtărescu, le mencioné lo que me había dicho sobre la generación de buenos lectores a los que pertenecía. Generación a la que también forma parte Pablo. Y se mostró de acuerdo con esa concepción, y fue en este punto donde me mencionó que a veces pensaba que escribía para un país que no lee. Sentí un poco su frustración y cierta tristeza por esa innegable realidad en el país. Afortunadamente hay un pequeño grupo, y entre ellos jóvenes, que sí leemos y tratamos de luchar para que la tradición no se pierda.
Le hablé también de sus otras obras, entre ellas un bella edición de la editorial Tragaluz de su pequeño libro “Solo una luz de agua”, donde acompaña textos con bellas ilustraciones de Giotto sobre la vida de San Francisco. Tengo el librito, y es una pequeña reliquia. Cuando se lo mencioné, se sorprendió, y dijo que quizás yo era único que lo había leído. Claramente, no es cierto. Pero si pienso que Pablo es uno de los mejores escritores que tenemos, con una técnica, disciplina y un enorme talento, que merece ser mucho más leído.
Finalmente, como cada 5 minutos, llegó nuevamente la encargada de prensa para interrumpir la conversación. También se me pasó volando. Me despedí y fui bajando las escaleras, hasta que me acordé que por la correndilla había olvidado darle a Pablo para que me firmara mi primera edición del Tríptico de la Infamia. Volví a subir. Lo estaba entrevistando el otro periodista ya. Pero esperé. Me dijeron que luego venía una entrevista de El Tiempo, pero que podía aprovechar ahora que terminara el periodista. Afortunadamente no tuve que esperar mucho. Vi al periodista bajar las escaleras y a Pablo solo. Aproveché y fui con el libro, y me dijo que también se había dado cuenta de no haberlo firmado. También, que el último periodista había sido desastroso, con las mismas preguntas bobas de siempre, y ni había utilizado los 20 minutos que tenía, por lo que me dijo que si tenía más preguntas podía seguir haciéndolas. Así fue como tuve una segunda parte de la entrevista, con el beneplácito del autor. Mientras firmaba el libro, aproveché a preguntarle sobre su labor como docente, sobre todo teniendo en cuenta el problema de la juventud con la lectura. Me dijo que lo que intentaba hacer era inspirar y tratar de inculcar el amor por la lectura. Lo que me parece que debería ser una labor de todos los docentes. Creo que un profesor de lenguaje o literatura que no es lector, parece raro pero en realidad los hay, es una enorme contradicción y jamás podrá inculcar esa pasión a sus alumnos. En ese tema se nos fueron los últimos minutos, y así finalmente ya me despedí de él.
Mi historia con Chimamanda Ngozi Adichie
A este punto ya me encontraba un poco agotado pero me quedaba un evento muy importante. La Charla Inaugural Gabriel García Márquez por Chimamanda Ngozi Adichie, y su conversatorio con Alma Guillermoprieto a las 7 p.m. en el Centro de Convenciones. La expectativa era grande y sabía que iba a tener mucha gente, por eso fuimos a hacer la fila más temprano. Chimamanda dio un bello discurso sobre su primera experiencia al leer “Cien años de soledad”. Antes de eso, fue recibida con una gran ovación de un público inspirado y contagiado por su espíritu, en una sala casi totalmente llena.
El conversatorio en general con Alma Guillermoprieto no me gustó mucho. Ella es excelente, pero en esta entrevista no lo hizo muy bien, o quizás la prisa por ir a tomar el avión le jugó una mala pasada en un público que había ido ilusionado por la escritora africana. Como me imaginé, varias preguntas relacionadas directamente con el feminismo, y la presencia de mujeres feministas en el público. Por eso fue genial cuando Chimamanda preguntó entonces, “¿Y dónde están los hombres feministas?”, no hubo gritos pero se veían unas cuantas manos levantadas. Entre ellos yo. Pero fue una muestra de la importancia de su mensaje sobre el feminismo tanto para mujeres como hombres, y el papel de la mujer en la educación hacia los mismos hombres desde pequeños. Pero aparte de eso, pocas preguntas literarias o sobre el universo de sus obras, que es tan rico. Incluso hubo una pregunta confusa sobre Harry Potter, que la escritora no terminó entendiendo muy bien. Quedó demostrado que el éxito de la charla depende en gran parte del entrevistador.
Pero mi historia con Chimamanda no tiene que ver ni con la rueda de prensa ni con el conversatorio, sino lo que vino después. Como la charla no estaba muy buena, me salí desde antes para poder coger un buen puesto para la firma de libros. Aún así me tocó lejos, varios habían tenido la misma idea que yo. Pero cuando se terminó la charla, la fila fue avanzando.
Cuando finalmente llegué, mi amiga Luzmarina que ya había pasado, me esperaba del otro lado de la mesa para tomarme las fotos. Cuando tenía mi libro, me acerqué y le dije que me gustaba mucho su obra, en especial su narrativa alrededor del pelo. Ella levantó su vista a verme y me dio una enorme sonrisa. Me agradeció y se detuvo a verme, y me dijo, con movimiento de mano incluido, que le encantaba mi look y mi pelo. Yo le dije, y a mí el tuyo. Creo que no tuve que decirle que era uno de los hombres feministas. Ya lo sabía.
Traducción de la foto: Me encanta tu pelo. El tuyo también jeje
Fue un gran final de jornada. Terminé exhausto pero muy feliz.
En la mañana de la última jornada del #HayCartagena19, nos habían invitado a los periodistas al evento con Chimamanda en el barrio Nelsón Mandela. Yo no pude asistir, porque además de que no me levanté tan temprano, tenía otra entrevista pendiente temprano en el Santa Clara. Aunque la entrevista se canceló. Pero tuve oportunidad de ir a otros eventos.
Me enteré en poco tiempo de las noticias del evento de Nelsón Mandela. El circo montado en el barrio, con una población que no estaba vinculada al evento. Sino que el evento se trasladó a otro escenario para dar una imagen y una foto de inclusión. Eso me pareció muy mal hecho, porque así no se hacen las cosas. Pero yo ya me lo imaginaba tristemente. En una programación y en unos programas culturales donde ahora suena mucho el tema de la economía naranja. Pero con respecto a ese tema, comenté que sobre el intento o directa politización del evento de Chimamanda en el barrio Nelsón Mandera. Era esperable. Pero el impacto de los niños, jóvenes y hasta adultos de sólo ver a esa mujer de cerca, es poderoso. Y creo que es verdad. Incluso a los que no sepan quién era, al ver tanta atención sobre una mujer tan parecida a ellos, con ese look y ese pelo, tiene un verdadero impacto. Aunque no es el impacto general esperado y más potente que a todos nos gustaría. Donde hubiese una socialización pre-evento con la población, y se organizara mejor la interacción con la escritora.
Lo cierto, es que mi historia con Chimamanda siguió ese día. Luego de su regreso del barrio Nelsón Mandela, donde igual pudo tener un acercamiento a algunos artistas, escritoras y líderes afro, nos encontramos frente a frente de nuevo.
Cuando me vio, lo primero que me dijo fue: “Te recuerdo de ayer. Recuerdo tu pelo y tu sonrisa”. Me saludó con beso, como viejos amigos, y nos tomamos otra ronda de fotos. Su ayudante, como siempre, apurándola porque iban tarde a otro compromiso, pero ella se tomaba el tiempo para la foto, saludar y sonreír. No logramos intercambiar muchas palabras, pero fue un bonito acercamiento, y fue muy especial verla y sentir de cerca su energía. Por eso digo, que es muy poderosa. Y espero muchas más personas que la conocían y los que no la conocían hayan quedado inspirados y tocados por su trabajo y lo que representa.
Ese mismo día, la volví a ver de lejos otras veces. Salía de una parte y ella salía del otro. Al final decidí no volver a molestarla para que no pensara que la estaba siguiendo. Me ocurrió lo mismo con la joven escritora mexicana Valeria Luiselli el año pasado. La entrevisté y luego me la encontraba en todos lados. Al final me miraba como un acosador, jeje.
Entre los últimos eventos a los que fui y sitios que visité, estuvo la exposición de fotos de Jesús Abad Colorado en la Casa Sura. Un conjunto de fotos muy fuertes, emotivas y duras sobre la violencia en Colombia. Y los dos últimos eventos a los que asistí: Dentro del nuevo programa de Clubes de Lectura Hay Festival. Con “Lectura fácil” de la joven escritora Cristina Morales, en conversación con Margarita Valencia. No todos habían leído el libro por algunos problemas para conseguirlo, pero al final fue un espacio muy íntimo donde la autora habló de su libro. Me pareció muy interesante, por los conceptos que maneja y su propia personalidad. Y el evento final, de “Cómo acabar con Colombia y resucitarla”, que contó con Sergio Ocampo, Santiago Rivas y Carolina Sanín, quienes conversaron Con Camilo Jiménez. Fue interesante, por momentos no se sabía ni había claridad del tema de la mesa, pero al final cada uno imaginó escenarios donde se acaba o destruía de forma simbólica con el país, y también dieron mensajes para construirla o que no lleguemos a destruirla. O simplemente convivir mejor.
Al final, como siempre, fue un festival con sus altos y bajos, pero es un festival valioso y de calidad que debe seguir mejorando en varios aspectos. Pero no debemos dejar que se lo lleven de la ciudad, por la apatía de los locales de acogerlo y apropiarse de él, porque muchas ciudades se pelean por acogerlo.
Nos vemos en la próxima edición. A continuación dejo más fotos, y algunos apuntes de las conclusiones del Club de Lectura Sícalo sobre el Hay Festival 2019.
Más fotos del Hay Festival Imagina el Mundo (Serie). Zadie Smith esquiva a las fotos con Mircea y yo de fondo. Fotos de amigos con el escritor Pablo Montoya. (Fotos: Marcela Sánchez) y además fotos de los dos últimos eventos a los que asistí: Club de Lectura de "Lectura Fácil" con Cristina Morales y Margarita Valencia. Y el conversatorio "Cómo acabar con Colombia y resucitarla" con Sergio Ocampo, Santiago Rivas y Carolina Sanín. Y al final, nuevamente Chimamanda.
Otras conclusiones del Hay Festival 2019 (Club de Lectura Sícalo):
Ya he menciona dentro del texto varias de las propuestas y opiniones de mejora y crítica del Hay, pero seguiré mencionando otras:
- Mayor integración con escritores locales. Homenaje a Oscar Collazos. Homenaje a Roberto Burgos Cantor.
- Mayor difusión en universidades y colegios. Sobre la acreditación de estudiantes y los eventos del Hay Joven en universidades.
- Integración de habitantes de barrios vulnerables a los eventos dentro del centro histórico.
- Integración y participación de librerías independientes locales dentro del programa del Hay. La Librería Ábaco en Cartagena, como eje importante del desarrollo de la cultura en la ciudad.
- Programas y compromiso del distrito en actividades para fomentar la lectura desde los niños y jóvenes de largo alcance y extensión. Vinculación de red de bibliotecas.
- Mayor socialización con las comunidades dentro de los eventos de los barrios y Hay Comunitario. (Actividades pre-evento)
- Control de revendedores.
Alejandro Salgado Baldovino (A.S.B)
Alejo, excelente escrito, fluido y variado. Te felicito y me enorgullece tenerte de amigo y coordinador de nuestro Club de Lectura. Sigue así.
ResponderEliminarMuchas gracias mi apreciado Nacho! Gracias por leerlo y comentarlo. Un abrazo! Y gracias por tu amistad también.
EliminarA.S.B
Alejandro, vi que ya no contestabas los mensajes en tu otro post asi que te lo digo aqui, si no es mucha molestia, podrías enviarme llamame por tu nombre a mi correo electrónico? Por favor peoplebehidjustin@gmail.com
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