Hace meses vi esta insólita película más reciente del excelente realizador brasileño Kleber Mendonça Filho (Sonidos del barrio, Aquarius), en co dirección con Juliano Dornelles, junto a quien escribió el guión. Digo insólita por varias razones: porque en sus películas anteriores el director había realizado dos poderosos dramas sociales muy realistas, y otra, porque la película en sí es una rareza y una mezcla de géneros como la acción, el gore, el western, la ciencia ficción, el thriller, etc. La película ganó el Premio del Jurado (ex aqueo) en Cannes 2019 en compañía de la francesa "Les Misérables", además de premios en el festival de cine fantástico en Sitges.
Pero entrando en materia, la película se ambienta en un futuro cercano y en el pequeño pueblo de Bacurau, en donde ha muerto una de las matriarcas del pueblo y los vecinos la lloran y recuerdan (bajo efectos de alucinógenos para calmar la tristeza). Pronto los habitantes del pueblo empiezan a sufrir atentados por un grupo de extranjeros contratados para borrar al pueblo del mapa. Reflexionando luego de verla, me di cuenta que a pesar del adorno de excesos y de mezcla de géneros, el contenido social del director sigue estando presente de forma muy fuerte. Y sigue siendo un retrato universal, porque Bacurau puede ser cualquier pueblo de latinoamerica o del mundo azotado por la depredación del poder, con enormes necesidades básicas, pero con una comunidad unida.
La película resulta interesante dentro de su concepto y sus distintos símbolos y críticas, a la vez que hace homenajes a películas clásicas del género, pero su metraje me resulta un poco excesivo para lo que narra. Creo que pudo ser más corta y efectiva. Aunque su estructura narrativa se divide en dos actos. Uno muy provincial donde conocemos al pueblo y sus habitantes, y un segundo donde conocemos la amenaza del pueblo y sus protagonistas. Pero es hipnótica y te mantiene en intriga en muchos momentos. Sin dejar de mencionar al excelente reparto que tiene dos participaciones especiales de dos grandes íconos del cine: Udo Kier y Sonia Braga. No puedo decir que me encantó pero tampoco me ha disgustado. Un curioso experimento, una extraña fábula, una perturbadora pesadilla. Una mezcla de realismo y ruptura a la vez que recuerda en realidad a la esencia del cinema novo brasileño.
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