Finalmente llega a carteleras (en Cartagena en Cineco Plaza Bocagrande) la película más reciente del gran director iraní, quien además ganó la Palma de Oro 2025 a Mejor Película en el Festival de Cannes con esta película, completando la hazaña de ganar el máximo galardón en los tres festivales más importantes del mundo: Berlín (Oso de Oro en 2015 por "Taxi Teherán" y Venecia (León de Oro en 2000 por "El círculo). Su cine siempre ha impactado por la fuerza, la honestidad, los conflictos morales y la denuncia que ha realizado en toda su carrera sobre la represión, la corrupción y la dictadura en su país: Irán, un país con gran tradición cinematográfica, y en muchas de sus películas a veces jugando y experimentando con las fronteras entre la ficción y el cine documental. Varias veces ha sido condenado a prisión por el contenido de sus películas (como a su compatriota, Mohammad Rasoulof), y este año le acaban de sentenciar a otra pena por la actual película, y será detenido apenas pise el país.
Pero bueno, vamos con la película, que debo decir que es una excelente película, con la fuerza y la complejidad moral del cine del autor, y me parece una justa ganadora del premio principal en Cannes (sin haber visto aún varias de la competencia oficial), y espero que siga recibiendo muchos más premios. La película inicia cuando una familia sufre un problema mecánico en su auto y van a un taller, en donde los escucha Vahid, un mecánico con problemas físicos, quien reconoce la voz del padre de familia, como la de su antiguo torturador en una prisión del régimen. A partir de ese momento, Vahid atormentando inicia una misión de venganza, que lo lleva a secuestrar al hombre, pero al tener dudas de si en realidad es el oficial que lo torturó, decide reunir a otras víctimas para que le ayuden a reconocerlo. E inicia un viaje frenético, en donde se reviven traumas, el deseo de venganza, de justicia, y en donde también converge, la duda, la fragilidad de la memoria y el sentido moral de las víctimas.
Podríamos catalogarla de fábula moral, pero también es un thriller trepidante y oscuro, con algo de humor negro y momentos de humanidad, que hacen más compleja la situación, y enfrenta al espectador con lo que haría en tal situación. Al parecer, el director se inspiró en su estancia en la cárcel para la idea de esta película, con la que vuelve a confrontar, evidenciar y condenar al régimen, pero de una forma muy artística y poderosa. Ingeniosamente la película no te deja fácil tomar posición, porque también plantea la duda al espectador, de si el deseo de tomar venganza de las víctimas no estaría nublando el juicio contra un ciudadano inocente, pero la película también va dejando desde su primera escena, indicios de la personalidad de cada personaje, por lo que tampoco cae en la completa ambigüedad. También en alguna escena las víctimas discuten el tema de la banalidad del mal, cuando los carceleros cumplen simplemente órdenes de sus superiores, tratando de justificar y entender a ese ser humano que tienen a su merced, ya que por sus naturalezas o principios, no se les facilita actuar de forma implacable contra su torturador. Y bueno, llegamos al tramo final que es completamente intrigante y angustiante, hasta llegar a esa impactante y desgarradora escena final, en donde el simple sonido de una prótesis genera más terror que muchas de las películas del género en los últimos años. Es una película con un mensaje político claro y directo, pero a la vez, filmada de forma muy cinematográfica, con cuidado, detalle, pulso y maestría. Me parece un gran logro del director, y sin dudas, de las mejores películas del año.




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