
Hace tres años que no participaba en una Lectura Colectiva (la última había sido "Moby Dick" en el 2022), porque son lecturas muy exhaustivas y exigentes, a las que hay que dedicar mucho tiempo y constancia para producir los textos diariamente. Pero en este 2025 finalizamos las lecturas en el Club de Lectura de Ábaco con "Kafka en la Orilla" de Haruki Murakami, que nos llevó menos de dos meses finalizar con un ritmo alto de capítulos diarios. La lectura de este libro de Murakami ganó la votación, en donde se eligieron tres libros que formarían parte del Ciclo de Literatura Japonesa 2025/2026, y prometí que si ganaba la novela de Murakami, como es una obra de más de 700 páginas, lo haríamos bajo la dinámica de las lecturas colectivas. El resultado ha sido muy satisfactorio, con una intensidad y diversidad de publicaciones de los demás miembros, que nos llevaron en este breve período de tiempo a adentrarnos por completo en el universo de Murakami, en una de sus obras más particulares y representativas de su mundo literario, mientras explorábamos la historia y cultura de Japón, discutíamos sobre sus personajes, los géneros dentro de la novela, y hasta elaboramos una lluvia de haikus.
La dinámica de Lecturas Colectivas iniciaron con la lectura colectiva de #Dante2018, del 1 de enero al 10 de abril del 2018, bajo el hashtag #Dante2018, por iniciativa del escritor argentino, Pablo Maurette; y a partir de ahí fueron saliendo más propuestas, como #Ovidio2018 para leer la famosa obra de Ovidio: Las Metamorfosis, desde el 1 de Mayo hasta el 3 de Agosto de ese mismo año. Y del gran reto de leer “El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha” de Miguel de Cervantes Saavedra (que se peleó el honor de suceder a #Dante2018 junto con #Boccaccio2018 y #Ovidio2018 entre otras, al final decidimos leerlas todas), desde el 1 de Junio hasta el 06 de Octubre; y del 27 de Julio con “El Decamerón” de Giovanni Boccaccio, que iría hasta el 10 de Noviembre. Y de seguir otras lecturas “no oficiales” como #Kafka2018 y #Virgilio2018, para finalizar el año 2018 llegó la lectura colectiva de #Borges2018, con la lectura de dos de las obras más emblemáticas del escritor argentino: “Ficciones” y “El Aleph”, dos recopilaciones de relatos, que contienen varios de los cuentos más alabados de la literatura universal. Con todas estas lecturas completé casi 12 meses seguidos entre todas lecturas colectivas del 2018, leyendo a diario. En el 2019 inicié con otros dos retos mayúsculos: la “Ilíada” de Homero y el “Ulises” de James Joyce, iniciando también desde el 1ero de enero del 2019, hasta mediados del mes de junio (15 de junio), que he acabé las dos lecturas. Y entre esas lecturas también estuve en la lectura adicional de “Hamlet” de William Shakespeare, bajo el hashtag de #Shakespeare2019. Desde Julio 1 inició otra lectura bajo el mismo hashtag de #Homero2019, el de la “Odisea”, la secuela de la Ilíada, que terminé el 14 de diciembre, también con un canto a la semana. Casi todo un año leyendo a Homero en detalle y en compañía de otros lectores alrededor del mundo a través de este gran Club de Lectura Virtual en que se han convertido las lecturas colectivas. Fue una muy buena experiencia haber leído primero el Ulises de Joyce, para leer luego la Odisea, pues Joyce tomó parte de la Odisea para la estructura de su novela. Por eso en los resúmenes de la Odisea, hice mención a las referencias homéricas dentro el “Ulises”. Y terminar el año 2019 con la lectura colectiva de “La Montaña Mágica” de Thomas Mann, el 27 de diciembre, sumando otro año dedicado a la literatura, además de mis otras lecturas personales. El 2020 inició con un gran reto, leer bajo la misma dinámica la obra "Así habló Zaratustra" de Friedrich Nietzsche, desde el 1ro de enero hasta el 29 de abril del 2020. Y la otra lectura del 2020 siguió con "Los Hermanos Karamazov", que realicé del 24 de marzo del 2020 hasta el primero de Julio del 2020. Lectura realizada en pleno confinamiento por la pandemia del Covid-19. Después de esas dos lecturas colectivas del 2020 me tomé un descanso de esas dinámicas y retomé en el 2021 con #Sofocles2021, leyendo sus conocidas siete grandes tragedias, del 1ro de enero al 13 de Marzo del 2021, y ahora más recientemente en el Club de Lectura al que pertenezco decidimos hacer una lectura colectiva del ensayo “El Infinito en un Junco”, del 1ro de abril al 25 de mayo del 2021; y luego, la novela “El Nombre de la Rosa”, del 1ro de julio al 26 de agosto del 2021. En el 2022, retomé nuevamente atraído por volver a leer Moby Dick bajo esta dinámica, y la iniciamos desde el 1ro de enero hasta el 8 de junio del 2022. Y aquí, tres años después, en el 2025, retomé la dinámica para leer junto con el Club de Lectura de Ábaco a "Kafka en la Orilla":
Para los interesados, dejo el post general que hice sobre mis publicaciones diarias de #Dante2018, #Ovidio2018, #Cervantes2018, #Boccaccio2018, #Borges2018 (X2), #Homero2019 (X2), #Joyce2019, #Mann2019, #Nietzsche2020, #Dostoievski2020, #Sofocles2021, #IreneVallejo2021, #Eco2021, #Melville2022 o #MobyDick2022
Especial: La Divina Comedia (Dante Alighieri) Reto #Dante2018 (Link 1)
Especial: Las Metamorfosis (Ovidio) Reto #Ovidio2018 (Link 2)
Especial: Don Quijote de la Mancha (Miguel de Cervantes) Reto #Cervantes2018 (Link 3)
Especial: El Decamerón (Giovanni Boccaccio) Reto #Boccaccio2018 (Link 4)
Especial: Ficciones (Jorge Luis Borges) Reto #Borges2018 (Link 5)
Especial: El Aleph (Jorge Luis Borges) Reto #Borges2018 (Link 6)
Especial: Ilíada (Homero) Reto #Homero2019 (Link 7)
Especial: Ulises (James Joyce) Reto #Joyce2019 (Link 8)
Especial: Odisea (Homero) Reto #Homero2019 (Link 9)
Especial: La Montaña Mágica (Thomas Mann) Reto #Mann2019 (Link 10)
Especial: Así habló Zaratustra (Friedrich Nietzsche) Reto #Nietzsche2020 (Link 11)
Especial: Los Hermanos Karamazov (Fiódor Dostoyevski) Reto #Dostoievski2020 (Link 12)
Especial: Siete Tragedias de Sófocles - Lectura Colectiva #Sofocles2021 (Link 13)
Especial: El Infinito en un Junco (Irene Vallejo) – Lectura Colectiva #IreneVallejo2021 (Link 14)
Especial: El Nombre de la Rosa (Umberto Eco) – Lectura Colectiva #Eco2021 (Link 15)
Especial: Moby Dick (Herman Melville) - Lectura Colectiva #MobyDick2022 / (Link 16)
Las publicaciones diarias las hice en un grupo de Facebook dedicado a la lectura colectiva:
Grupo de Facebook "Kafka en la Orilla": https://www.facebook.com/share/g/16VUiJrQ1C/ (Link 17)
También compartía los textos en mi cuenta personal de Facebook, en X y en mis historias de Instagram y Whatsapp.
Desde #Dante2018 mi papel activo, constante y diario, fue el de realizar textos diarios en todas mis redes sociales, que muchas veces eran resúmenes, otras veces eran reseñas, otras análisis, otras selección de fragmentos, y en el mejor de los casos, una mezcla de todas las anteriores, con la intención de conformar un diario de lectura de cada obra.
No es la primera vez que leo "Kafka en la Orilla". De hecho, ya le había dedicado un post en mi blog hace varios años cuando la leí por primera vez, hace más de 15 años, en donde estaba aún más joven y abusaba muchas veces de los adjetivos, jeje, pero decidí dejarla igual a como la escribí en su momento, y en este post hacer una nueva reseña, en donde en una parte contrasto fragmentos que escribí años atrás. Acá comparto esa viaje reseña:
Reseña (2011) de Kafka en la Orilla - (Link 18)
Y ahora, sigo con la reseña actualizada, y al final de todo el post pondré los links de mis otras reseñas a otros libros de Murakami, que son varias, a otras novelas, libros de cuentos y de ensayos. Mientras tanto:
Reseña "actualizada" de Kafka en la Orilla (2025)
En un enlace anterior puse el link de mi primera reseña del libro, hace más de 15 años, que me pareció muy honesta y sencilla, y con la que sigo de acuerdo en varios aspectos:
El libro me volvió a fascinar y al llegar al final tuve una conexión nostálgica con la persona mucho más joven que la leyó años atrás. Durante la lectura recordaba varios pasajes, escenas e imágenes, pero no recordaba todo. El recuerdo de varias de esas escenas impactantes y que me conmovieron en su momento, siempre me daban ese golpe de nostalgia, pero al llegar al final fue algo especial, porque sentí de nuevo esa misma sensación que sentí tras terminarlo años atrás. De leer un libro tan extraño, como nunca antes había leído, en el que no había entendido todo, pero aún así estaba fascinado por lo que había leído. Esa sensación era nueva para el lector que apenas descubría a Murakami, y que me hizo leer todos los libros del autor.
El libro me parece en esencia una novela de aprendizaje, de madurez, en donde un adolescente con problemas en casa y en su interior, que debe aprender a sortearlos y a conocer el mundo, para empezar a conocerse a sí mismo. La novela sigue esa premisa, del viaje interno del joven, que por ejemplo recuerda a El guardián entre el centeno, una de las novelas favoritas de Murakami, pero Murakami enriquece esa estructura con su universo particular e identificable, haciendo ese viaje interno y externo un poco más rico y complejo, al dotarlo de elementos surrealistas, fantásticos, metafísicos y de la misma cultura japonesa (sintoísmo), que transitan por el psicoanálisis hasta las mismas tragedias griegas, como Edipo Rey, convirtiéndola incluso, por momentos, en una adaptación contemporánea o una relectura de esas obras y esos viajes. Junto a la historia del joven Kafka Tamura, de forma paralela Murakami narra la historia de Nakata, quien también tiene un viaje fascinante, que se va cruzando poco a poco con el del joven Kafka, y de forma conjunta representan a personajes solitarios y abandonados por la vida, que han perdido algo y que empiezan en sus propias búsquedas a descubrir el mundo, a crear lazos con otras personas, y descubrir la amistad, la atención y la preocupación de otro ser humanos, además de descubrir el universo de la cultura y las artes, la literatura y la música, haciendo que enriquezcan mucho más sus intelectos, y sigan sumando herramientas para poder resistir y pasar los momentos difíciles y los traumas del pasado. Y ambos, dentro de ese camino, van estableciendo con las personas que se encuentran: relaciones amables, hostiles, eróticas y hasta una relación cervantina, entre Nakata y Hoshino, que evoca a la relación entre Don Quijote y Sancho Panza.
Creo que básicamente ese es el núcleo que define la obra de Murakami, que va hilando con mucha maestría, mientras nos entretiene, nos fascina y hasta nos ilustra de muchos temas de cultura general y de la historia y del alma de la cultura japonesa, lo que a la vez exhibe otro de sus talentos, y es esa riqueza que posee de ambas culturas: de la oriental, por supuesto, y la occidental, a la que alude y hace constantes referencias, simbólicas y en el mismo estilo literario. La literatura de Murakami, forma parte de la tradición de la literatura japonesa, con su sensibilidad, los momentos lleno de poesía, la melancolía existencial, las descripciones de la naturaleza, etc., pero a la vez, Murakami es un vanguardista dentro de la historia de la literatura japonesa, en la forma que mezcla esos temas japoneses con las influencias literarias occidentales (Melville, Fitzgerald, Carver, entre otros), y por supuesto, de la cultura pop occidental, que desde el Período Meiji ha tenido una influencia creciente e imparable hasta el día de hoy. Lo curioso de Murakami, y el estilo que ayudó a inaugurar (que muchos escritores contemporáneos siguieron), es la facilidad y naturalidad con la que transita entre ambas influencias, haciendo que mientras te encuentras leyendo algún pasaje con alguna referencia occidental, de repente se desvía de forma consciente hacia la sensibilidad japonesa y su parquedad, para en el párrafo siguiente, volver a llevarnos por terrenos más barrocos, llenos de más elementos, descripciones y excesos, por momentos, incluso haciendo alusión a lo que hizo Herman Melville en “Moby Dick”, y que muchos autores vanguardistas inauguraron, como es la línea del monólogo interior, y el explayarse en otros temas e ideas, interrumpiendo la trama principal. Y ese detalle, es algo que a veces molesta a muchos lectores, así como el intercalar entre dos historias paralelas, o incluir escenas o capítulos que aparentemente no tienen sentido, pero todo tiene un sentido y una secuencia que eventualmente iremos descubriendo, o habrá otros lectores que no la encuentren. Pero personalmente, yo seguí fascinado de esta lectura, quizás sí sintiéndome abrumado en algunos momentos en que hace sus respectivas pausas para hablar de música clásica a través de un personaje, y que en mi primera lectura fue algo novedoso (porque no conocía a los compositores que menciona), pero igual, hoy en día que tengo mucha más cultura que antes, no me molestaron esas referencias, ni me parece que disminuyan el valor de la obra. Creo que en cierta forma, también es una forma de introducir a lectores jóvenes en esos temas (para que sientan el descubrimiento y viaje de Kafka como parte de sus propios descubrimientos); o también, que puede ser un recurso, como comentó una de las amigas del Club de Lectura de Ábaco (al que pertenezco y le hicimos una lectura colectiva entre noviembre y diciembre) quien nos comentó que quizás también lo hacía para ilustrar al público japonés y oriental en esos elementos y temas culturales de occidente.
Otro detalle que me encanta de la obra, viene por su misma propuesta, a veces laberíntica y ambigua, que le permite al lector ir divagando, haciendo teorías e ir construyendo un camino junto a los personajes, que se puede derrumbar en algún momento, pero también teniendo momentos de descubrimiento conjuntos. Además, la obra mantiene la emoción como un thriller psicológico, que sin duda es otro de los géneros que transita y habita, junto el de la “coming age” y el surrealismo, entre otros. Y también fascina con la introducción de animales parlantes, dotados además de voz, de consciencia, y con esto introduciendo otro tema muy común de la cultura japonesa y el sintoísmo, con la presencia de los gatos, cuervos, quienes tienen un significado especial y simbólico.
Otro tema, y que me parece normal, es que con el intercalamiento entre las dos historias, hay momentos en que una historia está más emocionante que la otra, y ese parón abrupto puede generar molestia en el lector, aunque para mí son pausas necesarias para mantener la atención y dosificar la emoción en una novela de más de 700 páginas, mientras se introducen otros elementos importantes que te ayudarán en ese rompecabezas que se va armando desde el inicio. Además, es normal que en novelas tan extensas haya momentos de bajones, porque recordemos que las novelas ganan por rings o suma de puntos (boxeo) y no por un knockout directo (como le corresponde al cuento, según decía el maestro Cortázar).
Yo la disfruté mucho nuevamente, y como verán en los textos detallados que hice durante 51 días. Pero antes, quería comentar sobre algunas cosas que comenté en mi primera reseña:
1
" Y un poco de confusión, al intentar atar los cabos que el autor no se preocupa en explicar. Entonces, al experimentar la segunda sensación, y sumergirme en la introspección de mi recorrido por las 714 páginas que había leído anteriormente, comprendí algo: “El texto en su mismo recorrido, me había permitido reflexionar y sacar conjeturas sobre lo que ocurría en el mismo instante”. Es un libro que se disfruta en todo el transcurso de la lectura, y no sólo al final".
(Es curioso que lo haya escrito desde mi primera lectura. El uso de las comillas me hacen dudar si fue un comentario mío o estaba citando a alguien, pero bueno, siento lo mismo. Es un tema que se repite con Murakami, en que sus finales muchas veces son abiertos y no resuelven todo, como al lector le gustaría, o deja muchas cosas para que él mismo termine de armarlo. Pero al final, caes en cuenta de que disfrutaste todo el recorrido, que no tiene importancia que no haya sido un final tan impactante. Aunque en el caso de Kafka en la Orilla, me parece que el final estuvo muy bien logrado, aunque queden algunas cosas sin explicación directa)
2.
“Es un libro para disfrutar y pensar. Los personajes son tan maravillosos que tal vez podamos encontrar algo de nosotros en cada uno de ellos. Desde el joven Kafka, hasta el anciano Nakata. Quiénes son los protagonistas de esta historia que transcurre en dos momentos, y se divide entre las historias de estos dos personajes, que en el transcurso y al final se relacionan inevitablemente”.
(Me resulta nostálgico recordar que en mis primeras reseñas en el blog usaba mucho el adjetivo “maravilloso” para describir obras que me habían gustado mucho, y una escritora amiga me lo criticaba en su momento, pero a mí no me importaba. Para el chico más joven, según lo que conocía en ese momento, que era muy limitado, era algo maravilloso. Obviamente con el tiempo, con los años y tras consumir muchas más obras y leer varias obras maestras, ya no utilizo con mucha facilidad ese adjetivo. Pero creo que en este fragmento menciono dos aspectos de la literatura de Murakami en las que es un verdadero maestro: en crear atmósferas y en construir personajes, y en esta novela Murakami logra crear muy buenas atmósferas y personajes muy bien construidos y desarrollados (y por qué no, maravillosos, jeje)
3.
“En el texto encontramos muchos diálogos geniales, con sus personajes totalmente originales, quienes se sumergen en unas reflexiones internas, que a la vez nos hacen pensar a nosotros. Sin dejar de lado, algunas descripciones memorables.”
(Sí, me encantan muchas de las descripciones externas e internas del autor hacia los personajes y los espacios geográficos y naturales. Además de distintas críticas que incluye de forma muy sútil dentro de la trama, como lo son, a la modernidad, al feminismo (a un tipo de feminismo), a la falta de memoria y conocimiento de la historia por parte de los jóvenes, y a la guerra misma, porque recordemos todos los primeros episodios dedicados a Nakata con el incidente en la montaña, y la tensión en Japón en medio de la guerra. Y a Murakami le interesa mucho reflexionar sobre sucesos históricos dentro de su país, como lo ha demostrado en otras de sus obras, como con el terremoto de Kobe y el ataque con gas sarín al metro por la por la secta Aum Shinrikyo, ambos en 1995, entre otros)
Y bueno, creo que es todo lo nuevo que puedo agregar sobre esta novela en este momento. Al final del post dejaré mis otros posts sobre otros libros de Murakami, y la compilación de haikus, pero ahora, comparto todos los textos de la lectura colectiva:
KAFKA EN LA ORILLA
(Lectura Colectiva / Diario de Lectura)

Día 1:
"—En fin, no insisto —dice el joven llamado Cuervo—. Tampoco sirve de nada que te pinte las cosas tan negras. Total, ni siquiera han empezado. Tú ya has tomado una decisión. Ahora sólo te falta llevarla a cabo. En cualquier caso, se trata de tu vida. Básicamente, la única vía es hacer lo que tú creas."
Apenas inicia la novela encontramos al narrador conversando con el personaje que da nombre al capítulo, el joven llamado Cuervo. Mezcla de narradores en primera y tercera persona, que por el momento parece demasiado íntima o interna para creer la existencia real de un interlocutor. Por lo que se asoma la idea de un monólogo interno, que puede quedar confirmado con una confesión al final del capítulo, que sugiere una reafirmación de una acción ya cavilada: escapar.
Uno de los temas de la novela que se presenta desde el inicio es la búsqueda de la identidad, que inmediatamente nos lleva a pensar en la existencia de una novela de formación dentro de los géneros que Murakami utilizará. Pero además la conversación nos sugiere la importancia del libre albedrío, las dudas e inseguridades (reafirmadas por Cuervo), y un conflicto aparente que es un misterio (o varios) deambulando en el ambiente.
"Pero aquí no acaba el asunto. Parece que no haga más que echarte jarros de agua fría, pero yo no tengo muy claro que yéndote, por muy lejos que te vayas, puedas escapar. Me da la impresión de que no hay que confiar demasiado en la distancia.
Pienso una vez más en la distancia. El joven llamado Cuervo lanza un suspiro y se presiona los párpados con las yemas de los dedos. Me habla con los ojos cerrados, desde el fondo de las tinieblas.
—Juguemos a lo de siempre —propone."
En este segundo fragmento tenemos más claridad sobre la voz e identidad de Cuervo. Los consejos, la advertencia, la preocupación, y la voz que le habla desde el fondo de las tinieblas: ¿la consciencia?
"A veces, el destino se parece a una pequeña tempestad de arena que cambia de dirección sin cesar. Tú cambias de rumbo intentando evitarla. Y entonces la tormenta también cambia de dirección, siguiéndote a ti."
Cuervo le propone un ejercicio de visualización, al que parece que ya antes han realizado, en donde compara la tormenta con el destino y con él mismo. Simbolizando la juventud, el crecimiento, la experiencia y la madurez. Y sigue: "Me imagino una tormenta como ésa. Un blanco remolino que apunta al cielo, irguiéndose vertical como una gruesa maroma. Mantengo los ojos y las orejas fuertemente tapados con ambas manos. Para que la fina arena no se me meta en el cuerpo. La tormenta se acerca deprisa. Desde lejos puedo sentir la fuerza del viento en la piel. Va a engullirme de un momento a otro." Y finaliza: "Tú, ahora, pronto te convertirás en el chico de quince años más fuerte del mundo", como un oráculo o un maestro que prepara y alienta a su discípulo para un próximo viaje en el que ya no volverá a ser el mismo.
Y se rebela la acción: "El día de mi decimoquinto cumpleaños me escapé de casa, me marché a una ciudad desconocida y empecé a vivir en un rincón de una pequeña biblioteca.", y anuncia al lector que si hasta ahora le parece la historia de un cuento de hadas, no lo será.
#ElNiñoLlamadoCuervo #KafkaEnLaOrilla #Murakami2025

Día 2:
Conocemos que el protagonista se encuentra en el estudio de su padre cuando planea su su huida y decide qué cosas llevarse. Se entretiene observando las fotos que su padre guardaba de él y su hermana de pequeños, pero se extraña de la expresión de felicidad que tenía su antiguo yo. Le resulta extraño y ajeno:
"¿Dónde y cuándo, quién nos debió de hacer esa fotografía? ¿Cómo es que yo tenía esa expresión de felicidad? ¿Cómo diablos podía parecer tan contento? ¿Cómo es que mi padre ha guardado únicamente esta fotografía? Todo esto es un enigma."
Esta reacción nos deja entrever un claro quiebre en el vínculo familiar. Las fotos de la madre, ausentes y borradas. El protagonista, que aún no se presenta con su nombre dentro de la trama, piensa que la llegada de su cumpleaños número 15 es la fecha perfecta para huir, y menciona que lo lleva planeando desde sus 13 años. Para ello, ha estado trabajando su cuerpo y fortaleciéndolo, para no parecer tan joven cuando deambule en el mundo exterior. "El día de mi decimoquinto cumpleaños es la fecha ideal para irme de casa. Antes es demasiado pronto y después, tal vez sea ya demasiado tarde."
Con su hilo de pensamientos, podemos ir armando su perfil poco a poco. Estudia en una escuela privada, a la que asisten personas de clase media alta, y podemos ver que nuestro protagonista tiene un amplio mundo interior, que reflexiona mucho consigo mismo y tiene una personalidad introvertida, llevándolo a evitar las interacciones con otras personas, incluso con su padre en la casa. Y nos menciona que Cuervo le da consejos, como que preste atención a las clases aunque fuese a escapar más adelante. Y cuando ya se encuentra preparando la mochila que se llevará, algo que ha practicado varias veces, ahora que lo hace de verdad le resulta más pesada. El peso del miedo y la incertidumbre.
Finalmente sale a tomar un bus y cuando toma asiento se siente totalmente agotado. Por el peso que ha llevado cargando, el peso de los pensamientos, del sobrepensar, de planear, de dudar, de preveer, en ese estado neurótico que muchos tenemos a veces. Estando en el bus el reloj marca las 12, y ya tiene 15 años. En su interior, y ya finalmente esto nos reconfirma la figura de Cuervo como su consciencia o alter ego, Cuervo le desea feliz cumpleaños. Al finalizar, el protagonista menciona una profecía a la que cree estar condenado... pero no sabemos aún a qué se refiere.
#Cap1 #KafkaEnLaOrilla #Murakami2025

Día 3:
El inicio del capítulo 2 puede dejar al lector confundido, pues no conecta con la trama del joven que acaba de huir de casa, pero simplemente nos presenta un elemento característico de las novelas de Murakami, que es ir alternando la narrativa entre dos o más historias, personajes, perspectivas y épocas. Al inicio del capítulo nos presenta un documento desclasificado en el año de 1986 del Ejército de los Estados Unidos de América, correspondiente a una serie de entrevistas realizadas al final de la Segunda Guerra Mundial (1946) por el alférez Robert O'Connell en la prefectura de Yamanashi para investigar el misterioso "Incidente de la montaña de bol de Arroz" de 1944 (este incidente es ficticio, por si no lo encuentran tras buscarlo). El alférez O'Connell entrevista a varias personas por separado, entre ellas a una maestra, Setsuko Okamochi, a quien describe como inteligente pero aún traumada por el incidente.
En la entrevista, Setsuko recuerda el día del incidente, cuando ella y sus alumnos vieron una luz plateada que brillaba en lo alto del cielo. Pensaron que era un avión militar, pero O'Connell inmediatamente le informa que según los registros, no había aviones norteamericanos en la región en ese momento. La maestra igualmente le dice que para ellos era normal ver ese tipo de aviones y pensó que iría camino a bombardear alguna ciudad. Sigue la entrevista, en donde le pregunta sobre su vida. Nació en Hiroshima y su esposo murió durante la guerra. Y vuelve a recordar el evento, en donde se dirigió con un grupo de niños a la "Montaña de bol de Arroz" (montaña con forma de tazón de arroz) a recoger setas y hortalizas. Una mañana normal con la excepción del avistamiento de ese objeto volador (al parecer no identificado, OVNI). La maestra sigue contando que de repente los niños empezaron a desmayarse con los ojos abiertos (como observando algo) y luciendo confundidos e inertes. La maestra aterrada, confundida y sintiéndose completamente sola reaccionó y corrió a buscar ayuda.
En este capítulo, Murakami nos introduce en otro misterio que aún no sabemos la relevancia que tendrá en la historia principal, pero empezando a teñir la obra de ese tinte onírico y surrealista, que empieza a expandirse lentamente en la atmósfera de la novela. En cuanto a lo que ocurrió en ese flashback, es interesante que se menciona que 5 de los 16 niños habían sido evacuados de Tokio durante la guerra, y se encontraban conviviendo con niños del campo con una realidad totalmente diferente, pero unidos durante la guerra. Y menciona que aunque nunca hubo peleas entre ellos, los unos no podían entender lo que pensaban los otros. Aunque con el tiempo, la convivencia y los juegos, las diferencias se fueron desvaneciendo. "Porque los niños, en cuanto juegan junto a algo que les entusiasma, derriban con relativa facilidad las barreras culturales y sociales". Las fechas y acontecimientos tampoco están puestos a la ligera, y podemos interpretar que quizás el autor quiso darnos contexto y una referencia sobre la crisis alimentaria durante la guerra, y el terror en los aires.
Sobre el misterio de los niños y cómo los afectó esa experiencia, seguramente lo descubriremos más adelante en forma de algún personaje sobreviviente. Pero resulta curiosa esa imagen de niños con la apariencia de tener la mente desconectadas de sus cuerpos. Muertos en vida.
Cap. 2 #KafkaEnLaOrilla #Murakami2025

Día 4:
Volvemos con nuestro joven protagonista escapista, quien se encuentra en el autocar despierto y revisando continuamente el reloj y la fecha. Sigue siendo su cumpleaños y han pasado ya 13 horas. Se detienen y salen de la autopista para tomar un descanso, mientras el conductor les avisa que una hora llegarán a Takamatsu. Aprovecha para estirar los pies, lavarse la cara, tomar aire y entrar a la cafetería a tomar algo. Cuando toma una taza de té, una chica del autobús se sienta junto a él. Él empieza a describirla minuciosamente, y de repente ella le empieza a hablar. Él miente sobre su edad (17), y ella le dice que le recuerda a un chico que sale en la tele y canta en un grupo, pero no logra recordar su nombre ni el del grupo.
"Me ruborizo. Que no hable demasiado se debe, por supuesto, a que soy una persona callada. Pero hay otra razón: todavía no me ha cambiado del todo la voz. Normalmente hablo en tono grave, pero, de vez en cuando, me traiciona la voz. Así que intento no hablar demasiado tiempo seguido."
El joven manifiesta su personalidad introvertida pero también el miedo a que descubran que es un adolescente de 15 años al que no le ha cambiado la voz aún. La chica menciona que el chico de la tele habla con acento de Kansai (Este acento es un dialecto japonés regional hablado en la región de Kansai (Osaka, Kioto y Kobe). Y se distingue del japonés estándar (hablado en Tokio) por su tono más informal, animado y a veces brusco). Pero se apresura a decirle que él no habla así. La joven le dice que es peluquera y le da consejos para verse aún mejor. El joven está abrumado y no sabe cómo lidiar con esa inesperada atención, como es común en la torpe adolescencia. Murakami retrata muy bien la psicología del protagonista, quien a la vez lidia con el anonimato, por no querer ser descubierto por nadie. Mientras por otro lado, siente interés en mostrar algo de sí a la chica. Confusión e indecisión.
Ella le pide sentarse junto a él en el autobús hasta Takamatsu para poder dormir un poco, ya que teme que alguien raro se siente a su lado. Y él no le parecía ni raro ni peligroso. Y le suelta el siguiente dicho, que él completa: «En el viaje, un compañero, y en la vida, compasión». Ambos lo conocen, pero ella le pregunta sobre el significado de la frase en solo cuatro palabras. Él medita y se toma su tiempo:
"Pues que un encuentro casual es algo muy valioso para los sentimientos de los seres humanos.", y ella parece estar de acuerdo. Al preguntarle en dónde se encuentran, ella responde que "Nada de esto tiene sentido. Y si algún sentido tiene es de dónde venimos nosotros y adónde nos dirigimos. ¿No te parece?", y él asiente. Se apresuran en volver al autobús ante la mirada reprobatoria del conductor por llegar tarde.
La chica se cambia de puesto y cae inmediatamente dormida, mientras él lee un libro. En un momento la cabeza de ella cae sobre el hombro del joven, y él empieza a contemplarla en silencio desde su altura. Hace otra descripción en detalle y termina excitado, pero al mismo tiempo no puede evitar pensar en que quizás sea su hermana mayor. Tienen la misma edad. Pero aún así, no deja de contemplarla con deseo:
"Le miro el pecho. Sus senos redondos suben y bajan al compás de la respiración como el vaivén de las olas. Me recuerdan una vasta superficie del mar azotada por una lluvia incesante. Yo soy un navegante solitario, de pie en cubierta; ella es el mar. El cielo presenta un color gris uniforme que, mucho más allá, se funde con el color, asimismo gris, del mar. Y entonces es muy difícil distinguir el mar del cielo. También es difícil separar al navegante del mar. También es difícil distinguir la realidad de los sentimientos."
La sigue mirando y desearía tocarla, pero finalmente también cae dormido. Murakami acá nos dibuja bellas escenas con jóvenes que parecen creer en el destino, que a la vez es una creencia muy asiática, lo de creer en símbolos, augurios y recurrir a mikos (sacerdotisas sintoístas) o kannagis o itakos (chamanes), quienes tienen conocimiento ancestral, curan enfermedades, se comunican con ancestros y predicen el futuro. Pero también sigue dibujando esta bella evolución del personaje en un drama de crecimiento psicológico y madurez (coming on age), muy hipnótico, fresco y bien llevado. Y también es interesante la referencia del protagonista a la hermana y su madre, al parecer ambas ausentes desde hace algún tiempo. Y no sabemos aún por qué, pero se sugiere algún complejo de Edipo.
Cap. 3 #KafkaEnLaOrilla #Murakami2025
Comentario de nuestra amiga, Clarita sobre el capítulo:
En este capítulo segundo, la descripción del incidente de la luz plateada en el cielo y los niños desmayándose con los ojos abiertos. Esa imagen de los niños con la mente desconectada de sus cuerpos es inquietante y me crea una sensación de malestar. La forma en que Murakami describe la escena es magistral. Logrando transmitir confusión y el terror de la maestra....
¿Qué podría ser esa luz blanca? (Pregunta la amiga Clarita Botero)
#Murakami2025 #KafkaEnLaOrilla
Mi respuesta: De acuerdo, Clarita. Es una gran descripción del evento. Y gran parte de su maestría viene en la habilidad de Murakami para crear atmósferas. Sus libros están llenos de atmósferas características. Y de hecho, las mejores adaptaciones de sus novelas o cuentos al cine, vienen de la habilidad de los directores de saber llevar esa esencia y construir llevar esa atmósfera al cine con todos los elementos visuales. La descripción involucra directamente al lector y hace que dibuje claramente ese angustioso momento.
Creo que no lo puse en mi texto de hoy pero esa situación del capítulo 4 (el joven Kafka en el autobús con la joven Sakura dormida a su lado) recuerda a este cuento de Gabo, que también comentamos cuando hice mi presentación sobre Japón. El compañero Ricardo comentó a la vez de forma acertada que fue inspiración de Gabo de la novela de Kawabata que leímos en el Club de Lectura, "La casa de las bellas durmientes" hace varios años atrás. Acá un link para leerlo:
#Murakami2025 #KafkaEnLaOrilla

Día 5:
En el capítulo 4 volvemos a los documentos desclasificados del Ejército de U.S.A., sobre la investigación del Incidente de la montaña del bol de arroz. En esta ocasión, se registra la entrevista que el alférez Robert O'Connell hizo al doctor, Juichi Nakazawa, quien dirigía la clínica cercana a la montaña. El doctor cuenta que recibió la llamada de emergencia y le explicaron la situación de los niños desmayados en la montaña al ir a recoger setas. Teniendo esa información, pensó en las posibles causas (envenenamiento, intoxicación) y llevó el equipo necesario en su bicicleta. Cuando llega encuentra dos policías y piensa en que entre ellos deben trasladar los 16 niños a la escuela. Habrían faltado más manos, pero el médico añade que "estábamos en guerra y la mayor parte de los hombres jóvenes había sido llamada a filas. Aquellos policías, un profesor de cierta edad, el jefe de estudios, el director de la escuela, el conserje, la joven profesora y yo fuimos los únicos que nos dirigimos a la montaña." Para recordarnos que el suceso ocurrió en 1944, en plena guerra.
Sigue narrando que al llegar a la montaña se impresionaron de la escena de los 16 niños tumbados en distintas posiciones, y todos cayeron momentáneamente en un estado de parálisis. Recordar que seguían en guerra influyó en ese estado, ya que ver cadáveres era el pan de cada día. Pero volvió en sí y empezó a examinar a los niños uno por uno. Éstos empezaban a reaccionar sin ningún problema aparente. Evaluó la posibilidad que hubiese sido un gas tóxico que afectó el sistema nervioso de los niños, en una cantidad baja que no afectó a la maestra. Especialmente, teniendo en cuenta el objeto volador que avistaron. Pero eran especulaciones. Aunque añadió que los niños no dejaban de mirar algo que al parecer era invisible para los adultos. Decidió esperar para ver su evolución.
"El rumor de que el ejército americano había desarrollado un nuevo tipo de bombas había llegado hasta donde vivíamos. Claro que nadie comprendía por qué razón iban a tirar una bomba sobre aquella montaña pérdida. Pero, en este mundo, se cometen errores y hay cosas que se escapan al entendimiento humano."
Cuando los niños empezaron a reaccionar los fueron entrevistando, pero ninguno recordaba nada. Solo que habían ido a recoger setas. Todos se recuperaron, excepto uno de los niños evacuados de Tokio, Satoru Nakata, quien permaneció inconsciente. Fue al único que tuvieron que bajar cargado, pues los otros 15 bajaron como si nada. Los siguientes días mantuvieron a los niños bajo supervisión, pero todos estaban perfectos y sin secuelas. "Y sólo aquel niño llamado Nakata continuó toda la noche sin recobrar el sentido. Al día siguiente lo condujeron al hospital de la universidad de Kôfu y, luego, lo trasladaron enseguida al hospital militar y jamás volvió a la ciudad. Nunca supimos qué fue de él."
El suceso nunca llegó a las noticias y se mantuvo en secreto para no alarmar más a la población, quien atravesaba aún la realidad de la guerra. Masacres de soldados japoneses a diario y la violencia de los bombarderos del ejército norteamericano. La misma policía les avisó que no hablaran con nadie del tema, pero el doctor quedó con esa duda y con un doloroso recuerdo de ese suceso misterioso y de lo sucedido con el niño que no reaccionó.
Murakami en estos capítulos de los documentos clasificados nos sumerge en un misterio sobrenatural en medio de la guerra, y lo aprovecha para transmitir el trauma que vivió la población japonesa en esos años. Y sobre el niño que no despertó seguro lo veremos más adelante.
Cap. 4 #KafkaEnLaOrilla #Murakami2025

Día 6:
En el Cap. 5, los jóvenes llegan en el autobús a la ciudad de Takamatsu y se presentan: ella se llama Sakura y nuestro protagonista, Kafka Tamura. Sakura se despide y le da su número para que la llame cuando quiera ver a alguien o quedar a algún plan. Le recuerda que... «aun el encuentro más casual... está predestinado», terminaba Kafka la frase. Explicando que "La predestinación. Que ni siquiera las cosas más triviales suceden por casualidad." Cuando se despiden, Kafka piensa que no se llama igual que su hermana, pero "el nombre es algo que puede cambiarse con facilidad. Especialmente cuando te escondes de alguien.", mantiene la posibilidad de que sea ella.
«Soy libre», pienso. «Estoy aquí, solo y libre como esas nubes que surcan el cielo», piensa Kafka cuando, tras alojarse en un hotel con un precio especial por tres noches, va a comer un udon, que es una especie de ramen con fideos más gruesos. Una comida económica, pues debía ahorrar. Pero los udon le encantaron y se comió dos platos. Luego, pasa el tiempo en la Biblioteca Conmemorativa Komura, que ya había averiguado de antemano, pues las bibliotecas eran sus lugares favoritos:
"No son muchos los sitios adonde puede ir un niño pequeño que no quiera volver a su casa. No le está permitido entrar en las cafeterías, tampoco en los cines. Únicamente le quedan las bibliotecas. No hay que pagar entrada y, aunque vaya solo, no le dicen nada. Allí puede sentarse y leer todos los libros que quiera." (Aquí recuerdo haberme identificado mucho con Kafka cuando lo leí por primera vez. No por el no querer volver a casa, sino por la fascinación con el mundo de la lectura). Kafka disfrutaba el camino en el tren, pues hasta ese momento apenas conocía otras vistas aparte de las de Tokio. Y se emocionaba con todo lo nuevo que veía. Un chico sensible y con un profundo mundo interior. Aunque por momentos lo asalten los pensamientos de duda que le hacen preguntarse si en realidad está haciendo lo correcto. Pero enseguida los ahuyentaba. En las bibliotecas leía todos los géneros, incluso la sección para adultos, aunque no los comprendiera del todo. También cultivó su gusto musical de esa forma. Paseó por varias bibliotecas pero en la Biblioteca Komura conoce a Oshima, un joven bibliotecario elegante, atractivo y sereno, quien le habla de la colección de clásicos y poesía, especialidad de la biblioteca: "Está especializada en un tipo concreto de libros. En la obra de los antiguos poetas de tanka y haiku." Por lo que era extraño ver a alguien tan joven visitando el lugar, pero muy pronto toman confianza y Oshima le cuenta más sobre la biblioteca, la edificación y sus dueños (los Komura). Además de recomendarle una visita guiada que será realizada por la jefa de Oshima, la señorita Saeki, emparentada con los Komura.
Kafka fascinado con la biblioteca, se da cuenta "de que es el lugar que he estado buscando durante largo tiempo. Un hueco en el mundo, un lugar escondido exactamente como éste. Pero hasta ahora se trataba sólo de un lugar secreto en mis fantasías. Ni siquiera creía que un lugar así existiera en realidad." Acaricia los libros y pasea con su vista y sus dedos por los distintos rincones del lugar. A mediodía sale al jardín con su agua y su bentô (ración de comida para llevar en una caja de madera, compuesto por arroz, pescado o carne, y una guarnición o acompañamiento a base de verdura). En el almuerzo Oshima se acerca y descubre que Kafka ha abandonado la escuela, y entonces le habla de la antigua teoría de Aristófanes que sale en El banquete de Platón, que dice que las personas estuvieron compuestas de dos mitades (hombres-hombres, hombres-mujeres y mujeres-mujeres) que fueron separadas por los dioses y, por lo tanto, están destinadas a pasar la vida buscando sus otras mitades perdidas. Kafka le preguntó más detalles de esa teoría, y Oshima le habló de varios temas, pero al final le dijo: "En definitiva, lo que quería decirte es lo siguiente: para un ser humano es muy duro vivir solo." Cuando llega la hora de la guía con la señorita Saeki, Kafka queda impresionado con su belleza y no puede evitar compararla con su madre. La describe en detalle, su cabello, su contextura, su rostro y "una pálida sonrisa flotando en los labios como una sombra. No puedo expresarlo bien, pero su sonrisa raya en la perfección. Me recuerda un pequeño rincón soleado. Un rincón de especiales contornos que sólo puede nacer en un lugar donde haya cierto tipo de recogimiento. En el jardín de la casa de Nogata donde yo vivía existía un lugar de estas características, con un rincón soleado de estas características. Y a mí, desde niño, me había gustado ese rincón. La señora Saeki me produce una impresión fuerte y a la vez nostálgica. «Ojalá fuese mi madre»". Y aunque sabía que las posibilidades de que fuese su madre eran casi nulas, mantuvo cierta esperanza. Pues, teóricamente hablando, una remota posibilidad sí la hay. Porque no conozco la cara de mi madre, ni siquiera sé cómo se llama. O sea, que no hay ninguna razón para que no pueda serlo." Con esto sabemos que no conoció a su madre ni su rostro, por lo que siempre la busca en las mujeres que conoce, y en las más jóvenes a su hermana. Nos describen a continuación detalles de la guía histórica de la biblioteca y de la familia, repasando varios períodos históricos de Japón, y cómo la familia actuaba de mecenas para algunos artistas, entre ellos un poeta del haiku, Taneda
Santôka (poeta real), quien en su época fue despreciado pero eventualmente fue reconocido. La familia Kômura lo recibía pero lo tildaba de farsante y se deshizo de la mayoría de obras que el autor dejaba de regalo. La señorita Saeki añadió: "Pero, en aquella época, Santôka era un completo desconocido. Y era fácil equivocarse. Hay cosas que sólo se saben retrospectivamente." Kafka sigue fascinado con la señorita guía y cuando terminan vuelve al silencio de la sala de lectura. Se despide de Oshima, quien le anima a volver el día siguiente, porque las bibliotecas son el hogar de los lectores.
De regreso al hotel, come en un sitio barato, paga por adelantado la noche, sin que le digan nada, y se siente libre de nuevo:
"«Soy libre», me digo. Cierro los ojos y, durante unos instantes, pienso que soy libre. Pero aún no acabo de entender qué significa. En estos momentos, lo único que tengo claro es que estoy solo. Solo en una tierra desconocida. Como un explorador solitario que hubiese perdido la brújula y el mapa. ¿Consistirá en esto la libertad? Ni siquiera lo sé. Dejo de pensar en ello." Una hermosa reflexión sobre la libertad para un adolescente, contrastando con la reflexión de Oshima en la biblioteca, sobre la soledad. Luego, contento repasada a las personas amables que ha conocido (Sakura, Oshima, Saeki), pero piensa en su padre y si se habrá dado cuenta de su ausencia. Toma su teléfono y marca a la casa, pero cuelga al segundo timbrazo. El joven Kafka experimenta fascinación por la novedad que experimenta, pero sin dudas también, una inevitable nostalgia de su pasado. Se da cuenta que ya no sueña en las noches.
Cap. 5 #KafkaEnLaOrilla #Murakami2025

Día 7:
En el Cap. 6, aparece por primera vez Satoru Nakata, en el presente. El único niño que no despertó en el Incidente de la montaña del bol de arroz, quien es ahora un hombre mayor de más de 60 años. Se encuentra en un solar baldío en Tokio conversando con un gato negro, que se sorprende de que un humano lo entienda.
"—Entonces, ¿tú eres Nakata?
—Sí, soy Nakata. Y usted, señor gato, ¿cómo se llama usted?
—Lo he olvidado —dijo el gato negro—. No es que no tuviera nombre, pero dejé de necesitarlo y lo olvidé.
—Sí, las cosas que no"
Nakata le propone al gato el nombre de Ôtsuka para poder comunicarse mejor. Algo curioso es que Nakata siempre se refiere a sí mismo en tercera persona. En la conversación inicial se plantea la importancia de los nombres. El gato le dice que ellos no necesitan de eso, "A nosotros nos basta con un olor, con una forma, con que nos den algo concreto. Y tampoco andamos tan mal". Nakata le responde que los humanos somos distintos y para aprender necesitamos fechas y nombres. Otro detalle de Nakata, es que se llama constantemente tonto e idiota, pero recalca que no siempre fue así, pero que cuando era pequeño tuvo un percance que le hizo volverse tonto (Haciendo referencia al Incidente ya conocido. Y dando a entender que el hecho de que pueda hablar con los gatos sugiere que algo sobrenatural). Añade que no sabe leer ni escribir. El gato responde que él tampoco, "Pero mi inteligencia es normal y nunca lo he considerado un inconveniente". Nakata le sigue contando que sus padres ya fallecieron, pero su padre era un profesor universitario reconocido y sus dos hermanos menores eran jóvenes muy inteligentes y prósperos.
"—Pero tú sabes hablar con los gatos, ¿verdad?
—Sí —dijo Nakata.
—Y eso no puede hacerlo cualquiera, ¿verdad?
—En efecto.
—Entonces tan estúpido no serás, ¿no?", le dice el gato, animándolo.
Nakata le cuenta que recibe un subsidio (lo más probable por incapacidad), vive en un edificio y recibe dinero del gobernador, además de comer 3 veces al día. El gato le dice que su vida no es tan mala. Nakata añade que además tiene un trabajo secreto adicional: buscar gatos perdidos. Y es secreto porque teme perder el subsidio. Le cuenta que preciso en esos momentos se encuentra buscando una gata de un año, con rayas blancas, negras y marrones, llamada Goma. Le muestra una foto y conversan sobre las costumbres de los gatos, sus pautas de comportamiento y el problema que se puede generar cuando la causa de la pérdida es por el deseo sexual. Nakata le dice que le avise si ve a Goma y quedan pendientes en volver a encontrarse para seguir hablando. Y le dice que no todos los gatos reaccionan bien ante su invitación a la charla, y el gato le dice que igual con los humanos.
Antes de despedirse, el gato le pregunta detalles del Incidente que lo volvió idiota. Nakata le dice que un día le dio fiebre y dejó de ser un buen estudiante, por lo que sus padres sufrieron mucho. El gato le recuerda que igualmente él tiene la habilidad de hablar con los gatos, que no es poca cosa. Igual, Nakata dice que ya a su edad no tiene grandes ambiciones y con los beneficios que recibe del estado, le conviene seguir siendo idiota. Pero el gato le dice que ese no es su problema, sino que tiene poca impronta: "Lo vengo pensando todo el rato: la sombra que proyectas en el suelo es la mitad de oscura que la de las personas normales", y que una vez conoció a alguien con el mismo problema. "Y la mitad de la sombra de esa persona parecía que se hubiera esfumado. Era tan pálida como la tuya". Así que le recomendó, en lugar de buscar gatos, buscar la sombra que le falta. (Este elemento de la mitad de la sombra ausente también nos sugiere otro efecto sobrenatural del Incidente).
Cap. 6 #KafkaEnLaOrilla #Murakami2025

Día 8:
El joven Kafka se encuentra al día siguiente tomando su desayuno en el hotel y nota que la porción es escasa (para sus parámetros y los de cualquier adolescente en crecimiento). Cuervo se manifiesta, lo anima y le recuerda que esa es la nueva situación y su cuerpo se acostumbrara. Luego, se dirige a la recepción del hotel dispuesto a prorrogar por más días la promoción del hotel por su condición de estudiante, y añade que se encuentra investigando en la Biblioteca Komura. La recepcionista le dice que debe consultar con su jefe. Luego, se inscribe en un gimnasio y se dirige hacia allá, mientras se preocupa de que la gente pueda verlo de forma sospechosa, "Pero me encuentro en una ciudad desconocida y no tengo ni la más remota idea de lo que debe de pensar la gente. Nadie se fija en mí. Incluso me hago la ilusión de que me he convertido en el hombre invisible". Llega al gimnasio más tranquilo al saberse invisible y tras finalizar su rutina, "Conforme mis músculos se van destensando recobro la calma. Me encuentro dentro de un recipiente llamado yo. Los contornos de mi ser van ajustándose hasta que se superponen a la perfección, se cierran con un pequeño ruido metálico". Se logra relajar, y cuando va a comer nuevamente Udon, se queda contemplando a la gente, que siempre va apurada, precipitada a alguna parte con un propósito. Kafka se pierde en el caos de la vida y realidad que está descubriendo y se imagina cómo serán esos seres dentro de 100 años: polvo y ceniza. Entonces empieza a sentir que todo es una ilusión, "Como si de un momento a otro un soplo de viento fuera a barrerlo todo. Extiendo los dedos de ambas manos y clavo la mirada en ellos. ¿Para qué diablos lucho de esta manera? ¿Por qué tengo que vivir dejándome en ello la piel tal como estoy haciendo?". Reflejando el tema que hemos discutido sobre el perfeccionismo y sobre-esfuerzo en la cultura japonesa. Pero no se deja arrastrar por esas cavilaciones, vuelve al presente, piensa en los libros por leer en la biblioteca y los aparatos por utilizar en el gimnasio, y se pregunta, "¿De qué sirve pensar en un futuro tan lejano?"... "—Así debe ser —dice el joven llamado Cuervo—. Porque tú eres el joven de quince años más fuerte del mundo, ¿no es así?", nuevamente Cuervo animándolo.
Posteriormente, se dirige a la biblioteca, saluda a Oshima y se sienta a continuar la lectura de las Mil y una noches en la edición de Burton, y describe detalles de esa edición. Oshima lo interrumpe y le dice que lo llaman por teléfono. Resulta ser la recepcionista del hotel para confirmarle que su jefe ha aprobado la prórroga del descuento al joven que investiga en esa prestigiosa biblioteca. Oshima se sorprende de saber su nombre, Kafka Tamura, y le pregunta si ha leído a Kafka. El joven asiente y le menciona títulos como El castillo, El proceso, La metamorfosis, y aquella historia donde salía un extraño aparato de ejecución. "La colonia penitenciaria", respondió Oshima inmediatamente, diciendo que le encantaba. (Esta fue la primera vez que yo leí sobre ese cuento de Kafka, lo busqué, me encantó y luego lo propuse leer en el Club de Lectura). Kafka también explica por qué es su cuento favorito:
"Kafka, más que explicar la situación en la que nos encontramos, nos describe un aparato muy complejo de una manera puramente mecánica. Es decir… —vuelvo a reflexionar unos instantes—, que a través de la descripción de un mecanismo logra explicarnos de una manera más vívida que nadie las circunstancias en las que nos encontramos. No hablando de ellas, sino a través de la descripción de los detalles de un aparato."
Oshima aparentemente sorprendido pone su mano en el hombro de Kafka y le dice que seguro Kafka estaría de acuerdo con esa apreciación.
Más tarde, cuando almorzaba en el jardín, Kafka pensó que su respuesta a Oshima sobre el relato de Kafka fue convincente, pero no logró transmitir verdaderamente lo que quería decirle. Al despedirse de Oshima, éste le da la copia del horario de los trenes y le pregunta con cautela sobre lo que hará cuando ya no pueda quedarse en el hotel. Kafka, precavido, le responde con honestidad, pues piensa que puede confiar en él y no lo juzgará o denunciará. "Me da la impresión de que, hasta cierto punto, puedo sincerarme con él. Creo que respetará mi situación. No creo que me sermonee ni que intente inculcarme opiniones sensatas. Pero de momento no quiero hablar más de la cuenta. Y es que, para empezar, yo no estoy acostumbrado a abrirle mi corazón o a explicarle mis sentimientos a nadie". Oshima le escucha atento y solo le desea suerte. Kafka aquí vuelve a expresar su desconfianza del mundo, pero está empezando a confiar y abrirse a algunos. Poco a poco. Cuervo estaría sonriendo, imagino. Durante la siguiente semana, Kafka mantuvo una rutina fija y la recepcionista parece haberle tomado cariño. Kafka está aprendiendo a crear vínculos, y nos cuenta que tras terminar las Mil y una noches, empezó a leer la obra completa de Natsume Soseki (Esta también fue la primera vez que escuché de este autor y lo busqué). También cuenta que empezó a ser más responsable con sus alimentos, comprando más frutas y verduras; también que lleva un diario y nos cuenta de la música que escucha, y que a veces se masturba pensando en la recepcionista, tratando en esos momentos de evitar pensar que pueda ser su hermana. Y termina diciendo que toda esa rutina se terminó en la noche del octavo día.
Cap. 7 #KafkaEnLaOrilla #Murakami2025

Día 9:
En el Cap. 8 nos encontramos un nuevo documento desclasificado del Dpto. de Inteligencia de U.S.A. En esta ocasión, el alférez Robert O'Connell entrevista al doctor, Shigenori Tsukayama, profesor del Departamento de Psiquiatría de la Facultad de Medicina de la Universidad Imperial de Tokio. La entrevista bajo extrema confidencialidad para tratar un caso especial. "El ejército no era un interlocutor con quien pudieras razonar de forma lógica. Pero estábamos en guerra y no se podían desobedecer sus órdenes. No quedaba otro remedio que callar y obedecer".
El doctor cuenta que durante la guerra, el ejército le ordenó examinar a los niños involucrados en el Incidente ya conocido. Contó que se sorprendieron de verlos en excelentes condiciones, sin secuelas y sin recuerdo del suceso. No había una pérdida de memoria sino una ausencia de memoria. Se sugirió la idea de un gas tóxico, ya que el ejército realizaba en secreto experimentos para armas químicas, pero éstos aseguraron que las pruebas se realizaban en China y las armas se almacenaban lejos de ese lugar. Por lo que era improbable que el avión B-29 hubiese lanzado ese gas. Luego de entrevistar a los niños, el doctor Tsukayama concluyó que los niños perdieron el conocimiento y la memoria del incidente debido a la hipnosis colectiva. Menciona que en el extranjero se han documentado casos similares, catalogados como "incidentes misteriosos" sin explicación lógica, como en Gran Bretaña en 1930 o en Australia a finales del siglo pasado. Y apunta, que la única diferencia con los otros casos, fue el caso del único niño que no despertó y permaneció inconsciente. Satoru Nakata. Por lo que lo consideraban elemento clave para desentrañar el misterio. Nakata se mantuvo en estado de coma y era constantemente supervisado. Se dieron cuenta que todo su organismo funcionaba a la perfección, pero no soñaba.
"Quizá sea una extraña manera de decirlo, pero parecía que Nakata hubiera salido a hacer algo a alguna parte y hubiera dejado su cuerpo atrás, como una simple funda, como si el cuerpo se hubiese quedado de guardia, y que hubiese bajado las constantes vitales hasta los mínimos necesarios para mantener su organismo con vida. Me vino a la cabeza la expresión «proyección del espíritu». ¿La conoce usted?". Y el doctor añade que la proyección del espíritu es algo que sale mucho en los relatos antiguos japoneses, incluso en "Genji monogatari" (La historia de Gengi), la primera novela de la historia, del año 1000. El doctor también contó todo lo que intentaron en reanimarlo: llevar a los padres a hablarle, técnicas de palma y otras que involucran ruido, olores y hasta le llevaron a su gato, pero nada funcionaba. Hasta que dos semanas después de todos esos intentos despertó como si nada hubiese ocurrido. Pero había perdido la memoria por completo. No recordaba su nombre, su casa, a sus padres, ni recordaba leer.
"Ni siquiera sabía que estaba en Japón, ni que estaba en la Tierra. Ni siquiera comprendía qué era Japón, o qué era la Tierra. Su cabeza se había vaciado por completo. Había regresado a este mundo como una hoja de papel en blanco".
Cap. 8 #KafkaEnLaOrilla #Murakami2025

Día 10:
En el Cap. 9, volvemos con Kafka, quien se encuentra al parecer confundido, luego de despertar en el exterior, entre arbustos, árboles y tierra húmeda. Al parecer ya le ha ocurrido antes. De repente, se acuerda de su mochila y se asusta al no sentirla. "Mi mochila contiene todo cuanto soy ahora. No puedo perderla. Pero me encuentro sumergido en las tinieblas, no veo nada. Intento incorporarme, pero no tengo fuerza en la punta de los dedos". Siente el cuerpo pesado y alcanza a ver el reloj que marca las 11:26 p.m. (Sigue siendo el mismo día, piensa). Recapitula su rutina del día y no encuentra nada extraño. Siente un dolor sordo en el hombro izquierdo, y piensa si quizás ha tenido un accidente. Logra incorporarse y empieza a identificar sus objetos (su mochila se encuentra apoyada junto a un pino). No encuentra una gorra de los Yankees pero sí su dinero intacto. Se levanta y sigue un sendero que lo lleva a un santuario sintoísta. Cuando entra a lavarse, entra en pánico, al ver que no recuerda nada de las últimas horas. Y la parte delantera de su camisa está cubierta de sangre, que no parece ser suya.
Cuervo le habla y le dice que es probable que se haya visto envuelto en un crimen, ya que la sangre no era suya. Le recomiendo no volver al hotel, y le dice que debe calmarse y continuar, porque él es el joven de 15 años más fuerte del mundo. Nuevamente, Cuervo siendo la voz racional que le da ánimos. Pero a la vez queda en evidencia, que Kafka padece de algún problema interno, que le hace despersonalizarse, y no recordar lo que ha hecho durante algún período de tiempo. Un mecanismo desconocido en su interior fuera de control. Finalmente, cuando logra tranquilizarse, llama a Sakura y toma un taxi hasta su apartamento. Reconociendo a la vez que no puede hacer todo solo.
Cuando llegan al apartamento, Kafka se sincera con ella, hablan de la sangre en su camisa y le cuenta todo lo que le ha pasado, las dudas de haber cometido un crimen y que ha escapado de casa. Sakura lo escucha y le dice que no debe sacar conclusiones precipitadas, y que ella también escapó de casa a su edad. Kafka se siente reconfortado y agradecido de tener a alguien en quien confiar, pero aún siente que no puede contarle a ella —ni a nadie— sobre la profecía que lo impulsó a huir de casa.
Cap. 9 #KafkaEnLaOrilla #Murakami2025

Día 11:
En el Cap. 10, volvemos con Nakata, quien intenta obtener información sobre Goma de un gato de rayas marrones, al que llama Kawamura, pero les cuesta entenderse. Nakata cree que es debido a su estupidez y a algún problema con ese tipo de gatos, pues con los negros no tiene problemas. Escuchando todo se encontraba una elegante gata siamesa, llamada Mimí, quien le explicó que ese gato tenía problemas para comunicarse debido a un accidente que tuvo en el pasado. Nakata lo relaciona con él mismo y piensa que es un gato estupido como él. Mimí se ofreció a servir de traductora, pues con el tiempo ya había aprendido a entender lo que balbuceaba el gato.
Mimí le informa que Kawamura había visto a Goma en un terreno baldío cercano hace 3 o 4 días, y lucía asustada. Sin embargo, Mimí le advierte que un hombre extraño y peligroso ha estado capturando gatos en esa zona, por lo que podría ser peligroso. Nakata indaga en el destino de los gatos robados, y Mimí le cuenta que para venderlos a experimentos en universidades, ya que en Japón no existe la costumbre de comerlos. Y menciona que antiguamente atrapaban gatos para hacer "shamisen" (instrumento musical tradicional japonés, y al material con el que se fabricaba su caja de resonancia: piel de gato o de perro), pero hoy en día ese instrumento musical ya no está muy de moda.
"La mayoría de personas piensan que los gatos son seres indolentes que se pasan el día tendidos al sol, sin preocupaciones, pero nuestra vida no es tan bucólica. Somos seres humildes, impotentes y frágiles. No tenemos caparazón como las tortugas, ni alas como los pájaros. No podemos ocultarnos bajo tierra como los topos, ni cambiar de color como los camaleones".
Nakata le agradece y le dice que irá al descampado. Mimí le advierte que tenga cuidado, ya que hay humanos peligrosos y violentos. Una de las tantas cosas que no entendía Nakata, era la violencia. Pero sin temor se dirigió al descampado y vio que en ese espacio pronto iniciaría la construcción de un rascacielo con apartamento de lujo. Nakata buscó un espacio y se sentó a esperar. Mientras espera, deja volar su imaginación, sintiéndose como si estuviera al borde de un gran y oscuro abismo. Nakata estaba acostumbrado a esperar sin ningún objetivo. El tiempo no era una cuestión fundamental. Él llevaba una rutina fija, en donde comía cuando le daba hambre, le avisaban cuando debía buscar el subsidio (cada mes y luego iba a cortarse el pelo), y en verano los del ayuntamiento lo invitaban a comer anguila, y en año nuevo, mochi. Mientras esperaba, apagaba el interruptor de su mente:
"Para él, aquello era algo normal desde su infancia, una práctica cotidiana que realizaba sin darse cuenta apenas. Poco después estaba errando ya como una mariposa por las lindes del ámbito de la conciencia. Más allá se extendía un negro abismo. A veces trascendía la frontera y flotaba por encima de ese abismo, negro y vertiginoso. Pero Nakata no temía ni la profundidad ni la negrura de éste". (Y aquí se nos explica cómo Nakata estaba acostumbrado a esa oscuridad en su interior, al vacío, como le ocurrió en el Incidente de su infancia, cuando su alma o consciencia abandonó el cuerpo)
Cap. 10 #KafkaEnLaOrilla #Murakami2025

Día 12:
En el Cap. 11, volvemos con Kafka, quien se encuentra en el apartamento de Sakura, contándole algunos detalles de su historia y su recorrido.
"—¿O sea que tu madre se fue de casa llevándose sólo a tu hermana mayor? ¿Dejándolos a tu padre y a ti, que acababas de cumplir cuatro años?", y así conocemos más detalles del abandono de la madre y la ausencia de su hermana. Le muestra una foto de su hermana y le dice que no ha vuelto a verla, no sabe cómo ha crecido, y de su madre no recuerdo su rostro, solo su olor y tacto. Sakura le pregunta si se llevaba bien con el padre, y Kafka solo negó con la cabeza, y se niega a contar más de él. Ella entiende, y le dice que entonces ha escapado y ese día de repente perdió el conocimiento o la memoria. Kafka asiente, y confirma que ya le había pasado antes, "Se me sube la sangre a la cabeza, es como si se me cruzaran los cables. Alguien aprieta un interruptor dentro de mi cabeza y mi cuerpo empieza a ir por delante de mis pensamientos. El que está allí soy yo, pero, al mismo tiempo, es como si no lo fuera". Sakura le pide que se quite la camisa y le empieza a masajear el hombro, y dice que no es nada grave. Kafka internamente estaba complacido por ese contacto físico.
Le da una camisa limpia y lo calma cuando parece entrar en pánico de nuevo, al pensar que ha hecho mal a alguien. Sakura le dice que esa sangre puede tener muchas explicaciones y que es mejor no adelantarse a los hechos. De repente, le pregunta si su hermana había sido adoptada antes de que él naciera, y Kafka confirma. Sakura no entiende cómo la madre se llevó a la hija que no era biológica y abandonó a su hijo. Le pregunta a Kafka sobre ese tema y si se ha sentido herido por ello. Kafka había pensado mucho en esa situación pero no le contesta directamente, sino que le dice que nunca podrá tener hijos. Luego, Kafka prepara un saco de dormir en el suelo para pasar la noche. Sakura al ver que ninguno de los dos puede dormir, le dice que se meta a la cama con ella, pero que no pueden tener relaciones sexuales ya que tiene novio en Tokio. Cuando están en la cama, Sakura lo abraza y al sentir su erección le propone hacerle una felación, sin compromiso. Solo para ayudarle a relajarse y dormir. En medio del acto le hace preguntas sobre su hermana, quien tendría seis años más que ella. Kafka le pregunta si puede imaginarla desnuda. Sakura piensa que es una pregunta tonta, pero Kafka cree que imaginar es importante y que Sakura tiene derecho a saber lo que piensa de ella. Ella accede y piensa que es muy educado al preguntarle, y pregunta si está guapa en su imaginación, y él responde, "muchísimo". Luego que el eyaculara en unos pañuelos, Sakura regresa y le dice, "Será una tontería, pero se me acaba de ocurrir que ojalá fueras mi hermano, ¿sabes?", y Kafka dice que a él también le gustaría, y vuelve a su saco de dormir y cae en un sueño profundo. "Quizá sea el sueño más profundo desde que me he ido de casa. Tengo la sensación de estar bajando despacio al centro de la Tierra en un ascensor grande y silencioso. Pronto, todas las luces se apagan, y todos los sonidos también".
Al día siguiente, Kafka despierta y descubre que Sakura se ha ido a trabajar, dejándolo solo en el apartamento. Se tranquiliza al ver que en las noticias no hay nada de un crimen. Desayuna, lava los platos y limpia todo el apartamento, plancha la ropa y bota la comida pasada. Al parecer Sakura no es muy hogareña. Y después de pensarlo, y pensando en lo que ocurrió la noche anterior, decide que no puede quedarse unos días, como ella le propone, y le deja una nota de agradecimiento, y le dice que sería muy feliz si guardara un poco de su buena disposición para la próxima vez que lo necesite realmente. Dentro de la nota, pone en una parte, "Pero lo cierto es que no soy digno de tus atenciones. Trato de ser mejor persona, pero no lo consigo de ninguna de las maneras...". Mostrando lo atormentado que se encuentra Kafka por esa profecía que aún no cuenta, que le hace sentirse maldito. Llama al hotel para cancelar la reserva y pensando en qué hacer, siente que el destino lo atrae de vuelta a la Biblioteca Conmemorativa Komura: "Tal vez la solución esté allí. Es sólo un presentimiento sin fundamento alguno. El destino me lleva por derroteros cada vez más extraños".
(Kafka deja que su creencia en el destino lo guíe en este momento de incertidumbre. Su creencia en el destino puede ser debilitante porque lo hace sentir atrapado, pero en momentos como este, su creencia en el destino, independientemente de si está equivocada o no, lo ayuda a actuar con decisión. Murakami demuestra que la creencia en el destino es un arma de doble filo, que proporciona tanto un sentido de dirección como miedo al futuro.)
Cap. 11 #KafkaEnLaOrilla #Murakami2025

Día 13:
El Cap. 12, inicia con una carta fechada con el 19 de octubre de 1972, enviada por la profesora, Setsuko Okamochi (la profesora que estuvo con los niños en el Incidente de la montaña de bol de Arroz), a un profesor de psicología que participó en la investigación militar del Incidente. Setsuko le revela que ocultó cierta información durante la investigación, pero que ahora, muchos años después, la atormentan profundamente. Menciona el terrible momento por el que atravesaba el país en ese momento y todos sus habitantes, que hacían que ese incidente fuese algo menor, que ya incluso los habitantes no recordaban:
"Casi todo cae en el olvido. Incluso esta gran guerra terrible, incluso la pérdida irreparable de vidas humanas parecen pertenecer ya a un pasado remoto. La vida cotidiana ocupa nuestras mentes y multitud de cosas importantes van saliendo, una tras otra, de la órbita de nuestras conciencias como si fueran antiguas estrellas heladas. Son demasiadas las cosas en que debemos pensar día tras día, son demasiadas las cosas que tenemos que reaprender. Nuevos estilos, nuevos conocimientos, nuevas técnicas, nuevas palabras… Sin embargo, hay recuerdos que, por mucho tiempo que haya transcurrido, por muchas cosas que nos hayan sucedido, no podemos olvidar jamás. Hay recuerdos que no palidecen. Hay cosas que permanecen firmes dentro de nosotros como el arquitrabe que sostiene el arco. Y para mí lo sucedido en la montaña es una de esas cosas". (Evidenciando nuevamente el trauma de la guerra para las personas)
Setsuko le dice que la noche anterior al incidente tuvo un sueño increíblemente vívido en el que mantenía relaciones sexuales con su esposo, quien se encontraba en la guerra. Y que incluso después de despertar y comenzar la excursión, Setsuko sentía como si aún estuviera inmersa en ese sueño erótico y realista. (La persistencia de escenas y referencias eróticas hasta ahora, me parece una clara relación con todo lo relacionado con el psicoanálisis y el inconsciente, relacionado con los personajes. Además de la posibilidad de que sus sueños tengan el poder de influir en las otras personas).
"La guerra nos había separado poco después de casarnos y mi cuerpo deseaba de forma ardiente a mi marido. El placer carnal que sentía difícilmente puede expresarse con palabras. Copulábamos en diferentes posturas, en diversos ángulos, y yo alcancé varias veces el cénit". Algo extraño porque ambos eran muy introvertidos y nunca habían experimentado tal placer. Por eso se avergonzó de confesar que incluso en la colina con los niños seguía con el sueño vívido en su mente y cuerpo (y pareció temer internamente que los niños pudiesen escuchar sus pensamientos). Y cuando llegó a la cima de la colina con los niños, se dio cuenta de que le había venido la regla; quizá, escribe Setsuko, porque el sueño había despertado algo en su cuerpo. Setsuko se aseó en el bosque con unas toallas y volvió a cuidar de los niños, sintiéndose culpable por haber dejado que su mente se demorara en el sueño erótico delante de sus alumnos.
Sigue contando, que uno de los niños, Nakata (el que luego no despertó y habla con los gatos), se acercó a Setsuko con algo en las manos: una de las toallas ensangrentadas que ella había usado para limpiarse. Horrorizada, Setsuko comenzó a abofetear y gritarle a Nakata mientras los demás niños la observaban paralizados (Setsuko pareció confirmar con esa acción, que uno de los alumnos sí podía escuchar sus pensamientos). Al darse cuenta de lo que hacía, Setsuko rompió a llorar y a pedir disculpas. Pero entonces, los niños se desplomaron. Más tarde, ninguno pareció recordar nada del incidente (Pero la idea que ella pudo haberlos afectado de alguna forma con sus intensos pensamientos, la persiguió desde entonces).
Setsuko dice que le afectó haberle pegado justamente a Nakata, que era un niño brillante y al que le prestaba especial atención, y además era uno de los cinco niños evacuados de Tokio. Pero contó algo de Nakata que tampoco había contado hasta ese momento, y era la resignación que a veces mostraba. No mostraba emoción ante nuevos retos y se daba por vencido fácilmente. "Como un obrero que, plantado ante la cinta transportadora, llave inglesa en mano, va apretando la tuerca de las piezas que se le van poniendo delante". Y ella pensó que se debía a problemas en su entorno familiar, ya que había tenido casos anteriores de niños muy brillantes, pero por eso mismo los padres les ponían el listón cada vez más alto, haciendo que los niños se agobien y pierdan el entusiasmo natural por aprender. Además menciona que observaba una sombra de violencia en su mirada, y anota que las familias rurales eran muy violentas, y era algo normal en ese entorno. Pero los padres de Nakata no eran campesinos sino educados, por lo que ella pensó que:
"Si en su hogar estaba presente la violencia, forzosamente tenía que ser muy diferente a la violencia cotidiana de los niños del pueblo. Debía de ser una violencia más íntima, compuesta de elementos más complejos. Un tipo de violencia capaz de dejar huella en el corazón de un niño". Y por ello, le dolía mucho más haberlo golpeado, en lugar de ayudarlo, como tenía pensado. Pero cuenta que luego del Incidente no se enteró más de la vida de Nakata, y se sigue sintiendo culpable por ello. Setsuko cierra su carta con una nota en la que dice que, cuando su esposo murió poco después, no sintió ninguna sorpresa. Desde aquel día en el bosque, Setsuko sintió que la muerte de su esposo estaba predestinada. (Esta sensación de que los sueños tienen efectos reales, podemos relacionarla con el caso de Kafka. Y la creencias del destino vuelve a estar presente. Y que un mal acto tiene algún efecto contra nosotros (¿Karma?).
Cap. 12 #KafkaEnLaOrilla #Murakami2025

Día 14:
En el Cap. 13, volvemos con Kafka, quien decide finalmente ir a la Biblioteca Komura. Mientras almuerza, Oshima se le acerca y le ofrece la mitad de su emparedado, ya que siempre ve que termina de comer con cara de hambre. Kafka duda en aceptar pero le agradece con gusto y se lo come. Le pregunta sobre su lectura, y Kafka le responde que lee las obras completas de Natsume Soseki. Oshima queda impresionado y le pregunta sobre los títulos que ha leído, Kafka responde que "Gubijinsô" (La amapola), y acababa de leer "El minero". Oshima intenta recordar la trama y recuerda que no es de las obras más depuradas del autor, por lo que le pregunta por qué le ha gustado. Interesante, que Kafka para responder debe acudir a la ayuda del joven llamado Cuervo, quien se manifiesta, y tras desplegar sus alas le responde de forma detallada y lúcida. (Nos muestra nuevamente el papel de Cuervo, como consciencia, Alter ego y su otro yo más sabio y maduro, que le ayuda a articular las ideas que se le dificultan). Oshima sonríe mientras Kafka le habla del libro y describe al protagonista, porque sin querer está desvelando que el protagonista se parece a él, aunque después niegue que es por eso. Pero Oshima le dice que el ser humano necesita vivir aferrado a algo, que es inevitable, y él mismo debe hacerlo sin darse cuenta. Tal como dice Goethe: "Todas las cosas de este mundo son una metáfora".
La descripción que hace del personaje, dice:
"Él se limita a contemplar de forma pasiva lo que se le pone delante, lo acepta tal como viene. Alguna impresión sí que le queda, claro, pero ninguna remarcable. Lo que lo reconcome de verdad es su historia de amor. Y, al menos en apariencia, sale al exterior en un estado casi idéntico al que tenía al entrar en el agujero. O sea, que él ni ha juzgado nada ni ha elegido nada. Es, ¿cómo te diría?, un ser terriblemente pasivo. Pero lo que yo me pregunto es si en verdad le es tan fácil al ser humano poder elegir algo por sí mismo".
Oshima también menciona a Sanshiro, otra de las grandes obras del maestro Soseki, y se complace nuevamente de escucharlo hablar sobre libros. Kafka aprovecha y se lanza a pedirle a Oshima un favor: un lugar donde quedarse porque ya no puede regresar al hotel, ni gastar mucho dinero, ni llamar la atención. Oshima reflexiona y le dice que podría quedarse en la Biblioteca, ya que tienen un cuarto sin usar. Y podría aceptar quedarse como su ayudante y leer todo lo que quisiera: "Lees buenos libros, eres capaz de pensar por ti mismo. Al parecer, eres fuerte, tienes una personalidad independiente. Llevas una vida ordenada, incluso eres capaz de reducirte el estómago de manera voluntaria". Pero le dice que debe consultar con la señora Saeki, quien seguro no tendrá problema porque no es una persona ordinaria ni convencional. Kafka se quedó pensando en esas dos palabras, ordinaria y convencional, ya que no sabría reconocer a gente así. Pero Oshima le propuso llevarlo mientras resolvía la situación a otro lugar que podría sorprenderlo. Cuando la biblioteca cierra, Kafka y Oshima suben al Mazda Road Star verde de Oshima y se lanzan a toda velocidad por la autopista. Oshima conduce con libertad, esquivando hábilmente a otros carros. Parece disfrutar la adrenalina. Kafka le pregunta si le gusta conducir, lo que lo lleva a contarle sobre su situación médica. Oshima le confiesa a Kafka que padece hemofilia, una enfermedad que podría hacer que incluso una lesión leve fuese potencialmente mortal (Aquí observamos otra de las muchas maneras en que Murakami explora con otro personaje la idea de un sentido del yo que está en conflicto con el cuerpo físico, pero a la vez ligado a él). Normalmente es muy precavido, pero conduce a velocidades temerarias porque prefiere morir instantáneamente en un accidente a desangrarse lentamente. Ante esta confesión, Kafka se inquieta, pero Oshima le dice que no tiene intención de morir esa noche, porque preferiría hacerlo solo.
Luego, se detienen a cenar y vuelven a la carretera. Oshima pone algo de música clásica. Kafka adivina que es Schubert. Oshima le confiesa que suele escuchar sus sonatas de piano a todo volumen mientras conduce. Y le explica que lo hace porque es extremadamente difícil interpretarla sin errores, conservando al mismo tiempo su esencia, por lo que la mayoría de sus interpretaciones son ligeramente imperfectas, algo que él disfruta. Y lo compara por su gusto por otras obras menos de Natsume Soseki, como "El minero": "Y eso se debe a que esa obra posee un poder de atracción del que carecen otras obras perfectas como Kokoro o Sanshirô. Tú has descubierto esa obra. O, dicho de otra manera, esa obra te ha descubierto a ti. Y lo mismo ocurre con la sonata en re mayor de Schubert. Esta pieza posee una capacidad muy peculiar de ir tirando del hilo de los sentimientos". Oshima le sigue explicando su fascinación por las obras imperfectas de Schubert, y al final le dice que si escuchara una pieza musical perfecta, dice Oshima, probablemente cerraría los ojos y moriría allí mismo. "Pero, al escuchar la sonata en re mayor, puedo percibir en ella las limitaciones de la vida humana. Puedo descubrir que cierto tipo de perfección sólo puede conseguirse a través de una imperfección sin límites. Y me estimula". También le confiesa que el color verde de su carro resulta un peligro para conducir en la oscuridad, pero es otro factor de riesgo que corre y le hace sentirse vivo, aunque lo hace con mucho cuidado. Oshima le dice que es normal si la sonata que escuchan le aburre, que con el tiempo la apreciará (Oshima acá siento el personaje con interés musical, otro elemento en los personajes de Murakami, también apasionado por la música). Algunas cosas necesitan tiempo y algunos conocimientos. Cuando se acaba la sonata quedan en silencio y metidos en sus respectivas reflexiones. Oshima le dice que el lugar a donde lo lleva se encuentra en el corazón de las montañas, y añade que no verá a nadie, además no hay ni radio, ni televisión, ni teléfono. Kafka dice que eso no le importa. Oshima le responde: "Tú estás acostumbrado a la soledad. Sin embargo, hay diferentes tipos de soledad. Y la que te vas a encontrar allí tal vez sea un tipo de soledad insospechada". Oshima siguió acelerando, entre curvas y barrancos, pero Kafka estaba tranquilo, porque Oshima le había asegurado que no moriría esa noche. Cuando llegan al lugar, al pie de la montaña, Kafka no puede apreciar bien por la oscuridad, pero observa un edificio pequeño con el bosque de fondo. Oshima le dice que esa casa y la montaña la heredaron de su abuelo, él y su hermano. Le cuenta detalles de su propia estancia en esa montaña y le da recomendaciones para poder permanecer en el lugar durante algunos días, mientras vuelve por él y le tiene alguna respuesta sobre trabajar y quedarse en la Biblioteca. Podemos notar, además, que Oshima quiere hacerlo pasar una prueba o hacerlo crecer más con esa experiencia, que al parecer tuvo el mismo efecto en él en el pasado.
Cap. 13 #KafkaEnLaOrilla #Murakami2025

Día 15:
En el Cap. 14, volvemos con Nakata, quien había ido varios días al solar descampado a buscar a la gata, Goma, o rastros del hombre del extraño sombrero, pero sin éxito alguno. Nakata pasaba sentado en la maleza desde la mañana hasta la noche, y al anochecer se dirigía a la casa de la señora Koizumi, quien le pagaba la tarifa de 3.000 yuanes por día, por su trabajo y su prestigio como "maestro en la búsqueda de gatos". Si lograba encontrar el gato podría recibir como recompensa, la cantidad de 10.000 yenes, además de comida y ropa (porque el dinero no era mucho). Lo que recibía Nakata por su trabajo secreto, más el subsidio vitalicio por invalidez del ayuntamiento y la pequeña herencia que le dejó sus padres (y administraba su hermano menor), le daban tranquilidad. Pagaba sus impuestos y servicios públicos correspondientes, y le quedaba algo para él. La señora Koizumi estaba complacida de la información que había recibido de Nakata, y además de que alguien estuviese buscando con tanto ahínco a su gata, por solo 3.000 yenes.
Un día recorriendo el solar se encontró con varios gatos, algunos de ellos lo ignoraban o huían (al parecer no habían tenido buenas experiencias con humanos), pero un gato moteado blanco y negro, lo saludó amablemente. Nakata se apresuró a ponerle nombre: Ôkawa. Nakata lo invitó a comer unas sardinas por su amabilidad y le preguntó por Goma. Okawa al ver la foto se puso tenso y le advirtió que Goma estaba metida en asuntos peligrosos de los que prefería no hablar.
"Es un peligro. Mal asunto. Oye, ¿quieres un consejo? A ese gato mejor que lo olvides. Y harías mejor no acercándote más por aquí. Te doy este consejo de corazón. Me sabe mal no haber podido ayudarte, pero toma el consejo a cambio de las sardinas".
Nakata pensó un momento sobre la advertencia, pero prefirió no pensar mucho, porque le hacía doler la cabeza. Al anochecer, apareció un perro enorme de color negro. Nakata entendió que era de una raza que podría ser peligrosa y reconoció que era un tipo de perro que usaban en el ejército. Duraron un rato mirándose con tensión en el ambiente. Nakata no podía hablar con los perros, pero de alguna forma entendió que el perro le decía: "¡Levántate y sígueme!". Nakata lo siguió. El perro asustaba a los transeúntes que se encontraba, quienes miraban mal a Nakata, creyéndolo su dueño. Pero, "Era el perro quien lo estaba conduciendo a él, ésa era la verdad. Porque Nakata no era fuerte. Nakata, en realidad, era un ser débil".
El perro condujo a Nakata a un barrio desconocido y lo llevó al salón de una casa con un muro de piedra de fachada. Nakata no reconocía dónde estaba. Siguió al perro al interior de la casa, y dentro alcanzó a ver una silueta sentada en una silla giratoria. Nakata le decía que iba con buenas intenciones y que solo buscaba una gata. Pensó que era el gobernador. El hombre encendió una lámpara y se puedo ver que era un hombre alto y delgado que llevaba un sombrero negro de copa y un bastón. Igual a la descripción que Kawamura hizo sobre el "cazador de gatos". El hombre le preguntó a Nakata si lo reconocía, e hizo una pose particular, que al parecer le debía aclarar a Nakata su identidad. Pero Nakata era tonto y no podía identificarlo. El hombre dijo:
"Un bebedor de whisky me habría reconocido al primer golpe de vista. ¡En fin! ¡Qué más da! Mi nombre es Johnnie Walken. Johnnie Walken. La mayor parte de las personas de este mundo sabe quién soy". (Refiriéndose a la famosa marca de whisky, Johnnie Walker). El hombre explica que no es el original pero tomó prestada la imagen de la marca para sus propósitos. Nakata, por supuesto, no entendió la referencia.
Johnnie Walken revela que tiene a Goma y que le dará a Nakata la oportunidad de recuperarla. Pero primero, dice, jugarán a un juego. Nakata escuchaba en silencio.
Cap. 14 #KafkaEnLaOrilla #Murakami2025

Día 16:
En el Cap. 15, volvemos con Kafka y Oshima, mientras éste último se aleja en su carro, Kafka queda solo en la casa dentro del oscuro bosque, sintiéndose angustiado y asustado (Sintiéndose observado). Cuervo desde su interior, se burla de su actitud. Pero Kafka toma fuerzas al pensar que Oshima pasó en su adolescencia por esa situación, y logra dormir. (Hasta ahora hemos visto que Cuervo surge cuando Kafka lo invoca para pedir apoyo. Pero en esta ocasión lo critica y se burla de su debilidad. Y al pensar en la experiencia de Oshima, empieza a comprender la importancia de apoyarse en los demás, ya sea en sus experiencias ajenas)
Al día siguiente, se despierta con el canto de las aves, desayuna y explora el arroyo junto a la cabaña. También revisa la biblioteca de Oshima y elige un libro sobre Adolf Eichmann, el nazi responsable de idear métodos para asesinar judíos durante la Segunda Guerra Mundial. Le llama la atención que en los juicios de Tel Aviv (en el famoso juicio de Eichmann - 1961, que inspiró obras como, "Eichmann en Jerusalén" de Hannah Arendt - 1963, o distintas películas sobre el juicios o reflexiones alrededor de ese juicio), éste se defendía diciendo que era solo un técnico que seguía órdenes:
"Si él sólo era un técnico que había desempeñado con la mayor eficacia posible la tarea que se le había asignado. ¿Acaso no hacía exactamente lo mismo cualquier otro concienzudo burócrata del mundo? ¿Por qué sólo lo acusaban a él?". (Otra de las películas donde vemos esta reflexión, es en la novela, "El Lector" de Bernhard Schlink (1995), que luego tuvo una excelente adaptación al cine). Kafka reconoce la letra de Oshima, quien había escrito unas anotaciones al margen: "«Todo es una cuestión de imaginación. Nuestro sentido de la responsabilidad nace de la imaginación. Como dice Yeats: “In dreams begin the responsabilities”. Y es exactamente así. Si lo formulamos a la inversa sería: allí donde no existe la imaginación, no puede surgir la responsabilidad. Tal como podemos ver en el caso de Eichmann».
(En esta parte me gustaría mencionar algo que hace Murakami a menudo, y es el énfasis que hace en algunos temas, como tratando de ilustrar al lector, ya sea sobre música clásica o historia. Esto ocurre porque recordemos que el joven Kafka está descubriendo muchas cosas por primera vez, entonces el lector participa de estos descubrimientos. Muchos los harán también por primera vez, y otros que quizás ya conozcan algunos, les puede resultar tedioso. A mí me sigue resultando placentero, aunque puedo sentir a veces que quizás hay información de más, haciendo la comparación con la lectura que hice hace años atrás cuando no tenía aún mucha información o cultura general. Pero es una novela de aprendizaje, donde vamos descubriendo junto con el protagonista y viéndolo crecer interna e intelectualmente).
La anotación de Oshima deja a Kafka pensando acerca la responsabilidad sobre su imaginación y recuerda lo ocurrido con su camisa manchada de sangre y piensa en pedirle permiso a Sakura para volver a imaginarla desnuda (Además de la responsabilidad sobre sus pensamientos, Kafka siente que no tiene control sobre algunos de sus deseos más profundos e inconscientes).
Luego, olvidando la advertencia de Oshima, Kafka decide adentrarse en el bosque. E inmediatamente se pierde y se preocupa de no volver a encontrar la cabaña de nuevo. Entonces se relaja y se dice a sí mismo (Cuervo) que el camino está ahí, sus huellas. Así que regresa, pero se siente sobrecogido por el poder del bosque, que podría engullirlo por completo. Para volver a la realidad, escucha a Cream y Duke Ellington en su Walkman. Luego, hace ejercicio, cena y se sienta bajo las estrellas, pero vuelve a sentirse asustado y sobrecogido por la inmensidad y el poder de la naturaleza. Mirar las estrellas le hace sentir observado e indefenso, una sensación de la que teme no poder escapar jamás. Se duerme deseando que Sakura fuera su verdadera hermana. (Kafka descubre muchas cosas sobre la naturaleza y sobre sí mismo. Disfruta la soledad, pero a la vez el aislamiento lo ha dejado a solas con sus inseguridades, las cuales no hacen más que intensificarse. El bosque lo ayuda a crecer y, a la vez, saca a la luz algunos de sus miedos más profundos e irracionales. Y por alguna razón se me hace inevitable pensar en "Walden" de Henry David Thoreau).
Al segundo día, Kafka repite la misma rutina, adentrándose esta vez un poco más en el bosque. Su sensación de impotencia se ha desvanecido y regresa fácilmente a la cabaña. Pasa relajado en el resto del día, se despoja de la roja y corre desnudo sintiéndose libre y luego de una ducha siente la necesidad de masturbarse. Piensa que Oshima también se habrá sentido atormentado por el deseo sexual. Pero desiste de la idea, prefiere permanecer puro y en calma, y es curioso que dice que "Oshima está por encima de todo" (algo normal de los adolescentes, sobre todo cuando la figura paterna ha estado ausente, buscar referentes masculino, y casi beatificarlos). Pero ante esa calma aparente, Cuervo le dice que no durará mucho, y augura que aunque reprimió su deseo sexual, en la noche soñará que viola a su madre y su hermana. Kafka queda preocupado de nuevo ante esos pensamientos, ante la independencia de sus sueños e imaginación, pero también piensa que son cosas que no puede controlar. Poco después, las pilas del Walkman de Kafka se agotan, dejándolo sumido en un profundo silencio. "La música se acaba como tragada por arenas movedizas. Al quitarme los auriculares se oye el silencio. Porque el silencio es algo que el oído puede percibir. Lo he descubierto".
Cap. 15 #KafkaEnLaOrilla #Murakami2025

Día 17:
En el Cap. 16, volvemos con Nakata, quien se encuentra siguiendo al perro negro por la casa. Nakata siente que el perro le habla, pero es Johnnie Walken quien lo guía. Llegan ante un refrigerador grande, Nakata lo abre y descubre que está lleno de cabezas de gato congeladas y cercenadas, con la mirada perdida e inexpresiva. Rápidamente comprueba que Goma se encuentra entre ellos, y escucha la voz de Walken, quien le dice que él había cortado todas esas cabezas.
Sobre el por qué mataba tantos gatos, Johnnie Walken revela que no lo hacía por diversión, sino para recolectar sus almas, las cuales usaría para fabricar una flauta especial. Esa flauta le permitirá recolectar almas aún más grandes, lo que le permitirá construir una flauta aún mayor, y así sucesivamente. Toda esa explicación excedía la capacidad de comprensión de Nakata, quien solo quería encontrar a Goma. (Recordemos que una de las cosas que Nakata no entiende es la Violencia)
Johnnie Walken le confirma que Goma hacía parte de la cosecha, y le dice que podría devolvérsela si le hacía un favor a cambio: Matarlo. Walken manifiesta sentirse desdichado y harto de matar gatos, pero mientras viva no podrá dejar de hacerlo, ni el mismo es capaz de acabar con su propio sufrimiento. Mientras, siguen discutiendo sobre la razón para llevar a cabo el acto, Walken decide hacerle una demostración (y una advertencia). Saca de una bolsa un gato gris vivo pero paralizado y lo abre con un bisturí. Le extrae el corazón, que aún late, y se lo mete en la boca; luego, con una sierra, le corta la cabeza. Nakata se queda paralizado, pero siente que algo en su cabeza empezaba a moverse.
Johnnie Walken, toma otro gato, de los cinco que tenía en la bolsa y repite el proceso mientras silba alegremente. Nakata sigue afectado por la escena:
"Aquella violenta conmoción está cambiando la constitución de su cuerpo. Su respiración se ha acelerado sin que él lo perciba, siente un intenso dolor alrededor del cuello. Por lo visto está recomponiéndose su campo visual".
Walken saca un tercer gato de la bolsa: Kawamura (el gato con problemas de comunicación que ya había conocido y bautizado), Walken parece saber que ya se conocían y no lo deja reaccionar cuando le aplica el proceso a Kawamura, acabando con su vida. Luego, saca de la bolsa a Mimí, la elegante gata siamesa. Nakata más aterrado y desesperado le pide que pare, y perdiendo el control, toma un cuchillo de carne del escritorio del estudio y se lo clava en el estómago a Johnnie Walken, y luego en el pecho. Mientras éste reía sangrando y cayendo muerto al suelo. Nakata recoge a Mimí y a Goma, que también estaba en la bolsa e intenta irse. Pero cae desplomado perdiendo el conocimiento. (Ya veremos cómo afecta a Nakata esa nueva despersonalización entre su mente y cuerpo, que a la vez nos va trazando un cierto paralelismo con el joven Kafka, que nos puede hacer pensar en proceso de alienación, de transmigración o delirio. Por lo pronto, en ambos personajes el sexo o deseo sexual y la violencia han sido grandes detonadores o consecuencias de la afloración de deseos o pensamientos reprimidos).
Cap. 16 #KafkaEnLaOrilla #Murakami2025

Día 18:
En el Cap. 17, volvemos con el joven Kafka, quien pasa su tercera noche en la cabaña. Acostumbrado al silencio, el aislamiento y aprendiendo a escuchar los sonidos de la naturaleza (al quedarse su Walkman sin pilas). Menciona algo de seguir las reglas del bosque, porque al no hacerlo podría desatar las bestias del silencio. Hace ejercicio, se pasea desnudo por la casa y en la noche lee libros, pero sabe que esa perfecta tranquilidad es pasajera y pronto tendrá que abandonarla. Al cuarto día llega Oshima, y lo encuentra desnudo tomando el sol. Le cuenta que la ha pasado de maravilla, omitiendo la experiencia en el bosque. Es hora de regresar a la ciudad.
"Vivir solo inmerso en la naturaleza es algo realmente fabuloso, pero hacerlo por mucho tiempo no resulta nada fácil. (…) En teoría no tiene por qué ser imposible. En la práctica hay gente que lo hace. Pero la naturaleza, en cierto sentido, es muy antinatural. Y la paz, en cierto sentido, puede llegar a ser muy amenazadora. Para poder sobrellevar estas contradicciones hace falta preparación y experiencia". Oshima le cuenta que cuando lo vio por primera vez le dio la impresión de una contradicción: que pese a estar buscando algo desesperadamente, a la vez lo estaba rehuyendo con todas sus fuerzas, y eso puede dar como resultado que sea que busque no se presentará de la forma que espera. Para explicarlo mejor, le cuenta el mito de Casandra (sacerdotisa, princesa) y Apolo (el Dios griego), a la princesa le fue otorgado el don de la profecía, pero al no aceptar las pretensiones carnales del dios, éste la maldijo con que nadie le creería sus profecías. También le habla del papel del "Coro" en las tragedias griegas, como explicar y dar contexto a situaciones, hablar por y desde el interior de los personajes... Entes omnipotentes, espectadores de la vida. Y cuando Kafka le dice que él mismo parece un oráculo, Oshima contesta que "la realidad no es más que un cúmulo de profecías desfavorables que se han cumplido" (Experiencia). Luego, le da la bienvenida y le dice que formará parte de la Biblioteca Komura, en donde podrá vivir, trabajar y asistirlos a la señora Saeki y a él, y leer los libros que quiera. Kafka acepta conmovido.
En el resto del viaje, Oshima le cuenta algo importante sobre la señora Saeki y su historia de amor con el hijo mayor de la familia Komura. Le recuerda la historia de Aristófanes (en El Banquete de Platón) sobre las almas unidas en cuerpo y alma, para describir el intenso, juvenil y precoz amor entre ambos adolescentes. Ya estaban unidos desde el inicio. Pero luego el joven se fue a estudiar a Tokio y ella se quedó estudiando piano en la ciudad, y se sintió como si hubiesen separado sus cuerpos, aunque se escribían a diario pero pusieron a prueba ese lazo inquebrantable.
Estando cada uno dedicado a sus proyectos, la señorita Saeki escribe a los 19 años un poema, le puso música y creó una bella y conmovedora canción de amor (dedicada a su amado). Ella la cantaba varias veces en público con su banda de música folk hasta que un productor la invitó a grabarla en Tokio. En Tokio grabó la canción, que llamó "Kafka en la orilla del mar", y tuvo un enorme éxito (Oshima le dice que igual que su nombre, pero Kafka confiesa que no es su nombre real. Pero Oshima le dice que ese fue el que había elegido. Pero no puede evitar volver a pensar en el destino). En Tokio también se reencontró con su amado y vivieron un gran idilio. Oshima le dice que hasta ahora parecía una historia de amor perfecta, y Kafka auguró que vendría un gran cambio. Oshima, confirmó, porque "como dijo Tolstoi, la felicidad es una alegoría; la desdicha, una historia". Cuando la canción se popularizó, el novio de la señorita Saeki murió en un accidente durante una protesta estudiantil. Ella nunca volvió a cantar, se aisló y se alejó del ojo público.
La señorita Saeki volvió a aparecer en Takamatsu para asistir al funeral de su madre y aprovechó para visitar a la familia Komura. Luego de esa visita, ella quedó encargada de administrar la Biblioteca Conmemorativa Komura, que resulta haber sido el lugar donde vivió su amado en la adolescencia (y a donde lo visitaba todos los días). Kafka se quedaría en ese cuarto. Oshima le cuenta también cómo la conoció muy joven y aislado por su enfermedad, pero ella lo aceptó y lo contrató. También le dice que ella vivía detenida en el tiempo, entre la nostalgia y los recuerdos, y le dice que no se preocupe si descubre algo raro en ella, y no le da mayor explicación.
Y sobre lo de quedar detenido en el tiempo, Oshima comenta: "Kafka Tamura, en la vida de los hombres hay un punto a partir del cual ya no podemos retroceder. Y, en algunos casos, existe otro a partir del cual ya no podemos seguir avanzando. Y, cuando llegamos a ese punto, para bien o para mal, lo único que podemos hacer es callarnos y aceptarlo. Y seguir viviendo de esta forma".
Cap. 17 #KafkaEnLaOrilla #Murakami2025

Día 19:
En el Cap. 18, volvemos con Nakata, quien tras el trágico encuentro con Johnnie Walken, el asesino de gatos, despierta en el descampado que solía vigilar, junto a Goma y Mimí, las dos gatas que logró rescatar. Pero había un cambio: no podía entender sus maullidos. Descarta la idea que hubiese sido un sueño por la presencia de las gatas, pero se encuentra confundido y sin una gota de sangre en la ropa (No es la primera vez que experimenta esta desconexión entre su mente/recuerdos y su cuerpo, e igual que Kafka, sueñan con crímenes que quedan sin evidencia física). Carga a ambas gatas, deja a Mimí cerca a su casa (sin poder entenderla en su despedida) y a Goma con su familia. La familia Koizumi lo recibe, ya tarde en la noche, y muy agradecidos le dan dinero y comida.
Luego de dejar a las gatas, Nakata asiste a una estación de policía a entregarse por haber matado a un hombre. Los policías no lo toman muy en serio y le dicen que vuelva el día siguiente. Pero Nakata, temeroso de olvidar lo ocurrido prosigue a contar todo en detalle. Los policías, que ya estaban terminando su turno, hicieron como si tomaran notas de su declaración, pues piensan que está loco. Al despedirse, Nakata les dice que mañana en la tarde es mejor que lleven paraguas, porque caerían peces del cielo. El policía sonríe y le dice que aprovechará para atrapar unos cuantos para la cena.
Al atardecer siguiente, el policía quedó pálido al ver caer del cielo sardinas y caballas. Una escena apocalíptica. El evento fue investigado sin ningún resultado claro y aconsejaron a la población no comer de esos peces (aunque los gatos estaban felices, y este temor de fenómenos extraños cayendo del cielo nos conecta con un trauma de los japoneses, incluso del Incidente que introduce la novela). El policía dudó si la confesión de Nakata era mentira, pero las dudas se despejaron cuando encontraron en una casa a un hombre apuñalado. Era un famoso escultor (como el padre de Kafka), y el policía prefirió callar para no meterse en problemas. Nakata ya había abandonado la ciudad (Y aunque al parecer ya no podía hablar con los gatos, su sentido de la predicción había despertado, con unos elementos surrealistas y oníricos muy llamativos).
Cap. 18 #KafkaEnLaOrilla #Murakami2025

Día 20:
En el Cap. 19, volvemos con Kafka, quien se encuentra instalándose en la habitación de la Biblioteca junto a Oshima, quien le enseña el espacio y lugares adjuntos. Oshima le dice que no molestará a nadie porque esa habitación solo había sido usada por él unas cuantas veces cuando le daba pereza volver a casa. Kafka le agradece y cuando se queda solo, repasa con la vista todos los rincones y fija su vista en un cuadro en la pared. Un retrato realista con un adolescente en la orilla del mar. Kafka piensa que debe ser el amado de la señora Saeki (y desde capítulos anteriores empezamos a percibir una circularidad entre el tiempo, el espacio y los personajes, y Kafka, para quien los encuentros fortuitos son muy importante, también empieza a buscar un vínculo que lo una con la señora Saeki. Entre ellos, quizás a su madre).
Al día siguiente, Oshima le enseña el trabajo que debe hacer en la Biblioteca, además de abrirla y cerrarla, todos los detalles detrás del mostrador, la atención al cliente y la organización de los libros.
Cuando Oshima se encontraba almorzando, llegaron dos mujeres que empezaron a revisar la biblioteca y tomar notas, para luego dirigirse hacia Kafka en el mostrador y como lo vieron tan joven, solicitaron hablar con alguien mayor. Kafka buscó a Oshima. Las mujeres eran representantes de una organización de mujeres que se encontraban visitando lugares públicos y sitios culturales para evaluar su accesibilidad y la equidad de acceso desde la perspectiva femenina. En sus notas cuestionan varios aspectos de la biblioteca, como la inexistencia de baños separados por género y que los autores masculinos estuvieran colocados antes que las autoras en las estanterías. Oshima les contestó:
"Si ustedes tienen tiempo para ir a una pequeña biblioteca de una pequeña ciudad, husmear por todas partes y tratar de poner pegas a cómo están los lavabos y las fichas catalográficas, también podrían encontrar otras maneras más efectivas de defender los justos derechos de las mujeres de este país". Las mujeres indignadas por su respuesta, lo tildaron de ser "un patético ejemplo histórico de macho falócrata". Oshima visiblemente molesto, empieza a darles un discurso, les cita una frase de la tragedia "Electra" de Sófocles: "¿Cualquier mujer bien nacida no actuaría así, al comprobar las desgracias paternas, las que compruebo yo de día y de noche que se acrecientan más que menguan?" (Recordemos que Electra junto con su hermano Orestes vengaron la muerte de su padre, el Rey Agamenón, quien llegaba de la guerra de Troya, y fue asesinado por su esposa, la reina Clitemnestra y su amante). Oshima también les habla de las diferencias entre sexo y género, para terminar diciéndoles que él no era un hombre. Las dos mujeres y Kafka quedaron impactados con la revelación. Oshima saca una identificación y se las muestra.
Oshima es un hombre transgénero gay, su cuerpo físico es femenino pero su mente es masculina. Como él lo explica: "Mis preferencias sexuales se decantan por los hombres. Es decir, que aunque sea una mujer, soy gay. Jamás he usado la vagina, siempre practico el sexo anal. Mi clítoris es sensible, pero mis pezones no demasiado. No tengo la menstruación. ¿Qué voy a discriminar yo? ¿Me lo pueden explicar?". Ante esto, las mujeres quedan pálidas y se van furiosas. Oshima va a tomar aire y regresa para confirmarle a Kafka que todo lo que dijo era real pero él seguía siendo una persona normal. Kafka entendió por qué le había dicho antes que era especial, pero igual le dice que le cae muy bien y no le importa ese detalle. Oshima se alegra, aunque sabe que Kafka no pueda comprender del todo cómo se siente (y el historial de discriminación y confusión que ha enfrentado). (En esta parte, con la revelación de Oshima, se sigue insistiendo, ahora con otro personaje, y de una forma diferente, ese conflicto entre el cuerpo y la mente. Y es fascinante la forma que Murakami nos va dando distintas perspectivas de ese conflicto). Oshima se disculpa con Kafka y le dice que no puede actuar con calma cuando se encuentra con personas así de cerradas. Cuando Oshima le dice que quizás no pueda entenderlo, Kafka le dice:
"A veces no lo comprendo ni yo. «Pero ¿qué diablos soy?», me pregunto. ¿Sabes, Ôshima? A veces yo tampoco sé quién soy". "La típica crisis de identidad", le responde Oshima. Oshima estaba esperando para contarle a Kafka sobre su identidad pero tuvo que hacerlo no de la forma adecuada. Pero aún así se sincera ante él y eso los acerca mucho más (Quizás abre la posibilidad en la mente de Kafka de asociarlo con su hermana). Oshima ve su cuerpo como un contenedor imperfecto para su identidad o yo, pero que, a pesar de ello, ha aceptado la desconexión que siente.
Cap. 19 #KafkaEnLaOrilla #Murakami2025

Día 21:
En el Cap. 20, volvemos con Nakata, quien siguiendo el instinto que le decía que debía alejarse de Tokio y dirigirse, poco a poco, hacia el oeste, pidió un aventón de un camión frigorífico, que lo dejó en la autopista Tomei. Como no sabe leer, pide indicaciones, fingiendo tener una vista débil (ya que los japoneses no ven bien a una persona mayor que no sepa leer). Con la ayuda, pudo pedir una comida, pero se vio totalmente perdido de nuevo cuando le tocó orientarse entre los trenes y autobuses que necesitaba para llegar a la autopista por su cuenta. Finalmente, decide pedir ayuda a dos jóvenes oficinistas, que deciden ayudarlo. Lo llevan a la empresa donde trabajan y lo ponen en contacto con el señor Togeguchi, quien le acercaría hasta la región de Tohoku, y desde ahí le recomendaban seguir pidiendo autostop hacia el oeste. Le recomendaron que invitara a comer a los conductores cuando se detuvieran en alguna parte. Sale con el joven Togeguchi, quien conduce una furgoneta Hi-Ace, y como la autopista estaba congestionada pudieron conversar durante un largo rato, en donde el joven se desahogó contándole a Nakata todas sus desgracias y adversidades. Desde allí, tarda en conseguir al siguiente camionero, Hagita, quien conducía otro camión frigorífico, y lo lleva hasta Fujigawa. En el camino hablan de comida, del destino del mundo, o al menos Hagita intenta sacarle las palabras a Nakata, quien siempre alude a su idiotez para no opinar de ciertos temas. Pero el camionero con habilidad le hace ver sus virtudes, su relación con el mundo y la economía, y le dice que es único al ser un buscador de gatos profesional. Nakata con mucha ingenuidad se expresa y le cuenta de su habilidad de hablar con los gatos que ha perdido hace poco, y Hagita tomándolo muy en serio, le dice (haciendo alusión a Heráclito) que todo cambia y nada permanece igual. En la zona de descanso, Hagita lo invita a comer, se despide y le desea suerte.
Mientras esperaba el siguiente camión, Nakata observa a un grupo de hombres tatuados golpeando y pateando a otro hombre en el suelo del estacionamiento. Nakata les ordena que paren, pero lo ignoran. De repente, vuelve a sentir esa sensación extraña que sintió cuando le clavó el cuchillo a Johnnie Walken. Y piensa en la palabra "Conexión", recordando su conversación con Hagita.
De repente, mira al cielo y tranquilamente abre su paraguas, ante las risas de los otros hombres. Pero entonces empiezan a caer del cielo sanguijuelas, haciendo que los maleantes huyan. (Aquí podemos especular si Nakata tiene la capacidad de predecir o provocar estos fenómenos. Muy relacionados con esa sensación interior que cada vez se manifiesta con más violencia, cumpliendo su voluntad cuando se ve amenazado así mismo o desea proteger a alguien). Luego, pidió ayuda para que ayudaran al hombre golpeado que estaba sepultado en sanguijuelas, y finalmente encontró a un camionero que lo llevará a Kobe. Un joven de unos veinticinco años con ojos somnoliento y un estilo peculiar: cola de caballo, un pendiente en una oreja, una gorra de béisbol de los Chûnichi Dragons, camisa hawaiana y usando unas grandes zapatillas Nike (Seguimos con el desfile de marcas occidentales, remarcando ese Japón contemporáneo). El joven acepta llevarlo porque le recuerda a su abuelo (y acá tenemos otro caso de encuentros fortuitos y otra conexión especial que les hace creer en el destino).
Cap. 20 #KafkaEnLaOrilla #Murakami2025

Día 22:
En el Cap. 21, volvemos con Kafka, quien al parecer se encuentra leyendo el periódico y se encuentra con el titular:
"HALLADO MUERTO EN SU ESTUDIO EL ESCULTOR KOICHI TAMURA. YACÍA APUÑALADO EN MEDIO DE UN MAR DE SANGRE"
Koichi Tamura (y relacionamos de una vez con Johnnie Walken como el padre de Kafka, que resulta ser la primera "conexión" directa con ambos protagonistas, y parecería haberse materializado la fantasía edípica). En la nota se cuentan más detalles del padre de Kafka, como la existencia del hijo de 15 años desaparecido, y es curioso que se menciona su fecha de nacimiento: "nació el año 2* de Shôwa" (año 20 del Showa corresponde a 1945, inicia en 1926). Y otro detalle, no menor, que es el tema recurrente de sus obras y esculturas: la materialización del mundo del subconsciente.
Oshima sospechando las coincidencias le guarda el recorte con la noticia a Kafka, y éste al terminar de leer solo atina a decir: "Yo no lo he matado". Oshima lo confirma, ya que pasó todo el día en la Biblioteca. Pero Kafka internamente piensa que el día de la muerte coincide con el día en que despertó con la camisa manchada de sangre (reafirmando la sospecha de que sus deseos más profundos tienen repercusiones en el mundo real). Oshima le dice que la policía lo busca como testigo y como menor de edad, por lo que le recomienda regresar, pero si quiere hacerlo, debe vivir ocultándose, y cree que aún es muy joven para vivir así. Kafka le dice que no quiere regresar, que siente la muerte de su padre, aunque piensa que debió haber muerto mucho antes. «La única herencia que me ha dejado mi padre son sus genes». Oshima respeta su decisión, y Kafka le confiesa que a su alrededor suceden muchas cosas, algunas que ha elegido y otras que no. Y ya es incapaz de reconocer la diferencia, porque sus elecciones parecen haber sido ya elegidas de antemano. Que poco a poco está dejando de ser él mismo, y eso lo asusta. Ante ese conflicto, Oshima le dice que está viviendo el motivo recurrente de muchas tragedias griegas. Pone como ejemplo Edipo Rey de Sófocles (por supuesto), donde Edipo cumple inadvertidamente la profecía de asesinar a su padre y casarse con su madre. Pero, dice Oshima, este tipo de historia es una metáfora que pretende enseñarnos sobre la ironía y la esperanza, más que una advertencia literal sobre el asesinato y el incesto.
Oshima le dice que debe ocultarse en la biblioteca, y ya no puede mostrarse en la recepción. Kafka le agradece, pero Oshima le dice que si no se hubiesen conocido, él igual hubiese encontrado un camino para seguir. Aprovecha y le muestra otra noticia curiosa: La lluvia de peces (2.000 sardinas y caballas) sobre un barrio en el distrito de Nakano. Justo el día siguiente que asesinaran al padre de Kafka. Una coincidencia, piensan con duda. También le muestra la noticia de la lluvia de sanguijuelas en la autopista Tômei, y reflexionan que todo es extraño, curioso, una coincidencia o una metáfora. Kafka siente la confianza para contarle finalmente a alguien la profecía de su padre, y le dice que años atrás, su padre le lanzó una especie de profecía o maldición, que repitió una y otra vez. La profecía decía que Kafka asesinaría a su padre y se acostaría con su madre y su hermana (la misma de Edipo, piensa Oshima). Oshima estaba aterrado que un padre repitiera esa horrible profecía a un niño, y le dijo que conocía la obra de su padre, y le parecía muy original. Kafka le dice que no sabe si su padre se vengaba con él por el abandono de la madre o si su obra le dejó cicatrices emociones, o simplemente era cruel. (Finalmente sabemos por qué para Kafka es tan importante el destino y entendemos muchas de sus preocupaciones, al ser inculcado desde niño que estaba destinado a cumplir una trágica profecía).
"Y la mitad de mis genes proviene de ahí. Quizá sea ésa la razón por la cual me abandonó mi madre. Porque, al haber nacido de una fuente tan funesta, yo estaba manchado, destruido, y ella quiso romper los lazos conmigo y me abandonó". (Y le dice que para confirmarlo su padre le hizo muestras de ADN y todo). Oshima le resta importancia a la profecía porque no mató a su padre, pero Kafka le confiesa su teoría, que quizás pudo haber matado a su padre en un sueño. Oshima escucha y le consuela, restándole importancia y veracidad a su hipótesis, que tampoco tendría cómo probarse en un juicio. Y Cuervo le susurra desde su interior: "Me da la impresión de que no hay que confiar demasiado en la distancia", refiriéndose a la huida de su destino. Kafka se queda solo para intentar dormir y reflexionar sobre todo, mientras Oshima le dice que lo llame si lo necesita. Pero esa noche ve por primera vez un fantasma.
Cap. 21 #KafkaEnLaOrilla #Murakami2025

Día 23:
En el Cap. 22, volvemos con Nakata, quien se encuentra profundamente dormido en el camión del joven Hoshino, el de la cola de caballo. Ambos se detienen a comer algo. En el restaurante, al ver la dificultad que tiene Nakata para elegir, se entera de su incapacidad para leer, y tienen una conversación sobre las calamidades de Nakata fuera de Nakano con su problema, que le impide hacer cosas básicas. Hoshino queda sorprendido de que Nakata viaja sin un destino específico y guiado por su intuición:
"—¿Y este dónde no sabes dónde es?
—No. Nakata no sabe nada. Pero creo que lo sabrá cuando llegue".
Para Nakata es de vital importancia cruzar un puente hacia Shikoku, aunque desconoce el motivo, por lo que Hoshino no intenta seguir indagando. Nakata le agradece por invitarle a comer (Es curioso como Nakata ante cada plato distinto que come, siempre dice que ese plato es de sus favoritos). Luego, mientras espera a que Hoshino descargue unos muebles de su entrega, Nakata lo espera sentado en una banca y recuerda cuando regresó a clases luego de recuperarse del evento traumático del Incidente. Recuerda que apenas pudo terminar la escuela y nunca recuperó la capacidad de leer ni escribir. Y que pudo haberse dedicado a la agricultura si no hubiese recibido acoso y violencia directa de sus compañeros en la Escuela de Prácticas Agrícolas, por su extraña condición. Debido a eso los abuelos lo sacan de la escuela y se queda en casa, en donde poco a poco desarrolla la habilidad de hablar con los gatos, como si hubiese aprendido un nuevo idioma. A los quince años empezó a trabajar la madera en una fábrica de muebles cercana, y se le daban bien las actividades artesanales. "Una vez grababa un patrón en su cabeza, era capaz de repetirlo indefinidamente sin cansarse. Tras dos años de trabajar como aprendiz, pasó a ser oficial de plantilla". Luego nos cuenta los problemas con la empresa, con el primo que le desaparece con sus ahorros, y cómo el mayor de sus hermanos menores decide ayudarlo, consiguiéndole un techo y haciendo la gestión que le permitía acceder al subsidio del gobierno en Tokio. Casi olvidado por su familia y sin amigos, Nakata rara vez habla con alguien. (Y es bello la forma en que describen su inocencia, pues como no entendía los números ni el dinero, nunca comprendió completamente el robo de su primo o la indiferencia de sus hermanos, él simplemente pensó que pasaba a vivir más apurado. Por lo que no guardaba resentimientos). Y es bella la escena cuando se da cuenta de su cercanía al mar por el olor de la brisa que le aflora algunos recuerdos. Cuando Hoshino regresa, le dice a Nakata que sus planes han cambiado. En lugar de volver a trabajar a Tokio, lo acompañará a Shikoku en autobús. (Al igual que Kafka, Nakata empieza a comprender las ventajas de confiar en las personas y cultivar amistades)
"—La última vez que Nakata lo vio fue cuando estaba en primaria. Fue a la playa de Enoshima.
—De eso hace mucho tiempo, ¿eh? En aquella época, los americanos habían ocupado Japón y la playa de Enoshima estaba llena de americanos".
Cap. 22 #KafkaEnLaOrilla #Murakami2025

Día 24:
En el Cap. 23, volvemos con Kafka, quien en medio de la noche despierta en su habitación en la Biblioteca y ve a una joven de más o menos su misma edad, con un vaporoso vestido azul sentada en el escritorio. Kafka se hace el dormido para no molestarla, y en ese momento siente que ella lo mira, pero no a su cuerpo sino a su alma. Luego, ella camina a la puerta y se desvanece. Kafka queda intranquilo, pero a la vez siente un poder salvaje brotando de su corazón.
Al día siguiente, le pregunta a Oshima si puede ayudarle a encontrar el disco original de «Kafka en la orilla del mar». Oshima accede, pero le advierte que nunca la ponga donde la señorita Saeki pueda oírla. En el almacén de la biblioteca, encuentran un tocadiscos que funciona, y Oshima le promete encontrar el disco entre los objetos de su madre. En el trastero encuentran varios objetos e instrumentos musicales que habían pertenecido al novio de la Srta. Saeki, y prueban el tocadiscos con el álbum, "Sergeant Pepper's Lonely Hearts Club Band" de The Beatles (quienes están muy presentes en la obra de Murakami, como en Tokio Blues). Kafka le pregunta a Oshima sobre una chica de 15 años deambulando en la Biblioteca que vio la noche anterior, y Oshima bromea diciendo que quizás era una fantasía sexual. Cuando Oshima le lleva el álbum original, en donde sale una imagen de la joven la Srta. Saeki en la portada, Kafka se da cuenta que es igual a la joven fantasma de la noche anterior, y confiesa que ya sabía que era ella, pero quería comprobarlo. Se siente muy atraído por ella.
Cuando la Sra. Saeki baja a despedirse, Kafka queda paralizado y no alcanza a contestarle, porque al verla creyó ver en un rincón de su interior a la joven de 15 años. Oshima le pregunta si está enamorado, y Kafka le pregunta si: "¿Crees que una persona que está viva puede transformarse en un espectro?". Oshima medita por un momento y le cuenta sobre la novela: "Genji Monogatari" (La historia de Genji) de Murasaki Shikibu, que ya se la había mencionado anteriormente. Le cuenta sobre esa novela, ambientada en el período Heian, en donde en la mentalidad de la época era posible que una persona viva se convirtiese en un espectro. (Con esta referencia nuevamente haciendo énfasis en la relación y los conflictos entre el alma y el cuerpo, o la mente y el cuerpo).
(Estas disquisiciones que a algunos lectores puedan aburrir, a mí me parecen fascinantes, interesantes e ilustrativas, y hacen una pausa abrupta en la trama, como las que hace Herman Melville en "Moby Dick", que fue considerada en su época una basura, y con los años pasó a ser una de las grandes obras maestras de la literatura norteamericana, con esa especie de fragmentos ensayísticos que dan contexto, que se desvían del tema aparentemente, y que alimentan el universo de la obra; y que en el caso de la novela de Murakami, acompañan la formación del joven Kafka).
"El mundo fantástico son las tinieblas que hay en el interior de nuestra mente", dice Oshima, mientras sigue con otras disquisiciones sobre los estudios del subconsciente, de los espectros en el arte, el cine y la literatura japonesa, y la invención de la energía eléctrica, que sacó al mundo de las tinieblas. "En la época en que vivía Murasaki Shikibu, los espíritus vivos eran a la vez un fenómeno fantástico y una disposición del espíritu de lo más normal, algo que estaba allí. Pensar en estas dos clases de oscuridad como algo separado era algo que, probablemente, no pudiera hacer la gente de aquella época. Pero para nosotros, que estamos en el mundo actual, las cosas son distintas. Las tinieblas del mundo exterior han desaparecido, pero las tinieblas de nuestra alma continúan inalteradas".
Cuando Oshima se va y queda solo en la Biblioteca, Kafka vuelve a la habitación y escucha el disco varias veces. Kafka se va sumergiendo en la música, el universo que evoca y hace sus propias reflexiones y análisis, intentando comprender la letra surrealista y abstracta, que parece estarle hablando desde la distancia, y orientando en sus propias búsquedas, repasando su pasado, sus sueños y su futuro. (La música actúa como otro medio con el que Kafka genera otro vínculo. Ahora con la Srta. Saeki y su novio, y que le irá ayudando de alguna forma en sus propias búsquedas internas).
Cap. 23 #KafkaEnLaOrilla #Murakami2025

Día 25:
En el Cap. 24, volvemos con Nakata, quien llega en el autobús junto con Hoshino a la ciudad de Tokushima, pasando uno de los puentes de Shikoku. Hoshino emocionado por la aventura le pregunta si ya sabe a dónde irán ahora, pero Nakata le dice que necesita dormir primero. Hoshino corre a conseguir una habitación, deja que Nakata duerma lo que quiera y él sale a explorar la ciudad. Piensa en el impulso que le llevó a pedir en el trabajo tres días de vacaciones para acompañar a ese anciano, que le recordaba a su abuelo, en su aventura. Aunque poco a poco el recuerdo de su abuelo no era el principal motivo, sino la particular personalidad de Nakata: "Pero esa rareza poseía algo que cautivaba el corazón de las personas. Y Hoshino se encontró a sí mismo interesándose por el lugar adonde iría y por lo que haría Nakata a continuación".
Hasta ese momento, Hoshino parecía ser otro ser solitario (como Kafka y Nakata), sin mucha experiencia en relacionarse con otros, pero esta nueva conexión le lleva a explorar nuevos terrenos y la necesidad de conservar el lazo afectivo. Hoshino nos empieza a contar más detalles de su vida: su origen en una familia campesina, su etapa rebelde en la escuela, las malas amistades, la policía (y era su abuelo quien siempre iba a sacarlo de la cárcel sin darle sermones), líos con mujeres y la experiencia en las Fuerzas armadas. Y de ahí, encontrando su gusto por conducir, inicialmente tanques, pero al no lograr la licencia en el ejército, a manejar transportes de carga pesada. Y la muerte de su querido abuelo, poco tiempo después de ingresar al ejército, y su culpa por nunca haberle dado las gracias. Tras su muerte, no contactó más a su familia. Finalmente, cae rendido escuchando la respiración de Nakata.
Tras dormir 24 horas, Nakata se despierta hambriento y con el anuncio que debían continuar hacia el oeste, hacia Takamatsu. Pero antes de partir le sugirió a Hoshino darle un masaje que le ayudaría con su columna desviada. Al terminar, se dirigen en tren a Takamatsu y Nakata hace otro anuncio: que deben encontrar «la piedra de entrada» (parecida a la que sale en la letra de la canción de "Kafka en la orilla del mar", creando una nueva conexión entre las historias paralelas). Y por supuesto, Nakata no sabía qué era esa piedra ni dónde encontrarla. Hoshino se encuentra animado siguiendo el viaje de Nakata, encantado por esa espontaneidad y forma de vivir la vida, sin apuros ni aparente dirección, pero ayudándole en los detalles básicos que Nakata no podía manejar. Ambos empezaron a hacer un buen equipo, y se ayudaban mutuamente. (Y esta relación de amistad entre dos personalidades contrastadas, como el idealista y el realista, puede rememorar a la de Don Quijote y Sancho, y de ahí toda una serie de referencias que se centra en pareja de amigos de hombres, como las "buddy movie")
Cap. 24 #KafkaEnLaOrilla #Murakami2025

Día 26:
En el Cap. 25, volvemos con Kafka, quien en la noche se encuentra luchando por no dormirse para no perderse la visita de la chica fantasma. De repente, observa a la joven señorita Saeki sentada en el escritorio mirando el cuadro del niño en la orilla del mar. El corazón de Kafka se acelera, y ella parece percibirlo por un instante. Luego, se desvanece en la puerta como la noche anterior. Kafka piensa:
"Al menos, aquella jovencita y yo tenemos algo en común. Caigo en la cuenta. Sí, es cierto. Los dos estamos enamorados de alguien que ya no está en este mundo". (Kafka está enamorado de ella, y ella del niño del cuadro).
Al día siguiente, Kafka sale a caminar por la playa, imaginando si el chico del cuadro habría caminado por ese mismo lugar. (Por primera vez, Kafka está intentando despersonalizarse a conciencia, tratando de meterse en la mente y cuerpo de ese chico ausente). Y se da cuenta de que tiene celos de él. Cuervo emerge desde su interior para restregarle las emociones que está sintiendo, y a describir la naturaleza de los celos. "Es la primera vez que envidias a alguien. Ahora, por fin, has comprendido qué son los celos. Y ahora abrazan tu corazón como el fuego en el campo". (...) "Tú te has enamorado de una muchacha que ya no existe, estás celoso de un muchacho que ya ha muerto. Con todo, estos sentimientos son los más reales que has experimentado en toda tu vida, y los más dolorosos. Y no hay salida. No hay posibilidad alguna de hallar una salida. Estás perdido en el laberinto del tiempo. Y el problema más grave es que tú no tienes ganas en absoluto de encontrar la salida. ¿Me equivoco?". (Kafka parece compartir con la señora Saeki el tormento por la ausencia de algo o alguien de su pasado. La señora Saeki de su novio, y Kafka de su madre).
Más tarde en la Biblioteca, Kafka conversa con Oshima sobre la letra de la canción, "Kafka en la orilla del mar". Kafka le dice que le gustó mucho y que le había parecido muy simbólica. Oshima confirma su apreciación y le habla de la relación de la poesía con el simbolismo, y que la canción es sencilla y profunda como su autora, y coinciden en que la letra guarda un significado más profundo. De repente, Kafka le hace una pregunta que deja sorprendido a Oshima: "¿Crees que hay alguna posibilidad de que la señora Saeki sea mi madre?". Oshima se detiene a intentar de comprender el hilo de pensamientos que lo llevaron a esa conclusión (la desaparición de la Sra. Saeki coincide con su nacimiento), y finalmente le dice que entiende, y no desecha del todo su teoría. "No es imposible". Además que Kafka alude nuevamente al destino, que lo arrastró hacia esa Biblioteca, y además le hizo enamorarse de la Señora Saeki. Oshima asiente y dice que parece conflicto de una tragedia griega.
Luego, mientras sustituye a Oshima en la recepción, Kafka le lleva un café a la Srta. Saeki y ella lo invita a sentarse. Le pregunta por qué se escapó de casa y Kafka le responde, "Es que tenía la sensación de que, si me quedaba, acabaría perdiéndome sin posibilidad de retroceder", además de evitar que su familia lo lastimara. Ella lo escucha atenta, mientras él busca dentro de ella a la joven de 15 años, y ella le dice, que cuando tenía su edad quería irse a un mundo distinto; "A un lugar donde nadie pudiera encontrarme. A un lugar donde no transcurriera el tiempo", y retroceder a los momentos felices que había vivido. Y le dice que le recuerda a un chico de 15 años que conoció en el pasado. Kafka se conmueve y cuando se levanta para salir de la oficina, cae un relámpago, que hace que la Srta. Saeki se acuerde que una vez escribió un libro sobre personas que habían sido alcanzadas por un rayo. Ese dato impacta internamente a Kafka, pero no logra recordar por qué, y se despide. Luego, se pone a tocar en el piano la partitura de la canción, y le resuena la parte que dice:
"Los dedos de la niña ahogada
Buscan la piedra de la entrada
Alza las mangas de su vestido azul
Y mira a Kafka en la orilla del mar".
Y de repente recuerda que su padre una vez recibió la descarga de un rayo. Y tras recuperarse inició una carrera seria en el mundo de la escultura. Y se pregunta si uno de los testimonios del libro de la Srta. Saeki habría sido su padre. Coincidencias. Casualidades. Destino.
Cap. 25 #KafkaEnLaOrilla #Murakami2025

Día 27:
En el Cap. 26, volvemos con Nakata, quien acaba de llegar con Hoshino a la ciudad de Takamatsu. Apenas llegan al hotel, Nakata le da un nuevo masaje, y en medio de éste le cuenta que una vez estuvo tres semanas muerto, y le recuerda algunos detalles del Incidente. Nakata recuerda haber sentido como si su mente flotara separada de su cuerpo. Hoshino le recuerda la búsqueda de la "Piedra de entrada", y Nakata empieza a describirla, diciendo que no sabe aún para qué sirve (solo sabe que ha llegado el momento de moverla), pero ahora sabe que es blanca, redonda y del tamaño aproximado de un disco de vinilo. Y parece que él está destinado a moverla.
Luego, se dirigen a la oficina de turismo a indagar sobre alguna famosa piedra en Takamatsu, pero allá les recomiendan averiguar en la Biblioteca Municipal. Ambos se sorprenden al ser la primera vez que entran a una biblioteca. A Nakata le parece divertida la experiencia, mientras revisaba un libro con fotos de piedras famosas en Japón, mientras Hoshino leía otros textos históricos y de investigación. Pero no tuvieron éxito ese ni el día siguiente investigando en la biblioteca, pero ese día Nakata augura que el siguiente día habría muchos truenos y relámpagos.
Tras cenar, Hoshino sale a caminar solo por la ciudad, cuando de repente escucha que alguien lo llamaba. Un anciano canoso de baja estatura vestido de blanco, y quien se presentó como el Colonel Sanders (que seguro habrán reconocido como el fundador de la cadena de restaurantes KFC y también su imagen que es muy icónica. Y acá vemos otra mención a un producto estadounidense para reflejar esa occidentalización del Japón, y a la vez que está mal escrito, así como lo estaba el Johnnie Walken, en alusión a las falsificaciones e imitaciones que se suelen hacer en oriente de los productos occidentales, y de lo que el Japón se enorgullece en distintas áreas, incluso en el empresarial: de copiar, adaptar y mejorar). El Colonel Sanders (quien dice que el encuentro obedece a una coincidencia y que en el mundo hay una especie de distorsión) le dice que puede presentarle a Hoshino a una prostituta (justo cuando éste había acabado de desechar el pensamiento de buscar una prostituta, por la responsabilidad de seguir la búsqueda el día siguiente). Hoshino no muestra interés, hasta que el Coronel anuncia que sabe de la búsqueda de la piedra de entrada y que sabe dónde está. Sorprendido, Hoshino lo sigue. (En este capítulo, y normalmente en los de Nakata siempre aflora mucho el humor y la comedia, por la personalidad del personaje, por la interacción con Hoshino y los otros que se ha encontrado, y con estos extraños personajes que van apareciendo, y nos van dejando una especie de sensación de broma, de parodia o de absurdo).
Psdta: Me parece curiosa la imagen que conseguí para este post, en donde se menciona algo sobre los productos estadounidenses elegidos y mencionados son una especie de villanos, por ser malos para la salud en su alto consumo. El licor y el pollo frito, hasta ahora. También la mención del Marlboro, entre otros.
Cap. 26 #KafkaEnLaOrilla #Murakami2025

Día 28:
En el Cap. 27, volvemos con Kafka, quien vuelve a ver a la joven Srta. Saeki en la habitación, contemplando el cuadro de "Kafka en la orilla del mar". Él la observa a ella y no puede resistir llamarla. Ella voltea su cabeza sin mirarlo y lleva su mano a su boca, como indicando: "No digas nada", y al rato vuelve a desaparecer, dejando a Kafka desolado y pensando en lo que le querrá transmitir.
Al día siguiente, un policía visita la Biblioteca buscando indicios del paradero de Kafka, ya que al rastrear la llamada que le hizo a su padre, descubrieron que estaba en Takamatsu. Kafka estaba en el cuarto y Oshima atendió al oficial, y le mintió al decirle que no lo había vuelto a ver después del 28 (el día de la muerte del padre). Oshima también le contó que Kafka había sido suspendido varias veces por violencia en la escuela. Kafka confirma la información, pero añade que en esos momentos no podía controlarse. Perdía el conocimiento y lastimaba a varios de sus compañeros. En esos momentos, sentía como si alguien más controlara su cuerpo (Parecido a Nakata). Aunque dice que nunca algún incidente fue grave. (Esta descripción sobre la ira y la violencia, aunque Kafka la relaciona con los momentos de despersonalización entre mente y cuerpo, en casos normales de arranques de ira es una sensación similar a la que se suele sentir. La de ser alguien que uno no es normalmente, o lo contrario...)
Kafka le pregunta a Oshima si no tenía nada que superar, y éste le menciona el conflicto con su cuerpo: "En mi caso se trata de una única cosa. Y no es otra que la de ir sobreviviendo, día tras día, dentro de este recipiente defectuoso que es mi cuerpo". Kafka le dice que a él tampoco le gusta su cuerpo (especialmente por lo heredado de su padre, sus genes y su maldición), pero Oshima se adelanta a destacar todos sus atributos físicos, hasta el de ese magnífico pene que le encantaría tener a él. Kafka se sonroja y se pregunta si la Srta. Saeki también tendrá problemas que superar.
Más tarde le lleva el café a la Srta. Saeki y conversan. Kafka le confiesa que está enamorado de alguien, y ella sonríe mientras le pregunta sobre las sensaciones que siente. Pero antes de despedirse, Kafka se anima a preguntarle si tiene hijos. Ella toma aire y medita su respuesta, pero le dice que en ese momento no puede contestarle. Kafka se disculpa y se despiden. Cuando vuelve a la habitación, Kafka se pregunta si está enamorado de la joven fantasma de la señorita Saeki o de la mujer real, de mediana edad, que vive arriba.
Cap. 27 #KafkaEnLaOrilla #Murakami2025

Día 29:
En el Cap. 28, volvemos con Hoshino y el Colonel Sanders, quienes haciendo un largo recorrido llegan finalmente a un santuario sintoísta. Sanders llama a alguien por teléfono y le avisa que ya llegaron al sitio. Le recuerda a Hoshino que antes de hablar de la piedra debe hacer el mete-mete (sexo), ya que es parte de un ritual. 15 minutos después aparece una chica despampanante, que Hoshino se queda boquiabierto. Ella lo lleva a un motel cercano, y lo hace pasar la mejor noche de su vida. Él le dice que se sintió tan bien que no podía pensar ni en el pasado ni en el futuro, a lo que la chica suelta:
"«El puro presente no es sino el fugitivo progreso del pasado royendo el futuro. A decir verdad, toda percepción ya es memoria»
Hoshino no entiende nada, y ella le dice que es una cita de Henri Bergson, de su libro "Materia y memoria". Y aprovecha para decirle que es estudiante de filosofía en la universidad, y con ese trabajo obtiene dinero extra para pagar la matrícula. Cuando ella le pregunta si tiene una petición especial, Hoshino dice que le diga otra cita de esas, ya que cree que así podrá aguantar un poco más para la siguiente ronda. La chica elige al filósofo Hegel, que le gusta mucho: «El yo es el contenido de la relación y, al mismo tiempo, la relación en sí misma», y procede a hablarle más del filósofo alemán. (Y entre citas y citas nos va dejando pistas de algunos misterios de la novela):
"Hegel estipula la llamada «conciencia del yo». Piensa que el hombre no sólo tiene conciencia de que el yo y el objeto son entidades separadas, sino que, a través de la proyección del yo en el objeto que desempeña la función de mediador, puede llegar activamente a una comprensión más profunda de sí mismo. Esto es, en definitiva, la conciencia del yo".
Cuando terminan y se despiden, Hoshino vuelve al santuario y ve al Colonel Sanders esperando, quien luego de ver su cara de satisfacción le dice que la "Piedra de entrada" se encontraba entre los árboles del santuario. Hoshino duda porque todo ha resultado demasiado fácil, pero Sanders le dice que así funcionan las revelaciones, trascendiendo los límites de lo cotidiano. "Y una vida sin revelaciones no es vida. Lo importante es pasar de una razón que sólo observa a una razón que actúa". Hoshino murmura alguna de las citas de Hegel que acababa de aprender y siguió a Sanders.
Cap. 28 #KafkaEnLaOrilla #Murakami2025

Día 30:
En el Cap. 29, volvemos con Kafka, quien llama a Sakura desde el teléfono público de la Biblioteca para disculparse por haberle solo dejado una nota, luego del acercamiento que habían tenido la noche anterior. Ese mismo día Oshima lo lleva a la cabaña. Sakura le reclama pero se alegra que esté bien, y entiende sus razones (la tentación). Kafka le dice que sigue en Takamatsu (sin dar detalles), y aprovecha para decirle que la policía lo busca por ser menor de edad, y advertirle por si la contactan. Kafka también le dice que quería escucharla porque ella vivía en el mundo real, "Y, cuando hablo contigo, comprendo que todavía sigo, de momento, ligado al mundo real". (Como sentir un polo a tierra dentro del mundo real y onírico que vive. Una conexión). Sakura le dice que tenga cuidado, y añade que se preocupa por él porque le daba la sensación que era su hermana de verdad. (Lo que a Kafka le conmovió, sorprendió y hasta le causó un mareo). Él le confiesa que está enamorado, y ella adivinando le dice, "¿De una persona complicada que no se puede decir que sea real?". Y le advierte:
"Escúchame. Cuando un chico de tu edad se enamora, por lo general ya tiene tendencia a huir de la realidad; si ella, encima, es una persona alejada de la realidad, la cosa puede ser un poco complicada. ¿Lo tienes en cuenta?". (Es curioso también cómo el comentario de Sakura logra desestabilizarlo de esa forma. Cuando recibe una confirmación de alguna de sus obsesiones, evidenciando su profunda soledad y anhelo).
Luego de despedirse, Kafka corre a poner el disco de «Kafka en la orilla» (su nuevo escape). Al anochecer, Kafka ve a la fantasma en el escritorio, pero percibe un cambio. No es la joven sino la Sra. Saeki actual y más madura. Ella voltea la vista a él y lo queda mirando fijamente. Se acerca, empieza a desnudarse y se mete a cama con él. Él imagina que debe estar sonámbula y lo confunde con su joven ex novio, pero es incapaz de deterla, y terminan teniendo sexo (Mientras Kafka piensa si lo que está sucediendo es real o un sueño). Desde su interior, Cuervo le dice: "Y tú mismo estás siendo engullido por esta distorsión temporal. Sus sueños te envolverán antes de que te des cuenta", y pasa a describir la escena sexual, además de la complejidad y confusión que vive en su mente:
"Sientes cómo un cálido lodo te va absorbiendo poco a poco. Este mundo es, en su totalidad, un magma cálido, húmedo, indistinto; tu pene, rígido y bruñido, es todo cuanto existe. Cierras los ojos, te sumerges en tu propio sueño. El paso del tiempo es terriblemente incierto. La marea avanza, la luna asciende en el cielo. Poco después eyaculas. Eyaculas con fuerza, una y otra vez, en su interior. Ella se contrae, recibe tu semen con dulzura. Con todo, sigue dormida. Con los ojos abiertos, duerme. Ella se encuentra en otro mundo. Tu semen está siendo engullido por un mundo distinto".
Al finalizar el acto, Kafka queda paralizado (como parálisis de sueño, o simplemente en shock), mientras la Sra. Saeki se levanta, se viste y abandona la habitación. Kafka espera oír el motor de su auto salir del aparcamiento, pero nunca llega. (En esta escena tan erótica y onírica no queda claro si ocurrió de verdad o en su sueño, cumpliendo otra fantasía edípica y rozando la profecía del padre. Y al Kafka imaginar tener efectos reales de sus sueños, como la sangre en su ropa, se encuentra más confundido. Y resuena nuevamente lo de la responsabilidad de los sueños, que Cuervo le acaba de recordar).
Cap. 29 #KafkaEnLaOrilla #Murakami2025

Día 31:
En el Cap. 30, volvemos con Hashino, quien sigue al Colonel Sanders a través del bosque en el santuario sintoísta. Mientras caminan, hablan sobre la verdadera identidad, y Sanders admite que es una entidad que ha tomado la forma del Coronel Sanders, ícono capitalista, pero él no tiene nombre ni forma. "Como un pedo", añade Hoshino. Sanders añade que pudo tomar cualquier aspecto que quisiera, incluso el de Mickey Mouse.
«Os hablo bajo esta forma, pero no soy un dios, ni tampoco soy Buda, y siendo, como soy, un ser desprovisto de sentimientos, mi corazón difiere del de cualquier hombre», dice Sanders, citando un fragmento de los "Cuentos de la lluvia y de la luna" de Ueda Akinari (1776). (Akinari es de los grandes nombres de la literatura japonesa, y es reconocido pionero del género literario, "yomihon", que hacía más énfasis en el texto que en las ilustraciones, como era usual anteriormente, como el Kamishibai, etc., y por supuesto, también mencionar la adaptación al cine que hizo el gran cineasta, Kenji Mizoguchien 1953, en su obra maestra, "Cuentos de la luna pálida", en donde mezcló dos relatos de la obra de Akinari más uno de Guy de Maupassant).
Retomando, Sanders le explica a Hoshino que su papel es el de controlar que las cosas desempeñen su papel original, el supervisar la correlación de los mundos, que cada causa proceda a su consecuencia, etc., y aunque pueda adaptar cualquier forma que quiera, no posee la sustancia. Y Hoshino era la sustancia. El elemento necesario para que las cosas ocurriesen.
Cuando llegan a una vieja y pequeña capilla sintoísta debajo de un grueso roble, Sanders le anuncia que la piedra estaba adentro, y que debía entrar y retirarla. Hoshino se muestra reacio a profanar un santuario sagrado y ser maldecido. Pero Sanders le dice que no se deje llevar por conceptos del pasado, y le habla sobre el flexible y amplio concepto de Dios, por lo que no debería temer un castigo. "¿Y el Dios japonés y el Dios extranjero son parientes? ¿O son enemigos? (...) ¿Sabes, Hoshino? Dios sólo existe en la mente de los hombres. Y especialmente en Japón, para bien o para mal, en lo que respecta a Dios somos muy flexibles". Y tras darle un discurso al respecto, en donde menciona la importante figura del general Douglas MacArthur (quien se impuso ante el Dios, el Emperador), finalmente lo convence. Hoshino recoge la piedra de la entrada, redonda y blanca, tal como la describió Nakata. Le resulta más pesada de lo que aparenta y con ayuda del Colonel la sacan a la calle, y Sanders le dice que la ponga junto a su almohada. Hoshino sigue dudando en mover la piedra, pero Sanders le dice que todo está en constante movimiento (nuevamente Heráclito, y hasta añade algo de Chejov). Hoshino regresó y puso la piedra junto a la almohada de Nakata y no a la suya (por si acaso), y cuando Nakata despertó, la encontró a su lado, como había soñado.
Cap. 30 #KafkaEnLaOrilla #Murakami2025

Día 32:
En el Cap. 31, volvemos con Kafka, quien le lleva un café a la oficina de la Sra. Saeki. Kafka la examina minuciosamente, para ver si logra percibir alguna reacción que indique que recuerde lo que ocurrió la noche pasada entre ellos, pero ella no da indicios y le habla con tranquilidad. Conversan sobre el lugar de nacimiento y la necesidad de partir. Ella parece identificarse con la búsqueda de Kafka, y le dice:
"Lo que yo creo es, sin embargo, que el lugar donde se nace y el lugar donde se muere son muy importantes para una persona. El lugar donde se nace no se puede elegir, claro está. Pero el lugar donde se muere, hasta cierto punto, sí". Por lo que Kafka le pregunta si había regresado a Takamatsu para morir, y ella responde que ni ella misma está segura. Kafka entonces se decide a hablar y contarle su teoría de todo.
Kafka le revela su teoría, que relaciona el deseo de morir de ella con el que tenía su propio padre, y que pensaba que el deseo de su padre era impulsado porque estuvo enamorado de ella en el pasado, y cuando ella lo abandonó, su padre quedó con la idea de la profecía, en donde profetizaba que su hijo mataría a su padre y se acostaría con su madre y hermana. La Srta. Saeki queda sorprendida ante tal teoría, pero le sigue el juego, indagando sobre su pasado y lo que él siente sobre esa profecía. Le pregunta si la desea y si quería hacer el amor con ella, y Kafka responde que sí a ambas, y que no era parte de la teoría, sino de la realidad. Ella le recuerda la diferencia de edad entre ellos, y cuando él insiste en que ama a la niña de 15 años dentro de ella, le pide que se vaya.
"—En cualquier caso, tú y tu hipótesis habéis lanzado una piedra a una diana que está muy lejos. ¿Eres consciente de ello?
—Lo sé. Pero, gracias a las metáforas, la distancia se hará mucho más corta.
—Pero ni tú ni yo somos una metáfora".
Kafka se acerca a ella y la acaricia, insistiendo en saber qué espera. Y ella le dice que simplemente espera la muerte, que en el pasado vivió algo demasiado perfecto, y luego solo le quedó el desprecio a sí misma. Y era su maldición. Kafka le insiste que se acueste con ella, y ante su negativa, le pregunta por los dos acordes de su canción "Kafka en la orilla del mar". Ella responde que la halló en una habitación vieja que se encontraba muy lejos, cuando la puerta de entrada estaba abierta. Y le volvió a insistir que se fuera. Y él lo hizo. (Kafka se encuentra desesperado y en su enamoramiento intenta forzar la realidad, para que la de la Srta. Saeki coincida con la suya. Quiere ya las respuestas, quiere que todo tenga sentido. Y su impertinencia despierta heridas profunda de la mujer, también atormentada por su pasado)
En la noche, Oshima lo invita a cenar a un restaurante cercano, sin policías a la vista. Le pregunta por el caso de su padre en las noticias y sobre las lluvias de peces y sanguijuelas. Oshima no reporta novedades especiales, y le pregunta sobre su enamoramiento, y al ver el rostro de Kafka, le cuenta la relación que él mantiene con alguien en esos momentos, que no es como el amor de las óperas de Puccini, sino de comprensión y entendimiento. Kafka le pregunta si se ha puesto triste al pensar en esa persona, y él le dice, "pues claro":
"Porque, cuando nos enamoramos, todos buscamos en la persona amada una parte de nosotros que nos falta. Por eso, al pensar en esa persona, siempre nos ponemos en mayor o menor medida tristes. Nos sentimos como si volviéramos a pisar una habitación añorada que habíamos perdido hace muchísimo tiempo. Es natural. Esa sensación no la has descubierto tú. Así que mejor que no intentes patentarla".
A las 9 p.m., siente el carro de la Srta. Saeki encenderse, pero se apaga y luego ella va a su cuarto, como en el sueño, pero parece que ahora es real. Ella inspecciona el cuarto al que hace mucho tiempo no entraba, mira el cuadro, y le dice a Kafka que lo llevará al sitio exacto en la playa que sale en el cuadro. Le cuenta del joven que lo pintó, tenía 12 años como ella en esos momentos, y en la playa reviven el momento. Luego vuelven a la habitación y hacen el amor como en el sueño, pero en esta ocasión ella llora al terminar, y dice: "¿Por qué tuviste que morir?"; Kafka, responde: "No pude evitarlo". Ella se levanta y vuelve a escuchar el motor de su auto, que esta vez sí arranca y se aleja. (Es curioso que en este fragmento final, Cuervo parece tomar el control y realiza algunos énfasis en las descripciones que hace Kafka, y a veces toma el control de la escena, para darnos más esa sensación de confusión de si lo que ocurrió es real o un sueño).
"La rodeas con tus brazos, la estrechas contra tu pecho, la besas. Sientes cómo ella se abandona.
—Todos nosotros estamos soñando —dice la señora Saeki.
Todos nosotros estamos soñando.
(...)
Desde la lejanía te llegan los graznidos de los cuervos. La Tierra continúa rotando sobre su eje. Y, sin ninguna relación con ello, todos nosotros vivimos dentro de un sueño".
Cap. 31 #KafkaEnLaOrilla #Murakami2025

Día 33:
En el Cap. 32, regresamos con Nakata, quien despierta junto a la piedra. No se sorprende sino que acepta inmediatamente su presencia, mientras Hoshimo duerme como un tronco. Nakata empieza a palpar la piedra, recorriéndola o reconociéndola, como si la estuviese leyendo, descifrando o comunicando. Luego, se levanta, mira por la ventana y dice que más tarde vendrán truenos y relámpagos. Cuando Hoshino despierta, Nakata ya se ha acicalado y hacía gimnasia junto a la ventana. Verifica que la piedra seguía en la cama de Nakata, por lo que comprueba que nada había sido un sueño. Luego ambos van a desayunar y Hoshino pregunta por el siguiente paso, y por supuesto, Nakata no tenía idea. Pero Hoshino ya sabía lo que iba a decir: "Pero si te tomas tu tiempo y piensas, lo irás viendo cada vez más claro". Hoshino le manifiesta su preocupación por haberla robado de un santuario, la maldición, el Colonel Sanders, pero Nakata no entendía nada de lo que decía. Solo le dijo que pronto llegarían truenos y relámpagos. Cuando regresan a la habitación, Hoshino ve televisión, Nakata toca la piedra y al mediodía se escucha el primer trueno.
Durante la lluvia, Nakata sigue tocando la piedra y susurrando frases inaudibles, y le pide a Hoshino que se siente junto a él porque pueden pasar cosas extrañas. Entonces le pregunta, "¿qué es Nakata?"; Hoshino abrumado contesta que ni sabe lo que es él, pero solo podría decir que era "una buena persona". Bastante rara, eso sí. Pero alguien en quien puedes confiar". Nakata le empieza a decir que siente como un recipiente vacío, que antes no era así pero le ocurrió algo que lo dejó así. Hoshino, intentando animarle, le dice que todos nos sentimos así de vez en cuando pero la vida tiene su gracia, así como el tiempo que habían compartido. Y le recuerda una frase que decía su abuelo: «Las cosas de este mundo siempre te salen por donde menos te esperas. Precisamente por eso es interesante vivir» (Aquello de los encuentros fortuitos, como también reflexionó Kafka. Pero a la vez manifiesta un estado de ánimo que marca a varios personajes de la novela, como es la desconexión con la realidad). Nakata le dice que al menos tenía el buen recuerdo de su abuelo, pero él no tenía nada, incluso su sombra era la mitad de grande que la de los demás. Imagina cómo hubiera sido su vida normal como la de sus hermanos, y manifiesta su deseo de volver a ser el Nakata de antes.
La tormenta se intensifica pero Nakata seguía frente a Hoshino con la piedra en el medio, y le dice que esa piedra es la entrada a un mundo que visitó brevemente en el tiempo que pasó en coma. Él había hecho la salida y entrada. Cuando salió, ya no era normal, había perdido la mitad de su sombra, aunque podía hablar con los gatos y hacer caer cosas del cielo. Además, dice que teme porque parece que al estar vacío, cualquier persona es libre de entrar e influir en él, como lo hizo Johnnie Walken, y por ejemplo cuando hace llover cosas, pero nunca decide lo que caerá, y teme que algún día haga caer algo peor, como cuchillos. Pero se deciden a seguir, entonces Nakata le pide a Hoshino que levante la piedra y le dé la vuelta, pero la piedra se ha hecho más pesada, y le cuesta moverla inicialmente. Cuando finalmente logra voltearla con todas sus fuerzas, Nakata le confirma que la entrada estaba abierta.
Cap. 32 #KafkaEnLaOrilla #Murakami2025

Día 34:
En el Cap 33., volvemos con Kafka, quien para evitar cruzarse con la Srta. Saeki y despejar más la mente, pide permiso a Oshima para tomarse la mañana e ir al gimnasio, pero sigue pensando intensamente en su último encuentro sexual. Luego va a un restaurante y piensa que podría ir al sitio que quisiera, que nada lo ataba. Pero desde su interior emerge Cuervo para recordarle que en realidad estaba atrapado, le recuerda todo lo que lo retiene y le dice, "No puedes marcharte de aquí. No eres libre. Además, ¿de verdad quieres serlo?". (Kafka manifiesta un ansía de libertad e individualidad, pero Cuervo lo confronta con su verdadero deseo de estar acompañado por las personas que aprecia y confía: Oshima, Saeki)
Cuando Oshima lo ve regresar con su enorme bolso con todas sus pertenencias, le dice que para él esa mochila significa la libertad, y añade: "Quizá se experimente una felicidad mayor al poseer algo que simbolice la libertad que poseyendo la libertad en sí misma". Continúa diciéndole que en realidad la mayoría de las personas no desean ser libres, y siguen hablando al respecto, de la libertad y de Rousseau.
Luego, Kafka le lleva el café a la Srta. Saeki, mientras ella le pregunta sobre su ida al gimnasio y su deseo de ser más fuerte. Kafka confirma y le dice que si no es fuerte, no podría sobrevivir solo, ya que nadie lo ayudará. Y por eso es como un cuervo abandonado. "Por eso me he puesto el nombre de Kafka. Porque Kafka, en checo, significa cuervo". Ella sorprendida le pregunta si de verdad es un cuervo, y Kafka y Cuervo confirman al unísono, pero agrega que también le gustaría fortalecer su fuerza interna y moral.
Kafka aprovecha para recordarle su hipótesis, de que ella fuese su madre. Ella le dice que esa era su hipótesis y debía resolverla o demostrarla él mismo. Kafka le pregunta sobre el libro de las personas que sobrevivieron tras recibir el impacto de un rayo, y ella le dice que no quedaban ejemplares, e imaginó que como el Sr. Tamura había recibido un rayo, también formaba parte de la hipótesis de Kafka, pero ella negó haber entrevistado a algún Tamura. Pero Kafka no cree que ella recordara todos los nombres después de 20 años, así que la hipótesis seguía viva.
La Srta. Saeki le dice que ha empezado a sentir que a su alrededor las cosas han empezado a transformarse. "La presión del aire, la reverberación del sonido, el reflejo de la luz, el movimiento de los cuerpos, el flujo del tiempo", y también lo que había pasado la noche anterior entre ellos: "No sé si lo que hicimos está bien o no. Pero yo, en aquel momento, decidí no obligarme a mí misma a juzgar. Pensé que, si fluía la corriente, dejaría que me arrastrara también a mí". Kafka le dice que está empezando a recuperar el tiempo perdido, y él también. Ella abrumada le pregunta, que quién es y por qué sabe tantas cosas. Cuervo responde:
"Yo soy Kafka en la orilla del mar. Tu amado, tu hijo. El joven llamado Cuervo. Ninguno de los dos puede ser libre. Estamos siendo engullidos por un remolino. A veces nos encontramos fuera del tiempo. En algún lugar fuimos alcanzados por un rayo. Por un rayo que no tenía ni sonido ni forma". A partir de ahí, Cuervo parece tomar posesión de la narración y pasa a informarnos que esa noche volvieron a hacer el amor, y que ambos seguían llenando el vacío dentro de ellos. Pero ella susurra en medio del acto: "Dentro de mí no hay una sola cosa que tengas que saber". Pero ambos agudizan sus sentidos cada vez más. (Parece que el fondo reconocen que ambos se están utilizando mutuamente para llenar sus vacíos, sus traumas y perdidas)
Cap. 33 #KafkaEnLaOrilla #Murakami2025

Día 35:
En el Cap. 34, volvemos con Nakata y Hoshino, quienes se encontraban en la misma posición frente a la piedra. Pero cuando la tormenta pasó, Hoshino abre la ventana y le pregunta a Nakata si ha sido exitoso el proceso de abrir la Puerta de entrada, porque no sentía ningún cambio. Nakata, evidentemente cansado, solo dijo que necesitaba dormir y cayó como tronco. Hoshino aprovecha para salir a caminar, comprar ropa, comida e ir al cine, y luego encuentra una cafetería antigua y acogedora, en donde entra a tomarse un café, y empieza a relajarse hasta el punto que empieza a reflexionar sobre sí mismo. Al compararse con Nakata, quien dice estar vacío, él cree que también lo está, y que Nakata al menos tiene ese algo especial que le hizo seguirlo. (En esta parte, Murakami nos muestra algo muy real, que es aquello que uno nunca sabe realmente el impacto que tiene sobre otras personas, aunque sea por pequeñas cosas. Hoshino ha encontrado un propósito en su amistad con Nakata, y eso le ha ayudado a reflexionar sobre sí mismo, de una forma que antes no había hecho. Está creciendo con esta conexión real y pura)
Más tarde, el dueño de la cafetería se acerca para preguntarle por el café y su experiencia en el sitio, y termina enterándose de que antes había sido un funcionario del Ministerio de Educación. Le pregunta si le gusta la música de ambiente, y Hoshino asiente, por lo que procede a explicarle que lo que escuchaba era un trío compuesto por Rubinstein, Heifetz y Feuermann, quienes habían sido reconocidos en su época. Y que la grabación era de 1941, pero su brillo no se ha apagado en absoluto. Hoshino coincide con la apreciación y también añade otras palabras que hacen que el dueño le agradezca y se retire complacido. Hoshino se sorprende disfrutando la música y sigue reflexionando sobre la importancia de Nakata en su vida, y siente que está en lugar correcto, sin arrepentirse de nada, y quiere ayudarlo hasta llegar al final. Antes de salir le pregunta al dueño por el nombre del trío musical, y éste le contesta que le llamaban "El Trío del archiduque, de Beethoven", y le explica que Beethoven compuso la melodía para el archiduque Rodolfo de Austria, y le sigue dando un contexto, que hace que Hoshino se identifique: La relación entre Beethoven y su alumno, el archiduque Rodolfo, que aunque nunca llegó a ser un gran músico, le tendió la mano, patrocinó la carrera de su maestro y le sacaba de los problemas en que se metía.
"La verdad es que, en este mundo, también es necesario ese tipo de personas.
—En efecto.
—Si el mundo estuviera compuesto sólo de sabios y genios, andaría muy mal. Hace falta alguien que esté alerta y que despache los asuntos. (...) Si todos fuéramos sabios y genios, el mundo se encontraría en una situación muy apurada."
Al siguiente día, Nakata seguía dormido, por lo que Hoshino salió y entró al cine a ver "Los cuatrocientos golpes", y aunque fue difícil enfrentarse a una película de autor por primera vez, quedó fascinado con la obra de Truffaut. Contento volvió a la cafetería, en donde esta vez sonaba Haydn, y el dueño disfrutó contándole sobre la melodía y su compositor, y Hoshino atreviéndose a comentar sus sensaciones, que lo transportaban a su infancia, y hasta le evocó la película de Truffaut que acababa de ver. (Hoshino estaba llenando cada vez más su vacío, con la calidez de la compañía de Nakata y abriéndose a nuevos mundos, a través del arte y la conversación)
Foto: El archiduque Rodolfo de Austria
Cap. 34 #KafkaEnLaOrilla #Murakami2025

Día 36:
En el Cap. 35, volvemos con Kafka, quien despierta al día siguiente y no encuentra a la Sra. Saeki a su lado. Escucha el teléfono y corre a contestar. Es Oshima, diciéndole que se encuentran en problemas, y que recoja sus cosas para irse por un tiempo, que él pasará a recogerlo. Cuando van en el auto, Oshima le dice que lo llevará nuevamente a la cabaña en la montaña porque la policía lo está buscando nuevamente.
Oshima le dice que aunque tenga coartada, le podrían estar acusando de tener un cómplice. Buscó en internet tras la llamada, y encontró que el caso se había hecho muy famoso, y que él era una pieza clave para descifrarlo, y ya lo llamaban "El Príncipe Vagabundo". Y el sospechoso de ser su cómplice era un hombre de más de 60 años, quien también había huido del barrio Nogata en Nakano, y ahora mismo también se encontraba en Takamatsu. Lo habían rastreado por haber confesado el crimen antes de huir, pero la policía no le hizo caso. (Nakata a su forma y ritmo había seguido los pasos de Kafka, y nos enteramos que vivían a pocas casas de distancia). Oshima le cuenta detalles del anciano, sobre su discapacidad y la sospecha de ser el culpable de la lluvia de peces.
Mientras escuchaban a Mozart en el auto, Oshima parecía entre emocionado y preocupado al contar todos esos detalles. "Pero hay una cosa que no se puede negar. Que todas las líneas acaban confluyendo aquí. Tu camino y el de ese enigmático anciano están a punto de cruzarse por aquí". Kafka se preocupa de implicar a Oshima en ese problema, pero él le resta importancia y confirma su apoyo. Kafka le confirma que él no se había confabulado con nadie para matar a su padre, y Oshima le dice que ya lo sabe. Por otra parte, le dice que la otra razón por la que lo lleva a la cabaña es para pasar un tiempo separado de la Sra. Saeki, y le dice que sabe que se están acostando. Le dice que su relación sexual no le importa, pero siente que la Sra. Saeki ha perdido la voluntad de vivir, y había encontrado en el joven una forma de precipitarse a la anhelada muerte. La muerte se está dirigiendo a ella, como un tren a una estación; y Kafka era el tren. Kafka abrumado le pide un consejo sobre lo que debería hacer, a lo que Oshima le responde tranquilo que "Nada", y por eso lo llevaba a la montaña, en donde solo le bastará escuchar el susurro del viento. Le confirma que nada de lo que ocurre es su culpa, ni de la profecía, ni de una maldición o sus genes, sino un proceso de los mecanismos del mundo. Le dice que en ese tiempo, ella deberá tomar una decisión, y él en la montaña también debía resolver sus cosas, porque ya le había llegado el momento... (Oshima, tan perceptivo, además se intuir que estaban teniendo sexo, también conociendo el estado de su patrona, debió ver una señal de alarma con la relación autodestructiva que estaban teniendo, de co-dependencia y de llenar vacíos, por lo que aprovecha para reflexionar sobre lo que quieren hacer realmente. Además de la intensificación de la búsqueda policial, y la llegada de Nakata a la ecuación).
Cap. 35 #KafkaEnLaOrilla #Murakami2025

Día 37:
En el Cap. 36, volvemos con Nakata, quien duerme profundamente, y Hoshino, quien se encontraba inquieto por el siguiente paso a dar, por haber abierto la tal puerta, y por seguir con la piedra en la habitación. De repente, suena su teléfono móvil, y era el Colonel Sanders, quien le dice que aún deben mantener la piedra por un tiempo y luego cerrar la puerta nuevamente, antes de regresar al santuario. Pero la razón de su llamada era para decirle que debían abandonar rápidamente el hotel y trasladarse a un apartamento alquilado en la ciudad, y le da la dirección. Hashino cuestiona la habilidad del anciano, quien decía ser una entidad o un concepto, de poder rentar apartamentos y tener tanto campo de acción en el mundo real. Pero el Colonel le dice que la policía los está buscando, específicamente a Nakata.
Cuando Hoshino finalmente logra despertar a Nakata, se alistan rápido y le cuenta lo de la policía. Nakata piensa que debe ser por lo de Jhonnie Walken, y le cuenta a Hoshino que lo había matado, para sorpresa de éste. Cuando llegan al apartamento, comen algo y Nakata le cuenta los detalles de lo ocurrido con Walken, y llegados a este punto, Hoshino le cree todo. Nakata le dice que aunque antes intentó entregarse, ya no podía hacerlo, porque debía terminar su misión hasta volver a cerrar la puerta de entrada.
Luego, Nakata alcanza a oler el mar y convence a Hoshino de visitar la playa cercana. Nakata se queda fascinado viendo el mar, y Hoshino le promete llevarlo a un acuario cuando todo haya terminado. Hoshino le pregunta por la Puerta de entrada, y Nakata le dice que no sabe exactamente lo que está ocurriendo, pero ahora que la piedra de la entrada está abierta, algo ha empezado a suceder, y cuando termine, deben cerrar la entrada. Lamenta meter a Hoshino en problemas, pero éste le responde que lo acompañará hasta el final, y le dice que junto a él nunca se aburre. Nakata, evidentemente, no conoce el aburrimiento, y le dice que necesitarán un auto. (Al igual que Kafka con Oshima, Nakata se preocupa de involucrar en sus problemas a Hoshino, pero al igual que Oshima, ambos se mantienen en ayudar a sus nuevas amistades)
Cap. 36 #KafkaEnLaOrilla #Murakami2025
Día 38:
En el Cap. 37, volvemos con Kafka y Oshima, quienes se dirigen a la cabaña en la montaña. Cuando llegan, Oshima se acuesta a descansar y Kafka confirma que todo sigue igual en ese lugar. Cuando Oshima se levanta, Kafka le pregunta si la Sra. Saeki sabe dónde estaba, y Oshima le dice que no le ha dicho nada aún, y que incluso no debe saber de la existencia de esa cabaña. Le repite a Kafka que piensa que ambos deben estar separados por un tiempo y pensar las cosas. Además, que es mejor que ella no supiera algunas cosas, aunque sospechaba que ya había hecho la relación con el hombre asesinado de las noticias y el quinceañero buscado. Kafka le pregunta si piensa que ella siente lo mismo por él, pero Oshima le dice que no puede responder eso, y que entiende el conflicto que siente, pero: "El amor es así, Kafka Tamura. Si son tan sólo tuyos esos maravillosos sentimientos que casi te impiden respirar también debes ser tú quien vague perdido por las profundas tinieblas. Y tienes que ser tú quien debe soportar esas tinieblas con tu cuerpo y con tu corazón".
Cuando Oshima se dispone a irse, le dice que volverá dentro de una semana y le recuerda la advertencia de no adentrarse en el bosque. Le dice que justo antes de la Segunda Guerra Mundial, un par de soldados desaparecieron en estos bosques durante un ejercicio de entrenamiento. Nunca se supo si se perdieron o desertaron, porque el bosque es muy denso y en la espesura apenas se encuentra algo comestible. Y añade: "Junto al mundo que habitamos existe otro mundo paralelo. Hasta cierto punto es posible penetrar en él y regresar después sano y salvo. Si prestas la debida atención. Pero, a la que trasciendes cierto lugar, entonces ya es imposible el retorno. Pierdes el camino. Es el laberinto. ¿Sabes quién inventó el laberinto?". (Acá vamos hilando un poco con la historia de Nakata, la existencia de mundos paralelos y el concepto del laberinto). Le cuenta sobre la práctica de los antiguos mesopotámicos, quienes inspeccionaron las formas complicadas y laberínticas de los intestinos animales y humanos para tratar de predecir el futuro.
"Es decir, que el principio del laberinto reside en tu propio interior. Y éste se corresponde con el laberinto exterior.
—Una metáfora —digo.
—Exacto. Una metáfora recíproca. Lo que existe fuera de ti es una proyección de lo que existe en tu interior, lo que hay dentro de ti es una proyección de lo que existe fuera de ti". Dentro de Kafka está el laberinto, y también afuera en el bosque. Y le dice que adentrarse al bosque es como hacerlo a un laberinto. Tras advertirle nuevamente, Oshima se despide. (Es muy interesante cómo Oshima relaciona el concepto de los laberintos con los tormentos internos de los humanos, los cuales mientras mayores sean, convierten más complejos los caminos de los laberintos que se encuentren en el exterior).
Kafka se queda solo nuevamente y no puede evitar pensar en la Sra. Saeki, mientras Cuervo emerge de su interior para decirle que él apenas es un niño lleno de preguntas e ideas erróneas sobre el mundo. Y la Sra. Saeki tiene experiencias y emociones que él ni siquiera puede imaginar. (Reconoce su fortaleza y crecimiento, pero le señala su limitación, haciendo que Kafka lamente ser tan joven).
"Tú ahora estás inmerso en algo maravilloso. Quizá no vuelvas a experimentar algo semejante en toda tu vida, de lo maravilloso que es. Pero, sin embargo, ahora eres incapaz de apreciar esta maravilla en todo lo que vale. Y la inquietud que te produce el ser incapaz de comprenderlo te conduce, a su vez, a la desesperación". Cuervo sigue con su discurso, y le dice que debe estar pensando lo que ella está haciendo ahora mismo, y que le gustaría ser un cuervo que vuela de la montaña hacia donde ella, o que ella apareciese como un fantasma en la cabaña. Sigue en esos pensamientos hasta quedar dormido.
Cap. 37 #KafkaEnLaOrilla #Murakami2025
Día 39:
En el Cap. 38, volvemos con Hoshino, quien llama para alquilar un carro, mientras Nakata se queda cocinando en el nuevo apartamento. De regreso, Hoshino pasa con una librería y una tienda de música, para conseguir un mapa y el disco del Trío del archiduque. Cuando llega, Nakata le dice que pueden esperar hasta el día siguiente para salir en el carro, y mientras seguirá hablando con la piedra. Hoshino le dice que cuando conduce, a veces habla con el motor también. "¡Ah, buena idea! Hablar es bueno. Es mucho mejor hablar que no hablar. Sea con quien sea. O con lo que sea". Hoshino se queda escuchando y repitiendo el disco del Trío del archiduque y se sorprende de lo mucho que lo disfruta. Le pregunta a Nakata si le molesta, y este le dice: "No, no se preocupe. La música no me molesta. La música es para mí como el viento". Mientras comen, Hoshino agradece la comida, y Nakata le dice que nunca había cocinado para alguien más (haciendo énfasis en la soledad de ambos). Y cuando Nakata le dice que el no saber leer, no había sido fácil, Hoshino le cuenta algo que acababa de leer sobre Beethoven y su sordera, y cómo terminó siendo un gran compositor. Nakata le cuenta que últimamente ha soñado que sabe leer y su vida es normal, yendo a la biblioteca a leer muchos libros. Hoshino dice que aunque él sabe, nunca coge un libro: "Yo sé leer, pero nunca cojo un libro. Qué mal repartido está el mundo".
Al siguiente día, ambos salen en el carro. Nakata le dice, como Hoshino pudo adivinar, que no sabía hacia donde, pero en el camino seguro lo sabría. Antes de salir, en las noticias, Hoshino vio que mencionaron el caso del asesinato en Nakano, y que también buscaban al joven de 15 años, desaparecido antes del crimen. Le pregunta a Nakata si conoce al joven, pero éste dice que no. Salen en el carro Familia (al parecer una camioneta familiar blanca), y Nakata le dice que vaya a donde quiera y él irá mirando por la ventana. Hoshino dice que dará vueltas por toda la ciudad y pone el CD del Trío del archiduque para el camino. Pasan horas dando vueltas sin éxito, y cuando son las 6 p.m., vuelven al apartamento.
La mañana siguiente, siguieron con la búsqueda, y cuando ya nuevamente derrotados iban a regresar al apartamento, Hoshino se dio cuenta que estaban en una elegante zona por donde no habían pasado. Hoshino se detuvo para revisar el mapa, y Nakata le pidió que leyera lo que decía un cartel cercano. Hoshino le dijo: "Biblioteca Conmemorativa Kômura". Nakata simplemente le dijo: "Es aquí". El lugar que andaban buscando. Hoshino le dice:
"—El azar es algo pavoroso, ¿no crees?
—Tiene usted toda la razón —asintió Nakata".
Cap. 38 #KafkaEnLaOrilla #Murakami2025
Día 40:
En el Cap. 39, volvemos con Kafka, quien se siente intranquilo en su segundo día en la cabaña, pensando en lo que estaría haciendo la Sra. Saeki en ese momento, en su cuerpo y su sexo. Para despejar esos pensamientos hace su rutina de ejercicios, escucha música, y más tarde, se adentra al bosque, y va más allá de la zona segura. "Quiero comprobar hasta dónde soy capaz de penetrar en la profundidad del bosque. Sé que entraña peligro". Mientras avanza siente extrañeza por si lo que sigue caminando en realidad es un camino o algo más, pero un cuervo vuela sobre su cabeza y suelta un graznido que lo trae al presente y le hace regresar, cargado de miedo. (Dentro de su desesperación, Kafka intenta al sumergirse en lo más profundo del bosque buscando quizás dos cosas contrastadas: escapar de sus pensamientos o adentrarse a su misma mente, dentro del laberinto del bosque)
En la noche, Kafka espera la aparición de la Sra. Saeki, pero en su lugar tiene un sueño muy vívido con Sakura. Él se acerca a ella, quien yace dormida, con una gran erección y la va despojando de sus prendas. El sonido del graznido de un cuervo lo interrumpe (como advirtiendo peligro, igual que en el bosque), pero él sigue sus instintos. Precisamente siente algo dentro de él luchando por salir, "En algún instante han surgido un par de ojos vueltos hacia mi interior. Por lo tanto, puedo observar toda la escena. Yo aún no sé si ese algo es bueno o malo. Pero, en cualquier caso, no puedo detenerlo. Es algo resbaladizo, que aún no tiene rostro. Y pronto saldrá de su cáscara, adquirirá un rostro, su cuerpo acabará desprendiéndose de esta especie de gelatina que lo envuelve". Pero igual procede a penetrarla. Sakura despierta y le dice que salga de ella y de su sueño, que ella es su hermana, aunque no los unan lazos de sangre, y eso estaba mal. Pero Kafka se dice a sí mismo y a ella, que ya es demasiado tarde, porque ya ha decidido tener sexo con ella.
Desde su interior, Cuervo adivina sus pensamientos: "Ya estás harto de que las cosas te manejen a su antojo. No quieres que te vuelvan a sumir en la confusión jamás. Tú ya has matado a tu propio padre. Ya has violado a tu propia madre. Y ahora estás dentro de tu hermana". (Kafka piensa que cumpliendo la profecía, ahora acostándose con su hermana, quizás pueda librarse finalmente de ella y de su padre). Cuervo sigue describiendo la escena de Sakura llorando, y ella le recuerda que eso era una violación, y quizás ya se vuelvan a ver más. Kafka decide no escucharla y seguir dentro de ella, y en un momento siente como si estuviera en el bosque prohibido, intentando recordar la forma de los árboles para encontrar el camino de regreso. Solo hasta que eyacula logra regresar y se despierta en su cama. Al parecer ha tenido un sueño húmedo, por lo que va a lavarse, a tomar agua, y se siente profundamente solo. En su interior, Cuervo le dice que aquello que se ocultaba en su interior se había manifestado, una sombra negra. Y le dice que aquello espeso en sus manos quizás era sangre, pero está muy oscura para verificar. (Algo se ha revelado tras este intenso acontecimiento, que como todo, no sabemos si fue solo sueño o realmente ocurrió, pero como Kafka cree en que somos responsables del contenido de nuestros sueños, no puede evitar sentir algo de culpa).
Cap. 39 #KafkaEnLaOrilla #Murakami2025

Día 41:
En el Cap. 40, seguimos con Nakata y Hoshino, quienes llegan a Biblioteca Conmemorativa Komura, pero como era lunes estaba cerrada, por lo que regresan el día siguiente a primera hora. Antes de entrar, quedan de acuerdo en ponerse a leer, Nakata ilustraciones y Hoshino cualquier libro, mientras Nakata piensa en lo siguiente que deben hacer o buscar dentro de la biblioteca. Oshima los recibe con su acostumbrada amabilidad y les dice que a las dos de la tarde habrá una visita guiada por el edificio, a lo que ambos se apuntan. Mientras esperan, Hoshino elige un libro sobre la vida de Beethoven, y Nakata, uno ilustrado sobre muebles tradicionales. Nakata le advierte que no mencione que vienen de Nakano, por la noticia difundida del anciano que viajaba con un joven, afortunadamente sin fotografía. Cuando llega la hora del almuerzo, Hoshino le pregunta a Oshima por un lugar para almorzar y Oshima les indica el espacio en el jardín. Hoshino estaba fascinado por la amabilidad y elegancia del jove, pensó: "Debe ser marica", aunque Hoshino no tenía prejuicios con los homosexuales, y era muy relajado con las preferencias y condiciones de las personas. Oshima le pregunta por el libro que leía, y empiezan a hablar sobre Beethoven, sobre su vida, sobre el Trío del archiduque, y como ve que Oshima parece saber mucho de música, le pregunta si creía que la música tiene el poder de cambiar a las personas. Oshima responde que sí, que era como el amor, y ambos coinciden en que eran experiencias vitales para la vida. (Hoshino apenas lo estaba descubriendo. El poder del arte para cambiar y transformar. Y además, tenemos la primera interacción entre personajes de ambas historias)
En la tarde, ambos eran los únicos presentes para la visita guiada con la Sra. Saeki, pero ella lo hizo complacida, aunque Nakata hace lo primero que le advirtió Hoshino, decir que venían de Nakano, pero no pareció generar ningún efecto. Luego del tour, ambos volvieron con sus respectivas lecturas, y Hoshino no podía quitarse de la cabeza a la Sra. Saeki, pues sentía que poseía algo extraño que no podía explicar. Más tarde, Nakata se levanta con determinación y sube las escaleras camino a la oficina de la Sra. Saeki. Hoshino lo dice, susurrando que se detenga, y Oshima también se levanta para decirles que el acceso está cerrado en esa vía. Nakata llega a la oficina y se pone frente a ella, quien también lo observa. Nakata le dice que debe hablarle sobre la piedra de la entrada. Cuando menciona esto, la Sra. Saeki duda por un momento, pero le ordena a Hoshino y Oshima que los dejen a solas. (Algún vínculo y conexión parece encenderse entre Nakata y la Sra. Saeki, pues ambos conocen la piedra de la entrada, y además han tenido experiencias de vida que les han dejado un gran efecto permanente)
Cap. 40 #KafkaEnLaOrilla #Murakami2025
Día 42:
En el Cap. 41, volvemos con Kafka, quien se prepara para una nueva excursión al interior del bosque, mejor equipado. Camina percibiendo los sonidos del bosque, y a veces sintiéndose observado. Silba una melodía e imagina lo que estaría haciendo a esa hora Oshima en la biblioteca. Mientras camina va dejando señales amarillas en los árboles con un pintura en aerosol que cargó, y también algunos cortes visibles. También recuerda su reciente lectura de las campañas napoleónicas en Rusia, enfrentando la naturaleza y el paisaje hostil. "Clavo la podadera en el tronco del árbol. El árbol lanza un alarido que no se oye, vierte una sangre que no se ve. Continúo andando".
Y de un momento a otro su mente pisa el territorio de los sueños (el laberinto dentro del laberinto, que muestra el espejo del alma del visitante), y pasan por su cabeza imagenes de Sakura, de la Sra. Saeki, de su padre muerto, y el cumplimiento de la profecía. Nuevamente está con Sakura en la cama, y mientras desea ser libre de todo el peso que carga, vuelve a eyacular dentro de ella. Cuervo emerge para recordarle que lo que hizo estuvo mal, así haya sido en sueños, y le dice que a pesar de cumplir con la profecía, nada había terminado.
"Tú no has superado nada. Al contrario. La maldición imprime un tinte todavía más oscuro a tu espíritu. Ahora ya debes de saberlo. La maldición colma todos tus genes. Se ha convertido en el hálito que exhalas y, cabalgando en el viento que sopla desde los cuatro puntos cardinales, se propagará por el mundo. La oscura confusión de tu interior permanece inalterada. ¿No es cierto? No se han disipado ni tu miedo ni tu ira ni tu inseguridad. Siguen dentro de ti, torturando sin cesar tu corazón".
Kafka le pregunta a Cuervo sobre qué debe hacer, y Cuervo le dice que tiene que enfrentar el miedo y la ira dentro de él, y derretir la frialdad en su corazón. Que esa era la verdadera fortaleza, y solo así se convertirá en el quinceañero más fuerte del mundo y podrá recuperar su vida. Pero Kafka de repente se siente abatido y perdido en el laberinto del bosque y de sí mismo. Se siente vacío, como si nada lo hiciera real. Cuervo se desvanece, y él también piensa que quiere desaparecer del mundo. Poner fin a su sufrimiento y morir. Entre esos oscuros pensamientos, siente que algo empieza a reconstruirse bajo su piel, deja caer todo el equipamiento que llevó (menos el cuchillo que robó a su padre) y se adentra él solo entre los árboles. "Penetro en el corazón del bosque. Soy un hombre hueco. Un vacío que va devorando la sustancia. Y, justo por eso, no debo temerle a nada absolutamente a nada.
(dice Cuervo: Y penetro en el corazón del bosque)".
Cap. 41 #KafkaEnLaOrilla #Murakami2025
Día 43:
En el Cap. 42, volvemos con Nakata, quien se encuentra en la oficina de la Srta. Saeki, sentados finalmente cara a cara, como algo que ambos hubiesen estado esperando por largo tiempo. Nakata se disculpa por hacerla esperar, pero agradece a Hoshino, quien le hizo más fácil el viaje, y que es el único amigo que ha tenido, aparte de los gatos. Ella le responde que tampoco ha tenido muchos amigos hace mucho tiempo, y solo le quedan los recuerdos. Nakata le pregunta con curiosidad, ¿qué son los recuerdos?, y ella responde: "Un recuerdo es algo que te caldea el cuerpo por dentro, pero que, al mismo tiempo, te desgarra por dentro con violencia". A Nakata le parece complicado el asunto, y dice que solo entiende el presente, a lo que ella le dice que ella, al contrario, vive en pasado. (Y en esta confesión, manifiesta el tormento y el dolor que le han causado, pero por alguna razón ha sido incapaz de soltarlos. Además que vemos la profunda conexión que une a ambos personajes).
Tras una breve pausa, Nakata le pregunta si conoce la piedra de entrada, y ella le responde que sí, y que casualmente la encontró en algún lugar hace mucho tiempo, y lamenta haberla encontrado y abierto, pero no tuvo opción en su momento. Nakata le dice que la volvió a abrir hace poco, en la tarde que cayeron muchos rayos y truenos. Ella le responde que recuerda esa tarde, y le dice que ahora muchas cosas volverán a ser como debían ser. Nakata le cuenta todo lo que había pasado, con Johnnie Walken, al quien había asesinado, en lugar del joven de quince años, a quien le correspondía ese destino. Pero Nakata se ocupó de hacerlo por él. La Srta. Saeki sorprendida le pregunta si todos esos eventos y distorsiones estaban sucediendo por haber abierto la puerta de entrada años atrás. Nakata le responde que él no entiende mucho, y solo está para devolver a su forma original todo lo que hay aquí y ahora. Y termina diciéndole: "Y aunque es posible que ya lo sepa, usted no puede quedarse por más tiempo aquí". La Srta. Saeki asiente, y le dice que durante mucho tiempo su vida ha sido una serie de errores sin sentido, que ha registrado en una serie de archivos. Al igual que Nakata, a ella también le hace falta la mitad de su sombra, y estuvo esperando durante todo este tiempo a Nakata. Hablan de los recuerdos, pues Nakata no los posee, y ella no había querido desprenderse de ellos, por más dolorosos que hayan sido. Ella se siente culpable, porque durante todo ese tiempo ha lastimado a mucha gente, y recientemente tuvo sexo con el muchacho de quince años que él mencionó, y teme haberlo perjudicado de alguna forma. Ella le da los archivos que había recopilado de todos sus errores y le pide que los queme, y le confiesa que abrió la puerta de entrada para no perder o intentar retener a su gran amor, quien se había empezado a alejar cuando fueron creciendo.
"Ya no recuerdo bien cómo lo conseguí. Pero tomé la decisión de que lo único que podía hacer para no perderlo a él, para evitar que el exterior arruinara nuestro pequeño mundo, era abrir la puerta de entrada. Yo, entonces, no podía entender qué significaba aquello. Y, luego, no hace falta decir que tuve que pagar las consecuencias". Y confiesa que durante el tiempo que estuvo desaparecida, se volvió insensible, se acostó con muchos hombres, e incluso llegó a casarse. Todo eso estaba en los archivos, pero pidió que los quemara para que no afectaran a nadie más. Antes de despedirse, ella le dice que cree conocerlo de tiempo atrás, y le pregunta si no era el hombre que salía en el cuadro también, de espaldas y con los pies en el agua. Nakata le toca las manos, y le dice que gracias a ese contacto pudo experimentar lo que son los recuerdos. Y durante ese contacto ella entra en un trance, sumergiéndose en sus recuerdos, y el dolor iba desapareciendo.
Nakata baja las escaleras con tres gruesas carpetas, saluda a Oshima a la distancia, quien atendía a un visitante, y va a buscar a Hoshino, quien se encontraba leyendo sobre el funeral de Beethoven. Nakata le ha dicho que ya todo ha terminado, que se podían ir, pero debían quemar esos archivos. Oshima ese día estuvo muy ocupado, y cuando se despejó todo, se dio cuenta que Nakata ya no estaba. Sube a ver a la Sra. Saeki y la encuentra boca abajo en su escritorio, muerta. Aunque esperaba que ese día llegara pronto, Oshima se siente abrumado por la pérdida, y entiende que también llenaba sus propios vacíos junto a ella, pero él no pudo llenar los suyos. Se quedó frente a ella, contemplándola. Parecía en paz, e ignoró todas las llamadas y visitas. Piensa que debe contarle a Kafka, si es que ya no lo sabía.
Cap. 42 #KafkaEnLaOrilla #Murakami2025
Día 44:
En el Cap. 43, volvemos con Kafka, quien se ha liberado de todo su equipo y se adentra a lo más profundo del bosque con las manos vacías y sin miedo, dispuesto a enfrentar todos sus miedos, camino al corazón del laberinto y de sí mismo. En medio de la espesura del bosque, del inquietante silencio y el camino, empieza a pensar en su casa en Nogata y su padre muerto en soledad, también piensa en su madre, en la razón por la que lo abandonó sin despedirse, y el por qué no lo amaba. Pasa un pájaro por encima de él e interrumpe sus pensamiento, mira el cielo con nubes grises, y sigue pensando en su madre, y eventualmente la relaciona con la Sra. Saeki, y trata de entender por qué le hizo algo así, y le dejó esa herida tan profunda. Y en medio del doloroso pensamiento, su alma se separa de su cuerpo y se convierte en un cuervo negro. El cuervo observa al pequeño Kafka de 4 años siendo abandonado. (Es un viaje al subconsciente directo a sus propios miedos, al visitar a los dos seres más importantes que lo abandonaron de distinta forma, sus padres).
Cuervo sigue mirando la escena de abandono y le empieza a decir algunas palabras de ánimo (en esta ocasión es Kafka quien se encuentra al interior del cuervo, y le da pase para intentar entender y apaciguar su dolor). Cuervo le dice que su madre lo amaba profundamente, y debía creerlo para empezar a sanar. Le dice que estaba asustada y llena de odio cuando se fue (como él estaba ahora), sin darle el motivo.
"Te han herido profundamente, te han hecho mucho daño. Y es probable que sigas arrastrando esas heridas en el futuro. Eres digno de compasión, no te diré que no. Pero deberías pensar de este modo: aún estás a tiempo de recuperarte. Eres joven, eres fuerte. Tienes flexibilidad. Lograrás que cicatricen tus heridas, lograrás levantar la cabeza y seguir adelante. Pero ella ya no podrá. A ella no le quedará otra opción que la de ir diluyéndose". Le dice que ya no se puede cambiar el pasado, que debe intentar comprender sus sentimientos y aceptarlos. Pero no heredarlos ni tratar de repetirlos. Perdonarla por ella y por él. Era la única salvación. Kafka le pregunta a Cuervo si la Sra. Saeki era en realidad su madre, y él le contesta que ella misma le dijo que su hipótesis aún se mantenía, y que era todo lo que podía decir. Debía seguir con su hipótesis hasta el final. Kafka siente que Cuervo camina tras de él. "¿Por qué querer mucho a alguien tiene que ser lo mismo que herirlo profundamente?", le sigue preguntando en su conflicto de cuestionar a su madre pero a la vez amarla como mujer. Pero Cuervo desaparece volando.
De repente, aparecen dos soldados con uniformes de la Segunda Guerra Mundial. Dicen ser los soldados que se perdieron años atrás durante el entrenamiento en el bosque, y le dicen a Kafka que lo habían estado esperando. Le cuentan que escaparon al bosque evitando ser asesinados, pero nunca quisieron matar a nadie ni ir a la guerra, eran apenas un joven campesino y un estudiante. En Japón no podían desertar ni huir de la guerra. Le dicen, además, que se han convertido en parte del mismo bosque y saben quien se encuentra alrededor. Le dicen que la entrada está abierta, y debería aprovechar a entrar antes que se cerrara. Sino, podría regresar por el mismo camino. Kafka accede a entrar, y los sigue por el sendero. Mientras avanzan, ellos le dicen que llevan aún sus uniformes porque son un símbolo o signo de lo que habían abandonado. Kafka les dice que él solo carga con recuerdos, y ellos responden: "Los recuerdos pueden ser un gran símbolo. Claro que los recuerdos nunca sabes hasta cuándo vas a tenerlos, y tampoco, ya de por sí, lo sólidos que son". (Kafka al parecer ha tomado la decisión de seguir ahondando sus traumas y su pasado, en lugar de seguir adelante, y se ha adentrado a otro mundo, de donde no sabemos cómo saldrá, o si llegará a salir).
Cap. 43 #KafkaEnLaOrilla #Murakami2025
Día 45:
En el Cap. 44, volvemos con Nakata y Hoshino, quienes se encuentran quemando los archivos de la Sra. Saeki en el lecho seco de un río. Cuando terminan, Hoshino dice que ya habían cumplido con todo, y Nakata añade que solo resta cerrar la puerta de entrada, pero hay que esperar que llegue el momento de cerrarla, y mientras él necesitaba dormir. Toman un taxi y Nakata empieza a cabecear, mientras Hoshino le dice que resista hasta llegar al apartamento. Nakata se disculpa por todos los problemas que le ha causado, pero le agradece su ayuda, porque sin ella hubiese estado perdido. Hoshino asiente pero dice que fue su decisión seguirlo, y le agradece de vuelta, por todas las experiencias increíbles y extrañas (desde las sanguijuelas hasta el polvazo con la universitaria), y no se arrepentía de nada. "Me da la sensación de que en estos diez días me han pasado tantas cosas raras como para llenar toda una vida". Y le dice que era un abuelo extraordinario que hacía cambiar a las personas, porque en solo diez días había cambiado totalmente su forma de ver las cosas, y ahora veía todo con los ojos de Nakata. Pero en medio de las palabras de Hoshino, Nakata ya se había dormido, y éste simplemente sonrió.
Hoshino acostó a Nakata y éste hizo algunos movimientos antes de quedarse quieto. Pensó que quizás dormiría unos dos o tres días, pero al día siguiente se dio cuenta que Nakata había muerto, y ya no respiraba. Intentó despertarlo con bruscos movimientos pero pronto entendió que ya no volvería a despertar en este mundo. Se sintió abrumado por el silencio y por estar junto a un muerto, pero entendió también que con su muerte, Nakata había vuelto a ser una persona normal, y siguió reflexionando sobre la vida y la muerte. Pero se da cuenta que le queda una última misión. Cerrar la puerta de entrada. Piensa en que debe ser cuidadoso, ya que lo relacionado con la piedra y sus consecuencias, puede tener grandes consecuencias y efectos. Por lo que dio vueltas por el apartamento, esperando alguna señal que le indicara cerrarla, mientras hacía preparativos para que encontrasen el cuerpo de Nakata, y sus familiares se encargaran.
Mientras seguía esperando la señal a su alrededor y en las noticias, se quedó mirando a Nakata, deseando que despertara, solo para escuchar su voz una vez más, pero nada ocurrió. Puso el CD del Trío del archiduque, y apenas empezó las lágrimas empezaron a brotar. No recordaba la última vez que lloró.
Cap. 44 #KafkaEnLaOrilla #Murakami2025
Día 46:
En el Cap. 45, volvemos con Kafka, quien se encuentra siguiendo a los dos soldados por la puerta de entrada, en un camino que va desapareciendo hasta ser terreno completamente boscoso y oscuro. Kafka siente que los soldados van muy rápido y empieza a perder el aire, pero se voltean para revisar cómo va y avisarle que faltaba poco para llegar. Lo felicitan porque es muy fuerte y no haberse quejado hasta el momento del intenso ritmo. Luego de detenerse a tomar agua, llegan a una cresta empinada y comienzan a descender. Empiezan a apreciar el paisaje de lejos y parece el de un pequeño pueblo. Los soldados lo llevan a un lugar que parece una réplica de la cabaña de Oshima, pero en ésta sí hay electricidad, agua y la división de cuartos es distinta. Los soldados le dicen que espere allí, y que más tarde llegaría alguien a hacerle la cena. (Siguiendo las referencias circulares, Kafka parece haber llegado en esta otra dimensión al mismo lugar de donde salió, pero que no es exactamente igual).
Cuando los soldados se van, Kafka ve televisión, come algo y se queda dormido. Cuando despierta, ya es de noche y escucha a alguien en la cocina. Se da cuenta de que es la señorita Saeki, de quince años, que lo visitaba todas las noches, y ahora podía verlo. Él se da cuenta que está hambriento, y come todo, mientras ella lo observa y le dice que mientras esté allí ella se dedicará a las cosas del hogar. Él empieza a preguntarle por su nombre, por la biblioteca y otras cosas, pero ella dice no tener nombre (nadie tiene nombre en ese lugar), y no recuerda nada de la biblioteca. Kafka no deja de mirarla y a la vez no puede evitar sentir dolor de que no lo reconozca, pero le dice que se encuentra en ese lugar para encontrarse con ella y otra mujer. Ella le dice que ya la había encontrado y estará con él mientras la necesite en ese lugar. Ella se despide y desaparece, mientras Kafka reflexiona si también se quedará en ese lugar para siempre como el joven de quince años.
Cap. 45 #KafkaEnLaOrilla #Murakami2025

Día 47:
En el Cap. 46, volvemos con Hoshino, quien se encuentra en el apartamento cavilando en lo que hará con la piedra de entrada, mientras Nakata yacía muerto en su habitación. No podía irse sin terminar la misión, esperar la señal y cerrar la puerta nuevamente, y devolver la piedra a su sitio. Mientras piensa, encierra a Nakata en su habitación con el aire acondicionado muy frío y las ventanas cerradas. Seguía abrumado por el impacto de la repentina muerte de su amigo, lo que no le hacía pensar claramente, y pensó en lo que sintió con la muerte de su abuelo, quien estuvo enfermo durante mucho tiempo, y ya sabían que moriría en cualquier momento. Pero no estaba preparado para perder a Nakata. Se sienta frente a la piedra, y la acaricia como Nakata solía hacer, buscando alguna respuesta a sus dudas.
Al día siguiente, sigue hablando con la piedra, y empieza a contarle historias personales, como su experiencia con las mujeres que había salido. En la tarde, sigue con la piedra y pone el Trío del Archiduque, y le dice a la piedra que siente que la canción le habla. "Bonita música, ¿eh? Al escucharla te da la sensación de que se te ensancha la mente, ¿no te parece?". Ante el silencio de la piedra, Hoshino más tarde se asoma por la ventana y ver a un gato negro y bordo en la barandilla, mirando hacia la habitación. Hoshino le comenta que hace un buen día. Para su sorpresa, el gato le responde: "En efecto, Hoshino". Dejando a Hoshino estupefacto.
Cap. 46 #KafkaEnLaOrilla #Murakami2025
Día 48:
En este capítulo, que es el segundo dedicado al Niño Llamado Cuervo, tras el capítulo introductorio de la novela, encontramos al joven Cuervo volando sobre un bosque trazando grandes círculos. Parecía buscar algo sin éxito, en medio de nubes grises, nada de viento y sin un alma alrededor. En esos momentos, "el joven llamado Cuervo tal vez era el pájaro más solo del universo. Pero no tenía tiempo de reparar en ello". Finalmente aterriza sobre un claro, en donde encuentra a un hombre con un chándal de color rojo brillante y, en la cabeza, un sombrero de copa negro, sentado sobre una piedra (el hombre parecido a Jhonnie Walken). El hombre le dice a Cuervo que fabrica flautas con almas de gatos y que viaja a donde puede fabricar la flauta más grande de todas. Le sigue contando a Cuervo sobre su flauta, sobre los gatos y sus almas, y que incluso tuvo un hijo, pero seguía con el objetivo de construir esa gran flauta, y para eso necesitaba seguir avanzando, y sabía que Cuervo estaba ahí para detenerlo. Además le dice que ese sitio donde se encuentran es un Limbo, que él ya ha muerto por voluntad, pero era un alma en tránsito, por lo que no siente dolor, no le podía hacer ningún daño y no le impediría pasar. Pero invita a Cuervo a que intente lastimarlo.
Cuervo vuela con determinación y le saca los ojos con sus garras. Como sigue riendo, le arranca la lengua, y todo queda en silencio, con la excepción de un leve silbido, como el de una flauta.
"Sin lengua, el hombre, evidentemente, no pudo seguir riendo. Al parecer, tampoco podía respirar. Pero, no obstante, aguantándose las quijadas, seguía riendo sin hacer ruido. El joven llamado Cuervo oyó esa risa muda. Unas carcajadas que no cesarían jamás, tan funestas y vacías como el aire que atraviesa un árido desierto lejano. Unas carcajadas que no dejaban de parecerse al sonido de una flauta que llegara de otro mundo".
(Tenemos otra escena surrealista y muy simbólica, con dos personajes, que parecen representar una dualidad tanto de Kafka como de su padre, como las otras mitades de cada uno, sus subconscientes, álter egos, ¿sombras?. Pero lo que se representa es nuevamente el cumplimiento de la profecía, en donde el hijo mata a su padre, a través de estos entes que lo representan, desde lo más profundo de su subconsciente, o algo más allá. Y puede ser una representación de la lucha interna en la que Kafka se encuentra ahora mismo, tras introducirse al bosque y el laberinto, mientras Kafka disfruta de otra ilusión con la niña de quince años en la cabaña. Y al final, parece haber vencido a su padre, a Jhonnie Walken, y el lado oscuro de su sombra)
Cap. El niño llamado Cuervo (2) #KafkaEnLaOrilla #Murakami2025

Día 49:
En el Cap. 47, volvemos con Kafka, quien se despierta en la cabaña en ese otro plano, en donde, a pesar de haber casas alrededor, no ve ni un alma, y tampoco escucha el cantar de las aves, a pesar de la cercanía del bosque. El reloj no funcionaba (ya que el tiempo no era importante en ese lugar) y tampoco había libros. Luego, la joven Srta. Saeki llega y le hace el desayuno, mientras conversan sobre diversos temas. Ante las preguntas de Kafka, ella le dice que llegará: "El momento en que tú descubras que no es necesario cortarte algo de ti mismo para arrojarlo". (Aquí esa alusión a cortarse algo, podemos pensar en que cuando Kafka deja todo su equipo y se adentra en el bosque, solo se lleva el cuchillo que robó el padre, y quizás se esté insinuando que utilizó la cuchilla, por lo que pasó a esa especie de otro plano o limbo).
Ella también le dice que pronto formará parte de ese mundo, o al menos una parte de él (haciendo alusión a que en ese otro mundo o plano, solo accede una mitad de las personas, como la otra mitad de su sombra, que tenía extraviada Nakata, y que yacía en ese otro plano, tras el incidente). Kafka le pregunta si tenía algún recuerdo, y ella responde que no: "No tengo recuerdos. Donde no es importante el tiempo, tampoco lo son los recuerdos. Por supuesto, me acuerdo de lo de ayer. Yo vine aquí y te preparé un estofado de verduras. Y tú te lo comiste todo, ¿verdad? De lo que sucedió anteayer también me acuerdo de algo. Pero ya no recuerdo lo anterior. El tiempo se va disolviendo en mí, forma un todo, no puedo distinguir una cosa de la siguiente". (Otra parte que recuerda mucho al Nakata sin recuerdos, reforzando la idea de que una parte de Nakata estaba en ese otro plano, la parte "normal").
Más tarde, tiene otra visita, la de la Sra. Saeki de mediana edad, la que conoció en la Biblioteca y de la que se enamoró. Ella le dice que quemó todos sus recuerdos, así que no podrá hablar mucho, y por eso quería aprovechar antes que olvidara todo. Le dice a Kafka que no debe quedarse en ese lugar. "Cruza el bosque, vete y vuelve a tu vida de antes. Porque la puerta de entrada no tardará en cerrarse. Prométeme que lo harás". Kafka le dice que no tiene nada dónde volver y nadie desea que vuelva. Ella le dice que sí desea que regrese, aunque ella ya no esté viva en ese lugar. Solo le pide que no la olvide y que se lleve de la biblioteca el cuadro de "Kafka en la orilla del mar", porque era suyo ese cuadro. Kafka se sorprende e imagina la escena del pasado, en donde se encontraba en la playa junto con ella. (Haciendo alusión a que alguna parte del alma de su antiguo amado, se encontraba en Kafka, y que el vínculo de ella con el joven Kafka era muy fuerte). Él finalmente le pregunta si era su madre, y ella le responde que ya debería saber la respuesta. Le dice que una vez abandonó a alguien a quien no debía haber abandonado, y le pregunta si Kafka puede perdonarla. (Refiriéndose al abandono a su amado pero también sugiriendo que es posible que sea su madre, si él también contenía alguna parte de su amado). Kafka la perdona y siente como si una parte congelada de su corazón se hubiera desmoronado (menciona Cuervo). La Sra. Saeki se quita una horquilla del pelo, se pincha y deja que Kafka beba un poco de su sangre, antes de salir de la cabaña. (La respuesta de la Sra. Saeki, también puede dar a entender que la verdad no importa, y que ambos podían ayudarse mutuamente a sanar). Ella le insiste que regrese para seguir viviendo. Él le responde que no le encuentra sentido a la vida. Ella le dice: "Mira siempre el cuadro, tal como hacía yo", y desaparece.
Kafka se alista, y cuando sale, su sombra se proyecta de forma nítida en el suelo. Camina al bosque donde lo esperan los dos soldados, quienes le dicen que la entrada sigue abierta, y que los siga sin mirar atrás. Le advierten: "Si cuando lleguemos allí nos encontramos la puerta cerrada, no habrá manera de regresar". Mientras camina, esos pensamientos hacen dudar a Kafka, que la joven volverá y ya no lo encontrará. Pero sus pensamientos son interrumpidos por las palabras de la Sra. Saeki, de su madre, deseando que regresara y viviera. En un momento, el hechizo se rompe, Kafka vuelve a ser uno solo y se centra en regresar y seguir a los soldados. Cuando llegan, la puerta sigue abierta, y Kafka logra salir. Le advierten que no mire hacia atrás y siga caminando. Kafka camina por el bosque, encuentra el equipo que había tirado y vuelve a la cabaña de Oshima, la del mundo real. Respira el aire y siente que todo está vivo a su alrededor, el movimientos y los sonidos de la naturaleza, que no escuchaba del otro lado. También el reloj ha vuelto a funcionar. (Tiene una nueva oportunidad) Entra a la cabaña, se acuesta, y sigue escuchando la voz de la Sra. Saeki, diciéndole que mirara el cuadro cuando sintiera que ya no podía seguir, y poco a poco se va quedando dormido. (Dentro de ese viaje, en donde enfrentó sus inseguridades y profundos deseos de su subconsciente, regresó fortalecido y completo)
Cap. 47 #KafkaEnLaOrilla #Murakami2025

Día 50:
En el Cap. 48, volvemos con Hoshino, quien se encuentra con un gato negro parlante en la ventana del apartamento, en medio de su desesperación por no saber qué hacer con la piedra. El gato se llama Toro, no como el cuádrupedo sino como la parte grasa del atún que sirve para hacer sushi y sashimi. Toro le dice que sabe su nombre porque es famoso entre los gatos, quienes ya se habían enterado de la muerte de Nakata y de la piedra importante que guardaba. Sabían todo los gatos, y podían comunicarse porque se encontraban al borde del mundo. Y había llegado para ayudarle con la piedra. Le dice que tendrá que matar algo que intentará atravesar la puerta de entrada. No podía describirlo, pero lo sabría cuando lo viese. Y tras sus palabras, y decirle que sabía que apreciaba mucho a Nakata, se despidió.
Hoshino va a la cocina a armarse para enfrentar a la cosa que aparecerá en la noche, y preciso al caer la noche escucha un sonido proveniente del cuerpo de Nakata. De repente, empezó a salir de la boca del cadáver de Nakata, un cuerpo blanco, largo y delgado, como un gusano. Mientras salía, su grosor alcanzó el de un brazo humano. Hoshino empezó a clavarle el cuchillo en varias ocasiones, pero la criatura se recuperaba inmediatamente. Cuando salió toda y se pudo ver que medía alrededor de un metro, Hoshino identificó la cola y empezó a atacar su cabeza con el martillo, pero nada funcionaba. Desesperado pensó en cerrar la puerta, dándole la vuelta a la piedra y aplastando a la vez a la criatura. Siente que la piedra ha vuelto a volverse más pesada pero hace un esfuerzo que sobrepasaba sus fuerzas, como cuando la abrió. Logra levantarla y cae al revés, impactando el suelo y haciéndolo temblar. Al cerrar la puerta de entrada, le fue más fácil acabar con la criatura, cortándola en pedazos y guardando sus restos en una bolsa. Hoshino cae agotado del cansancio, temiendo haber hecho ruido y despertando la atención, pero nada ocurre. Piensa que el día siguiente irá a quemar esa cosa a la playa, por si acaso.
Al día siguiente, entiende que también es hora de volver a casa, empaca todo y entra al cuarto a despedirse de Nakata, diciéndole que apenas llegue a una estación de policía los enviará por su cuerpo. Y añade:
"¿Sabes qué pienso, abuelo? —prosiguió el joven—. A partir de ahora, siempre que ocurra algo en mi vida, por pequeño que sea, pensaré: «Nakata, en esta situación, diría esto», «Nakata, en esta situación, haría lo otro». Al menos ésa es la sensación que tengo. Y eso, abuelo, es algo muy grande. Es decir, que significa que una parte de ti, abuelo, sigue viviendo dentro de mí. Vamos, no es que yo sea un continente muy lúcido, pero ¡en fin!, mejor eso que nada, ¿no?". (Hoshino ha experimentado un enorme cambio. Ha renacido y siempre llevará a Nakata con él, recordando lo que haría en cada situación, e intentando ver las cosas desde su perspectiva, y con un nuevo propósito con sus nuevos conocimientos e inquietudes. Casi como si sirviese de contenedor del alma de su amigo y de lo bello de su personalidad). Se despide de Nakata y también de la piedra, que dejará también a merced de las autoridades, ya que igual no recordaba la ubicación del santuario, pero antes le reza para que no le caiga una maldición.
Cap. 48 #KafkaEnLaOrilla #Murakami2025

Día 51:
En el último capítulo, volvemos con Kafka, quien escucha un auto llegar a la cabaña, pero para su sorpresa no era Oshima, sino su hermano, Sada, el surfista. Le dice que Oshima le ha llamado para que lo recogiese y regresaran de forma urgente. Cuando ya van en camino, Kafka le dice que se adentró en el bosque, a pesar de las advertencias de Oshima. Sada le dice que él también se adentró hace varios años y vio a los dos soldados. Kafka le pregunta cómo había salido, pero Sada le dice nunca le había hablado de esa experiencia a nadie, ni a Oshima, y dice que quizás no debieran comentarlo con nadie más, ni entre ellos. Pero ambos coinciden en que sería imposible expresar en voz alta lo que les sucedió. "Y lo que no se puede explicar con palabras, mejor no tratar de explicarlo de ninguna forma". En el resto del camino hablan sobre surf y la posibilidad de enseñarle a Kafka, cuando quiera, y una vez soluciones sus cosas. (Es interesante como ambos coinciden en que es mejor guardarse la experiencia en el otro plano dentro del bosque y el laberinto, porque seguramente ambos vivieron experiencias distintas, que solo cada uno de ellos podría comprender, aunque ambos hayan visto a los soldados, que son como guardias o cerberos custodiando la entrada a ese otro mundo).
Cuando llega a la Biblioteca, lo recibe Oshima y le cuenta enseguida que la Sra. Saeki había muerto de un infarto, y que era algo que creía, estaba predestinado, como ya le había comentado anteriormente. La cuestión era esperar el día que sucediese. Le dice que en su testamento, ella le dejó la pintura de Kafka en la orilla del mar, mientras que a Oshima le dejó una pluma Montblanc, y el resto de sus bienes a la fundación de la biblioteca. Cuando le pregunta lo que iba a hacer a continuación, Kafka le dice que volverá a Tokio, irá a la polícia a explicar todo, para no tener que seguir huyendo eternamente, y probablemente regrese a la escuela para terminarla, y luego hacer lo que quisiera. Oshima asiente y sonriendo con los ojos le dice que es lo mejor que podía hacer. (Oshima sintiendo algo de orgullo por la decisión de Kafka y su crecimiento):
"Kafka: Cada vez he ido teniendo más claro que era eso lo que debía hacer.
Oshima: Por más que huyas, no vas a ninguna parte.
Kafka: Es probable.
Oshima: Parece que has madurado —dice.
Sacudo la cabeza. No me salen las palabras. Y Oshima le dice que debe seguir acumulando recuerdos y experiencias, que al final tendrán la forma de una gran biblioteca, a la cual podrá acceder en cualquier momento, cuando necesite recordar algo específico."
Kafka le pregunta si podría volver, y Oshima le dice que cuando se haya librado de la policía y la escuela puede regresar y trabajar como su ayudante, porque ahora dirigirá la biblioteca. Kafka añade, que además su hermano le debe enseñar a hacer surf. Oshima se sorprende porque a su hermano no suele agradarle toda la gente, como a él, y Kafka sonríe por primera vez, nota Oshima. Antes de despedirse, suben juntos a la oficina de la Sra. Saeki, para sentir los rezagos de su presencia y el tiempo vivido en la biblioteca.
Cuando llega a la estación con su inseparable mochila llama a Sakura para avisarle que vuelve a casa. Ella se alegra de su madura decisión, porque a los quince años es muy temprano para huir de casa, y le cuenta que soñó con él. Kafka también le dice que soñó con ella, pero Sakura no soñó lo mismo (teniendo sexo) sino que lo vio perdido en un laberinto buscando a otra persona, que a la vez lo buscaba. Pero por más que gritaba para indicarle, no la escuchaba. Ambos quedaron en encontrarse en Tokio, y cuando se despiden, Kafka le dice: "Adiós —digo, y añado—: hermanita".
En el tren, Kafka piensa en todo lo vivido tras su huída, y empieza a llover, como cuando huyó. Y de repente, una lágrima cae por su mejilla. "«No importa», me digo a mí mismo. «Es sólo una lágrima». Incluso podría pensar que no era mía. Podría sentirla como parte de la lluvia que azota los cristales. ¿Habré hecho lo correcto?". Cuervo, emerge para responder:
"Has hecho lo correcto —me dice el joven llamado Cuervo—. Has hecho lo mejor que podías hacer. Nadie podría haberlo hecho mejor que tú. Porque tú eres el auténtico chico de quince años más fuerte del mundo".
Kafka se dice a sí mismo que aún no entiende el sentido de la vida. "Mira el cuadro", escucha que le susurra el viento. Y Cuervo, le dice: "Podrás hacerlo. Es mejor que duermas. Y, al despertar, habrás pasado a formar parte de un mundo nuevo". (A Kafka, como cualquier adolescente aún le angustia (y siente ansiedad) el futuro y no encontrarle sentido al presente, pero parece que el problema de la maldición y la profecía ya no lo atormenta, aunque él no pueda verlo aún. Con el tiempo verá lo fuerte que se ha vuelto y tendrá para animarse y reforzarse esos vínculos tan preciados que hizo en el camino, y la acumulación de nuevos recuerdos en su biblioteca personal)
Cap. 49 #KafkaEnLaOrilla #Murakami2025
HAIKUS
(inspirados en los capítulos directa o indirectamente)
11 Nov
Haiku #1 (Y bueno, mi primer haiku, inspirado en el capítulo de hoy):
La noche traga
la cabaña lechosa.
El viento calla
Haiku #2, inspirada en la foto de mi amiga Katja Haller :
🌞❄️
El sol muere
entre tus bellos ojos.
Invierno nace.
Haiku #3 (inspirado en el Cap. 15)
🌳
El bosque llama
al del corazón carbón.
Fuego espera
Haiku #4 (Foto que tomé hace dos días)
🌬️☁️
Corona de luz,
vestido de algodón,
danza de aire
Haiku #5
🌅
El astro solar,
candelabro húmedo.
Ocaso vivo.
Haiku #6
🌧️
Azucarados
cristales de rocío,
caen sobre mí.
Haiku #7
🪷
Emerge Loto,
entre barro y lodo,
buscando la luz.
Haiku #8
🌸
Flor del desierto,
resistes el verano,
con traje rosa.
Haiku #9
🎆
Ojos de cosmo,
vigilando tu alma.
Omnipotente.
Haiku #10
🏝️
Mojó sus dedos,
de océano azul.
Mar de memoria.
Haiku #11
👻
El espectro azul,
visitante húmedo...
Sombras que lloran
Haiku #12
🤝
Dos manos juntas,
envolviendo los dedos.
Lazos de amor.
Haiku #13
🎑
Sueño de lunas,
iluminan el caos
de mi corazón.
Haiku #14
Tu pulpa suave,
con tus crujientes labios,
¡divina Cena!
Haiku #15
🎑
Orbe de piedra,
levitas sobre el mar,
esperándome.
Haiku #16
🌅
Revelaciones
aparecen a diario.
Estamos vivos.
Haiku #17
🏞️
Cauce que buscas,
entre las frías rocas,
salida al mar
Haiku #18
❄️
Fina tez rosa,
fríos ojos de hielo;
ánima de luz.
Haiku #19
Los cuervos graznan,
el peligro acecha,
y me despierto
Haiku #20
🌊
Barca revuelta,
tempestad ilumina
un punto astral
Haiku #21
Quién es Nakata,
preguntas con seriedad.
Es pura bondad.
Haiku #22
🎵
Reverberación
de las ondas de tu voz,
impactan todo
Haiku #23
La desmemoria,
avanza a mi puerta.
Soy cuenco vacío
Haiku #24
Ignoto secuaz,
príncipe vagabundo,
cuervo del dolor.
Haiku #25
🌊
Aroma de mar,
evoca los recuerdos,
perdidos ayer
Haiku #26
Las hojas muertas
en laberinto negro.
Nace un poema
Ñapa post Día de Velitas:
Haiku #27
El viento mece
las papayas maduras.
Soplo de vida
Haiku #28
Fósil fragancia
evoca las memorias.
Última cena
Haiku #29
Espesa noche,
maquillada de luto.
Nace un sueño
Haiku #30
Desliza dedos
sobre la hoja crema,
la mente abierta
Haiku #31
(Fotografía de Oscar Tapia: de la exposición en el MUHCA "Legado: homenaje al maestro Nereo López")
El cuerpo añejo,
observa la juventud,
abandonarlo
Haiku #32
(Fotografía de Salwa Amastha, de la exposición en el MUHCA, "Legado: Homenaje al maestro Nereo López")
🌬️
Ánimas viajan
entre tierra y aire...
sin rumbo fijo
Haiku #33
(Fotografía de Marco A. Barboza, de la exposición en el MUHCA, "Legado: Homenaje al maestro Nereo López")
Los nazarenos
frente la Catedral en
Semana santa
Haiku #34
(Fotografía de Javier Vanegas, de la exposición en el MUHCA, "Legado: Homenaje al maestro Nereo López")
Naturaleza
acuna con cuidado,
atenta del mal
Haiku #35
Oscuro túnel,
contenedor de vidas
y de recuerdos
Haiku #36
Inerte roca,
lo colisionas todo,
concibiendo luz
Haiku #37
Alumbra, vida,
las almas en tránsito
hacia la muerte
#KafkaEnLaOrilla #Murakami2025
Haiku #38
Mira con duelo
el cuadro que recuerda,
breves suspiros
#KafkaEnLaOrilla #Murakami2025
Haiku #39
Título: El último adiós
🪨
Cuerpo y ceniza,
se despide del guía,
reza a la roca.
#KafkaEnLaOrilla #Murakami2025
Haiku #40
Callar el bosque,
volver para ser libre.
El crecer duele
#KafkaEnLaOrilla #Murakami2025
Post de otros libros de Haruki Murakami en el blog:
Y ahora sí, es todo. Gracias por la lectura, comparte con quien piensas que pueda interesarle y que lo disfrutes y aproveches.
Alejandro Salgado Baldovino (A.S.B)
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