domingo, 23 de octubre de 2022

Reseña, Crítica y Análisis de la serie: La Casa del Dragón (House of the Dragon) – Ep. 9 y 10 (El Consejo Verde y La Reina Negra) + Comentario sobre polémicas (Con Spoiler)

 
 
En un post anterior ya había publicado mi reseña y análisis de los primeros ocho episodios de la serie. Dejo el link:
 
 
Por lo tanto, a continuación hablaré de los dos últimos capítulos de la serie, de las decisiones, las polémicas sobre el tratamiento de los personajes, etc., y sobre todo un mensaje para los aparentes puristas de los libros, que cada semana sacan alguna queja, y en el episodio 10 se han desatado con argumentos bastante flojos y penosos, que me parece no señalan directamente y acertadamente los verdaderos errores que tuvieron. Así que sigamos:
 
 
 
Ep. 9: El Consejo Verde
 

 
 
En este capítulo solo salen los verdes e inicia con el anuncio de la muerte del Rey Viserys. Me gustó mucho el inicio pausado, contemplativo, lúgubre y con una tensión en aumento en todo el resto del capítulo. Muy buena también la música, que recuerda mucho a ese memorable capítulo de Juego de Tronos: La Luz de los Siete, en donde también se cocinaba lentamente un desastre. Pronto Alicent trasmite a su padre, Otto, el supuesto último deseo de Viserys en su lecho, de que su hijo Aegon fuese su sucesor, lo que le da la respectiva excusa a ambos de llevar a cabo sus planes e iniciar el Consejo Verde, donde decidirán la coronación de Aegon II como rey, ignorando la legitimidad de Rhaenyra.
 
 

 
 
Luego de ese notable inicio, entonces empezamos a tener bajones, momentos extraños o no tan bien logrados, empezando con el mismo Consejo Verde. Me parece bien que se muestre la contradicción de Alicent durante todo el capítulo, al debatirse entre la tristeza y el impacto de la muerte del rey, los deseos de sucesión para su hijo (impulsado por su autoengaño de las últimas palabras del rey) y las inevitables maquinaciones de su padre y el resto del consejo a sus espaldas. Y quizás podría añadirse la preocupación por el destino de su ex amiga, Rhaenyra, ya que es la primera en nombrarla y preguntar sobre su destino. Así que creo que el conflicto de interno de la reina está bien planteado, también la posición de Otto que nunca cambia, pero hubo algunas cosas extrañas, como la reafirmación de algunos miembros sobre los planes oscuros y el mismo Criston Cole que sigue sumando cadáveres y mostrando actitudes un poco impulsivas. Me parece que sigue siendo uno de los personajes más desdibujados en cuanto a sus reacciones y sus decisiones. Y el final del consejo con Ser Harrold Westerling defendiendo su honor y lealtad al rey pero saliendo como si nada, aunque Otto había dicho que nadie salía, incluso ordenando la muerte de los que intentaban abandonar la Fortaleza Roja. Por lo que el Consejo se sintió un poco cortado y sin la fuerza que quizás debió tener. 
 
 

 
 
Luego, sigue quizás la parte más extensa del capítulo y también un poco absurda, que es la respectiva búsqueda de Aegon por Alicent y Otto por sus respectivas cuentas para poder hablar con él de primero y poder influir sobre la decisión sobre Rhaenyra. Acá aprovecharé para mencionar lo que algunos lectores llaman blanqueamiento de personajes, como Alicent, quien en los libros nunca duda en sus objetivos:

 
¿Blanqueamiento de personajes?

Hay que distinguir siempre que la adaptación audiovisual de un texto es otro producto, otra obra, en especial cuando en el texto original no hay desarrollo de situaciones, sino que corresponde a crónicas de terceras personas, quienes dan tres versiones de cada hecho, y por supuesto están sesgadas por cada narrador. Es por esto que creo que la serie ha decidido bajar los colores de algunos miembros, de verdes y negros, haciendo unos no tan malos y otros no tan buenos. Dando más matices a personajes como Alicent, Daemon, Rhaenyra, Aemond, entre otros. También me parece importante la lectura de la serie no con los ojos actuales, con mirada progresista y lo políticamente correcto, porque creo que tendríamos una serie muy aburrida y no acorde al menos a la época histórica que inspira la ficción, como es el medioevo.

Voy a mencionar el caso de Daemon que es interesante, porque es un personaje gris desde los libros, pero en la serie los lectores lo han acusado tanto de blanqueamiento como de oscurecimiento (voces que han aumentado en el episodio 10). Hay que recordar precisamente que aunque en los primeros capítulos él visiblemente cometía algunas acciones violentas, la cámara prefería no mostrar las acciones, algo insólito en este universo, pero también se han omitido escenas que lo muestran un poco más cálido y cercano. Creo que el personaje no ha sido desdibujado, sino que se le están dando matices muy marcados, sin sacarlo de esa dualidad, del ser ambicioso, impulsivo, pasional, pero también con mucho amor y fidelidad a su familia. Así sea que en algunos momentos se aumente o se restringa momentos de una parte u otra.
 
 

 
 
Siguiendo con el episodio, luego del metraje gastado en la búsqueda de Aegon, que igual se mantiene intermitente con otras escenas más importantes de intermedio, pero en la que creo que se puede rescatar la misma actitud del joven heredero en huir de sus responsabilidad impuesta, también la ambición de su hermano Aemond en querer suplantarlo y quizás también los inicios que cimienten la división de bandos de los gemelos Cargyll. Eso es lo que rescato de toda esa parte, pero se me hizo muy extendida, además quizás de la sugerente exposición de los gustos sexuales de Aegon. Interesante la parte de Mysaria y su negociación por la entrega del príncipe, que además nos muestra un detalle importante que en el episodio quieren resaltar y es la importancia del pueblo, para legitimar un rey y también para poder tumbarlo en un futuro.
 
 

 
 
La conversación de Alicent con la princesa Rhaenys también me gustó, y me gusta la importancia que le están dando a la reina que no fue, sobre todo como símbolo de la represión femenina, y aquí en su contrapunto con Alicent haciéndole ver que su vida sigue y seguirá regida por la decisión de los hombres a su alrededor, y ya luego comentaré sobre el final, y también en lo que será su contrapunto con la misma Rhaenyra. Luego de esta escena, preciso se nos muestra el enfrentamiento de Alicent con su padre Otto, para retomar el control de la situación e imponerse a la influencia de la mano del rey, en donde le saca en cara su constante manipulación durante toda su vida, pero decide aceptar el presente pero estar en control de la situación y los acontecimientos. Tras esa muestra de poder, y reforzando la contradicción de la reina, viene la escena de los pies con Larys Strong, donde la vemos nuevamente sometida aunque de forma consciente para lograr otras ventajas sobre su padre y de control sobre el reino, ordenando indirectamente un homicidio, a pesar de los conflictos por tener un reinado en paz, pero la reina es consciente de que a veces se necesitan algunos sacrificios. Por eso todo esto me parecen detalles que alimentan muy bien a su personaje y lo enriquecen más. 
 
Y llegamos al tramo final, que tiene muy buenas escenas, dos de ellas van en secuencia, como es el escape de Rhaenys y la coronación de Aegon, ante las miradas de orgullo, duda, rechazo y desaprobación de su propia familia. Y el pueblo, dirigido como ganado hacia Pozo Dragón para presenciar la coronación y legitimar el acto ante los detalles simbólicos de Aegon vinculados al conquistador  y el mismo escenario donde reposan los dragones, como un sutil recordatorio de poder. Creo que el capítulo hubiese quedado bien hasta la coronación de Aegon, pero luego vino el golpe de efecto con el resurgir de Rhaenys y su dragona desde el suelo, llevándose por delante a varios civiles. Yo no estoy en desacuerdo con que ella no los haya matado a todos, además que no habría serie si lo hiciera, porque es entendible su posición, pero lo que no me gusta es que se pierde un poco el ritual de la escena en mención y el protagonismo de los verdes en su episodio. Entiendo que esto también es incluido para futuras implicaciones, pero simplemente me pareció innecesario, aunque puedo entender el interés en reforzar la imagen de Rhaenys. Pero personalmente me pareció innecesario, y se suma a las otras cosas que no me gustaron del capítulo, pero en general resulta bueno.  
 
 
 
 
 Ep. 10: La Reina Negra
 

 
 
Con “La Reina Negra” llegamos al capítulo final de la primera temporada. Y debo reafirmar primero, que me alegra mucho este regreso por lo alto de la saga y el universo de Canción de Hielo y Fuego, personalmente porque sinceramente no esperaba seguir productos de la serie con la misma emoción. Y hablo más sobre eso en mi análisis de los primeros ocho capítulos. También debo decir que se nota que esta serie y sobre todo su piloto y primeros capítulos fueron una prueba a la audiencia, un tanteo para probar si la audiencia seguiría fiel y serían capaces de incrementarla. Y me gusta que la prueba se haya pasado con creces porque ya los showrunners han salido a confirmar un mayor desarrollo a partir de la segunda temporada, en donde ya no habrá más saltos temporales, y se podrá observar con más detalle la construcción que vienen haciendo de cada personaje, las referencias, las motivaciones y decisiones tomadas. Y los lectores de los libros deberán estar también preparados porque habrá muchos más cambios y desarrollo de los que tiene el texto de Fuego y Sangre. 
 
 

 
 
Pero siguiendo con el capítulo, debo decir que sentí la primera parte del episodio un poco acelerada, a pesar de centrarse solamente en el bando de los negros, sentí que había muchas cosas ocurriendo al mismo tiempo, y creo que el montaje no ayudó a sintetizarlas y unirlas de mejor forma.

Habiendo dicho esto, me gusta la escena inicial de Rhaenyra con su hijo Lucerys, y se nota la importancia que va a tener en este episodio, en donde se muestran las dudas del joven en heredar Marcaderiva. Pasando a la entrada de Rhaenys para dar la noticia de la muerte de Viserys y coronación de Aegon a Rhaenyra y Daemon. Esta escena también estuvo bien, además de que se explican las acciones de Rhaneys en el episodio anterior, y el impacto tanto de Daemon y Rhaneyra con la noticia. Luego, tenemos otra larga escena de parto, que no estoy seguro si era necesaria otra tan extendida, mientras tenemos a Daemon planeando los primeros movimientos para defender Rocadragón y el ataque a Desembarco del Rey. Aquí me pareció interesante que mientras la princesa en parto grita el nombre de Daemon, éste sigue con los planes pero se alcanza a notar cierta perturbación, que puede indicar los malos recuerdos con el parto de su ex esposa Laena, o también se da el pie para pensar quizás una preparación ante la posible muerte de la princesa. Esta parte me pareció bien lograda, sobre todo en la exposición de la dualidad del personaje, que seguiré ahondando más adelante, porque es el personaje que más ha generado críticas tras la publicación de este episodio.
 
 

 
 
Seguimos con la escena de parto, pero esta vez llegan los dos hijos mayores de la princesa, a quien ella da las nuevas noticias, y al Jace preguntar por Daemon, Rhaenyra contesta que está como loco preparando una guerra, por lo que lo envía como su heredero para avisar que no se tomará decisiones hasta que ella salga de la cama. Aquí seguiré hablando de Daemon, porque me parece entendible su reacción, tras la noticia de la muerte de su hermano (que él cree asesinato, y al que indudablemente quería) y la usurpación del trono, junto a su esposa sufriendo las labores de parto y la amenaza de los Hightower, se ve notablemente abrumado y consumido por su misma esencia impulsiva y pasional. No estoy diciendo que esté de acuerdo con que en un momento más adelante tome a Rhaenyra por el cuello, al ver que ella sigue los pasos del camino pacifista de su hermano, sino que me parece entendible ante lo que está ocurriendo, y para nada me cambia su esencia. Daemon también se ve  muy afectado por la muerte del bebé, que se junta con todas las demás cosas, en esa escena en la playa de sufrimiento en soledad; y tras la discusión con Rhaneyra, ella le da un golpe más al recordarle que su padre la eligió a ella para sucederlo, y solo a ella le contó la profecía de Aegon el Conquistador. Es lo que pienso sobre esa escena que ha despertado tanta polémica en algunos, y Daemon sigue siendo de mis personajes favoritos, aunque a la guionista Sara Hess le desconcierte el tema, lo que sí me parece preocupante que lo haya dicho porque muestra cierto sesgo ideológico, aunque supongo que ella no tomará todas las decisiones. 
 
 

 
 
Me gusta la actitud de Jacaerys cumpliendo los deseos de su madre incluso contra Daemon, y toda la actitud que muestra después con la propuesta de irse de voluntario como mensajero a confirmar lealtades de los otros señores. Se nota el contraste con la personalidad de Lucerys, un poco más temeroso y nervioso. 

La escena de la ceremonia funeraria de la hija muerta de los príncipes también me gustó, que preciso desencadena en la coronación de la reina negra, con la hincada de la rodilla de todos los presentes y la mirada de aprobación y sonriente de la princesa Rhaenys, la reina que no fue, quien acá sigue como figura y reivindicación del poder femenino (mirando a sus nietas inclinarse), y reconoce en Rhaenyra a la reina que quizás ella pudo ser, sobre todo al observarla tomar las decisiones frente al grupo de hombres que imploraban ir a la guerra. Y es precisamente eso lo que Rhaenys le dice a Corlys cuando llega a Rocadragón y éste duda por un momento en apoyar la causa de Rhaenyra. A partir del momento de la coronación, el ritmo del capítulo se estabiliza y mejora en su conjunto, y siguen con las reuniones en la sala de consejo, donde vemos ese impresionante mapa de poniente con fuego en el fondo y a Daemon haciendo recuento de los hombres, las alianzas y los dragones en el poder de los negros. Luego la acción pasa al puente de entrada con la llegada de Otto Hightower y su comitiva para entregar las peticiones a Rhaenyra para aceptar el reinado de su hermanastro, Aegon. Otto cumple con su misión, Daemon se contiene de cortarle la cabeza y Rhaenyra rememorando la escena de los primero capítulos, cuando también llegaba a mediar entre Daemon y Otto, llega en su dragona y luego de condenar la traición de los verdes, escucha las condiciones y tras ver una hoja que le recordó sus tiempos de amistad con Alicent decide dar una respuesta el día siguiente. Aquí se nos reafirma el momento de duda que pasan las dos reinas antes de dar el primer paso en la guerra, y la misma Rhaenyra dice en el consejo que no será la primera en dar un golpe, que es lo mismo que argumentó Rhaenys para no hacer nada en Desembarco del Rey.
 
 
 
 
 
Ahora damos un salto porque ya comenté la escena polémica de Daemon y Rhaenyra, y la de Corlys con Rhaenys. Siguen a otro consejo, donde Corlys llega y manifiesta su incondicional apoyo a la reina, más la noticia del triunfo contra la triarquía que les garantiza frenar el comercio y tránsito a la capital por el mar angosto y ordenar un asedio hasta la rendición de los verdes. Y allí es que los Jace y Luce se proponen para servir de mensajeros con sus dragones para reafirmar las lealtades de las casas Arryn, Stark y Baratheon. Y me pareció interesante cómo Corlys entra aún indeciso sobre su decisión, llamando a Rhaenyra princesa y preguntando por Daemon, pero ella lo confronta y le recuerda su juramento, mientras el señor de las mareas mira hacia su esposa y luego a donde están sus cuatro nietos, quienes ya están comprometidos en matrimonio, y entonces se vuelve hacia Rhaenyra y le llama majestad por primera vez. Curiosamente, Rhaenys tuvo que ver en esa decisión también, luego de ser ella quien dudaba de la legitimidad y la posibilidad que hubiese una reina en poniente. Son bellos y simbólicos detalles. 
 
 

 
 
Y finalmente pasamos a la despedida de Rhaenyra con sus dos hijos antes de partir a sus respectivas misiones, y donde recuerda parte de ese diálogos que tuvo con su padre Viserys en el primer episodio sobre la relación de los Targaryen con los dioses y los dragones, que será muy importante para la nueva decisión que se hizo en la trama, en la otra escena polémica del episodio. Me gustó la partida de los tres dragones, los chicos junto a Rhaenys, quien iba a patrullar los Peldaños de Piedra, y luego la atención a Lucerys en su misión a Bastión de Tormentas. Sin olvidar la escena de Daemon en búsqueda de los dragones sin jinetes. La escena en Bastión de Tormentas me gustó, la presencia de Borros Baratheon, Aemond y Lucerys, quien se plantó y no se dejó intimidar de su tío. Y para ir directamente a la polémica, no me molestó el nuevo rumbo que le dan a la trama, al hacer que los dragones en medio de la batalla y la tensión hayan desobedecido a sus jinetes, haciendo énfasis nuevamente en eso que mencionó en el primer episodio Viserys sobre el control ilusorio de los dragones. Así que es algo que la serie vino plantando desde el inicio, y quizás porque los jinetes son aún jóvenes el vínculo no es tan fuerte, pero en realidad no sé cómo lo irán a desarrollar. Pero eso no me molestó, aunque parezca que toda la guerra va a iniciar sin intención. Lo que sí no compró mucho es que Aemond haya ido en medio de una tormenta con su gigante dragón sólo para asustar a su sobrino y luego luzca sorprendido, porque creo que iba con una intención clara. Con ese detalle sí tengo conflicto, con el móvil y motivo que desarrollan, para una reacción un poco absurda, y dando el motivo suficiente a Rhaenyra para iniciar la Danza de los Dragones. Porque aunque Aemond se ha mostrado como el hijo más recto y entregado a la causa del reino, que entendería perfectamente lo que significa dar un primer golpe al enemigo, mostrarlo tan sorprendido al final es algo que no me encaja mucho. Aunque ahora todo queda abierto, y veremos con el éxito de la serie cómo los guionistas, creadores y directores desarrollarán una próxima temporada, ya sin presiones y con cierta libertad y tiempo de desarrollar tramas, secuencias y personajes. 
 
 

 
 
Por lo pronto, me ha parecido una primera temporada sobresaliente y satisfactoria con alguno que otro pequeño problema, pero su impacto y virtudes superan con creces lo demás. Y será una larga espera hasta la segunda temporada. Por lo pronto, a repetirla, a volver a ver Juego de Tronos, a leer los libros y a seguir disfrutando de este universo que se seguirá expandiendo. 


Acá comparto la compilación de las mejores frases y diálogos de todos los capítulos de la primera temporada:
 
 
 
 

 

martes, 18 de octubre de 2022

Reseña del libro: Tubo a tórax (Juan Camilo Morales Benavides)

 
 
“Tubo a tórax” es la primera novela del joven escritor colombiano Juan Camilo Morales. Narrada en un día, a través de algunas reminiscencias y un constante tránsito del personaje principal, nos cuenta una travesía sin rumbo fijo de un joven que se encuentra experimentando muchas emociones, además de aquellas propias de la edad, como: el duelo, el deseo, la culpa, el amor, el odio y el dolor extendido de la adolescencia a un joven adulto. Todo esto mientras camina hacia una fiesta nocturna con un misterioso paquete, aunque tiene algunos desvíos de su ruta, tantos físicos como oníricos, que alimentan ese viaje, como es el breve viaje en carretera con la madre, con quien siempre tiene interacciones volubles, en donde salta a la vista la complicidad, el reproche y un enorme cariño retenido.

Así que la novela es muy dinámica, siempre en movimiento, en donde acompañamos en intimidad al protagonista en su literal andar y transitar, a la vez que ahondamos en sus recuerdos, pensamientos, anhelos y más profundos deseos. Me gusta también el lenguaje sencillo y el léxico cotidiano utilizado por el autor, incluso con muletillas personales que reafirman una emoción, lo que permite dibujar un ser transparente, vivo, real y presente, con las contradicciones e impulsos que todos tenemos alguna vez. 

La prosa y las descripciones tienen un efecto sensitivo y sensorial, gracias a su detalle y precisión, que permiten al lector entrar fácilmente a las atmósferas creadas, a oler, sentir, escuchar, ver, imaginar y proyectar varias de las escenas y situaciones dibujadas en el libro (literalmente). Menciono lo de  “literalmente” porque al inicio de cada capítulo hay unas bellas y sencillas ilustraciones o dibujos del autor, con un significado particular y directo al marco emocional de la historia. Debo mencionar también la acertada elección del uso de la primera persona en la narración, tan propicia y bien lograda.

Sin olvidar el experimento de géneros y temas, libres de alguna etiqueta o comunidad, porque su objetivo es mostrar la vida misma en toda su extensión y dibujar relaciones muy finas entre personajes, seres y símbolos. Es por esto que pasamos constantemente de pasajes dramáticos a eróticos y del humor a una especie de thriller en su tramo final, junto a cuerpos, fluidos, luces, oscuridad, hedores, electricidad y frescura, entre más sensaciones a través de una narración introspectiva que personalmente disfruté mucho, pero en las que también se padece, porque se plasma el cuerpo dentro el ansia, la desesperación y el martirio, cuando es afectado por la enfermedad e intervenido para intentar salvarlo o extender un poco más su fugaz vitalidad. Y así es la descripción que el autor describe y que da título al libro, de “tubo a tórax”, como un procedimiento doloroso, pero que a la vez mantiene la luz de la vida. 

La novela nos muestra a un joven autor con una enorme sensibilidad y con búsquedas narrativas e introspectivas que logra plasmar de una forma muy disfrutable, sincera y mucho ingenio para unir cada elemento y que el resultado parezca sencillo, como cualquier historia o “cuento” contado en formato oral a un amigo o alguien con quien tengamos alguna cercanía. Un cuchicheo o un chisme al oído (y la vista) de un curioso lector. Sigo hace algunos años a Juan Camilo y disfruto mucho de su escritura, por lo que me alegra esta bella primera creación de las que espero sean mucha más, para seguir y continuar el diálogo afectivo y trascendente que permite la literatura. 

El libro fue publicado por la Editorial Zaíno, nueva editorial que promueve jóvenes escritores de latinoamerica. Puedes adquirir el libro por acá:
 
 
 
 
 
Juan Camilo con su libro

Reseña del libro: Tubo a tórax

 

 

viernes, 14 de octubre de 2022

Reseña de la película: Los Reyes del Mundo (Laura Mora Ortega) - 2022 / Colombia

 
 
Finalmente ha llegado a salas de cine del país la segunda película de Laura Mora Ortega, tras su muy buena ópera prima, "Matar a Jesús", y reciente ganadora del premio a Mejor Película (Concha de Oro) en uno de los festivales más importantes de la industria: San Sebastián. La película cuenta el viaje de un grupo de jóvenes amigos huérfanos y habitantes de las calles de Medellín hacia la búsqueda de una tierra, un hogar, un espacio de libertad. Uno de los chicos recibe la carta donde se le avisa que se le hará restitución de la tierra que pertenecía a su abuela, víctima del conflicto armado, como parte de los resultados del proceso de paz. El joven avisa a sus amigos, hermanos de la calle y todos se ilusionan con ese lugar, para cambiar su reino en las calles por uno más legítimo y aparentemente seguro. 
 
 

 
 
Se van de auto stop, enganchados a tractomulas que les permiten encaramarse, deambular y saltar sobre ellas,a la vez que dos de ellas van amarrados en sus bicicletas en la parte trasera, en una escena bastante nerviosa y muy bien rodada, pero que mantiene al espectador con mucha intriga por lo peligroso que son esas maniobras en plenas carreteras. Pero ellos van felices y libres, como en esas escenas de “Matar a Jesús”, en donde los protagonistas también se reflejan libres y humanos cuando van sobre una motocicleta. Acá además de libres, lucen felices y reflejando lo que son aún: niños y jóvenes, que se han visto también despojados de su infancia.
 
 

 
 
El viaje como road movie (o viaje en carretera) está muy bien rodado y nos muestra la bella relación entre los chicos, quienes se han convertido en familia ante la ausencia de adultos, sin autoridad visible  y algunos conflictos que deber sortear en su camino. En otra de las escenas del viaje llegan a un burdel donde se divierten y cada uno termina bailando con una de las mujeres trabajadoras sexuales, quienes son mayores y evidentemente madres que han perdido a sus hijos en el conflicto, lo que la hace una de las escenas más bellas de la película, en esa danza entre ausentes, entre anhelos y tímidas lágrimas. 
 
 

 
 
En el camino también reciben advertencias sobre el sitio a donde dirigen, porque sigue siendo peligroso o zona caliente aún en disputa. Pero ellos siguen esperanzados en su ruta, y en medio del camino tienen algunas pérdidas, conflictos y problemas con otras personas y entre ellos mismos, que los enfrenta a una difícil realidad fuera de las calles de la ciudad, en los pueblos y tierras que fueron y siguen permeadas por el conflicto. 
 
 

 
 
Antes de llegar a su destino, encuentran a otra pareja que también ha sido restituida, y al parecer conocía a su familia, a su abuela y a su madre, que el chico parece desconocer, y en un breve repaso por la casa de la familia, vemos que a pesar del regreso a sus casas, todo ha cambiado y no es el mismo lugar, y quizás son más espejismos del pasado. Los chicos que quedan siguen y llegan finalmente a su tierra, y a pesar del estado en que la encuentran para ellos representa un enorme logro y una gran felicidad, que no está excenta de nuevos problemas. La película me ha parecido preciosa, dura, muy lírica y simbólica, en mostrar en estos jóvenes lo que representa el gobierno y el desgobierno de uno mismo y lo que se posee o lo que alguna vez se poseyó o se heredó. Una visión crítica y poética al conflicto armado, al proceso de restitución, a la violencia, a la paz y nuevamente a nuestra propia humanidad. También habla de la amistad, del amor, del dolor, de la ausencia y la impotencia. Tiene una muy buena dirección, un buen guión, dirección de actores, fotografía, música y trabajo de producción en general, en donde además son visibles  los puntos de referencia en cineastas colombianos y foráneos que exploraron el surrealismo y el neorrealismo, pero que la autora sigue construyendo y consolidando en una voz propia y mirada única para contar las realidades de nuestro país. Otra película notable, con muchas virtudes y me parece un premio muy merecido. Y no dejen de verla en cines de su ciudad. En Cartagena en Bocagrande Plaza y Procinal en La Plazuela.

 
 
 
 
Laura Mora y parte del reparto y productoras de la película recibiendo la Concha de Oro

Reseña de la película: Los Reyes del Mundo

 

 

lunes, 10 de octubre de 2022

Reseña de la serie: La Casa del Dragón (House of the Dragon) – Ep. 8 (El Señor de las Mareas), Análisis General (1-7) y Oda al Rey Viserys I

 
 
No empecé haciendo reseñas de la serie porque como muchos seguidores de Juego de Tronos, quizás no le tenía muchas expectativas a esta precuela, entre otras, por el aún desencanto del final de la serie principal. Debo confesar que empecé viendo la serie y desde el primer episodio (Los Herederos del Dragón), me pareció que iba a ser un producto interesante que reconciliaría nuevamente a los seguidores de la saga, como eventualmente ocurrió.

Pero tengo varias cosas que comentar antes de llegar al capítulo más reciente, el número ocho (La Reseña y Análisis a los capítulos 9 y 10 están en otro link al final del post). La serie enfrentó y superó un dudoso precedente, pues además tenía muchos puntos a favor para hacerlo: el ya rico universo creado por el escritor George R.R. Martin y el centro de la historia en la casa más fascinante de toda la saga: los Targaryen. Es por eso que con solo iniciar el primer episodio, ya encontramos la nota que le dice al espectador que los eventos que verá ocurrieron 172 años antes de Daenerys Targaryen (así como en el universo de la Canción de Hielo y Fuego, la historia se divide A.C. <Antes de la Conquista> y D.C. <Después de la Conquista> de Aegon el Conquistador), la madre de los dragones, quien fascinó a todos los lectores y espectadores de Juego de Tronos, y quien no tuvo uno de los mejores tratamientos o arcos narrativos en el desenlace de la serie. También daba un poco de tranquilidad el quiebre con los anteriores showrunners de GOT, David Benioff y D.B. Weiss, quienes perdieron la esencia y la calidad de la serie desde que no tenían la trama de los libros a la mano. En cambio, contrataron a Ryan Condal, quien es admirador de la saga y contacto cercano al autor de los libros, quien revisa y aprueba todos los cambios a la trama.
 
 

 
 
Así que los creadores ya tenían una historia fascinante en sus manos, pero el reto era que no poseían una saga de libros para seguirse como sus antecesores, sino que con “Fuego y Sangre” sólo poseían hasta ahora sólo un libro voluminoso de crónicas que cuenta la historia de la familia Targaryen. Es por esto, que en toda esta primera temporada se han tenido grandes saltos temporales, porque el libro original no es una novela que lleva una cronología detallada ni diálogos extendidos de las acciones, sino que hay descripciones generales de eventos y de pasajes específicos con distintos puntos de vista. Por lo tanto, los creadores tuvieron que rellenar muchos espacios vacíos para darle continuidad, coherencia y dinamismo a una serie que está contemplada para 3 o 4 temporadas. Es todo un reto, pero creo que hasta ahora lo han hecho muy bien.  
 
 

 
 
Pero también debo decir y contradecir a aquellos que dicen ya que la primera temporada va superando a la primera temporada de Juego de Tronos, porque es totalmente falso. Si bien algunos anotaban que en el primer episodio de HOTD todo les había quedado más claro y dibujado que en el primero de GOT, precisamente es por lo mayor sustentado y detallado que están descritas las acciones en GOT, y el lento pero hipnótico avance que tuvo para involucrar al espectador con la trama, el universo y sus personajes. Detalles en los que HOTD ha tenido algunos problemas: primero, porque cayó mucho en la sobre explicación y exposición de las cosas (o de algunas cosas, porque otras simplemente no se explican aunque un espectador medio no ha tenido ningún recurso de vinculación para poder identificarlo); segundo, a pesar de que son entendibles los saltos temporales por los vacíos en la literatura, realmente es muy difícil para un espectador que no conoce la saga y ni ha leído los libros el poder empatizar o entender a algunos personajes y sus acciones o motivaciones; y tercero, en todos estos saltos temporales y la aceleración que se siente en varios episodios, da paso a mayores efectismos en la trama, y el cambio constante de reparto también desestabilizando todo o lo poco conseguido hasta el momento.
 
 

 
 
Análisis General (Episodios 1-7)
 
Dicho todo esto, para afirmar que la serie hasta ahora no es para nada mejor que GOT, aunque sí debo mencionar que se han hecho ajustes y tomado decisiones acertadas para que todos estos puntos en contra que he mencionado no sean los que dominen ni determinen a la serie. Empezando con una excelente producción, con muy buenas direcciones de los distintos directores, muy buena fotografía y música, muy buena iluminación, diseño de producción, y en general, muy buen montaje. Pero sin dudas parte del éxito que ha tenido, sobre todo para que los saltos temporales no hubiesen sido tan traumáticos, es en el excelente reparto que conformaron desde el episodio uno hasta el episodio ocho, donde ya tendremos al reparto fijo en los episodios restantes y siguientes temporadas. Es por esto, que aprecié y disfruté mucho de episodios tan líricos como el episodio tres (El segundo de su nombre), dirigido por Greg Yaitanes; y a partir del episodio tres, los siguientes fueron manteniendo y superando la calidad, como el cuarto (El rey del mar estrecho), dirigido por Clare Kilner, en donde vemos escenas tan atractivas y esperadas, como son la presencia de los dragones, pero también escenas de mucha intriga política, de pasión y mucha acción, que como siempre fueron el cóctel perfecto de GOT. Siguiendo con los episodios, el quinto (Iluminamos el camino), dirigido también por Kilner es muy bueno por aquella separación que se va viendo entre los bandos, y es un capítulo muy bien dirigido, porque además de la lírica seguimos viendo los simbolismos y los juegos con los planos para enriquecer la narración, y como herramienta para llenar aquellos vacíos que pueden presentarse. A partir del sexto episodio (La princesa y la reina), dirigido por el también productor, Miguel Sapochnik, con el nuevo reparto, que está simplemente excepcional, con las incursiones de Emma D'Arcy (Rhaenyra) y Olivia Cooke (Alicent), sin dejar de mencionar el excelente trabajo de las actrices jóvenes, más los excelentes trabajos de los que estuvieron desde el inicio: Rhys Ifans (Otto), Matt Smith (Daemon), Steve Toussaint (Corlys), Eve Best (Rhaenys), Matthew Needham (como Larys Strong, quien tiene en este episodio 6 un monólogo tremendo que me hizo recordar muchos de los buenos diálogos y monólogos de GOT) y sobre todo Paddy Considine (Viserys), quien es el personaje que quería utilizar para seguir el enlace de mi reseña de los primeros capítulos hasta el episodio ocho. Pero antes del ocho, el episodio siete (Marcaderiva), dirigido por Sapochnik también, me pareció uno de esos episodios con algunas escenas fascinantes, como la del pequeño Aemond domando el dragón más poderoso, Vhagar; la pelea entre los niños y luego la pelea entre las reinas y la separación más evidente entre los bandos. Pero aparte de esas escenas, sentí un poco más el vacío de la narración y de la falta sustancia y consistencia entre todo el capítulo, pero solo por esas escenas se salva. Y llegamos al capítulo ocho (El señor de las mareas), en donde esperamos que la serie avance con más pausa y detalle en el desarrollo por el fin de los saltos temporales, pero a la vez vemos un capítulo muy rico en donde se alcanza a condensar parte de todos los que hemos visto de forma acelerada hasta este momento. 
 
 

 
 
Ep. 8 (El Señor de las Mareas) y Oda el Rey Viserys I
 
Y me gusta utilizar la figura del rey Viserys (Paddy Considine), quien estuvo en todos los capítulos hasta el momento para tratar de explicarlo:

En el primer capítulo el rey Viserys llega al poder por accidente a suceder a su abuelo, el gran rey Jaehaerys, porque diversas tragedias acabaron con la vida de sus primogénitos, los padres de Viserys y su prima Rhaenys. En el Gran Consejo que convoca Jaehaerys, los grandes señores eligen al hombre sobre la mujer, quien era mayor y era la natural heredera. Desde Jaehaerys ya se empezaba a atisbar los problemas futuros de la casa, porque aunque eran épocas de paz, se acumulaban los posibles herederos, así como también los jinetes de dragón y sus respectivas bestias, ansiosos de aventuras y algo de acción en sus vidas, que es algo que se recrimina Viserys constantemente: la falta de acción en su reinado, de gestas heroicas que lo llevasen a escribir numerosas páginas en los libros de historia y canciones por generaciones. Y esto es algo que se ve muy bien reflejado con la enorme maqueta de la ciudad de Valyria (la ciudad de donde provienen y sobrevivieron los Targaryen y Velaryon, en el continente de Essos), que Viserys se encuentra construyendo desde el capítulo uno, y vemos cómo se va haciendo más grande en cada episodio, mostrando el peso del legado que carga, que además aparece detrás de él en una escena de forma simbólica cuando le encuentran haciendo una curación, exhibiendo el contraste de forma evidente. Viserys gobierna por más de veinte años, extendiendo el período de paz en su casa, pero empieza a atisbar problemas cuando no es capaz de concebir a un heredero hombre, sino hasta ahora a su única hija, Rhaenyra, y a su hermano menor, Daemon, siendo los únicos candidatos a sucederle. Y se vuelve a tener problema de sucesión porque la heredera legítima es mujer, manteniendo esa crítica al machismo y a la sociedad patriarcal presentes desde el inicio, y más allá de los Targaryen. Viserys decide finalmente escoger a su hija como sucesora por una discusión con su hermano y su hasta ese momento incapacidad de concebir varones, que deriva en la muerte de otra mujer, su esposa.
 
 

 
 
Así que en los primeros episodios observamos a un rey Viserys, quien a ojos de sus más cercanos es un rey débil, manipulable y pusilánime. Un rey que trata de evitar conflictos pero sobre todas las cosas, ama a su familia. Sin embargo, el personaje no es tan unidimensional sino que el actor Paddy Considine, le da muchos matices, en donde alterna con sus momentos de autoridad, mostrando el dragón de su casa, o los momentos donde es consciente de todo lo que pasa a su alrededor pero decide simplemente ignorarlo, como cuando exhibe el plan de su mano del rey, Otto Hightower, de involucrarlo con su hija. Pero si hay algo que prevalece en las decisiones del rey es la vista gorda ante los conflictos y su irresponsabilidad en asumir los problemas que surgen, en especial los militares y la mano blanda con sus seres más cercanos. En el cuarto episodio, cuando Viserys tiene un hijo varón con Alicent Hightower, al que además llaman Aegon II, sobresale su palabra y su amor por su hija, al reafirmarse de forma implacable en su decisión de mantenerla como su legítima heredera al trono de hierro, y de paso terminar de ganarse el desprecio de su esposa, al echar a su padre como mano del rey por petición de su hija. En el quinto episodio, el rey ve la transformación de su joven esposa, quien por la influencia de su padre y la preferencia por su hija, decide de forma simbólica declarar la guerra al interrumpirlo en su discurso de compromiso con los Velaryon (Rhaenyra y Leanor) y hacer una entrada con un vestido verde que acapara todas las miradas. Ya en ese momento, el rey Viserys se encuentra muy deteriorado, pues resulta que a raíz de unos pequeños cortes en el dedo y la espalda que se hizo en el mismo Trono de Hierro con las puntas de las espadas fundidas, inicia una infección en todo su cuerpo que le lleva a sufrir una especie de lepra, que inicia a descomponerle todo el brazo y el cuerpo. Ese corte se lo hace en el primer o segundo episodio apenas, por lo que podemos ver que la serie en forma simbólica (nuevamente) nos está mostrando en la imagen del rey Viserys, el inicio de la caída de la gran casa de los Targaryen. Se dice que el mismo Trono de Hierro por la debilidad del rey decide lastimarlo de forma mortal, aunque también hay detrás de esto algunos rumores sobre el mal tratamiento que tuvo a través de los maestres, siendo el primero que lo trata fiel a la casa de los Hightower. Pero lo cierto, es que a través de esos cortes en el trono es que empieza la descomposición de la salud del rey, que también muestra el peso de sentarse en ese trono, cuando está rodeado de enemigos, quienes esperan ansiosos su muerte. Y es así como en los siguientes episodios, junto con la caída en la salud del rey, empezamos a ver escenas donde algunas ratas se encuentran merodeando alrededor de su presencia, así como la misma iluminación e imágenes que en los primeros episodios era tan brillante y viva, se va haciendo a medida que avanzan los capítulos más lúgubres y oscuras. 
 
 

 
 
Ep. 8 (El Señor de las Mareas)
 
En el octavo capítulo, que inicia con una disputa en Marcaderiva, por la herida en batalla del Señor de las Mareas, Corlys Velaryon, que enciende en su hermano, Vaemond Velaryon, el deseo de reemplazarlo en el trono, contra los deseos de Corlys y el mismo Viserys, quienes decretaron como sucesor al segundo hijo de Rhaenyra, Lucerys. Me llamó la atención en este capítulo las tomas en picado en dos escenas de trono, tanto en Marcaderiva, con Rhaenys, iniciando además desde una toma de espaldas, para posteriormente ascender y caer en picado. Y en la Fortaleza Roja, con Otto sentado en el Trono de Hierro, mostrándolo desde arriba rodeado de las espadas fundidas, en una señal amenazadora, que sugiere el golpe que está a punto de dar a la casa. Pero también es curioso porque los dos personajes que se encuentran en ambos tronos no son los legítimos (Corlys y Viserys), sino que se encuentran reemplazando a sus legítimos dueños por incapacidad, mostrando aún más la incertidumbre de ambas casas, los sobrevivientes de Valyria. También en cuanto a las tomas, observé que muchas de las mostradas en la Fortaleza Roja también inician desde un plano superior, mostrando las renovaciones en la fachada de la edificación, en donde eliminaron los símbolos Targaryen y los reemplazaron por orden dela reina consorte con los de la fe de los siete (con la estrella de siete puntas), también como símbolo de la herida sangrante e inicio de la caída de la Casa del Dragón. 
 
 

 
 
En el episodio la primera vez que vemos al rey Viserys es en una cama, donde se encuentra en el estado terminal de su enfermedad, sin un ojo, sin parte de su mejilla, en estado esquelético y postrado por el dolor, solo calmado con la leche de amapola, que lo mantiene dormido y en estado de ensoñación. Mientras tanto, los Hightower lo reemplazan y reinan a su antojo, esperando su cercana muerte, y decididos a dar el primer golpe con la intervención en la sucesión del trono de Marcaderiva, a favor de Vaemond. Por lo que también asisten a presentar su respectivo reclamo, Rhaenys y Rhaenyra. Daemon y Rhaenyra visitan a Viserys en la cama, presenciando su deterioro, su sufrimiento y su tristeza al verse alejado de ellos dos tantos años, quienes son a la vez sus dos familiares más queridos con vida, junto a su fallecida esposa. Allí en la habitación, notan que le están suministrando la leche de amapola para calmar su dolor y mantenerlo adormecido y le presentan a sus dos nuevos nietos, Aegon III y Viserys II. Daemon trata de plantearle el tema de la sucesión de Marcaderiva y su ayuda en la intervención, mientras Rhaenyra al ver su estado se contiene y prefiere solo mostrarle a sus hijos. Aunque más tarde ella veulve para pedirle ayuda en la audiencia y que la defienda contra sus enemigos, ya que la pérdida de la Casa Velaryon hubiese significado un golpe contundente en la próxima batalla entre Negros y Verdes. Y de allí pasamos a la mejor escena del capítulo:
 
 

 
 
Empezando con un Viserys siendo preparado por los maestres para poder resistir el día, su último día, sin los efectos de la leche de la amapola, con el objetivo de presentarse en la audiencia de Marcaderiva a defender los intereses y la legitimidad de su hija heredera, y reunirse a cenar con toda su familia en la noche para dar el último ruego de unión a los miembros de la Casa del Dragón. Las escenas de preparación de Viserys, con planos detalles de sus heridas, resultan realmente perturbadoras y la actuación de Considine es simplemente magistral porque se vuelve como siempre lo fue, pero ahora en una visión más clara y física, en símbolo de la tragedia de la Casa Targaryen, en un personaje trágico por excelencia, que haciendo exhibición de su fortaleza y sus más profundos ruegos y anhelos, se levanta y camina ante la mirada atónita de todos los presentes a sentarse por última vez en el Trono de Hierro. Ese trayecto largo de la entrada hacia el trono es rodado con maestría, mientras él se apoya en un bastón, que representa el mismo amor a su hija, que es su soporte e impulso, mientras se arrastra sin ninguna ayuda hacia el símbolo de poder del reino. Solamente es ayudado por su hermano Daemon cuando sube las escaleras finales al trono mientras trastabilla y cae su corona. Daemon, quien en el pasado cuestionaba su posición como rey, ahora lo ayuda a sentarse y le pone la corona de vuelta a su cabeza, en la que según los mismos showrunners fue una escena con mucha improvisación de parte de los dos actores. Pero fue simplemente épico y significativo, así como la posterior defensa de Viserys a su hija y sus nietos. La escena que es antecedida por esos planos que nos muestran a Viserys desnudo y vulnerable en su propia desgracia, para posteriormente mostrarlo imperial y poderoso imponiendo su última voluntad mientras se cae a pedazos, y el actor trasmitiendo con sus expresiones y toda su humanidad cada emoción y esfuerzo, es simplemente épico y como dijo el mismo George R.R. Martin al ver el trabajo del actor, digno de una tragedia griega, de un personaje shakesperiano, de un Rey Lear. Y es por esto que me parece que el personaje de Viserys es el mismo símbolo en sí mismo de la Casa Targaryen en esta primera temporada, y el hilo conductor de esta precipitada temporada, que con su caída también llega precisamente a un momento estático, a un estancamiento, como es el de cualquier guerra, en donde en una disputa familiar convertida en guerra civil los Targaryen lucharán entre ellos mismos. También vale la pena recordar la escena de la cena, en donde sus familiares en consideración con el monarca tratan de actuar con armonía frente a él para darle una última imagen, un último reflejo y espejismo, de lo que él quisiera que fueran las verdaderas relaciones familiares. Pero todo es espejismo porque no es más abandonar la sala para que inicie una pelea entre los más jóvenes.
 
 

 
 
Finalmente, Rhaenyra decide regresar Dragonstone para evitar más peleas entre los chicos, y desconcertada ante una Alicent, quien le pide que se quede un poco más, le promete que llevará a los chicos y volverá en un dragón. Mientras, Rhaenyra parte y Rhaneys observa nuevamente los ojos de la muerte mientras ve que preparan el cuerpo cortado de su cuñado, la maqueta de Valyria se encuentra abandonada entre telarañas y en sus últimas palabras, Viserys, en medio de la ensoñación y los efectos del sedante, le da el motivo a la reina Alicent para reclamar los derechos de su hijo al trono y dar inicio a la Danza de los Dragones.

Un excelente episodio, que también nos debe llevar a no comparar con Juego de Tronos, porque se está estableciendo como un producto distinto con su propio encanto y virtudes, y que seguramente (y eso espero) con la estabilidad en el tiempo que sigue se desarrollarán muchos más las acciones, las tramas y los personajes, y ya veremos cómo enfrentan los creadores y guionistas el reto de llenar vacíos de un texto y proponer nuevas direcciones. Entonces sólo queda disfrutar, porque este estupendo universo creado por George R.R. Martin va a tener larga vida, extendida además a muchas más historias, episodios y personajes.