La más reciente película del director iraní-danés, Ali Abbasi (Holy Spider, Border), un director que había venido cimentando una filmografía muy interesante y particular, con énfasis en lo monstruoso en el ser humano, resulta ser una especie de biopic de la juventud y ascenso a la cima del polémico, Donald Trump.
La película me parece un interesante relato sobre la ambición, el poder, la obsesión y la deshumanización de un sistema, que obliga al aspirante a convertirse en un ser despiadado que arrasa todo a su paso. "Atacar, contraatacar y nunca disculparse", son algunos de los mantras que Trump aprendió de su mentor, el abogado Roy Cohn, de quién aprende a convertirse en un tiburón mayor, que nunca reconoce una derrota. De ser triunfadores y exitosos que no reconocen el fracaso y viven en apariencias, creando una coraza contra cualquier vulnerabilidad a través de su entorno cercano e íntimo, o incluso de su propia identidad.
El largometraje tiene buen ritmo y en su mayor parte tiene una buena estructura, que es totalmente cronológica, además del destacable trabajo de sus actores principales, Sebastian Stan (como Trump) y Jeremy Strong (como Cohn). Por otro lado, es increíble las vibras que la película da a la serie "Succession", en trama, guión, personajes, música y hasta diálogos. Esos calcos tan descarados no me gustaron mucho, además de tener a Jeremy Strong también acá en un papel similar. No entiendo la intención, porque no son referencias o inspiración sino fieles y abruptas inclusiones. Y eso me hace dudar en la libertad que haya tenido el director en esta película, pues me parece que contrasta con sus anteriores películas.
En la segunda parte de la película y en su tramo final, me parece que la película pierde fuerza, y se complica en la forma en que retrata a Trump, pues en ocasiones se siente como panfleto de héroe americano capitalista, y toca con pinzas temas en donde le critican otros aspectos. Y en ese tratamiento gris o tibio, pierde fuerza, incluso si querían hacer un retrato ambiguo, al final termina en aguas perdidas. Creo que también la película peca en querer abarcar mucho tiempo, como muchos biopics, y quizás hubiese funcionado mejor con una claridad en el enfoque. Aún así, me parece un retrato interesante, para conocer más de ese personaje que sigue estando tan vigente (sobre todo con las próximas elecciones), pues varias de esas historias ya las conocemos, porque como veremos en la película él siempre fue un buen promotor de sí mismo. Pero me parece interesante como muestra de una ideología o modelo de éxito que se siguió extendiendo y calando en la población general, además de en distintos sectores de la economía y el entretenimiento, que incluso ha ido evolucionando hasta este momento.
En salas de cine. También se estrenó El Conde de Montecristo, y sigue La Sustancia en cartelera (y me cuentan que incluso la semana pasada fue la más taquillera entre todas. Y eso no deja de sorprenderme).