“Vidas pasadas” es la ópera prima de la directora, dramaturga y guionista surcoreana-canadiense, Celine Song, quien como su personaje en la película, Nora, también reside en los Estados Unidos. Nos encontramos frente a un estimulante y precioso debut con rasgos biográficos, que cuenta la historia de dos niños de 10 años en Corea del Sur, quienes se encuentran viviendo y experimentando un incipiente enamoramiento hasta que la niña, Na Young, que cambia su nombre a Nora, emigra con su familia a Canadá, dejando al niño Hae Sung dolido y desconcertado por las emociones que siente y creía eran compartidas. Con el tiempo se vuelven a contactar otras dos veces en intervalos de diez años; primero, cuando ambos están en la Universidad, ella se encuentra estudiando teatro y él, ingeniería. Ambos quedan en contacto y siguen con su amistad, manteniendo una relación epistolar a distancia que los vuelve a unir y a revivir afectos. Hasta que la distancia se hace palpable y mientras más se acercan se vuelven a separar por la imposibilidad de estar juntos físicamente. La segunda vez que vuelven a contactarse, casi otra década después, ya ella se encuentra casada y él acaba de terminar una relación. Finalmente acuerdan encontrarse tras tantos años en Nueva York, en donde ella reside con su esposo. Y el nuevo encuentro vuelve a revivir sentimientos congelados, pero también hace evidentes realidades irreversibles.
La película está narrada con una sensibilidad y autenticidad que realmente te llega, te emociona y te conmueve, permitiendo al espectador reflejarse con en esas variedad de escenas, momentos y emociones que transitan los protagonistas: la añoranza del primer amor, la nostalgia, la tristeza, la impotencia, el afecto a las raíces, el miedo, la cobardía, la torpeza, los cambios que transitamos a través del tiempo y cada decisión tomada o que se deja de tomar o se deja pasar.
La fotografía es muy sutil, precisa y detallista, y la dirección aprovecha muy bien los espacios, tanto los cerrados cuando se comunican por cámara web, y en los más abiertos con el simbolismo en la simetría y la distribución en el plano, más los detalles en esos primeros planos o planos medios, en donde los gestos y las miradas dicen todo. Y todos esos elementos más la también sutil banda sonora nos acerca al alma de los personajes, y llegamos a sentir o entrever lo que sienten y especialmente lo que callan. Aquí tengo que resaltar el gran trabajo de los actores: Greta Lee (Nora), Teo Yoo (Hae Sung) y John Magaro (Arthur), quienes realizan interpretaciones muy naturales, cuidadas y sensibles, que se amoldan perfectamente al tono y atmósfera de todo el metraje.
Ese tono y atmósfera son en su mayor parte muy delicados y sutiles, que va intensificándose lentamente hasta alcanzar en varias partes de su tramo final una tensión muy palpable, que se refleja en una contención guardada por los personajes a través de tantos años, y nos hacen imaginar a una especie de fuerzas externas que no se terminan de alinear de alguna forma para permitir que algo ocurra con nuestros personajes principales. Y en esta parte, pienso en otro tema que es importante para la historia, para los personajes y sus culturas, como son las creencias y tradiciones relacionadas con las vidas pasadas, la reencarnación y el destino. Y en pantalla vemos reflejada perfectamente una conexión fuerte pero que por alguna razón no se ve destinada a suceder. Y ese tono y atmósfera que menciono al inicio de este mismo párrafo, que inicia muy sutil y en su tramo final se va tensionando, al mismo tiempo que los acontecimientos de la trama, sigue avanzando lentamente hacia un momento cúspide, que ya podrán verlo cuando la puedan ver, en donde el sentimiento explota y ya nada más se puede reprimir.
Me parece una película hermosa, otra de las joyas que veo en este 2023, muy brillante y luminosa, en donde la directora dibuja las relaciones de una forma auténtica, agridulce, generosa, amable, honesta y a la vez punzante, en un doloroso ejercicio poético que logra tocar fibras muy sensibles, las cuales muchas películas han intentado plasmar, y ninguna lo ha hecho tan bien, tan limpiamente y tan bellamente. Muy recomendada.
Alejandro Salgado Baldovino (A.S.B)
Admiro tantos tus talentos y la sencillez como los manejas.
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