jueves, 22 de diciembre de 2022

Reseña de la película: Alcarràs (Carla Simón) - 2022 / España / AppleTV-Filmin

 
 
Carla Simón sorprendió con su tremenda ópera prima, “Verano 1993” hace algunos años atrás, en donde una niña que debe adaptarse a su nueva familia adoptiva. Desde entonces mostraba su sensibilidad tras la cámara, la sutileza, la calidez y luminosidad de su mirada, pero también la capacidad de llevar a la emoción a un momento culminante en donde todo estalla, en donde la contención de todo lo reprimido no se puede mantener por más tiempo. 

Con “Alcarràs” ha mantenido esa estructura aunque con una historia muy distinta. En esta ocasión nos sumerge en el campo dentro de una localidad rural en Cataluña, en donde una familia ha cultivado desde varias generaciones sus alimentos y mantienen un gran cultivo de melocotoneros que comercializan. Pero al llegar un nuevo verano y cuando llega el momento de recoger una nueva cosecha se encuentran con un problema que quebrará todo el núcleo familiar y su sustento de vida.
 
 

 
 
El quiebre de la familia se ve más reflejado en el personaje del patriarca, Quimet, un hombre de campo trabajador, quien se entera un día que pronto perderá sus tierras porque su padre nunca firmó un documento que autentificara la posesión y el derecho sobre las tierras que le cedió un amigo años atrás y trabajó toda su vida. Quimet entrará en un estado de negación que le llevará a desarrollar conflictos, tensiones y roces entre distintos miembros de la familia.

Lo que sorprende inmediatamente es ese naturalismo y buen manejo del hiperrealismo con que la autora presenta a sus personajes, desde los más chicos a los adultos, con escenas que me recordaron mucho a “Le meraviglie” de Alice Rohrwacher, y en general a su cine, el cual es también muy naturalista, aunque Simón prescinde de lo mágico. Ella se queda en la contemplación de lo cotidiano, en los detalles de los gestos, las miradas y las interacciones entre los humanos con la naturaleza, los animales, los objetos y entre ellos mismos.
 
 

 
 
Mientras en el desarrollo vemos el quiebre de esta familia, también de fondo nos muestra y sugiere de forma sutil distintos problemas como la situación de los trabajadores del campo, los inmigrantes y la misma crisis en la agricultura y los cultivadores pequeños frente a las grandes empresas. Pero estos contextos no ocupan mucho el espacio del metraje, porque la mirada de la directora se detiene en los distintos miembros de la familia, quienes conviven con la tensión y el silencio del padre ante el gran problema que se les avecina, ante la incertidumbre y el desamparo.

Eventualmente, como ocurría en “Verano 1993” se presenta un quiebre que romperá algo de la tensión acumulada y dará un respiro a la familia para que encuentren algo de luz y esperanza al final de camino, sin perder la dignidad y la unión familiar. Me parece una película muy bella, sutil y muy humanista, que a través de esta historia de familia nos lleva a reflexionar sobre el valor del mismo núcleo familiar, del trabajo, de la tierra y las tradiciones y la cultura que muchas veces sirve como vehículo de unión y fortaleza de todos los agentes anteriormente mencionados. Y todo esto lo narra y lo sugiere con mucho minimalismo, por lo que muchos dirán que en la película no pasa nada, pero en realidad pasa mucho, y cada escena está completamente planificada y lleva un elemento simbólico en función de la narración y la historia. 
 
 

 
 
La película ganó el Oso de Oro a la Mejor Película en el Festival de Berlín, y me parece un premio justificado y merecido. Y acaba de recibir hace poco 11 nominaciones a los Premios Goya. También fue la enviada por España para la categoría de Mejor Película Internacional en los Oscar y ayer nos enteramos que no pasó el corte de la pre seleccionadas, y mencioné que la academia española debió enviar a “As Bestas”, que es una película igual de buena (para mí un poco mejor) pero muy distinta a ésta, con más potencia y quizás estratégicamente hubiese tenido un mejor desempeño. Pero ambas películas nos muestran, además de otros estrenos, que el cine español tuvo un año de ensueño y que demuestra que está muy vivo y presente.
 
 
 
 

Reseña de la película: Alcarràs (Carla Simón)

 

 

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