lunes, 11 de julio de 2022

Reseña del libro: Las Buenas Intenciones (Amity Gaige)

 
 
"Pero ¿acaso la infancia no es justamente eso? Una aventura involuntaria.
Un secuestro."

(Las buenas intenciones, Amity Gaige)

 
Hace unos días terminé esta novela, que era una de mis tantos libros acumulados por los años en espera por ser leídos. Mi primera reacción es: totalmente aprobado. Gaige nos introduce en una historia complicada, pero especialmente en una mente perturbada y confusa de un padre que solo quiere pasar más tiempo con su hija.
Me resulta curioso que en las últimas semanas y meses he estado leyendo libros del género epistolar, me encuentre en “Las buenas intenciones” con otra propuesta de carácter epistolar, porque es esencialmente una larga misiva que un hombre, Erick Kennedy, le envía a su esposa Laura, tras ser judicializado por incumplir la ley y llevarse a su hija sin permiso y con evidente intento de secuestro. La pareja se encontraba en proceso de divorcio y en lucha por la custodia de la pequeña, Meadow. 

No estoy revelando nada que no se enuncie de las primeras páginas, porque la voz narrativa de Erick introduce el relato y es la que dirige en primera persona todo el recorrido, en el que trata explicarse o justificarse ante su esposa y ante el lector. En medio de su cronología y confesión escrita, nos lleva también a un viaje por sus recuerdos del pasado: con su familia de origen alemán, en medio de situaciones confusas, tristes y de aparente daño psicológico y traumas; así como los recuerdos felices con su esposa y su pequeña hija. 
 

"Me había acostumbrado al silencio entre nosotros, Laura. Sabía que era una crueldad no llamarte, no decirte que Meadow estaba bien, que la cosa no era tan terrible como tú pensabas. Pero estaba acostumbrado a tu ausencia, y para entonces los dos estábamos acostumbrados a la crueldad"
(Las buenas intenciones, Amity Gaige)

 
Es muy interesante observar también el cambio de tono y color de parte de la voz narrativa, porque aunque al inicio quizás sintamos total empatía con su relato, a medida que avanza la trama empezamos a dudar un poco de sus intenciones y de sus acciones. Todo esto al tiempo que la misma atmósfera de la historia se va tiñendo de grises y claroscuros, que llevan inevitablemente al lector a tomar partido sobre lo que está ocurriendo y a enfrentarse a un dilema moral.
 
Es así que asistimos a una aventura que recorre distintos géneros y emociones, que van desde un relato de viaje en carretera, con atenciones a los lugares, el espacio y la geografía; hasta un relato de suspenso, casi de thriller a través de los lagos de Vermont, lo que hace que la lectura sea muy dinámica, agradable, incómoda y emocionante al tiempo. Además de la caracterización de su personaje es muy buena y compleja, en sintonía con la misma estructura de la novela, porque a través del análisis de su propia hija y su infancia, es capaz de mirarse y analizarse a sí mismo en retrospectiva, siendo consciente casi siempre del enorme daño que está haciendo con sus decisiones. Lo que nos lleva a pensar que estamos ante una historia que nos habla de la importancia de la infancia y de la familia, entre otros temas alrededor.
 
En síntesis, me parece una novela muy bien escrita y estructurada, que es capaz de hacerte navegar por dilemas morales sin necesidad de llegar a extremos o exageraciones innecesarias, casi pornográficas, que muchas novelas transitan y se regodean en ello. Es una justa medida de sencillez narrativa, complejidad en el tema, buena prosa poética y un ritmo creciente que hace que el lector no quiera detener la lectura, pasar tragos amargos y dejarle un poco incómodo con algunas situaciones, además de dejarle preguntas abiertas al final. Muy recomendada.  
 
 
 

 

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