domingo, 22 de mayo de 2022

Especial: Charles Dickens Vs Edgar Allan Poe / Ensayos y Críticas de Poe

 
 
Dos escritores que a primera vista parecería que no tuviesen mucho que ver entre sí, en realidad están muy ligados histórica y cronológicamente por sus vidas, oficios y obras. Charles Dickens nació en Landport, Portsmouth (Inglaterra), el 7 de febrero de 1812; tres años antes en Boston (Estados Unidos) nació Edgar Allan Poe el 19 de enero de 1809.

Dickens, considerado uno de los grandes novelistas de la historia de la literatura, empezó a trabajar desde muy joven. A los 15 años ya trabajaba como pasante en el bufete de los procuradores Ellis & Blackmore y después de un tiempo como taquígrafo judicial. En el año de 1828 comenzó a trabajar como reportero en el Doctor's Commons, para luego convertirse en cronista parlamentario en el True Sun. Entre las leyes y el periodismo se pasó su juventud, y tras pasada la veintena trabajó como periodista político en el Morning Chronicle, donde informaba sobre los debates parlamentarios y viajaba a través del país cubriendo campañas electorales.

Poe, considerado uno de los grandes cuentistas de la historia de la literatura y maestro del relato corto, también empezó en el mundo del periodismo, aunque inicialmente no del todo por gusto. Los problemas económicos le obligaron a enfocarse desde muy temprano en la crónica, la reportería y la crítica literaria para varios periódicos de la época.
 
Dickens no tuvo una infancia fácil. Ya que al ser su padre encarcelado por impago de deudas, le tocó trabajar desde niño en una fábrica de betún; experiencia que utilizaría en varias de sus novelas que reflejan en detalle la pobreza y la vida de los más humildes. Además de un estilo fascinante y casi documental, con el que retrató fielmente la época victoriana, junto con unas buenas dosis de humor, ternura, picardía y maldad. Todo esto junto con esos personajes de enormes contrastes que hacían que cada lector se identificara y se apasionara con sus lecturas.
 
Poe tampoco tuvo una vida fácil. Desde muy joven le tocó trabajar y siempre tuvo el objetivo de ser un escritor que viviese completamente de su trabajo en la escritura. Lo logró con mucho esfuerzo, siendo considerado uno de los primeros que pudo hacerlo. Poe fue conocido por los temas específicos de sus relatos que iban desde las historias de terror y misterio, pasando por los cimientos del género gótico y de ciencia ficción, hasta las historias de carácter detectivesco, siendo considerado el inventor del relato detectivesco.

 

 

Disputa y orígenes detectivescos

 
 
Aunque Poe es considerado el inventor del relato detectivesco, y tiene credenciales: los cuentos “Asesinatos en la Rue Morgue”  y “El misterio de Marie Roge” (1843), considerados los primeros relatos detectivescos en lengua inglesa, y la creación del detective Auguste Dupin (aunque en ninguno de los relatos se usó la palabra detective o investigador), quien fuese posteriormente eclipsado por el brillante Sherlock Holmes de Conan Doyle o por el Hércules Poirot de Agatha Christie. Sin embargo, ninguno de los anteriores mencionados fue el primer detective nombrado de la literatura. Ese merito pertenece a Charles Dickens, quien en su novena novela publicada, “Casa desolada (1852-1853)”, entre sus personajes se encuentra el inspector Bucket, quien fue el primer detective de ficción nombrado de la literatura. 
 
En el año 1868, Wilkie Collins, amigo de Dickens publicaría “La piedra lunar”, considerado por T.S. Eliot, como la primera novela del género detectivesco. Aunque el gran auge del género y la llamada edad dorada de la novela policíaca británica llegaría hasta el año 1887 con la publicación de “Estudio en escarlata” de Conan Doyle y Holmes de protagonista.

 
 
 
Barnaby Rudge y El Cuervo
 

 
 
A pesar de la distancia y de que uno alcanzó el éxito más pronto que el otro, pronto la vida de ambos escritores iba a coincidir. 
 
Siendo un escritor ya de renombre con dos enormes éxitos como “Los papeles póstumos del Club Pickwick” y “Oliver Twist”, Dickens viaja a los Estados Unidos en el año de 1842. Poe era un periodista y escritor en ciernes, quien además había escrito varias reseñas y críticas de cada una de las novelas de Dickens.
 
Dickens se enteró de la existencia de Poe, porque éste había estado siguiendo y escribiendo sobre la novela por entregas, “Barnaby Rudge”. Y justo antes de que se publicase la entrega final, Poe escribió un artículo donde adivinó el final de la trama de la novela de Dickens. La sorpresa se generó cuando el capítulo final se conoció en Europa y Estados Unidos. Esto llamó la atención de Dickens sobre ese escritor y poeta norteamericano, y no le debió de hacer mucha gracia que le adivinasen y publicasen el final de la trama de su novela. De hecho, se dice que cuando Dickens terminó de leer el texto, dijo sobre Poe, que debía estar poseído por el diablo.
 
Pero si Poe logró adivinar el final, y a pesar de la fuerte crítica que hizo de la novela, fue por la enorme admiración y respeto que sentía por la obra de Dickens. Y acá viene uno de esos detalles bellos y mágicos de la literatura: Una de las críticas que Poe hizo de la novela de Dickens fue sobre el tratamiento que hizo el escritor inglés de un particular personaje: Grip (Un cuervo). A Poe le pareció que el autor había desaprovechado las posibilidades simbólicas y proféticas que le daban un personaje así, mientras que Dickens admitió que el cuervo parlanchín fue simplemente un homenaje a su mascota real. Pero ese cuervo de Dickens, a la vez, fue la gran inspiración para la composición poética más famosa del autor norteamericano y uno de los poemas más famosos de las letras americanas: The Raven (El cuervo). Este hecho lo confirmó el mismo Poe en su excelente ensayo “Filosofía de la composición”, donde desentraña con esa gran vena crítica la arquitectura de su propio poema, y como él mismo quería, dotó al cuervo de mucha simbología y carácter profético. 

 
 
 
El encuentro

 
Poe aprovechó que Dickens iba a pasar por Filadelfia para contactarlo e invitarlo a una reunión, que el inglés aceptó sin dudar. Lamentablemente no se conocen muchos detalles del encuentro, pero se supo que uno de los temas tratados fue la necesidad de una ley internacional para proteger los derechos de autor, y a la vez, Poe se sorprendió al saber que el cuervo de la novela se refería a una mascota real del escritor. Además, se dice que Poe aprovechó para pedirle que le ayudase a publicar su libro de cuentos, “Cuentos de lo grotesco y arabesco” en Inglaterra. Según la biógrafa de Poe, la reunión resultó estéril y se cerró con frialdad. Al parecer, Dickens prometió ayudarle pero meses después le envió una carta desde Inglaterra, donde le decía que a pesar de sus gestiones no había podido ayudarle a conseguir el apoyo para la publicación de su libro, al que muchos editores consideraron muy riesgoso. Años después, Poe volvió a insistir para que Dickens le ayudase e intercediese por él ante el Daily News para conseguir trabajo de corresponsal, pero Dickens lamentó nuevamente no poder ayudarlo, al no tener ninguna influencia en el diario. Después de eso no volvieron a contactar, pero cuando Dickens volvió a los Estados Unidos, veinticinco años más tarde, Poe ya había muerto (1849), y Dickens se enteró que la suegra de éste estaba enferma y viviendo de la caridad, por lo que quizás con algo de culpa, decidió visitarla a Baltimore y darle algo de dinero.
 
Un final quizás un poco triste para dos enormes autores, ambos grandes pero muy diferentes entre sí, pero cada uno influyó en distintas líneas de autores, artistas y movimientos culturales. Y el mismo Dickens ejerció una gran influencia sobre Poe, que él mismo expuso en distintos textos, y que logró transformar a su propio estilo, que sería base para los posteriores movimientos simbolistas y surrealistas.
 
 
 
 
 
Edgar Allan Poe. Ensayos y Críticas
 
 

 
 
Recientemente terminé de leer, y de hecho ha sido la inspiración para escribir este texto, los ensayos y críticas de Edgar Allan Poe, que además contiene un ensayo introductorio de Julio Cortázar (traductor y ordenador de textos) sobre la triple dimensión creadora del autor: poeta, narrador y crítico.
 
Los ensayos y las críticas de Edgar Allan Poe son fascinantes porque son muy minuciosos y reflejan además de un gran talento, una aguda percepción y un gran cuidado al detalle. Las críticas literarias y los temas de sus ensayos transitan temas de gramática, discute y replica las decisiones creativas de los autores y analiza, citando parte por parte, los párrafos en donde él considera que el autor erró, e incluso propone opciones de mejoría y nuevas posibilidades.
 
En el libro encontramos capítulos como: “El principio poético”, en estilo de conferencia, donde realiza un análisis de algunos poemas para explicar temas como el ritmo, la diferencia con la prosa, etc., también la “Filosofía de la composición”, donde analiza la génesis de El Cuervo. “Longfellow”, donde realiza una reseña de la obra: Ballads and other Poems (Crítica escrita antes que Poe emprendiera violentas acusaciones de plagio contra Longfellow). “Hawthorne”, donde  reseña la obra: Twice-Told Tales, de Nathaniel Hawthorne y otros libros del autor (Una de sus más famosas reseñas). “Arabia pétrea”, con otra reseña donde se expone su capacidad de apropiación de distintos temas y la rigurosidad investigativa. “Charles Dickens”, donde también analiza algunas obras del autor, de las que menciono en el presente texto. “El Jugador de Ajedrez de Maelzel”, donde exhibe una rigurosidad técnica en temas ajenos, que incluso sorprendió a expertos. “Filosofía del moblaje”, donde trata temas de decoración, arte, muebles y detalles, que le llevan a la vez a una exploración de dinámicas de las clases sociales, además de una crítica a la sociedad burguesa y el mal gusto. Y finalmente, “Criptografía” y “Marginalia”, donde se recolecta una colección de fragmentos y opiniones generales del autor. Inicialmente con anotaciones al margen de sus libros, pero también de otros anexos de reseñas, críticas y textos varios, donde destacan la perspicacia intuitiva e inteligencia del autor, su tendencia a provocar sin importar el personaje aludido, y su gran valor como ensayista, comentarista de una enorme agudeza intelectual. Según palabras de Edmund Wilson: “El conjunto crítico más notable jamás producido en los Estados Unidos”

Y quería terminar con un fragmento de la excelente y mucho más extensa crítica de Poe sobre la obra “Barnaby Rudge” de Dickens y una más breve de “Tienda de antigüedades”:

 
 
 
Edgar Allan Poe sobre Charles Dickens
(Fragmento de crítica sobre “Barnaby Rudge”)
 
 

Especial: Charles Dickens Vs Edgar Allan Poe

 

En cuanto a Barnaby, el héroe del relato, digamos que hay en él algo que decepciona. Ya señalamos que su deleite en las atrocidades de la rebelión contradice su horror a la sangre. Pero este horror es inconsecuente, y esto merece reproche. Después de la marcada insistencia sobre el detalle, al comienzo del relato, las consecuencias no son adecuadas. ¡Y qué hermosa oportunidad ha perdido Mr. Dickens! El descubrimiento del asesino, después de veintidós años, podría haberse logrado fácilmente gracias al misterioso horror a la sangre de su hijo –un horror creado en el nonato por el crimen mismo-, y ésta hubiera sido una de las más hermosas encarnaciones posibles de la idea que solemos vincular a la <justicia poética>. También el cuervo, tan divertido como resulta, podría haber sido utilizado en mayor medida como parte de la concepción del fantástico Barnaby. Sus graznidos pudieron haberse escuchado proféticamente en el curso del drama. Y con relación al personaje del idiota, el suyo hubiera equivalido al que en la música representa el acompañamiento con relación a la melodía. Aunque distinto entre sí, uno del otro, sin embargo hubiera habido entre ambos una semejanza analógica, y, existiendo en forma separada, habrían constituido una de esas totalidades que no admiten ser divididas sin imperfección. 

Fundándose en lo que hemos dicho, quizá sin la debida reflexión (pues, ¡ay!, los precipitados deberes del periodista lo impiden), no faltarán quienes vean aquí la insensata intención de atacar detractoramente la limpia fama del novelista. A ellos les diremos simplemente con el lenguaje de la heráldica: <Deberíais ostentar en vuestras armas la señal inferior de gules.> Si esto se comprende, bien; y si no, mejor todavía. No hay hombre viviente que reverencie tanto al genio como lo reverenciamos. Si no nos demoramos tan especialmente en los altos méritos como en los triviales defectos de Barnaby Rudge, hemos explicado nuestras razones para ello, y todos los que quieran entenderlas las entenderán. No creemos que la obra que reseñamos sea comparable a la que la procedió: pero frente a muy pocas cabe considerarla inferior. Quizá nuestra objeción principal no haya sido expresada con la claridad que desearíamos. Nos parece que si esta obra de ficción, como cualquiera de las obras análogas de Mr. Dickens, se funda en la excitación y el mantenimiento de la curiosidad, ello constituye por parte del escritor una mala interpretación de sus grandísimas aunque peculiares posibilidades. 

Por supuesto que ha cumplido bien su tarea –haría bien cualquier cosa, por comparación con la multitud vulgar de sus contemporáneos-, pero no lo ha hecho tan acabadamente como su elevada y justa reputación demandaría. Pensamos que este libro ha significado para él un esfuerzo, y que ello se debe tan sólo a la naturaleza de su designio. Se ha dejado arrastrar por el deseo de abrir un nuevo camino novelístico. Las características de su intelecto debían inducirlo, naturalmente, al estilo narrativo más fluyente y sencillo. En cuentos de desarrollo ordinario puede reinar y reinará mucho tiempo sin rival. Tiene un especial talento para tales cosas, pero carece de genio para la adaptación, y aún más para este arte metafísico donde yace el alma de los misterios. <Caleb Williams> es una obra harto menos noble que <The Old Curiosity Shop>; pero así como Mr. Godwin no hubiera podido soñar en ésta, Mr. Dickens no podría haber creado aquélla.

 

Poe sobre Tienda de antigüedades
 

(…) En conjunto, consideramos que Tienda de antigüedades es con mucho la mejor obra de Mr. Dickens. Resulta imposible hablar de ella todo lo bien que merece. Por donde se mire constituye un relato que asegurará a su autor la admiración de todo hombre de talento.


 

Comparto otros dos especiales de relaciones entre grandes escritores:

Especial A.S.B: Dostoievski Vs Tolstói (Link 1)
Especial: James Joyce vs Virginia Woolf: Ulises y la “buena” literatura
(Link 2)

 

 

Alejandro Salgado Baldovino (A.S.B)

 

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