La pasada sesión del Club de Lectura Sícalo tuvimos una de las dos últimas sesiones de cierre del Ciclo de Japón (Literatura/Cine). Un ciclo muy rico, extenso y productivo. Como les mencionaba el pasado miércoles, “Silencio”, fue el título con que se inició la idea del ciclo, luego de que nuestra amiga Iliana me comentara que había visto la película (versión de Martin Scorsese del 2016), y que le había gustado, y de un artículo que salió sobre el libro original. A partir de ahí empecé a diseñar este ciclo, que de cierta forma nos permite hacer un viaje por la historia de Japón.
En la primera sesión que tuvimos del ciclo, hice una introducción histórica de Japón, porque me pareció muy pertinente en esta oportunidad hacer este contraste, entre la historia y las obras que leímos. A continuación, explico un poco en resumen, para los que no asistieron a la sesión:
Inicialmente, leímos a Ryunosuke Akutagawa (1892-1927), el más grande cuentista japonés, y uno de los grandes de la literatura universal. Tanto, que el premio más importante de Japón tiene su nombre. De él leímos sus dos cuentos “Rashomon” y “En el bosque”, ambas historias que fueron adaptadas al cine en una novela única, como fue “Rashomon” de Akira Kurosawa, el gran director nipón, y al tiempo la película que abrió las puertas del cine japonés al mundo. Según el contexto histórico, Akutagawa es importante porque en Rashomon, nos muestra una constante en su literatura, como es la recreación de la dureza y crudeza de la época, con un símbolo particular, que incluso recibe el título de la historia. “Rashomon” fue la más grande puerta de la ciudad de Kioto durante la era Heian. La era Heian (794-1184) fue la época dorada y clásica de la cultura y artes japonesas. En la historia de Rashomon, se muestra la puerta precisamente la gran puerta descuidada y deteriorada, como símbolos de decadencia, que tuvo como gran culpable el transcurso del Siglo XII, que fue una de las épocas más duras e inestables de Japón. La Japón Feudal, los Samurais, los Ninjas y distintos grupos que relegaron la figura del emperador durante casi un milenio, en un periodo que también se conoce como “Shagunato Tokugawa” (1192-1868), a través de ese tiempo en tres periodos. Ya posteriormente vendría la Restauración Meiji, a partir de 1867, que restauraría la figura del emperador, y del Japón que empezó a crecer y prosperar en todos sus apartados, sirviendo para el renacer de varios de los más grandes artistas japoneses. Por eso destaco de Rashomon, la referencia al Japón clásico.
Luego, con Yukio Mishima (1925-1970), nos saltamos el siglo oscuro del Japón, y llegamos directamente a la modernidad del Japón. Pero Mishima, en “El Rumor del Oleaje”, ambientada en los años 50, como lo hablamos en la sesión, manifiesta una nostalgia por el Japón clásico y las tradiciones antiguas. Pero no solamente del periodo clásico de Heian, sino el mismo periodo del Japón Feudal. Y es algo lógico, teniendo en cuenta que su padre y su abuela venían de una tradición y descendencia de samuráis. Pero las energías de Mishima están más enfocadas al periodo después de la segunda guerra mundial, que trajo entre muchas cosas, la larga ocupación de los Estados Unidos en Japón, y poco a poco la inminente occidentalización del Japón. Algo por lo que Mishima luchó hasta el final de su vida. Pero además, también leímos de Mishima, su extraordinaria “Confesiones de una máscara”, donde además que tratar los temas que trató y le preocuparon en su vida y obra, se centra más en su propia vida, en su pequeña autobiografía, que a la vez es uno de los más grandes relatos confesionales de la literatura. Con Mishima, vimos la excelente película de Paul Schrader: “Mishima, Una Vida en 4 capítulos”, que precisamente nos hace una síntesis artística sobre su vida y obra.
Pueden leer mi reseña completa del libro en el siguiente enlace:
Pueden leer mi reseña completa del libro en el siguiente enlace:
Y finalmente llegamos a “Silencio” de Shūsaku Endō (1923-1996), con el que históricamente volvemos al pasado, pero esta vez sí nos metemos en el corazón del Japón Feudal, en el periodo oscuro del Japón. Precisamente en el Siglo XVII, con las misiones de evangelización de los Portugueses al Japón. El primer misionero católico que llegó al Japón fue San Francisco Javier, en el año 1549. En menos de 60 años logró una gran labor, 300.000 católicos. Incluso varios señores feudales se llegaron a bautizar bajo la religión católica. Pero a partir de 1614 inician las persecuciones del estado a los cristianos. Y se inventaron mecanismos de tortura, como la famosa Fosa, que leímos en el libro y también vimos (y veremos) en la película de Scorsese. En esta persecución a católicas, la idea era volver apóstatas al mayor número de cristianos confesos, y si eran sacerdotes mucho más. “Silencio” es una novela con tintes históricos, basada en hechos reales, que relata la expedición de dos sacerdotes, especialmente del narrador principal, Sebastian Rodrigues, en búsqueda de su maestro, Cristovao Ferreira, tras pasar un largo periodo sin saber de él. Por lo que habían dos opciones, se había convertido en mártir, o en un apóstata, como se rumoraba. La novela, es ese viaje de descubrimiento, de aventuras, de sufrimiento, de dolor y de silencio. Precisamente, en el año de 1873, coincidiendo con la Restauración Meiji, la libertad religiosa volvería al Japón. Para ese año, según sólo quedarían 30.000 cristianos.
Como comenté en la sesión, es una novela histórica. Su autor, tiene la particularidad de ser un japonés con educación católica, siendo bautizado a los 13 años. Por lo que en su literatura siempre hubo una tendencia a explorar el fenómeno de catolicismo en Japón, exponer las persecuciones, sentirse diferente, y sobre todo hacer un análisis de las creencias. Porque Endo nunca es propagandista, al contrario, es incisivo y curioso, lo que nos lleva a explorar de forma más objetiva y profunda el tema. La novela varía en la narración, en su mayor parte es un relato en primera persona, desde la voz del padre Sebastián, sus pensamientos, sus dudas, sus monólogos; pero también, en ocasiones se utiliza un narrador omnisciente, cuando sentimos que se refieren a Sebastian, como el padre. Y hay al final otro estilo, y es simplemente como forma de un documento lineal, lo que personalmente hizo que me chocara un poco la parte final, creo que pierde ritmo, y se me hace innecesario ese elemento. Creo que Scorsese sorteó de mejor forma ese final.
Pero lo interesante de todo esto, y lo que quería resaltar al hacer el análisis completo de este ciclo, y su comparación con la cronología histórica del Japón, es porque en realidad realizamos un estudio desde la literatura de todo un país, sólo a través de la lectura de tres de sus grandes autores.
Alejandro Salgado Baldovino (A.S.B)