He visto la más reciente película del excelente guionista, director y dramaturgo anglo irlandés, Martin McDonagh, quien nos sorprendió con esa mordaz película, "Tres anuncios por un crimen", hace algunos años. McDonagh tiene un gusto por las historias oscuras y retorcidas, donde los personajes son puestos a prueba (por algo Carson McCullers ha aparecido referenciada en sus películas). Pero también de un increíble humor negro, crítica y humanidad. Y siempre con potentes interpretaciones, sacando a relucir su experiencia de dramaturgo. Esta película tampoco escapa de las referencias literarias, empezando con el personaje de Siobhán, hermana del protagonista, Pádraic, quien pasa su tiempo leyendo y cultivando su intelecto, y justo en una escena se encuentra leyendo una historia triste. Por otro lado, uno de los personajes nos recuerda a las brujas proféticas de Macbeth, que recordemos que Shakespeare se inspiró de obras clásicas del folklore escocés e irlandés, como las "Crónicas de Holinshed". Y preciso la palabra "banshees" se refiere a espectros femeninos que anuncian la muerte. Pero sigamos con el argumento:
Ambientada en los años 20 en plena guerra civil en Irlanda, la cual sucede como telón de fondo, y los personajes, quienes viven en la isla ficticia de Inisherin, observan y escuchan de lejos las explosiones y la lucha a pocos kilómetros de distancia. En Inisherin, una isla remota y apartada de la civilización, tenemos un pueblo pequeño, triste y gris, donde viven dos amigos de toda la vida, Pádraic y Colm. Un día Colm decide poner fin a su amistad de forma abrupta aludiendo que ya no le interesa perder su tiempo escuchando las estupideces de su amigo y prefiere dedicarse a escribir, componer y tocar música. Cultivar su intelecto como la hermana de Pádraic. Pero esta decisión no caerá bien a Pádraic, quien tratará retomar la relación hasta que el mismo Colm le da un ultimátum para que lo deje en paz. Y en medio de esta tensión toda la pequeña isla de Inisherin es testigo, cuerpo y lienzo simbólico de algo más universal que lo evidente.
Es una película excelente, brillante y compleja porque contiene varias capas o niveles de interpretación. Porque por un lado tenemos la enemistad entre los amigos, detallando la personalidad de cada uno. Pádraic (Colin Farrell), un hombre elemental, básico y bastante ignorante, quien vive el día a día sin ninguna preocupación de su entorno y sólo piensa en sí mismo. Además de mirarse a sí mismo como un hombre bueno. Por otro lado, Colm (Brendan Gleeson), un hombre culto y con talento musical, quien además vive con depresión, y se nota que lleva tiempo aguantando la relación con su amigo, siempre escuchándolo y de forma inerte hasta que decide que es suficiente. Y en medio tenemos otros dos grandes personajes: el de Siobhán (Kerry Condon), la hermana de Pádraic, quien cuida de la casa, atiende a su hermano y en sus tiempos libre lee y se alimenta de historias tristes y melancólicas, pero con un enorme vacío de estar desperdiciando su vida en ese lugar, y a la vez con un sentimiento de culpa que le impide abandonar a su hogar y a su hermano. Y por otra parte, Dominic (Barry Keoghan), un joven inocente y con evidentes problemas, quien es maltratado y abusado por su padre, policía de la isla. La interpretación de todos es magistral, y nos introducen a esta historia donde por momentos te ríes pero al minuto siguiente estás incómodo de lo que ocurre.
Agridulce, triste, mordaz y humano retrato de la amistad, de la individualidad, del abuso, del poder y de la misma guerra. Porque ese es el otro nivel de lectura e interpretación de toda la película. La guerra civil irlandesa no está simplemente de adorno, sino que aunque los personajes no la estén viviendo en carne y hueso directamente, sirven como símbolos de la misma guerra civil. La enemistad entre amigos cercano, el conflicto, el drama, la tragedia, las pérdidas, la corrupción, la pérdida de la inocencia y el distanciamiento de aquello que nos hace mal, lástima y nos estanca. Y cada uno de los personajes representa alguna de estas características. Así que es una película muy bien estructurada, magistral guión y una dirección impecable, junto a su notable montaje, fotografía y ambientación. Sin dudas podría ser la mejor película del año. Otra joya del director.
Alejandro Salgado Baldovino (A.S.B)
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