viernes, 9 de octubre de 2015

Sólo una luz de agua (Pablo Montoya)

Pablo Montoya



Luego de leer “Tríptico de la Infamia” de Pablo Montoya, y escucharlo en diversos foros, vídeos y discursos, quedé fascinado con su narrativa y todo su proceso creador. Un día me encontré con un libro muy pequeño, de una bella edición de Tragaluz Editores, con ilustraciones muy bellas extraídas de la obra de Giotto di Bondone, uno de los protagonistas de la obra. El pequeño libro tenía por título, “Sólo una luz de agua”. Luego de leer la contraportada quedé intrigado y decidí comprarlo: 

A finales del siglo XIII, Giotto, artista precursor del Renacimiento italiano, pintó veintiocho frescos inspirado en la vida de san Francisco de Asís. En este libro, Pablo Montoya contempla la mudez de esas imágenes y la recrea en palabras. Una prosa breve y poética, acompañada con un detalle de cada pintura, cuenta la historia de Francisco, un hombre que encontró la divinidad cruzándose con el dolor, la miseria, el sufrimiento, el gozo y la belleza”.

Francisco de Asís, el hombre, es el personaje central de este texto; Giotto y sus 28 pinturas del santo, la inspiración; y la Edad Media, su atmósfera.

Pero si no es Dios el que nos habla en Giotto, ¿quién es entonces? Es, creo, el impulso donde las manos, las del pintor y las del poeta, definen el fundamento del hombre. Y lo fundamental del hombre no corresponde a Dios. Corresponde especialmente a lo humano. Y, sobre todo, al diálogo que ambos establecen” (Pablo Montoya)

En efecto, y enfatizando en la atracción del autor por la historia, la pintura, el arte, y la búsqueda de la belleza en general, este pequeño libro es una curiosa joya. Montoya como se describe anteriormente dota de palabras y poesía a las pinturas de Giotto, y al tiempo a la misma vida de Francisco de Asís, que de forma fragmentada y simbólica se va tejiendo y tomando forma en la misma imaginación de los lectores, que armarán su propia interpretación de cada cuadro, que va acompañado inicialmente con la descripción de Montoya, y al final con el nombre original del cuadro. 

Me pareció un ejercicio interesante y muy valioso, porque aunque Montoya se haya encargado de describir los trazos, colores y formas de 28 pinturas, dentro de sus breves textos sobresale su particular lucidez, su talento literario, su alma de poeta y su rigurosidad de investigador y amante de la historia. 



Reseña de Tríptico de la Infamia





Pablo Montoya

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