Con esta reseña inicio mi repaso de las películas que vi en el pasado FICCI 63 (Festival Internacional de Cine de Cartagena de Indias 2024), y a las que aún no había comentado de forma individual. Empiezo con una de mis favoritas, estrenada a principios de este año en el Festival de Berlín, la más reciente película del director sueco de orígenes georgianos, Levan Akin, director de esa bella película del 2019, “And Then We Danced” - (Link 1).
En “Crossing” o “Caminos cruzados” cuenta la historia de Lia, una maestra jubilada que vive en la ciudad de Batumi en Georgia, quien emprende un viaje hacia la ciudad de Estambul, en búsqueda de su sobrina, Tekla. Tekla es una joven trans, que huye de casa debido al rechazo de su familia. Cuando la madre de Tekla muere, su hermana Lia decide cumplir una promesa de traerla de vuelta a su hogar. El problema es que inicialmente no sabe en dónde buscarla, hasta que recibe una información de Evrim, un joven huérfano que mantiene una relación violenta con sus familiares de acogida, quien además era vecino de Tekla. Evrim le señala Estambul como el destino de Tekla y le da una dirección con la condición que le permita acompañarla. Y así, los dos inician esta travesía, que inicia con mucha hostilidad pero que los irá acercando poco a poco hasta alcanzar una bella relación de amistad que los enfrentará y los liberará.
Es una película preciosa que habla de las búsquedas externas e internas, del reconocimiento y la identidad. Akin demuestra nuevamente su talento para retratar los sentimientos y dilemas que deben enfrentar los miembros de la comunidad LGBTIQ+, además de las complejas relaciones familiares, y los duros efectos de la cultura en que se crece. Lia es una mujer fuerte que decidió quedarse sola, evitando ser víctima del machismo y violencia aún predominante en Georgia, la cual se nos muestra en las primeras escenas con la familia de Evrim. Pero a la vez, Evrim nos ayuda a ver su fragilidad y sus frustraciones, mientras que él mismo reconoce su necesidad de afecto debido a la ausencia de la madre.
Por lo tanto, la película también me parece un bello y nostálgico cuadro de distintas almas solitarias y lastimadas que se encuentran, que se alivian mutuamente y eventualmente encuentran su camino para seguir viviendo. Y no solamente entre los dos protagonistas, la señora y el joven, sino en ese otro bello personaje, que es una abogada trans que se dedica a defender a las personas de su comunidad en Estambul, y que en un momento se encuentra con Lia y Evrim para ayudarlos a buscar a Tekla. Así que la película además realiza un bello homenaje a la comunidad, la amistad, el respeto y el entendimiento. Porque todos andamos perdidos, confundidos y en búsqueda de nuestra propia identidad y de nuestra propia verdad, a través de un camino que a veces es solitario, pero que también podemos hacer acompañados de otros, sin necesidad de despreciar las experiencias y búsquedas ajenas. Sino que al contrario, muchas veces las búsquedas conjuntas y solidarias nos llevan por el camino que nos acerca más a nosotros mismos y a lo que buscamos. Una película que me conmovió, me hizo reír y a todos los espectadores nos dejó un poco más de calidez en el alma. Ojalá puedan verla en algún momento. Y sin que me quede por fuera mencionar el excelente trabajo de su reparto y la dirección tan intimista de Akin, que va acercando incluso en los planos simbólicos a los dos protagonistas a medida que avanza la trama.
Alejandro Salgado Baldovino (A.S.B)