Obra más recientes del historiador y escritor israelí, Yuval Noah Harari, un joven profesor de historia de la Universidad Hebrea de Jerusalén, que saltó a la fama y al éxito editorial, gracias a esta obra: “De animales a dioses. Breve historia de la humanidad” o “Sapiens”: A Brief History of Humankind, traducida a más de 30 idiomas, y hasta llegó a ser publicitada en los Estados Unidos, por el creador de Facebook, Mark Zuckerberg.
“De animales a dioses”, es un libro de historia, un ensayo, una novela, una tragedia, un texto apocalíptico… en fin, es tantas cosas en un solo cuerpo. Pocas son las personas que pueden narrarte la historia de forma amena, interesante e incluso divertida que cautive al lector… Yuval Noah Harari, es uno de ellos. Qué lucidez y qué sencillez para explicar un tema, a veces tan complejo o aburrido como la historia de la humanidad… Y creo que gran parte de ese mérito, es que Harari se sale de todos los moldes, confronta la historia, plantea interrogantes, cuestiona y lanza frases tan contundentes, que dejan en evidencia realidades que nos pueden apenar un poco, y que nos hace reflexionar sobre el verdadero papel del hombre en el mundo… y cómo pasamos de ser un animal como cualquier otro… a dominar a las demás especies.
A través de cuatro partes, en que se divide la obra: La Revolución Cognitiva, La Revolución Agrícola, La unificación de la humanidad y la Revolución Científica, más un epílogo: El animal que se convirtió en un dios, Harari nos traslada a los inicios de la historia de la humanidad, y nos relata con fluidez, buen ritmo y un lenguaje sencillo pero efectivo, una gran historia: La de cómo nos convertimos en dioses. Un relato, como los mejores, lleno de drama, violencia, maldad, ideologías, fantasmas, destrucción, superación y poder… mejor dicho, los condimentos de cualquier gran historia.
Pero no sólo brilla en Harari, su capacidad de contarnos la historia, sino su conocimiento y su investigación sobre esos pequeños detalles, expuestos de forma objetiva, que parece como si en cada página no estuviese revelando algo sorprendente. Algunos de esos detalles, quizás ya lo sabíamos, pero la misma realidad nos hace olvidarlos a diario… así que este texto también adquiere el carácter de revelación, lo que acrecienta aún más su valor.
En síntesis, una obra imperdible y que todos deberíamos leer, para ampliar un poco más nuestro conocimiento sobre nuestro pasado, nuestra historia, la sociedad actual y sobre nosotros mismos.
9/10
Algunos fragmentos del libro:
(...) Esta capacidad de hablar sobre ficciones es la característica más singular del lenguaje de los sapiens.
Es relativamente fácil ponerse de acuerdo en que solo el Homo sapiens puede hablar sobre cosas que no existen realmente, y creerse seis cosas imposibles antes del desayuno. En cambio, nunca convenceremos a un mono para que nos dé un plátano con la promesa de que después de morir tendrá un número ilimitado de bananas a su disposición en el ciclo de los monos. Pero ¿Por qué es eso importante? Después de todo, la ficción puede ser peligrosamente engañosa o perturbadora. A simple vista, podría parecer que la gente va al bosque en busca de hadas y unicornios tendría menos probabilidades de supervivencia que la que va en busca de setas y ciervos. Y si uno se pasa horas rezando a espíritus guardianes inexistentes, ¿no está perdiendo un tiempo precioso, un tiempo que invertiría mejor buscando comida, luchando o fornicando?
Pero la ficción nos ha permitido no solo imaginar cosas, sino hacerlo colectivamente. Podemos urdir mitos comunes tales como la historia bíblica de la creación, lo mitos del tiempo del sueño de los aborígenes australianos, y los mitos nacionalistas de los estados modernos. Dichos mitos confirieron a los sapiens la capacidad sin precedentes de cooperar flexiblemente en gran número. Las hormigas y las abejas también pueden trabajar juntas en gran número, pero lo hacen de una manera muy rígida y solo con parientes muy cercanos. Los lobos y los chimpancés cooperan de manera mucho más flexible que las hormigas, pero solo pueden hacerlo con un pequeño número de individuos que conocen íntimamente. Los sapiens pueden cooperar de maneras extremadamente flexibles con un número incontable de extraños. Esta es la razón por la que los sapiens dominan el mundo, mientras que las hormigas se comen nuestras sobras y los chimpancés están encerrados en zoológicos y laboratorios de investigación. (...)
(De animales a dioses, de Yuval Noah Harari)
"El primer hombre moderno fue Amerigo Vespucci, un marino italiano que tomó parte en varias expediciones a América en los años 1499-1504. Entre 1502 y 1504 se publicaron en Europa dos textos que describían dichas expediciones y se atribuyeron a Vespucci. Dichos textos aducían que las nuevas tierras descubiertas por Colón no eran islas en aguas de la costa de Asia oriental, sino todo un continente desconocido por las Escrituras, los geógrafos clásicos y los europeos contemporáneos. En 1507, convencido por estos argumentos, un respetado cartógrafo llamado Martín Waldseemüller publicó un mapamundi actualizado, el primero en mostrar que el lugar en el que las flotas europeas que navegaban hacia el oeste habían desembarcado era un continente separado. Después de dibujarlo, creyendo equivocadamente que Amerigo Vespucci había sido la persona que lo había descubierto, Waldseemüller dio nombre al continente en su honor: América. El mapa de Waldseemüller se hizo muy popular y fue copiado por otros muchos cartógrafos, lo que extendió el nombre que había dado a la nueva tierra... Existe cierta justicia poética en el hecho de que una cuarta parte del mundo, y dos de sus siete continentes, hayan recibido el nombre de un italiano poco conocido cuya única contribución a la fama es que tuvo la valentía de decir: "No lo sabemos"..."
(De animales a dioses, Yuval Noah Harari)
“(…) Por todas partes surgían gobernantes y élites, que vivían a costa de los excedentes de alimentos de los campesinos y que solo les dejaban con una mera subsistencia.
Estos excedentes alimentarios confiscados impulsaron la política, las guerras, el arte y la filosofía. Construyeron palacios, fuertes, monumentos y templos. Hasta la época moderna tardía, más del 90 por ciento de los humanos eran campesinos que se levantaban cada mañana para labrar la tierra con el sudor de su frente. Los excedentes que producían alimentaban a la reducida minoría de élites (reyes, funcionarios gubernamentales, soldados, sacerdotes, artistas y pensadores) que llenan los libros de historia. La historia es algo que ha hecho muy poca gente mientras que todos los demás araban los campos y acarreaban barreños de agua”.
(De animales a dioses, Yuval Noah Harari)
“La mayoría de las personas no quieren aceptar que el orden que rige su vida es imaginario, pero en realidad todas las personas nacen en un orden imaginado preexistente, y sus deseos están modelados desde el nacimiento por sus mitos dominantes. Por lo tanto, nuestros deseos personales se convierten en las defensas más importantes del orden imaginado.
Por ejemplo, los deseos más apreciados de los habitantes modernos de Occidente están conformados por mitos románticos, nacionalistas, capitalistas y humanistas que han estado presentes durante siglos. Los amigos que se dan consejos a menudo dicen: “Haz lo que te diga el corazón”. Pero el corazón es un doble agente que por lo general toma sus instrucciones de los mitos dominantes del día, y que la recomendación “Haz lo que te diga el corazón” fue implantada en nuestra mente por una combinación de mitos románticos del siglo XIX y de mitos consumistas del siglo XX. La compañía Coca-Cola, por ejemplo, ha comercializado en todo el mundo la Diet Coke o Coca-Cola Light con el eslogan “Haz lo que sienta bien”. (…) Incluso lo que la gente cree que son sus deseos más personales suelen estar programados por el orden imaginado. Consideremos, por ejemplo, el deseo popular de tomarse unas vacaciones en el extranjero. No hay nada natural ni obvio en esa decisión. Un macho alfa chimpancé nunca pensaría en utilizar su poder con el fin de ir de vacaciones al territorio de una tropilla de chimpancés vecina. Los miembros de la élite del antiguo Egipto gastaban su fortuna construyendo pirámides y momificando sus cadáveres, pero ninguno de ellos pensaba en ir de compras a Babilonia o en pasar unas vacaciones esquiando en Fenicia. Hoy en día, la gente gasta muchísimo dinero en vacaciones en el extranjero porque cree fervientemente en los mitos del consumismo romántico” (…)
(De animales a dioses, Yuval Noah Harari)
“El gran avance llegó con el cristianismo. Esta fe se inició como una secta judía esotérica que intentaba convencer a los judíos de que Jesús de Nazaret era el mesías tanto tiempo esperado. Sin embargo, uno de los primeros líderes de la secta, Pablo de Tarso, razonaba que si el poder supremo del universo tiene intereses y prejuicios, y si Él se había molestado en hacerse carne y morir en la cruz por la salvación de la humanidad, entonces eso era algo que todos deberían escuchar, no solo los judíos. Así, era necesario extender la buena nueva (el evangelio) acerca de Jesús por todo el mundo.
Los razonamientos de Pablo cayeron en terreno fértil. Los cristianos empezaron a organizar actividades misioneras extendidas y dirigidas a todo el mundo. En uno de los giros más extraños de la historia, esta secta judía esotérica se apoderó del todopoderoso Imperio Romano”.
(De animales a dioses, Yuval Noah Harari)
“(…) La llegada de los españoles fue el equivalente de una invasión extraterrestre procedente del espacio exterior. (…) Los aztecas no supieron cómo reaccionar. Tenían dificultad en decidir qué eran esos extranjeros. A diferencia de todos los humanos conocidos, los extraños tenían piel blanca. También tenían mucho pelo facial. Algunos tenían el cabello del color del sol. Hedían de una manera horrible. (La higiene de los nativos era mucho mejor que la de los españoles. Cuando los españoles llegaron a México por primera vez, se les asignaron nativos portadores de quemadores de incienso para acompañarlos a dondequiera que fueran. Los españoles pensaron que se trataba de una marca de honor divino. Ahora sabemos, por fuentes de los nativos, que encontraron insoportable el olor de los recién llegados)”.
(De animales a dioses, Yuval Noah Harari)
"Anteriormente ha habido períodos de calma relativa, como por ejemplo en Europa entre 1871 y 1914, y siempre han terminado mal. Pero esta vez es diferente. Porque la paz real no es la simple ausencia de guerra. La paz real es la improbabilidad de guerra. Nunca ha habido paz real en el mundo. (...)
En la actualidad la humanidad ha roto la ley de la jungla. Finalmente existe paz real, y no sólo ausencia de guerra. Para la mayoría de las organizaciones políticas, no hay una perspectiva plausible que lleva un conflicto gran escala en el plazo de un año. (...)
Los expertos han intentado explicar esta feliz situación en más libros y artículos de los que lector desearía leer, y han identificado varios factores que contribuyen a esto. El primero y principal es el coste de la guerra que aumentado de manera espectacular. El premio Nobel de Paz, para terminar todos los premios de la paz, deberían habérselo dado a Robert Oppenheimer y a sus colegas artífices de la bomba atómica. Las armas nucleares han convertido la guerra entre superpotencias en suicidio colectivo, y han hecho imposible pretender dominar el mundo con la fuerza de las armas. En segundo lugar, aunque el precio de la guerra ha ido aumentando, sus beneficios se han ido reduciendo. Durante la mayor parte de la historia, las organizaciones políticas se podían enriquecer al saquear o anexionarse territorios enemigos. La mayor parte de las riquezas eran los campos, el ganado, esclavos y oro, de modo que era fácil pillaría u ocuparlas. En la actualidad, la riqueza consiste principalmente en capital humano, conocimientos técnicos y estructuras socioeconómicas complejas como los bancos. En consecuencia, es difícil llevársela o incorporarla al propio territorio".
(De animales a dioses, Yuval Noah Harari)
Alejandro Salgado Baldovino (A.S.B)
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Alejandro Salgado Baldovino (A.S.B)