“Fruitvale
Station” es la ópera prima del joven director y guionista americano Ryan
Coogler, que fue presentada en el prestigioso festival de cine independiente de
Sundance, a principios del año, en donde se alzó con el premio mayor, y que
luego recorrió Cannes en la sección “Una Cierta Mirada”, cosechando éxitos y reconocimientos
donde es presentada, y así se ha ido perfilando como una de las películas indie
con más opciones para llegar hasta la temporada de premios que inicia en
septiembre.
Dirigida
y escrita por Coogler, el filme narra la historia real de Oscar Grant, un joven
de 22 años que se vio envuelto en una pelea en la celebración de la Nochevieja
del 2009. Los hechos ocurridos en Oakland, Claifornia, específicamente en la
estación de Fruitvale, donde luego de un altercado en uno de los trenes, los
policías irrumpen y de forma violenta capturan a Oscar con sus amigos, donde
finalmente uno de los policías dispara por la espalda a Oscar en un forcejeo.
El suceso quedó grabado por varias personas que viajaban en el tren, que
indignadas grababan con sus celulares lo que ocurría.
La
película me pareció muy interesante, al tiempo que una sobresaliente
presentación de este joven director del que esperamos escuchar en el futuro.
Esta “recreación de los hechos reales” se convierte al mismo tiempo en un
homenaje a los marginados, a las personas que nacen en un entorno difícil, que
intentan crecer y superarse, pero que muchas veces el mismo entorno hace
fuerzas para no dejarlos salir. Oscar, es la imagen que representa a esta
población, presentan su vida y parte de su pasado, ha tenido problemas con las
autoridades por drogas, pero tiene a una esposa, una madre y una hija, que
representan el motor que lo mantiene vivo con las esperanzas de cambiar. Lo que
he mencionado sobre esas ocasiones en que el entorno te dificulta salir
adelante, queda de manifiesto en una hermosa y triste escena, representada en
la metáfora del perro callejero, que minutos después de jugar con Oscar, es
atropellado por un conductor que no se detiene y sigue su curso a toda
velocidad. Esa imagen del canino en la vía sin nadie que lo ayude, que le
importe y se interese por él, es tan triste, que se contrasta con la misma
situación de Oscar.
Esta
historia ocurrió en pleno año 2009, la disputa en el tren fue con racismo y la
posterior lucha y estigmatización de los policías también fue por causas
similares, lo que nos lleva a preguntarnos sobre aquellas personas que se
quejan del exceso de películas sobre el racismo y la esclavitud, sobre todo
aquellas que acapararon parte de las premiaciones del pasado año, y con otras
nuevas producciones en este año. Aunque nos sintamos abrumados por esas
producciones, hay que reconocer que lamentablemente el problema aún es muy real
y común, y debería darnos vergüenza y tristeza no haber superado aún los
estigmas de nuestros antepasados. Es por esto, que se seguirán haciendo aún
mucho más películas sobre el tema para tratar de generar conciencia, como es
una de las tantas funciones del cine.
El
filme dura 90 minutos, que quizás se hacen un poco cortos, pero me pareció efectivo
en la forma de tratar el tema, sin llegar a excesos o extremos a los que
fácilmente pudo haber llegado por su temática, sin grandes pretensiones y en un
tono casi documental con una constante cámara en mano que se moviliza al compás
de la acción del filme. También me gustó el detalle de los celulares, al
aparecer en pantalla la imagen de los móviles, así como los mensajes y las
llamadas que recibían. He leído que algunos críticos han comentado que abusa de
la temática para generar indignación en el público y ser manipuladora, pero a
mí me pareció un planteamiento muy real, quizás si contiene algunos fallos
evidentes, pero están llevados con gran efectividad.
El
reparto, es una de las fortalezas de la película, ya que tiene dos actores muy
importantes a resaltar, primero, Oscar, que es interpretado por el joven actor
Michael B. Jordan, a quien ya viéramos en “Chronicle” el año pasado, hace
realmente una destacable interpretación, siendo el centro de la trama y
alcanzando los distintos matices de Oscar, dureza, sensibilidad y expresar con
acierto sus luchas internas. Por el otro
lado, la madre de Oscar, Wanda, interpretada por la ganadora del oscar Octavia
Spencer, quien nuevamente demuestra su talento como actriz dramática, aunque su
tiempo en pantalla es corto, logra acertar cada vez que sale. Y en general, el
resto del reparto cumple, con una mención especial a Melonie Diaz, quien
interpreta a Sophia, la novia de Oscar.
El
tramo final es de gran intensidad, me pareció muy bien filmada, todos los acontecimientos
en la estación de Fruitvale. Pero al final también quedé con un sabor
agridulce, luego de toda esa intriga de repente te enfrentan a un final
cortante, que si bien es entendible, deja un poco desconcertado al espectador.
En
síntesis, es un buen filme, no es perfecto, es un filme que a pesar de su
sencillez tiene momentos tan potentes y poderosos que se te quedan en la cabeza
luego de terminar el visionado. Es un merecido homenaje a la víctima, a los
marginados y sobre todo un llamado de atención sobre el mismo caso que aún hoy
en día espera que se haga justicia, luego de que el oficial que disparara
contra Oscar, haya enfrentado una pena muy inferior a la del crimen que
cometió, por considerarse homicidio involuntario. Por todo esto:
7/10