Hace unos días terminé de leer la autobiografía del escritor cubano Reinaldo Arenas, “Antes que anochezca”. Lo tenía pendiente desde hace ya varios años hasta que un día en el año 2021 decidí empezar a leerlo, y desde que leí las primeras páginas no pude volver a soltarlo. Tenía referencias del escritor y de la adaptación al cine de Julian Schnabel con Javier Bardem, pero hasta ahora habían sido ambas una asignatura pendiente. El impacto tras terminar de leerlo fue tal que quedé con mucho interés de leer las otras novelas del autor, pues su prosa tiene una sencillez y a la vez una fuerza y una autenticidad, propia de aquellos seres destinados a las letras.
Como tengo pensando ir haciendo paralelismos entre el libro y la película, cada vez que mencione algún detalle del libro, aprovecharé para mencionar alguna impresión de la película.
El libro inicia con una introducción desde los últimos días de Reinaldo Arenas, del que sabemos que se suicidó en la ciudad de Nueva York, en el año de 1990, estando en fase terminal del SIDA. En la película se hace un ligero cambio con respecto a ese suceso, del que no entiendo en realidad por qué se hizo de esa forma. Pero ya hablaré más delante de la parte final del libro y la película.
Inmediatamente nos sumergimos en una de las partes más bellas del libro (y de la película también), que corresponde a toda la parte de la infancia y la juventud. Esta parte está escrita magistralmente desde la inocencia y la nostalgia, en donde somos testigos de sus descubrimientos, sus dudas, sus temores y pasiones. Los capítulos iniciales tienen los títulos de nombres poéticos, de sustantivos y de elementos de la naturaleza, como en el anuncio de una especie de forjación de un génesis: El mar. La luna. La tierra. La noche. Así como también: La granja. La cosecha. Aguacero. El pozo. El río. La arboleda. Las piedras. En estos capítulos nos habla desde la más pura sensibilidad, desde la sorpresa y del imaginario creado a través del entorno rural donde creció, y desde donde afloró su mirada poética hacia las cosas más sencillas del mundo y elementales de la vida. La película también logra atrapar a través de las tomas y la música, diversos fragmentos de luz, que representan las bellas memorias de la infancia.
En estos capítulos iniciales, también encontramos títulos más específicos como: Abuelos o La familia, que se van mezclando con nuevos nombres que ya figuran dentro de otro capítulo, como son: los primos y los amigos, que van dando paso a la juventud, y con ello, la llegada de las contradicciones, la maldad y el descubrimiento de la falsedad de la sociedad. Y con esto también, la madurez del hombre y del escritor. Ya vemos al joven Reinaldo entrando en contacto con sus deseos, que preciso se mezclan con los deseos exaltados de una época de militancia y revolución. Y es fascinante, cómo el autor describe desde su interior e intimidad, pero de la mano de la descripción del exterior (la atmósfera de la época, las calles, el clima, etc.) la llegada a la vida del erotismo, la clandestinidad, de la violencia y de la eventual decepción. La película, aunque desde este momento empieza a avanzar de forma veloz, logra capturar algunos buenos momentos, aunque empezamos a desconectar un poco del personaje. Pues Bardem hace una excelente actuación, pero siguiendo la estructura de la película y los saltos que empieza a dar, se va perdiendo la íntima relación con el protagonista, que en la novela es una voz omnipresente y atrevida, que te contagia de su placer, y sobre todo de su dolor. Y también es aquí donde la película empieza a mostrar fracturas, y me parece que debió quizás dedicar más tiempo a unos momentos específicos y no tratar de embutir varios de ellos de forma pasajera. Pero sigamos…
Luego pasamos a los momentos en la playa, la introducción al mundo literario, a la vida profesional, al oficio de escribir, a los amigos, los amores y la fiel descripción del mundo homosexual en Cuba, en donde realiza una rigurosa y detallada exploración de la masculinidad tóxica en la cultura cubana y su desarrollo posteriormente bajo el régimen castrista. Con capítulos como: Las cuatro categorías de las locas, en donde actúa de cronista de su sociedad, de poeta etnográfico, y a la vez aporta hacia una memoria histórica-cultural, al también hacer referencia a las experiencias con importantes escritores cubanos, como Alejo Carpentier, José Lezama Lima, Nicolás Guillen, entre otros. En la película podemos ver bien retratadas varias partes de estos capítulos, aunque se quedan en episodios fugaces, pues la relación del escritor con sus amigos escritores queda un poco desdibujada en la película, acumulando todo lo que desencadenaría la eventual traición en un solo personaje que representa a todos los demás. Lo que hace que en esta parte también pierda un poco de fuerza, lo que en el libro se siente mucho más, al experimentar la intriga y la desconfianza de que cada amigo pueda ser un delator, un traidor, un enemigo.
Lo que inmediatamente nos lleva a la parte de la persecución, de las traiciones, en donde vemos una prosa llena de dolor pero también de poesía, de verdad, de visceralidad y de entrañas. Logra trasmitir al lector el dolor y el sufrimiento, con esa sencillez pero con esa sabiduría que da la vida, que a la vez te permite conjugar las más bellas metáforas y los lamentos más dolorosos. Sufrí, por ejemplo, todas las veces que tuvo que reescribir su obra de memoria porque perdía o le arrebataban sus borradores, lo que a la vez le permitía desarrollar y perfeccionar su oficio, a pesar de las condiciones de represión, incertidumbre y desconfianza, tanto de la familia como de los amigos y colegas.
Encontramos algunos fragmentos como:
1) "Allí comencé a escribir mis memorias, en las libretas que Juan me traía. Bajo el apropiado título de <Antes que anochezca>, escribía hasta que llegaba la noche, y en espera de la otra noche que me aguardaba cuando fuera encontrado por la policía. Tenía que apurarme en hacerlo antes de que oscureciera, definitivamente, para mí; antes de que fuera a parar a una celda"
(Antes que anochezca, de Reinaldo Arenas)
2) "Una de las cosas más lamentables de las tiranías es que todo lo toman en serio y hacen desaparecer el sentido del humor. Históricamente Cuba había escapado siempre de la realidad gracias a la sátira y la burla. Sin embargo, con Fidel Castro, el sentido del humor fue desapareciendo hasta quedar prohibido; con eso el pueblo cubano perdió una de sus pocas posibilidades de supervivencia; al quitarle la risa le quitaron al pueblo el más profundo sentido de las cosas. Sí, las dictaduras son púdicas, engoladas y, absolutamente, aburridas"
(Antes que anochezca, de Reinaldo Arenas)
3) “Uno de los casos de injusticia intelectual más conocidos de este siglo fue el de Jorge Luis Borges, a quien sistemáticamente se le negó el Premio Nobel, sencillamente, por su actitud política. Borges es uno de los escritores latinoamericanos más importantes del siglo; tal vez el más importante; sin embargo, el Premio Nobel se lo dieron a Gabriel García Márquez, pastiche de Faulkner, amigo personal de Castro y oportunista nato. Su obra, además de algunos méritos, está permeada por un populismo de baratija que no está a la altura de los grandes escritores que han muerto en el olvido o han sido postergados”
(Antes que anochezca, de Reinaldo Arenas)
Y tras el recorrido por los infiernos, la encarcelación, la tortura, las cartas y manuscritos publicados en el exterior y los intentos de fuga, llegamos al anhelado exilio, que trae sus propios desafíos y decepciones, pero que tiene muchos nuevos momentos de luz. En esta parte vemos al escritor finalmente experimentando parte de su reconocimiento, pero a la vez con el estigma de ser un expatriado, con ser él mismo una moda pasajera, y lo peor para él, encontrarse con gente que le dice que admira al dictador cubano en las grandes universidades del país anglosajón. Entonces Reinaldo experimenta en Miami, la nueva fauna de escritores auto-proclamados, superficiales de sociedad, de auto-elogio y auto-publicación. Un ambiente que no le agrada pero al que debe pertenecer para poder sobrevivir. Y llegado el exilio, también se llenan sus pensamientos del paisaje y el retrato de la Habana, lleno de luz y nostalgia, a pesar de todo lo malo experimentado. Y es ese sentimiento que han descrito escritores como Leonardo Padura, de los que se van y siempre anhelan en regresar a su isla. No sólo por sentirse excluidos y extranjeros a donde vayan, sino por el amor a su hogar, al paisaje en que nacieron, a sus amigos, sus amores, sus primeras veces, sus recuerdos, sus memorias y la esencia de sus vidas.
En esta parte, la película creo que termina de decaer, pues sigue presentando momentos fugaces, que siguieron desde su salida de la prisión, y el paso por Miami también llega y pasa sin alma, aunque tenga algunas escenas afortunadas. Y lo peor, ya se siente el peso de la película, no sólo por su duración, sino porque la falta de conexión con la trama y los personajes llevan al espectador a percatarse del tiempo.
Al contrario, en la biografía, el tramo final está muy bien escrito, y el sentimiento es más de nostalgia, por lo que añora el autor, y posteriormente con la presencia de los primeros síntomas del SIDA, además del sentimiento de persecución y su misma condición de ser un ciudadano sin identidad dentro del país de los sueños. Y preciso, los sueños o pesadillas empiezan a nublar la mente de Reinaldo, con fragmentos de memoria de sus días de infancia, de la tierra, el río, el mar, su madre y de toda esa vida que se quedó en la isla.
En general, el libro me gustó mucho, no sólo por la historia en sí que contiene una gran fuerza propia, sino por la forma en que está escrita, llena de alma y entrañas, que de verdad me llevaron a interesarme mucho en la obra del autor. Podría decirse que es un excelente libro de crítica al régimen de Castro, pero también un retrato de la homosexualidad en Cuba, del exilio, y sobre todo, un recuerdo de los muchos escritores que se perdieron y jamás pudieron expresar o dar a conocer sus respectivas obras. Reinaldo mismo lo menciona cuando llega a Miami, donde encuentra a 3.000 poetas cubanos pero ninguno conoce a los y las grandes poetas que no pudieron abandonar la isla, y de calidad muy superior. Así que además de una autobiografía, también es un homenaje a los fantasmas sin nombre, a los soñadores y las almas apasionadas de muchos artistas que no llegaron a ser.
La película, al final me resulta interesante por los muchos momentos y escenas de luz que contiene, por su producción y las actuaciones del reparto, pero se queda muy corta con respecto al trabajo literario, y en capturar el alma del autor. Bardem se acerca al personaje, pero la película no tanto a su universo.
Y finalizo con otros fragmentos:
4) “¡Oh Luna! Siempre estuviste a mi lado, alumbrándome en los momentos más terribles; desde mi infancia fuiste el misterio y velaste por mi terror, fuiste el consuelo en las noches más desesperadas, fuiste mi propia madre, bañándome en un calor que ella tal vez nunca supo brindarme; en medio del bosque, en los lugares más tenobrosos, en el mar; allí estabas tú acompañándome; eras mi consuelo; siempre fuiste la que me orientaste en los momentos más difíciles. Mi gran diosa, mi verdadera diosa, que me has protegido de tantas calamidades; hacia ti en medio del mar; hacia ti junto a la costa; hacia ti entre las rocas de mi isla desolada, elevaba la mirada y te miraba; siempre la misma; en tu rostro veía una expresión de dolor, de amargura, de compasión hacia mí; tu hijo. Y ahora, súbitamente, Luna, estallas en pedazos delante de mi cama. Ya estoy solo. Es de noche.”
(Antes que anochezca, de Reinaldo Arenas)
5) “Nueva York no tiene una tradición, no tiene una historia; no puede haber historia donde no existen recuerdos a los cuales aferrarse, porque la misma ciudad está en constante cambio, en constante construcción y derrumbe, para levantar nuevos edificios; donde ayer había un supermercado, hoy hay una tienda de verduras y mañana habrá un cine; luego se convierte en un banco. La ciudad es una enorme fábrica desalmada, sin lugar para acoger al transeúnte que quiera descansar; sin sitios donde uno pueda, simplemente, estar sin pagar a parecio de dólar la bocanada de aire que se respira o la silla en que nos sentamos a tomar un descanso.”
(Antes que anochezca, de Reinaldo Arenas)
6) “Hay como una especie de sentido de destrucción y de envidia en el cubano; en general, la inmensa mayoría no tolera la grandeza, no soporta que alguien destaque y quiere llevar a todos a la misma tabla rasa de la mediocridad general; eso es imperdonable. Lo más lamentable de Miami es que allí prácticamente todo el mundo quiere ser poeta o escritor, pero sobre todo poeta; yo quedé sorprendido cuando vi una bibliografía de los peotas de Miami, escrita por otra poeta miamense que, desde luego, no se hacía llamar poeta, sino poetisa; había más de tres mil poetas en aquella bibliografía. Ellos mismos se publicaban sus libros y se autonombraban poetas y daban enormes tertulias a las que uno tenía que acudir porque si no quedaba como un apestado”
(Antes que anochezca, de Reinaldo Arenas)
Alejandro Salgado Baldovino (A.S.B)