La tercera jornada ha estado llena de sorpresas y decepciones. Pero al final del día, todo valió la pena. Me alegra que por fin empecé a retomar mi ritmo normal y pude ver 4 películas. Pero empecemos el recuento:
Inicialmente vi la película “600 Millas” de Gabriel Ripstein, hijo del gran director Arturo Ripstein, quien estuvo presente en la proyección. La película traía muy buenas credenciales, hace semanas ganó en el prestigioso Festival de Berlín el premio a la Mejor ópera prima, además de tener en su elenco al gran actor Tim Roth. La película inicia de forma muy prometedora, algo que me sorprendió desde el inicio como hasta la mitad es la capacidad de contención, ya que el espectador piensa que en cualquier momento puede pasar algo y se mantiene la tensión. Lamentablemente la película no se mantiene, y en la segundo mitad, a pesar de que hay mayor tensión, de repente todo resulta disparatado y confuso, lo que muestra ciertas falencias en el guión y un muy mal montaje. Te queda la sensación al final de decepción, ya que piensas que pudo haber sido una mejor película, si hubiese sido mucho mejor contada y editada. Pero al final, se quedo en lo interesante y las buenas intenciones de un nuevo novato y promesa del cine mexicano.
“Ruido Rosa” de Roberto Flores Prieto. Una de las cuotas colombianas, es una película que habla de la soledad y el encuentro del amor en la edad adulta, por parte de dos seres marginados por la vida, y que de la misma forma que la ambientación, que es rústica, oscura y sucia, sus solitarios personajes se mimetizan entre su entorno. La película es otro interesante intento en el cine colombiano de encontrar un lenguaje para exponer las miserias y los dramas del diario vivir de su gente. Lamentablemente el ritmo es muy lento y contemplativo, lo que no me desagrada normalmente, pero en ese momento no quería ver una película de ese tipo. Sin embargo, creo que es de esos filmes que entre lo desagradable, encuentra cierta luz entre los dramas compartidos.
“Les combattants” de Thomas Cailley. Inicialmente iba a ingresar a ver Timbuktu, pero misteriosamente la cancelaron, así que me tocó ver otra de las gemas, que también le tenía cierto interés. Y no pudo ser mejor el cambio. Ante tanto drama, esta ópera prima me resultó refrescante, divertida y luminosa. Dos jóvenes, particulares, una quiere entrar al ejército obsesionada para estar preparada para el fin del mundo, y el joven que toma la vida de forma relajada que se enamora de ella y la sigue en sus loca idea. La introducción es muy buena, pero la parte del desarrollo y descubrimiento de ambos personajes, está muy bellamente contada. La metáfora de la madurez y el crecer, y algunas de las frases de Arnaud, como: hay que ser capaz de no pensar en nada y poner la mente en blanco, sino puedes volverte loco, no puedes sobrevivir. Una película muy simpática y luminosa, con una preciosa fotografía, muy buenos actores, una destacable dirección, y un sólido guión, que te lleva en una travesía por un bello cuento de descubrimiento del amor y del ser. Muy recomendada.
“La Sal de la Tierra” de Wim Wenders, Juliano Ribeiro Salgado. Y qué mejor manera de cerrar la jornada, que con la primera (y tal vez única) Obra Maestra que se vea en el FICCI. Era la recomendada número 1 de mis recomendados, y me alegra haberlo hecho. El gran director y documentalista Wim Wenders junto con Juliano Ribeiro Salgado (hijo de Sebastião), dirigen y escriben este hermoso y bello homenaje al gran fotógrafo Sebastião Salgado, a tierra y a la vida en general. Porque sería imposible hablar de Salgado y de su obra, sin hablar de la tierra o la vida o del mismo ser humano, ya que fue lo que él siempre trató de capturar, los momentos de luz, en los retratos, cuando una persona en un instante te deja entrar a su alma a través de sus ojos, o de un paisaje mostrando su esplendor, o de los damnificados de la guerra y la violencia, que muestran su horror. El documental desde el inicio es apabullante, el arte y la belleza en estado puro son abrumadores, a más de uno de le salieron las lágrimas, confieso que a mi también, ya sea como reacción al horror o a la belleza que se expande durante todos los 100 minutos que dura el metraje. Las imágenes de Salgado con sus fotografías son garantías de éxito, pero el montaje, y la narración, que intercala entre las percepciones de Wenders, las declaraciones de Sebastião y de su hijo Juliano, son realmente un acompañante cargado de poesía, que unidos a la poesía de las imágenes, forman una mezcla indescriptible. Ante este tipo de películas no hay discusión, el arte en estado puro sólo debe ser apreciado. Las fotografías de Salgado, además de un ojo celestial, cargan un compromiso social con la humanidad, como debe ser el compromiso de cada artista… y que al mismo tiempo sea hermoso, porque el compromiso social del artista no debe de ser politiquero ni propagandístico, sólo debe ser hermoso, poético, y trasladar ya sea, la luz, la oscuridad, el horror o la belleza del mundo a las demás personas. Todo eso, su trabajo, con su historia personal y su propia labor para el sostenimiento del planeta que tanto ama, hacen de este documental una obra de arte imperdible. Y debería ser una obra de visión obligatoria para todo fotógrafo y artista.
¡Gran Jornada! Esperemos a ver lo que nos trae la cuarta.
A.S.B
No hay comentarios :
Publicar un comentario