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domingo, 15 de diciembre de 2019

Especial: Odisea (Homero). Lectura Colectiva #Homero2019 (A.S.B)




Luego del éxito del reto y lectura colectiva de #Dante2018, del 1 de enero al 10 de abril del 2018, bajo el hashtag #Dante2018; y del siguiente, #Ovidio2018 para leer la famosa obra de Ovidio: Las Metamorfosis, desde el 1 de Mayo hasta el 3 de Agosto. Y del gran reto de leer “El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha” de Miguel de Cervantes Saavedra (que se peleó el honor de suceder a #Dante2018 junto con #Boccaccio2018 y #Ovidio2018 entre otras, al final decidimos leerlas todas), desde el 1 de Junio hasta el 06 de Octubre; y del 27 de Julio con “El Decamerón” de Giovanni Boccaccio, que iría hasta el 10 de Noviembre. Y de seguir otras lecturas “no oficiales” como #Kafka2018 y #Virgilio2018, para finalizar el año 2018 llegó la lectura colectiva de #Borges2018, con la lectura de dos de las obras más emblemáticas del escritor argentino: “Ficciones” y “El Aleph”, dos recopilaciones de relatos, que contienen varios de los cuentos más alabados de la literatura universal. Con todas estas lecturas completé casi 12 meses seguidos entre todas lecturas colectivas del 2018, leyendo a diario. En el 2019 inicié con otros dos retos mayúsculos: la “Ilíada” de Homero y el “Ulises” de James Joyce, iniciando también desde el 1ero de enero del 2019, hasta mediados del mes de junio (15 de junio), que he acabado las dos lecturas. Y entre esas lecturas también estuve en la lectura adicional de “Hamlet” de William Shakespeare, bajo el hashtag de #Shakespeare2019. Desde Julio 1 inició otra lectura bajo el mismo hashtag de #Homero2019, el de la “Odisea”, la secuela de la Ilíada, que terminé el 14 de diciembre, también con un canto a la semana. Casi todo un año leyendo a Homero en detalle y en compañía de otros lectores alrededor del mundo a través de este Club de Lectura Virtual en que se han convertido las lecturas colectivas. Fue una muy buena experiencia haber leído primero el Ulises de Joyce, para leer luego la Odisea, pues Joyce tomó parte de la Odisea para la estructura de novela. Por eso en los resúmenes de la Odisea, hace mención a las referencias homéricas dentro el “Ulises”. Actualmente también estoy terminando la lectura colectiva de “La Montaña Mágica” de Thomas Mann, pero por el momento nos dedicaremos a la Odisea.    

Para los interesados, dejo el post general que hice sobre mis publicaciones diarias de #Dante2018, #Ovidio2018, #Cervantes2018, #Boccaccio2018, #Borges2018 (X2), #Homero2019, #Joyce2019

Especial: La Divina Comedia (Dante Alighieri) Reto #Dante2018
Especial: Las Metamorfosis (Ovidio) Reto #Ovidio2018
Especial: Don Quijote de la Mancha (Miguel de Cervantes) Reto #Cervantes2018
Especial: El Decamerón (Giovanni Boccaccio) Reto #Boccaccio2018
Especial: Ficciones (Jorge Luis Borges) Reto #Borges2018
Especial: El Aleph (Jorge Luis Borges) Reto #Borges2018
Especial: Ilíada (Homero) Reto #Homero2019
Especial: Ulises (James Joyce) Reto #Joyce2019

Las publicaciones diarias las hacía por mi cuenta personal de Facebook, o la página de Facebook de mi blog A.S.B Virtual Info, y el grupo de Facebook con el nombre “Homero2019 Lectura Colectiva”. Pero sobre todo, y la esencia de estos retos y lecturas colectivas nació de la interacción en Twitter, gracias a la iniciativa del escritor Pablo Maurette, donde también a diario compartía mis posts de cada lectura, y también en las historias de Instagram y whatsapp. 

Desde #Dante2018 mi papel activo, constante y diario, fue el de realizar textos diarios en todas mis redes sociales, que muchas veces eran resúmenes, otras veces eran reseñas, otras análisis, otras selección de fragmentos, y en el mejor de los casos, una mezcla de todas las anteriores, con la intención de conformar un diario de lectura. Y como comenté antes, en este de la Odisea, hay algunos en donde me dedico a hacer la comparación y la referencia homérica dentro del “Ulises” de James Joyce. Cada texto dependía de lo que me generara cada texto, o hasta de lo cansado que estuviese, porque me tomo muy en serio la dinámica de hacer un texto diario, entonces hay veces que tuve que hacerlas en medio de un viaje o al final de un pesado día. Pero con la Odisea, normalmente dedicaba el fragmento de lectura correspondiente a las primeras del día, por lo que quedaba el resto del día pensando en el texto y en lo que seguía. Distribuía los cantos de forma que de lunes a sábado pudiese sacar un texto. Ahora hablaré un poco en general del libro:



Odisea


Fue fascinante sumergirme en la lectura pausada y en detalle de la Odisea, luego de leer la Ilíada, y además de leer el Ulises de Joyce. Ayer que terminó la lectura colectiva comenté en el último texto, que ya los dioses no querían la guerra. Querían la paz. Y si se hace una de las tantas comparaciones que se pueden hacer entre las dos obras, una sería que la Ilíada es el libro de la Guerra, y la Odisea el libro de la paz. Aunque en ambas se encuentren y se intercalen las dos. 

Pero esa sería una generalización banal, porque son muchos los temas de fondo que tratan cada una. Y porque al fin y al cabo ambas terminan en treguas, aunque la Ilíada con una tensa calma. 

Si en la Ilíada sorprendían las constantes batallas, los catálogos, las descripciones gráficas de las muertes y la intervención exagerada de los dioses; en la Odisea tenemos un tono más intimista, porque en el centro de la narración si hay un claro protagonista, Odiseo y su familia, su hogar, el hogar formado por él, su esposa y su hijo. También, por supuesto, las aventuras de Odiseo, los trabajos que tuvo para llegar nuevamente a casa, pero en la narración prima el desarrollo individual de unos cuantos personajes, es por eso, que el Ulises de Joyce, considerada la novela moderna revolucionario por excelencia se inspiró en su estructura en la Odisea, por lo revolucionaria que también fue aquella en su tiempo. Con bases en la novela psicológica, en la de aventuras, entre otros géneros.  

Y aunque no intervienen tantos dioses como en la Ilíada, la presencia de ellos sigue siendo determinante. En la parte final, cuando Atenea, la gran protagonista y controladora de acontecimientos, va donde su padre Zeus a cuestionarlo sobre el levantamiento de los intacenses, él le dice que todo lo que estaba ocurriendo hacía parte de su proyecto, y le da permiso de intervenir como quisiera. Y esta sola mención  confirma muchas cosas, además de la intervención directa de los dioses en los acontecimientos y vidas de los humanos, en que quizás los distintos dioses tomaron o se repartieron los destinos de distintas historias. Por eso la presencia más fuerte en La Odisea es Atenea, la protectora de Odiseo/Ulises. Quien a pesar de su influencia y poder no interviene directamente en las acciones de su tío Poseidón, el gran antagonista en el regreso de Odiseo a Ítaca, porque respetan sus móviles y espacios de influencia. Y otro punto que me pareció interesante, es que como en la Odisea estamos mucho tiempo dentro de casas o recintos de familia, podemos ver que es muy importante los dones como la hospitalidad, que por incumplirlos, puede acarrear el castigo de los dioses. 

Pero en esencia también la Odisea es la historia de una familia, y como sobreviven a sus dramas. Odiseo en su regreso, Penélope en su palacio resistiendo a los pretendientes que devoran sus bienes y la pretenden, y Telémaco, quien además de crecer y verse disminuido como hombre de la casa, en su propia aventura fuera de casa y regresar nuevamente convertido en hombre. Y cómo estos tres miembros están tan íntimamente unidos, que en muchas ocasiones pareciesen uno solo. 
En fin, varios temas, y ya no me voy a extender mucho más, porque en parte hago un repaso y reflexiones generales detalladas en cada uno de los textos diarios que vienen a continuación. 

¡Espero las disfruten!

A.S.B






ODISEA

HOMERO




Canto 1


Día 1: Inicio del Canto o Rapsodia 1: Concilio de los dioses - Exhortación de Atenea a Telémaco. (Inicio de La Odisea)

"Háblame, Musa, de aquel varón de multiforme ingenio que, después de destruir la sacra ciudad de Troya, anduvo peregrinando larguísimo tiempo, vio las poblaciones y conoció las costumbres de muchos hombres y padeció en su ánimo gran número de trabajos en su navegación por el ponto, en cuanto procuraba salvar su vida y la vuelta de sus compañeros de patria".
Homero se dirige a la Musa nuevamente, e invoca a la palabra y a la historia con el "háblame", pidiendo que le cuente la historia y las aventuras/desventuras de Odiseo/Ulises de regreso a casa, luego de destruir a Troya. Y finaliza la invocación dirigiéndose a la hija de Zeus, que cuente la historia.
Inicia el recuento con los hombres que lograron regresar a casa luego de la guerra de Troya. Salvo Odiseo, quien se encontraba retenido por la ninfa Calipso, que deseaba tomarlo como esposo. Y como a través de los años los dioses decidieron que era momento de que Odiseo regresara a su casa, a Ítaca con su familia, pasando por todas las desventuras. Únicamente el dios Poseidón no tenía en alto agrado al héroe.
En el Concilio de los dioses, discuten sobre la suerte de varios guerreros. Y traen a colación la terrible historia de Egisto, quien durante la guerra sedujo a la esposa del rey Agamenón, y a la vuelta de éste lo asesinaron. Y como luego, Prestes, hijo de Agamenón, mata a Egisto en venganza. Y Zeus decía cómo habían tratado de impedir la tragedia, sin tener éxito. Y a continuación, Atenea saca el tema de Odiseo/Ulises, quien durante mucho tiempo ha estado lejos de los suyos, retenido por Calipso.
"¿Y a ti, Zeus Olímpico, no se te conmueve el corazón? ¿No te era grato Odiseo cuando sacrificaba junto a las naves de los argivos? ¿Por qué así te has airado contra él, oh Zeus?"

Canto 1 #Odisea
#Homero2019


Día 2: Zeus responde a su adorada hija Atenea, diciendo que no había olvidado al valeroso e inteligente Odiseo/Ulises, que rangos sacrificios había ofrecido a los dioses... Pero Poseidón le guardaba rencor, por haber cegado a uno de sus hijos, al cíclope Polifemo. Y desde entonces Poseidón había buscado matar a Odiseo de todas las formas. Pero le dijo a su hija que entre ellos lo mantendrían a salvo, y lo ayudarían a llegar de vuelta a casa, a Ítaca.
Atenea se emocionó y puso a andar los planes. Enviarían a Hermes para avisar a la ninfa de la nueva determinación de los dioses, y que Odiseo retomara su camino. Mientras Atenea iría a donde el hijo de Ulises, Telémaco, para infundirle valor y que liderara a los aqueos para prohibir la entrada a la casa de todos los pretendientes que irían constantemente a cortejar a su madre, Penélope. Y luego lo llevaría a Esparta para que averiguasen sobre el paradero de su padre.
Bajó del Olimpo a Ítaca, y al llegar a la casa se transformó en Mentes, rey de los tafios. "Halló a los soberbios pretendientes, que para recrear el ánimo jugaban a los dados en la puerta de la casa, sentados sobre cueros de bueyes que ellos mismos habían degollado". 
El joven Telémaco, quien no veía a su padre desde que era niño, tras los 20 años de la guerra, vio a la diosa transfigurada llegar. "se hallaba en medio de los pretendientes con el corazón apesadumbrado, y tenía el pensamiento fijo en su valeroso padre, por si, volviendo, dispersaba a aquéllos por la casa y recuperaba la dignidad real y el dominio de sus riquezas". Y corrió a recibir al nuevo huésped.
Telémaco o la Telemaquia es referencia en la primera parte y el primer capítulo del Ulises de James Joyce. #Joyce2019 Stephen Dedalus, el mismo del Retrato de un artista adolescente, y la representación del hijo con añoranza de la madre y búsqueda del padre, es Telémaco. Por eso el Ulises inicia con Stephen.

Canto 1 #Odisea
#Homero2019


Día 3: Telémaco recibió a la diosa Atenea transfigurada y la atendió ofreciendo manjares y vino. Luego, entraron los pretendientes de Penélope, a los que también se les ofreció atenciones por parte de las esclavas y heraldos, quienes añadieron música a la velada.
Telémaco se dirigió a la diosa y se quejó de la presencia de los pretendientes de su madre en la casa. Y le preguntó, quién era. Como Mentes se presentó, e hizo la respectiva identificación, junto las asociaciones con la casa y amigos. Y le dijo la razón de su presencia. Había ido a visitar a su padre, Odiseo, que estaba pronto en regresar a casa, pero los dioses impedían su retorno, poniendo obstáculos en su camino.
"Odiseo no desapareció aún de la tierra, pues vive y está detenido en el vasto ponto, en una isla que surge entre las olas, desde que cayó en poder de hombres crueles y salvajes que lo retienen a su despecho". Y además añadió una prediccion al joven, fingiendo no saber de esas artes:
"Aquél no estará largo tiempo fuera de su patria aunque lo sujeten férreos vínculos; antes hallará algún medio para volver, ya que es ingenioso en sumo grado".
Telémaco escuchó y confirmó ser hijo de ese hombre tan acaudalado pero tan miserable en ese momento, según le contaban. Entonces Atenea le preguntó por esa celebración y la corte de hombres en la casa. Y el pobre chico le contó la desgracia, que tras la desaparición y posible muerte de su padre, Odiseo, fue ignorado por todos los hombres, y todos llegaban a su casa a pretender el amor de su madre, y de paso arruinar su hacienda, comiendo y bebiendo a diario. Penélope, su madre, ni rechazaba ni ponía fin a esas escenas diarias. "y aquéllos comen y agotan mi hacienda, y pronto acabarán conmigo mismo".
Atenea estaba aterrada.

Canto 1 #Odisea
#Homero2019


Día 4: Atenea estaba indignada con la escena de los pretendientes en casa de Telémaco: "¡Oh dioses! ¡Qué falta no te hace el ausente Odiseo para que ponga las manos en los desvergonzados pretendientes!".
Recuerda las hazañas y la valentía de Odiseo, mencionando que hubiese acabado con la vida de los pretendientes, y sugiere a Telémaco pensar en la forma de echar de la casa a los pretendientes. Además, le sugiere convocar al ágora a los aqueos, para intimar a los pretendientes a irse a sus casas. Le pinta el escenario si su madre decidiese casarse de nuevo, y le recomienda salir a preguntar por su padre, inicialmente a Pilos, donde debía buscar al sabio Néstor; luego a Esparta, y buscar a Menelao.
"Si oyeres decir que tu padre vive y ha de volver, súfrelo todo un año más, aunque estés afligido; pero si te participaren que ha muerto y ya no existe, retorna sin dilación a la patria, erígele un túmulo, hazle las muchas exequias que se le deben y búscale a tu madre un esposo".
Y le recomienda... "Y así que hayas ejecutado y llevado a cumplimiento todas estas cosas, medita en tu mente y en tu corazón cómo matarás a los pretendientes en tu palacio".
Ya fuese con dolo o a la descubierta, porque ya no era un niño. Y le recuerda la gloria de Orestes, quien había matado a Egisto, el asesino de su padre, Agamenón. Y así, Atenea transfigurada, anunció que se iba.
Telémaco le agradeció enormemente sus palabras, como de un padre a un hijo, e intentó retenerla para darle agasajos y regalos. Atenea le dijo que para después. Entonces partió e infundió valor y audacia a Telémaco, quien estaba sorprendido, porque sospechaba que el forastero era alguna deidad.
Atenea antes de irse, se dirigió hacia los pretendientes...

Canto 1 #Odisea
#Homero2019






Día 5: Los pretendientes escuchaban cantar al ilustre aedo, quien cantaba en ese momento la vuelta deplorable que Palas Atenea había deparado a los aqueos cuando partieron de Troya.
Penélope aparece por primera vez. Baja emocionada con sus esclavas al escuchar la canción, y solicita que cante otra, por lo dolorosa que esta le resulta. "pero deja ese canto triste que constantemente me angustia el corazón en el pecho, ya que se apodera de mí un pesar grandísimo que no puedo olvidar". Porque le recordaba a su amado Odiseo/Ulises.
Telémaco le dijo a su madre que no debía prohibir tal canción. "Ya que no fue Odiseo el único que perdió en Troya la esperanza de volver; hubo otros muchos que también perecieron". Y también haciendo valer su autoridad de "hombre de la casa", y con intención de que los pretendientes escuchasen, le ordenó volver a su habitación, y ocuparse de sus labores propias con sus esclavas, porque de hablar de encargarían los hombres, especialmente él, el jefe de la casa.
Penélope sorprendida por la reacción de su hijo, fue a su habitación pensando y luego siguió llorando a Odiseo. Atenea le infundió el sueño. Los pretendientes hacían fila para ir al cuarto con Penélope pero Telémaco los enfrentó. Les dijo que siguieran disfrutando la velada y luego se reuniría con todos ellos para ordenar que se marcharan y despilfararan sus propios bienes. Los amenazó con invocar el castigo de los dioses si seguían así. Todos estaban sorprendidos. Antínoo fue el primero que habló...

Canto 1 #Odisea
#Homero2019


"¿Cuántas Odiseas contiene la Odisea? En el comienzo del poema, la Telemaquia es la búsqueda de un relato que no es el relato que será la Odisea. En el Palacio Real de Itaca, el cantor Femio ya conoce los nostoi de los otros héroes; sólo le falta uno, el de su rey; por eso Penélope no quiere volver a escucharlo. Y Telémaco sale a buscar ese relato entre los veteranos de la guerra de Troya: si lo encuentra, termine bien o mal, Itaca saldrá de la situación informe, sin tiempo y sin ley, en que se encuentra desde hace muchos años".

(La odisea de las odiseas, Italo Calvino). Libro: "Por qué leer a los clásicos"



Día 6: Luego de la amenaza de Telémaco a los pretendientes de su madre, Antínoo fue el primero que habló, diciéndole que ojalá nunca llegase a ser rey de Ítaca, como le correspondía por linaje. Telémaco le respondió decentemente, aludiendo las virtudes de ser rey, y que tampoco tenía ningún apego al poder, en caso de no reinar tras la muerte de su padre.
Habló luego Eurímaco, diciéndole al joven que disfrutara sus bienes y reinara en su palacio, y lo protegiera. Pero le preguntó sobre el extraño huésped forastero. Telémaco dijo que era Mentes, y a pesar de las noticias de esperanza de la vuelta de su padre Odiseo, ya sus esperanzas se habían terminado. Al menos eso quiso aparentar. Pero en su mente, había reconocido finalmente a la diosa inmortal. Y había revivido su esperanza. Mientras tanto, los pretendientes continuaron celebrando hasta que llegó oscura noche, y cada uno se fue a su casa.
Telémaco subió a sus aposentos meditando y asimilando la jornada. Euriclea, la esclava que más le amaba (y que lo había criado), lo acompañaba. "Telémaco se sentó en la cama, desnudóse la delicada túnica y diósela en las manos a la prudente anciana". Se acostó y pasó toda la noche revolviendo en su mente el viaje que Atenea le había aconsejado.
La odisea llena de viajes, apenas ha iniciado.

Fin Canto 1

Canto 1 #Odisea
#Homero2019



Canto 2


Día 7: Inicio del Canto/Rapsodia 2: Ágora de los itacenses - Partida de Telémaco
"Cuando apareció la hija de la mañana, la Aurora de rosáceos dedos, el caro hijo de Odiseo se levantó de la cama, vistióse, colgó del hombro la aguda espada, ató a sus nítidos pies hermosas sandalias y, semejante por su aspecto a una deidad, salió del cuarto".
Se inicia con la descripción del alistamiento de Telémaco, quien se levanta con determinación y sale de su cuarto "semejante por su aspecto a una deidad". Tras la reunión con Atenea, el joven había cambiado, y ya su viaje y propia odisea estaba andando. Llamó al ágora a los aqueos. Atenea, la diosa que nunca lo abandonaría en su viaje, lo revistió de tal gracia, que todos se asombraron al verlo entrar.
Egiptio fue el primer en hablar, lamentando la muerte de uno de sus hijos, quien luchó en Troya junto a Odiseo/Ulises. Telémaco se levanta y habla de la pérdida de su padre y la ausencia de noticias de los guerreros que no habían vuelto a casa. Pero inmediatamente desveló la razón del encuentro, que era distinto a los fantasmas... Era por los pretendientes de su madre, quienes a diario, además de pretender a su madre, también saqueaban su hacienda. Y pidió la ayuda de los aqueos presentes, terminando su discurso lanzando el cetro y esparciendo lágrimas de ira. Todos los presentes se conmovieron y nadie se atrevía a hablar. Antínoo fue el primero en animarse.

Canto 2 #Odisea
#Homero2019


Día 8: Telémaco daba su discurso de lamentación y llanto a los aqueos por el caso de los pretendientes. Fue Antínoo el primer en hablar, tras el silencio de todos. Y apuntó como única culpable a su propia madre, Penélope, quien tras 3 años, con mucha astucia, no dejaba de dar esperanzas a cada uno de los pretendientes. Haciéndoles promesas, enviando mensajes, y además con astucia engañando a todos. Impresiona la declaración de Antínoo, que por primera vez nos muestra otra perspectiva de Penélope. Y sigue contando como la escuchó diciendo, mientras tejía una prenda especial:
"¡Jóvenes, pretendientes míos! Ya que ha muerto el divinal Odiseo, aguardad, para instar mis bodas, que acabe este lienzo - no sea que se me pierdan inútilmente los hilos-, fin de que tenga sudario el héroe de Laertes cuando le sorprenda la Parca de la aterradora muerte". Penélope tejía el sudario, la fina tela que cubre los cadáveres. Y menciona a Laertes, padre de Odiseo. Y cuenta cómo Penélope tejía y deshacía lo tejido para volver a tejer. Así mantenía la esperanza de los aqueos y los pretendientes, fingiendo no acabarla. Era de propia manera de esperar y mantener la esperanza y el interés junto a los demás. Hasta que fue descubierta en su engaño, y debió terminar. Por lo que termina recomendando que su madre se case pronto y escoja a uno de los pretendientes aqueos.
Telémaco reaccionó ofendido antes las palabras de Antínoo. Y la justificación de su actitud. Diciendo que su padre aún podía estar vivo. Y recomendó que si le molestaba tanto lo que pasaba en su palacio, se fuera y no siguiera gastando sus bienes junto a los demás. Pero él seguiría clamando justicia a Zeus.
Zeus lo escuchó y envió dos águilas, que sobrevolaron el lugar donde celebraban el ágora. Todos las vieron desgarrándose la cabeza y el cuello entre ellas con las uñas. Todos se quedaron sorprendidos tras esa señal divina de muerte.
El siguiente en hablar fue el anciano Haliterses Mastórida, quien con la sabiduría de los años parecía dar una importante opinión.

Canto 2 #Odisea
#Homero2019


Día 9: Haliterses se dirigió a los pretendientes. "Grande es el infortunio que a éstos les amenaza, porque Odiseo no estará mucho tiempo alejado de los suyos, sino que ya quizás se halla cerca y les apareja a todos la muerte y el destino". 
E hizo alusión a un vaticinio que había hecho a Odiseo, antes de embarcarse a Ilión... Que después de pasar muchos males y perder a sus compañeros, regresaría a su patria en el vigésimo año sin que nadie le conociera. "Y ahora todo se va cumpliendo".
Eurímaco le respondió al anciano que dejase de mentir y especular. Que incluso él vaticinaba mejor. Dijo que Odiseo había muerto lejos, y se atrevió a dar su propio vaticinio y consejo: enviar a su madre donde su padre en busca de la dote para las próximas nupcias. Que los pretendientes aqueos seguirían en su insistencia amorosa. Los bienes de la familia serán despilfarrados. Sin reparo.
Telémaco aprovechó para decir que los dioses ya estaban enterados, y pidió una embarcación con hombres para ir a Esparta y Pilos para preguntar por el regreso de su padre. "cuya ausencia se hace ya tan larga, y quizás algún mortal me hablará de él o llegará a mis oídos la fama que procede de Zeus y es la que más difunde la gloria de los hombres". Y contó los posibles escenarios en tal caso que su padre estuviese vivo o muerto. Y la suerte que correría su propia madre.
Luego habló Mentor.

Canto 2 #Odisea
#Homero2019


Día 10: Mentor habló y apoyó a Odiseo, despreciando la actitud de los pretendientes, y también despreció el silencio y pasividad de los demás.
Respondió inmediatamente ofendido Leócrito, en defensa de los pretendientes. Y dijo que aunque Odiseo regresase, Penélope no estaría muy feliz porque los pretendientes les darían muerte al instante. Recomendó que cada uno volviese a sus ocupaciones y se disolvió el ágora.
Telémaco se alejó al mar y oró a la diosa Atenea. Se deshaogó con ella, contando como todos se oponían a sus deseos, que ella misma le había insinuado. Atenea lo escuchó, y nuevamente tomó la apariencia de Mentor para dirigirse al joven.
"¡Telémaco! No serás en los sucesivo ni cobarde ni imprudente, si has heredado el buen ánimo que tu padre tenía para llevar a su término acciones y palabras; si así fuere, el viaje no lo harás en vano, ni quedará por hacer". 
Y los siguió animando, aludiendo en que en el futuro aflorarán las virtudes de su padre en él. Recomendó no escuchar a los insensatos pretendientes, porque "éstos ni tienen cordura ni practican justicia, y no saben que se les acerca la muerte y la negra Parca para que todos acaben en un mismo día".
Y así Atenea hacía una segunda y oscura premonición sobre el futuro de los pretendientes, que ya Zeus había hecho antes con las águilas sobre los mencionados.

Canto 2 #Odisea
#Homero2019


Día 11: Atenea en forma de Mentor siguió animando a Telémaco. Le dijo que como era amigo de su padre lo acompañaría en su viaje, y ordenó que fuese a la casa a decir a los pretendientes que dispusieran provisiones en su ausencia, mientras él iba a buscar voluntarios que lo acompañasen en el viaje. También conseguiría la nave.
Telémaco vuelve a su casa y encuentra el show de los pretendientes. Salió Antínoo a su encuentro, diciendo que se relajara y disfrutara, comiera y bebiera con ellos, que los aqueos le conseguirían la nave y los hombres para ir en busca de su padre. Mientras que Telémaco le dice que él ya no es un niño y comprende más las cosas que pasan, por lo que no podía callar.
Los otros pretendientes, que seguían matando animales, comiendo y celebrando, se burlaban de Telémaco. Haciendo chistes sobre su viaje, su esperanza, su padre y su muerte. Y tras la inminente muerte del primogénito, la repartición de los bienes, de la madre y de la casa. Imagen que contrasta con la inmediatamente posterior, Odiseo observando las tinajas de vino que aguardaban en un rincón de la casa, aguardando a su padre.
Telémaco ordenó a Euriclea, su ama, ordenar provisiones para su viaje, entre ellos, dulce vino. Que no dijera a nadie. Pues partiría cuando su madre subiese a recogerse. Él iría por noticias de su padre. Euriclea se echó a llorar y le habló.

Canto 2 #Odisea
#Homero2019





Día 12: Euriclea llorando se dirigió a Telémaco, tratando de persuadir que se quedara en casa con sus bienes y no partiera en una misión suicida. 
Telémaco: "Tranquilízate, ama, que esta resolución no se ha tomado sin que un dios lo quiera. Pero júrame que nada dirás a mi madre hasta que transcurran 11 o 12 días, o hasta que la aqueje el deseo de verme y oiga decir que he partido, para evitar que llore y dañe así su hermoso cuerpo".
Euriclea le hizo caso y Telémaco subió a encontrar a los pretendientes. Pero la diosa Atenea, empezó a actuar por su cuenta. Tomó la forma de Telémaco y fue por la ciudad buscando hombres para unirse a la expedición. Consiguió los hombres y hasta una nave. Sacó la embarcación al mar y dejó todo listo para sarpar. Atenea siguió maniobrando todo y fue al palacio e infundió el sueño en los pretendientes, generando que todos se fuesen a dormir a sus casas. Atenea volvió a transformarse en Mentor y fue a donde el verdadero Telémaco.
"Telémaco, tus compañeros, de hermosas grebas, ya se han sentado en los barcos para remar y sólo esperan tus órdenes. Vámonos y no tardemos en comenzar el viaje". Telémaco la siguió y fue con los hombres a llevar los víveres de su casa. Todos se embarcaron y Atenea también a su lado, y envío próspero viento. Telémaco tomó el mando y ordenó a los hombres para partir.
"Hinchó el viento de vela, y las purpúreas olas resonaban grandemente en torno de la quilla mientras la nave corría siguiendo su rumbo". Hicieron libaciones a los dioses, especialmente a Atenea y la nave continuó su rumbo toda la noche y la siguiente aurora.

Fin Canto 2

Canto 2 #Odisea
#Homero2019



Canto 3


Día 13: Inicio del Canto/Rapsodia 3: Lo de Pilo.
"Ya el sol desamparaba el hermosísimo lago, subiendo al broncíneo cielo para alumbrar a los inmortales dioses y a los mortales hombres sobre la fértil tierra, cuando Telémaco y los suyos llegaron a Pilo, la bien construida ciudad de Neleo, y hallaron a la orilla del mar a los habitantes, que inmolaban toros de negro pelaje al que sacude la tierra, al dios de cerúlea cabellera".
Llegaron a Pilo en plena hecatombe, el mega sacrificio en honor al dios Poseidón. Telémaco desembarcó junto a Atenea, aún en forma de Mentor, y le dijo al joven príncipe que fuese en busca de Néstor, para iniciar el rastreo de Odiseo. Telémaco se mostró intimidado por tener que interrogar al sabio y anciano Néstor, pero la diosa le animó.
Néstor se hallaba en la junta de varones junto a sus hijos, quienes fueron a recibir a los visitantes, e invitaron a unirse a la celebración del dios Poseidón, el que tantos obstáculos pondría a su padre Odiseo/Ulises. Atenea se unió y elevó oraciones a su tío, su par, aliado y a veces enemigo, para que cumpliese los ruegos de los hombres de Pilo y los deseos de Telémaco.
Luego habló el sabio Néstor.

Canto 3 #Odisea
#Homero2019


Día 14: El sabio Néstor dejó que los huéspedes disfrutaran el banquete y se saciaran de comida para iniciar el interrogatorio. ¿Quiénes eran? ¿De dónde venían? Por negocios o si eran piratas malvados que saqueaban a donde iban.
Telémaco respondió con audacia, Atenea le dio la confianza para hacerlo y dirigirse sabio anciano. Le contó que era hijo de Odiseo, quien venció y combatió en Troya junto a él. Pero aún no regresaba a casa por capricho de los dioses. Se lanzó y abrazo las rodillas del anciano, pidiendo noticias de su padre, incluso si era la muerte inevitable la que lo había acogido.
A Néstor se le iluminó el rostro y dijo que le traía a su memoria recuerdos de las calamidades vividas en esa guerra... Y empezó a contar detalles de la guerra de Troya... Enumeró los muertos... Patroclo, Ajax, Aquiles... su propio hijo, Antíloco. Y soltó elogios para su padre Odiseo, famoso por su inteligencia y audacia: "Allí no hubo nadie que en prudencia quisiese igualarse con el divinal Odiseo, con tu padre, que entre todos descollaba por sus ardides de todo género".
Dijo que después de vencer y destruir la ciudad, al embarcarse en las naves, Zeus y los dioses, en especial Atenea con cólera, dispusieron que el regreso de los aqueos a sus casas fuese con eventos desafortunados, debido a que no todos habían sido justos y sensatos. Los Atridas, Menelao y Agamenón se reunieron para decidir cuál era la mejor ruta para regresar, y la mejor forma de aplacar la cólera de Atenea, con hecatombes como la que hacían a Poseidón en ese momento. No hubo acuerdo y los aqueos se dividieron en dos grupos. La mitad se quedó con Agamenón en tierra y la otra mitad al mar con Menelao.

Canto 3 #Odisea
#Homero2019


Día 15: Néstor siguió contando cómo se habían dividido los aqueos en dos grupo, y cómo él junto a Odiseo partieron en las naves con Menelao. Pero en medio del viaje hubo una disputa, por lo que Odiseo se devolvió con un grupo hacia el grupo de Agamenón, que quedó en tierra. Néstor siguió en la embarcación huyendo porque sintió que alguna decidan meditaba causarles algún daño. En medio del mar pidieron orientación a una deidad, que les señaló el camino para huir del infortunio venidero. En casa lugar que llegaban ofrecían sacrificios a los dioses, en especial a Poseidón, rey de los mares, para que les siguiese beneficiando en sus dominios. Mientras iban llegando a algún lugar, se dividían y cada uno partía en dirección a su hogar, a su isla y sus dominios. Diómedes fue a Argos y Néstor a Pilos. Por lo que regresó a su casa sin saber quienes se habían salvado y quienes habían perecido. Pero volvió a recordar los hechos que llevaron a la muerte del rey Agamenón, y a la posterior venganza de su hijo Orestes hacia Egisto. Y animó al joven Telémaco a no desistir.
Telémaco agradeció a Néstor y se lamentó que los dioses no le hubiesen concedido suficientes bríos para castigar a los pretendientes de su madre Penélope. Néstor contestó que conocía la situación en su casa, y le dio esperanzas de futura venganza. Y pidió que la diosa Atenea lo asistiera, así como siempre protegió a su padre Odiseo. Néstor no sabía que de hecho Atenea se encontraba ya allí.
Telémaco se mostró incrédulo ante la ayuda divina e inmediatamente la diosa Atenea transfigurada en Mentor, su acompañante, le habló:
"¡Telémaco! ¡Qué palabras se te escapan del cerco de los dientes! Fácil le es a una deidad, cuando lo quiere, salvar a un hombre aun desde lejos", dijo la diosa de ojos de lechuza. Y dijo que prefería volver a casa con la seguridad de la vida, que volver como Agamenón de forma rápida y morir al poco tiempo. "Más ni aún los dioses pueden librar de la muerte, igual para todos, a un hombre que le sea caro, después que se apoderó de él la Parca funesta de la aterradora muerte".

Canto 3 #Odisea
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Día 16: Telémaco escuchó a Mentor (Atenea), y dijo que aún tenía preguntas que hacerle a Néstor. Le preguntó por la muerte de Agamenón en detalle. Néstor le contó todo. Cómo Egisto conquistó en ausencia del atrida a su esposa, Clitemestra, y juntos planearon el homicidio del monarca. Y cómo Orestes vengó la muerte de su padre.
"Y tú, amigo, no andes mucho tiempo fuera de tu casa habiendo dejado en ella las riquezas y unos hombres tan soberbios, no sea que se repartan tus bienes y los devoren, y luego el viaje te salga en vano". Y también le recomendó ir a visitar a Menelao para encontrar mejores noticias sobre su padre Odiseo. Le ofreció carros, por si se quería ir por tierra y a sus hijos de compañía y guía hacia Lacedemonia, donde estaba Menelao.
Atenea en forma de Mentor agradeció a Néstor y propuso irse pronto a dormir tras las libaciones a los dioses y la llegada de la noche. Néstor los detuvo, acogió y les dio albergue, cuando intentaban irse a dormir a las naves. Atenea agradeció la hospitalidad, y dijo que Telémaco aceptara que ella debía irse pronto al rayar el día. Partió como un águila la de ojos de lechuza y todos quedaron impactados. Y supieron al instante que el anciano Mentor era la diosa Atenea. Néstor aprovechó y elevó oraciones a la diosa por su familia, prometiendo sacrificar una novilla añal, inmolándola y vertiendo oro en sus cuernos. Atenea lo escuchó.
La figura de Néstor el sabio es trasladada y proyectada al "Ulises" de James Joyce, en el capítulo 2, con el señor Deasy, el director de la escuela donde trabaja Stephen Dedalus. En ambos impera la sabiduría y los sabios consejos. Y Telémaco, por supuesto, es Stephen.

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Día 17: Néstor rezaba y terminaba las libaciones a los dioses y a la diosa Atenea, que hace poco había estado en su casa; y mostró a Telémaco el lugar donde dormiría, junto a uno de sus hijos, Pisístrato. Y fueron a dormir. Acá se insinúa, como es común en la mitología, el inicio de otra relación entre dos hombres, que serían los dos jóvenes, que en esta oportunidad sólo duermen juntos, pero más adelante la relación se seguirá desarrollando. Porque también lo acompañaría en su camino.
Al amanecer, "mas apenas se descubrió la hija de la mañana, la aurora de rosáceos dedos, levantóse de la cama Néstor", fue a tomar asiento a una piedra, y fue esperando a cada uno de sus hijos mientras se levantaban. Al final llegaron Telémaco y Pisístrato, y tomaron asiento junto a Néstor.
"¡Hijos amados! Cumplid pronto con mi deseo, para que sin tardar me haga propicio a Atenea, la cual acudió visiblemente al opíparo festín que celebramos en honor del dios". Y le dijo a sus hijos que debían cumplir los deseos de Atenea, como acompañar a Telémaco en su camino hacia Menelao, y preparar los sacrificios y honores prometidos a la diosa. Y lo obedecieron.

Canto 3 #Odisea
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Día 18: Néstor y sus hijos siguen ofreciendo sacrificios a los dioses, y se describe en detalle la muerte de los animales. 
"Tan pronto como la novilla se desangró y los huesos quedaron sin vigor, la descuartizaron, cortáronle los muslos según el rito y, después de pringarlos con grasa por uno y otro lado y de cubrirlos con trozos de carne, el anciano los puso sobre leña encendida y los roció con vino tinto".
Telémaco era lavado por una de las hijas de Néstor, que hasta lo viste después con un manto y una túnica. "Y Telémaco salió del baño, con el cuerpo parecido al de los inmortales". Luego, comieron.
Néstor le pidió a sus hijos que alistaran los caballos para el viaje del Telémaco, le dieron provisiones. Subió al carro junto con Pisístrato, su compañero de viaje, quien tomó las tiendas de los caballos. "Y éstos volaron gozosos hacia la llanura, dejando atrás la excelsa ciudad de Pilos y no cesando en todo el día de agitar el yugo".
La noche los cogió en Feras, en donde descansaron en la casa de Diocles. En la mañana, al asomarse "la aurora de rosáceos dedos", partieron. Pisístrato tomó las riendas y volvió a azotar a los caballos, terminando el viaje con rapidez, cuando el sol de puso. Y sigue el viaje de Telémaco. Los viajes, la búsqueda, los alimentos, los animales, los hogares y los dioses... Hasta ahora son los grandes protagonistas que guían las cuerdas de la historia.

Fin Canto 3

Canto 3 #Odisea
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Canto 4

Día 19: Inicio del Canto 4: Lo de Lacedemonia
Telémaco y Pisístrato llegaron a Lacedemonia y fueron a buscar a Menelao. Se encontraron con una celebración de la boda de los hijos. Su hija, casada con un hijo de Aquiles; y su hijo, con la hija de Aléctor. Junto a Menelao se encontraba su amada Helena de Troya, rescatada tras ganar la guerra. Junto a Helena, Menelao tuvo sólo una hija Hermíone, los otros fueron con esclavas y otras mujeres.
El primero en verlos fue Eteoneo, sirviente de Menelao, quien fue a avisarle al acto. Menelao ordenó recibirlos con amabilidad, recordando el castigo de los dioses por el desdén con los huéspedes. Los jóvenes admirados contemplaron el hermoso palacio y fueron a lavarse. Luego asistieron al banquete y se sentaron junto al rubio Menelao.
Luego de comer de las exquisitas viandas, Telémaco se acerca a Pisístrato para decirle lo asombrado que está incluso de ver tan lujosa vajilla, digna de dioses. Menelao los escucha y dice que nadie puede compararse a Zeus. Y les cuenta sobre su riqueza y los diversos viajes que tuvo, donde logró acumular su fortuna. También cuenta su tristeza entre tanta abundancia, por la muerte de su hermano en uno de los viajes. Recuerda Troya también. Recuerda a los hombres y héroes que sufrieron y perdieron. Y finalmente, recuerda a Odiseo.
"Ningún aqueo padeció lo que Odiseo hubo de sufrir y pasar: continua e inolvidable a causa de su prolongada ausencia y de la ignorancia en que nos hallamos de si vive o ha muerto. Y seguramente le lloran el viejo Laertes, la discreta Penélope y Telémaco, a quien dejó en su casa recién nacido".
Al escucharlo, Telémaco sintió deseos de llorar.

Canto 4 #Odisea
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Día 20: Telémaco sintió deseos de llorar al escuchar a Menelao hablar de su padre: "al oír lo de su progenitor, desprendióse de sus ojos una lágrima que cayó en tierra y, entonces, levantando con ambas manos el purpúreo manto, se lo puso ante el rostro".
Menelao se dio cuenta de la reacción del chico al mencionar a Odiseo y su familia, y dudó si mencionar directamente a Odiseo/Ulises o ir poco a poco acercándose al tema. Homero narra magistralmente y muy bien descrita esta parte. De repente entró Helena de Troya a interrumpir la conversación y se dirigió a su marido. Le preguntó sobre la identidad de los visitantes y dijo: "Jamás vi persona alguna, ni hombre, ni mujer, tan parecida a otra -¡me quedo atónita al contemplarlo!- como este se asemeja al hijo del magnánimo Odiseo".
Menelao dijo que ya se había dado cuenta cuando le contaba lo que tuvo que sufrir Odiseo por su causa. Luego, Pisístrato fue el que habló ante la aflicción de Telémaco. Le confirmó la identidad del joven y les contó el motivo y desarrollo de su viaje, junto con las palabras de Néstor. Y hasta la recomendación sobre los males de su casa en ausencia de su padre con los pretendientes. Menelao elevó la voz a los dioses hablando de Telémaco y de su padre, su amistad y dificultades: "Mas de esto debió de tener envidia el dios (Zeus) que ha privado a aquel infeliz, a él tan solo, de tornar a la patria". Todos los presentes se pusieron a llorar. Pisístrato recuerda la muerte de su hermano en Troya.
Menelao alabó la sabiduría de Pisístrato, bien heredada de su padre, e invitó a continuar con la cena que ya mañana no faltarían palabras entre ellos. Mientras tanto, Helena ordenó echar una droga contra el llanto y la cólera en el vino, que hacía olvidar todos los males. Al menos por un día. No habrían más lágrimas.

Canto 4 #Odisea
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Día 21: Luego de dar el calmante que evitaba el dolor, Helena los invitó a pasar a comer. En la cena, Helena aprovechó para contar a Telémaco de sus recuerdos e interacciones con su padre Odiseo. Contó cómo el ingenioso aqueo se infiltró en la ciudad de Troya disfrazado de mendigo y pudo hablar con ella. Le contó lo que tenían pensado para acceder a la ciudad. Y Helena recordó la alegría que sintió al saber que pronto regresaría a casa junto a su familia.
Menelao continuó y respaldo las palabras de Helena, añadiendo que además de inteligencia tenía corazón. Y cómo fue el arquitecto estratégico de la toma a la ciudad. Telémaco estaba contento pero esas historias y palabras le generaban dolor de no saber sobre su padre. Pidió que fuesen a dormir para retomar las historias el día siguiente. Telémaco y Pisístrato volvieron a dormir juntos.
Al amanecer, Menelao se vistió y fue a buscar a Telémaco. Le preguntó sobre las razones de su viaje. Telémaco inmediatamente le dijo la razón de su viaje. Información sobre su padre. Y la difícil situación en su casa con los pretendientes.
Menelao auguró la muerte de los pretendientes a manos de Odiseo. Y contó lo que sabía sobre la última vez que había visto a Odiseo, cuando separaron caminos. Como su padre había zarpado y a él le había tocado detenerse en Egipto, donde los dioses lo retuvieron por 20 días, pues no había vientos favorables. Y cómo una diosa, Idotea, fue la que los salvó de esa retención cuando sufrían por las provisiones y la espera.

Canto 4 #Odisea
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Día 22: Helena y luego Menelao siguieron contando sobre Troya a Telémaco, y en el fin de la guerra con el regreso a casa. Menelao contó cómo la diosa Idotea le ayudó a sobrevivir cuando tuvo que esperar en tierra, y su posterior encuentro con el dios marino, Proteo, quien tenía la habilidad de transfigirarse. Menelao y sus hombres lo retuvieron y exigió saber quién era el inmortal que le detenía y no le dejaba avanzar en su viaje. Proteo le dijo que debió haber ofrecido más sacrificios y hecatombes a Zeus y los otros dioses.
Menelao obedeció el consejo del dios y le preguntó por la suerte de los otros aqueos que partieron primero a la mar, donde iba Néstor y Odiseo. Proteo se mostró incómodo con la pregunta pero dijo que algunos sucumbieron y otros se salvaron. Empezó a contar la suerte de algunos, entre ellos Ajax, salvado por Poseidón inicialmente, y luego de varios problemas sucumbiendo en el mar. Hasta contarle de la muerte de su hermano Agamenón en su palacio por Egisto en complicidad con su esposa.
"Así dijo. Sentí destrozárseme el corazón y, sentado en la arena, lloraba y no quería vivir ni contemplar ya la lumbre del sol". Y luego contó cómo Proteo le consoló y le dijo que volviese a su patria, que su sobrino Orestes adelantaría la venganza. Menelao se alegró pero finalmente le preguntó sobre Odiseo, si estaba retenido o había muerto.
Proteo contó que se encontraba en el palacio de la ninfa Calipso, sin poder partir por no tener naves ni compañeros. Luego de recomendarle que se trasladara de Argos a los Campos Elíseos se sumergió en el mar y desapareció. Siguió contando Menelao, que después volvió a su nave e hizo los sacrificios que le aconsejó el dios, y pudo regresar a casa.

Canto 4 #Odisea
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Día 23: Menelao terminó de contar su propia travesía y el paradero de Odiseo a Telémaco, y le dijo que se quedara unos días en su palacio y prometía darle sendos regalos. Telémaco le dijo que no se podía demorar tanto, y renunció a los regalos de caballos porque no podría llevarlos consigo a Ítaca por las características del suelo y el espacio de su hogar. Menelao cambió el regalo: una crátera labrada de plata y oro hecha por Hefesto. Y siguieron conversando y disfrutando de la historias y compañía.
Por otro lado, los pretendientes también seguían disfrutando del palacio de Odiseo. Llegó al palacio Noemón y preguntó a Antínoo, uno de los pretendientes, sobre cuando volvería Telémaco. Los pretendientes quedaron sorprendidos, pues no sabían que el joven había partido. Y empezaron a interrogarlo con detalles sobre dicho viaje. Noemón respondió que le prestó su embarcación con agrado y que partió con Mentor y varios jóvenes, pero mencionó que Mentor podía ser un dios semejante porque días después observó a Mentor por otro lado.
Los pretendientes se reunieron a hablar del viaje de Telémaco. Unos alabaron su valentía y otros le desearon la muerte en el mar. Y otros que no lograse tener noticias de su padre. Entonces decidieron preparar una trampa o emboscada para cuando llegase. Todos estuvieron de acuerdo.
Penélope se enteró inmediatamente de la trampa de los desgraciados a su hijo por parte de Medonte. La mujer se quejó de los pretendientes y de cómo despilfarraban la herencia de Telémaco. Y de como despreciaban los buenos tratos de Odiseo con todos. Penélope casi se desmaya cuando se enteró del plan para asesinar a su hijo, y de la ausencia de su hijo. Preguntó a Medonte detalles del viaje. "Ignoro si le incitó alguna deidad o fue únicamente su corazón quien le impulsó a ir a Pilo para saber noticias de la vuelta de su padre".
Penélope sintió tristeza y dolor por las noticias. Se quejó del Olímpico, quien le causaba pesares en alejarla de su marido y su hijo. Además, cuestionó a las esclavas por no avisarle de la partida de su hijo. Mandó a buscar a Laertes para contarle todo y que le ayudase a contrarrestar el plan diabólico de los pretendientes.

Canto 4 #Odisea
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Día 24: Luego de la conversación entre Penélope y Medonte sobre la partida de Telémaco y el plan de los pretendientes en matarlo, entró Euriclea, la nodriza que guardó el secreto y despidió a Telémaco. La nodriza confesó que sabía todo pero hizo juramento de que no le diría a nadie hasta el duodécimo día o hasta que se enterara para evitar su dolor. Le recomendó subir a lavarse con sus esclavas y orar a Atenea para que cuidase a su hijo. Penélope la escuchó y obedeció.
Los pretendientes escucharon los gritos de Penélope en su alabanza a la diosa, y hablaron de la decisión de la reina en escoger a alguno de ellos y en la pronta muerte de su hijo. Fueron a seguir preparando la emboscada. Penélope yacía en el piso y cayó dormida. Mientras tanto, Atenea hizo un fantasma en forma de Iftima, hija de Icario, y hermana de Penélope, y la envío a la casa de Odiseo para consolar a Penélope en su sueño. La reina se desahoga con su hermana y le cuenta sus pesares.
Iftima le dice que su hijo regresará y que lo protege la diosa Atenea, quien también la envío a ella. Penélope aprovechó el mensaje y contacto con la diosa para preguntar por su marido Odiseo/Ulises.
"El Fantasma: No te revelaré claramente si vive o ha muerto, porque es malo hablar de cosas vanas". Dijo el fantasma de Iftima, que inmediatamente desapareció. Penélope se levantó enseguida con el corazón alegre de esa visita. Mientras que los pretendientes embarcaron hacia una isla antes de ítaca, donde aguardarían la llegada de Telémaco para atacarlo.

Fin Canto 4

Canto 4 #Odisea
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Canto 5

Día 25: Inicio del Canto 5: La balsa de Odiseo.
Al salir la aurora llevando la luz a los inmortales y mortales, los dioses se reunieron en el Olimpo. Atenea tomó la voz recordando ante todos los infortunios de Odiseo. Recriminó a los dioses por el olvido de Odiseo, diciendo que se encontraba en ese momento con la ninfa Calipso, quien lo retenía a la fuerza, y no podía abandonar la isla por no tener naves ni hombres. Y también mencionó el tema de Telémaco y el drama en su hogar.
Zeus habla y pone en evidencia a Atenea, recordando que fue ella misma la que planeó este proyecto de cuando Odiseo/Ulises regresara a casa, se vengaría de aquéllos. Entonces le recomendó acompañar con discreción a Telémaco.
Zeus también ordenó a Hermes que fuese a avisar a Calipso la decisión de los dioses de dejar que Odiseo avanzara. Iniciaría el regreso sin ayuda de los dioses ni de los mortales, llegando a Esqueria, donde lo asistirían por su linaje cercano a los dioses y le enviarían de vuelta a casa con regalos y provisiones, como la parte del botín que le correspondía en Troya. "Dispuesto está por la Parca que Odiseo vea a sus amigos y llegue a su casa de alto techo y a su patria". Dijo Zeus, como cuando hablaba en el presente, y de forma simultánea augurando el futuro.

Canto 5 #Odisea
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Día 26: Hermes obedeció y se dirigió donde la ninfa Calipso para manifestarle la decisión de los dioses de liberar a Odiseo/Ulises. Odiseo se encontraba llorando en la ribera, y Calipso hizo sentar a Hermes, le dio de comer y le dijo que dijera la razón de su visita.
"Hermes: Me preguntas, ¡oh diosa!, a mí, que soy dios, por qué he venido. Voy a decírtelo con sinceridad, ya que así lo mandas". Y Hermes le contó y le trasmitió la orden de los dioses. Lo hace de forma muy perspicaz y sutilmente, iniciando con una pregunta, por eso es el mensajero y el negociador.
Calipso reaccionó enojada, "¡oh dioses!, malignos y celosos", dijo al ver que querían quitarle al hombre que había tomado como esposo. Y empezó a recordar otras historias y casos entre los dioses donde imperó la envidia del amor entre otros. Orión, Ártemis y Otigia, Deméter y Yasión, etc. Remató diciendo que sentían envidia porque rescató a ese hombre de la muerte en la deriva, luego que los mismos dioses hundieran su nave, y lo acogió. Y dijo que no tenía naves ni hombres que brindarle para su partida.
Hermes no perdió tiempo y le dijo que obedeciera y evitara la cólera de Zeus. Y partió. Calipso fue a buscar a Odiseo, quien era obligado a dormir y pernoctar con la ninfa en su cueva. Ella lo quería, pero él no dejaba de pensar en el regreso a casa junto a su familia.
Calipso lo miró triste y de mala gana le dijo que no llorara porque ya pronto lo dejaría ir. Le dijo que construyera una balsa, que ella le daría provisiones para el viaje. "a fin de que llegues sano y salvo a tu patria tierra si lo quieren los dioses que habitan el anchuroso cielo; los cuales me aventajan, así en trazar designios como en llevarlos a término".

Canto 5 #Odisea
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Día 27: Odiseo se sorprendió con las palabras de Calipso de dejarlo libre, y desconfiado aún le dijo que prometiese no causarle algún otro daño en el mar. Calipso se sonrió y acariciando su mano dijo que era injusto, pero él no solía pensar cosas livianas. Por lo que hizo el juramento que le pidió. La sonrisa de Calipso puede ser una mezcla de dolor y burla. Dolor, porque estaba enamorada y le dolía que pensara mal de ella. Burla, porque sabía que ella no era la que le pondría problemas en el mar. Sería otro dios.
Calipso llenó de provisiones y atenciones finales a su amada Odiseo/Ulises. Le hizo una advertencia final, y le dijo que si su inteligencia conociese los males que tendría que padecer en su viaje de regreso a casa, se quedaría con ella. Y se compara con su esposa Penélope, a la que no era inferior en cuerpo y belleza. "No pueden las mortales competir con las diosas".
Odiseo alabó la belleza de la diosa y dijo que era consciente de su superioridad. Pero... "deseo y anhelo continuamente irme a mi casa y ver lucir el día de mi vuelta. Y si alguno de los dioses quisiera aniquilarme en el vinoso ponto, lo que sufriré con el ánimo que llena mi pecho y tan paciente es para los dolores, pues he padecido muy mucho en el mar como en la guerra, y venga este mal tras los otros".
Al ponerse el sol y llegar la noche, Odiseo y Calipso ingresaron a la cueva; y allí, muy juntos, hallaron en el amor contentamiento. La despedida de los amantes.
En cuanto a la referencia homérica en el "Ulises" de James Joyce, el capítulo 4 de la novela es la que se contrapone al personaje de Calipso. En ese capítulo aparece por primera vez la contraparte de Odiseo/Ulises: Leopold Bloom, quien cocina sus vísceras, su comida favorita y sube al cuarto donde está su esposa: Molly. Molly no es contraparte de Calipso, pero cuando llega al cuarto dentro de su monólogo interior menciona:
"Es como lo llamaban los antiguos griegos. Creían que uno de podía cambiar en un animal o en un árbol, por ejemplo. Lo que llamaban ninfas, por ejemplo". Y se describe como en el cuarto había un ejemplar del libro "El Baño de la Ninfa" sobre la cama, en otra de las referencias homéricas hacia la Odisea.

Canto 5 #Odisea
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Día 28: Luego de pasar una de sus últimas apasionadas noches, a la mañana siguiente, Calipso llevó a Odiseo a un bosque lleno de árboles (chopos, álamos y abetos) para que iniciara a cortar para construir su propia balsa. Terminó en poco tiempo, le llevó 20 árboles. Así, inició Odiseo/Ulises la construcción de su balsa, que Homero describe detalladamente. Calipso le ayudó en casa paso, y ya al momento de la partida hasta le ordenó a las estrellas que sirvieran de guía.
Odiseo partió y a los 17 días vio tierra. Alcanzó a ver los montes del país de los feacios. Poseidón se dio cuenta de la presencia del héroe en sus dominios y entró en cólera. Se dio cuenta que en su ausencia los otros dioses aprovecharon para cambiar los propósitos de Odiseo.
"Ya está junto a la tierra de los feacios, donde es fatal que se libre del cúmulo de desgracias que le han alcanzado. Creo, no obstante, que aún habrán de cargar sobre él no pocos males", dijo furioso el dios del mar y los océanos.
Tomó su tridente, congregó las nubes y turbó el mar. Suscitó grandes torbellinos y la tierra se cubrió de nubes. Parecía de noche.
Odiseo temió por su vida y clamó a los dioses. "¿Qué es lo que, por fin, me va a suceder? Temo que salgan verídicas las predicciones de la diosa". Y siguió lamentando su suerte, esperando una terrible muerte. Hasta sintió envidia de los aqueos muertos en Troya. Al menos allí hubiese obtenido "honras fúnebres y los aqueos ensalzaran mi gloria, pero dispone el hado que yo sucumba con deplorable muerte".

Canto 5 #Odisea
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A propósito de Homero y la Odisea y el ciclo de poesía del Mundo del Club de Lectura Sícalo, ayer leí el poema más famoso del poeta griego Cavafis: "Ítaca"

Itaca
Cuando emprendas tu viaje a Itaca
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
No temas a los Lestrigones ni a los Cíclopes,
ni al colérico Poseidón,
seres tales jamás hallarás en tu camino,
si tu pensar es elevado, si selecta
es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.
Ni a los Lestrigones ni a los Cíclopes
ni al salvaje Poseidón encontrarás,
si no lo llevas dentro de tu alma,
si no los yergue tu alma ante tí.
Pide que el camino sea largo.
Que sean muchas las mañanas de verano
en que llegues -¡con qué placer y alegría!-
a puertos antes nunca vistos.
Detente en los emporios de Fenicia
y hazte con hermosas mercancías,
nácar y coral, ámbar y ébano
y toda suerte de perfumes voluptuosos,
cuantos más abundantes perfumes voluptuosos puedas.
Ve a muchas ciudades egipcias
a aprender de sus sabios.
Ten siempre a Itaca en tu pensamiento.
Tu llegada allí es tu destino.
Mas no apresures nunca el viaje.
mejor que dure muchos años
y atracar, viejo ya, en la isla,
enriquecido de cuanto ganaste en el camino
sin aguardar a que Itaca te enriquezca.
Itaca te brindó tan hermoso viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino.
Pero no tiene ya nada que darte.
Aunque la halles pobre, Itaca no te ha engañado.
Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,
entenderás ya qué significan las Itacas.
Versión de Pedro Bádenas de la Peña






Día 29: "Vino una grande ola que desde lo alto cayó horrendamente sobre Odiseo e hizo que la balsa zozobrara. Fue arrojado el héroe lejos de la balsa, sus manos dejaron el timón, llegó un horrible torbellino de mezclados vientos que rompió el mástil por la mitad, y la vela y la entena cayeron en el ponto a gran distancia".
Odiseo sufrió la ira del dios del mar y fue expulsado de su balsa y quedó sumergido en el mar. Logró salir entre la furia de las olas y divisar la balsa. La balsa se movía con la fuerza de la corriente de un lado a otro violentamente. Luego, Leucotea, hija de Cadmo, que antes fue una mortal pero fue transfigurada por los dioses (episodio de Las Metamorfosis de Ovidio), que residía en el mar, vio al pobre Odiseo fatigado de luchar y fue en su ayuda. Le preguntó por la furia del dios, pero le dijo que se quitara las pesadas ropas de Calipso y dejara la balsa para que fuese arrastrada. Y que llegase nadando a la tierra de los feacios, "donde la Parca ha dispuesto que te salves". Le dio un velo inmortal para la travesía, y le dijo que no temiera morir, pero al llegar a la tierra se quitase el velo y lo arrojara lejos.
La diosa desapareció y Odiseo dudó en lo que debía hacer. Dudó de los dioses e hizo caso a su raciocinio, pues la tierra estaba muy lejana. Decidió esperar a que la balsa fuese destruida y luego nadar a tierra con un soporte. Mientras pensaba, Poseidón arrojó una ola inmensa hacia el héroe, y la balsa fue destruida. Odiseo tomó una de las tablas, se puso sobre ella y empezó a nadar. Se desnudó y usó el velo de Leucotea.
Poseidón lo vio. Y se dijo así mismo que vagara por el ponto antes de llegar a tierra. "Se me figura que ni aún así te parecerán pocas tus desgracias".

Canto 5 #Odisea
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Día 30: Poseidón dejó a Odiseo vagando y a la deriva contra los fuertes vientos y regresó a su morada en el Egas. Apenas se fue, Atenea detuvo los vientos y los envió a dormir. También quebró las olas para que llevasen sano y salvo a Odiseo a la tierra de los feacios. Dos días duró errante a la deriva, en los que pensó que iba a morir pero finalmente llegó a tierra.
Odiseo se sintió muy feliz al ver la tierra. "Nadaba, pues, esforzándose por asentar el pie en tierra firme; más así que estuvo tan cercano a la orilla que hasta ella hubieran llegado sus gritos, oyó el estrépito con que en las peñas se rompía el mar".
Al pisar tierra Odiseo gimió y habló consigo mismo. Una especie de monólogo interior, que haría tan famoso años después el "Ulises" de James Joyce. Se decía a sí mismo desconfiado en haber llegado a puerto seguro... "Por fuera hay agudos peñascos a cuyo alrededor braman las olas impetuosamente y la roca se levanta lisa, y aquí es el mar tan hondo, que no puedo afirmar los pies para librarme del mal. No sea que, cuando me disponga a salir, ingente ola me arrebate y dé conmigo en el pétreo peñasco, y me salga en vano mi intento". También temió por algún monstruo marino, de esos que criaba Anfitrite, pues ya estaba en plena conciencia que el dios del mar estaba enojado con él.
Mientras pensaba una ola lo arrastró contra las piedras, y hubiese muerto o quedado gravemente herido si Atenea no lo ayuda. Odiseo siguió nadando lentamente y llegó a la boca de un río. Antes de entrar suplicó al río que lo tratase bien y le explicó su situación. El río suspendió su corriente, lo ayudó y lo llevó hasta la desembocadura. Su cuerpo y corazón estaban cansados de luchar contra el mar, y estaba hinchado. Se quitó el velo de la Ninfa y lo arrojó al río. Besó la tierra y habló en viva voz a sí mismo y a la naturaleza. No podía quedarse junto al río por las heladas, ni dormir entre arbustos de la selva por temor a las fieras. Finalmente encontró un altozano en la selva oculto con arbustos. Se abrió a sí mismo con sus brazos y se hizo a sí mismo una cama. Una cuna. Un vientre. Se ayudó con la seroja que abundaba para abrigarse. Al verlo acomodado y seguro, la diosa Atenea le cerró los ojos y le infundió dulce sueño.

Fin Canto 5. ¡Que belleza de capítulo! ¡Magistral!

Canto 5 #Odisea
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Canto 6

Día 31: Inicio del Canto 6: Llegada de Odiseo al país de los feacios
Mientras Odiseo dormía plácidamente, la diosa Atenea se adelantó a la ciudad de los feacios, donde reinaba Alcínoo. Atenea ingresó a su palacio pensando en el regreso de Odiseo. "Penetró la diosa en la estancia labrada con gran primor en que dormía una doncella parecida a las inmortales por su natural y por su hermosura: Nausícaa". Quien era la princesa, hija de Alcínoo.
Atenea "se lanzó como un soplo de viento, a la cama de la joven" y le hizo una visita en sus sueños. Como siempre, la diosa se transfiguró en la figura de la hija de Diamante, que le era muy grata. En el sueño la reprendió y le recordó a la doncella su próximo casamiento, por lo que debía estar siempre reluciente para los mejores feacios que la pretendían. Le dice que le diga a su padre que le mande en un carro para lavar su ropa al río. Todo esto con la intención de llevar a la doncella a donde se encontraba Odiseo dormido.
La princesa despertó determinada a cumplir con el impulso de su sueño divino.
La imagen de repite, así como también Atenea visitó en sueños a Penélope para darle un mensaje y ánimos, así también hace con Nausícaa para impulsarla a una acción.

Canto 6 #Odisea
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Día 32: La princesa Nausícaa, de belleza comparada a las diosas, dijo a sus padre, que iba a encontrarse en consejo con los príncipes pretendientes, que le preparasen un carro para ir al río a lavar sus vestidos sucios y de sus hermanos. Su padre ordenó que le preparasen todo y los esclavos de compañía.
La princesa puso todos sus vestidos en el carro y su madre le puso una cesta con manjares y viandas. Nausícaa tomó las riendas y azotó con el látigo a las mulas para que corriesen.
Llegaron a la corriente del río donde se formaban lavaderos perennes con agua abundante y cristalina. Las criadas fueron y tomaron los vestidos, compitiendo por la que más rápido lo hiciese. Luego de lavarlos, los tendieron y se fueron a bañar. Se ungieron aceite y se pusieron a comer las viandas. Luego, jugaron a la pelota, y Nausícaa se puso a cantar.
Cuando ya se disponían a volver a casa, Atenea apareció para hacer cumplir sus propósitos. Hizo que Odiseo despertara de su sueño y se encontrara con la bella doncella que lo llevaría a la ciudad de los feacios. Para eso, mientras jugaban a la pelota, la princesa falló un tiro, cayendo en un remolino que asustó a todas y despertó a Odiseo.
Odiseo despertó asustado sin saber la suerte que encontraría en esas tierras y por los gritos de las ninfas marinas, que creía haber escuchado. Así, Odiseo se armó de valor, y se presentó ante las doncellas desnudo como estaba. Todas las doncellas huyeron al verlo, masacrado y afeado, menos Nausícaa. Atenea la habría librado del temor. Odiseo pensaba en cómo acercarse a la princesa sin asustarla y pedirle ayuda. Pensó que lo mejor era rogar desde lejos, para no espantar al abrazar sus rodillas. Y así lo hizo.

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Día 33: "¡Yo te imploro, oh reina, seas diosa o mortal! Si eres una de las deidades que poseen al anchuroso cielo... Y si naciste de los hombres que moran en la tierra, dichosos mil veces tu padre, tu venerada madre y tus hermanos, pues su alma debe de alegrarse a todas horas intensamente cuando ven a tal retoño salir a las danzas". Y siguió alabando a la princesa, que en belleza y gracia se comparaba a la diosa Ártemis. Pero el ingenioso Odiseo, dentro de su discurso mencionó algo de vital importancia:
"Y dichosísimo en su corazón, más que otro alguno, quien consiga, descollando por la esplendidez de sus donaciones nupciales, llevarte a su casa como esposa".
Siguiendo la misma estrategia de Atenea, le menciona la importancia de su pronto matrimonio, y la enaltece.
"Que nunca se ofreció a mis ojos un mortal semejante, ni hombre ni mujer, y me he quedado atónito al contemplarte". Le confiesa sentir miedo de abrazar sus rodillas y le cuenta su historia y sus males de cómo llegó hasta ese lugar. Dice que los dioses le tendrán preparadas más pruebas pero que ella le ayude y le diese unos trapos para ocultar su desnudez. Odiseo se desnuda en alma ante la princesa y finaliza su petición con otra especial para la princesa, nuevamente tocando los deseos de la doncella: "Y que los dioses te concedan cuanto en tu corazón anheles: marido, familia y feliz concordia". Y resalta la importancia del hogar y la familia como núcleo de felicidad y armonía.

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Día 34: Luego del discurso de Odiseo a la princesa Nausícaa, lleno de alabanzas y buenos deseos para su futuro familiar, la princesa se mostró conmovida por sus palabras y le recomendó sufrir con paciencia las penas de los dioses. Le mostró la población y se presentó como la princesa de los feacios.
Ordenó a las esclavas dejar de huir y ayudar al pobre forastero, darle de comer, beber y lavarle en el río. Odiseo agradeció pero le pidió a las esclavas que le dejasen lavarlo solo pues se sentía apenado de estar desnudo frente a la presencia de esas jóvenes de hermosas trenzas.
Odiseo se lavó y se quitó el sarro del mar. El agua y el río, elemento purificador y de cambio. Al hombre que acaba de volver a nacer. Es un rito de expiación y purificación. Hasta la inocencia y pureza lo embargó. Vulnerable. Luego de ungirse aceite y quedar como nuevo, la diosa Atenea le hizo parecer más alto y grueso, y en general más atractivo y gracioso. Aura divina. Se sentó en la ribera del mar y resplandecía por su gracia y hermosura. La princesa y las doncellas quedaron admiradas al verlo.

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Día 35: La princesa Nausícaa y sus doncellas quedaron admiradas por la belleza de Odiseo limpio, reluciente y maximizado por Atenea. Decía que había llegado como un pordiosero despreciable y ahora se asemejaba a los dioses.
"¡Ojalá a tal varón pudiera llamarle mi marido, viviendo acá!; ¡ojalá le plugiera quedarse con nosotros! Mas, ¡oh esclavas!, dadle de comer y de beber al forastero", dijo la princesa.
Odiseo recibió todas las viandas que le llevaron muy agradecido. Luego de comer, Nausícaa lo animó a subirse al carro para mostrarle la población y la ciudad. Y finalmente a su hogar donde su padre. Mientras le iba contando sobre la ciudad y sus personajes, sobre el templo de Poseidón en la ciudad, y la característica marítima de ésta. Pero iba preocupada de lo que pudiesen hablar los pobladores y algunos insolentes al verla acompañada del bello hombre.
Luego del paseo, la princesa le recomendó bajarse en el bosque consagrado a Atenea y dirigirse por sí mismo a su casa, preguntando por su padre, el magnánimo Alcínoo. Le recomendó a donde ir y qué hacer cuando llegase a la presencia de sus padres, para que éstos le favorecieran con su regreso a casa. Debía abrazar las piernas de su madre, dando entender el control que tenía la esposa en las decisiones.
Llegaron al bosque de Atenea donde se separaron y Odiseo siguió caminando. En el bosque llamó y suplicó repetidamente a la diosa Atenea, su protectora, y pidió que le ayudase al momento de hablar con los padres de la princesa Nausícaa y le favorecieran, ya que no lo había ayudado en el mar contra Poseidón... O al menos eso era lo que él creía. Pero Atenea no fue capaz de asistir a responderle porque temía de la ira de su tío paterno, el dios del mar, que seguía furioso con Odiseo, y lo seguiría estando durante mucho tiempo.

Fin Canto 6
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Canto 7

Día 36: Inicia el Canto 7: Entrada de Odiseo al palacio de Alcínoo.
Mientras Odiseo recorría el bosque de Atenea y rogaba en su camino a la diosa, la princesa Nausícaa iba llegando en su carruaje. Cuando ya Odiseo iba saliendo del bosque para entrar a la ciudad de los feacios, la diosa Atenea, aún sin aparecer frente a él, lo cubrió con una nube, para que ningún feacio interrumpiese su camino. Pero al entrar a la ciudad, la diosa se le apareció, como siempre, transfigurada, esta vez en una doncella con un cántaro. Odiseo no reconoció la divinidad pero pidió ayuda a la joven. Quizás la única que podía verlo.
Odiseo le pidió ayuda para encontrar el palacio de Alcínoo, y la doncella le dijo que lo acompañaría pero que no hablase, no mirara ni hiciese preguntas a los hombres, "que ni son muy sufridos con los forasteros, ni acogen amistosamente al que viene de otro país".
Así, fueron caminando, la diosa transfigurada por delante y Odiseo siguiendo sus pasos mientras observaba la ciudad, los puertos y las naves maravillado. Las Ágoras, muros y altos. Cuando llegaron al palacio, Atenea se detuvo y dio unas recomendaciones a Odiseo sobre lo que iba a encontrar y cómo debía actuar. Estarían en un banquete, pero se debía acercar con confianza. Hallaría primero a la reina, Arete, y sigue, como es habitual en Homero, un mini resumen de la vida del personaje, la ciudad y su linaje (que venía del mismo Poseidón), para enfatizar la importancia de Arete y su influencia en las decisiones del reino y del rey Alcínoo.
"Si ella te fuere benévola, ten esperanza de ver a tus amigos y de llegar a tu casa de elevado techo y a tu patria tierra". Odiseo recibe el mismo consejo de Nausícaa y Atenea: Ganar el favor de la reina.

Canto 7 #Odisea
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Día 37: Luego de ayudar y advertir a Odiseo, Atenea desapareció. Odisea antes de entrar a la casa de Alcínoo meditó muchas cosas. Y luego prosigue una extensa y detallada descripción de la mansión de Alcínoo. Los detalles fabricados por los dioses y su magnificencia y extravagancia. Recordando a los catálogos, como el de naves, donde cada objeto tiene una extensa historia detrás, hay nombres y hombres, quienes también poseen más historias. Y me recuerda a las grandes descripciones de Joyce en el "Ulises".
Desde los detalles de la fachada y la arquitectura, pasando por los sillones, los pedestales, un catálogo de las cincuenta esclavas que tenía Alcínoo, y las actividades de cada una, recordando las virtudes caseras y diestras, dotadas de habilidad e ingenio que Atenea había dado a las mujeres; luego, sigue con la descripción del jardín y un catálogo de los árboles, las plantas, sus frutos... "Los frutos de estos árboles no se pierden ni faltan, ni en invierno ni en verano: son perennes, y el Céfiro, soplando constantemente, a un mismo tiempo produce unos y madura otros. La pera envejece sobre la pera, la manzana sobre la manzana, la uva sobre la uva y el higo sobre el higo".
Sigue detallando las frutas y las flores del jardín. Había una huerta, donde habían dos fuentes. Odiseo observaba maravillado cada detalle del regalo de los dioses a Alcínoo. Y finalmente entró a la casa.

Canto 7 #Odisea
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Día 38: "Odiseo anduvo por el palacio, envuelto en la espesa nube con que lo cubrió Atenea, hasta llegar a donde estaban Arete y el rey Alcínoo".
Odiseo, tal como se lo habían indicado, tendió sus brazos sobre las rodillas de la reina y la niebla se disipó al instante. Todos los invitados quedaron impresionados, mientras Odiseo hacía su discurso. Inicialmente mencionó sus nombres y los llenó de halagos para pedir su ayuda con hombres y una nave para volver a su patria. "Pues hace mucho tiempo que ando lejos de los amigos, padeciendo infortunios". Al terminar, se sentó en la ceniza y la tierra a esperar. Minimizado.
Todos siguieron enmudecidos hasta que tomó la palabra el anciano héroe Equeneo, quien alegó que no era bueno tener al hombre esperando en la tierra, y le dijo a Alcínoo que lo hiciese sentar en la mesa y le sirviesen vino, recordando el castigo de los dioses por la descortesía con un invitado, forastero o suplicante. Temor a los dioses. Alcínoo obedeció y Odiseo se sentó a comer y beber. Alcínoo también ordenó vino a todos los presentes para hacer la libaciones a los dioses.
Al terminar la cena, Alcínoo envió a todos a descansar que el día siguiente celebrarían una reunión con el forastero para tomar decisiones, y mientras lo tratarían como un huésped en el palacio. Mencionó también que ofrecerían sacrificios a los dioses, y ayudarían al hombre a llegar rápido, sin fatigas ni molestias a su patria tierra. Y ya en su casa se enfrentaría a su destino, "padecerá el hado y las graves Hilanderas dispusieron al hilar el hilo cuando su madre lo dio a luz", en referencia a las Hilanderas del destino. Y también mencionó, que en caso que el invitado fuese un inmortal, también ofrecerían las grandes hecatombes que siempre le eran dados. Alcínoo no sabe si Odiseo es mortal o inmortal, pero en ambos su decisión es tomada por el miedo a los dioses. Al despreciar al forastero suplicante o despreciar a un dios.

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Día 39: "¡Alcínoo! Piensa otra cosa, pues no soy semejante ni en cuerpo ni en natural a los inmortales que poseen el anchuroso cielo, sino a los mortales hombres: puedo equipararme por mis penas a los varones de quienes sepáis que han soportado más desgracias y contaría males aún mayores que los suyos si os dijese cuántos he padecido por la voluntad de los dioses", respondió Odiseo ante la duda de Alcínoo sobre su condición mortal o inmortal. Ambas de mucho cuidado. Pero antes de contar su travesía y desgracias pidió que le dejase comer y beber, pues el estómago lo pedía.
Todos estuvieron de acuerdo, además de ir preparando todo para que saliese lo más pronto posible. Luego del banquete y las respectivas libaciones, Odiseo se quedó con los reyes. Arete, la reina, observó la ropa del héroe y los reconoció, por lo que fue la primera en interrogarlo sobre su procedencia y sus vestidos.
Odiseo respiró y dijo que era difícil contar todo, pero inició con Calipso, a la que se dirige como "terrible diosa", pero dice que le acogió solícita y amorosamente, prometiendo a diario la inmortalidad. Contó cómo estuvo 7 años con ella y al 8vo ella misma lo dejó ir. Él desconocía la razón, pero sospechaba que era intervención divina. Contó cómo la diosa lo dejó ir y lo llenó de vestidos, provisiones y buen viento. Y a los 17 días de naufragio alcanzó a ver las tierra de los feacios, pero dijo como su alegría se vio interrumpida por la furia del dios Poseidón, que destrozó su balsa. Y luego como logró llegar sano a su tierra, dormir entre las plantas durante largo tiempo y finalmente cuando logró ver a la hija de los reyes con sus siervas. Y cómo ella lo ayudó, dándole vestidos y comida.

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Día 40: Luego del relato de Odiseo, Alcínoo le hizo saber que su hija había sido descortés con él al no haberlo llevado con ella al palacio. Y Odiseo la defendió diciendo que había sido su propia decisión, por temor y respeto con la doncella... Y "no fuera que mi vista te irritara, pues somos muy suspicaces los hombres que vivimos en la tierra".
Alcínoo dice que él no es de esos hombres que se irritan sin motivo. "Y lo mejor es siempre lo más justo". Y dice que ojalá los dioses le concedieran el honor de convertirse en su yerno, pues hasta ahora lo había sorprendido tal cual era. No sé aún hasta dónde llega la cortesía, la verdadera fascinación instantánea por Odiseo, luego de oír su historia; o el simple temor de los dioses... Y al mortal que ha sido socorrido varias veces por sus gracias.
Alcínoo le pide que se quede y le ofrece sus riquezas y su palacio. Y confunde con su petición de que se quede, a la vez que le dice dentro del mismo discurso, que había decidido que partiese mañana mismo a su hogar.
Odiseo se alegró especialmente al escuchar que partiría mañana con una nave y hombres de compañía. Dio las gracias a Zeus. Mientras los dos hombres seguían hablando, Arete mandó a las esclavas para que organizaran todo para la estancia y partida del héroe.
Acá viene otro detalle curioso, como termina el canto, las doncellas van donde Odiseo y le dicen que se vaya a acostar que ya estaba lista su casa. Odiseo, con ganas de dormir y descansar en una cama, acepta inmediatamente. Mientras tanto, Alcínoo y su reina, también pudieron descansar, luego que el invitado forastero, bendecido y maltratado por los mismos dioses, descansaba. Por eso creo, que hay mucho temor en el actuar del rey. De los dioses y el mortal.

Fin Canto 7

Canto 7 #Odisea
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Canto 8

Día 41: Inicio del Canto 8: Presentación de Odiseo a los feacios
Al amanecer del siguiente día, Alcínoo y Odiseo se unieron al ágora junto a los demás feacios, mientras la diosa Atenea, transfigurada en heraldo de Alcínoo, recorría la ciudad pensando en el regreso de Odiseo, e invitaba a los hombres a asistir al ágora para conocer la historia y al hombre que se asemejaba a los dioses.
Hay que recordar, y viene desde el canto anterior, la confusión de Alcínoo sobre Odiseo como un inmortal, tiene que ver por la gracia de Atenea, quien como recordamos lo maximizó en belleza y músculos para que intencionalmente se confundiese como un dios, y le fuese más fácil conseguir sus propósitos.
Atenea logró llenar el ágora, donde todos se fascinaron con Odiseo, pues Atenea volvió a derramar mil gracias por sus hombros y su cuerpo. Y nuevamente hizo que pareciese más alto y grueso, para que a los feacios les fuese grato, temible y venerable. Sigue el uso del miedo, y una curiosa mezcla.
Alcínoo se dirigió a los feacios contando la historia de ese forastero que llegó a pedir su ayuda para regresar a casa. Apresuró a los hombres para que se fuese lo más pronto posible y que saliesen los hombres candidatos para acompañarlo en la travesía... En la Odisea. Partirían en una negra nave 52 de los mejores mancebos con experiencia en el mar. A los jóvenes que fuesen preparando todo para zarpar, y a los reyes los invitó para celebrar a su huésped.
Odiseo pasa por forastero, Dios, huésped, con mucha rapidez y facilidad ante los ojos de Alcínoo. Todos empezaron a hacer sus labores.

Canto 8 #Odisea
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Día 42: Cuando los 52 jóvenes terminaron de preparar la embarcación se unieron a la celebración en el palacio de Alcínoo. En el palacio todos disfrutaron de deliciosas comidas y atenciones, y estaba Demódoco, el divino aedo, que deleitaba a los hombres con su canto.
La diosa transfigurada también estaba y se acercó al aedo, a quien le había dado un bien y un mal: la ceguera y el dulce canto. Mientras seguían disfrutando, la musa ordenó al aedo cantar una canción especial: la disputa entre Odiseo y Aquiles, los dos mejores guerreros aqueos, en un banquete de honor a los dioses, que el rey Agamenón disfrutó de ver. Desde aquel punto iniciaría a desarrollarse la calamidad entre teucros y dánaos.
Al escuchar la canción, Odiseo se llevó un manto púrpura a su cabeza para evitar que le brotaran lágrimas en sus ojos frente a los feacios al recordar esa escena. El aedo dejó de cantar y procedieron a hacer las libaciones. Pero luego, el aedo volvió a cantar por petición de los feacios, y Odiseo volvió a ocultar su rostro y se tornó a llorar. Ninguno lo notó, excepto Alcínoo, que estaba a su lado. Por lo que interrumpió la canción para pasar a practicar otros juegos.
Los más jóvenes, descritos detalladamente por Homero, empezaron a jugar, hacer carreras y competir entre ellos.

Canto 8 #Odisea
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Día 43: Los jóvenes seguían celebrando los juegos en honor a Odiseo, a los dioses y a la víspera de la partida del héroe con varios mancebos feacios. Laodamante, uno de los hijos de Alcínoo, fue a buscar a Odiseo para preguntarle si quería participar en algún juego, pues evidenciaba su físico mucha fuerza y vigor.
Fueron Laodamante y Euríalo a convencerle. Le dijeron que fuera a jugar con ellos para olvidar sus muchas penas, y pues ya tenía asegurada la nave y los hombres. A Odiseo no le gustó mucho esa referencia, y se mostró sólo interesado en su partida. Euríalo le contestó que quizás no era tan buen atleta como lo aparentaba su físico. Odiseo se mostró retado por esas palabras y le dio un discurso sobre los dones de los dioses a los mortales, para terminar aceptando participar en los juegos: "tus palabras fueron mordaces y me incitaste a proferirlas".
Se dirigió imponente al juego de lanzamiento de disco, y tomó el más grande y pesado, que nadie había tocado. Lo lanzó tan fuerte que se pasó todas las señales. La diosa Atenea que seguía presente transfigurada, sirvió de árbitro y dijo que nadie sobrepasaría tal marca. Odiseo se alegró, sin saber que le hablaba la misma diosa, su protectora. Odiseo retó a los otros jóvenes a intentar pasar su marca o a retarlo en algún otro juego: Pugilato, lucha, arco, carrera. Aceptaría el reto de cualquiera, menos de Laodamante, su huésped. Y empezó a contarles varias de sus hazañas en el pasado en los juegos con otros héroes y oponentes de altura. Pero añadió que se medía ante mortales, porque no sería capaz de competir con Heracles, los mitad dioses, que sí se medían ante los mismos dioses. Y les contó algunas fascinantes historias de esas luchas. Todos quedaron mudos escuchándolo.

Canto 8 #Odisea
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Día 44: Alcínoo agradeció a Odiseo sus historias y se disculpó por los retos de los jóvenes feacios, que dudaban de su fortaleza. E inició a contarle sobre la historia de la ciudad, las características de su población (la navegación, las carreras, el baile y el canto), historias de sus inicios e interacciones con los dioses. Mandó a buscar la cítara para Demódoco. Los jóvenes rodearon el aedo dispuestos a baile al son de la cítara. Odiseo observaba maravillado. El aedo mientras tocaba también cantaba. Cantó sobre los amores de Ares y Afrodita. Como lo haría el mismo Homero, ciego y cantando la Ilíada y la Odisea a los de su tiempo.
Acá entramos a un momento de metaficción, con los detalles de la historia de Ares y Afrodita, desgracia para el marido de la diosa del amor, el dios Hefesto. Como el Sol descubrió el amor y le contó al marido engañado, quien diseñó una trampa para atraparlos en el acto. Y como Hefesto tras descubrirlos se lamentó ante los otros dioses y lo mandó a llamar para que vieran la injuria de su esposa y su amante. Y se lamentaba de su aspecto, razón que daba a los desapegos de su esposa. Y como los dioses se reunieron de emergencia para solucionar el conflicto matrimonial. Hefesto exigía la paga de la dote a Zeus. Se reunieron los dioses olímpicos, menos la diosas, por pudor. Y aunque les divirtió la trampa de Hefesto, resolvieron que Ares debía pagar la multa por adulterio.
Luego de terminar la canción, Alcínoo ordenó que bailaran Halio y Laodamante. Los mejores bailarines. E hicieron un show como un circo. Odiseo seguía admirado y felicitó a Alcínoo.

Canto 8 #Odisea
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Día 45: Luego de la larga velada, Alcínoo ordenó a sus hombres ofrecer los dones de la hospitalidad a Odiseo, y dio las direcciones específicas a los caudillos y los príncipes. Mantos, túnica, oro, y un regalo le correspondía a Euríalo por haberle ofendido con palabras. Todos obedecieron. Euríalo ofreció regalarle una espada de bronce con empuñadura de plata. Cuando se la entregó a Odiseo, se disculpó si lo había ofendido y pidió que los dioses le permitiesen regresar pronto a casa.
Todos los actos de Alcínoo, y la respuesta de Euríalo ante la leve falta que cometió son otra muestra de ese temor a las represalias de los dioses. Odiseo agradeció el presente y las atenciones recibidas. Pero no terminaba todo. Antes de la cena Alcínoo preparó más presentes para Odiseo de parte de él y su esposa, Arete, quien además organizaría todos los regalos para que los viense juntos el héroe y se regocijara. Aunque también eran regalos para la vista de los dioses, porque interiormente piensa en que Odiseo se sentirá agradecido que en sus libaciones a Zeus se acordaría de él y su familia.

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Día 46: Odiseo tomó un baño con agua caliente, y cuando fue a tomar vino con otros hombres se encontró con Nausícaa, que le dijo:
"Salve, huésped, para que en alguna ocasión, cuando estés de vuelta a tu patria, te acuerdes de mí, que me debes antes que a nadie el rescate de tu vida".
Odiseo se mostró agradecido con la princesa, y le prometió que pensaría en ella todos los días. Porque en efecto, le debía su vida.
Nausícaa, enamorada de Odiseo, quizás pensó que había ayudado a un posible marido, pero el héroe, con ayuda de Atenea, que fue la gran arquitecta de todo, se había ganado la ayuda para su regreso a casa con la ayuda y el temor a los dioses. Luego, Odiseo pidió atenciones para Demódoco, que lo había complacido con su canto. Mientras lo atendían, Odiseo alabó su arte, de cantar los azares de la guerra de Troya, como si la hubiese vivido, o como si los dioses se la hubiesen contado. Entonces le pidió que recordara el episodio del famoso Caballo de Troya. El caballo de madera construido por Epeo con ayuda de Atenea, que Odiseo llevó a la ciudad como presente, llena de guerreros aqueos que destruyeron a Troya. Y puso a prueba al aedo, diciendo que si contaba bien la historia, confirmaría que los dioses le concedían el divino arte.
Demódoco inicio su canto, y empieza a narrar el episodio del caballo de madera, que marcaría el triunfo de los aqueos sobre los troyanos. Episodio que no sale en la Ilíada. El caballo era una ofrenda engañosa, donde los troyanos dejaron entrar al enemigo a la ciudad. Asolaron la ciudad, mientras Odiseo y Menelao iban hacia donde Deífobo, ante quien lograron la victoria con ayuda de la diosa.
Escuchando la veracidad de los hechos, quizás incrédulo al inicio, Odiseo nuevamente rompió en llanto al recordar el episodio. Todos escuchaban la historia, sólo Alcínoo observó el llanto de su huésped, y enseguida propuso al aedo cambiar de canción. Y le preguntó a Odiseo más detalles de su vida, de su Odisea y sus orígenes. "Dime por qué lloras y te lamentas en tu ánimo cuando oyes referir el azar de los argivos, de los dánaos y de Ilión", y siguió haciendo preguntas a Odiseo para conocer su profundo drama.

Fin Canto 8

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Canto 9

Día 47: Inicio del Canto 9 - Relatos a Alcínoo - Ciclopea
Ante la insistencia del rey Alcínoo en conocer más de su historia y su Odisea, Odiseo/Ulises empezó a contar... "¿Cuál cosa relataré en primer término, cuál en último lugar, siendo tantos los infortunios que me enviaron los celestiales dioses?".
Inició con su nombre, "Soy Odiseo Laertíada, tan conocido de los hombres por mis astucias de toda clase, y mi gloria llega hasta el cielo". Siguió contando sobre su lugar de origen, Ítaca, de la que se explayó en elogios a su patria. Y luego, sus estancias junto a Calipso y Cirse, quienes quisieron retenerlo. Pero dijo que hablaría de su regreso, llena de trabajos e infortunios, ordenado por los dioses desde que salió de Troya.
Contó como tras salir de Troya el viento lo llevó al país de los ciclones, a Ismaro, donde saquearon y tomaron a las mujeres y riquezas. Y cómo exhortó a sus hombres en partir con el botín, pero los hombres no se dejaron persuadir. Entonces los cicones que sobrevivieron fueron a llamar a otros vecinos y regresaron más armados, haciendo padecer a los aqueos y haciendo que tuviesen que huir. Odiseo logró sobrevivir con unos cuantos. Ese fue el primero de los infortunios.

Canto 9 #Odisea
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Día 48: Odiseo sigue la narración de sus infortunios. Luego de escapar de los cicones, naufragaron hasta que las velas se rasgaron y tuvieran que quedarse en la isla más cercana. Al día siguiente, los vientos lo alejaron de su destino y lo llevaban a desviarse por el cabo de Malea, 9 días por el ponto a la deriva, y al décimo día llegó a la tierra de los lotófagos. Ya en tierra terminaron sus provisiones, y Odiseo envió a algunos hombres a explorar.
Los hombres llegaron donde los lotófagos, que le ofrecieron de comida flores, de loto. La dulce flor hizo que los hombres ya no quisiesen regresar a su patria, sino quedarse comiendo lotos. Ese era el efecto. Pero Odiseo contó cómo tuvo que obligarlos a la fuerza, hasta el punto de atarlos. Y a los hombres que no habían sido afectados los envió a la nave, ni fuese que comieran lotos.
Saliendo de la tierra de los lotófagos, llegaron a la tierra de los Cíclopes. Soberbios y sin ley. También toma su espacio para describir la tierra de los Cíclopes, quienes daban todo por sentado por los dioses, y no cultivaban ni sembraban nada, sino que todo les nacía de forma mágica, con semillas implantadas por los dioses y son regadas por la lluvia de Zeus. Sigue describiendo las costumbres familiares y sociales de los Cíclopes. La actividad portuaria, inexistente, a pesar de contar cerca con una isleta poblada de bosques y todas las bendiciones de la naturaleza. Y Homero se detiene a describir aquella isleta utópica. Allá llegó Odiseo, quien en realidad seguía narrando propia su historia.
En cuanto a las referencias homéricas dentro del Ulises de Joyce, los lotófagos creo que ocupan el capítulo 5, donde Leopold Bloom se encuentra con varios de los asistentes al entierro de su amigo fallecido, que ocupó el capítulo anterior el capítulo de Hades con la muerte. La referencia acá no es tan directa y fácil de identificar, pero Joyce recoge la esencia de la flor de loto y su efecto. Bloom se encuentra distraído, y en parte eso es lo que él quiere, quiere olvidarse de regresar a casa. De qué debe regresar a casa y ser testigo de lo que ya él sabe que habrá pasado. Su Penélope no engañó a los pretendientes. Pero a la vez, Bloom lee la carta de su amante por correspondencia, Martha, donde hay referencias florales, y por supuesto, al loto. En este episodio también más adelante salen los Cíclopes, que es otra referencia homérica dentro del "Ulises" a un personajes inquietante.

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Día 49: En la isleta cerca a la isla de los Cíclopes, llegó Odiseo con las 12 naves que lo acompañaban, como guiado por los dioses. Descansaron y durmieron en la noche. Al amenecer, comieron y disfrutaron de los regalos de las ninfas de la isla. Se repartieron las cabras y desde ese lugar podían mirar la isla de los Cíclopes, que estaba muy cerca, y escuchaban sus voces. Al día siguiente, Odiseo habló a sus hombres, manifestando su interés de ir a explorar con su nave y sus acompañantes esa isla para averiguar la naturaleza de esos seres. Si eran violentos, salvaje, injustos u hospitalarios y temerosos de los dioses. Nadie se opuso.
Odiseo partió con sus hombres. Al acercarse observó hatos de ovejas y cabras, cercas y pinos. Allí vivía un varón gigantesco y solitario. Además, pastor. Vivía apartado del resto y en tranquilidad. Odiseo vio a un monstruo horrible, un Cíclope. Escogió a sus 12 mejores hombres y fue a explorar la naturaleza del gigante. Llevó presentes; pellejo de cabra llena de vino. Un vino valioso e irresistible, y recuerda la historia tras la bebida divina.
Al llegar a la gruta siguió admirando la organización y la variedad de cultivos y alimentos del monstruo. No cuadraba con su imagen de los Cíclopes. Los otros hombres trataron de persuadir al héroe de robar los quesos, alimentos y huir. Pero Odiseo no escuchó. Sentía fascinación en conocer al gigante. Ver más. Pero recuerda narrando la historia, que hubiese sido mejor escucharlos. Se quedaron, encendieron fuego y comieron quesos, esperando el regreso del gigante. Cuando llegó con leña y la tiró en su cueva, fue tal estruendo, que todos los hombres temblaron.

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Día 50: Un poco temerosos con el gigante, Odiseo y sus hombres observaron los movimientos del Cíclope. Les sorprendió el orden y el oficio del mencionado, como un buen pastor. Luego de ordeñar cuidadosamente a las ovejas y las cabras, el cíclope Polifemo descubrió a Odiseo y sus hombres, quien les preguntó quiénes eran y el objetivo de su visita. También pregunta si eran de esos hombres que saqueaban y dañaban otras tierra como los piratas.
Odiseo en su narración en el palacio menciona lo asustado que estaban en ese momento, pero así le respondió. Que eran forasteros que se habían perdido al salir de Troya. Y menciona su hazaña en Troya bajo el mando de Agamenón. Y se ofreció a abrazar sus rodillas para recibir los dones de la hospitalidad, o recibir un regalo como se acostumbra con los huéspedes. Odiseo aquí intenta probar a Polifemo, intentendo lo mismo que con Alcínoo, bajo la presión y el miedo de la reprimenda de los dioses, si rechazan al huésped. Y para reafirmarlo, al final del discurso dice que respete a los dioses y sus designios al actuar con los suplicantes.
La respuesta de Polifemo es genial y sigue ahondando el tema: "¡Oh forastero! Eres un simple o vienes de lejanas tierras cuando me exhortas a temer a los dioses y a Zeus". Le dio a entender que no temía la enemistad del dios, y le preguntó sobre la ubicación de su embarcación.
Odiseo cuenta que en ese momento detectó la intención del gigante en tentarlos, pero el siguió con engañosas palabras. Le dijo que Poseidón había estrellado su nave y así había terminado en su isla. Polifemo no reaccionó como él esperaba.

Canto 9 #Odisea
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Día 51: Tras la mentira de Odiseo a Polifemo sobre la verdadera razón de su llegaba a la isla, el cíclope lo atacó a él y sus compañeros. Atrapó a dos de ellos y con su fuerza los despedazó y se los comió frente a los demás, que quedaron paralizados ante semejante espectáculo. Llorando y pidiendo a Zeus. Polifemo, luego de cenar a los hombres, se fue a acostar junto a las ovejas.
Odiseo furibundo tomó su espada con la intención de herir al gigante, pero se contuvo. Hubiesen muerto, reflexionaba en su narración. Esperó el amanecer. Al siguiente día, Polifemo hizo su rutina normal con las ovejas y cultivos. Mientras Odiseo pensaba en cómo vengarse, y que Atenea le ayudase. E ideó una estrategia para camuflarse y poder clavar una estaca en el ojo único del Cíclope. Escogió por la suerte a 4 más hombres para la misión. Luego de terminar las labores el gigante regresó a la cueva y tomó otros dos hombres de Odiseo para completar la cena.
Entonces Odiseo ofreció el vino que llevaba de regalo a Polifemo, que era para hacer libaciones y agradecer la hospitalidad que nunca recibió. Polifemo bebió el vino y le pidió más, percibió que era vino de los dioses con ambrosía y néctar. Mientras le dijo que le dijera su nombre para ofrecer la hospitalidad que quería. Cuando le hubo servido tres veces y la mente del gigante estaba nublada, Odiseo aprovechó para provocarlo: "Mi nombre es Nadie, y Nadie me llaman mi madre, mi padre y mis compañeros todos". Polifemo dijo que se comería a Nadie luego de todos sus amigos. El cíclope cayó de espaldas rendido y vencido por el sueño inmediatamente. Odiseo puso su plan a andar.
Y es tiempo de hablar de la referencia homérica dentro del "Ulises" de James Joyce. Hay un capítulo que se titula preciso "Cíclopes", pero la relación no sólo ocurre en ese capítulo sino en varios, porque es un tema: el rechazo al extranjero. Así como Polifemo actúa contra el sagaz Odiseo, que a la vez tiene sus propios prejuicios. El respeto a la diferencia. La cultura. En el Ulises de Joyce es un tema muy presente, no sólo en este capítulo de Cíclopes, que se ve evidenciado entre las relaciones entre Inglaterra e Irlanda, y el tema de los judíos tan maltratado por algunos personajes, como una reunión que tienen en un diario donde discuten periodistas y noticias viejas de un periódico local. Acá un fragmento rescatado de mi diario de lectura del "Ulises":
Se compara el destino de Irlanda con el de la raza judía. "¿Por qué los judíos no aceptáis nuestra cultura, nuestra religión y nuestra lengua? Vosotros sois una tribu de pastores nómadas: nosotros somos un pueblo poderoso. No tenéis ni ciudades ni riqueza: nuestras ciudades son colmenas de humanidad, y nuestras galeras, trirremes y cuatrirremes, cargadas con toda clase de mercancía, surcan las aguas de todo el globo conocido. No habéis más que emergido de condiciones primitivas: nosotros tenemos una literatura, un sacerdocio, una historia secular y una organización política"...
Pero también hay un personaje que puede equipararse al cíclope Polifemo, y es el tenebroso El Ciudadano, que también tiene "una visión" "un solo ojo" de las cosas, y lo explaya cada vez que habla.

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Día 52: Desarrollando el plan, Odiseo animó a sus compañeros, y alguna deidad les infundió gran audacia para no retroceder. Tomó una estanca de olivo del fuego y la hincaron en el ojo del Cíclope. Y como un taladro la hacían girar dentro del ojo y brotaba la sangre. Polifemo dio un estruendoso grito que hizo temblar la cueva. Odiseo y sus hombres temerosos corrieron a escapar. Polifemo empezó a llamar gritando a los otros gigantes de la isla. Los otros llegaron y preguntaron su angustia.
"¡Oh amigos! <Nadie> me mata con engaño, no con fuerza". En referencia al nombre dado por Odiseo. Los gigantes recomendaron rogar a su padre, Poseidón. Odiseo reía a la distancia y aprovechó a robar algunos carneros y provisiones. Aguardaron la mañana.
Al amenecer, Polifemo adolorido y sin ver palpaba a sus carneros. No advirtió que los hombres iban atados a los pechos de los animales. Polifemo habló a su carnero más robusto, escogido por Odiseo, pidiendo que pudiese hablar para indicarle la ubicación de "Nadie" y poder matarlo. Cuando soltó a los carneros fuera del corr y estaban alejados de la cueva, los hombres se soltaron y escaparon con los carneros. Los otros hombres le esperaban contentos en la nave. Cuando ya habían embarcado y se encontraban lejos de la isla pero se podía escuchar gritando, Odiseo gritó a Polifemo y condenó su actuación, diciendo que era castigo de los dioses. El cíclope intentó golpearlos arrojando una gran piedra pero no les dio. Odiseo pretendía seguir insultando al cíclope, y los compañeros viendo el peligro intentaron disuadirle. Pero no lograron callarlo. Y se puso en evidencia con su orgullo: "Si alguno de los mortales hombres te pregunta la causa de tu vergonzosa ceguera, dile que quien te privó del ojo fue Odiseo, el asolador de ciudades, hijo de Laertes, que tiene su casa en Ítaca".
Fue a la vez su sentencia. Y la explicación de la ira del dios Poseidón contra el héroe. Polifemo mencionó que ya un adivino le había augurado su fatal destino. Pero esperaba que fuera un gran hombre y no un pequeño mortal. Intentó disuadir a Odiseo de regresar pero este no cayó. A continuación Polifemo pone la queja a su padre Poseidón. "Concédeme que Odiseo, asolador de ciudades, no vuelva nunca a su palacio... Y añadió que si estaba destinado a volver, que se demorara y tuviese muchas dificultades, después de perder a todos sus compañeros". Y lanzó un último peñasco, que agitó el mar.
Ya lejos, comieron y bebieron, ofrecieron sacrificios a Zeus, pero ya el dios estaba pensando cómo se perderían todas sus naves. Y así siguió terminando su narración Odiseo, entre lágrimas.

Fin Canto 9

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Canto 10

Día 53: Lo relativo a Eolo, a los Lestrigones y a Circe
Inicio del Canto 10. Odiseo sigue contando su historia ante Alcínoo y los feacios, tras abandonar de forma turbulenta la isla de los Cíclopes, y su desencuentro con Polifemo, hijo de Poseidón. Llegaron después a la isla Eolia, donde morada Eolo Hipótada, Señor de los vientos. En esta isla recibió los dones de la hospitalidad, con manjares, bebida y fiestas. Fue hospedado por un mes, en donde también contaba su historia a Eolo, tras abandonar Troya.
Cuando quiso partir, Eolo no se lo impidió, sino que le ayudó a prepararse. Hasta le hizo un valioso obsequio para regresar pronto a casa: le regaló en un cofre con cuero de buey, "los soplos de los mugidos vientos", que le había dado el mismo Zeus para controlar los vientos. Odiseo y sus hombres zarparon y tenían el cofre bien atado. Al décimo día, Odiseo se fue a descansar tras estar frente al timón durante mucho tiempo, y ocurrió la desgracia. Los hombres curiosos del contenido del cofre, pensando que eran joyas, susurraban sobre indagar ahora que el héroe dormía. Sólo se escuchaban voces sin identificación. Una voz. Reprochaba que tras Troya, Odiseo recibió mucho y a ellos no les había tocado tanto. Y cegados por la codicia y la envidia indagaron el contenido.
Se escaparon todos los vientos. "En seguida arrebató las naves una tempestad y llevólas al ponto". Todos lloraban arrepentidos. Odiseo meditaba, llegando incluso en lanzarse y morir en el ponto. Pero sufrió en silencio y se fue a dormir en medio del sufrimiento y la tempestad. Aún no llegaría a su destino. Y resonaban las palabras de Polifemo en su cabeza. Tras varios días, el mar los regresó a la isla Eolia. Volvieron a la casa de Eolo, que se sorprendió al verlos junto a sus hijos, y todos los que celebraban. Podían sentir y ver la maldición.

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Día 54: Todos se sorprendieron de ver el pronto regreso de Odiseo, quien respondió con el corazón afligido lo que sucedió con los vientos que le habían regalado, sus curiosos compañeros y un sueño pernicioso.
Eolo furioso y asustado ordenó a Odiseo que se fuera, pues no sería bueno albergar a alguien que se ha hecho odioso ante los bienaventurados dioses. Seguía narrando Odiseo. No le quedó de otra y partieron nuevamente. Luego de 7 días navegando llegaron a Telépilo de Lamos, ciudad de Lestrigonia. Odiseo se detiene a describir la ciudad, la gente, su economía y sus costumbres. Al llegar al puerto, Odiseo dejó la nave fuera del puerto, a los extremos. Prevención. Envió unos hombres para indagar sobre la gente que vivía y comía del lugar donde salía un humo. Encontraron a los Lestrigones. La hija de Antífates, el líder. Los hombres hablaron con la doncella. Fueron al palacio y se sorprendieron de ver a la reina, gigante como una montaña. Antífates ordenó la muerte de los hombres y logró atrapar a uno. Los otros huyeron. El rey convocó a otros gigantes Lestrigones, que empezaron a tirar piedras a la nave. Lograron impactar y matar a varios hombres, para luego llevarlos y cenarlos. Como los cíclopes, no tenían el don de la hospitalidad. Odiseo cortó las cuerdas y ordenó a sus hombres escapar para salvarse. "Todos azotaron el mar por temor a la muerte". Lo lograron, pero hubo pérdidas. Luego, contaba, llegarían a la isla Eea, donde moraba Circe, la poderosa y temida diosa y hechicera. Se explora el linaje de la deidad.

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Día 55: Al llegar a la isla Eea, sin saber quien la habitaba, fueron cautelosos. Dos días estuvieron escondidos y luego Odiseo salió a explorar en busca de vida. A lo lejos vio el palacio de Circe. Dudó en acercarse y prefirió volver a la nave con sus compañeros. En el camino de vuelta, como regalo de los dioses, se apareció un ciervo, que mató y llevó a la nave para calmar el hambre.
Al día siguiente, luego del banquete, Odiseo menciona sobre el palacio que vio en la distancia, de donde emanaba un humo negro. Todos lloraron al acordarse de los hechos en la isla de los Lestrigones y de los Cíclopes. Se dividieron en dos grupos, liderados por él y Euríloco. El grupo de Euríloco encontró el palacio de Circe, de piedra y rodeado de lobos y leones, encantados por la hechicera. Los hombres se sorprendieron y asustaron de ver a esas bestias tan cerca. Pero no les hicieron daño. Ingresaron a la mansión de la diosa y la escucharon cantar. Decidieron llamarla.
Circe los llamó e invitó a entrar. Euríloco se quedó afuera temeroso. A los que entraron les preparó comida y bebidas, que tenían drogas que les hicieron olvidar su tierra patria. Y el deseo de volver. Además, con su poder los transformó en cerdos y los encerró en pocilgas. Euríloco, que se salvó por no entrar, fue a avisarle a sus compañeros. Estaba abatido por las nuevas perdidas. Odiseo le pidió que le llevase a ese lugar, a pesar de que Euríloco no quería volver y propuso que huyeran pronto. Odiseo lo dejó y fue solo, y sintió que la poderosa diosa ya guiaba su camino hacia ella. Pero en el camino se le apareció Hermes, el mensajero de los dioses.

En cuanto a las referencias homéricas, tras haber pasado los episodios de "Eolo" y los "Lestrigones", que son otros dos títulos de los capítulos del "Ulises" de James Joyce, hay que mencionar:
Con respecto a Eolo, se encuentra el curioso capítulo donde el periodismo es el eje central y tiene una estructura de titulares de periódico que dan las noticias del día. Joyce describe la técnica narrativa como entimémica, y tiene por objeto parodiar el lenguaje periodístico y sus recursos retóricos. Las noticias, titulares y los periodistas representan el viento y sus variantes, su fluidez y los remolinos. Entre los titulares no se profundiza en ninguna historia, que quedan a mediados contar, porque a la mayoría le interesa sólo el titular (nada actual). También las conversaciones entre los personajes saltan de una a otro y todo es un poco caótico. Bloom había ido al diario en ese momento para publicar un anuncio. Y cuando sale se encuentra con una manada de periodistas, acá un fragmento de mi diario de lectura:

"De repente llega Bloom, y alcanza a llegar antes que se fueran, aprisionado en un remolino de salvaje vendedores de periódicos. Los vendedores gritaban los titulares de las noticias en la cara de los posibles clientes. Las más populares y sensacionalistas. "Extraordinario de las carreras", "Terrible tragedia en Rathmines".
Y con respecto al tema de los Lestrigones, algo especial, Frank Bugden, quien fue amigo íntimo de Joyce publicó un libro sobre la historia detrás del Ulises, y sobre este capítulo sale lo siguiente:

"Llevo todo el día trabajando furiosamente en el libro.
En ese caso habrás escrito muchísimo.
Dos frases.
¿Y qué palabras hay en ellas?
Creo haberte dicho, respondió Joyce, que mi libro es una Odisea moderna. Cada episodio corresponde a una aventura de Ulises. Ahora mismo estoy escribiendo el episodio de los Lestrigones que corresponde a una aventura que vivió Ulises con unos antropófagos. Mi protagonista se dispone a almorzar. En la Odisea hay un motivo de seducción, la hija del rey de los caníbales. En mi libro el motivo de la seducción son unas enaguas de seda que están expuestas en un escaparate. Las palabras por medio de las cuales expreso el efecto de la prenda en mi hambriento protagonista son: “Perfume de los abrazos lo asaltaron de lleno. Con carne oscuramente hambrienta, anheló adorar en silencio”. Juzga por ti mismo la cantidad de modos diferentes en que se pueden disponer esas palabras".

Sobre Circe seguiremos mañana.

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Día 56: Hermes se le apareció a Odiseo y le informó el cruel destino de éstos con Circe. "Como puercos, y se hallan en pocilgas sólidamente labradas". Le recomendó al héroe no ir en busca de sus amigos. No volvería. Pero como conocía a Odiseo dijo que quería ayudarlo. Le dio un remedio que le haría inmune a los encantamientos de Circe, que echaría en los manjares. Pero además, Hermes le vaticinó lo que ocurriría después. Circe lo lastimaría con su vara, y él tendría que amenazarla inmediatamente con una espada que llevase en su muslo. Ella al cobrar algún temor lo invitaría a yacer con ella. No debía negarse, para liberarlo a él y sus amigos. Pero tendría que hacerla jurar ante los dioses de que no intentaría alguna maniobra contra él.
Odiseo siguió contando. Recibió el remedio, obedeció las recomendaciones del dios y siguió su camino hacia la morada de Circe. Ella lo recibió e invitó a pasar. Le dio una bebida encantada y al ver que no le pasaba nada, lo tocó con su vara y ordenó que fuese a la pocilgas con los otros cerdos. Odiseo sacó su espada y la amenazó de muerte. Circe asustada gritó y lo abrazó por las rodillas suplicando por su vida. Le preguntó quién era y por qué su droga no había funcionado con él. Pero Circe cayó en cuenta de que debía ser Odiseo, ya le habían dicho que en algún momento llegaría tras abandonar Troya. Tal como dijo Hermes, lo invitó a yacer con ella y construir la confianza.
Odiseo se mostró ofendido y como le habían sugerido, antes de yacer con la diosa la obligó a jurar ante los dioses que no le haría daño. Circe aceptó y a continuación se describe el palacio interior de la hechicera, y la atenciones recibidas por el héroe. Luego de bañarlo y untarlo de aceites le tenía preparado un banquete, pero Odiseo dudó en probar los alimentos. Le pidió que liberara a sus amigos primero. Los hombres dejaron de ser cerdos y volvieron más jóvenes, altos y hermosos.
Circe le dijo que volviese a su nave y regresara con todos sus amigos. Odiseo se dejó persuadir. Encontró a sus hombres lamentando y llorando, creyéndolos muertos. Les habló e invitó a ir al palacio de Circe. Aunque Euríloco se opuso.

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Día 57: Euríloco se opuso a la propuesta de Odiseo de que todos fueran al palacio de Circe. Dijo que los engañaría y los transformaría en cerdos y leones. "Se repetirá lo que ocurrió con el cíclope cuando los nuestros llegaron a su cueva con el audaz Odiseo y perecieron por la loca temeridad de éste".
Odiseo cuenta que en ese momento quiso matar a Euríloco, si no lo hubiesen contenido sus compañeros, quienes decidieron apoyar al héroe y le dijeron que Euríloco se quedara si no quería ir. Partieron pero Euríloco no se quedó, fue a seguirlos con cautela.
Circe mientras atendía y vestía a los otros compañeros que se habían quedado. Cuando se reencontraron todos corrieron a abrazarse emocionados. Circe los invitó a todos a comer un gran banquete y dar tregua al llanto y el sufrimiento que habían tenido.
Se dejaron persuadir y de banquete en banquete se quedaron días hasta durar un año entero. Tras el año y suceder las estaciones, los compañeros se acercaron a Odiseo para que no olvídese a su patria. Porque el destino había decretado que se salvase y volviese a casa. Odiseo escuchó.

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Día 58: Odiseo escuchó a sus compañeros, y cuenta él mismo que se dejó persuadir nuevamente. Fue a hablar con Circe, en la cama por supuesto, y le suplicó abrazando sus rodillas que cumpliese su promesa de dejarlo regresar a casa. A él y sus compañeros, que también rogaban en regresar.
Circe le dijo que podía partir... Pero antes debía hacer un viaje al Hades, al inframundo, para consultar el alma de Tiresias, el sabio adivino. Odiseo se sintió triste y lloró desconsolado. Le preguntó quién los guiaría, pues ningún hombre había llegado jamás al Hades.
Circe le dijo que descuidara que el mismo soplo de Bóreas guiaría la nave. Y le explicó exactamente y con detalle lo que tenía que hacer para llegar al Hades. La playa consagrada a Perséfone, la reina del Hades, el Océano de profundos remolinos, desde donde se podía bajar a la morada del Hades. Llegando a un arroyo del Estigia, que conduce a las aguas del Aqueronte, que a la vez conducía a los ríos sonoros. Luego, abrir un hoyo y hacer libaciones a los muertos con agua miel, vino y agua con harina blanca. Elevar súplicas a los muertos y prometer sacrificio al llegar a Ítaca. También prometer sacrificios a Tiresias. Pero en el Hades debía hacer el sacrificio de un carnero y una oveja negra, que atraería a muchas almas. Pero él debía esperar al adivino Tiresias, quien le indicará el camino a seguir, la duración y como podía regresar a casa.
Circe lo vistió y Odiseo fue a avisar a sus amigos que debían partir pronto. Todos estaban felices hasta que les dijo que debían ir primero al Hades. Todos lloraron y se lamentaron. Circe les llevó el carnero y la oveja negra, pasando inadvertida... Pues "¿quién podrá ver con sus propios ojos a una deidad que va o viene, si a ella no le place?".

Y he dejado lo mejor para el final. En el "Ulises" de James Joyce hay un capítulo titulado "Circe", el 15, que además es el más largo de todos (más de 100 páginas) y uno de los más experimentales.
El capítulo tiene una estructura de guión cinematográfico, donde está lleno de diálogos, y cada fragmento va antecedido del nombre de la persona u objeto. Joyce señaló que la técnica prosística empleada era la alucinación, y en efecto una serie de visiones y alucinaciones ocupan gran parte del capítulo. Como en la Odisea, se ven transformaciones, alucinaciones, magia y se pierde la noción del tiempo. En el capítulo, donde Stephen Dedalus y Leopold Bloom se vuelven a encontrar y se van al burdel de Bella Cohen y al callejón de la prostitutas (otra alusión a Circe, por la parte sexual). Como su estructura es de guión, además de diálogos tiene descripción de interiores y espacios, como este:
"La entrada al barrio de los burdeles, por la calle Mabbot, ante la cual hay una extensión desempedrada de agujas de carriles de tranvías, con esqueletos de vías, fuegos fatuos rojos y verdes y señales de peligro. Hileras de casas endebles con puertas entreabiertas. Muy de vez en cuando, faroles con pantallas débilmente irisadas. Alrededor del carrito de helados de Rabaiotti, parado, se pelean hombres y mujeres raquíticos".

Bloom tiene visiones, y empieza a encontrarse a todos los personajes que ha visto en el día (es uno de los últimos capítulos del Ulises), los personajes aparecen, se transfuran, y él mismo Bloom tiene cambios físicos. En algún momento se transforma en mujer, en una prostituta, e imagina relaciones con otro hombre (lo violan también), imagina la menstruación, imagina el embarazo y da a luz a 8 hijos. Recordemos que Circe, hija del titán Helios, transformaba en animales a sus enemigos y a los que la ofendían mediante el empleo de pociones mágicas. También recordemos que cuando Odiseo va en busca de sus hombres al palacio de Circe, se le aparece Hermes y le da una planta llamada "Molly", para que no le hagan efectos las drogas de la hechicera.
Acá comparto más notas de mi diario de lectura del "Ulises" sobre este tema, que me pareció fascinante y magistral:

"Así me gustan las niñas buenas. Sólo quiero castigarte por tu bien en un sitio blando y sin peligro. ¿Qué tal ese tierno trasero? Ah, iré suavecito, guapa. Empieza a prepararte".
"No me rompas las..." dice Bloom cayendo.

La castiga y termina convirtiéndola (a Bloom) en la criada de la casa y otra prostituta más. Bloom grita y lanza chillidos. Bloom empieza a imaginarse como mujer poseída por hombres. El puño en la boca, la cabalgada, entre otros viejos recuerdos del pasado que empezarán a revivir. Mientras Florry, las otras prostitutas piden montarlo. Zoe también lo pide. Luego la mente de Bloom sigue viajando al pasado y con ayuda de Bello recuerda momentos de travestismo y Bloom confiesa que fue culpa de un amigo que acabó siendo homosexual.

"Fue Gerald quien me convirtió en amante de veras de los corsés cuando yo hacía un papel femenino en la escuela... Fue mi querido Gerald. A él le había dado por ahí fascinado con el corsé de su hermana. Ahora el queridísimo Gerald usa pomada color rosa y se dora los párpados. El culto a la belleza".
"Ciencia. Comparar los diversos goces que experimentamos cada cual. Y realmente la mejor posición... Porque muchas veces yo mojaba...". Bloom explora sus más oscuros deseos y recuerdos sexuales. Revelando su notoria bisexualidad, y sus deseos de juventud. (...)
E inicia la confesión de los más grotescos ascos sexuales de Bloom en el pasado, donde hay participación de adulterio, excremento y materia fecal en algunos lugares. Urinarios públicos. Siendo fisgón y viendo parejas a escondidas. La masturbación. El onanismo. Después de todo, Bello lo presiona para que confiese su obscenidad más repugnante. Bloom piensa, muchos pensamientos vienen a su cabeza.
#Joyce2019 #Ulises C15

La referencia homérica de Circe la hechicera en el Cap. 15 de "Ulises" se mantiene en ese juego magistral de roles y géneros entre Bloom y Bella. Cambian de alma, sensaciones. Los pone en la piel del otro, y Bloom se redescubre en su identidad y su sexualidad. Grande Joyce.

Fin Canto 10

Canto 10 #Odisea
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Canto 11

Día 59: Inicio del Canto 11 - Evocación de los muertos
"En llegando a la nave y al divino mar, echamos al agua la negra embarcación; izamos el mástil y descogimos el velamen; cargamos luego las reses, y por fin nos embarcamos nosotros, muy tristes y vertiendo copiosas lágrimas".
Así partían Odiseo y sus compañeros hacia el Hades, el inframundo, siguiendo las indicaciones de Circe, quien también les mandó buen viento.
Llegaron a los confines del océano, donde se encontraron a la ciudad de los Cimerios entre tinieblas y nubes, donde nunca entraba el sol. Siguieron la corriente hasta el lugar indicado por la diosa, donde Odiseo realizó la primera libación a todos los muertos, con aguamiel, dulce vino, agua y harina blanca. Suplicó a las cabezas de los muertos y prometió sacrificios cuando llegase a Ítaca, y uno especial a Tiresias. Realizó el sacrificio de las reses luego de las súplicas, y al derramar la sangre llegaron muchas almas de fallecidos de todo tipo, mujeres, jóvenes, ancianos, muertos de guerra, heridos con armaduras... Tantos que Odiseo se asustó ante semejante manifestación de muertos. Pidió ayuda a sus compañeros para quemar las reses degolladas en honor a Hades y Perséfone. Odiseo tomó fuerzas y con su espada protegió la sangre de los muertos para que no se acercaran antes de interrogar a Tiresias.
Y luego seguiría el desfile de muertos, que recuerdan a la Divina Comedia de Dante.

Canto 11 #Odisea
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Día 60: El primer alma que llegó donde Odiseo fue la de Elpénor, uno de sus compañeros de viaje, cuyo cuerpo no había recibido sepultura y quedó sobre tierra en el palacio de Circe, sin llorar por los otros trabajos y preocupaciones del momento. Odiseo se sintió muy triste al ver su alma.
Odiseo: "¡Oh Elpénor! ¿Cómo viniste a estas tinieblas caliginosas? Tú has llegado a pie antes que yo en la negra nave".
Elpénor contó que la mala voluntad de un dios y el vino fueron su desgracia, pues cuando fue a bajar la escaleras de la mansión de Circe, cayó desde el techo y se rompió las vértebras del cuello y su alma descendió a la mansión de Hades. Y le pidió por su esposa, su padre y su hijo, que al salir de allí se detuviese nuevamente en la isla Eea, para que llore y entierre su cuerpo. También se lo decía por él y sus compañeros, para que los dioses no tomarán acciones contra el que no hace honores a su amigo muerto. Debía quemar su cadáver con sus armas y erigir un túmulo en la ribera del mar.
Odiseo dijo que haría todo lo que le había pedido. Luego, llegó el alma de su madre, Anticlea, que había dejado viva cuando salió de Ítaca. Odiseo lloró al verla pero aún así no permitió que se acercara a la sangre antes que Tiresias. Hasta que finalmente apareció el alma del adivino.
Le preguntó por qué había dejado la luz del sol y venido a ver a los muertos. "Apártate del hoyo y retira la aguda espada, para que, bebiendo sangre, te revele la verdad de lo que quieres". La sangre tenía ese don. La verdad.
Al instante, Tiresias empezó a augurar el futuro de Ulises y su Odisea. Un dios se la haría difícil, el dios del mar furioso por la agresión a su hijo Polifemo. Llegaría a la patria luego de muchos trabajos y dificultades. Recomendó anclar en la isla Trincaria, escapando del ponto, y resguardar un tiempo antes de retomar el viaje a Ítaca. Anunció también la pérdida de la nave y de todos sus compañeros. Y aunque él sobreviva, llegará tarde y mal en nave ajena. Y al llegar encontraría otra plaga, hombres soberbios que derrochan sus bienes y pretenden a su esposa. También le predijo que él tomaría venganza de ellos. Luego debería tomar un remo y andar hasta llegar donde los hombres que nunca vieron el mar. Encontraría una señal en el camino. Y allí debía clavar en la tierra el remo y hacer sacrificios al dios Poseidón, y luego en su casa nuevas hecatombes a nombre de los dioses. Años después, llegada la vejez, moriría lejos del mar.
Odiseo aceptó las palabras como decretos de los dioses, pero preguntó por el alma de su madre que ni lo miraba. Y Tiresias le reveló el secreto de la sangre. Debía darle para hablar y recibir noticias ciertas. Al beber la sangre, Anticlea reconoció a su hijo y se alarmó de verlo en ese lugar.

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Día 61: Anticlea al beber la sangre reconoció a su hijo y se alarmó de verlo en el inframundo. Le preguntó si venía de Troya y aún no había llegado a casa. Odiseo se desahoga con su madre y le cuenta un poco de su viaje y desventuras, pero le pregunta la causa de su muerte. Porque al partir a Troya, él la había dejado viva. Y pidió que le hablase de su familia, su padre, su hijo, su esposa... Y si ésta aún le aguarda o se casó con el mejor de los aqueos.
Anticlea le respondió y le dio los detalles de sus preguntas, de cada uno de sus seres queridos. Y a ella, la soledad que sentía y la memoria de la ternura de su hijo, la privaron de la dulce vida. Odiseo intentó abrazar a su madre 3 veces, y las mismas veces se evaporó de sus manos. Odiseo preguntó a su madre la razón, o si era obra de Perséfone para acrecentar su dolor. Anticlea le respondió que esa era la condición de los mortales cuando morían, el desapego del alma de la carne. Pero le dijo que volviese pronto a la luz para regresar con su familia.
En un momento, enviadas por Perséfone, llegaron un grupo de almas de mujeres que habían sido esposas o hijas de eximios varones. Se reunieron alrededor de Odiseo, y él pensaba cómo darles sangre a cada una para conocerlas. Con su espada las alejó y fue recibiendo a cada una, que le iban contando sobre su linaje y respondían sus preguntas. Tiro, una de las famosas historias de las metamorfosis, fue la doncella que se enamoró del río Enipeo, pero el dios Poseidón queriendo poseerla, un día tomó la forma del río y se acostó con la doncella, a quien al final se reveló y le dijo que tendrían hijos ilustres. Pellas y Neleo. También Odiseo recuerda ver a Antíope, Alcmena, la madre de Hércules; también vio a la madre de Edipo, Epicaste, la que se casó con su hijo, luego que éste matase a su padre. También vio a Cloris, a Leda, a Ifimedia, a Fedra, a Mera, Climene, y así a varias ilustres mujeres, con sus historias, madres, esposas, hijas, las artífices de la vida desde el inframundo donde yacían los muertos. Con ese relato, Odiseo terminaría el relato ante Alcínoo, Arete y los feacios. De hecho, fue Arete, la reina, la que primero habló.

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Día 62: Al terminar su relato en el inframundo, Arete, la reina de los feacios, se dirigió a Odiseo y todos en la sala, honrando a su huésped ilustre y ordenando más atenciones y dádivas para él. Quizás el relato de su madre y las mujeres del Hades despertó solidaridad en la reina. El anciano héroe, Equeneo, respaldó las palabras de Arete. Y Alcínoo habló al final, respaldando todas las órdenes de su esposa.
Odiseo se mostró muy agradecido con los monarcas y hasta mostró su disposición de quedarse un año. Pero el rey dijo que confiaba en él y entendía la prisa por partir. Saldría el día siguiente con todo lo necesario. Pero Alcínoo le pidió que le contase más del Hades, si había visto a sus amigos muertos, porque estaba deseando oír más historias. "Cuéntame, pues, esas hazañas admirables, que yo me quedaría hasta la divinal aurora si te decidieras a referirme en esta sala tus desventuras".
Odiseo se mostró cansado pero no se negó. Contó que después del alma de las mujeres enviadas por Perséfone, llegó angustiada el alma de Agamenón. Bebió la sangre. Reconoció a Odiseo y empezó a llorar a cántaros y Odiseo también. Le preguntó la causa de su muerte, y si Poseidón había tenido que ver. Agamenón lo negó, y dijo que fue Egisto en complicidad con su propia esposa. A él y sus hombres. Contó con detalle cómo le dieron muerte, como a un buey. Clitemnestra nunca le había perdonado el sacrificio de su hija Ifigenia, en el inicio de la guerra de Troya, para aplacar la ira de una diosa. Y se llenó de odio cuando lo vio regresar, además con Casandra, hija del rey de Troya. Los mató a todos. Aunque en poco tiempo, Orestes, su propio hijo, vengó a su padre. Clitemnestra debía estar en el Hades también.
Odiseo se lamentó pero Agamenón aprovechó para decirle que nunca fuese benévolo con su esposa, ni le dijese todo lo que pensara, que le ocultara algunas. Pero le dijo que él no correría la misma suerte, por la prudente y sensata Penélope. Al parecer en el inframundo todos conocían el destino. También le recomendó que al volver a casa lo hiciese de sorpresa. Él vería a su hijo, no como él, que nunca vio a su Orestes. Le preguntó a Odiseo si había escuchado de él. Al parecer los muertos no sabían el destino de todos, ni quien había muerto en la tierra.

Y es tiempo de hablar de la referencia homérica en el "Ulises" de Joyce, porque hay un capítulo que preciso se llama "Hades". Y la referencia es muy clara y directa. Porque uno de los eventos conductores de la trama es la muerte de Dignam, el amigo de Bloom, el cual deja una familia, esposa e hijos, y se le dedican varias páginas a su entierro y al cementerio (Glasnevin).
Bloom va con unos amigos, entre los que está Simon Dedalus, padre de Stephen. Por primera vez ven al joven Stephen de lejos. El padre no lo ve. Y en el cementerio ven a Boylan, el amante de Molly, la esposa de Leopold. Al que bautiza como el peor hombre de Dublín. Pero en el capítulo además del entierro, la muerte está muy presente. En conversaciones y lo que observa y piensa Bloom. En un momento hablan del suicidio y se detienen al caer en cuenta que el padre de Leopold se suicidó. También cuando van con la caravana y se detienen para dejar pasar a un rebaño de ovejas. Bloom recuerda que el día siguiente es día de matanza. Las libaciones de Odiseo. La sangre y sacrificios que se necesitan para bajar al Hades y hablar con los muertos. También Bloom en su hilo de pensamientos piensa en las noticias sensacionalistas de muertes a diario, las dinámicas del ritual de la muerte... Y finalmente en su hijo Rudy, muerto muy joven.
Comparto algunos pasajes de mis diario de lectura del Ulises sobre el Hades:
"Seguía pensando hasta que observa una obesa rata gris trotando al lado de la tumba. Desaparece entre las tumbas. Se alimenta de cadáveres. Imagina los nombres de los devorados muertos.
"Dejan los huesos limpios sin importar quién era. Carne corriente para ellas. Un cadáver es carne echada a perder. Bueno ¿y qué es el queso? Cadáver de leche"".
También en un momento recuerda las palabras de la carta de Martha, su amante por correspondencia:
"Verás mi fantasma después de la muerte. Mi fantasma te perseguirá después de la muerte. Hay otro mundo después de la muerte llamado infierno. No me gusta el otro mundo escribió ella". Recuerda la carta de Martha al final.
Y otros fragmentos, sobre las reflexiones existenciales de Bloom en el cementerio:
"Se fue por fin. La gente habla de uno un poco: se olvidan. No os olvidéis de rezar por él. Recordadle en vuestras oraciones. Incluso Parnell. El día de la Hiedra se está extinguiendo. Luego siguen ellos: cayendo en un agujero uno tras otro".
"Rezamos ahora por el descanso de su alma. Con esperanzas de que estés muy bien, no en el infierno sino en el Edén. Buen cambio de aires. De la sartén de la vida al fuego del purgatorio".
Reflexiona y se pregunta si el muerto estaría vivo bajo tierra. Un pensamiento que le atormenta.
"El barro caía más blandamente. Empezar a ser olvidado. Ojos que no ven corazón que no siente".

Canto 11 #Odisea
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Día 63: Odiseo le respondió al alma de Agamenón que no conocía la suerte de su hijo Orestes. "Es malo hablar inútilmente".
Mientras seguían hablando, fueron llegando otras almas: la de Aquiles, Patroclo, Antíloco y Ájax, todos los grandes héroes aqueos de la guerra de Troya. Odiseo menciona que Aquiles lo reconoció, pero no dice si tomó sangre. El pélida le cuestionó su estancia en el Hades. Odiseo fue uno de los únicos 2 hombres que pudieron bajar al Hades y regresar. Hércules fue otro. Odiseo le explicó al insigne héroe su aventura infernal para hablar con Tiresias y averiguar la forma de volver a Ítaca. Y se explayó en elogios al gran Aquiles, quien siendo como una deidad entre los vivos, también impera poderosamente sobre los difuntos.
Aquiles le dijo que no intentase consolarle dea muerte, el preferiría vivir, ser labrador y servir a otro, o incluso un indigente, a reinar a todos los muertos. Es curioso porque Aquiles sabía de antemano su destino y pudo elegir entre la vida anónima o la muerte y la fama. Aquiles le preguntó a Odiseo por su hijo y su padre. Odiseo lamentó no poder dar noticias a Aquiles tampoco de sus seres queridos. Pero del hijo, Neoptólemo, dijo que lo mantuvo a salvo en una nave. Le contó sobre su inteligencia y su destreza en la lucha. Hasta mencionó los muertos a sus manos, entre ellos, Eurípilo Teléfida. También le contó del fin de Troya y el triunfo de los aqueos. Aquiles se fue feliz de las noticias, y saber que su hijo era insigne.
Los otros héroes también tuvieron su turno de hablar. Ájax guardaba cierto rencor contra Odiseo, incluso en el infierno, por haberle vencido en el famoso juicio y combate por las armas de Aquiles, tras su muerte. Odiseo se dirigió a su amigo y le preguntó si aún mantenía su enojo por el evento citado. Y echó la culpa a los dioses, a Zeus, de ese enfrentamiento y su muerte. Ájax no respondió y fue a unirse a las otras almas.
Odiseo cuenta que también vio a Minos, con un cetro, administraba justicia a los difuntos. También vio a Orión, Titio... Y sigue la lista...

Canto 11 #Odisea
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Día 64: Sigue el catálogo de almas que Odiseo ve en el inframundo. Siguen los catálogos de Homero. Se detiene en Tántalo, quien además aparece sufriendo en el Hades. Un castigo: Sumergido en un lago sin la posibilidad de tomar de su agua. Cuando se inclinaba a beber, el agua era absorbida por la tierra. Y encima de él, habían jugosas frutas que cuando se inclinaba a alcanzarlas, el viento las arrastraba. Este episodio particular puede ser más evidencia de la influencia en la Divina Comedia de Dante, pues ya Homero clasificaba los castigos.
También vio a Sísifo, que padecía arduos trabajos empujando la enorme piedra, y cuando ya llegaba a la cima, una fuerza volvía a arrojar la piedra. Otro castigo infernal. Hércules también se asoma en el Hades, o su alma, pues el inmortal se encontraba en el Olimpo con los otros dioses, tras su apoteosis. La imagen del héroe al parecer espantaba a las almas en pena. Hércules reconoce a Odiseo y se acerca. Se solidariza con sus males arrastrados, recordando los suyos. Y recuerda la vez que estando vivo bajó al inframundo para sacar al perro infernal, como uno de sus trabajos. Y cómo lo logró con la ayuda de Hermes y Atenea, la defensora de los héroes. Momento en que se reencuentran dos de los únicos mortales que lograron entrar y salir del Hades con vida.
Odiseo se alegró de ver al famoso héroe, o su imagen al menos. Y esperó si aparecía otro héroe famoso, pero empezaron a emerger almas gritando, y Odiseo se asustó, temiendo que Perséfonee enviase algún monstruo, como la gorgona. Por lo que volvió inmediatamente con sus compañeros a su nave, donde la corriente los arrastró por el río Océano, con remos y luego el viento.

Fin Canto 11

Canto 11 #Odisea
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Canto 12

Día 65: Inicio del Canto 12: Las sirenas, Escilia, Caribdis. Las vacas al sol.
Saliendo del Hades y dejándose arrastrar por el río Océano, la nave se dirigió nuevamente a la isla Eea, la casa de Circe. Fue a cumplir su promesa. Envió a algunos de sus hombres para rescatar el cadáver de Elpénor, atrapado en el palacio de la hechicera, y rendirle los honores fúnebres.
La diosa Circe no se había enterado de la llegada de Odiseo y los descubrió cuando hacían el ritual del difunto. Circe los invitó a quedarse y a comer y beber para celebrar que habían muerto dos veces, y habían regresado del Hades. Les dijo que también saldrían el día siguiente y ella indicaría el camino y cuánto fuese preciso para no padecer infortunio alguno. Odiseo aceptó, su ánimo generoso se dejó persuadir. Mientras los otros durmieron, Circe lo tomó por la mano y lo llevó a que le contase con detalle todo lo ocurrido.
Circe escuchó con atención y confirmó que todo lo que había visualizado se había cumplido. Entonces le empezó a decir lo que le ocurriría más adelante, que otro dios se lo recordaría. Le dijo que llegaría donde las sirenas que encantan a los hombres, y aquel que se ve atraído a su voz e imprudente de acerca a ellas, jamás vuelve donde su esposa e hijos. Le recomienda que pase de largo y tapase sus oídos y el de sus hombres con cera blanda para que ninguna las oyese. Pero si él deseaba oírlas, que ordenase que lo ataran muy bien a la nave para que no pudiese acudir al canto hermoso pero maldito. Y cuando suplicara a los hombres que lo soltasen, en cambio lo ataran más fuerte. Luego de pasar a las sirenas, no diría que camino tomar sino que debía confiar en su ánimo. Pero le dijo lo que encontraría en ambas partes.

Canto 12 #Odisea
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Día 66: Circe siguió contando a Odiseo lo que encontraría tras abandonar su isla. Luego de las sirenas tendría que escoger entre dos caminos: a un lado, encontraría grandes piedras y las inmensas olas de la ojizarca Anfitrite. Nadie había vuelto de ese camino, tan sólo una nave pudo doblar aquellas rocas: Argo. Aunque también, como siempre, gracias a la ayuda de los dioses. Hera sentía gran afecto por Jasón. Por el otro lado, encontraría dos escollos altísimos, imposibles de subir, pero en medio de los dos encontraría un antro sombrío que mira al ocaso, hacia el Érebo, a donde tendría que dirigirse. En esa ruta encontraría en una cueva profunda a Escila, un terrible monstruo con 12 pies y 6 cuellos con cabezas con aterradores colmillos. Ninguna nave pudo volver de ese lado. En el escollo más bajo se encontraba Caribidis que 3 veces al día echaba afuera turbia agua y otras tantas la sorbía. Debía evitar cuando sorbía. Lo que debía hacer Odiseo era acercarse con cautela al de Escila y pasar rápidamente con la nave sin ser descubiertos. Eso sí, debía despedirse de 6 compañeros.
Odiseo no contento con lo último, preguntó a Circe si había forma de escapar que no pusiese en riesgo a sus amigos. Circe se burla y riñe su osadía contra Escila, con quien lo mejor era huir. Debía pasar rápido y gritar invocando a Crateis, la madre de Escila, para tratar de contenerla. Luego llegaría a la isla de Trinacria, donde pacen muchas vacas y ovejas al sol. 7 vacadas y las otras, greyes de ovejas, cada una formada por 50 cabezas. Ganado cuidado por dos deidades pastoriles Faetusa y Lampetia. Debía dejar indemnes a las vacas y ovejas, llegaría pronto a Ítaca. Pero si le hiciese algún daño, Circe le anunciaba de antemano la perdición de la nave y sus hombres. Y aunque él escapase, llegaría más tarde y mal a su tierra, tras perder todo.
Odiseo conocía su destino, pero también el difícil recorrido. Sin dudas, le ayudó a resistir.

Canto 12 #Odisea
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Día 67: Sigue narrando Odiseo. Tras advertirle sobre los problemas que vendrían, Circe se internó en su isla y Odiseo y sus hombres marcharon en la nave. Circe les mandó buen viento, y Odiseo habló a sus hombres, y les contó sobre las advertencias de Circe con las sirenas, que se encontrarían próximamente. Y lo que debían hacer.
Mientras hablaba, llegaron a la isla de la sirenas. El viento se detuvo. Odiseo tomó la cera blanda y la dividió con sus hombres para tapar sus oídos. Los hombres ataron a Odiseo al mástil de la nave, al parecer quería escuchar el canto maldito. Siguieron remando y se acercaron a la orilla. Las sirenas los vieron e iniciaron su canto.
Las sirenas cantaban en coro y se dirigían a Odiseo por su nombre. Lo invitaban a detenerse y escucharlas. Nadie había pasado sin detenerse a escucharlas. Y le recordaron la fatiga que debía tener tras abandonar Troya. Siguieron las sirenas, dando muestras de su conocimiento del destino.
Odiseo se sintió tentado a escucharlas pero los compañeros lo amarraron más fuerte. Cuando las habían dejado atrás, los hombres se quitaron las ceras de los oídos y desataron a Odiseo, quien siguió dándoles palabras de aliento. Siguieron, aunque Odiseo no les habló de Escila. Más Odiseo olvidó que no debía armarse. Tomó armas y se vistió con su armadura. Esperando a Escila, que provocaría tragedia a su tripulación.

Canto 12 #Odisea
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Día 68: Odiseo y sus hombres iban pasando por el estrecho donde se encontraba Escila y Caribidis, cada una en un lado. No había contado de dichos monstruos a sus compañeros. Pero el mar empezó a removerse, a chuparse y escupirse (obra de Caribidis), y todos empezaron a temer. Pero fue Escila la que le arrebató a 6 compañeros de la nave. Odiseo los vio volar por el aire mientras lo llamaban. Eran arrastrados a las rocas, y allá devorados sin clemencia. Los amigos gritaban llamándolo y extendiendo sus brazos hacia él. Odiseo estaba destrozado y contó que de todo lo que había visto, eso fue lo peor que vieron sus ojos.
Luego de salir del dominio de los dos monstruos, llegaron a la isla del dios, donde estaban las vacas y ovejas al sol. Los animales mugían y balaban desde los establos encerradas, pero recordó las palabras de Tiresias y Circe, que dijeron que huyera de esa isla. Odiseo le contó a sus amigos que quedaban de las advertencias y ordenó que pasasen y no se detuvieran. Los compañeros que quedaban estaban aterrados, pues luego de tal evento, querían descansar y comer. Y en el mar tampoco les esperaba seguridad. Euríloco fue el que presentó la protesta en nombre de todos.
Odiseo aceptó parar en la isla pero les dijo que si veían a alguna vaca u oveja ninguno podría matarla (recordando consejos) sino que comerían los manjares de Circe. Todos juraron. Fueron a la isla del Sol.

Canto 12 #Odisea
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Día 69: Con esa advertencia se dirigieron a la isla del Sol. Mientras tuvieron comida y provisiones se abstuvieron de tocar las vacas pero cuando se acabaron, los hombres hambrientos se vieron obligados a perseguir a alguna presa. Odiseo pidió a los dioses una guía para volver a casa. Pero le infundieron el sueño.
Euríloco aprovechó para hablar a los otros hombres y propuso dar un sacrificio a los dioses para tener su ayuda. Sacrificar a las vacas del Sol. Y si llegasen a Ítaca erigirían un Templo al Sol. Pero si en cambio enojasen al Dios Sol con su agravio, morirían rápidamente en vez de seguir la travesía marina. Todos le aplaudieron. Tomaron las mejores vacas y las degollaron mientras elevaban plegarias a los dioses. Y luego empezaron a cocinarlas y comerlas.
Odiseo se levantó y pudo olió la carne quemada. Se lamentó y culpó a los dioses de hacerlo dormir. Mientras que el dios Sol, que todo lo ve, presentó las quejas a Zeus y pidió un castigo para Odiseo. Y dijo: "Que si no se me diere la condigna compensación por estas vacas, descenderé a la morada de Hades y alumbraré a los muertos". Zeus dio su palabra al sol y dijo que enviaría un rayo a la nave de Odiseo y la haría pedazos. Odiseo recordó las palabras de Circe.

Y es hora de descubrir dos referencias homéricas en el Ulises de Joyce a dos episodios de este canto: "Escila y Caribidis" y las "Sirenas".
El de Escila y Caribidis es quizás de las referencias más rebuscadas y que no vi muy claras como las anteriores. Ya que en ese capítulo está indicado y completamente dedicado a la figura de William Shakespeare. Joyce era gran estudioso del escritor inglés y lo alaba y a la vez lo confronta en su novela y su argumento, a través del personaje de Stephen Dedalus, también experto. Y quizás ya hemos dado en la clave. El enfrentamiento con los monstruos y/o con los ídolos. Recuerdo ese capítulo muy fascinante por su erudición y porque presenta un estudio y teorías muy interesantes sobre la figura de Shakespeare y su obra. El máximo creador de la lengua inglesa y la máxima figura de la literatura universal. Esa es la lucha y el monstruo que Joyce combate, dividido en dos. Tan grande es. Remueve el mar, los cimientos, y a la vez posee diversos tentáculos. “Después de Dios, quien más ha creado es Shakespeare”, se menciona en el "Ulises". Confirmando la teoría.
En cuanto a las Sirenas, es más sencilla y evidente la referencia, ya que hace referencia al capítulo 11 del Ulises dedicado a la música. El capítulo musical. Donde hasta la técnica narrativa empleada tiene la un origen de composición musical: el arte de la fuga musical. En referencia al canto de la sirenas. Pero también Bloom entra a un establecimiento donde atienden dos mujeres tras la barra, que pueden ser la sirenas, y las discusiones musicales transcurren mientras también se encuentra a Boylan, el amante de su esposa. Simon Dedalus menciona que la música es el único lenguaje que existe. Y acá un fragmento del capítulo, de mi diario de lectura:
¿Qué aria es ésa?, pregunta Leopold Bloom. "Todo está perdido ya", responde Richie.
"Richie empujó los labios en hocico. Una nota baja incipiente dulce hada murmuraba todo. Un tordo. Un tordo cantor. Su aliento, dulce de ave, buenos dientes de que está orgulloso, flautearon con quejumbrosa aflicción. Está perdido. Sonido lleno. Dos notas en un ahí. El mirlo que oí en el valle del espino. Tomando mis melodías las entrelazaba y cambiaba. Todo clamor nuevo todo está perdido en todo. ¿Cómo se hace eso? Todo perdido ya. Fúnebre silbaba. Caída, rendición, caída". Bloom seguía y se mezclaba con la letra y la melodía. "Sí: todo está perdido".
Simon empezó a cantar. "Los sesos excitados, las mejillas tocadas de llama, escucharon sintiendo esa corriente seductora corriente sobre piel miembros corazón humano alma espinozo". Bloom en su monólogo interior seguía todo.
"Ternura rebosaba: lenta, creciente. A todo latir. Así es la cosa. ¡Ah, dale! ¡Toma! Late, un latir, un pulsar orgulloso erecto. ¿Palabras? ¿Música? No: es lo que hay detrás".
#Joyce2019 #Ulises C11

Canto 12 #Odisea
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Día 70: Odiseo hace una pausa en la narración para apuntar que conoce la conversación entre el Sol y Zeus porque se lo contó Calipso, quien lo había escuchado de Hermes. Y retoma, diciendo que reprendió a sus compañeros por haber matados a las vacas. Nada se podía hacer. Por 6 días siguieron celebrando con la carne, y al 7mo cesó la tempestad y pudieron embarcar. Cuando ya se habían alejado, Zeus puso una nube sobre la nave y se produjo una gran tempestad. La nave empezó a destrozarse, mientras la caída del mástil hirió de muerte al piloto, "y su alma generosa se separó de sus huesos". Finalmente, Zeus lanzó un trueno y un rayo mortal sobre la nave. Todos cayeron al agua, menos Odiseo. Todos murieron.
Odiseo se mantuvo en la nave agonizante, que se vio a merced de las olas, que nuevamente lo llevaron a los dominios de Escila y Caribidis. Odiseo se amarró a la nave y se dejó llevar. Cuando salió de esos tenebrosos dominios, Odiseo cayó al agua. Se tumbó en los maderos y remó con los brazos. Los dioses le protegieron de que Escila no le viese. No hubiese sobrevivido. Duró errante 9 días a la deriva y a la noche del décimo llegó a la isla Ogigia, la casa de Calipso, quien lo acogió. Y así terminó la narración a los feacios. Diciendo que lo demás ya lo había contado.

Fin Canto 12

Antes de terminar, recuerdo otras dos referencias homéricas en el Ulises de Joyce con episodios de este capítulo: las rocas errantes y las vacas al sol. Como vemos, Joyce cogió arbitrariamente los episodios sin ver un canto específico.
Las rocas errantes es otro de los pasajes que me parecer rebuscados o de un simbolismo cuasi abstracto. Pues hace referencia a otro capítulo caótico de Joyce, donde los personajes transitan y deambulan sin rumbo ni orden fijo. Y donde las acciones también transcurren de forma aleatoria. Quizás tiene la relación en la forma, pues las rocas errantes son las que debe evitar Odiseo y sus compañeros antes de llegar al estrecho donde está Escila y Caribidis.
En cambio, las vacas o los bueyes al sol, tiene una relación más interesante. Ya que tenemos el simbolismo del útero, de lo femenino. En el capítulo del Ulises asistimos desde su narración a un nacimiento, el desarrollo de un embrión. Recordemos el episodio donde Bloom y otros van al Hospital de Maternidad porque la señora Purefoy está apunto de dar a luz. Justo antes de perderse en la calle de las prostitutas. Mientras que en la Odisea, los hombres de Odiseo sacrifican sin permiso a 6 vacas, lo que provoca la ira del Sol y la represalia de Zeus. Además del nacimiento en el hospital, en este capítulo Joyce hace constantes referencias a la historia de gestación de la prosa en la lengua inglesa. Y hace también parodias de diversos estilos, adaptándolo a su propia narración. Desde el estilo romántico y épico al más moderno. El desarrollo de la lengua y la prosa inglesa, que va de la mano con sus respectivas muertes.

Canto 12 #Odisea
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Canto 13

Día 71: Inicio del Canto 13 - Partida de Odiseo del país de los feacios y su llegada a Ítaca
Odiseo terminó la narración de sus desventuras a Alcínoo, Arete y los feacios. Todos quedaron sorprendidos y fascinados al tiempo.
Alcínoo se dirigió al héroe y le dijo que regresaría finalmente a su hogar sin contratiempos. Confirmó los regalos ofrecidos por él y todos los señores feacios para acompañarlo en su viaje. Y pidió a todos los demás feacios que escucharon su historia hacer una colecta, con trípodes, calderos para que todos le obsequien algo al sufrido héroe. Todos aceptaron y fueron a dormir.
Alcínoo hizo sacrificios a los dioses, a Zeus. Mientras Odiseo miraba al infinito, esperando la puesta del sol para poder marchar pronto. Al ponerse, Odiseo se despidió de los feacios, agradeciendo su acogida y sus presentes. "Ya se ha cumplido cuanto mi ánimo deseaba: mi expedición y las amistosas dádivas; hagan los dioses celestiales que éstas sean para mi dicha y que halle en mi palacio a mi irreprensible consorte e incólumes amigos". Y pidió que a esa población jamás le sobrevenga mal alguno. Todos aplaudieron.

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Día 72: Luego del discurso y los buenos deseos de Odiseo a los feacios, Alcínoo ordenó servir más vino y orar al Padre Zeus para que el huésped llegara a su patria. Odiseo se acercó a la reina Arete, y también le dedicó bellas palabras.
Odiseo se dirigió a la nave acompañado por un heraldo y esclavas enviadas por Arete con un manto, una túnica, pan y vino. Todos los víveres se encontraban almacenados en la nave, y la tela se acomodó para que Odiseo pudiese dormir. Los otros se acomodaron alrededor en bancos. "azotaron el mar con los remos, mientras caía en los párpados de Odiseo un sueño profundo, suave, dulcísimo, muy semejante a la muerte".
La nave cortaba las olas purpúreas del estruendoso mar, navegaban con rapidez y seguridad, mientras Odiseo, el varón que se parecía a los dioses, dormía profundamente, el que sufrió tantos males dormía, olvidando de cuanto había padecido.
"Cuando salía la más rutilante estrella, la que de modo especial anuncia la luz de la Aurora, hija de la mañana, entonces la nave, surcadora del ponto, llegó a la isla". Ítaca.
En el puerto de Forcis. Cerca a ese puerto se encontraba un olivo de largas hojas, y cerca una gruta consagrada a las ninfas que náyades se llaman. Se describe el lugar, bella descripción, de los telares donde las ninfas tejen mantos de color púrpura, y donde el agua constantemente nace. El antro de las ninfas tenía dos puertas: la una miraba al Boreal y era accesible a los hombres; la otra, situada frente al Noto, era más divina, inaccesible a los hombres, siendo camino de los inmortales.

Canto 13 #Odisea
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Día 73: Al antro de las ninfas desembarcaron los feacios. Odiseo aún dormía. Lo bajaron dormido y lo depositaron con cuidado sobre la arena en su colcha con la tela de lino. Mientras también bajaron las riquezas y todos los presentes obsequiados. Amontonaron todo al pie del olivo, apartada del camino, por si pasaba alguien malintencionado. Cumplido con su labor, los feacios regresaron a su país. Odiseo aún dormía.
Viendo todo, el dios Poseidón recordó las amenazas hechas a Odiseo, y quiso explorar la voluntad de Zeus. Fue a hablar a su hermano, diciendo que nunca sería honrado por los dioses ni los mortales, pues los feacios que eran de su propia estirpe habían llevado sano y salvo a Odiseo de vuelta a Ítaca. Reconoció que nunca le impidió volver, porque sabía que él le había prometido el regreso. Pero ahora había vuelto incluso con más riquezas que las que logró en la misma Troya.
Zeus se solidarizó con su hermano y le dijo que gozaba de gran respeto por ser uno de los más antiguos e ilustres. Pero si los hombres habían dejado de honrarlo tenía todo el derecho a tomar venganza. "Obra, pues, como quieras y a tu ánimo le agrade".
Poseidón se puso creativo e inmediatamente comentó a su hermano su idea. Dijo que él hubiese actuado al instante pero quería evitar su cólera. Y dijo que quería que la nave de los feacios que lo traicionaron naufrague en el oscuro ponto, para que en el futuro se abstengan de transportar a los hombres. Y luego cubrir la vista de la ciudad con una gran montaña. Zeus se mostró de acuerdo y le añadió a la idea, que cuando la población viese a la nave llegar, la tornara en un peñasco, semejante a la nave. Para que el mensaje llegase con más claridad y extensión.
Poseidón fue enseguida a Esqueria y cuando la nave iba llegando, la tornó en un peñasco e hizo le salieran raíces en el suelo. Los feacios observaban impresionados desde la isla. Las voces iban trasmitiendo el temor, hasta que el rey Alcínoo comprendió. Las antiguas predicciones de su padre. El dios Poseidón les estaba cobrando sus actos. Ordenó que nunca más transportarían a mortales, y para apaciguar al dios del mar, sacrificarían 12 toros.

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Día 74: Los feacios hicieron sus respectivos sacrificios para apaciguar la ira de Poseidón. Mientras que Odiseo recordó su sueño en su tierra patria, pero no pudo apreciarla, porque Atenea lo cubrió con una nube para que nadie lo reconociera. Los pretendientes estaban atentos a su llegada y tenían informantes. Odiseo se sentía frustrado de no poder ver ni reconocer el lugar donde estaba. Pensó que los feacios lo habían dejado en otro lugar. Estaba preocupado por las riquezas que llevaba y pidió a Zeus castigo para los feacios por incumplir su promesa. Mientras contó sus riquezas, desconfiados de sus transportadores.
Apareció Atenea transfigurada en la forma de un pastor. Odiseo entre asustado y emocionado le pidió que no fuese con mala intención y que le ayudase a salvar sus regalos y a él mismo. Y preguntó sobre la tierra en la que se encontraba. Atenea le contestó dando detalles de la tierra, mencionando el trigo, el vino, las cavas y bueyes, para finalizar diciéndole: Ítaca.
Odiseo se alegró interiormente, pero no se mostró tan efusivo ante el forastero para ocultarle su identidad. "pues siempre revolvía en su pecho trazas muy astutas". E inició a inventar una historia al forastero divina, narrando distintas desventuras de forma ingeniosa, tomando otra identidad y mezclando sus propias desgracias con la identidad de otra persona, hasta que le dejaron en la arena con sus riquezas.
Atenea se sonrió. Le sorprendía el ingenio de Odiseo. Entonces le halagó con la mano y se transfiguró en su apariencia de mujer alta y diestra en eximias labores. Se mostró como deidad.

Canto 13 #Odisea
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Día 75: "Astuto y falaz habría de ser quien te aventajara en cualquier clase de engaños, aunque fuese un dios el que te saliera al encuentro. ¿Ni aún en tu patria habías de renunciar a los fraudes y a las palabras engañosas, que siempre fueron de tu gusto?", dijo la diosa Atenea poniendo a Odiseo en evidencia en su engaño y mostrándose como diosa.
Atenea inició reprendiendo al héroe pero le dijo que ambos eran peritos en astucias. Se mostró orgullosa de él, que reflejaba varias de sus divinas virtudes. Le dijo que era la diosa Atenea, su protectora. Dijo que ocultaría sus riquezas y también le advirtió de los trabajos que debería enfrentar en su casa. Y que no dijera a nadie los trabajos sufridos para llegar de vuelta a casa.
Odiseo se conmueve de estar frente a la diosa, y dice que es difícil identificarla cuando cambia de forma. Le dice que fue propicia para ganar en Troya, pero que luego de salir y en sus terribles pesares nunca le vio ayudarle. Odiseo hace un pequeño reclamo a la diosa y le pide que confirme si es cierto que está en su tierra. Aún no lo cree.
Atenea le confirma y se sorprende de las preocupaciones de Odiseo, y le responde que no quiso enfrentarse a su tío Poseidón, pero siempre supo que volvería. También le mostró pruebas de que esa era Ítaca y le mostró y señaló el lugar donde estaban. La gruta de las ninfas. Atenea disipó la nube que cubría a Odiseo, y éste pudo ver claramente. Sonrió y besó la tierra. Atene le dijo para ocultar las riquezas y planear lo que iban a hacer.

Canto 13 #Odisea
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Día 76: Atenea y Odiseo empezaron a ocultar las riquezas dentro de una cueva, que fue sellada con una piedra por la diosa. Luego, se sentaron para hablar del problema que enfrentaría al llegar a casa: los pretendientes. Deliberaron sobre el exterminio.
Atenea le contó detalles de la situación: el abuso de los pretendientes a su patrimonio, y el constante asedio a su esposa, quien les da esperanzas y promesas, pero extiende la espera suspirando por su esposo.
Odiseo agradece a Atenea y recuerda que si no le hubiesen advertido, quizás hubiese terminado como Agamenón. Y le dijo a la diosa que trazara el plan y estuviese a su lado en el momento, infuendiendo fortaleza y audacia, como cuando estaban en Troya. Y le dijo que junto a ella podría combatir hasta a 300 hombres. Atenea dijo que lo apoyaría, pero dijo que le cambiaría el aspecto para que los mortales no lo reconocieran. Lo envejeció y vistió de pordiosero. Le dijo que fuese primero donde el guardián de los puercos, que lo apreciaba mucho, y le preguntase todo lo que quisiera, mientras ella iba a buscar a Telémaco al palacio de Menelao, a donde fue a buscar indicios de la vida de su padre.
Odiseo le preguntó a la diosa que por qué no le dijo que estaba vivo. Ella que todo lo sabe. Y la diosa dijo que lo estaba protegiendo. Pero era momento de regresar, y junto a él acabarían con los invasores. Al instante, lo tocó con su varita y lo transfiguró en un pordiosero. El que parecía un dios, por gracia de la misma diosa, fue cambiado a un anciano desagradable. Y cada uno tomó su camino, de acuerdo al plan.
En cuanto a la referencia al Ulises de Joyce, hay un capítulo llamado "Ítaca", pero la referencia es más adelante.

Fin Canto 13

Canto 13 #Odisea
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Canto 14

Día 77: Inicio del Canto 14 - Conversación de Odiseo con Eumeo
Odiseo transfigurado salió en búsqueda del porquerizo, su empleado fiel, siguiendo el plan de Atenea.
Eumeo se encontraba sentado y se describe en detalle la majada, construida por él mismo, que contenía 12 pocilgas, los cuales cada una contenía a 50 hembras paridas de puercos. Habían menos machos porque los pretendientes habían estado comiéndose a los puercos más gordos que les enviaba el porquerizo. Eran 360 puercos, que también eran custodiados por 4 perros, semejantes a fieras.
Los perros se abalanzaron al ver a Odiseo, y éste se sentó y se dejó caer astutamente ante sus propios establos. Eumeo espantó a los perros y ayudó al vulnerable anciano. Le dijo que le hubiese causado mucha pena que los perros lo despedazaran, pues ya había sufrido mucho por la pérdida de su señor, igual a un dios. Y menciona que debe criar esos cerdos para que otros se los comieran, mientras su señor debía estar pasando hambre. Entonces lo invita a pasar a su cabaña para comer, beber, y le contase sobre su casa y los infortunios sufridos.
Odiseo lo siguió contento y le deseó lo mejor a ojos de los dioses por haberle ofrecido el don de la hospitalidad.

Canto 14 #Odisea
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Día 78: Eumeo se desahoga con el forastero, contándole la falta de su amo, que debía estar muerto, y lo que le hubiese regalado por sus fieles servicios. Una casa, una mujer. Fue finalmente por dos cerdos y los mató para comerlos junto con el huésped. Le dice que esa es la carne disponible para los esclavos, pues los más gordos van para los pretendientes. Sin pensar en la venganza de los dioses.
Eumeo sospechaba que los invasores debían saber algo sobre su amo, cuando no pedían la mano de justo modo sino que seguían consumiendo los bienes ajenos. Y recalca en la venganza de los dioses, pues los hombres que despilfarraban los bienes de Odiseo sólo sacrificaban una víctima, en comparación con lo que devoraban. Eumeo prosigue a mencionar a Odiseo sus propios bienes, y cómo se habían estado gastando.
Odiseo escuchaba furioso, maquinando su venganza. Luego, pidió a Eumeo que le hablase de sí mismo, de su fama. De aquel mortal semejante a un dios. Eumeo lo complace y le menciona la cantidad de impostores que han llegado ante Penélope y Telémaco, jurando saber algo de Odiseo. Pero todos eran falsos. Eumeo finaliza llorando por su amo, con temor en pronunciar su nombre.
El forastero lo consuela y le dice que Odiseo volverá. Se lo juró. Le pidió además que le revistiera de hermosas vestiduras y le anunció a Eumeo una profecía: Odiseo regresaría y se vengaría del ultraje a sus propiedades, a su mujer y su hijo.

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Día 79: Eumeo le dijo a Odiseo que mejor cambiasen de tema, porque le era doloroso hablar de sus amos. Aunque dijo que sentía especial tristeza por el joven Telémaco, que tuvo que crecer sin su padre, y que en esos momentos se encontraba buscando noticias de él. Pero retomó de nuevo la conversación y pidió al anciano que le contase su historia.
El ingenioso Odiseo se inventó rápidamente una historia, pero la historia tenía mucho de sus propios infortunios, aunque con algunos cambios. Sobre su familia, sus habilidades en la guerra y en la lucha, las virtudes otorgadas por los dioses, en especial a "la diosa" (Atenea). Puso a Creta como su hogar, y lugar donde forjó su fama. Cuenta también su participación en la Guerra de Troya, y cómo después de haber ganado la guerra tuvo diversos inconvenientes, en los que vuelve a modificar los actores, los lugares y los protagonistas.
Intercambia lugares, como las islas con los egipcios y contó como finalmente lo acogieron, ayudaron y le llenaron de riquezas para su viaje de vuelta a casa, cuando lo llevaron finalmente a Fenicia. Siguió con mentiras. Dijo que el fenicio que lo acogió lo engañó y lo pensaba vender en Libia. Luego cómo Zeus destruyó su nave y mató a sus compañeros. Su llegada a la tierra de los tesprotos, y cómo el héroe Fidón lo acogió. Y entonces dice que allí fue que escuchó sobre Odiseo. Odiseo transfigurado dentro de su relato inventado se cita a sí mismo, y está despuesto a dar a conocer su historia.

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Día 80: Odiseo transfigurado en el anciano siguió contando su propia historia a Eumeo. Contando como el rey de Lo tesprotos le habló de Odiseo, el héroe que luchaba por volver a su patria. Le contó detalles de la travesía de Odiseo. Eumeo se enojó un poco porque el anciano seguía hablando de su amo e inventando historias sobre él. Y le dijo una implacable verdad:
"Y tú, ¡oh viejo!, que tantos males padeciste, ya que un dios te ha traído a mi casa, no quieras congraciarte y halagarme con embustes, que no te respetaré ni te querré por eso, sino por el temor de Zeus hospitalario y por la compasión que me das".
Eumeo confirma lo que venimos viendo capítulos atrás, el temor a los dioses influyendo en las decisiones de los hombres en acoger con calidez al huésped. Lo que no encontró en la morada del cíclope Polifemo.
Más Odiseo le respondió que confiase en su palabra, y le propuso una apuesta a Eumeo: Si volviese Odiseo le daría un nuevo manto y una túnica.
Los pastores regresaban con los puercos y las marranas, y entonces Eumeo ordenó escoger el mejor de los puercos para sacrificarlo en honra del viejo forastero. Ellos que llevaban tiempo comiendo de los cerdos más débiles. Era un acto de rebelión. Los pastores no se olvidaron de las ofrendas a los inmortales, mientras les rogaban que su amor volviese a casa. Sin saber que ya estaba. Ahí junto a ellos, y con ese manjar en su honor.

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Día 81: Eumeo ordenó las divisiones del marrano en trozos grandes y chicos, para ofrecer a cada dios de acuerdo a la importancia de cada uno. Hasta a Odiseo, al que honró con un ancho lomo. Odiseo, que estaba presente en otra piel, se sintió halagado y agradeció al porquerizo.
Eumeo le dijo que comiera y disfrutara lo que tenía enfrente, pues los dioses dan y quitan según su ánimo. Y vaya que Odiseo lo sabía. Todos los pastores comieron y bebieron ante la ausencia de los amos.
Sobrevino una noche mala, de una tempestuosa lluvia, donde se reunieron Eumeo con los pastores y el forastero, y Odiseo empezó a hablarles sobre la guerra de Troya y Odiseo, para probar a Eumeo, si era capaz de quitarse su manto para dárselo a él. Primero, anhelando ser tan joven como cuando combatió, y recordando una noche tormentosa antes del asedio. Estaban todos, incluso Odiseo y Agamenón, tendidos entre los matorrales y se cubrieron con túnicas. Y el forastero cuenta que habló con Odiseo, diciendo que no tenía manto con que abrigarse, y se encontraba agonizando en la fría noche.

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Día 82: Odiseo narra que se da abrigo a sí mismo, que salva su vida esa noche, que se dio su manto. Y mencionó nuevamente su deseo de ser más joven.
Eumeo agradece la historia y le dice que pronto tendrá un manto o túnica, pero al retorno del hijo del Odiseo, pues ellos no tenían tales piezas para ofrecer. O las suficientes. "Cada cual lleva puestos los suyos".
Luego le preparó una cama junto al fuego, llena de piel de ovejas y cabras. Cerca de él dos jóvenes pastores. Menos el porquerizo, que no dormía lejos de sus queridos cerdos. Y Odiseo se estremeció al ver cómo cuidaban sus bienes. Vio cómo Eumeo se vestía con manto grueso, pieles y un agudo dardo para defenderse. Se fue a dormir en una elevada peña "donde los puercos de blanda dentadura dormían al abrigo del Bóreas".

Fin Canto 14

En cuanto a las referencias homéricas en el Ulises de Joyce, encontramos un capítulo con el nombre de "Eumeo". La narración senil. En ese capítulo están Bloom con Stepehen llegando a una cochera de caballos, donde se encuentran a un viejo marinero, llamado Murphy, que le cuenta su historia y sus travesías, así como lo hizo el viejo Odiseo transfigurado. Ya estamos cerca de llegar a ítaca en ambos libros. El final del camino, de la vida: la vejez. En la Odisea, Eumeo nunca está seguro de la narración del forastero por lo que cuenta y la forma en que lo cuenta. En el de Joyce, con sus experimentos narrativos también hay un lenguaje particular con un juego con el idioma y un irrespeto a esta misma. Regresan a la calle Eccles (Eucleo) con un Stepehen maltrecho.

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Canto 15

Día 83: Llegada de Telémaco a la majada de Eumeo
Camino a Lacedemonia iba la diosa Atenea en busca de Telémaco. Lo encontró junto con el hijo de Néstor acostados en el zaguán de la casa de Menelao. Curioso que preciso Homero elija como primera imagen mostrar a los dos jóvenes acostados, luego de las otras insinuaciones en los pasados capítulos cuando inclinaron su viaje, de alguna posible relación más allá de la amistad. Pisístrato dormía y Telémaco daba vueltas en su cabeza a un sueño que había tenido con su padre.
La diosa le habló, diciendo que no era bueno que demorase más tiempo por fuera de casa, habiendo dejado riquezas y hombres soberbios. Dijo que solicitara a Menelao dejarle partir, porque ya su madre estaba siendo exhortada por su padre y hermanos a que contrajera matrimonio con Eurímaco, que ofrecía mayor dote. Atenea también menciona el ánimo que embarga a la mujer: hacer prosperar la casa de quien la ha tomado por esposa, dejando en segundo plano a los hijos primeros y el marido difunto. Le recomienda volver y encargar lo suyo a su criada de confianza, hasta que los dioses le den ilustre consorte. También le avisa del plan de los pretendientes en emboscarlo a su llegada. "pero me parece que no sucederá así", aunque es reveladora Atenea también se muestra un poco críptica con el joven, no le dice todo.
Le recomienda navegar de noche y detenerse antes de llegar a la isla, y aquel de los inmortales que le protege le enviará buen viento a su barco. Y le dice que al primer lugar donde debe llegar es donde el porquerizo. Y con él enviarle a su madre la noticia de que está a salvo y ha llegado. Atenea desapareció y Telémaco despertó a Pisístrato.

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Día 84: Telémaco despertó a Pisístrato tras la partida de Atenea. Le dijo que organizara los corceles para partir. Pero Pisístrato le respondió que no podían viajar de noche, así que mejor esperaran al amanecer y a que Menelao les llevase los presentes. "Que para siempre dura en el huésped la memoria del varón hospitalario que le recibió amistosamente".
Al amanecer, Telémaco corrió a pedirle a Menelao que lo dejase partir de vuelta a casa. El atrida dijo que no lo detendría pero que esperase los presentes ofrecidos y el banquete de despedida, como todo buen huésped se merece. Además se ofreció a acompañarlo para que recibiese más presentes por donde pasase.
Telémaco mencionó que su prisa se debía a la custodia de sus bienes. Menelao pidió a su esposa Helena que aceleraran todas las cosas. Menelao le regaló una crátera labrada de plata con bordes de oro, obra de Hefesto. Y Helena le dio un peplo. Telémaco recibió con agrado cada obsequio, que siguieron llegando junto a la comida y bebidas.

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Día 85: Menelao acompañó a los jóvenes hacia la salida mientras les hablaba y mandaba saludos a Néstor. Telémaco dijo que lo haría y esperaba encontrar también a su padre. En ese momento pasó por encima de ellos un águila imponente que al llegar junto al carro dobló a la derecha frente a los corceles. Todos sintieron ánimos tras esa guía y muestra de respaldo de los dioses. Pisístrato mencionó el presagio de los dioses en el ave. Pero fue Helena de Troya la que quiso hacer la interpretación, pues los dioses le habían revelado, que el águila era como Odiseo, después de mucho padecer y de ir errante largo tiempo, volverá a su casa para vengarse, si es que ya no está en casa maquinando la venganza a los pretendientes.
Telémaco se puso muy feliz y agradeció a la bella Helena. Arreó a los caballos y con energías renovadas partió. La noche los cogió en Feras, donde Diocles los acogió. Pero a la mañana partieron nuevamente hasta llegar a Pilos, la casa de Pisístrato y del sabio Néstor.
Telémaco se dirigió a su amigo y le dijo que se habían prometido ser para siempre y recíprocamente huéspedes el uno del otro, que tenían la misma edad y el viaje había aumentando la concordia entre ambos, pero le pidió no llevarlo a casa de su padre para no demorarse más en llegar a su casa. Pues sabía que Néstor querría acogerlo. Y él necesitaba llegar lo antes posible. Pisístrato se quedó pensando un rato, pero finalmente decidió y le dijo a su amado amigo que corriese a casa con los otros hombres antes de que él llegase a su casa y le contase a su padre. Pues saldría él mismo a buscarlo. Telémaco obedeció y ordenó a los compañeros partir en la nave.

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Día 86: Al embarcar, Telémaco hizo los votos y sacrificios respectivos a la diosa Atenea, cuando se presentó un extranjero que venía huyendo de Argos, donde había matado un hombre. Era el adivino Teoclímeno, del que se explora su linaje, e interroga a Telémaco. El joven le cuenta quien es él, su padre, su hogar y lo que hacía en Pilos. Teoclímeno también le dice quién es, confiesa la razón de su huida y le pide que lo ayude y lleve con él. Telémaco aceptó. Terminaron de embarcar y partieron. Atenea les envío próspero viento.
Mientras tanto, Odiseo aún transfigurado en un viejo forastero cenaba con el porquerizo Eumeo. Al terminar la cena, Odiseo pensó probar a Eumeo para ver si le seguía brindando hospitalidad o le incitaría a irse. Entonces se adelantó a decir que partiría al amanecer a seguir mendigando porque no quería importunar. Y pidió una guía para seguir su camino. Y dijo ir al palacio de Odiseo para comunicar noticias a Penélope sobre su esposo, y de paso ver si los pretendientes le daban algo por sus servicios en trinchar y servir la carne o el vino. La estrategia de Odiseo funcionó y Eumeo le dijo que mejor se quedara con ellos mientras llegaba Telémaco, quien lo vestiría y conduciría donde quisiera.
Odiseo se hizo el sufrido y apenado pero finalmente aceptó, como quería. Y le preguntó al porquerizo por los padres de Odiseo (sus padres). "Si vivían aún y gozan de los rayos del sol o han muerto y se hallan en la mansión del Hades".

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Día 87: Eumeo empezó a informar a su huésped sobre los padres de Odiseo. Laertes aún vivía aunque en constante dolor por la ausencia de su hijo y la pérdida de su esposa, lo que aceleró su senectud. Y la madre, tuvo triste muerte por el pesar que sentía por la pérdida de su hijo. También le contó de su relación con su madre y con su hija, hermana de Odiseo, con la que había crecido. Pero que ahora no podía ver ni escuchar sus palabras con la llegada de los pretendientes.
Odiseo se conmovió y aprovechó para preguntarle al porquerizo sobre su propia familia y la forma en que llegó a Ítaca, si fue vendido como esclavo. Eumeo se puso reflexivo y dijo que era buena noche para contar relatos y compartir sus propios infortunios. "pues halla placer en el recuerdo de los trabajos sufridos quien padeció muchísimo y anduvo errante largo tiempo".
Eumeo contó su historia. Habló de su cuna en la isla Siria, e hizo una descripción un poco fantástica de la isla. Donde no se padece hambre ni los habitantes tienen dolencia alguna. También al envejecer los hombres de una generación los mismos dioses Apolo y Ártemis los matan con sus flechas. En la isla había dos ciudades donde reinaba el padre de Eumeo. Y en su casa vivía una mujer fenicia diestra en labores que se enredó con uno de los astutos fenicios que llegaron a la isla y le propusieron llevarla con ellos de vuelta a su tierra. La mujer ilusionada aceptó pero les pidió cautela, y dijo que les daría una recompensa adicional, al hijo del rey que ella cuidaba y ya podía andar, al que podrían vender en cualquier país.
Siguió contando cómo uno de los hombres se presentó un su casa para distraer a sus padres con sus joyas, y la mujer aprovechó para sacarlo de la casa y llevarlo a la nave fenicia. También se llevó unas copas que encontró. Partieron y viajaron con buen viento durante 7 días. Día en que la diosa Ártemis lanzó una flecha contra la mujer y le dio muerte. El niño Eumeo quedó afligido pero así fue que llegó y fue vendido a Laertes en ítaca.

Canto 15 #Odisea
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Día 88: Tras contar su triste historia, Odiseo se mostró muy conmovido tras conocer los males de Eumeo. Pero le dijo que Zeus lo bendijo al ponerlo en la casa del benévolo Laertes. Odiseo seguía muy metido en su papel de viejo forastero. Luego de la catarsis fueron a dormir.
Mientras tanto, Telémaco iba llegando a casa en su nave. Al irse acercando, siguiendo los consejos, se acercó con cautela. Lograron desembarcar y se pusieron a comer ya en tierra. Telémaco le dijo a los hombres que se fueran adelantando mientras él iba hacia el campo y los pastores. Debía llegar primero donde el porquerizo Eumeo, según las recomendaciones de Atenea. El adivino Teoclímeno le preguntó si podía acogerlo, pero Telémaco le dijo que era imposible en esos momentos, con los pretendientes en su casa. Pero lo envío donde Eurímaco y finalmente lo puso en manos de Pireo. Mientras en el cielo Apolo mandaba a un gavilán desplumando a una paloma y pasando cerca a la nave.
Entonces los hombres siguieron sin el joven Telémaco, que se dirigió hacia los puercos.

Fin Canto 15

Canto 15 #Odisea
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Canto 16

Día 89: Inicio Canto 16 - Reconocimiento de Odiseo por Telémaco
En la mañana, Odiseo y el porquerizo se levantaron y prepararon el desayuno. Cuando Telémaco llegó a la majada los perros lo halagaron y ninguno ladró. Pero Odiseo se dio cuenta que los perros estaban alegres y movían la cola a alguien conocido. Avisó a Eumeo. Cuando iba a revisar, Telémaco se presentó, sorprendiendo a todos. Eumeo se le abalanzó con lágrimas en los ojos. Lo invitó a pasar para contemplarlo y agasajarlo.
Telémaco dijo que había llegado primero con él para saber noticias de su madre, si seguía allí o se había casado con alguno de los pretendientes. Eumeo confirmó que seguía en el palacio y lloraba todos los días por sus pérdidas.
Odiseo, aún transfigurado en el viejo forastero, intentó darle su asiento pero el joven Telémaco se lo prohibió. Llamándolo "huésped". Eumeo les sirvió comida a los dos. Telémaco le decía abuelo a Eumeo. Y al acabar de comer le preguntó detalles sobre el nuevo huésped.

Canto 16 #Odisea
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Día 90: Eumeo le contestó a Telémaco y le habló sobre el huésped, el viejo forastero que en realidad era su mismo padre, Odiseo. Le contó lo que le había contado, los problemas en su travesía y lo puso a disposición del joven, pues era el señor de la casa.
Telémaco un poco contrariado por asignarle una autoridad que no creía tener, por su falta de confianza y la indecisión de su madre entre quedarse con él en la casa o irse con uno de los pretendientes, sólo atinó a decir que le daría manto y túnica al huésped, más no podía dar alguna otra seguridad. Y lo enviaría a donde quisiera. Le dio la opción a Eumeo si quería acogerlo en la majada también.
El huésped se dirigió por primera vez al joven. Manifestó su disgusto por la difícil situación que vivía en su casa. Le preguntó sobre su aceptación en el pueblo y la relación con sus hermanos. Le habló del regreso de su padre. Y trató de alimentar su ánimo. Telémaco le habló sinceramente, y le dijo no era odiado por el pueblo, pero mantenía una tristeza en su corazón. El padre de su abuelo tuvo sólo un hijo, Laertes, quien también tuvo un solo hijo, Odiseo, su padre, que también sólo lo había tenido a él... Pero le dejó en el palacio y nunca lo tuvo de compañía (Recordando que Odiseo partió a la guerra de Troya cuando aún era muy pequeño).
Y con las noticias de la muerte de su padre, por eso su casa estaba llena de enemigos y pretendientes de su madre. Arruinando su hogar y gastando sus bienes. Su madre, no los rechazaba con determinación, y mantenía la posibilidad, la esperanza, la opción. Entonces mandó a Eumeo a que fuese donde su madre a darle las noticias de su regreso. Con sigilo.

Canto 16 #Odisea
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Día 91: Eumeo fue a avisar a Penélope, y la diosa Atenea vio que el porquerizo abandonó la majada y dejó solos al padre y al hijo. Se transfiguró en una hermosa mujer y se le apareció a Odiseo sin que Telémaco la viese (pues los dioses no se hacen visibles para todos). Los perros no ladraron sino que huyeron ante la presencia divina. La diosa le hizo una seña, Odiseo entendió y salió de la cabaña. La diosa le dijo que hablase con su hijo y no le ocultase nada, para luego planear la muerte de los pretendientes. "Yo no permaneceré mucho tiempo lejos de ustedes, deseosa como estoy de entrar en combate", dijo Atenea. Alzó su varita de oro, lo cubrió con una túnica y nuevamente le aumentó la talla y el vigor juvenil a Odiseo. Volvió a ser el héroe aqueo maximizado en sus virtudes. Atenea se fue y Odiseo volvió a la cabaña.
Telémaco se sorprendió y tuvo que mirar dos veces. Lo confundió con un dios y pidió clemencia. Se dio cuenta que era el forastero transfigurado. Odiseo contestó: "¡No soy ningún dios! ¿Por qué me confundes con los inmortales? Soy tu padre, por quien gimes y sufres tantos dolores y aguantas las violencias de los hombres".
Besó a su hijo y las lágrimas cayeron de lado y lado. Aunque Telémaco aún dudaba. Pensaba que era un dios que lo engañaba. Odiseo le dijo que no debía dudar pues ningún otro Odiseo vendría. Y explicó que era obra de Atenea, la protectora de ambos. "Muy fácil es para las deidades que residen en el anchuroso cielo dar gloria a un mortal o envilecerle". Al escuchar el nombre de Atenea, ya no dudó y se lanzó a brazos de su padre llorando. Duraron un largo tiempo en llanto hasta que su hijo le preguntó sobre la nave que lo había llevado a casa. Y Odiseo se preparó para narrar nuevamente. Ahora sí, la verdad... O al menos eso parece.

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Día 92: Odiseo le contó a su hijo que fueron los feacios quienes lo condujeron de vuelta a casa, junto con muchos presentes. Y dijo que había vuelto y llegado donde Eumeo por consejo de Atenea, para esperarlo a él y planear juntos la muerte de sus enemigos. E inmediatamente pidió a Telémaco que le enumerara y describiera a cada uno de los pretendientes, para medir si con los dos era suficiente para acabarlos.
Telémaco se sorprendió maravillado por las palabras de su padre. Comprobó que era verdad por lo que era tan famoso, el valor de sus manos y la prudencia de sus consejos. Recordemos que Telémaco estaba muy pequeño cuando Odiseo partió a Troya. Apenas se estaban conociendo como adultos. El joven explicó que eran muchos. De Duliquio llegaron 52 mozos con 6 criados; otros 24 mancebos de Same; 20 aqueos de Zacinto; 12 de la misma ítaca, junto con el heraldo Medonte y dos criados. Por lo que Telémaco dijo que era una locura luchas solo ellos dos contra ellos. Odiseo respondió:
"Voy a decirte una cosa; atiende y óyeme. Reflexiona si nos bastarán Atenea y el padre Zeus o he de buscar algún otro defensor". Telémaco reconoció que eran los mejores defensores pero residían en lo alto. Telémaco no había experimentado aún la ayuda de los dioses en batalla, por lo que no sabía lo efectivo y definitivos que eran. Y Odiseo siguió explicándole y tranquilizando sus angustias. Ordenó que se reuniera con los pretendientes, y él iría más tarde junto con Eumeo transformado nuevamente en un viejo mendigo. Le dijo que si lo maltrataban y ultrajasen no debía hacer nada. Tan solo debía recomendar con dulces palabras que dejasen la locura. Ellos no escucharán. Odiseo estaba actuando como oráculo, seguramente contando el plan que ya había trazado Atenea. En ese plan podemos ver también que saben que los pretendientes despreciaran a un huésped forastero, que amerita un fuerte castigo divino.
También le dice que le hará una señal con la cabeza, y él debía llevar las armas del palacio a la habitación del padre. Y mintiera a los pretendientes cuando le preguntasen por ellas. Y le dijo una razón que el mismo Zeus puso en su mente: que no fuese que estando embriagados trabaran una disputa y se hiriesen el uno al otro. Tampoco debía decir ni a Laertes su abuelo que lo había visto, ni a Eumeo, ni a Penélope. Para poner a prueba a los esclavos y ver cuáles les seguían siendo fieles.

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Día 93: Telémaco respondió a su padre que no le convencía del todo su plan, y mencionó especialmente la parte de poner a prueba a los esclavos. Mientras seguían discutiendo, a ítaca llegaba la nave que acompañó a Telémaco. Llevaron presentes y mandaron un heraldo a casa de Odiseo a dar la noticia a Penélope del regreso de su hijo. En el camino se encontraron el heraldo y Eumeo que llevaban la misma noticia a Penélope.
Los pretendientes empezaron a sospechar con tanto movimiento y salieron delante de las puertas. Eurímaco, encargado de la nave de Telémaco, fue el que habló a los hombres. Y les contó las dificultades que tuvieron que llegar, destacando la labor del joven líder. Anfínomo propuso no enviar ningún mensaje y convocó para que se reunieran todos los pretendientes. Antínoo tomó la palabra, y dijo que debió haber tenido ayuda divina, porque ellos lo estaban acechando para matarlo antes de llegar, y llegaron sin ser avisados. Propuso tramar algo pronto para matarle antes de que escapase. Porque él aún tenía el apoyo del pueblo. Pensaron anticiparse antes que Telémaco reuniese el ágora y manifestara las ya conocidas intenciones de matarlo. Y también mencionó que si preferían que el joven viviera, ese día consumiesen menos de sus bienes y cada uno desde su casa enviase regalos a Penélope, esperando su decisión.
Habló Anfínomo, que además era el más grato a Penélope, por sus palabras cara Da de buenos sentimientos. Se opuso a matar a Telémaco, y propuso consultar primero a los dioses.

Canto 16 #Odisea
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Día 94: Los pretendientes volvieron a la casa de Odiseo. Penélope decidió salir junto con sus esclavas y mostrarse ante los hombres, pues se enteró que tramaban la muerte de su hijo. Llegó a la sala y les habló. Se dirigió a Antínoo, y le cuestionó directamente sobre el plan de matar a su hijo. Le sacó en cara cuando su padre corrió a su casa buscando protección de unos piratas que buscaban venganza, y Odiseo lo protegió. Recordando que gran parte de los pretendientes eran muy jóvenes. "Y ahora te comes ignominiosamente su casa, pretendes a su mujer, intentas matarle al hijo y me tienes grandemente contristada". Exigió que cesara de su idea y también los demás.
Eurímaco respondió. Mintiendo y tranquilizando a Penélope, diciendo que nadie lastimaría a su hijo. Y habló también de lo agradecido que estaba con Odiseo y sus múltiples ayudas. Penélope volvió a su habitación y se puso a llorar a Odiseo, hasta que Atenea la hizo dormir.
Cuando Eumeo volvió con Odiseo y Telémaco, ya Atenea lo había convertido nuevamente en anciano. Telémaco preguntó al porquerizo sobre los pretendientes. Pero Eumeo dijo que había visto una velera nave de donde descendían miles de hombres con escudos y lanzas.
Telémaco sonrió y volvió a ver a su padre, de forma disimulada, para que Eumeo no sospechara. Entonces comieron, bebieron y fueron a dormir.
Fin Canto 16
Y un pequeño recuerdo en cuanto a la referencia homérica. El encuentro con Odiseo y Telémaco me recuerda al momento en que Bloom vuelve a su casa junto al joven Stepehen Dedalus. Bloom lo ve como su hijo, lo proyecta. Y lo invita a que se quede. Aunque Stepehen no acepta.

Canto 16 #Odisea
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Canto 17

Día 95: Inicio Canto 17 - Vuelta de Telémaco a Ítaca
Se prepararon para salir pero antes Telémaco se despidió de Eumeo, diciendo que iría a ver a su madre, y le pidió que acompañase al viejo forastero a la ciudad. Odiseo agradeció al joven y le dijo que se fuera tranquilo. Así partió Telémaco, con lanza en mano.
Euriclea, su nodriza, fue la primera en verlo. Las otras esclavas la escucharon y fueron hacia donde el joven, llenándolo de besos, abrazos y lágrimas. Penélope también escuchó y salió al encuentro de su hijo. Sollozando le pidió que le contase lo visto.
Telémaco le dijo que no le hiciese llorar de nuevo. Y que mejor fuese a arreglarse, hiciese votos para sacrificar a los dioses perfectas hecatombes, si Zeus permitía que se llevase a cabo la venganza. Mientras él iría al ágora a esperar a un huésped que llegó con él. Penélope no dijo nada e hizo todo lo que su hijo pedía.

Canto 17 #Odisea
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Día 96: Telémaco salió del palacio tras ver a su madre y dos perros lo siguieron. Atenea lo cubrió de tal gracia que todos al verle se llenaban de admiración. Pronto los pretendientes lo rodearon, quienes lo halagaban hipócritamente. Pero el joven llegó donde los otros aqueos amigos de su padre. Al tiempo llegó Piero con el anciano huésped (Odiseo) y pidió permiso al joven para resguardar los presentes de Menelao. Telémaco dijo que no había prisa, ya que no sabían cómo iba a terminar todo. Y si él moría por los pretendientes, se podían repartir los presentes.
Piero llevó al forastero a su casa y Telémaco fue a la suya con Teoclímeno, que tras ser lavados y arreglados por las esclavas se sentaron junto a Penélope, que volvió a interrogar a su hijo sobre su viaje y si había escuchado de su padre. Telémaco se dispuso a contarle su travesía donde Néstor, luego donde Menelao, y cuenta que allí vio a Helena de Troya, la causante de tantos males entre aqueos y teucros. Pero cuenta también la premonición, que Odiseo volvería a vengarse de los pretendientes. Y contó que estaba retenido en una isla en el palacio de Calipso, detenido sin ninguna nave para transportarse. Así contó Telémaco, que luego volvió bajo la gracia de los dioses. Penélope sintió que en pecho se le conmovía el corazón. Odiseo estaba vivo. Pero Teoclímeno habló y le dijo además, que Odiseo ya se encontraba en Ítaca planeando su venganza. Y Penélope se alegró aún más y dijo que ojalá se cumpliese todo lo que decía, y le deseó buena fortuna. Mientras tanto los pretendientes se divertían.

Canto 17 #Odisea
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Día 97: El heraldo Medonte invitó a los jóvenes pretendientes a pasar a cenar. Mientras Odiseo como viejo forastero caminaba con Eumeo hacia la ciudad. En el camino encontraron a Melantio, que llevaba cabras para la cena, e increpó con palabras amenazadora al porquerizo y al forastero. Y dijo que si iban a la casa de Odiseo, sufriría en las manos de aquellos varones. Se acercó y dio un golpe al forastero que no logró tumbarlo. Odiseo sintió el impulso de matarlo pero se contuvo. Y Eumeo predijo que Odiseo regresaría pronto y lo mataría. Melantio se burló y dijo que deseaba que ese día los pretendientes mataran a Telémaco, así como había muerto su padre al intentar regresar a Ítaca. Los dejó atrás y llegó al palacio a servir a los pretendientes.
Odiseo y Eumeo llegaron atrás. Escucharon la música y ruido de celebración. Hablaron sobre quien entraría primero. Y Eumeo se adelantaría, puesto que ya al forastero le habían dado a probar los golpes. Mientras hablaban, un perro alzó la cabeza y las orejas. Era Argos, el perro de Odiseo, que también había sufrido su ausencia y llevaba postrado esperándolo. Estaba postrado y tirado lleno de garrapatas. Reconoció a su amo disfrazado y se acercó a él moviendo la cola y bajando las orejas. No pudo salir al encuentro de su amo, y "éste cuando lo vio, enjugóse una lágrima que con facilidad logró ocultar a Eumeo".
Odiseo le dijo a Eumeo que admiraba el temple de ese can. Y Eumeo le empezó a hablar de su propio perro. Halagó su destreza para cazar fieras y en seguir rastros. Pero estaba mal desde que su amo se había ido sin regresar. Las mozas no lo cuidaban porque nadie se los ordenaba. "Zeus le quita al hombre la mitad de la virtud el mismo día en que cae esclavo".
Eumeo se adelantó a entrar a la casa y entonces "la parca de la negra muerte se apoderó de Argos, después que tornara a ver a Odiseo al vigésimo año". El perro fiel que esperó a su amo, murió tranquilamente al verlo regresar.

Canto 17 #Odisea
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Día 98: Eumeo y Telémaco entraron a la casa y se sentaron a cenar junto a los pretendientes. Telémaco envío a que le mandara algunas provisiones al viejo forastero que había entrado después de ellos. Y que le dijese que podía entrar a pedir a los pretendientes, diciendo que "al que está necesitado no le conviene ser vergonzoso". Odiseo escuchó y le pidió a Zeus que se cumpliesen sus planes y el deseo de Telémaco. Atenea, como siempre, estaba junto a Odiseo dando consejos para su actuación de pordiosero y para reconocer cuáles eran los justos y cuáles los malvados.
Odiseo empezó a pedir a cada varón. Algunos le daban pero lo miraban con extrañeza. Melantio se levantó y dijo que lo había visto caminando con el porquerizo. Antínoo se quejó con Eumeo de estarle llevando a todo el mundo. Y el porquerizo le respondió con firmeza, diciendo que era el pretendiente más áspero y desagradable con los esclavos de Odiseo. Telémaco tuvo que pararle para que no le siguiera el juego de la provocación.

Canto 17 #Odisea
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Día 99: Telémaco calmó la situación entre Eumeo y Antínoo, pero criticó al pretendiente por su egoísmo. Pero éste respondió que era el que más daba. Mostró una ofrenda y todos los demás hicieron lo mismo. Odiseo seguía pasando pidiendo y se detuvo ante Antínoo, pidiendo más que a los demás porque parecía un rey y el mejor de todos. Además le contó que él en otro tiempo había sido un hombres dichoso con esclavos y daba muchas limosnas hasta que Zeus lo arruinó, y le siguió contando otro relato, parecido al que había inventado para Eumeo.
A Antínoo no le gustó que el forastero se le haya acercado tanto ni su historia y lo amenazó. El ingenioso Odiseo se alejó acusándolo de no haberle prestado los dones de la hospitalidad a un forastero, lo decía alto y fuerte para los dioses. Antínoo se enojó aún más y volvió a amenazarlo. Le lanzó un estabel que impactó en el hombro al Odiseo, pero éste resistió como una roca y pidió a los dioses la muerte del atacante a viva voz. Antínoo ordenó a los otros pretendientes que lo arrastrasen por la casa y lo laceraran en todo el cuerpo. Pero alguno de los pretendientes se escuchó castigando el proceder de Antínoo y diciendo que si el forastero terminaba siendo un dios, como ellos acostumbraban a disfrazarse, para reconocer la insolencia y la injusticia, seguramente la iban a pasar muy mal.
Antínoo no hizo caso a las advertencias. Y Telémaco sufría en silencio los maltratos a su padre, sin derramar lágrima alguna. Y Penélope al enterarse, deseó que Apolo lo hiriese de la misma manera con su arco. Y despreció el trato dado al forastero. Llamó a Eumeo y le ordenó que llevase el forastero a su presencia para saludarle y preguntarle por Odiseo.

Canto 17 #Odisea
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Día 100: Penélope pide a Eumeo que lleve el forastero maltratado ante su presencia para saludarlo y preguntarle por Odiseo. Eumeo le cuenta que lo acogió unos días en su cabaña, y no alcanzó a contar su historia completa. Pero le cuenta que una vez fue huésped de Laertes, que había pasado por distintos infortunios y que en efecto había escuchado de Odiseo.
Penélope alza la voz y a la vez lanza una amenaza a los pretendientes, diciendo que habían estado derrochando de sus bienes porque no había en casa un hombre como Odiseo, pero cuando volviese tomaría venganza. Al instante, Telémaco estornudó. Lo que fue una señal divina para Penélope, de que lo que había dicho se cumpliría. Y volvió a exigir la presencia del forastero. De su Odiseo disfrazado. Y prometió regalos al huésped si lo que decía era cierto. Eumeo obedeció. Pero Odiseo le dijo que temía por los pretendientes, quienes sin haber hecho nada ya le habían golpeado y nadie le había ayudado. Por tanto, le mandó a decir a Penélope que esperara hasta la puesta del sol. Y le diría todo sobre su marido.
Penélope se sorprendió de ver que Eumeo regresaba solo y preguntó por la ausencia del forastero. ¿Temor? ¿Vergüenza? "Malo es que un vagabundo peque de vergonzoso". Pero Eumeo le dio la razón y exactamente lo que Odiseo le había dicho. Penélope pensó que era muy razonable el forastero, al no provocar a los bárbaros pretendientes. Eumeo volvió y se despidió de Telémaco, diciendo que se cuidara, que se salvara y evitase que le hicieran daño. Telémaco le dio tranquilidad y muestra de madurez, "que de las cosas presentes cuidaré yo y también los inmortales". Eumeo partió y volvió con sus puercos. Dejando atrás la cerca de la casa, donde empezaba la fiesta, el baile y el canto. "Porque ya la tarde había venido".

Fin Canto 17

Y antes de terminar un apunte sobre el capítulo del Ulises de Joyce, titulado "Ítaca", en donde ya había comentado que Bloom lleva al joven Stephen a su casa (Odiseo y Telémaco), y Leopold siente nostalgia de su hijo constantemente al ver al joven. Deben de volarse la cerca porque perdió sus llaves. Como la cerca de la casa de Odiseo. Arriba descansaba Molly, luego de haber cometido la infidelidad. Y Bloom lo sabía. Y quería que Stephen se quedase y conociera a Molly, en cierta forma ofrecerlo, como hijo o amante. Pero él no se queda. Y Bloom queda mirando el firmamento. Con respecto a este capítulo, que tiene un estilo particular, el mismo Joyce comentó en una carta:
“Estoy escribiendo Ítaca bajo la forma de una ecuación matemática. Todos los eventos se resuelven convirtiéndose en sus equivalentes cósmicos, físicos, etc… a fin de que el lector tenga conocimiento de todo de la manera más desnuda y fría posible, aunque debido a ello Bloom y Stephen se convierten en cuerpos celestes que van errando por entre las mismas estrellas que están contemplando…”.
Bloom y Stephen, Odiseo y Telémaco, seres solitarios, aislados en el tiempo y el espacio, con distintoñas dificultades, miran hacia las estrellas. Cuerpos celestes. Señal de consanguinidad. Pero una campana suena y los hace volver a tierra. De la mortalidad. Porque los dones de los dioses son prestados. Efímeros. "Ítaca" es el penúltimo capítulo del "Ulises", luego Joyce quería quedarse a solas con la voz femenina. Molly/Penélope, que ya vendrá su capítulo especial.

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Foto de mi Argos junto a mi lectura.


Canto 18

Día 101: Inicio Canto 18 - Pugilato de Odiseo con Iro
Llegó entonces un mendigo verdadero que pedía limosnas en la ciudad de Ítaca. Arneo era su nombre, pero todos los jóvenes le llamaban Iro, por hacer mandados. Iro llegó y se enojó de ver al viejo forastero usurpando su lugar. Por lo que lo insulta y lo echa de la casa. Amenaza que si no abandona la casa, él lo sacaría a golpes.
Odiseo le contesta que no estaba causando ningún daño o molestia a nadie. Y que mejor no lo provocara porque también podía hacerle mucho daño. Iro se burla del viejo forastero y apoyado por los pretendientes invita a que luchen. Y le pregunta cómo pensaba ganarle a alguien más joven.
Antínoo se alegró y emocionado agradeció a los dioses por la diversión. El forastero e Iro reñirían. Debían empezar cuanto antes. Entonces todos se organizaron para dejar en el centro a los contrincantes. Y también dijo el pretendiente a los demás que de premio invitarían al ganador a acompañarlos a cenar. Odiseo, que siempre piensa en todo, dijo que no era justo enfrentarse a alguien más joven pero que lo haría por hambre pero pidió que prometiesen de juramento que no lo golpearían para socorrer a Iro, si él lo sometiese. Todos los prometieron.

Canto 18 #Odisea
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Día 102: Telémaco habló y le dio confianza al forastero, al decirle que si alguien se atrevía a entrometerse en la lucha, él lo golpearía. Y agregó que él era quien daba la hospitalidad en esa casa. Era el hombre de la casa. Vemos como el joven ha cambiado su percepción de sí mismo desde que su padre regresó. Todos aprobaron.
Odiseo se preparaba, y dejó ver sus muslos hermosos, sus brazos fuertes y ancha espalda, que además fueron ensanchados nuevamente por la diosa Atenea, experta en maximizar los encantos y atributos del héroe a su antojo. Todos se sorprendieron a ver el imponente cuerpo del viejo forastero. Temieron por Iro, decía una voz. Y él temblaba. Mientras que Antínoo amenazó a Iro con enviarlo en una embarcación a otro continente si perdía, donde sería torturado. El pobre Iro seguía temeroso.
Odiseo pensaba si darle un golpe mortal o uno más suave que sólo lo derribara. Escogió suave para no ser reconocido. Empezó la lucha. A pesar que golpeaba suave, en cada golpe le quebraba huesos y hacía correr la sangre. Iro quedó tendido en el piso y los pretendientes se burlaban. Odiseo lo arrastró por el piso hasta el patio, lo sentó y le dijo que mejor se quedase ahí. Odiseo regresó y tomó su puesto en la mesa. Los pretendientes lo felicitaron, y Antínoo "le puso delante un vientre grandísimo, lleno de gordura y de sangre, junto con dos panes, más vino en copa de oro". Una morcilla. Anfínomo lo celebró.

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Día 103: Los pretendientes celebraban al forastero vencedor, pero Odiseo se acercó a Anfínomo y dijo que había escuchado de él y su padre. Y le habló de la gloria de los dioses para con los hombres pero también de sus infortunios y desgracias. Los ánimos del padre Zeus. Por eso le recomendó celebrar sin ruido las dádivas. Y además le dijo que lo que habían hecho estaba mal, y que pronto Odiseo regresaría y se vengaría de todos. Y le sugirió marcharse para que el héroe no lo encontrase cuando llegase. Le estaba advirtiendo. Eran las almas bondadosas que estaban buscando para salvar de la masacre. Anfínomo abandonó la celebración. Pero no se libró de la muerte. Atenea lo detuvo y cayó vencido por la lanza de Telémaco. Atenea también puso en el corazón de Penélope el deseo de mostrarse más a los pretendiente. Que estuviese alegre y buena de ánimo para que su hijo y su esposo la viesen también.
Penélope le pidió a Eurínome mostrarse ante los odiosos pretendientes. Quería advertir a su hijo del plan de éstos. Eurínome estuvo de acuerdo pero le dijo que antes lavase su cuerpo y mejillas, sin lágrimas. Penélope dijo que los dioses destruyeron su belleza cuando Odiseo se fue a la guerra. Pidió compañía para su entrada donde los malévolos hombres y su hijo y el invitado. Pero Atenea ordenó otra cosa. Puso a dormir a Penélope y la favoreció con inmortales dones: lavó su faz con ambrosía, aumentó su hermosura, la hizo más alta y gruesa. Como había hecho antes con Odiseo, también la esposa recibía las gracias de la diosa. Antes de despertarla de nuevo. Atenea contra los estragos del tiempo perdido.

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Día 104: Luego del trabajo de la diosa Atenea, Penélope se levantó del sueño, y siguió lamentando la ausencia de su esposo. Prefería morir. Luego bajó con sus dos esclavas al lugar donde estaban los pretendientes, con su nuevo aspecto maximizado. Todos los hombres quedaron estupefactos al verla renovada. Sintieron flaquear sus rodillas. Y todos deseaban acostarse con ella. Pero ella se dirigió a su hijo Telémaco. Le regañó por haber permitido que maltratasen a un huésped en su casa. Y recordó el castigo de los dioses por negar el don de la hospitalidad. "No muestras ni recta voluntad ni tampoco juicio".
Telémaco entendió la furia de su madre y le respondió tranquilamente. Dijo que entendía muchas cosas buenas y malas, pero le era imposible resolver todo de forma prudente, porque le turbaba la presencia de los que se sentaban junto a él, con perversos planes, y él sin tener a nadie que lo ayude. Y dijo que le había ganado la pelea a Iro por fuerza y voluntad propia. Y terminó diciendo que ojalá ya todos los pretendientes estuviesen muertos y fuera de su casa.
Los hombres escuchaban y fue Eurímaco el que habló de primero pero para halabar la belleza de Penélope. Pero la discreta Penélope respondió que su belleza se había sido destruida por la ausencia de su esposo. Y volvería si él regresaba. Y recordó las palabras que le había dicho antes de partir a Troya: No creía que los aqueos regresaran victoriosos o sanos y salvos. No sabía si volvería. Encomendó todo a su cuidado, a sus padres, y cuando notase que a su pequeño hijo Telémaco creciera y se le asomase la barba, ella se casara con quien quisiese y abandonase la casa. Y hasta ahora todo se iba cumpliendo. Pero también hasta ahora los pretendientes no mostraban tan mal comportamiento con el prójimo. "Los que pretenden a una mujer ilustre, hija de un hombre opulento, y compiten entre sí por alcanzarla, traen bueyes y pingües ovejas para dar convite a los amigos de la novia, hácenles espléndidos regalos y no devoran impunemente los bienes ajenos". El divinal Odiseo en la prudente distancia escuchaba y observaba atento a su esposa.

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Día 105: Ante las palabras de Penélope, Antínoo fue el primer en contestar, y la incitó a aceptar los regalos que le llevaban. No estaba bien rehusar a las dádivas y ellos no se irían hasta que ella eligiese uno de ellos para casarse. Al mejor de los aqueos. Todos empezaron a enviar a sus heraldos para buscar sus presentes. Y se inicia la descripción o catálogo de los regalos de los pretendientes. Pleplo grande con hebillas de oro, un collar de oro, un pendiente de 3 piedras preciosas grandes, más collares y otros regalos varios. Penélope volvió a su habitación y las esclavas se llevaron todos los presentes. Los pretendientes siguieron celebrando.
Al llegar la noche, encendieron una fogata que se turnaban en cuidar las esclavas de Odiseo. El forastero disfrazado se acercó a hablarles. Y las incitó a ir a acompañar a la reina en su habitación, y él se encargaría de mantener vivo el fuego. Aunque a la esclava Melanto no le gustó la idea. Ella fue criada por Penélope pero no compartía sus pesares y se juntaba con Eurímaco, de quien era amante. Despreció al forastero por su atrevimiento y le dijo que tuviese cuidado de que no le enfrentara otro más valiente que Iro y lo matara. Odiseo se enojó con la respuesta de la esclava y dijo que iría a contarle a Telémaco para que la castigase. Las esclavas asustadas subieron al cuarto de Penélope.
Pero Atenea no dejó pasar la injuria de Odiseo, que se sentía mal por haber reaccionado de esa forma. Y los pretendientes empezaron a usar la forma de burlarse del huésped.

Canto 18 #Odisea
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Día 106: Eurímaco inició un intercambio con el forastero, tratando de ponerlo en ridículo. Diciendo que como forastero era un flojo que prefería pedir limosnas a trabajar. Y Odiseo le respondió que en cualquier eventual escenario donde tuviesen que enfrentarse, ya fuese en la agricultura, la ganadería y aún más en la guerra, él siempre estaría adelante con los mejores. Y él se sentía fuerte porque estaba rodeado de algunos pocos, y y ninguno de ellos de los mejores. Y finalizó diciendo, que si Odiseo regresara todos se verían en aprietos.
Eurímaco se enojó y dijo que lo castigaría por insolente. "¿Te desvanece acaso la victoria que conseguiste contra el vagabundo Iro?". Intentó atacar al forastero pero falló e impactó al cooperó, causando un alboroto en la oscuridad. Telémaco regañó a todos por su mal comportamiento y les dijo que se recogiesen a sus casas porque ya la comida y el vino los tenía locos. Todos se impresionar de la forma en que les habló el joven por primera vez. Anfínomo le dijo a los demás que escucharán a Telémaco y no maltratasen a otro esclavo o huésped, y que mejor hiciesen una libación y volviese a sus casas, que el forastero de quedaría en el palacio de Odiseo, al cuidado del joven. Todos obedecieron y tras las libaciones se fueron a sus casas.

Fin Canto 18

Canto 18 #Odisea
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Canto 19

Día 107: Inicio del Canto 19 - Coloquio de Odiseo y Penélope - El lavatorio o reconocimiento de Odiseo por Euriclea
Odiseo se quedó en el palacio y estuvo planeando con Atenea y Telémaco la matanza de los pretendientes. Odiseo ordenó a su hijo llevar adentro las armas y engañar a los pretendientes del motivo del traslado. Atenea se lo había aconsejado, también de precaución, por si se formaba alguna disputa con tragos encima. Telémaco obedeció y llamó a la nodriza Euriclea, diciéndole que mantuviese encerrada a las mujeres mientras trasladaba las armas, para preservarlas del humo y el moho. Esa era la excusa.
Euriclea aceptó pero dijo que alguna esclava debía alumbrarle con la luz el camino. Y Odiseo dijo que lo haría el forastero. Así, padre e hijo, fueron trasladando cascos, escudos y lanzas. Atenea les alumbraba el camino con una lámpara de oro. Ellos, por supuesto, no la veían, pero si veían la luz que iluminada todos los rincones oscuros de ese cuarto del palacio. Telémaco se sorprendió. Nunca había visto ese cuarto de esa forma. Odiseo envío a su hijo a dormir, mientras él compartía con las esclavas y Penélope, y además, seguía planeando la matanza con la diosa.
La esclava Melanto volvió a reñir al forastero, despreciando que siguiera en el palacio, y Odiseo volvió a confrontarla, augurando que Odiseo volvería y no le pasaría inadvertido las mujeres del palacio que hayan sido malvadas. Penélope escuchó la conversación e intervino enojada.

Canto 19 #Odisea
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Día 108: Penélope insultó a Melanto por despreciar al forastero y la condenó. También mandó a Eurínome a buscar una silla para que el forastero pudiese sentarse y le contara su historia. Y el ingenioso Odiseo, no queriendo mentir también a su esposa, prefirió decirle que no le hiciese contar su historia y su linaje, pues la memoria acrecienta sus pesares del corazón, pues había sido muy desgraciado. Y no convendría estar llorando porque es muy malo afligirse siempre y sin descanso.
Penélope lo entiende y le habla de sus propios pesares y su dolor tras la partida de su esposo. El acoso de los que la pretenden contra su voluntad y arruinan su casa. Le habló también de los engaños que tuvo que inventar, como cuando una deidad le sugirió tejer una gran tela sutil e interminable, que labraba en el día y por la noche la deshacía y destejía. Pero un día, por culpa de las esclavas la descubrieron en su engaño, y debió acabar la tela. Por lo que era imposible ahora evitar la boda. Sus padres apresuraban el casamiento y veía como su hijo, ya en edad de regir la casa, sufría al ver cómo sus bienes eran devorados. Y después de todo, Penélope insistió en conocer la historia del forastero.

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Día 109: Viendo la insistencia, Odiseo se vio obligado a mentir a su esposa. La ubicó en Creta, específicamente en la población de Cnoso, y dijo que su nombre era Etón, el más joven de dos hermanos, hijo de Deucalión. Mencionó que en Cnoso fue donde conoció a Odiseo, quien se dirigía a Troya, y le ofreció los dones de la hospitalidad. "De tal suerte forjaba su relato, refiriendo muchas cosas falsas que parecían verdaderas; y a Penélope, al oírlo, le brotaban las lágrimas de los ojos y se le deshacía el cuerpo".
Después de llorar, Penélope sometió a una prueba al forastero, preguntando sobre las ropas de Odiseo, y cómo era el mismo Odiseo, y quienes le seguían. Odiseo dijo que era difícil después de 20 años, pero haría su esfuerzo en recordar. Entonces le dijo que llevaba un manto laboso, doble, purpúreo, con áureo broche de dos agujeros. Tenía bordado un perro, que tenía entre sus patas delanteras un manchado cervatillo, mirándole forcejear. También recordó una túnica suave que semejaba árida broza de cebolla. Y dijo que le acompañaba un heraldo más viejo que él, de nombre Euríbates, y lo describe. Tras escuchar todo, Penélope sintió muchas más ganas de llorar. Reconoció a Odiseo en cada detalle de la descripción.

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Día 110: Penélope estaba conmovida por la descripción del forastero de su esposo, y le dijo que ahora sería venerado en esa casa, pues ella misma había entregado las vestiduras descritas y el broche. El forastero agradeció y consoló a Penélope, diciendo que entendía su dolor, pero que escuchase lo que tenía que decir sobre el regreso de Odiseo. Él vivía y estaba cerca. Traía muchos regalos, recogidos en su camino a casa. Había perdido a sus fieles compañeros y a su nave, porque Zeus y el Sol le castigaron a él y sus hombres, tras haber matado las vacas de éste último. Y siguió la historia, con su terrible naufragio, la ira de Poseidón, y su llegada a la tierra de los feacios. El forastero contó que todo se lo había contado Fidón, rey de los tesprotos. Dijo que Odiseo estaría allí ese mismo año, al terminar el corriente mes.
Penélope lo escuchaba atenta, y deseó que todo lo que decía se cumpliese. Pero dijo que su ánimo le indicaba lo contrario, que ni Odiseo volvería ni él mismo regresaría a su casa. Entonces ordenó a las criadas lavar al huésped y preparar un lecho. Y dijo que quien se atreviese a molestarle sería castigado. Y recordó la importancia del buen trato a los huéspedes, "mas el que procede intachablemente, alcanza una fama gratísima que sus huéspedes difunden entre todos los hombres y son muchos los que le llaman bueno".

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Día 111: El forastero agradeció todos los gestos y atenciones de Penélope. Y para el lavado de pies dijo que sólo lo haría alguna muy vieja y de honestos pensamientos, que su alma hubiese sufrido tanto como la de él. Penélope se sorprendió y alabó su buen juicio, y le dijo que tenía a una anciana de prudente ingenio, que había sido la que alimentó y crió a Odiseo. Entonces llamó a Euriclea y le pidió que lavase los pies del huésped, que había atendido al mismo Odiseo.
Euriclea obedeció y al escuchar el nombre de su Odiseo volvió a lamentarse de la suerte que le había tocado. Y recordó ningún mortal le había elevado tantos sacrificios y hecatombes a los dioses, rogando placentera senectud y criar a su hijo. Al acercarse, Euriclea dijo sorprenderse por la solicitud del huésped y más aún cuando lo vio de cerca y dijo que entre todos los huéspedes nunca vio uno con semejanza tan grande con Odiseo, en el cuerpo, la voz y los pies.
El forastero respondió que ya le habían dicho eso antes. Entonces sintió temor de que la anciana los descubrirse al reparar en una cicatriz que tenía en el pie. En efecto, Euriclea reconoció inmediatamente la cicatriz, que se la había hecho un jabalí. Y se hace un flash back de cuando Odiseo era pequeño, su madre y su abuelo Autólico, quien le puso el nombre de Odiseo. Eran recuerdos de Euriclea. Provocados al ver la cicatriz. Recordó el momento en que se la hizo. Al reconocer la herida y evocar los recuerdos, soltó el pie del forastero.

Canto 19 #Odisea
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Día 112: Euriclea impresionada fue invadida por sentimientos de gozo y dolor. Se le llenaron los ojos de lágrimas y se acercó a Odiseo y le dijo que lo había reconocido. Su hijo querido. Quiso avisarle a Penélope, pero Atenea distrajo sus pensamientos. Odiseo tomó por él pescuezo a la anciana y le dijo que sí era él, pero ya que lo había entendido y algún dios se lo sugirió a su mente, era mejor que callase y nadie más lo supiese por ahora. Euriclea enseguida comprendió y dijo que guardaría el secreto. Y dijo que ella misma le diría quienes eran las mujeres que ya no le honraban. Aunque Odiseo le dijo que ya sabía quienes eran.
Luego del lavado de pies, Penélope volvió a romper el silencio. Le empezó a contar un sueño al forastero, donde 20 gansos eran asesinados por un aguilón. El aguilón se le acercó y le dijo eso habría de cumplirse. Los gansos eran los pretendientes y el aguilón era Odiseo. El forastero le dijo que confiase en que eso sucedería. Penélope respondió:
"¡Forastero! Hay sueños inescrutables y de lenguaje oscuro, y no se cumple todo lo que anuncian los hombres. Hay dos puertas para los leves sueños: una, construida de cuerno, y otra, de marfil. Los que vienen por el bruñido de marfil nos engañan, trayéndonos palabras sin efecto; y los que salen por el pulimentado cuerno anuncian, al mortal que los ve, cosas que realmente han de verificarse". Pero ella no pensó que fuese de la segunda opción. Al contrario, manifestó al forastero que ya estaba decidida a responder a los pretendientes y ponerles una prueba para elegir con quien quedarse. El forastero le dijo que Odiseo llegaría antes. Ella entonces dijo que iría a dormir. Al llegar a la cama se puso a llorar y Atenea le infundió el dulce sueño.

Fin Canto 19

Canto 19 #Odisea
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Canto 20

Día 113: Inicio del Canto 20 - Lo que precedió a la matanza de los pretendientes
Odiseo se acostó y vio cómo los pretendientes salían junto con las otras mujeres que solían juntarse con ellos en las noches. Odiseo pensó en la venganza y en la muerte de las criadas traidoras. Pero él mismo se reprendió a tiempo y se dijo que tuvo que aguantar en su travesía peores males, donde hizo uso de su ingenio. Entonces siguió pensando en la venganza contra los pretendientes. La diosa Atenea transfigurada en una mujer, bajo del cielo y le habló en su cabeza, para darle ánimos y claridad en su empresa. Le preguntó sobre lo que lo inquietaba.
Odiseo manifestó su preocupación de cómo atacaría solo a todos los pretendientes. Y también si lograba matarlos a todos con ayuda de los dioses, ¿dónde se podría refugiar?
Atenea se ofendió con sus dudas, diciendo que se tiene confianza de una diosa que le había guardado en todos sus trabajos. Aquí supongo que Odiseo recuerda las veces en que pensó que la diosa lo había abandonado en sus desgracias. Pero la diosa siguió diciendo que aunque todos los pretendientes contaran con la ayuda de Ares, no podrían hacer nada. Y lo invitó a dormir porque ya en breve saldría de esos males. Infundió el sueño en los ojos del héroe y volvió al Olimpo.

Canto 20 #Odisea
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Día 114: Mientras Odiseo dormía, Penélope se levantaba entre lágrimas, e imploró a la diosa Ártemis que atravesara su pecho con una saeta o una tempestad le arrebatara la vida. Y deseó la suerte de las hijas de Pandáreo, huérfanas criadas por Afrodita y bendecidas por las diosas con virtudes, pero finalmente arrebatadas por las Harpías y ofrecidas como esclavas a la diosa Erinis. Deseaba el sufrimiento, la muerte, el castigo. Deseaba entrar en la odiosa tierra, teniendo ante sus ojos a Odiseo, y no alegrar el ánimo de ningún hombre inferior. "Cualquier mal es sufridero, aunque pasemos el día llorando y con el corazón muy triste, si por la noche viene el sueño, que nos trae el olvido de todas las cosas, buenas y malas, al cerrarnos los ojos". Pero se quejaba de las pesadillas, como la que había tenido con su Odiseo junto a ella. Como un fantasma.
Odiseo alcanzó a escuchar el llanto de Penélope, y también la sintió a su lado entre sueños. Se levantó, salió del palacio y levantó una súplica a Zeus. Pidiendo que le revelase algún presagio cualquiera de los que en el interior despiertan. Zeus le escuchó y le envío de mensaje un resplandeciente trueno, que Odiseo recibió con alegría. El presagio se lo dio una de las mujeres que molía el grano. Dijo que los pretendientes tomarían ese día su última comida en el palacio de Odiseo. El presagio se daba en forma de petición a través de la mujer, quien pedía al Dios la muerte de los pretendientes. Que fuese ese día su última cena. La última vez que tendría que fabricarles harina.
Odiseo se sintió complacido por el trueno señal de Zeus y el presagio. Ya sentía seguridad en que podía castigar a los culpables.

Canto 20 #Odisea
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Día 115: Telémaco se levantaba y creo que es una de las primeras veces que se describe como "varón igual a un dios". El joven ha crecido ante el padre. El joven se vistió, se colgó su espada y su lanza. Se dirigió a la ama Euriclea, preguntando si había atendido, honrado y alimentando a su huésped. Pues no confiaba en los cambios de humor de su madre.
Euriclea dijo que no culpase a su madre, pues no tenía culpa alguna. Y que el huésped había sido bien atendido. Con su madre solamente había hablado e intercambiado algunas palabras. Luego le habían preparado una cama pero el forastero había preferido tenderse en el vestíbulo sobre una piel de buey. Telémaco salió con sus armas y dos perros de escoltas hacia al ágora con los otros aqueos. Euriclea ordenó a las esclavas organizar todo que pronto irían los pretendientes. El porquerizo Eumeo llegó con 3 cerdos de los mejores y le preguntó al forastero por su suerte. Odiseo le respondió que ojalá los dioses castigasen los ultrajes y descaros de esos hombres. Luego llegó Melanto, que traía las mejores cabras, e intentó provocar de nuevo al forastero para una riña. Y también llegó Filetio, que llevaba una vaca no paridera para el banquete final.

Canto 20 #Odisea
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Día 116: Filetio, el que llevaba la vaca, preguntó al porquerizo Eumeo sobre quién era el forastero. "Parece, por su cuerpo, un rey soberano". Luego se dirigió directamente al forastero Odiseo, diciéndole que desde que lo vio empezó a sudar y sus ojos se llenaron de lágrimas, porque se acordó de Odiseo. "Porque me figuro que aquél vaga entre los hombres, cubierto con unos andrajos semejantes, si aún vive y goza de la lumbre del sol". También le dijo que el ganado vacuno había crecido mucho y eran muy prósperos, pero unos hombres le ordenaban llevar vacas para comérselas, por lo que había pensado en abandonar ese lugar y buscar otra suerte, pero guardaba la esperanza de que se fueran los extraños.
Odiseo agradeció las palabras de Filetio y le dio palabras de ánimo desde su clandestina identidad. Un solemne juramento: "Odiseo vendrá a su casa estando tú en ella; y podrás ver con tus ojos, si quieres, la matanza de los pretendientes que hoy señorean en el palacio". Filetio y Eumeo rogaron que todo se hiciese realidad. Pero sobre todo, que volviese su amo. Mientras éstos hablaban, los pretendientes maquinaban la muerte de Telémaco. De repente junto a ellos apareció un águila altanera con una paloma entre las garras. Un mensaje de los dioses, una premonición que no supieron interpretar. Anfínomo les propuso ir mejor a comer. Filetio y Eumeo los atendieron y sirvieron el banquete.

Canto 20 #Odisea
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Día 117: En la última cena, Telémaco hizo sentar a Odiseo/Forastero en la mesa, donde le sirvieron de todos los manjares. Dijo que le libraría de las injurias de los pretendientes. "Pues esta casa no es pública, sino de Odiseo, que la adquirió para mí". Y ordenó a los pretendientes que reprimieran las amenazas, injurias o golpes, para evitar problemas. Los pretendientes se mordieron los labios y se sorprendieron de la muestra de autoridad del joven. La presencia del padre hizo crecer al joven.
Antínoo fue el que habló, invitando a sus compañeros a respetar la orden amenazadora e insolente del joven. Diciendo que ya le habrían hecho callar si no fuese por Zeus. Telémaco no le hizo caso. Luego, comieron. Pero Atenea no dejó pasar que los pretendientes se abstuviesen de la dolorosa injuria. Ctesipo, uno de los pretendientes, habló y dijo que el forastero estaba recibiendo partes iguales en porciones de comida. Y que él también quería ser atento, por lo que le lanzó una pata de buey, que Odiseo supo esquivar muy bien. Telémaco le dijo que mucho mejor que no hubiese acertado, sino lo hubiese atravesado con su lanza. Y habló a todos diciendo, que no hiciesen más daño y si querían matarlo, lo hiciesen pronto, que lo prefería a seguir aguantando presenciar esas inicuas acciones. Huéspedes maltratados y forzadas indignamente las siervas en las hermosas estancias. Todos enmudecieron.

Canto 20 #Odisea
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Día 118: Tras las fuertes palabras de Telémaco que dejaron a los pretendientes sin palabras, habló Agelao, pidiendo calma e invitando a obedecer los deseos del joven y no maltratar a sus huéspedes. Pero también anotó, que parecía evidente que Odiseo no regresaría más, por lo que sugirió que Penélope escogiese a uno de ellos, para abandonar inmediatamente la casa y los bienes de su padre, y su madre cuidase la casa de otro.
Telémaco dijo que estaba de acuerdo. Que él mismo había invitado a su madre a elegir pero no podía obligarla ni arrojarla del palacio contra su voluntad. En ese momento, Atenea movió a los pretendientes a reír con una risa extraña e inextinguible, que los asustó a sí mismos. La risa antes de la muerte. Reían forzosamente, mientras comían y "se les llenaron de lágrimas los ojos", presagiando el futuro llanto.
Teoclímeno anunció la repentina noche. Eurímaco ordenó que el forastero se retirara por mentiroso. Pero Teoclímeno dijo que veía claramente la desgracia en ellos. Premonición. Y que ya no podrían huir del palacio de Odiseo, donde insultan a los hombres y maquinan inicuas acciones. Es importante recordar las continuas provocaciones de Odiseo, Telémaco y la misma Atenea (incitaciones) para que los pretendientes siguiesen violando las reglas divinas. El maltrato al huésped, entre otras. Para finalmente encajar un castigo divino y justificado. Era parte del plan.
Luego de anunciar el terrible augurio Teoclímeno se marchó. Y los pretendientes se miraban entre ellos y seguían riendo. Una voz propuso a Telémaco echar a los huéspedes y mandarlos a Sicilia para venderlos y sacar provecho. Telémaco estaba serio mirando a su padre fijamente, esperando el momento y la señal. Penélope estaba en la sala escuchando todo. Los pretendientes seguían riendo y comiendo... "pero ninguna cena tan triste como la que pronto iban a darles la diosa y el esforzado varón, porque habían sido los primeros en maquinar acciones inicuas". Y esto último confirma la teoría.

Fin Canto 20

Canto 20 #Odisea
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Canto 21

Día 119: Inicio Canto 21 - La propuesta del arco
La diosa Atenea inspiróle en el corazón a Penélope, sacarle a los pretendientes el arco y el blancuzco hierro, a fin de celebrar el certamen que había de ser el preludio de su matanza. Entonces Homero nos cuenta la historia del arco y la aljaba, guardadas en los aposentos más profundos, que habían sido regalos de uno de sus huéspedes ilustres, Ífito Eurítida. Quien también fue su compañero de lucha, cuando le tocó ir a Lacedemonia, a cobrar una deuda, por un reciente agravio a sus tierras.
Penélope entró al aposento y descolgó el arco. Cuando lo tenía en sus rodillas empezó a llorar ruidosamente. Luego, cuando se calmó, llevó en su mano el flexible arco y la aljaba para las flechas a la habitación donde estaban los pretendientes. Las siervas llevaban cajas de hierro y bronce que servían para los juegos también. Cuando llegó, Penélope les habló, diciendo que había sido larga la espera de su estancia en la casa y en espera de su decisión. Entonces anunció el certamen: el que con mayor destreza manejase el arco de su esposo, e hiciese pasar una flecha por el ojo de doce segures, sería con quien ella se fuese y aceptaría ser su esposa. "Dejando esta casa a la que vine doncella, que es tan hermosa, que está tan abastecida y de la cual me figuro que habré de acordarme aún entre sueños".
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Día 120: Penélope hizo el anuncio e inmediatamente mandó a Eumeo a llevar el arco y el blancuzco hierro a los pretendientes. El porquerizo lo recibió llorando, y los fieles sirvientes también. Antínoo se dio cuenta y ordenó a los conmovidos sirvientes a abandonar la sala y dejarles a ellos organizar el certamen. Telémaco habló y animó a los pretendientes a probar su suerte, diciendo que él también participaría, a ver si lograba que su madre no se fuera con otro. El joven organizó con buen ánimo y destreza todo el juego, y todos se sorprendieron.
Telémaco les dejó probar y cargar el arco, y Antínoo animó a iniciar el torneo. Primero fue Leodes, uno de los pretendientes más sensibles a las injusticias. Se encaminó al umbral y probó el arco, más no pudo tenderlo, pues se fatigaron sus manos blandas y no encallecidas. Leodes auguró que sería difícil cumplir y superar el reto.

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Día 121: Antínoo se molestó con las palabras negativas de Leodes, y dijo que no desanimara a los demás por su incapacidad. Seguro algún otro ilustre pretendiente lo lograría. Entonces habló a Melantio y le dijo que trajera una bola de sebo y encendiese el fuego para que los que siguieran untaran el arco con la grasa y lograr mejor precisión. Todos los jóvenes pretendientes fueron probando el arco, pero no conseguían tenderlo, porque le faltaba la fuerza que requería. Sólo faltaban Antínoo y Eurímaco por probar, que era los más fuertes.
Odiseo salió de la casa con el boyero y el porquerizo, les habló a los dos preguntando una eventual situación. Si Odiseo llegase en algún momento a la casa con la ayuda de alguna deidad, se pondrían de parte de Odiseo o de los pretendientes. Les dijo que respondieran de corazón. El boyero Filetio dijo que si eso sucedía tendrían la oportunidad de ver la fuerza y los brazos que él tenía. Y Eumeo también suplicó que eso sucediese. Al conocer el verdadero sentir de ambos, Odiseo se sinceró y les dijo a sus fieles amigos, que él era Odiseo, que había vuelto en el vigésimo año a la patria tierra. Reconoció que ellos dos eran sus esclavos más fieles y les dijo lo que iba a ocurrir a continuación. Si morían los pretendientes, él les buscaría esposas, les daría bienes y serían considerados como sus hermanos. Y para comprobar que él era realmente Odiseo, mostró la cicatriz en su pie. Ambos rompieron a llorar en el acto y abrazaron a su querido amo. Besando su cabeza y hombros. Odiseo también los besaba. Pero al rato los detuvo y dijo que debían calmarse para no ser descubiertos. Debían regresar al palacio, cada uno por su lado, y les dio instrucciones especiales sobre su arco.

Canto 21 #Odisea
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Día 122: Odiseo les dijo a sus fieles sirvientes que debían tomar el arco y llevárselo a otra habitación. También que las mujeres debían cerrar las puertas y si alguien escuchase gritos o gemidos en la sala, no debían asomarse. A Eumeo le encargó el arco y a Filetio las puertas del palacio. Luego los 3 volvieron a entrar a la sala donde los pretendientes seguían en el certamen con el arco. Eurímaco estaba intentándolo, pero tampoco logró armar el arco. Se lamentó antes los dioses por la fuerza superior de Odiseo, que ni siquiera podían sostener su arco. Antínoo, el único que faltaba, dijo que dejasen el arco y primero fuesen a hacer las libaciones a los dioses, seguramente después podrían levantarlo con su ayuda.
Todos empezaron a beber, y Odiseo se atrevió a hablarles, diciendo que la propuesta de Antínoo era muy buena. Seguramente luego de las libaciones podrían levantar el arco. Pero le pidió que le entregasen el arco a él para probar su fuerza.
Antínoo se ofendió con la propuesta, temeroso de que quizás el forastero si pudiese armar el arco. Entonces siguió a insultarlo y decirle que el vino le estaba poniendo a decir locuras. Y recordó el caso del centauro Euritión en el palacio de Pirítoo, mutilado por ofender a los hombres. Y de esa misma forma auguró la desgracia al forastero si llegase a tocar el arco. Mejor bebiese tranquilamente y no se metiera a luchar con hombres más jóvenes.

Canto 21 #Odisea
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Día 123: Al escuchar el insulto de Antínoo al forastero, Penélope lo reprendió. Recordó no ultrajar al huésped de su hijo y dijo que el forastero no pensó en ganar el certamen para quedarse con ella. Eurímaco dijo que les daría vergüenza que ninguno de los pretendientes hubiese tendido el arco y llegase un mendigo cualquiera y pudiese hacerlo. Y lo que dirían la otra gente, los otros aqueos.
Penélope recordó que no gozan de buena fama los que injurian a un varón principal y devoran los bienes de su casa. "¿por qué os hacéis merecedores de estos oprobios?". Ordenó que le pasaran el arco al forastero, y dijo que si llegaba a tenderlo le daría regalos varios, y dardos, espada para defenderse. Además de vestidos, sandalias y lo enviaría a donde quisiera.
Telémaco tomó la voz de mando y le dijo a su madre que ninguno de los pretendientes tenía mayor autoridad que él para decidir a quien dar o rehusar el arco. Hasta si quisiera se lo daría de regalo. Por lo que ordenó a su madre subir a su cuarto y dedicarse a sus labores, el telar y la rueca, que del arco se encargarían los hombres, principalmente él, el que manda en esa casa. Penélope se sorprendió y obedeció a su hijo. Fue a su cuarto y siguió llorando hasta que Atenea la hizo dormir. Eumeo tomó el arco para llevarlo al huésped.

Canto 21 #Odisea
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Día 124: Cuando Eumeo hizo el intento de coger el arco para pasarlo al forastero, una voz de los pretendientes lo amenazó. Telémaco se enojó y gritó a Eumeo, diciendo que recogiese el arco y no debía de obedecer a los otros, no fuese que él mismo lo castigara. Y ojalá superase en fuerzas a los pretendientes, porque maquinaban acciones malvadas. Los pretendientes echaron a reír y Eumeo aprovechó y llevó el arco a Odiseo, quien aprovechó para ordenar a Euriclea que cerrara todas las puertas, y si escuchase algún gemido o grito, nadie se asomase. Mientras que Filetio fue a asegurar las otras puertas del palacio. Volvió a ocupar su lugar y vio cómo Odiseo ya maniobraba el arco apuntando a todos lados.
Las voces de los pretendientes comentaban la agilidad del forastero con el arco. Finalmente lo armó. Probó las cuerdas, dejando escapar un sonido sutil. Los pretendientes se asustaron y su cara cambió de color. Zeus, que observaba todo, mandó un trueno de señal de apoyo. Y Odiseo sintió el apoyo del poderoso dios. Se sintió poseído y decidido. Tomó una veloz flecha, acomodo el arco, tiró la cuerda y apuntó al blanco. Despidió la saeta y no erró ninguna de las segures. Desde el primer hasta el último agujero. Enseguida habló a su hijo Telémaco, le dijo que sus fuerzas estaban intactas, y que ya era hora de aprestar la cena de los aqueos, mientras había luz. Para que luego se deleitasen de otro modo, con canto y cítara.
Odiseo hizo una señal con las cejas a su hijo y Telémaco sacó su espada y su lanza, se puso de pie al lado de la silla, junto a su padre.

Fin Canto 21

Canto 21 #Odisea
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Canto 22

Día 125: Inicio Canto 22 - Matanza de los pretendientes
"Entonces se desnudó de sus andrajos el ingenioso Odiseo, saltó al grande umbral con el arco y la aljaba repleta de veloces flechas y, derramándolas delante de sus pies"... Y habló a los pretendientes.
"Ya este certamen fatigoso está acabado; ahora apuntaré a otro blanco a donde jamás tiró varón alguno, y he de ver si lo acierto por conceder Apolo tal gloria".
El primero, fue Antínoo. La Odisea se convierte en la Iliada. El hombre estaba con una copa de oro con vino en la mano, sin pensar en la muerte. Odiseo le acertó en la garganta con su flecha y la punta le salió por la tierna cerviz. Antínoo se desplomó al instante, la copa cayó y brotó la humana sangre. Odiseo empujó la mesa con el pie, esparciendo todas las viandas por el piso, donde la carne y el pan se manchaban de sangre. Los otros pretendientes se impresionaron y buscaron por instinto algún arma para defenderse. Y no encontraron ninguna alrededor. Empezaron a insultar al forastero por atacarlos. Lo amenazaron de muerte. Dolidos porque mató al más señalados de los jóvenes de Ítaca. Antínoo era de los más fuertes y prominentes. Un líder. Un buen primer blanco.
Odiseo les siguió hablando y empezó a darles pistas de su identidad. Diciendo que volvió a su pueblo y vio cómo arruinaban su casa, forzaban a las mujeres y pretendían a su esposa. "Ya pende la ruina sobre vosotros". Todos sintieron un pálido temor.

Canto 22 #Odisea
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Día 126: Los pretendientes temieron ante la amenaza del forastero y lo que insinuaba de su identidad. Pero Eurímaco, la segunda cabeza de los pretendientes se adelantó a hablar. Dijo que si en realidad era Odiseo tenía todo el derecho de estar enojado. Pero ya yacía en la tierra y camino al Hades el culpable de todo. Antínoo. Quien deseaba reinar en Ítaca, casarse con Penélope y matar a su hijo Telémaco. Ya había pagado con su muerte. Y pidió perdón para él y los demás, quienes pagarían con creces todo lo comido y bebido en el palacio. Bueyes, oro, bronce hasta que su corazón se satisfaga.
Odiseo implacable dijo que ni el patrimonio de todos alcanzaría ni saciaría sus deseos de venganza. Dio la opción de luchar contra él o huir. Pero no creía que nadie pudiese escapar. Eurímaco y todos sintieron desfallecer sus rodillas, pero los animó a que sacaran sus espadas y lucharan. Eurímaco se dirigió a Odiseo con su espada y gritando, pero el héroe lo impactó antes de llegar. Le atravesó el hígado. Cayó sobre la mesa y siguieron cayendo los alimentos. "angustiado en su espíritu, hirió con la frente en suelo y golpeó con los pies la silla; y por fin oscura nube se extendió sobre sus ojos".
Siguió en los ataques Anfínomo, quien iba con su espada hacia Odiseo, pero Telémaco lo impactó a la distancia con su lanza, atravesando su pecho. Se la dejó para evitar que alguien lo confiese de sorpresa y se acercó a su padre.

Canto 22 #Odisea
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Día 127: Telémaco dijo a su padre que le traería más protección, y de paso también más armas para ellos dos y para Eumeo y Filetio. Odiseo dijo que se apresurara, pues le quedaban pocas saetas. 4 escudos, 8 lanzas y 4 yelmos. Mini catálogo homérico.
Seguían hiriendo mortalmente a los pretendientes, que caían uno tras otro. A Odiseo ya no le dicen ni forastero, ni huésped, ni Odiseo... "en el momento en que se le acabaron las saetas al rey". Éste se protegió con los escudos tras un poste y tomó dos lanzas.
Uno de los pretendientes, Agelao, gritó pidiendo que alguno saliese y avisara a la gente de esa matanza. Melantio le respondió que era difícil llegar a la puerta más cercana, que llegaba apenas al patio. Pero dijo que iría a buscar armas al aposento. Fue y tomó escudos, lanzas y yelmos, los cuales repartió entre los otros pretendientes. Odiseo se preocupó cuando los vio armados. Era difícil controlar a tantos. Telémaco se echó la culpa por no cerrar la puerta del aposento con seguro. Envío a Eumeo a cerrar la puerta y averiguar quién era el espía y culpable, una de las esclavas traidoras con Melantio. Eumeo vio a Melantio y le dijo a Telémaco, Odiseo ordenó capturarlo y encerrarlo en el aposento.
Eumeo cumplió. Entonces se presentó la diosa Atenea en forma de Mentor. Odiseo la reconoció y se alegró al verla. Le pidió apartar el infortunio y recordó sus buenos actos con el hombre. Que a la vez era un incentivo para la diosa. Angelao trató de persuadir y amenazar a Mentor de no ayudarlos. Atenea se enojó por ambas peticiones y reprendió a Odiseo. Le dijo que ya no tenía la fortaleza ni el vigor de antes. El Odiseo de Troya ya no estaba y se había dejado esforzar por los pretendientes. Más le dijo que se pusiera a su lado y contemplara su obra, "sabrás cómo Mentor Alcímida se porta con tus enemigos para devolverte los favores que le hiciste".

Canto 22 #Odisea
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Día 128: Pero Atenea no quería dar la victoria tan fácil a Odiseo, sino que quería probar la fuerza y el valor de Odiseo y su hijo glorioso. Se transformó en una golondrina y se posó en una de las vigas de la sala mientras miraba.
Agelao observando que Mentor había desaparecido habló a sus otros compañeros y dijo que debían atacar de forma organizada y esperar a ver si Zeus les concedía la ayuda de herir a Odiseo y alcanzar la gloria. Entonces 6 de ellos arrojaron sus lanzas, pero Atenea hizo que todas dieran en el vacío. Odiseo respondió con los suyos arrojando sus lanzas. Cada uno mató a un pretendiente. Odiseo a Demoptolemo, Telémaco a Euríades, Eumeo a Élato y Filetio a Pisandro, quienes mordieron la vasta tierra. Los pretendientes se arrinconaron y Odiseo y los suyos recuperaron las lanzas.
Los pretendientes volvieron a arrojar lanzas y Atenea volvió a desviar todas. Pero Anfimedonte alcanzó a herir levemente a Telémaco en la muñeca. Y Ctesipo logró rasguñar a Eumeo. Odiseo y sus hombres volvieron a lanzar y a herir a otros 4. Filetio logró atravesar el pecho de Ctesipo, dedicándole unas palabras por su muerte, recordando los desprecios a los huéspedes y a Odiseo.

Canto 22 #Odisea
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Día 129: Atenea levantó su égida y desató el pánico entre todos los mortales. Odiseo y sus hombres mataban sin piedad a los pretendientes. Uno de ellos, Leodes, se acercó y abrazó sus rodillas, implorando el perdón, y diciendo que se portó bien con todos en su casa. Odiseo no lo perdonó, tomó la espada de Agelao y golpeó con ella a Leodes, quien siguió hablando cuando su cabeza rodaba hacia otro lado.
Femio, el cantante, pensó en huir o en rogarle a Odiseo. Corrió y abrazó las rodillas de héroe. Le rogó como cantante de los dioses y de los hombres. "un dios me inspiró en la mente canciones de toda especie y soy capaz de entonarlas en tu presencia como si fueses una deidad: no quieres, pues, degollarme". Dijo que su hijo Telémaco podía dar testimonio de su trabajo y arte. Telémaco le pidió a su padre que lo perdonara. También añadió a Medonte, quien lo cuidó de niño. Odiseo perdonó a ambos y les dijo que salieran de esa habitación; mientras observaba todos los rincones de la habitación y le pidió a su hijo que llamase a Euriclea.

Canto 22 #Odisea
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Día 130: Telémaco fue en busca de Euriclea como ordenó su padre, y ésta rompió de alegría cuando vio a su ya reconocido Odiseo rodeado de cadáveres. Odiseo le dijo que se contuviese, "no es piadoso alborozarse por la muerte de estos varones". Y le preguntó inmediatamente por las mujeres del palacio. Quiénes hacían poco honor y quiénes estaban sin culpa. Euriclea tajante dijo que de las 50, 12 se habían entregado a la impudencia, y dijo que llamaría a Penélope. Odiseo le dijo que la dejase dormir y que le llevase a las mujeres indignas. Odiseo llamó a sus hombres (su hijo, Eumeo y Filetio) y les dijo que había que trasladar cadáveres y limpiar, lo que harían las esclavas indignas, y luego debían llevarlas afuera del palacio y heridlas con la espada hasta "arrancarles el alma". Y así se hizo. Telémaco coordinó todo.
Fueron colgadas para que muriesen del modo más deplorable. Luego sacaron a Melantio al patio y le cortaron las narices, orejas y partes verendas para echar a los perros. Luego se lavaron las manos y volvieron al palacio. La obra estaba consumada. Odiseo ordenó a Euriclea traer azufre, medicina contra lo malo, y fuego para azufrar la casa. E ir en busca de Penélope con sus criadas y todas las esclavas del palacio. Su querida ama lo obedeció contenta, y le traería nuevas ropas. "Ante todas cosas enciéndase fuego en esta sala". Pronto iban llegando todas las mujeres y rodeaban a Odiseo abrazándolo y besándolo. "Un dulce deseo de llorar y de suspirar se apoderó del héroe, pues su alma las reconoció a todas".

Fin Canto 22

Canto 22 #Odisea
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Canto 23

Día 131: Inicio Canto 23 - Reconocimiento de Odiseo por Penélope
Euriclea subió alegre a avisarle a Penélope que su esposo se encontraba en casa. "Despierta, Penélope, hija querida, para ver en tus ojos lo que ansiabas todos los días. Ya llegó Odiseo, volvió a su casa, aunque tarde, y ha dado muerte a los ilustres pretendientes que contristaban el palacio, se comían los bienes y violentaban a su hijo".
Penélope no le creyó inicialmente a la ama, culpando a los dioses de haberla trastornado. "¿Por qué te burlas de mí, que padezco en el ánimo multitud de pesares, refiriéndome embustes y despertándome del dulce sueño que me tenía amodorrada por haberse difundido sobre mis párpados". Desde que se fue Odiseo no dormía tan bien. La mandó a bajar y regresar a sus labores, y advirtió que si alguna otra mujer la despertaba con esa noticia la trataría de manera vergonzosa. Ella se salvaba por la edad. Senectud.
Euriclea insistió y me reveló que era el mismo forastero a quien ultrajaban en el palacio. También dijo que Telémaco lo sabía todo pero se lo ocultaron para poder castigar a los abusivos. Penélope saltó de golpe de la cama y cayeron lágrimas en sus ojos.

Canto 23 #Odisea
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Día 132: Penélope seguía sorprendida y llorando. Le preguntaba cómo pudo él solo acabar con todos los pretendientes. Euriclea dijo que ella tampoco sabía cómo, sólo escuchaba el suspiro de los muertos. Ella y las otras mujeres estaban en una habitación cerrada. Hasta que Telémaco fue por ella por orden de su padre. Y contó que vio a Odiseo rodeado de cadáveres, tendidos unos sobre otros. Y Odiseo manchado de sangre y polvo como un león. Ahora estaban en el patio, tras encender el fuego y azufrar la casa. Y había pedido llamar a su esposa. Pues se cumplió el gran deseo de todos.
Penélope estaba contenta pero corrigió a Euriclea. La noticia no es cierta. Quien mató a los pretendientes fue alguno de los dioses inmortales indignado por las dolosas injurias y malvadas acciones. Que tanto Odiseo como Penélope y Telémaco se encargaron de recalcar. Por eso Odiseo era también un forastero. Y Atenea la gran artífice. Todos en uno. Pero seguía diciendo que Odiseo también había muerto. Euriclea le insistió y le dijo que bajara ella misma a comprobarlo. Y cuenta que ella misma se dio cuenta antes de la identidad del forastero cuando lavó sus pies y reconoció su cicatriz. Penélope aceptó aún incrédula. Mientras caminaba iba pensando cómo reaccionaría: si interrogando a su esposo o lanzándose sobre él. Al entrar a la sala se sentó frente a Odiseo al resplandor del fuego. El héroe se encontraba con la vista baja. Esperaba a que su esposa le dijera las primeras palabras. Pero Penélope permaneció callada detrás de él mucho tiempo con el corazón estupefacto. "Unas veces, mirándole fijamente a los ojos, veía que aquél era realmente su aspecto; y otras no le reconocía a causa de las miserables vestiduras que llevaba".

Canto 23 #Odisea
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Día 133: Al ver a su madre observando a su padre entre el reconocimiento y la duda, Telémaco increpó a su madre a que se sentara junto a su padre, no tan lejos y le hiciese preguntas. La cuestionaba. "Ninguna mujer se quedaría así, con ánimo tenaz, apartada de su esposo, cuando él, después de pasar tantos males, vuelve en el vigésimo año a la patria tierra. Pero tu corazón ha sido siempre más duro que una piedra".
Penélope le respondió a su hijo que su corazón y ánimo aún seguía estupefacto y no podía decir ni una palabra ni mirarlo de frente. "Pero si es verdaderamente Odiseo que vuelve a su casa, ya nos reconoceremos mejor, pues hay señas para nosotros que los demás ignoran".
Odiseo le dijo a su hijo que dejase a su madre probarlo dentro del palacio. Que por sus ropas, suciedad y aspecto le era irreconocible. Y además le mencionó e invitó a pensar sobre el tema de hablar sobre sus próximos pasos, pues habían asesinado a los jóvenes más eximios de Ítaca, quienes eran el sostén de la ciudad. Y quien mata a un hombre del pueblo deja atrás vengadores. Pero Telémaco dio fuerza y tranquilidad a su padre, claramente turbado aún por la reacción de Penélope, y le dijo que nadie competiría con ellos. Y si lo hiciesen tendrían sus fuerzas. El ingenioso Odiseo propuso armar una gran celebración, que todos se vistiesen bien, para que los vecinos piensen que se celebran nupcias. Y la noticia de la Matanza de los pretendientes no se divulgara. Ya los dioses les dirían cómo proseguir. Todos obedecieron. Los vecinos pensaron que alguien se había casado debido a la gran celebración. Ignorando lo que en realidad había pasado. Todos fueron a lavarse, incluso Odiseo para mejorar de aspecto ante su esposa. Atenea lo ayudó. Lo hizo nuevamente más hermoso, más joven, más alto y más grueso. Con ensortojados cabellos en su cabeza como flores de jacinto. Atenea también le difundió gracia por su cabeza y sus hombros. Odiseo salió del baño como un inmortal, como un dios. Volvió a sentarse en la misma silla frente a su esposa, que lo seguía esperando.

Canto 23 #Odisea
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Día 134: Odiseo se volvió a sentar frente a Penélope con su nuevo aspecto de inmortal. "¡Desdichada! Los que viven en olímpicos palacios te dieron corazón más duro que a las otras débiles mujeres". Y le recriminó la distancia mostrada luego de su larga ausencia, tras sufrir tantos males para regresar. Y ordenó a una nodriza que preparase su cama, pues su mujer tenía corazón de hierro.
Penélope firme le contestó, "¡Desdichado! Ni me entono, ni me tengo en poco, ni me admiro en demasía; pues sé muy bien cómo eras cuando partiste de Ítaca en la nave de largos remos". Y le dijo a Euriclea que fuese a prepararle la cama a su marido. En la cama que él mismo construyó. Dijo, probando a su marido.
Odiseo, irritado por la prueba, contestó a su honesta esposa, que sería un dios el que habría cambiado su lecho, pues ningún mortal vivo, incluso joven, lo movería con facilidad. "Pues hay una gran señal en el labrado lecho que hice yo mismo y no otro alguno. Creció dentro del patio un olivo de alargadas hojas, robusto y floreciente, que tenía el grosor de una columna. En torno cuyo labré las paredes de mi cámara, empleando multitud de piedras", y siguió explicando en detalles la construcción de su lecho. Hecha con aquel olivo aún unido a su raíz, adornada con oro, plata y marfil. Si alguien la había movido debió haber cortado el pie del olivo que unía al árbol con la cama.
Penélope sintió desfallecer sus rodillas y su corazón. Eso sólo lo sabría Odiseo. Derramó muchas lágrimas y se lanzó sobre su cuello, abrazándolo y besándolo. "No te enojes conmigo, Odiseo, ya que eres en todo el más circunspecto de los hombres, y las deidades nos enviaron la desgracia y no quisieron que gozásemos juntos de nuestra mocedad, ni que juntos llegáramos al umbral de la vejez". Se disculpó por no recibirlo con afecto, pues temía el engaño de algún hombre impostor. Y menciona algo muy interesante: "La argiva Helena, hija de Zeus, no se hubiera juntado nunca en amor y cama con un extraño si hubiese sabido que los belicosos aqueos habían de traerle nuevamente a su casa y a su patria tierra". Y añadió que debió ser un dios el que la impulsó a hacerlo y con ello empezar esa guerra, raíz de sus miserias. Pero ahora estaba convencida de que era él y sólo él.
Muchas menciones a la raíz, al origen. La del árbol de olivo, base del lecho de los esposos amantes. Y el origen de la guerra de Troya, con Helena siendo infiel con el príncipe Paris. Una mención curiosa de Penélope, y a la vez parece una justificación de algún acto cometido. ¿Culpa? Quizás.

Canto 23 #Odisea
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Día 135: "Ahora, como acabas de referirme las señales evidentes de nuestra cama, que no vio mortal alguno sino solos tú y yo, y una esclava, Áctoris, quien la cuidaba". En el reconocimiento ambos lloraban abrazados. Y amanecieron llorando. Atenea alargó la noche, deteniendo por un tiempo los primeros rayos de luz del día, de la Aurora. Odiseo le dijo a su esposa que aún no había terminado todos los trabajos, pues debía hacer algo más que le recomendó el alma de Tiresias en el Hades. Pero dijo que se fuesen a su cama a descansar.
Penélope estuvo de acuerdo pero le preguntó por aquel trabajo que hacía falta. Si lo recordó ahora fue porque alguna deidad se lo sugirió a su memoria. Odiseo le dijo que debía recorrer muchas ciudades, llevando un remo hasta llegar donde los hombres que nunca vieron el mar. Y que cuando encontrase otro caminante en su camino, una señal, que le dirá unas palabras precisas, debe hacer algunos sacrificios para poder estar en paz con el dios Poseidón. Y de regreso a su casa, nuevamente más hecatombes en honor a los dioses. Y hasta le contó el vaticinio de su muerte: lejos en el mar, cuando esté abrumado por placentera vejez, y todos sus ciudadanos sean dichosos.
Penélope se mostró contenta con el vaticinio. Mientras seguían hablando, las mujeres arreglaban la cama de ambos. Con blandas ropas y antorchas encendidas. Ambos consortes finalmente llegaron muy alegres a su antiguo lecho. Telémaco y los otros también fueron a dormir. Pero los amantes no dormirían... De inmediato.

Canto 23 #Odisea
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Ilustración: Mariana Bendersky


Día 136: "Después que los esposos hubieran disfrutado del deseable amor, entregáronse al deleite de la conversación". Penélope le contó cuánto sufrió con su ausencia y la presencia de los pretendientes, que devoraban sus bienes. Odiseo, por su parte, le empezó a contar en detalle todos los males e infortunios que había pasado antes de llegar. Ella no durmió hasta que él terminó la historia.
Y se repiten los sucesos, nuevamente en esta obra de las repeticiones. Los lotófagos, los cíclopes, los lestrigones, Circe, el Hades, Tiresias, sus compañeros muertos en Troya y su madre, las sirenas, Carabidis, la roca de Escila, las vacas del Sol, Poseidón, Calipso (y cómo intentó quedarse con él), y los feacios. Finalmente se quedaron dormidos ambos. Atenea, que había retenido la luz del día, la dejó salir, y Odiseo se levantó.
Se levantó dispuesto a empezar a trabajar. Ella cuidaría de sus bienes, mientras él intentaba recuperar lo perdido en todo ese tiempo. Él iría a ver a su padre al campo, mientras a ella le dijo que se quedara en su casa con sus siervas sin mirar a nadie, pues todo el mundo sabría esa mañana lo que había hecho en su palacio, dando muerte a los pretendientes. Se vistió con su armadura y levantó a Telémaco, a Eumeo y Filetio, que se armaran también. Todos salieron y aunque ya había luz, Atenea los cubrió con una oscura nube para no ser vistos.

Fin Canto 23

Canto 23 #Odisea
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En cuanto a la última referencia homérica de la Odisea en el "Ulises" de Joyce, hay que mencionar el capítulo final, donde Penélope y Molly Bloom adquieren importancia y por primera vez, una voz. Es un capítulo magistral, lleno de confesiones y Molly nos da una perspectiva distinta sobre su propia historia y la del mismo Leopold (Penélope y Odiseo en su lecho), también en el Ulises, esta conversación se da cuando Leopold llega a su cama, donde está Molly dormida. Hay reconocimiento. Molly no puede dormir y se dio cuenta que Leopold había llegado con el joven Stephen (Telémaco).
En una carta a su amigo Budgen, Joyce dijo que quería darle a Molly Bloom la última palabra. El lenguaje empleado aquí, la voz femenina, concebida por un autor masculino, ha sido caracterizada como un efluvio lingüístico que es el equivalente verbal de un fluido corporal femenino. Como con las interpretaciones psicoanalíticas de diverso pelaje que surgieron como respuesta a las alucinaciones del capítulo de Circe, hay mucho que objetar por parte de ciertas escuelas críticas, pero conviene no perderse en esto y ceñirse al texto mismo.
El capítulo y todo el monólogo es una contundente y tremenda oda al deseo y la sexualidad femenina. Penélope pone a prueba también a Odiseo antes de llevarlo a la cama, y preciso le pregunta sobre esa cama, el lecho de olivo que él mismo construyó. El símbolo de su unión y su amor, aún vivo.
El texto de Joyce era profundamente transgresor. En palabras del autor, el capítulo “efectúa un movimiento giratorio como el del globo terráqueo, dando vueltas lentamente, pasando una y otra vez por los cuatro puntos cardinales que son los pechos femeninos, las nalgas, el útero y la vagina expresados respectivamente por los vocablos porque… fondo, mujer y sí”. Los famosos Sí, con los que termina la magistral novela. La Molly joven recordando su pasado, al hombre del que se enamoró. Parecido a lo que sucede con Odiseo, que es renovado y embellecido por Atenea, quien le devuelve parte de su juventud, como premio por todo lo sufrido y la larga ausencia para que pueda disfrutar de la mejor forma a su esposa. Y ella reacciona diferente cuando lo ve semejante a un dios, como el hombre que partió décadas atrás. Se lanza a su cuello con ese nuevo aspecto. Y acá un fragmento de ese majestuoso final, donde Molly recuerda el pasado y lo bello de su relación con Leopold. Cuando decía a todo sí:
"…por eso me gustaba porque vi que comprendía o sentía qué significa ser mujer y yo sabía que siempre podría hacer con él lo que se me antojara y le di todo el placer de que fui capaz insinuándome hasta que me pidió en matrimonio sí y al principio me negué a contestar me quedé mirando el mar y el cielo pensando en tantas cosas de las que él no tenía ni idea (...) sí y cómo me besó junto a la muralla árabe y yo dije para mí tan bueno éste como otro y entonces le dije con los ojos que volviera a pedirme matrimonio sí y él entonces me lo pidió sí le dije que dijera sí mi flor de la montaña y primero lo rodeé con mis brazos sí y lo atraje hacia mí para que pudiera sentir mis pechos todo perfume sí y su corazón palpitaba enloquecido y sí dije sí quiero Sí".
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Canto 24

Día 137: Inicio Canto 24 (Final) - Las Paces
"El cilenio Hermes llamaba a las almas de los pretendientes, teniendo en su mano la hermosa áurea vara con la cual adormece los ojos de cuantos quiere o despierta a los que duermen". El dios mensajero y guía iba orientando las almas de los pretendientes, que iban profiriendo estridentes gritos como los murciélagos que revolotean chillando, hacia los senderos del Hades. Una imagen muy dantesca.
En la pradera de asfódelos encontraron a otras almas, la de Aquiles, Patroclo, Antíloco y Ájax. Todos reunidos entorno al Pelida. Se acercó el alma de Agamenón y Aquiles le manifestó su pesar por que la muerte le hubiese alcanzado en un momento donde no disfrutaba la gloria y en la situación que le tocó.
El alma de Agamenón alabó en cambio la muerte de Aquiles, quien quedaría para la historia como el gran héroe aqueo. Además, le cuenta en detalles los acontecimientos tras la muerte en batalla por la infortunada flecha en su talón. Todas las personas y seres que fueron a venerar su cuerpo. Su madre, la diosa Tetis, con las inmortales diosas marinas, que emitieron un clamor muy grande que asustó a los otros aqueos, que se lanzaban hacia las cóncavas naves. El sabio Néstor, fue el que habló y los calmó. Les explicó quienes eran las deidades. Las 9 musas entonaron el canto fúnebre. Todos lloraron. 17 días seguidos con sus noches. También le contó sobre la cremación y el recipiente de las cenizas. Una ánfora de oro que les dio Tetis, regalo de Dionisio, y elaborada por Hefesto; donde además reposaban las cenizas de Patroclo y Antíloco. Luego se celebraría el certamen entre los aqueos. Los honores de un dios. Y su fama subsistiría por siempre. (Y Aquiles lo sabía. Ese era su destino al decidir dejar su cólera y unirse al combate: la muerte pronta pero la fama eterna). Y Agamenón se comparó, diciendo que su muerte fue penosa y nada comparable ni digna a un rey. Luego de la guerra en su propia casa, tras su regreso, a manos de su esposa y su amante, Egisto.

Canto 24 #Odisea
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Día 138: Mientras seguían hablando los grandes guerreros aqueos en el Hades, de repente pasó el mensajero Argifontes guiando el alma de los pretendientes a quienes Odiseo había matado. Todos fueron enseguida admirados a su encuentro. Eran otros jóvenes prominentes aqueos. Agamenón reconoció al hijo de Menelao, Anfimedonte, y se dirigió a él preguntando por su suerte y la de los otros jóvenes. ¿Poseidón? ¿Enemigos en venganza? Y le recuerda que él fue a su casa junto con Menelao para exhortar a Odiseo de acompañarlos a la guerra.
Anfimedonte lo reconoció y dijo recordar lo que decía. Y le contó todo. Que todos pretendían a la esposa de Odiseo, ausente tras la guerra. Y ella ni rechazaba ni acepta a ninguna propuesta, haciéndolos esperar largos años hasta su propia muerte. Tejía y destejía una tela con la que prometía elegir marido al terminarla. Y ellos de dejaron persuadir durante un trienio. Hasta que una de las mujeres les dijo lo que hacía Penélope en las noches, y ellos mismos la sorprendieron. Se vio obligada a terminar la tela, pero también llegó Odiseo al tiempo. Llegó como un mendigo, con su hijo Telémaco, y junto al porquero. Nadie lo reconoció, y lo injuriaron como un huésped. Pero Odiseo resistía ser herido en su propia casa, porque eso le servía en su venganza. Y sigue contando cómo con ayuda divina desaparecieron las armas y se armó un certamen que sería el preludio de la matanza. Todos fallaron el objetivo, menos Odiseo que luego empezó a lanzar las flechas contra ellos y con ayuda divina arrasando a todos. Y sus cadáveres aún yacían en el palacio de Odiseo. Fue el resumen. Y la nueva repetición.

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Día 139: "¡Feliz hijo de Laertes! ¡Odiseo, fecundo en ardides! Tú acertaste a poseer una esposa virtuosísima". Dijo Agamenón al escuchar la historia del hijo de Menelao. Lo decía claramente por el engaño de su esposa que le llevó hasta la muerte. Y siguió alabando la virtud de Penélope, que sería le daría gloriosa fama e inspiraría cantos en comparación con la desgracia de su propia esposa, que inspiraría odiosos cantos, y "ya acarreó triste fama a las débiles mujeres, sin exceptuar las que son virtuosas". Curioso comentario de Agamenón, por un mal acto de una mujer pagan todas incluso Penélope. Los personajes siempre son conscientes de su papel en la historia, no sólo de la presencia e influencia de los dioses en sus vidas sino en el legado que dejarán para la historia. Y el papel de la mujer también estaba claro.
Mientras tanto fuera del Hades, Odiseo iba a visitar a su padre Laertes. Quiso comprobar si lo reconocía. Lo encontró en el huerto, aporcando una planta. Al ver a su padre con sucias vestiduras, abrumado por la vejez y con grande dolor en su espíritu, al héroe le saltaron las lágrimas. Dudó en cómo acercarse. Decidió acercarse sin identificarse de inmediato. Le reprochó sus ropas y su aspecto descuidado. Y preguntó su identidad. Siguió con su relato el ingenioso Odiseo y le inventó que había dado tiempo atrás posada a un tal Odiseo, hijo de Laertes.
Laertes confirmó que estaba en el lugar indicado pero las tierras estaban dominadas por hombres insolentes y malvados. Y enseguida empezó a preguntarle por su hijo y cuándo lo había acogido. El tiempo. Lamentando su ausencia y la falta de noticias sobre su estado. Claramente Laertes no estaba enterado de nada. Por orden del mismo Odiseo. "¿Quién eres? ¿De qué país procedes? ¿Dónde se hallan tu ciudad y tus padres? ¿Cómo había llegado?".

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Día 140: Ante la marea de preguntas de Laertes a Odiseo, aún sin saber que estaba frente a su propio hijo, Odiseo siguió en su papel y le inventó otra historia, otra máscara, otra identidad. Nacido en Alibante, hijo del rey Afidante Polipemónida. Su nombre, Epérito. Algún dios lo desvío de su camino y su nave reposaba cerca del campo. Hace 5 años había acogido a Odiseo.
Laertes escuchó y Odiseo lo sintió suspirar y cómo lo envolvía el dolor. Odiseo se conmovió y habló sinceramente a su padre: "Yo soy, ¡oh padre!, ése mismo por quien preguntas; que tornó en el vigésimo año a la patria tierra". Le dijo que no llorase y le avisó que había matado a todos los pretendientes en el palacio, vengando las injurias y malas acciones.
Laertes, por supuesto, le pidió una señal. Un prueba. Odiseo le mostró la herida del jabalí, con la que lo descubrió Euriclea también. Y dijo que hasta le podía enumerar los árboles cultivados en el huerto, pues de niño lo seguía y su padre le iba mencionando sus respectivos nombres. 13 perales, 10 manzanos, 40 higueras, entre otros. Laertes lo reconoció y sintió desfallecer sus rodillas. Echó los brazos sobre su hijo y se unieron en un sólido abrazo. Laertes agradeció a Zeus pero enseguida se preocupó que por la muerte de los jóvenes pretendientes hubiesen represalias de los itacenses. Odiseo le dijo que no se preocupase y fuesen a comer algo junto a Telémaco, el boyero y el porquerizo. Atenea hizo lo suyo, y mejoró el aspecto de Laertes, le crecieron todos sus miembros y su hijo se sorprendió al verlo.

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Día 141: Laertes salió renovado y maximizado por gracia de Atenea, que su hijo se lo hizo notar: "¡Oh padre! Alguno de los sempiternos dioses ha mejorado a buen seguro tu aspecto y tu grandeza".
Laertes creció en ánimos también y recordó sus buenos tiempos, cuando reinaba sobre los cefalenos y tomó Nérico. También deseó haber estado en el palacio para ayudar a combatir a los pretendientes. Así padre e hijo siguieron conversando y luego pasaron a comer con sus otros fieles compañeros. Luego llegó Dolio con sus hijos, quien reconoció a Odiseo y se sentó con ellos.
Dolio le preguntó si ha Penélope conocía su llegada, y Odiseo respondió afirmativamente. Mientras éstos comían, la Fama fue anunciando por toda la ciudad la muerte de los pretendientes. Lo que generó que los ciudadanos se presentase frente al palacio de Odiseo, por todos los lados, profiriendo voces y gemidos. Fueron sacando a cada uno de los muertos, y luego que los enterraron se dirigieron al ágora con el corazón triste. El primer el hablar en el ágora fue Eupites, padre de Antínoo, el líder de los pretendientes y primera víctima de Odiseo.
Eupites arremetió contra Odiseo. Alegando que perdió las naves y a sus hombres tras regresar de Troya muchos años después. Y al llegar mata a los más señalados entre los cefalenos. Propuso salir a su encuentro antes que escapase. "Afrentoso será que lleguen a enterarse de estas cosas los venideros; y, si no castigáramos a los matadores de nuestros hijos y de nuestros hermanos, no me fuera grata la vida y ojalá me muriese cuanto antes para estar con los difuntos".

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Día 142: Eupites pronunció su discurso entre lágrimas en el ágora para tomar represalias ante Odiseo por la matanza de los insignes pretendientes. Todos se conmovieron. Entonces habló Medonte, que estuvo en el palacio de Odiseo, y les dijo que la matanza había sido ejecutado con el beneplácito y ayuda de los dioses. Mencionó cómo uno tenía la forma de Mentor. Todos se alarmaron, pero entonces habló Haliterses, anciano héroe, y les dijo que todos eran culpables, y él ya les había advertido que detuviesen a terminar las locuras de sus hijos, que devoraban bienes ajenos y ultrajaban a la esposa de otro. Y recomendó mejor no tomar venganza de Odiseo, pues les podría encontrar un mal mayor. Más de la mitad se fueron y obedecieron las palabras del sabio, pero otra parte se quedó y Eupites los convenció de tomar las armas.
Mientras tanto en el Olimpo, la diosa Atenea habló con su padre Zeus y le preguntó sobre el conflicto que había generado en Ítaca. ¿Qué quería? ¿Iniciar una guerra o la armonía entre todos? Zeus le contestó que ella misma había formado ese proyecto. La venganza de Odiseo y posterior matanza. Y le dio permiso de hacer ahora lo que quisiera hacer. Le aconsejó inmolar a las víctimas en juramentos de mutua fidelidad, que se olvidase la matanza de los hijos por parte de los padres y que se amaran los unos a los otros. Ese fue el consejo de Zeus. Atenea bajó inmediatamente del Olimpo.
En la tierra Odiseo esperaba lo que se avecinaba. Por lo que también se armaron. Los 4 de antes más los 6 hijos de Dolio. En el momento que iban a salir se apareció Atenea, nuevamente con la forma de Mentor. Odiseo que ya la reconocía se alegró al verla. Odiseo habló a su hijo, quien iba a enfrentar su primera batalla, y lo animó para ser fuerte y no afrentar el linaje de sus mayores. Laertes atrás se sintió orgulloso de ambos. Su valiente hijo y su nieto. Mentor les dijo que elevaran plegarias a la diosa Atenea, ojos de lechuza, y a Zeus, y enseguida lanzaran sus armas al piso. Odiseo escuchó pero apenas aparecieron Eupites con los otros hombres, Odiseo atacó y acabó con la vida de éste, atravesando su cabeza. Todos empezaron a luchar.
Atenea consternada tuvo que elevar la voz y detener la pelea. Todos sintieron temor. Las armas le volaron de las manos y cayeron al suelo. Los itacenses corrieron de vuelta al pueblo. Odiseo furioso iba a correr a perseguirlos pero Zeus envío un rayo a la tierra como señal de que todo debía terminar allí. Y la diosa protectora del héroe advirtió a Odiseo, que detuviese y calmara su sed de venganza. "No sea que el largovidente Zeus Crónida se enoje contiguo". Odiseo entendió y obedeció. Atenea hizo que todos juraran la paz entre ambos bandos, con la voz y aspecto de Mentor aún, pero todos sabían que era ella. Ya los dioses no querían la guerra. Querían la paz.

Fin Canto 24. Fin de la Odisea.

Canto 24 #Odisea
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Fin de la lectura colectiva de la "Odisea". De Julio 1 a Diciembre 14. Luego de otros 6 meses con la Ilíada. Todo un año con #Homero2019 y nuestro ya querido Club de Lectura Virtual. Gracias a Pablo Maurette (@maurette79) nuevamente y listos para el 2020. #Nietzsche2020

Acá el libro que me acompañó en mi Odisea personal:




Alejandro Salgado Baldovino (A.S.B)

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