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sábado, 29 de diciembre de 2018

Especial: El Aleph (Jorge Luis Borges). Lectura Colectiva #Borges2018 (A.S.B)

Jorge Luis Borges



Luego del éxito del reto y lectura colectiva de #Dante2018, del 1 de enero al 10 de abril del 2018, bajo el hashtag #Dante2018; y del siguiente, #Ovidio2018 para leer la famosa obra de Ovidio: Las Metamorfosis, desde el 1 de Mayo hasta el 3 de Agosto. Y del gran reto de leer “El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha” de Miguel de Cervantes Saavedra (que se peleó el honor de suceder a #Dante2018 junto con #Boccaccio2018 y #Ovidio2018 entre otras, al final decidimos leerlas todas), desde el 1 de Junio hasta el 06 de Octubre; y del 27 de Julio con “El Decamerón” de Giovanni Boccaccio, que iría hasta el 10 de Noviembre. Y de seguir otras lecturas “no oficiales” como #Kafka2018 y #Virgilio2018, para finalizar el año 2018 llegó la lectura colectiva de #Borges2018, con la lectura de dos de las obras más emblemáticas del escritor argentino: “Ficciones” y “El Aleph”, dos recopilaciones de relatos, que contienen varios de los cuentos más alabados de la literatura universal. Con todas estas lecturas completé casi 12 meses seguidos entre todas lecturas colectivas, leyendo a diario. 
Para los interesados, dejo el post general que hice sobre mis publicaciones diarias de #Dante2018, #Ovidio2018 #Cervantes2018 y #Boccaccio2018.

Especial: La Divina Comedia (Dante Alighieri) Reto #Dante2018
Especial: Las Metamorfosis (Ovidio) Reto #Ovidio2018
Especial: Don Quijote de la Mancha (Miguel de Cervantes) Reto #Cervantes2018
Especial: El Decamerón (Giovanni Boccaccio) Reto #Boccaccio2018


Las publicaciones diarias las hacía por mi cuenta personal de Facebook, o la página de Facebook de mi blog A.S.B Virtual Info, y el grupo de Facebook con el nombre “#Borges2018”. Pero sobre todo, y la esencia de estos retos y lecturas colectivas nació de la interacción en Twitter, donde también a diario compartía mis posts de cada lectura. Si en Dante era un canto al día, y en Ovidio, un poco diferente, fue la división de 15 grandes libros, aunque en cada uno de los libros hay pequeños subcapítulos; y en #Cervantes2018 se siguió el esquema también de un capítulo al día; y en #Boccaccio2018 también seguimos el esquema de un cuento al días, porque El Decamerón son una serie de cuentos, narraciones o relatos divididos en 10 jornadas; en #Borges2018 se dividieron los relatos de acuerdo su extensión en distintos días entre el 26 de noviembre y 29 de diciembre del 2018, oficialmente terminando el año leyendo. 

Desde #Dante2018 mi papel activo, constante y diario, fue el de realizar textos diarios en todas mis redes sociales, que muchas veces eran resúmenes, otras veces eran reseñas, otras análisis, otras selección de fragmentos, y en el mejor de los casos, una mezcla de todas las anteriores. Cada texto dependía de lo que me generara cada texto. Y en el camino me fui enterando que muchas personas seguían y esperaban atentas mis textos para seguir el ritmo de la lectura colectiva. Especialmente ahora con Borges, que es un autor muy críptico y le genera cierta dificultad leerlo a varias personas. Pero personalmente considero que es un autor con obsesiones, con trucos, y muy culto, que le gusta jugar con la narración y con cada historia. Es cuestión de identificar los elementos que componen su obra, que son casi una constante, disfrutarlo, y aprender.  
Como la separación de la lectura por días a veces hacía que un cuento se leyera en dos o tres días, cada uno de los cuentos está dividido por partes (I, II, III).




EL ALEPH

JORGE LUIS BORGES




El Inmortal


Especial El Aleph


El Inmortal (I)

"No existe nada nuevo sobre la tierra" dice una de las frases introductorias al relato, de Salomón, según Francis Bacon. Borges en sus ficciones juega también con la estructura y la narración. En este cuento, muy Cervantino de paso, un anticuario de Londres en 1929, ofrece los 4 volúmenes de La Ilíada de Alexander Pope a la princesa Lucinge. La princesa asume la voz y describe al temeroso anticuario Joseph Cartaphilus. Luego escuchó que murió. En el último tomo de la Ilíada la princesa encontró el siguiente manuscrito... Que continúa la narración del relato. Nos habla alguien, un ex militante de otros tiempos que dice haber descubierto la secreta Ciudad de los Inmortales. Menciona un jardín, los ríos y la arena infinita en sus recuerdos en una alusión, grandes temas de Borges, y grandes alusiones a la inmortalidad. El narrador, quizás leído por la princesa, describe la Ciudad de los Inmortales, llena de templos y anfiteatros. "En Roma, conversé con filósofos que sintieron que dilatar la vida de los hombres era dilatar su agonía y multiplicar el número de muertes". El narrador menciona que escuchó por primera vez de tal ciudad y se mostró incrédulo, pero le bastó para buscarla junto con un gran equipo. Describe la travesía de la expedición y los sitios por donde pasaron, una más fantástica que la otra. Algunos bebieron locura y muerte, y empezaron deserciones, y junto a ella la amenaza de muerte por parte de los inconformes. Escapó por el desierto y vagó, alucinó y mantuvo la esperanza a través de los sueños.

(El Aleph) #Borges2018


El Inmortal (II)

Finalmente, Marco Flamino Rufo, que se presenta a sí mismo más adelante, llega tras su travesía a la Ciudad de los Inmortales. Describe lo que ve y le sorprende: muros, arcos, faros, frontispicios. Le sorprende su estructura, nichos irregulares que surcaban la montaña y el valle. Pozos en la arena de donde emergían hombres de piel gris desnudos, sin habla y devoradores de serpientes. Muerto de sed se lanza a beber de un agua oscura, que lo hace caer en sueño, no sin antes musitar: "Los ricos teucros de Zelea que beben el agua negra del Esepo...". Perdió la noción del tiempo y pidió incluso la muerte a los trogloditas, que jamás le ayudaron. Hasta que dejó de lamentarse y se levantó, mendigó y comió serpientes. Caminó hacia la ciudad y lo siguieron dos trogloditas. Llegó y se refugió en una caverna, la cual tenía un pozo con escalera, que lo llevaba a un recorrido laberíntico. Al poco tiempo, se adaptó, aunque a veces con nostalgia confundiera la arquitectura con la de su natal ciudad. Se sorprendió por la notable antigüedad de la fábrica de los obreros inmortales, también llena de laberintos. "Un laberinto es una casa labrada para confundir a los hombres; su arquitectura, pródiga en simetrías, está subordinada a ese fin". Poco a poco se fue desencantado de la ciudad, y pensaba secretamente que no debería existir. Se sentía a gusto en los laberintos, con el temor de encontrar la ciudad de nuevo a su salida. El narrador dice que quizás el temor y la turbación le hicieron olvidar la circunstancias de su evasión, al parecer tan ingratas y dignas del olvido.

(El Aleph) #Borges2018


El Inmortal (III)

Marco Flamino Rufo sigue contando su travesía en la Ciudad de los Inmortales. Recordando al troglodita que lo siguió tras todos los recovecos y sótanos laberínticos. Lo encontró tirado en la arena, donde trazaba y borraba signos, con desesperación y abatimiento;
lo que le causó sorpresa. Regresó a la aldea, con el troglodita tras él. Ya no sentía incomodidad, e intentó enseñarle a reconocer y a repetir algunas palabras. Porque era absurdo imaginar que hombres que no llegaron a la palabra llegaran a la escritura. El troglodita le recordó a Argos, el viejo perro moribundo de la Odisea. Por lo tanto, le obsequió un nombre: Argos. Intentó enseñarle, pero fracasó. Más no dejó de intentarlo. Sentía que eran de universos distintos, tenían percepciones distintas. Trató de imaginar un mundo nuevo, sin memoria, sin sustantivos, sin lenguaje. Y un día llovió. Soñaba con su rescate y su evaporación de ese mundo ajeno. La lluvia trajo lo inesperado; Argos lúcido recordó y musito aquello que Marco le había enseñado: "Argos, perro de Ulises" "Este perro tirado en el estiércol". Le preguntó qué sabía de la Odisea. "Muy poco", dijo. "Menos que el rapsoda más pobre. Ya habrán pasado mil cien años desde que la inventé".

(El Aleph) #Borges2018


El Inmortal (IV)

Los trogloditas eran los Inmortales, y esa era su ciudad, quienes al juzgar que toda empresa es vana, determinaron vivir en el pensamiento, en la pura especulación. El troglodita le había confesado ser Homero, el autor de la Odisea. "Ser Inmortal es baladí; menos el hombre, todas las criaturas los son, pues ignoran la muerte; lo divino, lo terrible, lo incomprensible, es saberse inmortal". Y continúa una reflexión sobre la inmortalidad y la percepción de distintas religiones sobre el tema. Y por supuesto, Homero y su composición de la Odisea con lo infinito siempre a la vista y en el límite de sus posibilidades. "Existe un río cuyas aguas dan la inmortalidad; en alguna región habrá otro río cuyas aguas la borren". Una de las frases del manuscrito que llevó a los Inmortales a dispersarse por el mundo en búsqueda de ese río que los librase de la maldición de la Inmortalidad. Al final era eso. "La muerte (o su alusión) hace preciosos y patéticos a los hombres. Éstos conmueven por su condición de fantasmas; cada acto que ejecutan puede ser último; no hay rostro que no esté por desdibujarse como el rostro de un sueño. Todo, entre los mortales, tiene el valor de lo irrecuperable y de lo azaroso". En los Inmortales no existe el azar del misterio y todo parece definido. El eterno retorno de lo mismo. Marco se separa de Homero en las puertas del Tánger, sin decir adiós. Siguió buscando e investigando sobre el río, hasta encontrarlo en 1921 por el Mar Rojo, en África, al probarlo sintió que volvía a ser mortal. "La historia que he narrado parece irreal porque en ella se mezclan los sucesos de dos hombres distintos", anota en el manuscrito, y sigue una explicación. "Yo he sido Homero; en breve, seré Nadie, como Ulises; en breve seré todos: estaré muerto". Cierra con un breve epílogo con alusiones literarias e históricas que se relacionan con las Ficciones, refierencias bibliografícas, citas, notas... Sigue la estructura enciclopédica, porque Borges abarca todo. Porque la inmortalidad también abarca todo, porque su esencia es el infinito. Y Borges le dedica el cuento a Cecilia Ingenieros, hija de José Ingenieros, y al parecer uno de sus amores. Porque también nada más asociado a la inmortalidad... que el amor.

(El Aleph) #Borges2018




El Muerto


El Muerto (I)

Nos cuenta la historia de Benjamín Otálora, un hombre del suburbio de Buenos Aires que llegó a ser capitán de contrabandistas. Nos dice de antemano que murió de un balazo, en su ley. Pero nuevamente la historia de traslada a su definitiva juventud, cuando en una riña callejera da muerte a un hombre, lo que le revela su valentía y temeridad, y le obliga a salir del país. Al parecer "El Muerto" del título no es Benjamín, sino muchos. Uruguay es el destino, Montevideo. Enseguida encuentra el crimen, del que se hace amigo, y se siente nuevamente en casa. Azevedo Bandeira es el jefe, al que buscaba, y se une a su propósito. Otálora es miembro de la banda de Bandeira, desde donde observa la estructura de su poder. Entiende que su principal negocio es el contrabando. Decide ascender a contrabandista. En una misión hiere a uno de sus compañeros con intención de tomar su lugar... "Que el hombre (piensa) acabe por entender que yo valgo más que todos sus orientales juntos".

(El Aleph) #Borges2018


El Muerto (II)

Bandeira se enferma y no aparece. Otálora se pregunta por su suerte, y un día le toca subir a su cuarto a llevarle el mate. Lo ve muy enfermo y abatido, no puede concebir que los esté mandando ese viejo. Piensa que con un golpe bastaría para acabar con él. Pero llega una pelirroja, y al rato abandona el cuarto. Días después se entera que Bandeira está perdiendo apoyo de sus jefes políticos, y se alegra. Tiene claro su objetivo, y se gana la confianza de un hombre cercano al jefe, Suárez. Le comenta su plan, y promete ayudarlo. Poco a poco Bandeira pierde el mando, y Otálora lo va reemplazando, duerme con la pelirroja y mantiene al jefe por lástima. Pero todo cambia. Bandeira lo acorrala con Suárez, lo habían engañado. Mandan a la pelirroja que se le acueste encima y lo bese. Otálora comprende, antes de morir, que desde el principio lo han traicionado, que ha sido condenado a muerte, que le han permitido el amor, el mando y el triunfo, porque ya lo daban por muerto. Y Suárez dispara. 
Hace parte de los relatos de misterio de Borges con cambios y giros en la trama.

(El Aleph) #Borges2018




Especial El Aleph


Los teólogos


Los teólogos (I)

Inicia con un ataque de los hunos a una biblioteca monástica, donde acabaron con los libros, temiendo que tuviesen blasfemias contra su dios, que era una cimitarra de hierro. Entre la hoguera sobrevivió el libro XII de "Civitas Dei", que narra la enseñanza de Platón en Atenas, que al cabo de los siglos, todas las cosas recuperarán su estado anterior. Un siglo después, Aureliano, coadjuntor de Aquilea, supo que a orillas del Danubio, la secta de los monótonos profesaba que la historia era un círculo y que nada es que no haya sido y que no será. Y en las montañas, la Rueda y la Serpiente habían desplazado a la cruz. Había mucho temor, pero Juan de Panonia, trajo tranquilidad, prometiendo impugnar las herejías. Aureliano desestimó la del tiempo circular por ser fantástica, "Las herejías que debemos temer son las que pueden confundirse con la ortodoxia". Y rechazó la intervención de Juan de Panonia. E inicia una cruzada y lucha personal entre los teólogos (viejos enemigos) por refutar las herejías e imponer interpretaciones y realidades sobre las escrituras, la filosofía y la vida. Confrontan y se alían con las obras de Plutarco, Orígenes, Cicerón, Plinio y las escrituras etc. Juan de Panonia fue quien impugnó y refutó los errores de los monótonos, y eso bastó para que Euforbo, heresiarca de la secta, fuera condenado a la hoguera.
"Esto ha ocurrido y volverá a ocurrir... No encendéis una pira, encendéis un laberinto de fuego. Si aquí se unieran todas las hogueras que he sido, no cabrían en la tierra y quedarían ciegos los ángeles. Esto lo dije muchas veces". Dijo Euforbo, y gritó al morir quemado.

(El Aleph) #Borges2018


Los teólogos (II)

Aureliano y Juan, los teólogos, siguieron su batalla secreta. Estaban en el mismo bando y guerreaban el mismo enemigo, pero Aureliano no escribía ninguna palabra que no propendiera superar a Juan. Gran retrato de los celos, de la competencia, de la envidia y de la inseguridad del ser humano. También nos sigue hablando de las creencias, de las religiones, y de como algunas fueron poco a poco censurando actos que otras permitían y aceptaban libremente. Pero esas que lo aceptaban fueron siendo censuradas. Se intentaba separar el mal o la oscuridad del ser humanos, cuando siempre ha sido parte de él. Porque como dicen los libros herméticos: "lo que hay abajo es igual a lo que hay arriba, y lo que hay arriba, igual a lo que hay abajo". O en el Zohar: "que el mundo inferior es reflejo del superior". "Quizás contaminados por los monótonos, imaginamos que todo hombre es dos hombres y que el verdadero es el otro, el que está en el cielo". "También imaginaron que nuestros actos proyectan un reflejo invertido, de suerte que si velamos, el otro duerme, si fornicamos, el otro es casto, si robamos, el otro es generoso. Muertos, nos uniremos a él y seremos él" (jaja magistral). Estaba Aureliano escribiendo sus tesis inspirado, y algo se alumbró en él. Se dio cuenta que lo que escribía y denunciaba lo había leído antes en un libro de su rival, Juan. ¿Qué hacer? Verificó la cita y ahí estaba. ¿Variar las palabras? ¿Dejarlas y plagiar a su enemigo? ¿Indicar la fuente y denunciarlo? El ángel de la guarda le dictó una solución. Mantuvo las palabras pero les antepuso el aviso: "Lo que ladran ahora los heresiarcas para confusión de la fe, lo dijo en este siglo un varón doctísimo, con más ligereza que culpa". Después ocurrió lo inevitable... Aureliano tuvo que confesar quien era ese varón. Y lo dijo: Juan de Panonia. Fue acusado de profesar opiniones heréticas. Juan no se retractó y trató de defender su proposición como ortodoxa. Cometió el error de hacerlo con ingenio e ironía. El 26 de octubre, tras 3 días de discusión, lo sentenciaron a la hoguera. Aureliano presenció la ejecución. Junto al condenado pusieron un ejemplar de su libro "Adversus annulares", de donde era la cita. Aureliano miró a los ojos por primera y última vez al rostro odiado, y le recordó a alguien, pero no recordó a quien. No lloró pero sintió lo que sentiría un hombre curado de una enfermedad incurable, que ya fuera una parte de su vida. Dejó que los años pasaran por él, y en Hibernia, tras una noche lluviosa y tormentosa, encontró su muerte como Juan, un rayo incendió los árboles del lugar y todo el lugar. Al final, en el cielo o el paraíso Aureliano conversó con Dios de todo esto y Éste se interesó muy poco en las diferencias religiosas, que lo confundió con Juan de Panonia. Y tuvo una revelación... "Aureliano supo que para la insondable divinidad, él y Juan de Panonia (el ortodoxo y el hereje, el aborrecedor y el aborrecido, el acusador y la víctima) formaban una sola persona".
La cita que condenó a Juan decía: "¿Quieres ver lo que no vieron ojos humanos? Mira la luna. ¿Quieres oír lo que los oídos no oyeron? Oye el grito del pájaro. ¿Quieres tocar lo que no tocaron las manos? Toca la tierra. Verdaderamente digo que Dios está por crear el mundo".
Magistral. Obra Maestra de Borges.

(El Aleph) #Borges2018




Especial El Aleph



Historia del guerrero y de la cautiva


Historia del guerrero y de la cautiva (I)

"Mil trescientos años y el mar median entre el destino de la cautiva y el destino de Droctulft. Los dos, ahora, son igualmente irrecuperables. La figura del bárbaro que abraza la causa de Ravena, la figura de la mujer europea que opta por el desierto, pueden parecer antagónicas. Sin embargo, a los dos arrebató un ímpetu secreto, un ímpetu más hondo que la razón, y los dos acataron ese ímpetu que no hubieran sabido justificar. Acaso las historias que he referido son una sola historia. El anverso y el reverdo de esta moneda son, para Dios, iguales".
Dos historias, la de un guerrero lombardo y una familiar de Borges que recuerda la historia de un guerrero y una cautiva. Donde ambos renuncian a su cultura y su clan. El guerrero se pasa de bando, y la cautiva se une a la barbarie indígena. Siguen los cambios, los paralelismos y juegos de tiempo en Borges.

(El Aleph) #Borges2018




Biografía de Tadeo Isidoro Cruz (1829-1874)


Biografía de Tadeo Isidoro Cruz (1829-1874) (I)

Borges sigue, así como en Ficciones, con las biografías y bibliografías de escritores y algunas personajes ficticios. Herbert Quain en Ficciones y por El Aleph hoy Tadeo Isidoro Cruz, personaje relacionado con José Hernández, de su obra Martín Fierro, gran clásico de las letras argentinas. Borges siguiendo "casi" nuevamente la filosofía de Pierre Menard, revive momentos del personaje, un momento, una noche. Y sigue el juego narrativo, mezclando la historia de la nación con su propia historia, y a la del universo de Martín Fierro.

(El Aleph) #Borges2018




Especial El Aleph



Emma Zunz


Emma Zunz (I)

"El 14 de enero de 1922, Emma Zunz, al volver de la fábrica de tejidos Tarbuch y Loewenthal, halló en el fondo del zaguán una carta, fechada en el Brasil, por la que supo que su padre había muerto". Así inicia este magistral relato de Borges, considerada una de sus grandes obras maestras, y uno de los cuentos/relatos más perfectos de la literatura. Porque posee esa circularidad y ese engranaje perfecto que tanto obsesionaba a Borges. Emma recibe la noticia de que su padre se ha suicidado. Conmocionada y abatida, pronto entendió: "esa voluntad era inútil porque la muerte de su padre era lo único que había sucedido en el mundo, y seguiría sucediendo sin fin". Se recompuso y vislumbró los hechos ulteriores. "Ya había empezado a vislumbrarlos, tal vez; ya era la que sería". Lloró hasta el fin de aquel día y recordó los buenos momentos, y aquello que no debía obligar. "Loewenthal era el ladrón", le había dicho su padre la última noche; quien era gerente y ahora uno de los dueños de la fábrica. Emma sabía algo, un secreto, que Loewenthal no sabía que ella sabía. Emma siguió frente a la fábrica. Llamó a Loewenthal y acordó que iría a su oficina al anochecer. "Referir con alguna realidad los hechos de esa tarde sería difícil y quizás improcedente". Emma se debatía, se recuerda su residencia, que pasando por un sitio fue multiplicada por espejos, publicada por luces y desnudada por los ojos hambrientos... Pasó por bares y evaluó y descartó a distintos hombres. Escogió a uno... y los hechos graves quedan fuera de tiempo... Pensó en el muerto que motivaba ese sacrificio. Pensó que su padre le había hecho eso a su madre la cosa horrible que le hacían a ella (No podía no pensar). Ambos fueron una herramienta para el otro: ella sirvió para goce y él para justicia. Rompió el dinero que le dejó el hombre, y se arrepintió en el acto, presa del asco. Pero se levantó, se vistió y se fue. El relato nos cuenta un poco sobre Aarón Loewenthal, como un hombre serio y ambicioso, que guardaba un revólver en su escritorio. Y esperaba el informe de la obrera Emma Zunz esa noche. Las cosas no sucedieron como Emma las había ensayado mil veces en sus sueños. Se confundió la venganza de su padre con el recién padecido ultrajo. Pero pudo reorganizar las ideas y con ello el plan. Distrajo a Loewenthal y aprovechó para extraer su revólver y dispararle ante la humanidad de su enemigo. "He vengado a mi padre y no me podrán castigar". Pero recapacitó, desordenó la oficina y tomó el teléfono para repetir lo que tanto había ensayado: "Ha ocurrido una cosa que es increíble... El señor Loewenthal me hizo venir con el pretexto de la huelga... Abusó de mí, lo maté"...
"La historia era increíble, en efecto, pero se impuso a todos, porque sustancialmente era cierta. Verdadero era el tono de Emma Zunz, verdadero el pudor, verdadero el odio. Verdadero también el ultraje que había padecido; sólo eran falsas las circunstancias, la hora y uno o dos nombres propios".

MAGISTRAL!!!

(El Aleph) #Borges2018




Especial El Aleph



La casa de Asterión


La casa de Asterión (I)

Asterión inicia describiendo su casa, y de falsos testimonios de los que se le acusa. Dice lo que todos dicen y se rumorea sobre Asterión. Hasta de que es prisionero en su propio hogar. Pero no hay puertas, ni cerraduras en su casa. Describe su visión sobre los hombres, sobre la dificultad en la comunicación, en la escritura… confiesa que no ha podido aprender a leer. Y a veces deplora no saber, porque las noches y los días son largos. Describe su cotidianidad en la soledad, en la sombra, en el desamparo… y cuando imagina que lo visita el otro Asterión. Uno diferente a él, pero le visita y acompaña. Imagina esos juegos, y también imagina sobre su casa y sus partes. “La casa es del tamaño del mundo; mejor dicho, es el mundo”.  Los patios son infinito, o 14, que en este caso serían lo mismo. Todo está muchas veces 14. Pero dos cosas parecen estar solo una vez: arriba, el sol; abajo, Asterión. Cada año 9 hombres entran a su casa, para que él los libere de todo mal. No duran mucho tiempo, y acaba con todos en minutos. Uno de ellos, antes de morir, profetizó que llegaría su redentor. Y llegó la esperanza. Anhela un lugar con menos galerías y puertas. ¿Cómo será mi redentor?, se pregunta. ¿Será toro o hombre? O ¿Un toro con cara de hombre? “¿o será como yo?”…
“El sol de la mañana reverberó en la espada de bronce. Ya no quedaba ni un vestigio de sangre. 
-¿Lo creerás, Ariadna? –dijo Teseo-. El minotauro apenas se defendió”. 

(El Aleph) #Borges2018




La otra muerte

La otra muerte (I)

Borges vuelve a sus cuentos biográficos y
rememora de otro personaje gaucho, Pedro Damián, quien participó en la batalla de Masoller, recordando su muerte. Y pasa inmediatamente a recordar su vida, y su lucha personal. Y también explora sobre la segunda muerte, el olvido. Luego, las conjeturas. Los dos Damianes: el que murió en Entre Ríos hacia 1946 y el valiente que murió en Masoller en 1904. Y también, entrando en otra conjetura, recuerda leer el tratado De Omnipotentia, de Pier Damiani, a cuyo estudio llevaron los versos del Canto XXI del Paradiso, que plantea precisamente el problema de identidad. Borges vuelve a mezclar e hilar magistralmente historias, biografías, identidades, universos. Gracias a esa lectura entendió la trágica historia de Pedro Damián. Y finalmente, la teología, otro campo de ficción, según Borges. "Modificar el pasado no es modificar un solo hecho; es anular sus consecuencias, que tienden a ser infinitas. Dicho sea con otras palabras; es crear dos historias universales". Borges termina cuestionando las identidades de Pedro Damián, sobre su idea, quizás sugerida por los argumentos de Pier Damiani. E introduce su propio acto creativo de escribir este cuento fantástico hacia 1951, creyendo haber historiador un hecho real. Así como el inocente Virgilio, hará dos mil años, creyó anunciar el nacimiento de un hombre y vaticinaba el de Dios. 
"¡Pobre Damián! La muerte lo llevó a los veinte años en una triste guerra ignorada y en una batalla casera, pero consiguió lo que anhelaba su corazón, y tardó mucho en conseguirlo, y acaso no hay mayores felicidades".

(El Aleph) #Borges2018





Especial El Aleph



Deutsches Requiem



Deutsches Requiem (I)

Inicia Otto Dietrich, soldado nazi, hablando de sus antepasados. Todos criminales y asesinos. Y él no es la excepción. Se encuentra precisamente recordándolos cuando está a punto de ser fusilado por asesino. Se ha declarado culpable. “Mañana, cuando el reloj de la prisión dé las nueve, yo habré entrado en la muerte; es natural que piense en mis mayores, ya que tan cerca estoy de su sombra, ya que de algún modo soy ellos”. Cercana la muerte, puede hablar sin temor. No quiere ser perdonado, porque no guarda culpa, quiere ser comprendido. Y que comprendan la historia de Alemania y la futura historia del mundo. Se considera símbolo de las generaciones por venir. Inicia contando sobre su vida, y sus dos pasiones: la música y la metafísica, además de dos nombre imprescindibles: Brahms y Schopenhauer. Y varias influencias artísticas. Luego llegaron a su vida, Nietzsche y Spengler… luego, entró al partido (nazi). No quiere hablar de sus años de aprendizaje, que fueron muy duros. No carecía de valor, pero sí de vocación de violencia. Creía que estaban al borde de un mundo nuevo, aunque detestaba a sus camaradas… pero no eran individuos, se tuvo que recordar. Temió muchas cosas entre la guerra, pero finalmente el azar, o el destino tejieron de otra manera su porvenir. Dos balas atravesaron sus piernas, que fueron amputadas. Y sedentario en el hospital, trataba de olvidar los libros de Schopenhauer.     

(El Aleph) #Borges2018



Deutsches Requiem (II)

Sigue Otto Dietrich, el soldado nazi, en su confesión antes de morir fusilado. Recuerda un libro donde leyó que "todos los hechos que pueden ocurrirle a un hombre, desde el instante de su nacimiento hasta su muerte, han sido prefijados por él". "Toda negligencia es deliberada, todo casual encuentro una cita, todo fracaso una misteriosa victoria, toda muerte un suicido". "No hay consuelo más hábil que el pensamiento de que hemos elegido nuestras desdichas". Y se sigue preguntando por los azares del destino que lo llevaron a esas balas y esa mutilación. No era temor a guerra, él lo sabía. Era más profundo, y entendió: "Morir por una religión es más simple que vivirla con plenitud". "Un acto es menos que todas las horas de un hombre". "Más ardua que la empresa de Napoleón fue la de Raskolnikov". En 1941 fue nombrado subdirector del campo de concentración de Tarnowitz. No fue grato, pero nunca pecó de negligencia. Analiza y explora el dolor, el sufrimiento y el nazismo de fondo, desde adentro. Dentro de su discurso Borges se acerca al concepto de la Banalidad del Mal del Hannah Arendt. Y dice que casi estuvo apunto de tener piedad por el poeta David Jerusalem, y cuenta sobre su estancia, donde terminó loco suicidándose. "Ignoro si Jerusalem comprendió que si yo lo destruí, fue para destruir mi piedad". Recuerda la plenitud y posteriormente con la caída del Tercer Reich, el desvanecimiento del sueño. De la victoria a la derrota. "Muchas cosas hay que destruir para edificar el nuevo orden; ahora sabemos que Alemania era una de esas cosas". "Se cierne sobre el mundo una época implacable. Nosotros la forjamos, nosotros que ya somos su víctima". "Si la victoria y la injusticia y la felicidad no son para Alemania, que sean para otras naciones. Que el cielo exista, aunque nuestro lugar sea el infierno". 
"Miro mi cara en el espejo para saber quién soy, para saber cómo me portaré dentro de unas horas, cuando me enfrente con el fin. Mi carne puede tener miedo; yo, no".
MAGISTRAL Y BRUTAL. Otto Dietrich fue real, y Jerusalem no se sabe, pero puede ser un símbolo.

(El Aleph) #Borges2018




La busca de Averroes


La busca de Averroes (I, II)

Borges, sigue la exploración biográfica de personajes, y de sus favoritos, los filósofos. Averroes, desde su origen árabe hasta llegar a ser Averroes, y el estudio que lo enaltecería históricamente: sus comentarios a la obra de Aristóteles, por lo que fue conocido como "el comentador". Gran figura para el mismo Borges, que en sus textos, retrata, reescribe, reimagina, analiza y comenta sobre otros. Por lo que es un elogio, al tiempo, a la crítica, al análisis literario, y al trabajo de comentar.
"Equiparar estrellas con hojas no es menor arbitrario que equipararlas con peces o con pájaros. En cambio, nadie no sintió alguna vez que el destino es fuerte y es torpe, que es inocente y es también inhumano".
Borges imagina y recuerda su deseo de narrar el proceso de una derrota. Varios ejemplos afloran, pero recuerda a Averroes, encerrado en el ámbito del Islam, nunca pudo saber el significado de las voces tragedia y comedia, de acuerdo a su estudio de Aristóteles. La obra se burlaba de él. Averroes queriendo imaginar lo que es el drama sin haber sospechado lo que es un teatro, era tan absurdo como la de él imaginando a Averroes, sin otro material que unos adarmes de Renan, de Lane y de Asín Palacios. Borges fue Averroes, para escribir esta narración, y así hasta lo infinito. (En el instante en que dejara de creer en él, Averroes desaparecería).

(El Aleph) #Borges2018



El Zahir


El Zahir (I)

Borges inicia hablando de El Zahir y sus distintos significados y representaciones. Así como en Buenos Aires es una moneda común de veinte centavos, en otros sitios del mundo sigue siendo objetos visibles. Borges dice que el 7 de Junio llegó a sus manos el Zahir, recuerda, porque es 13 de noviembre. Y luego, dedica gran parte del relato para hablar sobre Teodelina Villar, quien muere un 6 de Junio. Recuerda su vida, sus ideales, sus obsesiones... Y confiesa, que estaba enamorado de ella y su muerte le afectó muchísimo. La imagina antes de morir, y recuerda que después de uno de sus últimos momentos juntos, salió a un almacén a tomar una caña de naranja, y en el vuelto le dieron el Zahir. "Pensé que no hay moneda que no sea símbolo de las monedas que sin fin resplandecen en la historia y la fábula". Y pensó en las distintas monedas importantes en la historia y la literatura y la mitología. "Cualquier moneda es, en rigor, un repertorio de futuros posibles. El dinero es abstracto, repetí, el dinero es tiempo futuro". Al siguiente día, luego de la larga reflexión entorno a la moneda, el Zahir, pensó deshacerse de ella. Fue nuevamente a tomarse una caña y la pagó con el Zahir. Y cuenta como a finales de Junio estuvo tratando de escribir un relato fantástico, y cuenta un poco el argumento.

(El Aleph) #Borges2018


El Zahir (II)

Intentó olvidar la moneda. Intentó pensar en otra moneda, pero no pudo. Adquirió una libra esterlina y la analizó todo el día, pero no logró cambiar de idea. Fue a consultar al psiquiatra, hasta que se sumergió en un libro de un tal Julius Barlach, donde hablaba del Zahir. "Zahir, en árabe, quiere decir notorio, visible; en tal sentido, es uno de los 99 nombres de Dios; la plebe, en tierras musulmanas, lo dice de <los seres o cosas que tienen la terrible virtud de ser inolvidables y cuya imagen acaba por enloquecer a la gente>". Vuelve a recordar a Teodelina, que se ha transformado en otro Zahir para él."
"Según la doctrina idealista, los verbos vivir y soñar son rigurosamente sinónimos; de miles de apariencias pasaré a una; de un sueño muy complejo a un sueño muy simple". 
"Para perderse en Dios, los sufíes repiten su propio nombre o los 99 nombres divinos hasta que éstos ya nada quieren decir. Yo anhelo recorrer esa senda. Quizás yo acabe por gastar el Zahir a fuerza de pensarlo y repensarlo; quizás detrás de la moneda esté Dios".

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La escritura del dios


La escritura del dios (I)

Se presenta Tzinacán, mago de la pirámide de Qaholom, que Pedro de Alvarado incendió. Describe una jaula, una cárcel de piedra, su circunferencia y los sentimientos de opresión que debe generar. En la hora sin sombra una luz entra a la jaula y en un instante observa al jaguar. Recuerda los tiempos de juventud, cuando podía caminar con libertad entra la jaula y la víspera del incendio de la pirámide. A través de su sombra ahondó en sus recuerdos. Hasta que recordó que el jaguar era uno de los atributos del dios. Imaginó la primera mañana del tiempo, y al dios confiando el mensaje en la piel viva de los jaguares, que se amarían y engendrarían sin fin hasta que los últimos hombres los recibieran. Miró al jaguar de la jaula y recordó el orden y la configuración de sus manchas. Y recordó que una noche se soñó entre infinitos granos de arena hasta caso morir. Despertó. "Un hombre se confunde, gradualmente, con la firma de su destino; un hombre es, a la larga, sus circunstancias". Otro día soñó con el universo, con una gran rueda hecha de agua y fuego. También estaba Pedro de Alvarado en un lado opuesto. Vio los orígenes del mundo, las montañas que surgieron del agua, los primeros habitantes de hombres, el dios sin cara... Infinitos procesos... Y entendió la escritura del tigre. Sólo le bastaba decir la palabra para ser poderoso, para abolir esa cárcel de piedra, que ser inmortal, para que el tigre destrozara a Alvarado, para sumir el cuchillo en pecho españoles, para reconstruir la pirámide y el imperio. 40 sílabas, 14 palabras y él, Tzinacán, regiría las tierras de Moctezuma. Pero nunca diría esas palabras porque ya no se recordaba a sí mismo. Que se perdiese el misterio escrito de los trigres. Ya nada le importa, ni la suerte de los otros hombres. Deja que lo olviden en la oscuridad.

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Abenjacán el Bojarí, muerto en su laberinto


Abenjacán el Bojarí, muerto en su laberinto (I)

El relato inicia con lo que se extenderá hasta el final, un retrato y descripción extensiva y detallada de Cornwall. "Ésta es la tierra de mis mayores", dice Dunraven a su compañero Unwin. Ambos eran jóvenes, distraídos y apasionados. "Dunraven fomentaba una barba oscura y se sabía autor de una considerable epopeya que sus contemporáneos casi no podrían escandir y cuyo tema no le había sido revelado" (jajaja). Dunraven comentó que haría ya un cuarto de siglo que Abenjacán el Bojarí, caudillo o rey de no sé qué tribu nilótica, había muerto en la cámara central de esa casa a manos de su primo Zaid. Las circunstancias de la muerte seguían oscuras. Ante la pregunta de Unwin del por qué seguían oscuras, Dunraven dijo que porque la casa era un laberinto y la vigilaban un esclavo y un león, que el asesino estaba muerto en el momento del asesinato etc. Unwin le dijo que no exagerara los misterios, que debían ser más simples. Que recordara la carta robada de Poe y el cuarto cerrado de Zangwill. Caminaron el laberinto de la casa y siguieron hablando del misterio y los detalles conocidos de la muerte de Abenjacán, al que nombró como el Rey de Babel.

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Abenjacán el Bojarí, muerto en su laberinto (II)

Dunraven siguió contando la historia de Abenjacán el Bojarí, y como fueron encontrados muertos el esclavo y el león, además del Bojarí. Todos con las caras destrozadas. A Unwin le pareció una historia absurda, y siguieron recorriendo el laberinto para ir a dormir. A Unwin no le había interesado la historia del Bojarí pero se levantó con la convicción de haberlo resuelto. Invitó a Dunraven a encontrarse días después para hablar sobre el tema. Y le contó su teoría sobre el laberinto, los laberintos naturales del universo, como Londres. Y especialmente había pensando en el laberinto de Creta, donde estaba el minotauro. Dunraven pensó que la solución del misterio siempre es inferior al misterio en sí. Unwin le habló de la telaraña del Bojarí, una red con la que había soñado. Zaid intentó matarlo entre sueños pero no se atrevió. Llamó al esclavo y al león y se los llevó para atraer al Bojarí y matarlo donde quería. Abenjacán fue a Londres y recorrió el laberinto, donde su visir lo mató. El esclavo mató al león y un balazo al esclavo. Zaid luego deshizo las tres caras con una piedra. Dunraven se quedó pensando en la versión de Unwin. Zaid robó el dinero, pero lo más importante... Simuló ser Abenjacán, mató a Abenjacán y finalmente fue Abenjacán. 
"Sí, confirmó Dunraven. Fue un vagabundo que, antes de ser nadie en la muerte, recordaría haber sido un rey o haber fingido ser un rey, algún día.

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Los dos reyes y los dos laberintos


Los dos reyes y los dos laberintos (I)

Cuenta una historia que en los primeros días hubo un rey de las islas de Babilonia que congregó a sus arquitectos y magos y les mandó construir un laberinto tan perplejo y sutil que los varones más prudentes no se aventuraban a entrar, y los que entraban se perdían. Era un escándalo, porque la confusión y la maravilla son obras de Dios y no de los hombres. Un día llegó a visitarlo el rey de los árabes, y el de Babilonia le hizo entrar en el laberinto, donde el rey árabe vagó confundido hasta el cansancio. Imploró socorro divino y encontró la puerta. No se quejó al salir. Pero invitó al rey de babilonia a un laberinto que tenía en Arabia. Pero el de Arabia regresó con su flota a Babilonia y azotó el reino y derribó castillos. El rey de Babilonia quedó cautivo. Lo amarró y lo llevó al desierto. En el camino se quejó de haberlo querido perder en su laberinto y dijo que ahora lo llevaba al suyo que no era tan complejo pero muy efectivo. Lo dejó en mitad del desierto donde murió de hambre y sed. "La gloria sea con Aquel que no muere".

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La espera

La espera (I)

Un hombre recuerda. "Tengo la obligación de obrar de manera que todos se olviden de mí. He cometido dos errores: he dado una moneda de otro país y he dejado ver que me importa esa equivocación". Recuerda su llegada a un hotel en tierra extraña, las monedas que le dieron y las inscripciones donde decían que los judíos estaban desplazando a los italianos, que habían desplazado a los criollos. Recuerda los detalle del cuarto donde se quedó. Se cambió el nombre, como el de su enemigo: Villari. No le llegó jamás una carta, ni una circular, pero leía el diario con esperanza. La soledad le ayudaba en la larga espera, pero esta reclusión era distinta, ni tenía término, al menos que un día el diario mostrara la noticia de la muerte de Alejandro Villari. Sólo quería perdurar, no concluir. El sabor de la yerba y el del tabaco negro eran sus estímulos. También un viejo perro lobo que lo acompañaba. Entre los libros del estante estaba La Divina Comedia, que también le acompañaba en su larga espera. Antes de comer leía un canto, y luego, las notas de Andreoli. "No juzgó inverosímiles o excesivas las penas infernales y no pensó que Dante lo hubiera condenado al último círculo, donde los dientes de Ugolino roen sin fin la nuca de Ruggieri". Y se siguen describiendo detalles de su espera, lo que soñaba, y lo que anhelaba. Pero una mañana finalmente lo encontraron Alejandro Villari y un desconocido. Con una seña les pidió que esperaran... Se dio la vuelta contra la pared para retomar un sueño... Quería que fuese un sueño... Ya lo había soñado antes tantas veces... Era menos duro soñarlo... O pretender que era un sueño. "En esa magia estaba cuando lo borró la descarga".

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El hombre del umbral


El hombre del umbral (I)

Borges cuenta que Bioy Casares trajo de Londres un puñal de hoja triangular y empuñadura en forma de H. Christopher Dewey, del Consejo Británico, les dijo que era un arma de uso común en Indostán. También les contó que había trabajando entre las dos guerras, y les contó varias historias. Borges dice que tratará de reconstruir en su relato las historias que escuchó... Inicia el relato diciendo que la geografía importa muy poco, pero en determinada ciudad había disturbios en una ciudad musulmana y el gobierno central envió a un hombre a poner orden. Era un juez escocés y de tradición violenta. David Alexander Glencairn lo nombró en su relato. Era temido y la ciudad se apaciguó automáticamente. Se vivió una leve paz. Hasta que Glencairn desapareció. No se supo en todos lados porque la censura era rígida y los diarios no lo publicaron. Entra el narrador a escena, su papel era encontrar al juez desaparecido. Indagó por distintos sitios, donde le decían que nunca lo habían visto y que lo habían visto hace pocos minutos. Al parecer parte de la población estaba confabulada y no querían que apareciera. El investigarlo recibió una nota con una dirección. Era en un barrio popular, una casa muy baja, en donde se podían ver en su interior varios patios, en ellos parecía celebrarse una fiesta musulmana. En el umbral de esta edificación, permanecía sentado un hombre de aspecto sumamente antiguo. Habló con él hombre y le preguntó por el juez que buscaba. El hombre pareció recordar algo y le cuenta sobre un juez que conoció en su niñez. Otro relato tras otro relato inicia. Era un juez inglés con los mismos objetivos que el escocés: poner orden. Pero la ciudad se dio cuenta que era malvado y corrupto. También fue secuestrado, era el deseo del pueblo. Fue juzgado. Como no había más jueces, se escogió al loco del pueblo. El resultado fue la inevitable muerte. Terminada la historia, el hombre del umbral se levantó y siguió. Escuchó un tumulto de gente el investigador. Vio a un hombre desnudo con una corona amarilla rodeado de gente y adorado. Con una espada llena de sangre. La sangre, pudo después confirmar, era de Glencairn y su cuerpo mutilado.

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Especial El Aleph



El Aleph


El Aleph (I)

Llegando finalmente al relato que da nombre a esta recopilación. Y uno de los emblemáticos dentro del universo borgiano: El Aleph. "La candente mañana de febrero en que Beatriz Viterbo murió, después de una imperiosa agonía que no se rebajó un solo instante ni al sentimentalismo ni al miedo, noté que las carteleras de fierro de la Plaza Constitución habían renovado no sé qué aviso de cigarrillos rubios; el hecho me dolió, pues comprendí que el incesante y vasto universo ya se apartaba de ella y que ese cambio era el primero de una serie infinita"... Y podría seguir con ese magistral inicio, pero tendría que poner todo el relato, que además es de los más extensos e iremos revisando en varias partes hasta el fin de año. Borges inicia manifestando su dolor por la muerte de su amiga, la revive, la recuerda, la imagina, la configura y la inmortaliza. Y cuenta cómo después de su muerte siguió su procesión, visitando su casa y reviviendo entre recuerdos y sus familiares. Sus conversaciones con Carlos Argentino, primo hermano de Beatriz, sobre literatura, que también le recordaban a su querida amiga. Y así inician la configuración de estos tres personajes que se van entretejido y contrastando con la obra magna de Dante, La Divina Comedia. Está Dante, su Beatriz, e incluso su Virgilio. Y en el fondo Estela Canto.

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El Aleph (II)

Se siguió reuniendo con Carlos Argentino Daneri, recordando a Beatriz por medio de la literatura y la poesía. Era su guía para la escritura de una nueva obra… un poema. Una nueva creación. Su Virgilio. “A partir del viernes a primera hora, empezó a inquietarme el teléfono. Me indignaba que ese instrumento, que algún día produjo la irrecuperable voz de Beatriz, pudiera rebajarse a receptáculo de las inútiles y quizás coléricas quejas de ese engañado Carlos Argentino Daneri. Felizmente, nada ocurrió, salvo el rencor inevitable que me inspiró aquel hombre que me había impuesto una delicada gestión y luego me olvidaba”. Finalmente se comunicó, desesperado porque la casa de su sus padres, de su infancia, esa donde vivían recuerdos de Beatriz, iba a ser demolida por una empresa. Zunino y Zungri, era la empresa. Lo calmó, y finalmente Daneri, con voz calmado dijo: “Para terminar el poema le era indispensable la casa, pues en un ángulo del sótano había un Aleph. Aclaró que un Alpeh es uno de los puntos del espacio que contiene todos los puntos”. 

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El Aleph (III)

Carlos Argentino Daneri sigue recordando al Aleph del sótano de su casa. Había un mundo en el sótano, y él estaba intrigado y fascinado con su descubrimiento. “Sí, el lugar donde están, sin confundirse, todos los lugares del orbe, vistos desde todos los ángulos”. De niño lo descubrió, y no le dijo a nadie. Se negaba a que le arrebataran su espacio, su sótano, al Aleph. Borges intrigado decidió indagar y verlo con sus ojos, aunque pensaba que Carlos era un loco, como todos los Viterbo. Daneri le dijo: “Claro está que si no lo ves, tu incapacidad no invalida mi testimonio… Baja; muy en breve podrás entablar un diálogo con todas las imágenes de Beatriz”. Al verse en el sótano y seguir las indicaciones, para él absurdas de Daneri, se sintió en peligro. Porque el loco podía matarlo, ya que no le creía. Entre esos pensamientos, cerró los ojos… los abrió… y vio el Aleph. Borges interrumpe la narración, dando a conocer al lector que ha llegado al centro del relato, que a partir de ahora entrará al mundo de lo maravilloso y lo fantástico… y se preocupa en cómo describir y trasmitir al lector el infinito Aleph. Entonces recurre a una de sus herramientas inefables… se va al pasada, a la historia, a la ficción, en busca de las explicaciones del Aleph. Nos hace una introducción de su figura mística, religiosa y mitológica. Y luego de esa pausa ilustrativa, vuelve al momento en que descubre el Aleph, y dice que lo que vieron sus ojos fue simultáneo, y tratará de transcribirlo de esa forma sucesiva, porque el lenguaje lo es. Inicia la descripción detallada del Aleph, como una esfera que albergaba un espacio cósmico dentro de sí. Todo era infinito, porque todo lo veía desde todos los puntos del universo. El mar, el alba, la tarde, América, una telaraña en una pirámide, un laberinto roto (Londres), innumerables ojos, todos los espejos del planeta (y ninguno lo reflejó).A la calle Soler, racimos, nieve, tabaco y cada uno de los granos de arena. A los sobrevivientes de una batalla, animales, y un escritorio con cartas obscenas de la mano de Beatriz dirigida a Carlos Argentino. Vio tantas cosas… “Vi en el Aleph la tierra (…) vi mi cara y mis vísceras, vi tu cara, sentí vértigo y lloré, porque mis ojos habían visto ese objeto secreto y conjetural, cuyo nombre usurpan los hombres, pero que ningún hombre ha mirado: el inconcebible universo”. Daneri vio su rostro y supo que lo había visto, pero él no quiso discutir sobre el Aleph. “En la calle, en las escaleras de Constitución, en el subterráneo, me parecieron familiares todas las caras. Temí que no quedara una sola cosa capaz de sorprenderme, temí que no me abandonara jamás la impresión de volver”. Luego de la demolición del inmueble, Daneri publicó su poema y ganó un premio literario. Borges realiza otras observaciones sobre El Aleph y su naturaleza, su nombre y su aplicación y significado en distintas vertientes ideológicas. Y plantea su teoría de que el del sótano de Daneri era un falso Aleph. Debía existir otro. Y explica sus razones de la forma enciclopédica que es habitual.
“¿Existe ese Aleph en los íntimo de una piedra? ¿Lo he visto cuando vi todas las cosas y lo he olvidado? Nuestra mente es porosa para el olvido; yo mismo estoy falseando y perdiendo, bajo la trágica erosión de los años, los rasgos de Beatriz”.
A Estela Canto.        

Fin de El Aleph

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