Segundo
largometraje del reconocido documentalista de Bielorrusia, Sergei Loznitsa. Loznitsa,
quien inició su carrera a finales de los 90, ha tenido una carrera muy
productiva, sobre todo en la realización de largometrajes y mediometrajes
documentales, donde se destacan: The Settlement (2002), Landscape (2003),
Fábrica (2004) y Bloqueo (2006), entre otros interesantes trabajos en donde los
temas tratados se extienden desde los estudios profundos y cotidianos de su
natal Rusia, en los campos, en la guerra y en todos esos eventos que marcaron
para siempre la historia en el siglo pasado. Siempre con un ritmo pausado,
detallista y abrumador, que aunque nunca trabaja con música, es capaz de
mantener con el poder de sus imágenes la atención del espectador. Todos estos
detalles se verían reflejados en su primer largometraje, presentando en el
Festival de Cannes en el 2010, su filme “My Joy”, en donde nuevamente retrata
la vida rural, el paisaje cotidiano de las personas, que mientras más se acerca
a la descripción de los personajes, al mismo tiempo queda develado su
aproximación a los rincones oscuros de la naturaleza humana.
El año
pasado presentó un largometraje y un documental. El documental titulado “El
Milagro de San Antonio”, que al parecer tenía una temática muy diferente a todo
lo que el director ha tratado anteriormente, se veía muy interesante y tuve la
oportunidad de verlo en el FICCI 2013, pero lamentablemente no pude asistir a
su proyección pro cruce de horarios. Sin embargo, el largometraje que estrenó
fue presentado con gran éxito en la edición de Cannes 2012, donde logró el
premio FIPRESCI de la crítica internacional, además de excelentes críticas. Hace
unas semanas he tenido la oportunidad de ver su segundo largometraje “In the
Fog” o “En la Niebla”, y me he llevado una enorme sorpresa.
“In
the Fog”, sigue con muchos de los temas del director, en esta ocasión la acción
se ambienta en el contexto de la Segunda Guerra Mundial, que aunque ya muchos
estén cansados del uso de la temática, aún quedan muchas historias por contar
desde distintas perspectivas. Y es esto lo que logra Loznitsa, al dedicar su
filme a explorar y develar parte de la naturaleza humana y los dilemas morales
en tiempos de guerra. Con un impecable despliegue técnico y visual (y
nuevamente sin música), el director emprende el viaje de dolor y culpa con un
ritmo un poco lento, pausado y contemplativo hacía lo cotidiano, como es muy
común en el cine del director, por lo que el espectador debe tomar fuerzas para
disfrutar de ese primer tramo, para poder llegar y disfrutar de la continuación
del metraje, que contiene algunas de las mejores escenas vistas en el cine del
año pasado.
Sin
más preámbulos, la película dirigida y escrita por Loznitsa, quien se basó en
la novela de Vasil Bykov del mismo título, cuenta la historia de Sushenya, un
hombre que es acusado de traición, al supuestamente haberse aliado con los
alemanes y haber permitido con ello la ejecución de otros tres compañeros, con
quienes habían descarrilado un tren. Sushenya, quien había sido acusado junto
con sus compañeros por tal acto, queda sospechosamente en libertad, alimentando
las dudas de sus compatriotas. Es por ello que un día llega a su casa Burov, un
antiguo amigo de la infancia, quien junto a Voitik sacan a Sushenya de su casa
con la intención de hacerle pagar por fin la traición. Pero algo ocurre esa
noche, en la neblina noche, que no les permite llevar a cabo su objetivo.
Esa es
la base de la historia, que aunque cuento la sinopsis de forma lineal, la
narración del filme es precisamente no lineal, con recurrencia a los flashbacks
y un constante cambio entre presente y pasado, en donde poco a poco el mismo
espectador va desvelando la telaraña de la historia. Una historia que encierra
mucho dolor y hace un aterrador retrato del peso de la conciencia y la culpa.
El ritmo
va totalmente en crecimiento en el transcurso del metraje, desde el pausado
inicio, donde nos presentan poco a poco a los personajes y algunas de sus
acciones, en esta contemplación del ser humano y la naturaleza, que me recordó
mucho al gran maestro ruso Andrei Tarkovsky, sobre todo en su filme “Nostalghia”,
muchos paisajes y movimiento me remitieron a ese filme en específico. Lo que
deja entrever que Loznitsa guarda respeto por los grandes directores rusos, que
con tanta maestría y poesía describían la cotidianidad y los recovecos del ser
humano.
Las actuaciones
son muy destacables y naturales, la fotografía es excelente, la dirección es
muy notable, con varios largos planos secuencia realizados con gran pulso y
detalle, que aunque no cuenten con el acompañamiento musical, te mantienen a la
expectativa y con gran intriga en las escenas más emocionantes. Hay varias
escenas que me gustaron mucho y aún las tengo grabadas. Y qué decir de los
distintos simbolismos en el filme, sobre todo del más grande de todos, como es
la misma niebla, gran protagonista, que siempre se encuentra presente para
ocultar el horror, la miseria, la maldad y la desesperación del ser humano. Sobre
todo en ese impactante final, gran broche de oro para la aventura de 127
minutos, que aunque pueda ser muy pesada al inicio para muchos espectadores y
en las divisiones de la trama, sin dudas se verán recompensados si le
encuentran el ritmo.
Recomendada para los espectadores de retos y que admiren
la poesía visual en escena. Me ha
gustado mucho, pero le ha faltado algo para considerarla una obra maestra, pero
sin dudas estuvo muy cerca y lo consigue por momentos. Por todo esto:
8/10
Frases de la película
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