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jueves, 15 de noviembre de 2012

Holy Motors (Leos Carax)



Uno de los filmes que más tenía ganas de ver desde su estreno a principios de año en Cannes. Pensaba que me iba a encontrar la primera obra maestra del año, pero lamentablemente no la encontré.

“Holy Motors” es un filme raro y extraño, o al menos lo aparenta, pero en realidad es un filme con un argumento nada fuera de lo común, aunque esté adornado estéticamente. Cargado de gran simbología, con diversas críticas generales a la sociedad y al ser humano y sobre todo un retrato particular sobre la falta de identidad en la sociedad contemporánea.

Dirigida y escrita por Leos Carax, autor de filmes como Los amantes del Pont-Neuf y Pola X, en esta ocasión Carax cuenta la historia de Oscar, un hombre con muchas identidades, desde banquero y padre, hasta mendigo y asesino. Durante todo el filme lo vemos viajar en una limusina, en donde va cumpliendo cada uno de sus trabajos, en donde interpreta a un personaje diferente en cada uno. 

En cada una de las identidades asumidas por Oscar, que varían a diario, podemos observar desde distinta óptica distintos problemas de la sociedad, pero sobre todo, somos testigo de la inconformidad del ser humano con su propia existencia e identidad, y ese anhelo en ser alguien más, en hacer cosas diferentes que normalmente, con una vida normal no tendríamos la oportunidad de hacer por las distintas limitaciones del sistema.

Durante el filme podemos ver a otras personas que también se dedican al mismo trabajo de Oscar, y viajan en su limusina asumiendo distintos roles e identidades, vivir distintas vidas para así no pensar en sí mismo. Al final no sabemos cuál es la verdadera identidad de Oscar.

Aunque no he visto el filme “Alps” de Lanthimos, creo que se asemeja un poco en el argumento. La historia me gustó y su sentido simbólico y metafórico, pero el filme por alguna razón no me sorprendió, ni me emocionó, con esa emoción que siento cada vez que veo una obra maestra. En esta ocasión quedé esperando la sensación.

El filme cuenta como mayor virtud, su estética, ese universo y ese lenguaje que utiliza Carax para trasmitirnos con su historia, reforzando y acompañando la simbología del argumento, además de su excelente dirección y fotografía. Sin olvidar las excelentes actuaciones, resaltando sobre todas la del gran Denis Lavant, que se mete en los distintos personajes y los interpreta con fuerza y de forma convincente. Hace una gran labor. Además de Edith Scob y los pequeños personajes de Eva Mendes, Michel Piccoli y la cantante Kylie Minogue.

En síntesis, un filme muy interesante con una gran simbología y despliegue artístico, pero que sin embargo (para mí) no alcanza el estatus de obra maestra. A pesar de sus innegables virtudes.

7.5/10













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