Claramente Ari Aster no es Robert Eggers. Sus películas normalmente tienen buenos planteamientos pero a medida que avanza el metraje la trama se va extendiendo, complicando y llegando a conclusiones bastante cuestionables. Creo que en la única película donde no sentí eso fue en Hereditary, que tiene precisamente un final críptico pero intenso e impresionante. Pero en las demás películas se nota una evidente falta de control de la esencia de la historia y del concepto general que intenta trasmitir.
Con “Beau tiene miedo” se ha superado en extensión (y eso que le cortaron 1 hora), y se demora tres eternas horas en hilar un drama sobre los traumas familiares, en específico sobre una madre castradora con traumas profundos, quien se los hereda y trasmite al hijo. El planteamiento y el inicio me parecieron muy interesantes, junto a ese retrato de la angustia, el delirio y la ansiedad de un hombre que teme a todo debido a los traumas heredados a través de su madre. Paranoia, miedo al sexo, a los otros, a sí mismo, a todo. Aster logra trasmitir los sentimiento de asfixia y desesperación al espectador e incomodarlo, gracias también a la excelente interpretación de Joaquin Phoenix.
Pero en su extenso metraje, sobre todo al llegar al Ecuador del metraje y en todo su tramo final, el director se regodea con figuras, estilos, metáforas y simbolismos evidentes (algunos extremos, obvios e innecesarios) y repetitivos para ahondar en una misma idea. En esos momentos llega el tedio y empezaba a ver el reloj continuamente, deseando que acabara pronto. Y en su tramo final se le va totalmente de las manos y quiere ser cada vez más trascendente, críptico y autoral (y ha tenido algo de éxito en eso porque ya varios la catalogan de obra maestra y película de culto). ¡Vaya!, pero bueno, para mí es decepcionante y fallida porque con más edición podrían haber armado algo más interesante.
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