Pude ver “La Roya” por primera vez en la edición del FICCI 61 a principios de este año, y ahora se ha estrenado en carteleras de cine del país (en Cartagena en Plaza Bocagrande). Fue la película de inauguración del festival, del mismo director de la película “Los Nadie”, que también inauguró el FICCI en ediciones anteriores. La película cuenta la historia del joven Jorge, quien es el único de su generación que decidió quedarse a trabajar en el campo (en una finca cafetera heredada de su padre), pero pronto se reencuentra con sus viejos amigos y su antigua novia, quienes visitan el pueblo para disfrutar de las festividades locales y hacen que Jorge replantee muchas cosas de sus decisiones de vida.
La película sigue la tendencia de varias de las películas que vi en esa edición del festival, en donde se presenta el contraste entre la vida rural y la urbana, y su inevitable choque, sobre todo cuando el reencuentro se hace en personas de la misma generación. Jorge es un joven sensible, quien además siente una conexión con la naturaleza, los animales y hasta los bichos, que quizás le hayan hecho rehuir a escapar a la ciudad, pero también se encuentra solo en un trabajo de campo que cada vez menos tiene relevo generacional, lo que le hacen mover muchas fibras cuando convive con sus amigos, su ex novia y reviven viejos tiempos.
Pero en ese tiempo también confirma quizás lo que le hace reafirmar su decisión mientras se sumerge en una experiencia sensorial a través de sustancias psicoactivas con sus compañeros, en lo que es una escena onírica y sensorial muy bien rodada y ambientada. Y a la vez que Jorge es tentado con las experiencias citadinas de sus amigos y su ex, los cafetales son invadidos con la plaga de La Roya, que va afectando silenciosa y lentamente cada una de las hojas. Ese paralelismo es bellísimo y poético, lo que lleva a Jorge a reflexionar nuevamente sobre todo, tomar decisiones y tener una visión completamente nueva de su papel de resiliencia y resistencia en el campo.
La película está muy bien rodada y retrata muy bien este choque, el contraste de los entornos y el conflicto interno del personaje. Es muy sencilla, diáfana y no tiene un gran drama que haga que explote la emoción de forma extensiva en algún momento, lo que para mí hace que sume puntos, pues esa traslación de la cotidianidad le dota de humanidad e intimismo, y no queda libre de emoción, pues al igual que ocurre con su protagonista, quedan contenidas en el tiempo. Muy bella película.
Alejandro Salgado Baldovino (A.S.B)
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