"Una historia de fantasmas llenas de luz."
Uno creería al ver la sinopsis y el género de la película, que se mueve entre lo sobrenatural y las casas encantadas, que nos encontramos ante una película tradicional de ese estilo: una mujer que tiene sueños proféticos, tiene un trabajo normal que combina con la investigación de asuntos paranormales, y un día la contactan para indagar la posible presencia de un ente en la casa de un hombre que ha perdido recientemente a su esposa. Pero la película no tiene nada que ver con ese tipo de películas. Me recordó más bien a la atmósfera y el ritmo de Ghost Story de David Lowery (que a propósito es productor de esta película, su marca se ve). Pero el director y guionista es Paul Harrill, quien crea una historia bellísima sobre la pérdida, nuestros propios fantasmas, la soledad, el miedo y el amor.
Es curioso porque la película a veces juega con el espectador creando un ambiente como si algo fuese a suceder, un susto repentino, una música machacona que irrumpe el ritmo, pero nada de eso ocurre. Al contrario, el misterio de la casa es una excusa para mostrarnos y desnudarnos a estos personajes, muy bien dibujados, quienes en el proceso tienen una cercanía, evalúan sus creencias, cuentan sus secretos y sus dolores. Pero eso no quiere decir que lo sobrenatural no exista ni tenga presencia, porque sí lo hace. Y la forma en que lo hace actúa como punto de catarsis para todos los personajes. ¿Una señal divina? ¿Un mensaje del más allá? Que toca a todos los involucrados.
La dirección y la fotografía son muy buenas, su guión también y su reparto es excelente, destacando a Marin Ireland, que retrata muy bien a esta mujer y sus dilemas. Sheila, como se llama su personaje, es madre soltera y tiene un hijo adolescente (Josh Wiggins), quien tiene su propia historia con una amiga de la escuela, con quien también enfrentan sus miedos y dudas en esta aventura y acompañan a Sheila a la casa encantada para ayudar en la investigación.
Una historia bellísima, sencilla y minimalista, pero emotiva, dolorosa y luminosa. Una pequeña joya.
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