La más reciente película de ese interesante director franco español me ha gustado mucho. Su anterior película, “Mimosas”, fue una especie de western moderno o road movie a caballo, con bellas imágenes donde los personajes iban tras una búsqueda. En “Lo que arde”, inicia con una secuencia magistral, que destaca desde el inicio la importancia de los elementos de la naturaleza en la historia. Y acá no sigue una búsqueda sino que nos cuenta la historia de un regreso a casa.
Amador acaba de salir de prisión por haber propiciado un incendio en el pasado en su entorno, que no es más que el de la Galicia rural. Regresa a casa de su madre, Benedicta, una mujer trabajadora que lo recibe como si nunca se hubiese ido. Vuelve la convivencia del hijo con la madre, con sus vacas, su perro, su tierra y su casa. También se encuentra con la hostilidad en algunos vecinos que recuerdan el actuar del pirómano.
En gran parte del metraje somos testigo del desarrollo de la vida rural, de la característica de sus habitantes (que son los mismos actores naturales reales), pero siempre latente en el fondo se encuentran los elementos, en especial el fuego. Que regresa. Y en la película el fuego tiene distintas lecturas, desde el problema de la deforestación en el campo en pro del turismo y del desarrollo, que es uno de los motivos que podemos atisbar sobre Amador, y también como un símbolo de cambio y de transformación, del entorno y los mismos personajes.
Como ocurre en “Mimosas”, puede que a algunos espectadores les parezca que no cuenta nada, pero es una película, y ya podemos decir, que Laxe es un autor para sentir. Hay que tratar de sumergirse en sus propuestas, que no tienen una estructura tradicional, sino que juega siempre a la evocación, y a la conjugación del paisaje, los sonidos, los seres que se mueven entre ese espacio, el tiempo y los elementos de la naturaleza. Una bella y evocadora película, que también nos habla de la humanidad, de la venganza y quizás hasta de la justicia. Un director para seguir estando atento. Y resuenan las palabras que la madre, Benedicta, le dice a su hijo Amador:
«Si te hacen sufrir es porque ellos también sufren» (Benedicta)
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