Libro más reciente el reconocido escritor colombiano, Juan Gabriel Vásquez. Siguiendo con los temas que obsesionan al escritor, sobre la historia del país, desde “Los Informantes”, representando a la Colombia de los años 40 y la historia de los inmigrantes judíos que llegaron en medio de la Segunda Guerra Mundial; pasando por “La historia secreta de Costaguana”, donde retrocede en la historia para contarnos parte de la historia del país en el Siglo XIX; siguiendo con “El ruido de las cosas al caer”, donde retrataría parte de la violencia en Colombia de los años 80; y en “Las reputaciones”, donde seguiría abordando y escarbando sobre el tema de la violencia en el país, y otros temas que además lo obsesionan, como el pasado, la historia, la memoria y la realidad política y social del país.
En “La forma de las ruinas”, Vásquez trata uno de los episodios que también le han obsesionado desde siempre, y que van totalmente ligado a sus temas de interés, como son la muerte de dos personajes importantes en la historia política del país: la del general Rafael Uribe Uribe y la de Jorge Eliecer Gaitán. Personajes que se presentan como elementos fundamentales para explicar gran parte de la historia de violencia del país. Pero de trasfondo en esta historia, Vásquez, quien por primera vez se incluye a sí mismo como personaje en una de sus novelas… y acá no es sólo un personaje, sino el narrador en primera persona, cuenta una experiencia personal de su relación con el Dr. Francisco Benavides y Carlos Carballo. Dos personajes que lo introducirán en una aventura investigativa y una revisión histórica, llena de teorías de conspiración, injusticias, personajes olvidados y una enorme sucesión de eventos, que fueron de vital importancia para la construcción de esta novela, y nos llevan a una incómoda conclusión sobre las realidades que conocemos y damos por sentadas, incluso en nuestra historia local.
La novela, dividida en nueve capítulos, en sus dos primeros capítulos, nos introduce en cómo Vásquez conoce a estos dos personajes: El Dr. Benavides, un cirujano respetado, hijo de otro médico forense reconocido, que tiene entre sus tesoros personales la vértebra que pertenecía a Jorge Eliecer Gaitán, que guarda algunos secretos que alimentarán una teoría alterna sobre los verdaderos asesinos del político. Y el otro personaje, Carlos Carballo, otro hombre con historia y sus obsesiones, pupilo del padre del Dr. Benavides, y obsesivo con las teorías conspiratorias, le insistirá a Vásquez para que escriba un libro con la información que ha recopilado durante años… y que además guarda otras reliquias.
Aparte de estos dos personajes, el tercero y principal (además de Uribe Uribe y Gaitán), es el mismo Vásquez, que se retrata a sí mismo, con sus virtudes y defectos, su curiosidad, su rigor investigativo, al tiempo que sus dudas, sus antipatías, y su intimidad con su propia familia. De hecho, en dos de los capítulos que siguen, Vásquez nos cuenta la decisión de irse del país, que coincide con el nacimiento de su hija… como escapando de la realidad, y evitando que sus hijos hereden la violencia y desgracia del país. El escritor, cuenta detalles de los libros que escribió en ese lapso como de ocho años, en su trabajo como profesor, etc… y su posterior decisión de regresar al país… y encontrarse de nuevo con la historia de Benavides y Carballo, de la que también había huido, para retomarla nuevamente.
Y es así, como en los últimos cuatro capítulos, Vásquez nos sumerge en la investigación que realiza, tras la decisión de escribir el libro de Carballo… un proceso que aunque lo hace sin muchas ganas al inicio y con distintos objetivos, poco a poco lo va atrapando, y sobre todo, le va esclareciendo el verdadero sentido de la novela, que claramente es una iluminación que se mezcla con el propio sentido de su vida, y la de los otros personajes de la novela.
La novela inicia de forma interesante, te ponen los elementos sobre la mesa, y ves que la historia tiene potencial. Pero hay algo que ocurre en los primeros capítulos, y es que esa mezcla entre los acontecimientos de los personajes de Carballo y Benavides, los detalles históricos, las teorías de conspiración, y los pasajes biográficos de Vásquez, a veces abruman, y no te permiten concentrarte en algo en específico, lo que hace que el lector, o lo que hizo que personalmente me aburriera por momentos. Por eso me demoré un poco leyéndola, sentía que no avanzaba, y me parecían muy repetitivos ciertos pasajes. Incluso pensé en abandonarla. En estos cinco primeros capítulos, en especial del 3 al 5, creo que hubiese editado un poco más y prescindir de cierta información, que al final me parece que no sirve de nada. Ya que la novela tiene más de 500 páginas…
Sin embargo, en los cuatro últimos capítulos, del 6 al 9, cuyos títulos: La investigación, ¿Quiénes son?, El juicio y La forma de las ruinas, dan mucha más claridad sobre la historia, fluyen de forma más acertada y Vásquez saca lo mejor de sus virtudes como escritor. Desde la ambientación y el contexto histórico, hasta la reflexión de la realidad y los acontecimientos, que en este caso llegan hasta sus reflexiones personales y de su propia intimidad. En cierta forma, lo que ves más claro en estos capítulos, es la forma que Vásquez da a toda la información, al tiempo que llega la literatura y la poesía, que dentro de su estilo documental, plano, distante y realista, también recurre y se ayuda de la poesía.
Por lo tanto, creo que es su obra más personal, y él mismo ha confesado que se tardó muchos años en decidir cómo escribirla, y que de hecho realizó varias versiones. Pues se nota la ambición y todo lo que quería abarcar, y quizás se le fue la mano por momentos, pero creo que al final logra una pequeña redención, porque la reflexión, la crítica y la exposición que realiza sobre los anteriores elementos, sobre nuestra historia y la veracidad de esta, sobre nuestro verdadero interés en los problemas de nuestro entorno y sobre la historia interminable de la violencia interna. Además de dejar abierta la puerta a la duda, al escepticismo, y rescatar uno de los verdaderos valores de la literatura desde sus inicios, el de alimentar las historias personales y colectivas, y por ende el de la sociedad en general… y el de aportar o contradecir a la historia, dando nuevas perspectivas y horizontes a las personas. Construir a través de nuestra historia, de nuestras ruinas… y darles forma.
7/10
Alejandro Salgado Baldovino (A.S.B)
@alejo_salgadoB
@alejandros17.89
Alejandro Salgado Baldovino (A.S.B)
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