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domingo, 21 de diciembre de 2014

El invitado del día de acción de gracias (Truman Capote)

Comentario del libro El invitado del día de acción de gracias



¡Hablemos del mal! Odd Henderson es el ser humano más malvado que he conocido. 
Y estoy hablando de un muchacho de doce años, no de un adulto que ha tenido tiempo para madurar una innata inclinación hacia el mal… 


Así inicia este pequeño relato, publicado por primera vez en el año 1968, como libro de regalo. En él, Capote realiza uno de esos escritos que evocan su propia infancia; además de que hace forma de un tríptico de relatos navideños, con el mismo personaje protagonista. En “El invitado del día de acción de gracias”, ambientado en la Alabama rural, en los años de 1932, Buddy, un chico de 12 años de edad, que vive con la que él llama, su mejor amiga, Miss Sook, una mujer mayor que lo cuida y se encarga de él, junto con otros parientes mayores. Buddy sufre del acoso de uno de sus compañeros de la escuela, Odd Henderson. Quien se encarga de describir en todos los aspectos que le desagradan, le asustan, e incluso que le inquietan. Un día hablando con Miss Sook, ella le propone que invite a Odd a la celebración del día de acción de gracias en su casa. Ante la rotunda e indignante negativa de Buddy, Miss Sook lo convence y le ordena invitarlo, como estrategia para mejorar su relación, para que deje de molestarlo, y para que se conozcan mejor. Odd asiste a la invitación, y de forma magistral Capote nos narra de forma muy cuidada y detallada, como se desenvuelven esos acontecimientos, donde encontramos temas recurrentes en los autores del sur, como la presencia de la maldad en las acciones de las personas y los prejuicios. 

Conociendo la historia personal de Capote, en especial luego de leer un fragmento adjunto al final del cuento, que compartiré al final; nos podemos dar cuenta de la veracidad autobiográfica del cuento con la vida del mismo autor. Leemos y conocemos a Buddy, y podemos estar viendo al pequeño Capote de la infancia. Y la narración la sentimos tan cercana y testimonial, que nos sentimos relacionados de alguna forma con Buddy. 

Obviamente, cualquier texto escrito por Capote, se encuentra lejos de los convencionalismos. La historia, aunque de toque costumbrista, poco a poco se va oscureciendo, nos golpea, y aún así nos conmueve y nos enternece. Los personajes están lejos de los extremos de la moral, nunca blancos o negros, sino grises seres en busca de la redención y la luz, que a veces parece lejana, pero que siempre se encuentre aparentemente al alcance. 

Muy recomendado para leer en estas navidades, y en cualquier momento. Para seguir descubriendo uno de los grandes escritores de la literatura universal. 

8.5/10


Fragmento del libro:

Una vez que me tenía acorralado contra una pared, le pregunte abiertamente qué había hecho yo para desagradarle de aquel modo; de pronto se relajó, me soltó y dijo: “Eres un marica” Yo sólo te estoy reformando”. Tenía razón. Yo era una especie de marica, y en el instante en que lo dijo comprendí que no había nada que yo pudiera hacer para que cambiara de opinión, si no era convencerme a mí mismo y aceptar defender el hecho



La Infancia, en palabras de Truman Capote: “Nací el 30 de septiembre de 1924, en New Orleáns. No me llamo Capote. El apellido de mi padre era Persons. Era viajante de comercio. Mi madre sólo tenía dieciséis años cuando se casó con él. Era bonita, muy bonita, ese tipo de belleza que vemos en los concursos de belleza infantil; más tarde se volvió muy sensible e inteligente. Tuvo un hijo y siguió a mi padre en sus viajes por el Sur. A los dieciocho años, decidió ir a la Universidad. Yo iba con ella, claro. Cuando hubo terminado los estudios y conseguido el divorcio, me mandó a vivir con unos parientes, en un rincón perdido de Alabama. Era una familia extraña: tres señoras viejas y un señor viejo. Eran las personas que habían adoptado a mi madre, que quedó sin padres muy pequeña. Viví hasta los diez años una vida muy solitaria. Y fue entonces cuando empecé a interesarme por la literatura. Yo había leído siempre. En clase lo único que me gustaba era leer, porque la lectura me sacaba de mi infancia solitaria. Me puse a escribir a los ocho años. Escribí mi primer libro a los nueve... El segundo marido de mi madre era un hombre de negocios cubano; se llamaba Capote. Me adoptó y yo tomé su apellido.»




Truman Capote

2 comentarios:

  1. La excelencia campea por todo cuanto trasunta este maravilloso blog.

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    1. Muchas gracias Juan José! Me alegra mucho que disfrutes del blog.

      Gracias por tu amable comentario y por pasarte.

      A.S.B

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