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lunes, 29 de abril de 2013

Lo que no tiene nombre (Piedad Bonnett)





El último libro de la poeta y escritora colombiana Piedad Bonnett es una extensa confesión personal, en donde recorre, revive e hilvana los recuerdos que guarda sobre su hijo Daniel. Retrocede a cada uno de esos momentos para atisbar algún gesto o mirada no percibida. Buscando respuestas, reviviendo escenarios, indagando en la niebla desolada de su mente y escribiendo, solamente como una forma de mantenerlo vivo.

Dividido en 4 capítulos, desde “Lo Irreparable”, “Un precario equilibrio”, “La cuarta pared” hasta “El final”, Piedad nos regala y nos comparte este relato intimista sobre una de las peores tragedias que puede ocurrir en una familia, en especial a una madre.

Este viaje personal y ajeno al que la escritora nos invita a pasar, inicia por “Lo irreparable”. Por el desenlace anunciado que el lector conoce en las primeras páginas e incluso antes de abrir el libro: el suicidio de Daniel. La introducción no es cómoda, te recibe inmediatamente una atmósfera oscura, pesada y cargante que te acompaña durante todo el texto. 

El desconcierto de una madre. La narración es voluble, selectiva y dispersa, así como los mismos pensamientos y recuerdos que todos tenemos. Recuerdos del pasado, los momentos malos y buenos. El avance progresivo de ese pasado que ya es lo único que queda de Daniel y ese presente que ya no existe. 

Confieso que en las primeras páginas sentí que aunque la historia era dura y respetaba el dolor de la autora, no lograba atraparme. Su prosa me resultaba bastante sencilla, directa e incluso anecdótica. O quizás porque me costó entrar inmediatamente en esa atmósfera pesada y cargante, que si bien estaba llena de dolor, aún no alcanzaba a percibir la poesía.

Además de esa tendencia (totalmente entendible) de las madres a sesgarse por sus propios hijos, sobre todo cuando se busca atesorar un recuerdo, un testimonio y un legado.
Luego que pasé las primeras páginas fui comprendiendo que la escritora era consciente de todos esos detalles, que precisamente ella misma lo comenta en uno de los apartes del texto y no lo niega. Sin duda, la parte en donde me atrapó, fue cuando empezó con sus distintas reflexiones sobre la muerte, el suicidio y la vida. Varias de esas reflexiones me gustaron mucho. Cuando Piedad empieza a hablar abiertamente sobre “Lo que no tiene nombre”, los temores de la sociedad de hablar abiertamente sobre el tema y la forma como lo describe desde su alma desnuda y sus entrañas. Y como a la vez, es capaz de alegrarse  y alejar momentáneamente el dolor para realizar afirmaciones duras, contundentes, lúcidas y críticas.

También hubo dos cosas que me parecieron interesantes. Primero vislumbrar todo el imaginario de una madre y lo mucho que está ligada con su hijo, sin dudas muchas veces percibiendo las cosas que no se dicen. Y segundo, lo identificado que me sentí con Daniel en algunas cosas, sobre todo en la época inicial, cuando sufrió de un terrible acné. Yo lo tuve y comprendo lo acomplejado y mal que debió sentirse, incluso cómo pudo ser uno de los detonantes de su enfermedad mental. Aunque esta etapa, los que sufrimos alguna vez de un acné severo, es al mismo tiempo una etapa de aprendizaje, una vez lo llegas a controlar, a aceptarlo, sobrellevarlo y afrontarlo. 

Ya cuando su enfermedad por fin es identificada y debe consumir pastillas para controlarla, pues entra en ese dilema al que se enfrentan todas las personas medicadas que se ven disminuidas en algunos aspectos por los efectos secundarios de las medicinas. Además de su decisión de abandonar el arte e intentar por un oficio más monótono que le hiciese pensar lo menos posible en sí mismo. Todo ese relato me pareció totalmente conmovedor. Y sobre todo, los esfuerzos de la madre en tratar de entender lo más posible todo lo que pasó. Porque hay cosas que solamente sabe con detalle quien las piensa y las maquina. 

Muchas veces nos inventamos y creamos historias para sobrellevar nosotros mismos nuestro dolor, y es totalmente valido. Algunos de los miedos de Daniel, incluso se referían a la comodidad, el sostenimiento, el fracaso, el futuro, en fin, varias de esas características fundamentales de la sociedad contemporánea, que quizás también esté enferma. 

En síntesis, aunque no empecé muy bien con ella, el testimonio personal de Piedad sobre el suicidio de su hijo, me ha gustado. Además de todo lo doloroso que cuenta, me parece excelente que también comparta su experiencia con todas aquellas personas que ignoran la existencia de esa enfermedad, con la cual muchas personas han podido sobrevivir y tratar a tiempo. Y al mismo tiempo leerán una dura pero bella reflexión sobre ese otro tema tabú, como es el suicidio.

4 comentarios:

  1. Pues yo llevo buscando el libro dos semanas y no ay manera de encontrar ningún ejemplar , busqué en más de diez librerías y no lo encuentran lo pedí y no lo traen , incluso me llegaron a decir que solo esta en e-book.... Me lo recomendaron y no sabía de que trataba , después de indagar al menos ya se de que va . Ahora seguiré con mi misión imposible leerlo.

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    1. Hola Raquel, si, el libro se ha agotado en las librerías de mi ciudad también. Ha sido un éxito. Me alegra que te haya gustado el post y espero que puedas leerlo pronto.

      Muchos saludos
      A.S.B

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  2. Espectacular libro, vale la pena leerlo.

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    1. Así es Natali! Muy bueno, duro y triste. Gracias por pasarte!

      Saludos!
      A.S.B

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