Restless, la última obra de Gus Van Sant, es una película extraña, con un argumento bastante trillado, que sin embargo, Van Sant logra darle un cierto encanto, añadiendo una dosis alta de condimentos “no convencionales” y extraños dentro de la trama. Algunas escenas fuerzan la lágrima fácil, en otras, además de encanto, hay cierta lucidez en el guión. Ya sabemos el final de antemano, pero Van Sant trabaja a su manera un poco ese tratamiento antes de la “hora final”. No es la peor película del año, como hace un tiempo escuché un comentario. Claramente, no es de lo mejor del director, pero además de ese encanto frikie, tiene una pareja con mucha química, destacando a Mia Wasikowska, que está encantadora y muy natural.
Restless narra la historia de amor de una joven pareja. Ella y Enoch (muy curioso nombre), Ella (Mia Wasikowska) es una enferma terminal que conoce un día a Enoch (Henry Hopper), un chico que le gusta asistir a funerales, y se enamoran. Además Enoch, a causa de una cercanía que tuvo con la muerte (posiblemente la razón por la que asiste a funerales, y por la muerte de sus padres), puede ver a un fantasma de un piloto japonés de la II Guerra Mundial.
Ese es el argumento, general. Como comenté anteriormente, aunque luce muy convencional la típica historia de amor, y de enfermedad terminal, Van Sant lo condimenta con muchos elementos atractivos que equilibran la balanza en lo convencional, y además de eso con gran naturalidad se centra en ese lapso antes de la inminente muerte. No es la gran película, pero es curiosa y extraña, con muy buenas interpretaciones.
6/10
Trailer de Restless
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