Peter Weir es un director talentoso, en el 89 sorpendió con la excelente: La Sociedad de los Poetas Muertos, que merece un capítulo aparte. En el 98 presentaría una película con un guión muy original y una genial realización. Además de eso tenemos a un Jim Carrey, actor conocido por sus comedias, haciendo el mejor papel de su carrera, junto con un siempre excelente Ed Harris y una siempre correcta Laura Linney.
The Truman Show, es una historia con ecos y bastante influencia en la historia de 1984 de George Orwell y diría que también algo de Un Mundo Feliz, y quizás Utopía. Todo esto acompañado de varias reflexiones y argumentos filosóficos, con guiños a Platón y a Nietzsche. Como pueden observar esas influencias ya dicen mucho de la película. Aunque pienso que es inspirada en estas obras, el guión resulta muy original, y Weir hace una película muy bien hecha, con amor. En resumen, Truman es un hombre que vive una vida falsa, ya que desde que estaba en el vientre hace parte de un programa o “Reality Show” sobre su vida, en donde absolutamente todas las personas a su alrededor, sus padres incluso son actores que viven una vida de apariencias (¿les suena conocido?).
En la ciudad donde viven, en realidad es un espacio cerrado dentro de una gran cúpula, donde hay cámaras por todos los lados. Y el programa de Truman es visto alrededor de todo el mundo. Es una estrella pero él no lo sabe. No sabe que toda su vida ha sido manipulada, y ha sido engañado, y ha sido visto por millones de personas en todo el mundo por una pantalla. En este punto el director hace algo fantástico, y es que nos sumerge en la historia, nos mete en el papel de espectadores del Show de Truman también.
El personaje de Ed Harris, que es el presentador y director del reality, es un personaje terrible que controla todo el entorno de Truman durante toda su vida, él es Dios. Él es el Gran Hermano. Truman poco a poco se va dando cuenta y sospechando de lo que pasa a su alrededor, enfrentando sus miedos, porque desde pequeño cosecharon el miedo en él para que no intentara nunca salir de la ciudad. Es increíble las maniobras que hacen, cuando este intenta escapar.
Siempre observamos esa chispa dentro de Truman, que le dice que las cosas no están bien, que no es feliz y necesita cambiar. Pero las personas alrededor se encargan de truncar su camino y sus ilusiones. Truman se va dando cuenta de que está interpretando un papel, de que se ha convertido en otro personaje socialmente aceptado, en donde los actores que son consientes del lugar donde se encuentran, están felices de vivir allí. El mismo Ed Harris le dice al final a Truman que el mundo afuera era terrible, en cambio el mundo que había creado para él, tenía la posibilidad de ser feliz. Pero como Truman ya había abierto sus ojos, había salido de la caverna, se había transformado, retroceder no era una opción, o tal vez si lo era, pero no la mejor. Los seres humanos tenemos autonomía, libre albedrio, que muchas veces es censurado por la sociedad, que nos hace actuar como autómatas sin alma y razón.
Que tal que nos enteráramos, o que nos atreviéramos a ver que nuestra vida es una farsa, en nuestra sociedad estamos como la última película del gran Kubrick, con los “Ojos bien cerrados”. Además de una crítica a los reality shows donde la vida queda al descubierto de las otras personas, que se divierten de ver la vida privada de otros las 24 horas del día, pero no son capaces de dedicarse a sí mismo unos cuantos minutos. No tenemos identidad, y la sociedad y todas sus armas no nos permiten conocernos a nosotros mismos, donde se encuentra la clave de todo conocimiento.
Es una hermosa película, con muchas reflexiones, una puesta en escena muy buena, una genial banda sonora, y con excelente actuaciones también. Carrey demuestra que lo difícil es dominar la comedia, en donde es protagonista de excelente primeros planos. Recuerda a otra de sus grandes actuaciones como le fue en “Eterno resplandor de una mente sin recuerdos” junto a Kate Winslet.
Además es una película que crítica muchas cosas, como nos manipulan a través de la televisión, etc. Nos pone a pensar y reflexionar sobre nuestra vida y nuestra sociedad. Es una película recomendada para disfrutar y reflexionar. Posiblemente después de verla no mires a tu alrededor con los mismos ojos, y te preguntarás si nos están viendo en realidad. Pero recordemos que tenemos varios Gran Hermanos presentes, esos lugares donde publicamos nuestra vida a cada momento. . .
El final, es bueno pero Weir posiblemente decidió darle un rumbo menos dramático, lo que no le permite ser una obra maestra. Para entender esto, hay que verla.
8/10
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