domingo, 20 de septiembre de 2015

Tríptico de la Infamia (Pablo Montoya)

Pablo Montoya



La primera vez que escuché sobre Pablo Montoya y su Tríptico de la Infamia, fue en la edición del 2015 del Hay Festival de Literatura en la ciudad de Cartagena de Indias. Estuve en tres de sus conferencias e intervenciones, donde la mayoría eran enfocadas a la novela histórica. Desde que lo vi y escuché en la primera charla, quedé fascinado por su palabra y sobre lo que expresaba él mismo y los otros panelistas sobre su novela. Montoya trasmite erudición y fascinación sólo en su discurso, como quedó más que demostrado en el discurso de aceptación del Premio Rómulo Gallegos 2015, precisamente por su novela, “Tríptico de la Infamia”. A continuación dejo en enlace del discurso:



Cuando escuché el título, pensé que ya lo había escuchado antes. Luego el mismo Montoya en una de sus intervenciones mencionó la Historia Universal de la Infamia de Jorge Luis Borges, y me percaté que mi memoria me había confundido. Montoya mencionó el texto de Borges como inspiración en el título. 

Tríptico de la Infamia” es una novela histórica densa, ágil, profunda, poética y rigurosa, entre otros más adjetivos, que se divide en tres partes. Tres partes, donde cada una tiene el nombre de tres artistas que vivieron épocas convulsas y de violencia entre Europa y la recién “descubierta” América y las guerras religiosas del siglo XVI: Jacques Le Moyne, artista, ilustrador, cartógrafo y pintor de Diepa, miembro de la expedición Jean Ribault al Nuevo Mundo, cuya labor era dibujar lo que veía, los paisajes, las personas, las acciones… el segundo, François Dubois, pintor de Amiens, autor de “La matanza de San Bartolomé”, una de las masacres durante las guerras de religión en Francia en el siglo XVI… Y finalmente el tercero, Théodore de Bry, orfebre, grabador y autor de Lieja. 

En la primera parte con Le Moyne, nos embarcamos en la recién descubierta América, y observamos todo desde el punto de vista del artista. Le Moyne tiene una función dentro de esta expedición, y es dibujar lo que ve. Es testigo del terror y del atropello a una civilización ya existente, y al mismo tiempo parece ser el único que reconoce la belleza y las virtudes de los pobladores de América. Por ejemplo, uno de mis fragmentos favoritos de la parte de Le Moyne, cuando se maravilla con las pinturas y los colores de los indios en su cuerpo:

"... el pintor pudo concentrarse mejor en sus observaciones y trató de entender la novedad pictórica que se le develaba. El cuerpo para los indios, fue esta su primera conclusión, era como una gran tela que, a su vez, podía dividirse en diferentes espacios. No parecía ser lo mismo pintar sobre la espalda y el pecho, que hacerlo sobre los lóbulos de las orejas y las yemas de los dedos. Tal consideración fue volviéndose compleja en medio de una suerte de perplejidad sin pausa. Conque el cuerpo es para esto, pensaba el francés, mientras veían a un indio desnudo y tocado de líneas, círculos y rombos como un inmenso pavo real. Y existe para mostrarlo al modo de una obra itinerante..."

En la segunda parte, con François Dubois, el terror se traslada a la misma Europa. Pero aún así  hay referencias al primer artista. Lo que inmediatamente nos hace pensar en el sentido cronológico que Montoya ideó para la selección de cada uno de los artistas. En uno de los episodios de la segunda parte Dubois habla sobre la obra de Le Moyne, al que llamaron posteriormente “El pintor de los indios”. Dubois se muestra incrédulo y argumenta lo loco que estaba Le Moyne al comparar su arte con el de esos indios del otro lado del continente:

En alguna ocasión señalé, para gran molestia suya, que era demasiado desmedido comparar las pinturas corporales indígenas, de las que él mostró algunos motivos llevados en un cuaderno, con el arte que nuestros maestros ejercían en las iglesias y palacios. Mi opinión, en general, es que ambas expresiones no se pueden comparar. Jacques, en cambio, era incansable al decir que los indígenas manejaban el color mejor que nosotros y se mostraban más imaginativos. Pero, preguntaba yo incrementando su efervescencia, ¿conocen la perspectiva y la técnica del retrato y el desnudo? Incluso me tornaba irónico al suponer que Le Moyne pondría en el mismo nivel las largas declamaciones poéticas que hacían los nativos americanos, y que él decía haber escuchado de viva voz, con los vastos poemas de Homero, Virgilio y Dante”.

Pero también se observa, que gracias a Le Moyne y otros sobrevivientes también pudieron enterarse de la tragedia acontecida al otro lado del océano. Al igual que su relación y discusiones con el joven ministro Simon Goulart, que lo alentaba siempre a pintar el terror, porque era una forma de preservar la memoria. 

Goulart cree, por ejemplo, que es fundamental escuchar esas versiones del infortunio. Pero no solo escucharlas, sino escribirlas. Que se debe hacer hasta lo imposible para que se conozcan tales testimonios y queden como un registro para las generaciones futuras. Ese es el argumento, por lo demás, con el que el ministro intenta convencerme de que vuelva a pintar. Goulart piensa que el arte debe denunciar el desgarramiento que este siglo ha vivido. Yo me acomodo mejor, sin embargo, a la idea de que el verdadero artista siempre es ajeno a esas contingencias y logra salir adelante cuando enfrenta los enigmas de la belleza y su equilibrio. Goulart piensa que libramos una batalla religiosa y política posible de ganar. Yo creo que la única batalla que nos incumbe es aquella que muestra al hombre su propia locura y su desesperación, y que toda victoria en estos campos es engañosa. Goulart sostiene, y en ello es coherente con su oficio, que es posible reformar al mundo. Yo me aventuro a creer, aunque lo hago reservadamente, pues no ignoro la ciudad que habito, que allá cada quien con su credo y que ojalá algún día todos los hombres comprendieran de una vez por todas que es más sensato establecer en silencio y en soledad las conversaciones con Dios, y no pregonarlas como si fueran de interés comunal”.

“Cuando quería tomar distancia frente a lo que pintaba, dirigía mis pasos hacia el Sena. Ese río, que tiempo después se llenó de sangre, era el reflejo de mi recogida amplitud. Las barcas surcaban sus aguas y en sus remeros no reconocía ningún rasgo de Caronte como tampoco vinculaba su caudal con el que Dante describe en el círculo más recóndito del averno.
Empecé a entender que toda la ciudad es una moneda de caras simultáneas. Allí brota el ángel y allá el demonio. En este lado surge con una lucidez súbita la sabiduría y en este la bruma de la locura”.
  
Y en la tercera parte, con Théodore de Bry, siguiendo el orden cronológico de la obra, De Bry fue el grabador y autor de varias de las imágenes que se conocen hoy en día sobre la colonización y llegada a América. De hecho, se encargó del grabado de varios de los dibujos realizados por Jacques Le Moyne. De Bry también representa la reflexión sobre los horrores acontecidos al otro lado del océano, la vergüenza y el compromiso con la humanidad, la memoria y el pasado. Montoya se acoge a este personaje para plasmar también parte de su argumento propio, analizando algunas de sus obras, como los grabados religiosos de Adán y Eva o el Arca de Noé, donde el autor escarba en la posible simbología y crítica que de Bry supo plasmar en sus grabados. Al mismo tiempo que se reflexiona sobre algunas prácticas consideradas aborrecibles por los europeos de algunos nativos americanos, como el canibalismo. 

… Conozco algo de ella (selva) por los viajes que he hecho al Putumayo y a la Amazonia colombiana. Pero mi conocimiento de esos bosques vírgenes es vago, superficial y prejuicioso. No idealizo la selva ni la condeno. Simplemente es un vasto territorio que ignoro. A veces creo que esos árboles juntos y atravesados por ríos inmensos son la madre y padre de todas las cosas. El corazón, el cerebro, el alma, los pulmones del planeta…

Y dentro de esta tercera parte de De Bry, hay un mini capítulo titulado “América”, que es bellísimo. Si pudiera lo pondría completo a continuación pero me representaría mucho trabajo, y es mejor que cada lector lo descubra de forma personal. Es un canto de De Bry sobre América, un continente al que nunca viajó pero que lo imaginó y vivió a través de sus lecturas y los dibujos que contemplaba de los viajeros y artistas de las expediciones. 

Sé que mi acercamiento a América y a sus hombres es limitado. Pero cuando pienso en lo que sucedió allá, concluyo que fue mejor no haber visitado ese continente. Me invade un consuelo, al saber que no toqué sus ínsulas y su tierra firme y que mis manos no se mancharon directamente del delito. Aunque Montaigne, me atrevo a creer, pensaba en una suerte de pedagogía dulce y progresiva para los indígenas, basada en ejemplos de orden moral y no religioso, considero más bien que ellos podrán acceder a la luz solo cuando Europa los deje a su libre albedrío…

En síntesis, la novela tiene precisión y rigurosidad histórica, que nos muestra la ardua labor de Pablo Montoya en la investigación y construcción de esta novela. La búsqueda de los personajes, de la coherencia y la cronología; además de gran valor literario que tiene, entre las tres partes intercala entre la primera y tercera persona, en algunos capítulos el mismo Montoya interrumpe de forma sutil la narración y sigue toma voz propia en el relato, introduciendo aspectos del proceso de investigación que lo llevó a distintas ciudades y varios años. Pero además del manejo del tiempo y la voz narrativa, de la investigación y su rigor, y sus virtudes como ensayista, también se hace visible de forma brillante el del escritor virtuoso, hay partes tan hermosas, poéticas y bellamente escritas que fluyen como un río. Una recomendación al lector, aunque quizás haya partes complejas y densas, que necesiten de búsqueda de diccionario, no desistan y simplemente denle tiempo. Me parece una estupenda novela histórica, una novela de gran valor y un documento histórico necesario que todos deberíamos leer, para analizar y reflexionar sobre nuestro pasado, nuestra identidad y nuestras raíces.  


(9/10)


A.S.B


sábado, 12 de septiembre de 2015

Colombia, Magia Salvaje (Mike Slee)

Mike Slee



Primer documental filmado en alta calidad que muestra parte de la historia natural del país, su biodiversidad, su fauna y su magia salvaje. Fue un proyecto del que no sabía prácticamente nada, y que ha sido publicitado en el último mes de su estreno. Desde el tráiler se podía apreciar la calidad de las imágenes, y cuando se dio a conocer el equipo detrás de la producción, no podías ser conservador en cuanto a las expectativas. 

Iniciando por el director, Mike Slee, reconocido director de documentales sobre la naturaleza, en especial de trabajos para la televisión, lo que se hace visible en Magia Salvaje, que tiende en muchas ocasiones al formato televisivo. El director, quien también determinó el ritmo del guión y las decisiones de montaje y edición, quizás no de forma tan acertada. Ya que claramente se observan desordenen en la estructura y en el orden de las escenas a mostrar, que aunque se guíe por un mapa en gráfico para dar coordenadas a los espectadores en cuanto al espacio geográfico, en ocasiones se pierde el recorrido, no se nombran los lugares y se dan saltos a destiempo. Aunque el objetivo del director, según sus propias palabras, fue hacer énfasis en los animales, su belleza y fragilidad para tener una mayor cercanía y consciencia al público. 

Y aunque eso me parece muy bonito, y creo que es efectivo en ese recuerso, preciso desvela otra de las falencias del guión en cuanto al mensaje que se quería trasmitir. Pudo ser un bello documental sin guión ni ruta, como se han hecho documentales como “Samsara” (2011) y “Baraka” (1992) de Ron Fricke, que son poemas visuales sin narrativa, sin voz, pero que de forma poderosa dan un interés y atención a la imagen y las escenas propias y naturales, que lo hacen un trabajo hipnótico y una experiencia sensorial inolvidable. Pero “Magia Salvaje” si tiene guión, narración y voz, como todos esos bellos documentales de Natgeo y Discovery Channel. Si bien se habla de la biodiversidad, de la flora y fauna, también hay mensajes de lo importante que es Colombia en todos estos aspectos, del origen del hombre, de la consciencia ambiental, de mostrar los rincones que seguramente los colombianos no conocen, etc… muchos mensajes, que por ejemplo, sentí que en las escenas de la parte de la minería y el daño al medio ambiente en el país, que es tan importante y grave, sólo se menciona como simple comentario sin ahondar mucho… lo que para mi representa poco compromiso por el simple hecho de referirse a ciertos temas, y la forma en la que se presenta. Y el problema en la forma, sigue evidenciando problemas en el guión y la concepción de las ideas. 

Siguiendo con el equipo de producción, Bob Cranston, un reconocido fotógrafo de la vida natural y la vida submarina, fue el encargado de filmar todas las imágenes submarinas, que quedaron muy bellas. Y el director de fotografía Richard Kirby también hizo un excelente trabajo en las tomas terrestres y áereas. 

El documental fue inspirado en el documental “Home” según sus productores, ese trabajo de Yann Arthus-Bertrand, que recorrió más de 50 países vistos desde el cielo, mostrando la grandeza y belleza natural de cada región y país. Pero en el documental “Home” no sale Colombia, y esa fue una de las motivaciones de los productores, que viajaron a reunirse con Yann Arthus-Bertrand para conocer de la experiencia y que les permitiera hacer un trabajo similar pero netamente en Colombia, uno de los países con mayor biodiversidad en el mundo, luego de Brasil, lo que nos queda muy claro luego de ver el documental. “Magia Salvaje” también bebe del documental hecho para la televisión, “Planeta Tierra” de Alastair Fothergill, otro reconocido director de documentales naturales, y contaba con el guión de David Attenborough, reconocido científico naturalista.  

Otra de las estrellas del equipo de producción fue el compositor David Campbell, muy reconocido en el cine e industria musical, que coordinó la orquestación con música compuesta por distintos artistas colombianos. Algo que estuvo de más para mí, aunque hay algunas muy afortunadas, en especial la de aquellos artistas que se tomaron el trabajo de crear por medio de las imágenes. Pero el problema del trabajo de Campbell fue atiborrar los 90 minutos de duración del filme con acompañamiento musical, haciendo que los sonidos naturales de las escenas se vieron eclipsados en muchos momentos. Lo que es un grave error. En especial por la narración constante y excesiva de Julio Sánchez Cristo, en algunos momentos describiendo obviedades que estamos viendo, con frases clichés y de cajón que empañan la belleza de la imagen. 

Claramente, hay momentos donde creo que la narración es pertinente, en especial si tenemos en cuenta que es un material para todo público, y que cumplirá la función de ser pedagógico. Pero relamente hubo momentos que no necesitaban ser narrados. 

Pero siguiendo con lo positivo, me pareció muy interesante la reflexión sobre el equilibrio de la naturaleza, la cadena alimenticia y el ciclo de la vida. Un ciclo perfecto de la naturaleza donde la muerte es otro proceso. Y al recordad la llegada del hombre hace miles de años a las costas de América, y su proceso de distorición y destrución, sin llegar al aprendizaje de las especies ancenstrales, aprovechando su estatus de ser el mayor depredador. Me pareció muy acertado y coherente.

Sobre las imágenes y escenas no tenga ninguna queja, muy bellas todas. La secuencias de los animales muy cuidadas, la del colibrí, los caimanes, el jaguar, la aves en la islas de Malpelo y Gorgona, la travesía de los cangrejos de Providencia hacia al mar, entre otras, me parecieron muy buenas, bellas, duras y de alta calidad. De igual forma las tomas áereas de los estupendos paisajes de cada región de forma individual, descubriendo nuevos lugares e impresionado como imagino que quedaremos todos, con la Serranía del Chiribiquete, que es un lugar antológico. 

Creo que a pesar de todas las críticas que podamos encontrar en este documental, es muy valioso este primer trabajo documental e importante que s ehaya hecho. Esperemos que como está ocurriendo en el plano de la ficción, con el tiempo vayamos avanzando un poco más a nivel local en el plano documental, buscando mayor tendencia hacia la calidad artística en todos los elementos de una producción. Por lo tanto, y me alegra que se esté incentivando, que todos los colombianos deben ir a verlo y disfrutarlo, saldremos más consicentes de algunas cosas, nos maravillaremos y sin dudas saldremos con la tarea de anotar en la agenda de próximos viajes. 


Trailer de Colombia Magia Salvaje







Crítica sobre el documental Colombia Magia Salvaje



Crítica sobre el documental Colombia Magia Salvaje



Crítica sobre el documental Colombia Magia Salvaje



Crítica sobre el documental Colombia Magia Salvaje

jueves, 3 de septiembre de 2015

600 Millas (Gabriel Ripstein)

Gabriel Ripstein



Continuando con el rescate de reseñas de películas que vi en el FICCI. Es turno para “600 Millas”, una película que ha estado sonando mucho en el transcurso del año en distintas premiaciones, desde su estreno en el Festival de Berlín, donde consiguió el premio a la mejor primera película. Ópera prima de Gabriel Ripstein, hijo del reconocido director mexicano Arturo Ripstein.

Escrita y dirigida por Gabriel, el filme cuenta la historia de Arnulfo Rubio, un joven de Sinaloa que se encuentra incursionando en el negocio del tráfico de armas de Estados Unidos a México. La película inicia justo cuando Arnulfo se encuentra en una tienda de Estados Unidos con otro joven amigo norteamericano en una tienda de armas. Podemos ver la facilidad con la que pueden acceder a esta compra, un tema que ya otras películas han abordado con éxito. Teniendo en cuenta ese precedente de películas sobre este tema, la película también presenta un interrogante al inicio, ¿qué van a hacer los dos chicos con esas armas? Lo primero que uno puede pensar, ya que no tenemos ninguna información, es alguna masacre de las que suelen suceder en USA. Pero pronto los jóvenes, en especial Arnulfo, el mexicano toman nuevo rumbo y pasan la frontera. Un día los jóvenes son descubriertos por un veterano agente de la ATF, que se embarca en un viaje con Arnulfo para descubrir las raíces del negocio… pero descubrirá muchas más cosas. 

La película traía muy buenas credenciales, además del galardón en Berlín, presenta en su elenco al excelente actor Tim Roth. La película inicia de forma muy prometedora, algo que me sorprendió desde el inicio como hasta la mitad es la capacidad de contención, ya que el espectador piensa que en cualquier momento puede pasar algo, pero se logra mantener el tiempo y esa atmósfera opresiva y de peligro, manteniendo la tensión. Luego asistimos a una especie de road movie donde los dos personajes centrales atraviesan diversos problemas en el cruce de la frontera, y donde se conocen un poco más. 

Lamentablemente la película no se mantiene, y en la segundo mitad, a pesar de que hay mayor acción, de repente todo resulta disparatado y confuso, lo que muestra ciertas falencias en el guión y un muy mal montaje. Te queda la sensación al final de decepción, ya que piensas que pudo haber sido una mejor película, si hubiese sido mucho mejor contada y editada, ya que tenía suficientes ingredientes. Pero al final, se quedo en lo interesante y las buenas intenciones de un nuevo novato y promesa del cine mexicano.


6/10



Trailer de 600 millas





Tim Roth



Crítica sobre la película 600 Millas



Crítica sobre la película 600 Millas